
𝓓𝒆 𝓿𝓾𝒆𝓵𝓽𝓪 𝓪 𝓬𝓪𝓼𝓪
Tuvieron una bonita velada, ahora sufrían las consecuencias ya que Dahyun quería volver hacerlo y Sana no pudo negarse a su petición. Tenían que tomar el primer vuelo a Seúl. Su madre junto con sus mejores amigas ya estaban contando las horas para volver Llevo casi arrastrando a Sana quién fue un dolor de muela en despertarse. Pero ahora ya estaba cargando y ayudándola con todas sus maletas. No se sentarían juntas, estaban separadas y pues era normal cuándo no compraron al mismo tiempo sus boletos.
Antes de que el vuelo iniciará se mandaban mensajes, no querían estar separadas y al llegar la menor tendría que ir a buscar sus cosas en casa de su madre. Aún no le contó que se iría ir a vivir con Sana y eso le hacía sentir emoción. Seguro su madre se volvería loca cuándo le dijera que ya planeaba independizarse, no se lo decía pero Dahyun se daba cuenta cuándo su madre sugería que vivirían de nuevo juntas.
Lo único que le faltaba era conseguir un empleo, que las personas cuando escuchara sus canciones se sintieran identificadas. En su estadía en el extranjero logró componer varias melodías, tuvo mucho tiempo libre para hacerlas y a sus profesores les había encantado. Incluso uno de sus profesores le había dado una tarjeta para que le diera una visita a su amigo quién podría contratarla muy rápido, le hablo tan bien de ella que se sentía segura de ir.
Había llevado a la mano un libro para que no se aburriera en todo el vuelo, parecía buena idea pero cuando recién despegó se terminó durmiendo. De hecho, casi todo el vuelo lo hizo. Ahora mismo su cuello dolía, pero era de esperarse luego de esa incómoda postura en la que se durmió. Lo primero que hizo al llegar a corea fue hablarle a su madre quien ya estaba esperándola muy ansiosa en la entrada. Se encontró con Sana para poder ir a recoger su equipaje y poder ir a dónde su madre por que ya quería abrazarla.
—Me siento extraña al estar aquí de nuevo. Es como si nunca hubiera vivido aquí, es un poco exagerado—Dijo sincera Dahyun quién sujeto la mano de su novia Sana.
—Estuviste mucho tiempo fuera, es normal que las cosas cambien—Rió Sana quién le dio unas pequeñas palmadas a su espalda de Dahyun.
—Lo único que espero es que nosotras no cambiemos, eso sería frustrante—Rió de la misma manera Dahyun.
—Concuerdo totalmente.
Se dieron un pequeño beso por que ambas ya querían probar de nuevo sus labios. Se daban pequeños besos por que estaban en un aeropuerto y no podrían hacer más. Las personas iban y venían, muchos esperaban a sus familiares o amigos quienes iban llegando como ella hace unos momentos. Cuándo observo de lejos a su madre no pudo evitar querer soltarse a llorar y más cuándo noto que no se encontraba sola, estaban sus mejores amigas.
En ese momento se creó un ambiente brillante, era como en esas películas clichés de reencuentros en un aeropuerto. No pudo evitar correr hasta dónde estaban y lo mismo hicieron sus amigas logrando un gran abrazo entre todas. Las lágrimas fueron las protagonistas de este tan esperado encuentro.
—¡POR FIN TE TENEMOS DE REGRESO PEQUEÑA DUBU!—Gritaron todas al mismo tiempo.
—¡LAS EXTRAÑE DEMASIADO!—Repetía con la misma intensidad Dahyun.
Sana y su madre de Dahyun eran testigos de las lágrimas.
—No vuelvas a irte de nuevo—Dijo Chaeyoung hundida en sus lágrimas, era quién más la había extrañado.
—No lo haré de nuevo. Me hicieron mucha falta, extrañaba las locuras de Nayeon, los regaños de Jihyo y a mi pequeña amiga insegura Chaeyoung quién no puede vivir sin mi—Bufó con todas sus energías. Lo necesitaba.
Todas rieron de lo que Dahyun dijo con mucho entusiasmo. Continuaron así unos segundos más, ahora venía la parte más conmovedora. Ahí estaba su madre muy quieta observándola, no había cambiado casi nada más las pequeñas canas en su cabellera negra.
—Mamá—Susurró Dahyun caminando a su dirección.
—Mi pequeña, te extrañe muchísimo—Decía su madre entre lágrimas. Era inevitable no extrañar a su pequeña y única hija.
—Y yo a ti—Le respondió Dahyun.
Extendió los brazos para poder abrazarla. Había vuelto a casa, tenía a las mejores amigas y lo mejor de todo es que ahora viviría con la japonesa. Sana se acercó en dónde estaban ya que sus amigas de la menor no dejaban de molestarla.
—Pensé que no te acercarías y que todavía me tenías miedo—Se bufó la madre de Dahyun—. Me alegra verte.
—Espero que no me odie cuando me robe a su hija y la lleve a vivir conmigo—Respondió orgullosa Sana.
—¿Es una manera de decirme que se irá a vivir contigo?—Hizo una expresión sería que puso nerviosa a Sana y sonrojar a Dahyunr por sus palabras.
Sana no sabía qué responder, miraba a Dahyun para pedirle ayuda pero estaba demasiado concentrada en no morirse por lo nerviosa que estaba.
—Me iré a vivir con Sana, me lo ha pedido y quiero hacerlo. Espero que este bien para ti—Sonrió Dahyun nerviosa.
—Me parece bien, espero cuides muy bien a mi hija.
—Siempre la cuidare como lo más valioso que es—Hizo una reverencia sana.
Esperaba que eso no fuera a cambiar.
Todas se acercaron, para poder conversar a gusto e irse. Dahyun les contó la decisión que había tomado respecto a vivir con Sana y todas parecían emocionadas. Era como si nada pudiera arruinar el gran amor que tenían. Las cosas iban demasiado bien que le asustaba, era como si no pudiera disfrutarlo por que a veces las cosas no salían como uno lo planeaba.
Fueron directo a la casa de su madre. Nayeon, Jihyo y Chaeyoung fueron a sus respectivas casas ya que saldrían en la noche siguiente para poder divertirse un poco y festejar su fiesta de bienvenida. Cuándo entró a su antigua casa le entró nostalgia, todo continuaba de la misma manera.
—Estoy de vuelta—Dijo en voz alta Dahyun.
Tomó la mano de sana para subir a su habitación. No desencaparía por que no tendría caso, lo único que haría es recoger las cosas que se llevaría al departamento de Sana.
—Princesa—Murmuró Sana— Iré a buscar mi motocicleta y vengo a buscarte, no tardaré.
—Te estaré esperando—Se acercó para darle un pequeño beso en su mejilla— Lleva mis maletas a tu departamento de una vez.
—No me extrañes, princesa—Sana se acercó para darle un beso en sus labios.
—Te espere cuatro años. Creo que estaré bien—Sonrió Dahyun.
Cuándo Sana salió de la habitación, se puso a observar su alrededor muchas cosas tenían una ligera capa de polvo. Muchas de sus cosas seguían en el mismo lugar en que los recordaba y otras ya no figuraban en su panorama.
—Hija—Dijo su madre desde la puerta de su habitación— Aún recuerdo cuándo no salías de tu habitación por estar leyendo o escribiendo en tu diario.
—El tiempo pasa muy rápido—Se acercó a su madre—¿Crees que este lista para vivir con Sana? Tengo un poco de miedo, no entiendo la razón.
—Es normal que tengas miedo. Cuándo conocí a tu padre y luego de un tiempo de estar saliendo decidimos vivir juntos para saber si funcionará o sería mejor ser solo amigos. Es un buen momento para empezar acoplarte a Sana y ella a ti, pequeña.
—Gracias por tus palabras. Tienes mucha razón—Le dio un abrazo a su madre—.Debo empacar algunas cosas y mi ropa restante.
Su madre abandonó su habitación mientras Dahyun continuaba empacando sus cosas. Lo bueno es que tenía otra maleta, no llevaría toda su ropa eso lo haría poco a poco. Lo que si se quería llevar eran todos sus libros pero los puso en una bolsa esperando a que entraran todos, pero no fue así.
Se tiró de un salto a su cama y aún continuaba suave no como la del pequeño departamento, le daba dolor de espalda a menudo. Era como si nunca se hubiera ido, se sentía como si algún estudiará en su antiguo instituto junto con todas sus amigas. Su teléfono sonó, unos eran mensajes de su grupo de amigas recordando que saldrían en la noche siguiente y no podían ocultar su emoción. Y otro era de Sana quien ya estaba de camino a su hogar.
Con unas bolsas bajo de nuevo a la sala. Ahí estaba su madre concentrada viendo una película, al menos no estaba triste. Escucho que alguien tocaba la puerta, sólo podía ser una persona. Se despidió de su madre dándole un abrazo. Abrió la puerta y ahí estaba Sana muy feliz esperándola.
— ¿Estas lista?—Pregunto una Sana nerviosa.
—Para ti siempre estaré lista—Expresó con sinceridad.
Ahora Sana tenía una motocicleta más moderna. No quería imaginarse cuánto le habría costado, seguramente muchísimo dinero. Ahora tenía una motocicleta negra deportiva, vestía una chaqueta de cuero junto con unos guantes y unos pantalones vaqueros pegados. Ahora que se lo ponía a pensar Sana antes no usaba guantes ¿Por qué ahora si?
Le ayudo a subirse, le entregó su casco y Dahyun rodeó el cuerpo de Sana con sus brazos. Aunque llevará aquellas bolsas no evitaban que la pudiera abrazar, ya no era una adolescente y ahora mismo se sentía de esa manera.
Nunca se cansaría de sentir el aire revolver sus cabellos y el aroma que se desprendía de la Sana, también de lo nerviosa que siempre estaba al andar a tan alta velocidad. Reconocía perfectamente a dónde irían, sabía que era muy probable que tuviera un departamento en su misma sección de siempre y no se equivocó. No era en el mismo edificio pero si en la misma zona.
Tardaron como media hora en llegar al edificio en dónde estaba el nuevo departamento de Sana. El de la entrada las dejo pasar rápido, subieron por el elevador y se dirigían al piso 30. Dahyun veía de reojo lo tranquila que estaba su novia, mientras ella era un mar de sudor por los nervios.
Seguía cada paso que daba Sana, miraba que el corredor era muy bonito. Las paredes blancas junto con mucha decoración rústica y moderna. Se detuvo en una de las puertas del final, con una tarjeta se abrió el departamento y con mucho cuidado entro. La decoración del departamento era moderno, se sorprendió del buen gusto que tenía Sana. Pero lo que más la dejo sorprendida es que había un enorme piano muy cerca de aquella enorme ventana.
—¡¿Un piano?!—Gritó sorprendida. No lo podía creer, era como el que había visto en aquella tienda en el extranjero.
—Sí, pensé que te gustaría tener uno. De hecho, hace tiempo pensé en regalarte uno. Momo me dio la idea pero Mina nos regaño diciendo que era muy exagerado—Rió Sana recordando esa vez en las que las tres no tenían idea de que podría obsequiarle.
—Esto es demasiado—Volvió hablar pero esta vez parecía querer llorar—.¡Muchas gracias, sana! No sé como podré pagarte todo lo que haces por mi.
—No necesitas pagarme nada. Recuerda que cada vez que mires aquel piano es como si estuviera a tu lado apoyándote, no quiero que dejes de de ser tu misma y que siempre mantengas tu escancia, esa esencia que me hace querer mejorar día con día—Sana abrazo a la menor pegandole a su pecho—Te amo, princesa.
Dahyun sujeto con todas sus fuerzas a Sana aferrándose a su camisa. Nunca se espero un detalle con esa magnitud. Todos los días le sorprendía lo entregada que estaba la chica a la que en estos momentos abrazaba.
—Bienvenida a tu nuevo hogar conmigo—Le susurro Sana con mucha delicadeza en su oído.
—Estoy de vuelta—Le respondió.
Entre susurros se decían lo mucho que se querían. El amor era tan grande al igual que un planeta entero y no necesitabas ser muy listo para no darte cuenta. En la ventana entraba la luz del sol y el reflejo de aquel piano se iba desvaneciendo de su vista para solo concentrarse en mirar a los ojos a su chica a quién tanto amaba.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro