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𝑀𝑜𝓂𝑒𝓃𝓉𝑜

Sana quién fue sacada de la fiesta. Se quedó un momento afuera, su mano le dolía un poco por el mal golpe que le dio a ese hombre. No se quitaba esa imagen de la cabeza, el simple hecho de que intentó tocarla le cabreaba. No pensó en que todo se complicaría, se sentiría culpable si por su culpa la echaban de ahí. No tardó en salir Dahyun preocupada buscandola. No se había percatado que estaba sentada debajo de un árbol muy grande agarrando sus rodillas.

El viento soplaba, no tenía abrigo por que lo olvido adentro. Caminaba a dónde estaba Sana con su rostro oculto entre sus rodillas. No le importo dañar su vestido ni sus zapatillas. Recostó su cabeza en el hombro de la japonesa.

-¿No crees que es una noche muy bella?-Habló Dahyun jugando con los cabellos de Sana.

Sana levantó un poco su rostro para mirarla con aquellos ojos brillosos llenos de arrepentimiento y odio. Siempre ponía esa cara cuándo sentía culpa o sentía que lo arruinó por completo.

-Princesa-Susurro Sana muy despacio- ¿Qué haces aquí?

Dahyun solo le sonrió. Observó la mano que estaba un poco roja del golpe. La tomó con sus dos manos y le dio un pequeño beso cerca de sus nudillos. No le gustaba verla de esa manera, eso hacía que su corazón se rompiese.

-Deberíamos irnos de aquí-Se le ocurrió una idea a Dahyun-, vamos.

Sana la quedaba viendo, vio que Dahyun estaba extendiendo su mano para que se levantara. Fueron corriendo hasta a la motocicleta da la japonesa. No entendía lo que estaba sucediendo.

-Yo te indicaré en dónde tienes que ir ¿De acuerdo?-Le guiño el ojo a Sana, quién asintió.

Le iba indicando las calles en las que tenía que ir para poder llegar a algún lugar. Se estaban alejando de la ciudad, por suerte tenía mucho combustible para que no tuviera que hacer ninguna parada. El frió se iba sintiendo cada vez más, no habían edificios ni sobre población.

Dahyun le indicó que parara, al parecer ya habían llegado. Entraron por un camino de flores, estaba un poco obscuro pero le sujetó la mano a Sana. Tenía mucho tiempo que no venía aquí, era su lugar secreto, era el único recuerdo que tenía de su padre.

La guiaba hasta un campo en dónde estaban las flores y un montón de árboles a su alrededor. Justo enfrente había una fuente, ella recordaba este lugar en otoño. Se llenaba de personas conviviendo con sus familiares alejados de la ciudad.

-¿En dónde estamos?-Preguntó Sana, quién veía a su alrededor.

-Cuándo era pequeña, habían días en el que me sentía mal. Era pequeña, solía ser molestada en la primaria, nunca deje que eso me afectara-Suspiro recordando todo lo sucedido- Muchos chicos me hacían bullying por mi tono de piel, solo por ser más blanca. No lo decía pero mi padre siempre se daba cuenta que no había algo bien en su pequeña hija.

Dahyun caminó un poco más adelante. Sana estaba apunto de decir algo pero le indicó que guardara silencio.

-Creo que nunca te he contado muchas cosas sobre mi. Este lugar es muy valioso para mi, aquí me traía mi padre cuándo me sentía triste-La menor se volteo a mirar a Sana- Ahora tu estas triste por lo que sucedió hace unos momentos, no quiero que te preocupes por eso.

-¿Y si por mi culpa te echan de ahí?-Decía Sana preocupada acercándose a Dahyun.

-No me interesa. Gracias por defenderme.

Sujeto el rostro de Sana y la beso, el viento hacía sonar las hojas de los árboles. El sonido de los grillos, el sonido de la naturaleza y el sonido de sus labios al tocarse. El amor era algo tan mágico, único y puro que una persona puede experimentar, sentir y tener. No en muchos casos como el suyo, ese amor va más allá y en vez de ser un sentimiento que te lastime era un sentimiento que les purificaba el alma.

Una de sus estaciones favoritas era otoño, Dahyun se identificaba con esa época del año. ¿Por qué lo hacía? Era muy simple, en el otoño las hojas caen para que nuevas crecieran. Era una forma de decirse a si misma que tenía que cambiar y no podía quedarse siempre de la misma manera. Antes solía ser temerosa de la vida, luego luchó por sus sueños y ahora los estaba cumpliendo.

Nunca dejaría que sus sueños se volvieran su peor pesadilla y en muchos casos su peor enemigo.

-Te amo, no te puedo mentir. Aún tengo miedo-Empezó hablar Sana- ¿Y si un día me pierdo de nuestro camino? ¿Y si un día no puedo con lo nuestro? Tengo miedo de fallarte, siento demasiada presión. Es como si todos los días me hiciera la misma pregunta estúpida.

Sana camino un poco más al frente. Miro a Dahyun mientras que el viento acariciaba su cabello. Su corazón estaba por los suelos, sus pensamientos lo estaban aún más.

-¿Qué pasaría si un día te dicen que me fui sin ninguna explicación?

-¿Por que querrás irte de mi lado?-Preguntó Dahyun acercándose a Sana.

-Porqué nunca me sentiré suficiente buena para ti. Hoy lo demostré que sigo siendo la misma niña tonta e impulsiva y eso es algo que nunca cambiara.

-Sana...-Susurro Dahyun abrazando a sana por detrás-No digas ese tipo de cosas. Me haces sentir triste. Mientras yo siempre sepa el camino que me lleve hasta ti, aún si te fueras de mi lado te iría a buscar-Expresó intentando no llorar-Pero primero prométeme algo... si un día soy yo la que se pierde de ti y me estoy hundiendo sin reconocerme, por favor no me abandones.

Sana podía sentir el calor corporal de Dahyun. Sabía que en sus palabras también estaba el miedo y la inseguridad aunque aparentaba que todo estaba bien. El verla de esa manera tan vulnerable era como la ves en que la encontró durmiendo en la parada de autobuses. Ahora que lo pensaba esa actitud dura que tuvo desde el principio era solo una pantalla para evitar ser herida.

-Nunca dejaré que seas tu la que se hunda en toda esta mierda de la vida. Lo prometo-Sana miraba directo a los ojos a Dahyun.

Dahyun lo sabía, no era tonta. Notaba en los ojos de Sana, la inseguridad y el miedo. No le mentía al respecto, pero se daba cuenta que un día despertara y ya no estaría más. Lo notaba en sus ojos brillantes, si sana quería mentirle tenía que evitar mirarla. No entendía el porqué quería irse de su lado, no era por que no la amará, era porque verdaderamente la amaba y necesitaba irse para encontrarse con ella misma.

¿Que era eso que le preocupaba a Sana? ¿Por que se sentía de esa forma? La distancia fue algo fundamental, ahora que lo estaba viviendo dudaba. Y la situación de hoy solo lo empeoraba. Solo tenía que disfrutar cada momento.

-Cuándo estes apunto de perderme siempre ven aquí y seguramente estaré aquí-Sonrió Dahyun.

No dijeron ninguna otra palabra, se abrazaron por un tiempo más. La luna alumbraba las flores y su reflejo en aquella fuente lo hacía aún más espléndido. Ese lugar era el que nunca debería olvidar por ninguna circunstancia la japonesa. Cuándo el frió en sus cuerpos empeoraba decidieron irse. Nunca olvidaría esta noche, sería una de las más importantes de su relación. No podían dejar de mirar las estrellas mientras iban a su hogar, así era su hogar.

El departamento estaba silencioso. Al igual que sus vecinos que parecían estar dormidos, pero ella no quería dormir. Dahyun  quería hacer otras cosas, quería conocer a Sana y esta era una buena oportunidad para hacerlo.

-Quiero ser tuya esta noche, Sana. Pero, también quiero tenerte-Dahyun no tenía vergüenza si no todo lo contrario.

Sana solo sonrió, se fue quitando sus prendas. Hasta quedar completamente desnuda. Al principio le daba pequeños besos mientras le iba quitando poco a poco aquel vestido que remarcaba perfectamente las curvas del perfecto cuerpo de Dahyun. Ya la vergüenza abandonó sus cuerpos y solo quedaba esas ganas, esa pasión y esa necesidad de tenerse mutuamente.

Cayeron en el sofá de su sala de estar. Sana quién se mantenía arriba mientras besaba el cuello y acariciaba su entrepierna de su menor quién parecía disfrutarlo tanto por los gemidos que salían de su boca. Lo único que quería era sentir los labios de Sana por todo su cuerpo, quería sentirla dentro pero también deseaba sentirla de otra manera y hoy sería ese día.

Ahora parecía como si lo hicieran todos los días. Pero la magia seguía ahí, no se cansaría de esto. Cuándo sintió los dedos de la japonesa penetrarla soltó un fuerte gemido, le dolía aún no estaba lo suficientemente lubricada. Arañaba su espalda de Sana para intentar resistir el dolor. Entraba y salían sus dedos mientras que Sana la besaba para que no hiciera mucho escándalo. También aprovechaba para morderle y dejarle pequeñas marcas en su cuerpo, en lugares que no se vieran y que nadie más que ella las viera.

-Te amo-Gemía Dahyun  sin contenerse.

-Eres tan perfecta, princesa...

Los dedos de Sana jugaban con su clítoris, ahora también había bajado para poder continuar con su trabajo. Dahyun ahora estaba lo suficientemente mojada y le avergonzaba por que no tardaría en venirse. Odiaba que Sana supiera hacerla llegar al orgasmo de una manera rápida. Podía sentir la lengua de Sana jugar con su centro, hacía pequeños círculos y la mordía ligeramente. Seguro por los gritos que daban los vecinos ya la escucharon. Besaba su entrepierna hasta casi llegar a sus pies para volver a subir de nuevo a besarla directamente en sus labios. No podía ocultar su felicidad.

-No llores, pareciera que esta es la última vez que lo fuéramos hacer-Se burló Sana.

-Cuándo estoy contigo de todas las maneras posibles es como si estuviera en un sueño y pronto estuviera por despertar-Decía Dahyun en susurros.

-Lo que siento por ti no es un sueño y no se desvanece al igual que un susurro-Dijo con mucha seguridad limpiando la pequeña lagrima que se formó en su precioso ojito.

Ahora el turno de Dahyun de hacer el trabajo. Primero admiro el cuerpo desnudo de Sana quién parecía querer taparse.

-Hoy besaré cada cicatriz que tengas en tu cuerpo para que el dolor sea menos. Eres tan hermosa Sana, no cambiaría tu cuerpo por nada.

Dahyun empezó con pequeños besos en el cuerpo de la japonesa. Besaba con mucho cuidado sus pezones y los jugaba con ambas manos. Sana parecía tener rojo su rostro por la pena, era normal sería la primera vez que alguien la tocara.

Eran delicadas sus caricias, ella quería hacerla sentir bien y no quería ser salvaje. No tenía idea de lo que tenía que hacer pero usaría las tácticas que usaba con ella. Primero besaba cada parte de su novia, de su abdomen hasta arriba. Ahí estaba la cicatriz de esa vez que la encontró en un estado deplorable en su habitación, esa vez que llego a pensar que no la volvería a ver.

-Recuerdas esta-Dahyun trazó con sus dedos la cicatriz de Sana- Fue de la vez que llegaste a mi habitación muy mal. Ese día tuve demasiado miedo, estabas muy mal y débil.

-Si lo recuerdo, en ese momento solo pensaba que tenía que ir contigo. Que si era mi último día al menos tenía que verte una vez más-Dijo con nostalgia la japonesa.

-Pero te salvaste y ahora estas aquí, conmigo-Rió la menor- Recuerdas esta otra-Esa estaba en su brazo-Esa fue por culpa de Jackson, me siento mal por eso. Nunca puedo perdonarme por haberte hecho eso.

-Te amo y no quiero que te lamentes por eso-Sana la abrazó, la pegó a su pecho.

Dahyun luego de un tiempo en esa posición se puso de nuevo de pie para continuar con lo que habían empezado. Con mucho cuidado bajo a la entrepierna de Sana y estaba nerviosa, era la primera vez que lo hacía y tenía miedo de no hacerlo bien.

Suspiró un poco y repitió la acción de Sana hace unos momentos. Estaba igual de mojada que ella, entonces se sentía segura de saber que lo estaba disfrutando. Podía ver las expresiones de la japonesa que se volvían de placer y eso que era la primera vez que se lo hacía a alguien. Le hacía esos círculos pero la diferencia es que no le daba ligeras mordidas. Besaba partes de su abdomen de la japonesa y con mucho cuidado introdujo un dedo en el centro de la japonesa quién empezó a soltar gemidos, si que estaba apretada se decía a si misma.

A diferencia de Dahyun, Sana no era tan ruidosa. Se contenía mientras sujetaba partes del sofá. La menor luego de un tiempo introdujo su segundo dedo y los metía y sacaba con cuidado. Mentiría si le dijera que no lo estaba disfrutando siempre quiso hacerlo pero tenía miedo.

-Te amo-Le susurro a Sana.

Era como si el momento fuera mágico. Sana también llegó a su orgasmo y se sintió orgullosa. Le daba besos a cada una de sus cicatrices de su cuerpo, no quería que le doliera recordarlos. Ese momento sería de las dos, ese momento viviría en sus memorias por siempre.

-Nunca dejemos que la sociedad nos diga que está bien o mal-Le dio un beso pequeño en los labios.

-Te amo princesa...-Sana le dejo un pequeño beso en la frente y su nariz.

Los momentos y los sentimientos eran cosa que solo dos personas enamoradas apreciaban. Este era uno de esos casos, en el que el amor era más fuerte que cualquier cosa y vencerían a todo aquel que se quisiera interponer.

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