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𝓟𝓻𝒆𝓼𝓪𝓰𝓲𝓸

La noche de Sana fue más inesperada de lo que pensó más aún cuándo su querida novia Dahyun no tuvo idea de lo que sucedió.  Cuando regreso a casa no le hizo ninguna pregunta, ya que se encontraba durmiendo muy cómoda en la cama, mientras abrazaba una de las enormes almohadas que decoraban. 

Antes de irse a dormir le dio un pequeño beso en su frente para luego meterse a darse un baño pequeño e irse a dormir. Pero, por más que intentó conciliar el sueño se vio interrumpida en varias ocasiones por lo que prefirió ir a un cuarto que contenía su equipo de entrenamiento personal. Tenía un enorme saco de boxeo el que era su favorito, era el único que utilizaba más aún cuándo su sangre hervía de coraje y desesperación.

Le daba fuertes golpes al saco acompañado de patadas con todas sus fuerzas. Era más fuerte que antes, porque ocupaba su mente en su entrenamiento para poder sobrellevar lo que tuvo que pasar cuándo se tuvieron que separar. Ahora lo demostraba más.

A la mañana siguiente luego de que terminó yéndose a la cama a las 5 de la madrugada, tenía unas enormes ojeras que cubrían casi todo su rostro. Se despidió de su pequeña novia Dahyun y fue directamente a su oficina. Esperaba con ansias a que le llegara esa llamada dándole las buenas noticias para poder imaginarse la enorme sonrisa que tendría en su rostro cuándo le estuviera contando. Tal como lo planeó de esa manera fue, podía escuchar los gritos viniendo de todo su ser, sus pequeños ojos cerrados y la perfecta sonrisa que decoraba su rostro todos los días.

Dahyun era una chica perfecta, llena de vida, alegría y humildad. 

Todo su ser se sentía con mucha felicidad, se sintió útil por una vez en su vida. Cuándo toda tu vida fuiste utilizada para bienes de otras personas no puedes evitar sentirte mal. Muchas de las veces eso era lo que dominaba su mente, totalmente. 

—Sana—Susurro una chica de cabello corto de nombre Mina—. ¿Puedo pasar? 

—Adelante—Le susurró de vuelta a su mejor amiga—. ¿Qué es lo que necesitas?—Pregunto muy tranquila hasta su amiga noto lo calmada que estaba su voz.

—Vine a traerte lo que me pediste—Sacó una pequeña caja entre sus manos poniéndola sobre el escritorio—. Lo miré antes de traerlo, lo siento. Pero, es demasiado bello.

Sana lo sujetó con ambas manos quienes parecían solo querer temblar mientras lo intentaba abrir con mucho cuidado. Lo que contenía era un precioso anillo de compromiso, no quería tocarlo con sus manos sucias o eso pensaba respecto a que en verdad era muy hermoso el anillo. Mina la miraba con determinación, esperaba esa misma reacción de su mejor amiga... cuándo se trataba de Kim Dahyun siempre se ponía de esa manera sin importar la situación. Si alguien quería hacerle daño a Sana la única que podía siempre sería Dahyun quién era su debilidad.

—¡Es muy bonito, Mina!—Dijo con su voz baja, pero terminó gritando por la alegría—¡Gracias!—Volvió hablar con el mismo tono de voz.

Mina se levantó de su asiento en dónde estaba sentada mirando todo, caminaba hasta la puerta hasta que se detuvo a mirar de nuevo a Sana.

—Cuándo le pidas matrimonio espero que no tengas duda en tu interior—Murmuró Mina saliendo de la oficina de su mejor amiga.

Sana levantó su rostro para ver la espalda de su amiga que desapareció luego de cerrar la puerta. No entendía el porqué de las palabras de su mejor amiga, se sentía segura ¿Entonces porque pensaba de esa manera? Se levantó para salir de su oficina y tomar un poco de aire fresco en la azotea del edificio de su oficina en dónde trabajaban.

Cuándo se encontraba ahí, saco un par de cigarros de su bolsillo. Otra vez estaba agarrando ese mal vicio de nuevo, era inevitable querer dejarlo. Entre más lo intentaba dejar más lo pensaba y eso le causaba una ansiedad demasiado grande. Miraba todo a su alrededor aunque los edificios de enfrente no la dejaban disfrutar el paisaje que seúl tenía por toda la sobrepoblación. 

Mientras fumaba, escucho sonar un par de veces su celular. No tenía intención de contestar, pensaba que solo eran cosas del trabajo por lo que no le daba demasiada importancia. Quería un momento para ella sola y su cabeza, quería solo concentrarse en sí misma.

—¿En qué piensas Minatozaki?—Dijo esa voz que contenía burla.

—¿Qué haces aquí Yoo?—Pregunto Sana dándose la media vuelta para quedar cara a cara—. No veo la necesidad de que vengas aquí.

—Yo creo que si... ¿Crees que olvide lo de anoche? A la señorita Tzuyu parece no importarle mucho, pero al menos a su padre no del todo—Luego de terminar volvió a poner esa risa a medias y cerró sus puños.

—¿Quieres pelear aquí?—Preguntó Sana cerrando sus puños y poniendo en su posición de pelea de siempre.

—¿Tienes miedo?—Se rió Jeongyeon sin dejar de mirar a Sana.

Sana estaba preparada esperando a que la chica del enfrente de nombre Jeongyeon diera el primer golpe. Pero solo se encontraba parada en la misma posición que ella y eso le estaba irritando. Aunque ahora que lo pensaba mejor, pelear en dónde estaban solo despertará un escandalo que debía evitar a toda costa.

—No veo prudente continuar esto aquí—Dijo la chica de cabello corto quién tenía una expresión de enojo—. Luego te enviaré un mensaje para ponernos de acuerdo—Cuándo estaba por despedirse volvió a mirar a la dirección de Sana y se rió—Esto apenas empieza, Minatozaki—Se susurro a si misma. 

Cuándo el momento llegue, todo se vendría abajo dependiendo de cómo manejara la situación. Por la expresión que noto en el rostro de la chica de cabello corto es que nada bueno sería. Conocía perfectamente al padre de Tzuyu, no era tan terrible como lo era Bae, pero era demasiado calculador como para fallar en lo que se proponía. El recordar todo lo que les hizo pasar hizo que su piel se pusiera de gallina y tenía que esperar lo siguiente.

[Dahyun]

Dahyun quién estaba muy feliz luego de la noticia que recibió en la mañana por parte de la chica alta, arrogante y quién era nada menos que Tzuyu. No pudo evitar sonreír todo el día junto con Eunwoo quienes parecían niños pequeños festejando por haberlos felicitado por colorear y no salirse de las líneas. 

No podía quitarse esa sonrisa, ni cuando Tzuyu entraba a querer molestarla. Ya se había acostumbrado a tener que tratar con la ex novia de Sana quién parecía no querer soltar el pasado. En cualquier oportunidad decía comentarios fuera del lugar que muchos no entendían más que ella.

Fue al baño para lavarse las manos para poder ir a su hora de comida y aprovechar para ir al baño quién tenía demasiadas ganas luego de tomar dos tazas de café grandes y una tras otra. Todo estaba solitario hasta que entro a uno y escuchó que dos compañeras quienes trabajan en recepción entraron para retocarse un poco su maquillaje.

—Viste lo que sucedido anoche—Dijo una de las mujeres—. En uno de los eventos dos chicas se besaron.

—Sí lo vi, no entiendo como hay personas que no les da vergüenza hacer eso en publico—Respondió la otra chica que venía con ella y también la escucho rechinar los dientes—. Incluso dicen que la señorita Tzuyu tiene ese tipo de gustos la han visto con una chica un poco más baja que ella de cabello castaño ¿No es extraño?

Dahyun quién estaba aún en el baño escocondida mientras evitaba hacer algún ruido para no ser descubierta. Cuándo escuchó la descripción de la chica con la que se vía Tzuyu no pudo evitar pensar en su querida novia Sana, pero no tenía sentido porque no llegaba tarde. Recordó que salió en la noche, entonces tenía que haber sido ayer que se vieron a escondidas. Cuándo escucho que aquellas mujeres salieron salió del baño rápido. Se miró en aquel enorme espejo que casi cubría todo y se miraba a los ojos intentando tomar un poco de aire. 

No estaba tanto lo de Tzuyu y Sana, más bien sobre aquel comentario de odio que hicieron aquellas mujeres respecto a que dos mujeres salieran. Nunca lo vio de una manera diferente hasta incluso cuándo ella no tenía esos gustos, tal vez era porque todas sus amigas le gustaban las mujeres.

—¡No tiene nada de malo querer a una persona sin importar las circunstancias!—Se decía a si misma mirándose en el espejo—. No entiendo porque tienen que juzgar todo.

Luego de echarse un poco de agua en el rostro salió de ahí y se fue directo a su oficina en dónde Eunwoo estaba demasiado tranquilo sentado mirando su computadora. La volteó a ver y se dio cuenta que su expresión de felicidad no estaba más en su rostro de Dahyun.

Luego de escuchar aquellas críticas su inseguridad aumentó. Era mentira respecto a que no le importaba lo que los demás dijeran de ella y ahora mismo se preguntaba si alguien habrá hablado de esa manera sobre su relación con Sana. Miraba su celular porque estaba mandando mensajes con su novia quién saldría temprano a diferencia de ella quién tenía que quedarse un poco más tarde.

Tzuyu dio un aviso de que habría una fiesta muy importante en dónde tendrían que asistir todos de nuevo o al menos las personas que serán importantes. Sería en unos días por lo que tenía tiempo de comprar un nuevo vestido que ahí se darían a conocer luego de vender con tanto éxito la canción que escribió junto a Eunwoo.

—Deberíamos llegar juntos—Sonrió Eunwoo mientras se sentaba enfrente de Dahyun—. Ya sabes que la gente enloquece con esas cosas. Ya que tu novia no puede ir.

—Seria buena idea, así no me sentiré un bicho raro. No estoy acostumbrada a ese tipo de eventos aún—Contestó con toda sinceridad—. Me gustaría ir con Sana.

Eunwoo la miraba de una manera extraña, como si esa sonrisa se desvaneciera poco a poco de su rostro y solo dejara esa expresión sería que tenía en muchas ocasiones. 

—¿Todo está bien ahora?—Susurró el chico mirándola directamente a los ojos.

—Supongo que sí—Respondió normal pero recordaba lo que había escuchado en los baños. 

Luego de terminar de decir le pidió espacio a Eunwoo quién quería un poco de privacidad. Se la paso todo el día mirando a su celular y luego fue a recoger su pago que era mucho dinero a su parecer. Cuándo miró la cantidad pensó en que debería comprarse algo para ella y para Sana como recompensa y también para agradecerle todo el apoyó que le dio. 

Ya era un poco tarde, las calles se veían solitarias y las luces no eran de mucha ayuda. Mientras esperaba su taxi volvió a mirar su celular. Estaba parada a las afueras del edificio en dónde trabajaba pero a lo lejos en la otra esquina miraba a una persona quien llevaba una gorra puesta y eso evitaba que se le viera completamente el rostro. Esa persona miraba a su dirección mientras tenía un cigarro a la mano, era un poco más alta que Sana por la posición en la que estaba recostada un poco en ese poste de luz. 

El brillo en sus ojos se notaba, al parecer era una chica y no tenía miedo, eso lo encontraba extraño. De ser en otra persona estaría un poco preocupada pero luego de vivir muchas experiencias que para una persona normal serían traumáticas. 

Esa persona se iba acercando poco a poco a ella. No quiso alejarse porque en cualquier situación podía entrar de nuevo corriendo al edificio porque no estaba muy lejos de la puerta. Al principio la persona la pasó de largo hasta que sintió que alguien toco su hombro.

—Se te cayó tu bolso—Aquella chica le extendió su bolso para que lo tomara.

—Gracias—Respondió Dahyun tomándolo.

La chica la miraba directamente a sus ojos y luego examinaba todo su cuerpo. Se le hacía conocida, pero no recordaba en dónde la había visto antes. Tenía el cabello corto hasta los hombros, era alta y era bonita a sus ojos.

—Que linda eres—Dijo esa chica descaradamente—. Por cierto, mi nombre es Jeongyeon un gusto.

Dahyun no logro responder porque su taxi había llegado y tenía que volver a casa. Miro por la ventana y esa chica la seguía persiguiendo con la mirada Le sonrió de lejos y con su mano se despidió, no recordaba que  conocía a la chica pero lo que sí sabía es que se la volvería a encontrar.

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