Dahyun quién tenía un día normal, se levanto por la mañana y bebió un poco de café mientras esperaba a que Sana despertara para irse a su trabajo. Como era su costumbre ahora solía acomodarle su ropa para ir a trabajar o a cualquier lugar, le encantaba combinar los abrigos de Sana.
Le preparo su desayuno, por las mañanas le daba jugos naturales o licuados que contenían proteínas y vitaminas. También compraba el periódico para ella, era como si fuera una señora de casa en todo su esplendor y Sana fuera su esposo al que atender la diferencia era que nunca se lo pidió y lo hacía por voluntad propia.
Se levantó de la cama mirando a todos lados, observo el lado en dónde solía dormir Dahyun que no estaba, así que miro el reloj para ver que ya era un poco tarde y tenía que apresurarse para ir a trabajar que tenía muchas cosas que hacer. Cuándo salió se vistió rápidamente, ahora su ropa no estaba más arrugada porque cuándo vivía sola hubieron días en los que quemó por descuidada sus ropas y tenía que tirarlas. Sonrió al mirar a Dahyun sentada mirando la televisión mientras esperaba a que comiera. Podía mirarla mil veces y en todas se enamoraría de ella sin importar motivo o razón.
—¿Ya desayunaste?—Preguntó Sana sentándose en su comedor para poder desayunar.
—Si, no te preocupes por mi y disfruta tu comida—Le sonrió apagando la televisión.
Fue un momento a su habitación, estaba buscando unas cosas entre todas sus maletas cuando de repente cayó una fotografía entre todas sus cosas. Era la última foto de su último viaje con su padre, la última vez que lo volvió a ver porque luego de ese día no volvió más. La observó con mucho cuidado, estaban en un parque después de que le compró ese último helado, pronto sería su aniversario y tenía que ir a verlo. Lo había olvidado por completo.
Salió para reencontrarse con Sana quién aún continuaba comiendo. Había guardado todas sus cosas, tarde o temprano iría a ver a su padre. Mientras la miraba distraída leyendo el periódico se acercó para sentarse en su regazo y rodearla con ambas manos su cuello. Miraba fijamente su cuello por si encontraba alguna marca que le indicará que si se encontró con Tzuyu, estaba celosa aunque confiará en su novia.
—¿Y eso?—Preguntó Sana quién rodé la cadera de Dahyun—. Hoy debe ser mi día de suerte.
—Solo quería estar de esta manera contigo ¿No puedo?—Puso sus ojitos de cachorrito mientras con sus labios hacía unos pucheros.
—Tu puedes hacerlo cuando quieras...
Sana besaba el cuello de Dahyun dándole pequeños besitos hasta subir a sus labios en dónde mordió un poco sus labios inferiores mientras era correspondida. Lo que más destacaba de Sana era que solía ser demasiado mano larga que ya tenía puesta su mano en el trasero de Dahyun. Ambas se reían por la situación, algo que le encantaba era que cerrara completamente sus ojitos. Si ya los tenía pequeños cuándo reía se volvían tan diminutos. No podían dejar de besarse era como si no lo hicieran desde hace una semana pero lo hacían casi diario, de no ser por la alarma de Sana seguirian besándose hasta que las cosas se descontrolaron.
—Debo irme princesa—Le susurró a Dahyun en su oído logrando sonrojar por completo.
—Cuídate mucho—Le sonrió Dahyun para quitarse de encima de Sana quién necesitaba ir a trabajar.
Cuándo Sana cerró la puerta para irse entró de nuevo a su habitación. Hoy entraría un poco tarde por órdenes de Tzuyu, al menos solo ella tenía ese horario y nadie más, al principio le pareció extraño pero luego decidió solo disfrutarlo. Se metió a bañar, se arreglo como de costumbre e iría caminando, quería hacer un poco de ejercicio.
Hoy era un día fresco, se podía ver el aliento de las personas al hablar. Eran de sus climas favoritos, le encantaba usar sueter pero no era tan exagerado como lo era Sana que aún con el calor se los ponía. Hoy usaba el mismo abrigo que su novia, no estarían en el mismo lugar pero sabrían que las dos tenían el abrigo de pareja que compraron.
Metía sus manos para calentarlos un poco, olvido los guantes por quitarse tan rápido y para su buena suerte el gorro no lo olvido o de lo contrario estaría en problemas. Iba caminando mirando todo a su alrededor, estaba el parque, muchas personas y también demasiadas tiendas; le sonreía a cualquier persona que pasará sin importar si la conocía o no.
Luego de unos 40 minutos de caminar estaba por llegar a su trabajo y ahí estaba de nuevo aquella chica recostada en la pared mirando su celular. Cuándo levanto la mirada se encontraron con sus ojos y era un poco incomodo para Dahyun.
—Nos volvemos a encontrar, eso si que es una coincidencia—Rió la chica de nombre Jeongyeon caminando un poco a Dahyun.
Dahyun solo le sonrió e intentó continuar avanzando pero la chica no se lo permitía. Aunque se fuera para un lado también la seguía y le tapaba el paso.
—¿Necesitabas algo?—Preguntó desconcertada Dahyun antes las acciones de la chica.
—No, solo quería saludarte y decirte que hoy te ves muy bonita—Le coqueteo descaradamente como la noche anterior—. Eso era todo—Se hizo aún lado.
Solo le sonrió, continuó su camino y no quiso voltear a mirar atrás. Le parecía demasiado extraño que estuviera aquí, nunca la había visto en ningún área. De tanto estar sumergida en sus pensamientos no se percató de que chocó con Tzuyu logrando casi hacerla caer al suelo.
Ninguna dijo nada, lo único que hizo fue una reverencia como disculpa para seguir avanzando. Lo único que pensaba es que debería decirle a Sana que parecía que la estaban siguiendo o incluso a Eunwoo por si algo sucedía fuera. Su compañero venía de la oficina de la taiwanesa con una expresión seria pero luego de mirarla le volvió la sonrisa a su rostro corriendo hasta dónde se encontraba.
—Te tengo buenas noticias—Dijo con una voz aniñada—. Nos pidieron cantar en la próxima fiesta ¿Estás de acuerdo? Tzuyu, me lo acaba de sugerir.
Quedó totalmente sorprendida, tenía tiempo que no cantaba para muchas personas y por lo que observó de la fiesta pasada es que si iría muchas personas.
—Estaría bien. Cuando cantamos juntos siento una conexión que me da seguridad—Respondió con sinceridad logrando hacer que su sonrisa de Eunwoo creciera aún más.
—Siempre he dicho que tendremos una relación especial—Le guiñó el ojo para irse al baño.
Tzuyu quién estaba en la puerta la miraba de reojo sonriendo poco a poco. A veces no entendía a esa chica o lo que planeaba, primero rechazaba su demo, luego lo aceptó y ahora hasta un dueto le dio. No quería aceptar que era signo de su buena suerte porque nunca la tuvo, si no todo lo contrario cada cosa buena que le sucedía venía cargado de mucha mala suerte.
[Sana]
La japonesa llegó a tiempo a su trabajo cargado con mucho sueño y ni porque se tomo 3 tazas de café se mantenía un poco despierta, lo único que consiguió fue unas ganas inmensas de ir al baño. Salió para ir a buscar a sus mejores amigas pero ninguna había llegado aún; luego le decían que era ella la in responsable. Intentó matar su tiempo revisando algunas cosas cuándo de repente escuchó sonar su celular con un número desconocido, no era el numero desconocido con el que normalmente la molestaban este era diferente pero no entendía la imagen que le enviaron.
Lo único que le tranquilizaba era que Dahyun no le paso ninguna queja de algo sospechoso. Sabía que pronto sería la fiesta en dónde no tenía permitido ir más, así que quería darle un regalo para felicitarla.
Término todos sus cosas y salió al centro comercial en dónde había una joyería muy importante, tenía en mente comprarle solo un dije para decorar aquel hermoso collar que nunca se quitaba. Algo que amaba Dahyun con todo su corazón aparte de ella era su piano y la música, así que pensó en comprarle algo con esas formas. Cuándo llegó se puso a mirar a todos lados, no encontraba nada de lo que se imaginaba, incluso preguntó pero estaba esperando haber si encontraban algo. Luego de un rato, una chica que parecía tener unos 20 años le enseñó algo que llamó su atención y lo terminó comprando sin pensarlo más, quería darselo hoy mismo para que lo llevará en su día especial.
No sabía qué hacer, así que camino a una heladería cercana, estaba en una heladería del enorme centro comercial intentando matar un poco de tiempo para darle la sorpresa a su querida novia de piel pálida por ir a buscarla. Comía, disfrutaba su helado que se derretía poco a poco, hasta que sin fijarse mancho un poco de su abrigo. Se intentó limpiar la mancha con una servilleta pero parecía no querer irse de su abrigo, podía ser una pequeña niña cuando intentaba comer y no pudo evitar reírse de si misma.
Termino de comer su helado para poder irse, pero se encontró a Mina quien traía un casco de motocicleta con ella misma que recién compraba. Eso le pareció extraño a Sana, porque su mejor amiga tenía mucho tiempo sin manejar una motocicleta desde que inicio su relación con Son Chaeyoung.
—Sana, que bueno que te encontré—Dijo muy animada la japonesa acercándose a Sana muy sonriente—. Necesito que me acompañes a un lugar. Recién me compre otra motocicleta y quiero ir a probarle en donde siempre.
Sana la quedó mirando por unos segundos volviendo a sonreír. También se sentía de la misma manera que ella, el tener un cambio de vida muy repentino era algo que pocos entenderían.
—No necesitas mencionarlo, tenemos que ir— Otro día le daría el obsequio que le compró con un poco más de calma—. Solo le mandaré un mensaje a Dahyun para avisarle que llegaré un poco tarde.
—Te veo en el estacionamiento—Se despidió Mina con unas palmadas a la espalda de Sana.
Sana saco su celular para enviar un rápido mensaje y seguir a Mina quién estaba ya cada vez más lejos. Cuándo se refería al lugar de siempre era el mismo lugar en dónde se encontró por primera vez a Dahyun. Tenía años que no iba por esos lugares, todo su ser se sentía demasiado animado. Casi no iba, no porque tuviera miedo o algo así, solo que recordaba todas esas veces en las que solía divertirse con sus dos mejores amigas ahí y era nostálgico.
La nueva motocicleta de Mina era igual de veloz que la de Sana, solo que era un modelo más nuevo y actualizado. Pero iba muy bien con la personalidad ostentosa que podía llegar a tener. Llegaron al lugar en dónde no habían tantas personas, aún era temprano y era de esperarse, no quisieron esperar y empezaron ambas chicas.
Iban, venían y se reían cuando alguna de las dos terminaba perdiendo pero la mayoría de las carreras solo eran ellas dos contra sí mismas porque las demás personas no le daban competencia. Las horas se iban como gotas de agua se desvanecen en la tierra cuando aterrizan. El sol se oculto para darle la bienvenida la noche y entre más tarde era más personas parecían llegar, muchos de ellos las reconocieron de inmediatos personas que las llegaron mirar correr tiempo atrás y los que eran nuevos las desconocían completamente y hasta subestimaban. Un hombre de aparentemente unos 30 años chocó su hombro con el de ambas intentando pasar por en medio de ellas.
—¡Porque no te fijas!—Se quejo Mina demasiado molesta mirándolo con el ceño fruncido.
El hombro solo parecía querer reírse, lo termino haciendo logrando hacer enojar aún más a las dos japonesas quienes parecían querer asesinarlo.
—¿Tanta risa no?—Intervino Sana muy molesta con aquel hombre—. Deberíamos resolverlo de una manera más pacífica no quiero que termines en el hospital.
—¿Hospital?—Volvió a reírse el hombre—. Las únicas que terminaran de esa manera son ustedes—Respondió con orgullo mostrando su perfecto brazo bien trabajado por el gym.
—¿Entonces no tendrás miedo de competir contra nosotras?—Esta vez la que respondió fue Mina demasiado irónica.
—Acepto—Hizo una sonrisa burlona—, pero si pierden ya veremos lo que sucederá, perras.
Ambas se rieron de aquel comentario, tenía tiempo que no les decían de esa manera. No tenían intenciones de querer perder, solo querían jugar con el un poco para divertirse e ir felices a sus casas. Todos quedaron demasiado sorprendidos por la discución y ahora eran el centro de atención, más cuándo se pusieron en marcha para empezar. Primero eran solo ellos tres, pero de la nada una cuarta motocicleta aprecio en el lugar y ninguno sabía de quién se trataba. Le dirían algo pero aportó el dinero necesario para competir.
Sana y Mina la miraban, podían notar que se trataba de una chica por la silueta de su cuerpo. Era igual de alta que ella y las miraba, no se veía con el enorme casco que cubría todo su rostro pero lo notaban, se sentía demasiado. Hizo sonar el motor de su motocicleta para hacerlas volver a la realidad y empezar.
Ahí estaban concentradas en su camino, cuándo se escucho el disparo fue la señal para arrancar. En primer lugar iban Sana junto con Mina y un poco atrás la chica desconocida, mientras que el hombre creído iba demasiado atrás. Iban demasiado confiadas que en una curva un tanto peligrosa bajaron la guardia que terminaron siendo rebasadas por esa chica. Intentaron alcanzarla pero era demasiado inutil porque en la siguiente curva tomó aún más ventaja y llego primero a la meta. Todos miraban a la chica extraña, muchos otros aplaudían y los demás solo se limitaban a mirar.
Cuándo llegaron a la meta, ambas se detuvieron y se quitaron sus cascos sorprendidas, nadie nunca antes le habían ganado a las dos. Ambas se bajaron de sus motocicletas y estaban con sus bocas abiertas de lo sorprendidas, fuera de estar enojada se sentían felices porque realmente se divirtieron.
—Sana, Mina—Dijo alguien a sus espaldas.
Miraron a ver de quién se trataba y era la chica de antes, la que les había ganado.
—¿Te conocemos?—Preguntó Sana un poco confundida.
—Soy Minjoo...
Sana abrió un poco más los ojos, ese nombre lo conocía a la perfección y no solo ella si no también su otra mejor amiga que quedo igual como ella o peor. Tenía demasiado años que no la veían, tampoco supieron qué fue de ella todos esos años, pero ahora no podían creer que fuera ella.
¿Quién era Minjoo? ¿Que fue en su vida? Solo ellas sabían la respuesta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro