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𝓟𝓻𝓲𝓶𝒆𝓻𝓪 𝓿𝒆𝔃

Tardaron un buen tiempo abrazadas en la bellísima tarde del día anterior. No hicieron muchas cosas, solo le preparo un poco de comida y platicaron un poco. Tampoco tuvieron intimidad por que cuándo estaban por hacerlo Sana se sentía agotada luego del largo vuelo lo único que quería era dormir. 

Como era su último día, tenían planeado un perfecto día de paseo en dónde le mostraría a Sana algunos lugares para que conociera un poco más. Ya que estaban al otro lado del mundo, sería muy injusto que la japonesa no conociera nada. Su boleto debió ser muy caro como para que se quedaran encerradas, así que planeó algunos lugares que podrían visitar.

—Levántate Sana, debemos desayunar para poder ir a central parkLa sacudía. Se decía a si misma que después de 4 años siguiera como una niña pequeña—Sana, despierta—Repetía Dahyun.

—Solo unos minutos másSe quejaba intentando ocultar su rostro entre las sábanas.

—Si no despiertas, te tendré en abstinenciaLa amenazó con mucho orgullo.

Se estaba por levantar para volver a la cocina pero Sana la detuvo. Ya estaba sentada en la cama con una mirada de pocos amigos.

—¿En serio te atreverías a hacer eso?Preguntó nerviosa Sana.

—Solo vamos a desayunar ¿De acuerdo?Le dijo cariñosamente.

—¿Me puedes dar un beso pequeño?—Cuando lo termino de decir alzó un poco su rostro cerrando sus ojos—Uno pequeño—Recalcó.

—De acuerdo japonesa tontaRió Dahyun.

Se acercó para darle un ligero besito en los labios. Sana quiso intensificarlo pero falló en el intento cuándo se ganó un ligero empujoncito que la hizo caer de nuevo entre las sábanas.

Dahyun no preparo nada por que no tenía nada ya, tuvo que ir para comprar unos aperitivos para que desayunaran y se fueran a su recorrido. 

—Ahora que lo pienso ¿En dónde aprendiste inglés?—Preguntó Dahyun bebiendo un poco de su jugo de naranja.

—El señor zhou nos lo enseño. Dijo que podía ser importante, eso es todo—Respondió sincera Sana—No se me da del todo bien, pero tampoco soy estúpida.

—Pensé que ya conocía todos tus talentos ocultos pero me doy cuenta que aún no todosRió sincera Dahyun.

Comieron tranquilas, Dahyun de vez en cuando le limpiaba la boca a Sana con una servilleta por que se manchaba ligeramente con la comida. Recogieron todo para poder arreglarse, aún era medio día por lo que tenían mucho tiempo. 

Primero intentó bañarse la menor pero sana siempre intentaba entrar con ella. Sabía las dobles intenciones, pero no la dejó salirse con la suya. Parecía un perrito que estaba en celo, simplemente no dejaba de encimarse en ella y siempre quería que le esté dando besitos en cualquier parte de su cuerpo.

Sana no había llevado equipaje solo una pequeña mochila consigo. ¿Cómo alguien podría viajar solo con eso? Le tuvo que prestar una camisa, la verdad es que le encantaba ver a Sana con camisas se veía muy hermosa para sus ojos. 

Iban caminando por las grandes calles de New york la japonesa parecía niña pequeña. Todo lo que no reconocía le tiraba de la blusa a Dahyun para que lo mirara con ella. 

Era como si recién se hubieran conocido, era como si aún estuvieran descubriendo sus sentimientos y poco a poco se fueron entregando de nuevo. Era como si creyera aún que Sana era pudiente por sus padres, era como si siguiera saliendo con Tzuyu y ella con Jackson. Así se sentía estando de nuevo, era como si el tiempo no hubiera avanzado tanto.

Recorrieron toda la ciudad dando vueltas, vueltas y más vueltas. Fueron al central park por unos helados, querían caminar solo un poco y poder platicar mientras veían el enorme lago que estaba ahí.

—¿Como te fue con tus padres?—Pregunto curiosa Dahyun. Sabía que iría a verlos pero nunca le contó que sucedió exactamente.

—Ellos me pidieron perdón—Trago saliva Sana— Los vi realmente arrepentidos. Me ofrecieron pagarme los estudios, pero me negué.

—¿Por qué lo hiciste era una buena oportunidad para ti?—Dahyunno entendía nada.

—Por qué querían que me quedara en japón con ellos. Yo no quiero eso para mi ¿Sabes?—Rió la japonesa—Los perdoné al final de todo, nunca los odie realmente. De hecho, ahora tengo una inversión con ellos y nos está yendo bien. También tenemos varios proyectos en corea, ahora hacemos las cosas bien.

Le alegraba escuchar que todo en su vida iba perfectamente. Por fin había dejado su pasado atrás para poder vivir su presente y futuro con un nuevo comienzo.

—¡Me encanta escuchar eso!—Dijo muy emocionada Dahyun— Te veo más saludable, más feliz y brillante.

—Todo es gracias a ti que puede aspirar a salirme de esa oscuridad que rodeaba mi vida. Te dije que me convertiría en alguien que te mereciera.

—No importa quién fuiste, eres y te volverás, siempre te querré tal y como eres, mi pequeña sana.

Dahyun se paró de puntitas para poder pegar sus narices en un gesto tierno.

—¿Que paso con Bae?—Pregunto curiosa Dahyun.

Hace unos 4 meses que volví a saber de ella. Se fue un tiempo de corea, luego de que descubrieran la casa y el cuerpo de Jackson. Me la encontré en una de esas fiestas a las que fui con Momo y Mina de inversionistas, nos felicitó—Sonrió Sana.

—Sirvió de mucho todo ese dinero que lograron juntar entre todas ustedes—No podía dejar de mirar a Sana.

—Sí, ahora tengo mi propio departamento en la misma zona de siempre para cuando regresemos a corea—Expresó sincera y con orgullo.

Dahyun se puso demasiado roja, no podía con la sinceridad de Sana y como lo soltaba sin pena. Se sentaron en unas bancas cerca del enorme lago, comían tranquilas sus helados y se sujetaban la mano en ocasiones y muchas veces sana se burlaba por como se mancho un poco la blusa Dahyun por un poco de helado derretido. Aún no creía que estuviera al lado de Sana disfrutando de un pequeño helado.

—Veo que te has recuperado luego del incidente—Recordó Dahyun.

—Sí, aún me sigo manteniendo en forma—Le sonrió de vuelta. 

Sana se acerco para dejarle un beso en la mejilla, le había dejado la marca de labial. 

Se tomaron de las manos y siguieron caminando. El clima era muy agradable, el airé era fresco y todas las personas parecían amables. 

Le mostró un par de lugares más, ya empezaba a anochecer y no quería que se les hiciera más tarde.  Regresaron a su pequeño departamento, aunque primero fueron a cenar un poco para que ya no tuvieran que ensuciar nada más y el departamento estuviera listo para mañana. Sana se sentó de nuevo en el sofá y Dahyun a su lado. Estaban en silenció rosando sus pequeños dedos.

Dahyun quería llorar pero Sana la abrazó para que no lo hiciera.

—Que hice para merecer a alguien como tú—Decía mientras se limpiaba sus lagrimas.

—Te amo, princesa.

Sana con cuidado miro un poco su rostro, primero mordió sus labios de Dahyun y la jaló para que chocara con su cuerpo. Rozaba sus labios y sus narices en un acto tierno.

—Quiero recordar este día y ahora no me detendré—Le susurro.

Acariciaba la entrepierna de Dahyun, pego sus labios con los de ella. Se quitó el abrigo, la blusa y sus pantalones quedando solo en ropa interior. Lo mismo hizo con Dahyun que no puso demasiada resistencia. Metió sus manos encima de su brasiel para poder desprenderse de su cuerpo. Al principio besaba sus labios, sentía su lengua recorrer su boca y por sus caricias lo disfrutaba.

Baja sus besos hasta el cuello de Dahyun, ella solo le jalaba un poco su cabello. Acariciaba toda su piel que estaba ya relajada. Con mucha facilidad la alzó logrando que la menor rodeara su cintura para poder llevarla a su habitación. Ya en la cama Sana se subió encima de ella para poder besarle todo el cuerpo, bajaba a sus pechos y subía a su cuello, y oreja.

Dahyun rasguñaba la espalda de sana con mucha delicadeza, tenía miedo ya que tenía tiempo que no lo hacían.

Sana bajaba hasta su abdomen dejando una cadena de besos, escuchaba el corazón de Dahyun latir demasiado rápido al igual que su respiración, le causaba ternura. Mordía un poco el abdomen, jugaba con su lengua y eso hacía estremecer por completo el cuerpo de Dahyun. Mientras se encontraba jugando con los pezones de la menor, sana metió sus dedos dentro de su ropa interior y con sus dedos jugaba con el clítoris de la menor. Ya estaba muy mojada y eso que todavía no había hecho su trabajo ahí abajo.

—Te amo, Sana—Decía Dahyun entre jadeos.

Sana levantó sus piernas de Dahyun y la llevó hasta sus hombros dejándola en una posición un poco incómoda.

—Vamos a jugar un juego—Afirmó Sana—No te haré nada si no me pides que lo haga.

Al terminar de hablar sana empezó a besar sus piernas, pasaba su lengua, le daba pequeñas mordidas que hacían gemir a Dahyun. Eso le hacía sentir satisfacción.

Dahyun parecía no querer ceder a los juegos de la japonesa. Pero su fuerza de voluntad empezó a quebrarse cuándo sentía la respiración en su centro, en verdad necesitaba que lo hicieran aunque se sintiera una puta diciéndole o prácticamente rogándole.

—¿No quieres?—Pregunto inocente Sana quién hizo una voz cute—Solo tienes que pedirlo—Volvió a repetir.

Por favor, hazlo—Pidió Dahyun.

—¿Hacer que?—Fingió que no escucho.

—Sana, por favor—Pedía Dahyun.

El ver su rostro demasiado rojo, hizo que no quisiera seguir torturándola. Mordió sus labios y llevó su lengua en su centro, hacía círculos con su lengua y la menor no tardó en jadear. Tenía su respiración demasiado agitada, sus manos sujetaban aquellas sábanas de su cama. Sana la miraba para ver que en verdad lo estuviera disfrutando, no quería lastimar o hacer algo que le incomodara.

—¡Ah!—Gritaba en repetición Dahyun.

Quería controlar sus ganas de saltar hacía Sanay ser ella la que le de placer. Sana bajo con cuidado sus piernas, regreso para besar su cuerpo que ya estaba caliente. Sus pezones estaban duros, y se veía realmente cansada.

—¿Quieres que pare?—Pregunto inocente Sana.

—No, continua...

Sana volvió a besar sus labios, devorarlos y morderlos. Se sentía tan bien como sus labios se dejaban dominar por ella, como se dejaba ser guiada y que hiciera todo lo que quería. Sin pensarlo penetraba a Dahyunr con sus dos dedos de siempre, eso solo lograra que se sintiera dominante al sentir el centro de la menor y los incontables gemidos que le daba.

Las sabanas de aquella cama estaban siendo sujetadas con mucha fuerza por una pequeña chica pálida que fuera de doler, lo disfrutaba rotundamente. Era como se sintiera bendecida por sentir las caricias de Sana de nuevo, ni ella misma podía creer que estaba con la japonesa.

Los gemidos esparcidos por toda la habitación, el sudor cubriendo sus cuerpos y la desnudez de ambas era un arte que solo ellas podían apreciar. Luego de terminar estaban abrazadas, Sana había quedado muy cansada y Dahyun se percató cuándo sintió la respiración muy agitada de la japonesa.

Dahyun se levantó, se puso la camisa que sana tenía para poder tomar un poco de agua que estaba sedienta. La pequeña terraza que tenía su departamento no tenía una gran vista pero estaba aceptable.

—¿Por que te fuiste?—Pregunto sana soñolienta quién llevaba las sábanas para cubrir su cuerpo.

— ¿Te gusta la vista?—Preguntó Dahyun.

—Es muy bonito—Respondió alegre—. Pero nada se compara con verte a ti—Sonrió Sana y abrazó por detrás a Dahyun— ¡Quiero que te vengas a vivir conmigo!

Realmente esas palabras no se las esperaba ni en sus sueños más locos.

—No quiero desperdiciar más tiempo separadas. Pensé en decírtelo antes pero no me diste oportunidad, quiero que vivamos juntas y usemos aquellos abrigos de pareja que tenemos. 

—No sé cómo a veces puede dudar siquiera de tus sentimientos hacía a mi. Ahora me doy cuenta que tu eres quién más ama en nuestra relación, no es justo—Gruño Dahyun— Si quiero, quiero quedarme junto a ti.

—Gracias por dejarme entrar a tu corazón, princesa. Esta vez será eterno, al menos en mi corazón así será. Prometo que mi amor nunca te abandonará y te hará dudar siquiera un segundo.

Y ahí estaban las dos dándose un beso que sería su recuerdo más bonito. Sus labios se recordaban perfectamente, normalmente siempre era sana quién guiaba pero ahora era Dahyun quién con mucho cuidado le daba ese beso, ese beso por el que mataría.

—Te amo—Decían entre susurro Dahyun.

—Te amo—Le respondió Sana.

Aquellos corazones heridos estaban ahora más fuertes que nunca. Recordaron la primera vez que se miraron junto a lágrimas, no era como si hubiera imaginado que se quedaría con aquella chica estúpida de las carreras de motocicleta con la que ni siquiera estableció una conversación. Su visión del futuro era diferente, no se perdió del camino pero logró algo mucho mejor de lo que se imaginaba. Tenía todo lo que deseaba, estudiaba en la universidad de su sueño y estaba con la chica que amaba.

Agradecía todas esas malas experiencias porque gracias a todo lo malo en sus vidas es que su amor es tan fuerte, tan único y tan de ellas. Ahora lo sería para siempre en sus corazones y nada podía arruinar algo que con mucho esfuerzo lograrlo.

—Gracias por ser tan estúpida el día que te conocí.

—Gracias por usar aquella vestimenta que llamó mi atención...

Reían como si todo fuera un mal sueño y ahora todo fuera un dulce sueños como siempre debió ser. No pedían nada más, eran muy distintas pero eso las hacía una pareja especial. Todo empezó en aquella carrera en seúl.

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