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𝓟𝒆𝓻𝓭𝓲𝓭𝓪

El buscaba a Sana, el quería que volviera. Sana siempre demostró potencial, a lo que se dedicaba antes. Por eso, cuando tuvo que dejarlas ir por una apuesta, se arrepintió demasiado de su decisión. 

Era un mundo retorcido, en dónde solo importaba el poder y las personas era lo que menos le importaba. La única razón por la que quería a Sana, era por que es la persona más débil emocionalmente, y eso era un gran favor de su lado. De hacer caer a la japonesa, entonces esta haría todo lo que quisiera y lo haría como y cuándo lo pidiese. De no ser por Kim Dahyun, entonces Sana permanecería igual y seguiría en ese mundo. 

Sana pensó mucho al respecto. El padre de Tzuyu, quería verla lo más pronto posible. Sabía de antemano que nada de lo que viniera de el, sería bueno y solo traería problemas. No podía seguir huyendo, tampoco quería hacerlo porque tarde o temprano vendrían por ella. 

Dormía en el sofá de la casa de Minjoo, le pidió el favor de poder quedarse ahí. Se levantó, era un poco más de las tres de la tarde y para su buena suerte, la susodicha le preparo mucha comida para que llenara su estomago con cosas deliciosas.

Sana, veo que ya estas despierta—Dijo aquella chica con un par de platillos en sus manos—Justo iba a despertarte para que comieras un poco. 

Dejo los platos aún lado de los demás que ya estaban en la mesa. Se quitó el delantal que tenía puesto y se sentó aun lado de la japonesa. 

—¿Ya te encuentras mejor?—Preguntó Minjoo. 

Sana agacho la cabeza recordando la mala noche que la hizo pasar, por sus impulsos egoístas. Luego de aquella platica con ahora Irene. Todo en su mente se revolvió y terminó cometiendo tonterías.

—Lo siento, lo siento mucho. Yo no quería que pasaras un mal rato respecto a todo. Se que no debí intentar algo que no debía pasar—Respondió apenada la japonesa.

—No te preocupes por lo de anoche—Le sonrió para hacerla sentir mejor.

—Yo solo quería olvidarme de todo y no fue la manera correcta de hacerlo.

Minjoo se levanto de dónde estaba sentada y se paro justo enfrente de Sana quién tenía la cabeza baja y miraba al suelo. La quedaba mirando con una mirada en especial, parecía estar recordando algo y fue ahí que entendió muchas cosas respecto a la chica cuyo nombre era Sana. 

Flashback.

Era una tarde de otoño, era una nueva vida viviendo lejos de casa y tendría que hacer nuevos amigos. Todo eso le aterraba, pero no era algo que la hiciera sentir mal. Ahí estaba ella afuera de la casa de su tio mirando las hojas caer y viendo el atardecer. Lo único que le encantaba de vivir aquí, eran los paisajes y a sus dos personas favoritas.

Estaba sentada en un pedazo de madera afuera de su escuela, era la más callada de su salón y esa era una razón por la que recibía constantes burlas y también por llamar la atención de todos sus compañeros, y muchas niñas por es razón le tenían envidia.

—Pero si es minjoo—Dijo una niña a sus espaldas—Siempre queriendo hacerse la misteriosa para llamar la atención de los demás—Rió aquella niña. 

Minjoo no le tomo mucha importancia y se levanto para tomar sus cosas e irse. Ella prefería evitar todo tipo de conflicto para poder evitar y no tener ni un solo problema.

—¡Te estoy hablando!—Gritó otra de las niñas, esta vez empujándola haciéndola caer.

Se levanto, sacudió su ropa e intento continuar con su camino pero ese grupo de 5 compañeras taparon su paso.

—¿Te puedes hacer un lado? Llevo un poco de prisa—Dijo para intentar persuadirlas.

—No, todavía no hemos terminado de jugar—Respondió aquellas niñas.

—Yo si he terminado—Respondió de la misma manera Minjoo. 

Las empujo quitando las de su camino, pero eran 5 contra una que lograron tirarla en un charco de lodo que estaba muy cerca. Ensuciaron toda su ropa, tomaban fotos y reían. Le empezaron a gritar apodos ofensivos, eso si causo que sus ganas de llorar fuera más fuerte que su determinación. Se quitaba el lodo de la cara, de su ropa sería imposible de quitar y mejor lo dejo de esa manera. Estaba solamente quieta viendo como era causa de burlas de sus compañeras. 

Solo iba a esperar a que se cansaran y decidieran irse, y poder ir a casa. Pero, estas parecían querer cansarse aún. Iban a intentar volver a empujarla pero esta vez, una persona detuvo a la niña que intentaba empujarla.

—No deberías atreverte hacerlo de nuevo—Dijo la voz de esa persona que le sonrió con esa sonrisa encantadora—Deberías irte a casa—Soltó la mano de la niña de golpe.

Sana iba pasando en su motocicleta cuando observo todo y quiso ayudarla desde un principió, pero pensó que se defendería sola. Ahora se sentía mal, por no ayudarla. 

Ignoro a todas, se acerco a Minjoo para entregarle un pañuelo y limpiarle la cara que tenía lodo. Se reía, pero esta era más una risa burlona y cálida, que en vez de causarle sentimientos malos, estos los volvía buenos.

¡Hoy te vez muy bonita, Minjoo!—Dijo con delicadeza la japonesa.

—¡No te burles!—Respondió avergonzada Minjoo.

—No me burlo, tonta—Sana le puso un poco de lodo a su nariz para hacerla reír.

Ese fue el momento exacto en dónde miro a Sana de otra manera. Siempre parecía fría, distante pero era con la única que al principió mostraba otra personalidad y que tenía empatía por otras personas.

Fin del flashback.

Seguía observando a Sana, recordando aquella vez en que la salvo de un grupo de niñas que se dedicaban a molestar. Se agacho para poder ver de frente a la japonesa y que se miraran a los ojos. Alzó el rostro de Sana para que la mirara y le sonrió, le acarició la mejilla con mucho cuidado.

—Cuándo volví, estuve dispuesta a recuperar lo que nunca fue mió. Siempre permanecí enamorada de ti, pero también de Mina. Lo primero que me entere, fue que mi prima y tú, terminaron y que nunca tuvieron nada más—Suspiro Minjoo—Pregunté la razón, me sorprendió saber la historia y más cuando me describieron todo con detalles. Yo no entendía como alguien con esa descripción le hubiera ganado a Tzuyu—Se rió la chica—La primera vez que la vi, entendí porque terminaste enamorada de ella, es una persona que desborda calidez. Escogiste muy bien a quién entregarle tu corazón, Sana—Pegó su frente con la de Sana.

—Minjoo—Susurro Sana.

—Ayer, hubiera sido muy fácil para mi aprovecharme de tus emociones y hubiera sucedido algo de lo que hoy estuvieras arrepentida—Susurro Minjoo—No quiero que arruines lo que te trae felicidad, pero quiero ser un poco egoísta ¿Puedo? 

Sana se le quedo mirando unos segundos y se separó. Se miraban, pero lo único que veía es que fuera de esa personalidad arrogante, ella también había sufrido tanto.

—¿En que quieres ser egoísta?—Pregunto Sana curiosa. 

No recibió respuesta alguna hasta que sintió los labios de Minjoo acercarse lentamente hasta darle un pequeño beso de despedida. 

—Lo siento, necesitaba hacerlo—Sonrió con satisfacción—Siempre quise hacerlo. Dahyun, tiene demasiada suerte de tenerte—Se rió de nuevo pero esta vez era una risa burlona—Dile a Mina, que el día de la fiesta, no tuvimos sexo. Solo le quite la ropa porque se vomitó afuera del auto.

Sana quedo sin palabras ante las respuestas que Minjoo le daba. El simple hecho de escuchar lo de su mejor amiga, la hizo sentir mejor. Estaba arrepentida, y el saber que no sucedió nada más que un beso, eso le daría fuerza para recuperar a Chaeyoung.

El hecho de recordar lo de Mina, le hizo recordar también lo suyo. El como alguien como lo era Dahyun podía tener un padre como el que tuvo. El no era un hombre bueno, Dahyun siempre lo describía como un ejemplo, pero esta fuera de serlo. 

No podría tocarla, esas ideas las tenía en la mente. Comió algo para ir a beber un poco, quería olvidarse de todo y emborracharse hasta no recordar nada.

(𝓓𝓪𝓱𝔂𝓾𝓷)

Dahyun, estaba desayunando en el departamento. Tuvo una mala noche, sus ojos parecían hinchados de tanto llorar y sus ánimos estaban por los suelos. No quería levantarse de la cama, pero tenía que hacerlo. Tenía que trabajar o moriría de hambre. Estaba buscando algunas cosas que necesitaba, el cuarto parecía demasiado grande sin la presencia de Sana. A estas horas seguramente estuviera durmiendo o llegando de entrenar. Eso la hizo soltar un fuerte suspiro. 

Se sentó en la orilla de la cama, acarició las sabanas que estaban tendidas y suspiraba. Era como si no quisiera que todo estuviera pasando y que ahora mismo estuvieran durmiendo juntas sin separarse y de cucharita, como era su costumbre dormir. 

—A veces la realidad supera la ficción—Susurro para si misma Dahyun.

Soltó un fuerte suspiro, intentando olvidar que debía alejarse de Sana. Que estuvo bien que se lo dijera, no directamente pero si que supiera el nombre de su padre. También, se sentía mal por saber la verdad, respecto a su padre. Se lo esperaba de cualquier persona, menos de alguien como el. 

—¿Mi destino es estar con Sana?—Se preguntaba a si misma. 

Ahora que estaba completamente sola y lo estaría por un tiempo más. Intento recorrer el departamento que no conocía a fondo. En el armario en dónde Sana guardaba algunas cosas, quiso observar que había.

Al principió, le dio mucha curiosidad. Respetaba la privacidad de la japonesa y no quería verse entrometida al revisar. No encontró muchas cosas, todos eran cosas que antes había visto y otras cosas que al parecer no utilizaba. Debajo de una de las tantas cajas que bajo encontró algo que estaba escondido bajo del piso. Parecía tener una especie de seguro, recordó que en la mesa Sana, siempre dejaba un par de llaves de emergencia. Fue a buscarlos, Intentó con todas, pero ninguna funciono. 

Otra de las maneras de abrirla, era por medio de un par de números de 6 dígitos.Intento poniendo un montón de números, fecha del cumpleaños de Sana, de su aniversario y ninguna. Hasta que pensó en poner la fecha de su cumpleaños y esta vez si funciono. Trago saliva, sus manos temblaban. No quería pensar que algo malo, estuviera ahí abajo. Recordaba aquellas películas de terror, en dónde descubría cosas de su pareja que eran malas. Desde ser un asesino serial, hasta tener fetiches extraños y ella no quería eso. Al menos, sabía que lo de asesino no estaba tan alejado de la realidad.

Con mucho cuidado, levanto la tapa que cubría algo oculto abajo de su piso. Había una caja en forma rectangular que no tenía seguro alguno. Lo abrió de manera rápida y se llevo una enorme sorpresa, solo contenía armas, cuchillos y parecían muy filosos. También había un montón de municiones. Parecía que llevaba tiempo de no usarse. Levanto una de las armas y se encontró con un cuaderno que parecía ser una especie de diario. 

—Parece un diario muy viejo y desgastado—Dijo Dahyun intentando quitarle el polvo.

Lo abrió y estaba escrito, todas sus paginas estaban llenas de un montón de palabras. La primera página tenía una fecha y era escrito por Sana a la edad de nueve años. No escribía muy bien el coreano, pero se le entendía todo.

«Tengo tanto miedo, constantemente entrenamos para hacer cosas malas. No quiero hacerlas, pero no de cumplirlas, el nos castigara y los castigos aquí son muy feos. Hoy nos llevó a un cuarto, en dónde estaban tres personas con las caras cubiertas. Una de las personas parecía ser solo una adolescente, perdóname por quitarte el derecho a enamorarte y vivir tu vida »

Dahyun se quedo congelada al leer esas palabras. Era un diario personal, que contenía todos los malos días que tuvo y que causo una enorme expresión en la japonesa. Se fue a otra página de manera random, no deseaba leer más pero la curiosidad le ganaba.

 «A veces la que quisiera morir, soy yo. No tengo futuro, estoy hundida en una salida en dónde no hay retorno. Solo me utilizan, solo soy útil para cosas malas y yo nunca quise esto para mi vida ¿Entonces porque continuó aquí?»

No se puede imaginar todo lo que sufrió en el pasado Sana. Leer las páginas desde sus pensamientos, era como querer revivirlo viéndolo desde sus propios ojos. Siempre parecía tan segura, pero en el fondo siempre tuvo miedo y se odiaba por hacerlo.

—El pasado siempre sera un reflejo de nuestro presente. Te amo, Sana.

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