08: Un poco de descanso
Ya habían pasado unas semanas desde la muerte de Paula y el caso de Nigel había quedado cerrado.
Ray se encontraba, en estos momentos, en la cafetería hablando con Anna y bebiendo un café con algunas galletas.
─Y dime, Ray.. ─Anna tomó un pequeño sorbo de su té. ─¿Trabajas de algo en específico?.
─Soy fotógrafo. ─Respondió el de cabellos negros. ─Aunque en estos momentos decidí tomar un descanso por unos meses.
─Oh, ya veo. ─Dijo la rubia con una leve sonrisa en su rostro. ─Bueno, yo trabajo de medio tiempo en el hotel y también estoy estudiando medicina en la universidad. Sin embargo, suelo trabajar en arreglos para fiestas o bodas, de vez en cuando.
Ray y Anna habían comenzado a juntarse en la cafetería desde hace un mes, se habían hecho buenos amigos y de vez en cuando charlaban por mensaje. El azabache seguía hospedado en aquel hotel por lo qué, en algunas ocasiones, se cruzaba a la rubia.
─Debe ser agotador. ─Supuso Ray, para luego darle un sorbo a su café.
─Un poco, pero te acostumbras con el tiempo. ─Dijo Anna. ─¿La niña con la qué viniste anteriormente es tu hija?
─Si. ─Respondió. ─Puede que no sea de sangre, pero lo es todo para mi.
─Darías tu vida por ella ¿No es así?
─Si, lo haría.
Ambos continuaron hablando de algunas cosas en particular, asimismo, Ray notaba a Anna más sonriente después de su pérdida y eso lo alegraba en cierta manera. La rubia, por su parte, se sentía cómoda al lado del azabache y era agradable charlar con él de vez en cuando.
Luego de un rato, Ray decidió pedir la cuenta y los dos se retiraron del lugar. Mientras caminaban hablaban un poco para no aburrirse.
─Así qué, luego de qué vayas a esa boda te irás. ─Soltó Anna, pensativa.
─Si.. ─Ray suspiró. ─Tenía planeado irme antes, pero decidí tomar un descanso y dejar a Jemina con mi madre. ─Le dijo, haciendo una mueca de disgusto por lo último.
─Tranquilo, yo también no tengo muy buena relación con mis padres.
─No es qué no tenga buena relación, es sólo qué, a veces, tenemos nuestras diferencias. ─Comentó el chico.
Anna asintio con la cabeza, asimismo, ambos no pudieron evitar reír un poco por ello. Ray, por su parte, sentía agradable la compañía de la chica y, según él, su sonrisa era hermosa.
"¿Esta bien como me estoy sintiendo?."
Era una pregunta que comenzó a rondar por la cabeza del azabache, quien se estaba comenzando a sentir atraído por la rubia. Sin embargo, estaba en dudas si lo qué sentía era pasajero o no, tenía miedo de arruinar su amistad con la chica por algo qué posiblemente no durará mucho.
Apenas hace meses se conocían y Ray tenía miedo de no poder olvidar ese sentimiento y qué siguiera creciendo más y más. Además, pensaba que posiblemente Anna no se sentiría de la misma manera o qué quizá tenga un novio y él no lo sepa.
─Ray. ─La dulce voz de la rubia lo saco de sus pensamientos. ─¿Pasa algo? Estas muy pensativo.
─¿Eh? ─El azabache la miró. ─No, tranquila, estoy bien solamente pensaba un poco. ─Respondió.
La rubia, nuevamente, asintio con la cabeza para luego continuar caminando al lado del azabache, quien no paraba de pensar sobre sus sentimientos hacia la mencionada.
Finalmente, ambos llegaron al departamento donde la joven de cabellos rubios se encontraba viviendo. Por fuera se veía simple pero bonito, sin embargo, era pequeño.
─¿Vives sola? ─Preguntó Ray, mientras miraba de reojo el lugar.
─Si. ─Respondió Anna. ─Antes lo compartía con mi ex-novio, pero bueno, la cosa no duró mucho. ─Le sonrió.
─Ya veo.. ─Suspiró. ─¿Así qué estás soltera? ─Preguntó, curioso.
─En estos momentos, si. ─Respondió la de cabellos rubios.
Luego de eso, ambos jóvenes se despidieron, Ray miro como Anna entraba a su departamento y luego se dio media vuelta para irse de allí.
( . . . )
Las pesadillas continuaban y aquellas pastillas ya no estaban ayudando mucho. A su vez, Norman estaba recostado en su cama, moviéndose de un lado a otro y comenzando a sudar.
Se agarraba de las sábanas, soltando suspiros mientras murmuraba pidiendo qué todo parara de una vez, dejando caer alguna qué otra lágrima en el proceso. Asimismo, dichas voces surgían de nuevo en su cabeza para recordar qué él tenía la culpa de todo.
Las visiones de sus amigos muertos volvían y las voces se volvían cada vez más fuertes en la cabeza del albino.
─Norman.. ─La voz de Emma se había hecho presente. ─Norman, despierta. ─Lo llamo, nuevamente, moviendolo para qué despierte.
Luego de varios intentos, el de cabellos blancos, finalmente, se despertó de aquella horrible pesadilla. Asimismo, su rostro tenía alguna qué otra lágrima.
Lo primero qué vio al abrir los ojos, fue la bonita sonrisa de Emma, quien lo miraba con una expresión tranquila mientras sostenía su mano, la cual en esos momentos estaba temblando.
─¿Estas bien? ─Preguntó la de ojos verdes, mirándolo.
─Si.. sólo fue un mal sueño. ─Le respondió el albino, limpiando las lágrimas de sus mejillas. ─¿Qué haces aquí? ─Preguntó.
─Vine a buscarte, toqué varias veces pero no respondías y como vi qué la puerta estaba sin seguro decidí entrar a ver qué pasaba. ─Le respondió. ─Yo.. lo siento, no quise molestarte.
─No importa. ─Dijo Norman, para luego ponerse de pie. ─¿Para qué querías venir a buscarme?.
─B-Bueno.. ─Emma desvío la mirada. ─Como tienes el día libre, me preguntaba si querías qué te llevará a conocer un poco más el pueblo.
─ . . .
Norman, ante las palabras de Emma, se quedó pensando por unos momentos. Asimismo, miro de reojo a la chica de cabellos anaranjados, quien esperaba una respuesta del albino.
─No tengo mucho qué hacer y el estado de mi brazo no me ayuda mucho, así qué si. ─Habló el joven, a lo qué la de cabellos cortos sonrió.
─De acuerdo, te esperaré en la puerta de entrada. ─Dijo la chica para luego salir de la habitación.
( . . . )
─Entonces, tu madre vive en Rusia ¿No? ─Preguntó Norman, mientras caminaba junto a Emma.
─Así es. ─Respondió ella. ─Cuando puede viene a visitarnos, se la pasa mucho de viaje pero tengo una buena relación con ella. ─Dijo con una leve sonrisa. ─¿Qué hay de tus padres?.
─No tengo muchos recuerdos de mi madre, murió cuando tenía unos dos años, en cuanto a mi padre, él tuvo accidente y falleció, por lo qué desde qué tengo once años me crió mi tío. Aunque mi relación es algo fria y cortante con él. ─Comentó Norman, en un semblante serio.
─Oh.. lo siento. ─Dijo Emma, apenada por lo qué escuchó.
─Tampoco voy a quejarme, tal vez mi tío haya sido algo frío conmigo pero su personalidad ya era así desde siempre. Mi padre, por su parte, era un poco menos estricto que él. ─Dijo. ─Ahora él mismo dirige la empresa qué mi padre tenía anteriormente.
─Ya veo.. ─Emma se quedó pensativa un rato. ─Oye, hay un acuario muy bonito cerca de aquí, ¿Te gustaría ir?.
─De acuerdo.
Ambos se dirigieron a dicho lugar, entrando a un lugar oscuro qué era iluminado por las aguas azules qué habían en esas grandes peceras.
Norman, por unos momentos, se detuvo a mirar unos peces que le habían llamado la atención. Emma, por su parte, se lo quedo mirando a él por unos segundos enfocándose en sus labios, preguntándose a si misma si debía dejar de ilusionarse.
─¿Debería arriesgarme? ─Se pregunto Emma, en su mente. ─Debo admitir qué es bastante lindo desde esta perspectiva..
La chica sacudió su cabeza en señal de negación, sabía qué no podría haber algo entre ellos ─a pesar de qué la regla de no salir con compañeros de trabajo había sido cambiada y ahora si era algo qué estaba permitiendo en el departamento en el que ambos trabajaban.─ ya qué Emma no estaba segura de qué a Norman le interesaron ese tipo de cosas.
Aún así, ella no pudo evitar tomarlo de la mano y entrelazar los dedos.
─¿Emma? ─Norman la miro confundido, sin darse cuenta de qué estaba un poco sonrojado.
─Los peces son muy bonitos ¿No lo crees? ─Habló Emma, apartando la mano con nerviosismo, tratando de cambiar de tema sobre el asunto.
─S-Si.. lo son.
Emma podía notar qué Norman se encontraba nervioso pero no incómodo, lo cual le pareció raro. Sin embargo, no dijo nada más y solamente sonrio para luego mirar los peces.
Norman la miró de reojo, con una expresión tranquila, para luego dirigir su vista hacia los peces. Aquel paseo y los lugares a los qué ella lo llevo lo habían hecho relajarse un poco y olvidarse del trabajo por un momento, cosa con la qué él estaba agradecido.
Ambos miraban esos bonitos peces, sin embargo, ninguno de los dos se quiso soltar de la mano del otro.
WRITTEN BY ALICE...
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