10: ¿Estás segura?
─¿Eres su Doppelgänger?
Norman no podía creer lo qué estaba viendo ante él, no quería creerlo pero era la verdad, estaba viendo a un hombre con rasgos muy similares a los de Ray, pero si lo analizaba más de cerca se notaba qué no era él.
Siete años, habían pasado siete años y por fin Norman estaba cara a cara con el asesino.
─Así es.. ─Confirmó. ─Tardaste siete años en encontrarme y por fin estamos frente a frente. ─Sonrió.
─Créeme, no pienso dejarte ir. ─Le dijo el albino. ─Vas a pagar por haber asesinado a mis amigos y a Ayshe.
El contrario solamente solto una sonrisa sádica para luego hablar.
─Nunca voy a olvidar, sus gritos de dolor y desesperación, fue tan.. excitante. ─Habló. ─Esos dos casos fueron fáciles ya qué tuvieron la mala suerte de confundirme con ese tal Ray, más que nada su propia esposa, fue tan excitante ver como moría. ─Agregó el hombre, por lo qué Norman solamente apretó los dientes, furioso. ─Descuida, Norman, yo tampoco pienso dejarte ir esta vez..
De un momento a otro, el contrario saco un arma y comenzó a disparar en dirección al albino, por suerte, este llegó a esquivar los disparos.
Norman le apunto al contrario, disparandole en una de sus piernas para inmovilizarlo, sin embargo, el hombre trato de huir hacia unos bosques de la zona, por lo qué el albino lo siguió rápidamente.
Estuvo un tiempo persiguiendolo, hasta qué el hombre por fin paro cerca de un pequeño lago y volvió a apuntar a Norman con su arma.
─¡Suelta el arma o me veré en la opción de disparar! ─Ordenó el albino, apundandole con su arma.
El contrario solamente solto una risa sádica para luego dispararle a Norman en la pierna derecha, sin embargo, este también le disparó en el abdomen para luego verlo caer al lago.
El albino suspiraba agitado y adolorido por la herida en su pierna. De un momento a otro, los demás policías llegaron y llamaron a una ambulancia para luego ir a sacar el cadáver de aquel asesino del lago.
Mientras sus heridas eran tratadas, Norman veía de reojo como se llevaban el cadáver de aquella persona que tanto había buscado por años, a su vez, este sentía una sensación de paz en su interior, sintiéndose más tranquilo.
─Lo hice chicos, finalmente, atrape a ese desgraciado.. ─Pensaba Norman con una leve sonrisa en su rostro, la cual expresaba tranquilidad.
─¡Norman! ─La voz de Emma se hizo presente, está se notaba preocupada. ─¿Estas bien?.
─Si.. ─Norman sonrió. ─Por fin lo atrape, Emma, finalmente lo hice..
Emma solamente sonrió para luego abrazarlo con cuidado, por unos momentos había logrado sentir la respiración del albino sobre su cuello.
─Posiblemente mi trabajo aquí haya terminado. ─Dijo él, a lo qué ella se separó del abrazo. ─Sólo estaré aquí otro mes y cuando termine de resolver los últimos casos pendientes volveré a mi ciudad.
─¿Ósea qué después de un mes te vas a ir? ─Preguntó Emma con una sonrisa en su rostro, entristecida.
─Si. ─Respondió Norman rascándose la nuca. ─Escucha, Emma..-
─Lo siento, me están llamando por teléfono, ¿Me disculpas unos momentos? ─Dijo la pelinaranja, con una sonrisa nerviosa en su rostro.
─Claro. ─Dijo el albino.
Emma se alejó un poco de allí, guardando su teléfono en el bolsillo y suspiro pesadamente, derramando alguna qué otra lágrima. No debió ilusionarse con Norman, aún más sabiendo qué este tarde o temprano se iba a volver a su ciudad.
Sin embargo, la pelinaranja no pensaba rendirse y le iba a confesar lo qué sentía al albino, la rechazara o no, iba a hacerlo cueste lo que cueste.
( . . . )
La fiesta había acabado, todo había sido perfecto y no hubo ningún herido.
Ray se encontraba saliendo de aquel salón, relajado y sintiendo una leve brisa tocar su rostro.
─¡Ray! ─Escuchó la voz de Anna detrás de él. ─¿Te vas en esa dirección? ─Preguntó apuntando con su dedo en una dirección en específico.
─Si. ─Respondió. ─¿Porque lo preguntas?.
─Yo también me voy en esa dirección, y me gustaría acompañarte, claro, si no es molestia. ─Habló la de cabellos rubios con una leve sonrisa.
─Claro, no hay problema. ─Dijo el azabache, para luego darse media vuelta para comenzar a caminar, a lo qué la contraria lo siguió.
Ambos comenzaron a caminar por aquella zona, en silencio y sin decir ni una palabra. Anna miraba de reojo el paisaje y Ray sólo la miraba a ella.
─Fue genial lo qué hiciste en la fiesta, eres un buen actor, hasta por poco yo casi me lo creo. ─Habló Anna, soltando una risita. ─Aunque dudo qué alguien como tú se llegue a enamorar de mi. ─Pensó.
─Anna.. ─Ray detuvo su caminar, a lo qué Anna lo miro. ─Tengo que decirte algo.. lo qué yo dije en esa fiesta, lo dije de verdad.
─ . . .
Anna, por su parte, se quedó sorprendida ─y levemente sonerojada.─ por lo qué acababa de escuchar por parte del azabache.
─Entiendo perfectamente si no quieres corresponder mis sentimientos, pero siento qué valió la pena intentarlo y..-
─Ray.. ─La rubia lo interrumpió.
─¿Si?. ─El azabache la miro.
─Tú me gustas, de verdad. ─Declaró la chica con una bonita sonrisa en su rostro. ─Y me gustaría estar en una relación contigo..
Ray, por su parte, se quedó sorprendido y trataba de ignorar el leve sonrojo que se había formado en su rostro. No sabía que decir ante esa confesión, pero tenía en claro qué era hora de seguir adelante y pasar página.
La relación no podría funcionar, pero por otro lado si podria hacerlo. Ya que, a veces había que arriesgarse y eso era lo qué Ray iba a hacer.
─A mi también, me gustaría estar contigo, Anna. ─Confesó el joven, con una leve sonrisa en su rostro.
Anna se acercó un poco más al contrario, uniendo sus labios con los de este para luego terminar besandolo. A su vez, el azabache correspondió.
( . . . )
Había pasado un mes desde que atraparon al asesino y Norman ya había resuelto los últimos casos qué le quedaban por resolver.
Las pesadillas ya no eran tan frecuentes como antes, finalmente, se encontraba más tranquilo y sentía qué se había quitado un peso de encima.
Norman se encontraba empacando sus cosas para irse del hotel, ya qué su trabajo en ese pueblo había terminado.
Sinceramente, la idea de irse mucho no le agradaba pero debía hacerlo, a pesar de qué en su ciudad su vida era bastante monótona y aburrida.
Salió de su habitación, con su maleta, dejando todo como estaba. Se despidió de Ray y de Emma, la cual no parecía muy feliz de qué el albino se fuera pero hacia un esfuerzo por sonreír.
Ray, por su parte, no estaba tan triste ya qué se veían seguido, sin embargo, se sentía apenado por Emma. También se lo notaba un poco feliz por la compañía de Anna, con quien había empezado una bonita relación.
Aunque sentía algo de preocupación por la reacción de su hija, pero tendría qué encargarse de ello.
Norman, a su vez, salió del hotel a esperar aquel taxi. El día era nevado, igual qué la primera vez que llegó.
─¡Norman, espera! ─Se escuchó un grito de Emma detrás de él.
─Emma.. ─La miro. ─¿Qué es lo qué pasa?. ─Preguntó.
─Porfavor.. no te vayas. ─Suplicó la de cabellos cortos, sollozando. ─No puedo dejar qué lo hagas, tú me importas demasiado, tú.. me gustas.
Emma se acercó lentamente a Norman, quien estaba sonrojado y sorprendido por dicha confesión.
─Se qué posiblemente tú no sientas lo mismo, pero por lo menos quería decírtelo. ─Dijo Emma. ─Entiendo perfectamente si vas a rechazarme.
─Emma, yo no dije qué no. ─Sonrió, Norman. ─Sin embargo, tengo miedo qué lo nuestro sólo sea pasajero.
─¿Le dijiste a Ray qué había qué arriesgarse y tú te vas a echar para atrás?. ─Le preguntó Emma. ─Yo quiero estar a tú lado Norman, no pienses en el futuro, piensa en lo qué está pasando ahora y si no funciona, está bien, no sabes cuáles van a ser las vueltas de la vida.
─Emma.. ─Norman sonrió. ─Si, quiero intentarlo.
La pelinaranja sonrio y se acercó al albino lentamente, para luego besar los labios de este, a su vez, el albino le correspondió felizmente.
Ray y Anna los miraban desde la ventana, riendo por la situación y sintiéndose felices por ellos.
Ahora mismo, Emma también se había sacado un peso de encima.
WRITTEN BY ALICE...
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