ℳ𝓲𝓼𝓽𝒆𝓻𝓲𝓸 [𝟏/𝟐]
Sana llevaba días atrás pensando en que debería hacer con el problema respecto a Mina. Esos mensajes que ya no recibían regresaron, cada uno diferente al otro buscando diferentes cosas pero nunca obtenía alguna respuesta.
Hoy dormía muy cómoda junto a Dahyun, estaba recostada a su espalda y la abrazaba. Escuchó su celular sonar pero no le tomo demasiada importancia. No paraba de sonar, se sorprendía porque Dahyun aún continuaba dormida sin moverse un milímetro siquiera.
XXXXX
Sana ¿Como has estado? Yo bien, si te lo preguntas. ¿Sabes pelear no es así?
Sana simplemente ignoro el mensaje y se volvió a recostar de nuevo en la misma posición. La persona trás los mensajes no la dejaría dormir, eso era un hecho.
XXXXX
¿Me vas a ignorar? ¿Estas segura? Hoy necesito que hagas algo por mi... hay una competencia y quiero que seas tú mi peleadora el día de hoy. Será divertido. Quiero divertirme hoy de esa manera o ¿te gustaría que me divirtiera con tú novia?
Foto adjunta.
Esta es la dirección a la que tienes que ir ***************. Diviértete, sana.
Sana no lo pensó ni dudo un solo segundo. La amenaza era buena, no dudaría nunca si involucraron a su novia, era capaz de hacer cualquier cosa. La persona que estaba trás los mensajes la conocía perfectamente y conocía su única debilidad por la cual haría cualquier cosa.
Con mucho cuidado, sin mover ni un solo centímetro a su novia y que se despertará tuvo que ser demasiado rápida para lograr salirse de ahí. Fue a su armario a buscar un par de pantalones junto con su abrigo y unos guantes.
Antes de salir de su departamento le dió un pequeño beso en la frente de Dahyun. No parecía que despertaba por lo cansada que se encontraba. Le susurro un par de cosas a su oído, la miró por unos 3 segundos y luego tapó su cuerpo que estaba un poco destapado.
Le llegó de nuevo un mensaje de esa persona, le mando solo un par de risas y una que otra imagen que no tenía sentido. La persona que estaba trás los mensajes era una persona calculadora porque Mina no pudo encontrar su número de teléfono ni nombre de la persona, era como si no existiera.
Tuvo que ir a un lugar fuera de la ciudad, como a unos 30 minutos y lo que miraba no le gustaba. Era un lugar grande, estaba metido por un lote baldío y con un montón de carros alrededor. El ruido de adentro solo le causaba un poco de estrés, tenía que pelear ahí adentro y por los enormes gritos que escuchaba eso no sonaba nada bien ni tampoco normal.
Estaba por acercarse a la puerta pero una persona tocó su espalda, le indicó que lo siguiera, y Sana obedeció y eso hizo. No tenía miedo de pelear con nadie, tenía miedo de que Dahyun se diera cuenta de todo y la preocupara.
—Entra por esa puerta—Dijo aquel hombre con voz gruesa señalando la puerta—Ahí encontrarás unos guantes de tu medida, unas vendas y tu ropa—El hombre guardó silencio—El tendrá muchas ganas de verte.
—¿El? ¿Quién?—Preguntó Sana pero no recibió respuesta alguna.
El hombre se volvió a reír y se desvaneció entre la noche.
Sana caminaba hasta la puerta la cual se abrió de una manera rápida y fácil. Y como le indicaron ahí estaba todo... se cambió y una nota estaba pegado en la pared. Tenía que esperar a que dijeran su nombre, eran peleas como en la que una vez participó que Tzuyu la llevo a ver. La única diferencia era aquí es que solo una persona salía con vida.
Se acercó a la puerta para poder ver un poco, el lugar no era como se lo imaginaba este era uno elegante y con un montón de personas con traje, parecían políticos y ese tipo de personas. No le sorprendía que personas tan importantes presenciarán todas esas mierdas de la vida.
—Ahora es el turno de una chica cuyo nombre desconocemos y es nueva aquí. Veamos cómo le va con...—Dijo un hombre en el medio del escenario.
El hombre no termino de decir el nombre de la otra persona. Se salió del cuadrilátero, era igual de las artes marciales mixtas. Estaba encerrados como en una especie de jaula para animales, pensaba que no había diferencia alguna a lo que estaba por hacer. Sana salió de ese cuarto, camino despacio y se daba cuenta que muchos la estaban mirando. Pero la única regla aquí es que nadie podría ver su rostro y ella tampoco el de las personas que la miraban.
Subió, no saludo a nadie y tampoco hablo. Pelearía con otra chica, era más alta que ella y la miraba con desprecio. Era un poco extraña, tenía mejor forma y su cuerpo parecía estar más duro y formado. Era por eso que no quitaba esa sonrisa mientras la miraba, pensaba que era una presa débil pero Sana era de todo menos eso.
—Espero que te hayas despedido de todos porque hoy me desharé de la basura—Escupió aquella chica quién tenía la voz algo gruesa.
Sana rió del comentario que la chica hizo.
—¿Crees que te tengo miedo? Miedo es algo que yo no conozco—Intento sonar genial.
—Y yo no conozco lo que es perder—Sonó la chica algo engreída.
Sana volvió a reír.
—Hoy lo conocerás...
Estaban en posición de ataque porque la campana estaba por sonar, ambas se volvieron a mirar y al notar la mirada confiada de Sana esta se enojo mucho más de lo que ya estaba. Intento atacar primero, pero esquivaba todo sus golpes que era más brutos que el de una persona calculadora.
Sana, lo único que quería ver es su rapidez y también quería medir su fuerza. Esa era la única razón por la que dejaría que le pegaran. El primer golpe que recibió, fue leve a comparación de lo que se esperaba. Lo que le causaba más gracia es que pensaba su oponente que en verdad le dolió y estaba muy lejos de esa verdad.
Sana estaba cansada con un movimiento de pies logro tirarla al suelo y poner sus brazos sobre su cuello logrando intentar asfixiarla. El problema fue que su oponente si tenía fuerza que la terminó lanzando un poco lejos, y Sana no quiso quedarse como estúpida. Volvió a intentarlo, pero esta vez estaba pareciendo funcionar.
Olvidó la regla de que en estas peleas no solo se usaba la fuerza.
Estaba demasiado concentrada que olvidó ese pequeño detalle. La chica saco una navaja filosa de una de sus bolsas y con mucha fuerza, se lo clavó a Sana justo en una parte de su costilla.
—¿Y dónde está tu sonrisa del inicio?—Se separó de Sana observando como esta quiso detener el sangrado y más que nada el dolor.
Sana no respondió nada, no era una persona que cayera ante provocaciones y su rostro ahora estaba más serio. Sabía lo que haría, sus manos se lo pedían y fue directamente a eso, la iba a matar, y no tendría piedad alguna.
La manera de concentrarte era ahora de una manera profesional, no pestañeaba y veía los extraños movimientos que su contraría hacía. Una de sus tácticas era impecable, le haría pensar que tendría el control y aún con la herida cerca de sus costillas no sentía lo que era dolor. Lo olvido.
—Te conozco... escuche mucho sobre ti. Aún con mascara puedo reconocer aquellos tatuajes que llevas en tu cuerpo—La miraba la chica—Debe ser bonito cambiar todo, por intentar querer ser normal.
—No intento ser normal, nunca lo fui y nunca lo seré.
—Eres una asesina y nunca lo dejaras de ser.
—Recuerda esas palabras cuando las lleves contigo...—Sonrió sana y alzó su mano para despedirla.
Sana corrió hasta la chica, rodeó sus pies a su cuello y con un movimiento increíblemente perfecto torció su cuello hasta escuchar como el hueso se desprendía. Lo más sorprendente no fue ese movimiento, si no como la sangre pedía salir de sus ojos y boca. No sintió remordimiento, nunca lo sintió desde que se dedicaba a eso. Era algo de lo que nunca se desacostumbrado y no sabía si eso era bueno o malo.
Los aplausos de las personas de alrededor no faltaban y lo único que hizo fue salir de ahí. No festejó y ni tampoco se alegró...
Se sentó en una de las sillas y bebió un poco de agua. Su sudor nacía de su frente, el calor que sentía su cuerpo y la herida que parecía arderle. De un lado de la silla habían un montón de gasas y alcohol. Era un poco exagerado pero le echo encima casi todo el alcohol de la botella y aunque le ardiera, no hacía ningún gesto.
—Bien hecho, eso demuestra que no has cambiado nada—Entró de nuevo ese hombre.
—¿Qué es lo que quieren? ¿Que buscan con esto?—Preguntó una Sana confundida.
—Solo queríamos confirmar que seguías siendo eficiente para este mundo del que en primer lugar nunca debiste de salir—El hombre le aventó un fajo de billetes—Es curioso, tu novia te acepto con todos tus defectos. Pero tarde o temprano ese amor se irá desvaneciendo para darle la bienvenida a otro.
Sana se puso de pie y apretó los puños porque estaba mencionando a Dahyun.
—Deberías callarte si no quieres que te termine partiendo la cara—Respondió demasiado enfadada.
—Dahyun ¿Ese es su nombre? ¿No?
Apretó sus puños y lo golpeó, no lo pensó dos veces y ya tenía sus puños sobre su cara de ese hombre. Ya se había quitado los guantes y su mano estaba roja y la sacudió un poco para poder desaparecer el dolor.
—Deberías tranquilizarte—Un hombre le apuntaba con una pistola—Toma tu dinero y vete de aquí.
—No necesito tu maldito dinero—Escupió Sana cerca de sus zapatos.
Agarro sus cosas, ni siquiera se molestó en cambiarse y mucho menos en vendar su herida. Empezó a sufrir a la mitad del camino cuando esto le empezaba a incomodar. El sudor de su cuerpo le entraba un poco a su herida y le ardía como mil demonios. Si Dahyun se lo llegara a ver, seguramente se preocupa y pensaría que anda en malos pasos como antes ¿Como le ocultaría una herida como esa? Y no solo era esa, también estaba la de sus nudillos.
Estaba pensando en varías excusas que podría darle a Dahyun, pero su novia no era una persona tonta, en realidad era todo lo contrario. Ella podía detectar si mentía, era sorprendente para una persona como lo era Sana que solía vivir de muchas mentiras en el pasado.
El dolor seguía presente, pero no quiso llegar a dormir a su casa y la única opción que tenía era ir a casa de Minjoo. Se desvió de su camino, se dirigió a su casa esperando a que si la aceptara al menos esa noche y no preocupará a Dahyun.
Cuándo llegó a la casa de Minjoo, pensó demasiado en si debería tocar o en verdad era preferible irse a casa. Sin necesidad de tocar, siendo ya de madrugada la puerta se abrió dejando ver a esa chica enfrente de la puerta con su pijama.
—Sana, es una sorpresa tenerte aquí—Dijo con sarcasmo Minjoo—¿Que te trae por acá?
Sana la miró por unos segundos y tragó saliva, el dolor se volvía insoportable. La herida era demasiado profunda y grande a como se lo imaginaba. Su cuerpo sudaba demasiado, sus manos temblaban un poco y luego de unos segundos cayó desmayada fuerte a la puerta de la chica.
Minjoo no sabía como reaccionar pero corrió para evitar que se golpeara la cabeza y al tocar cerca de dónde Sana tenía su mano para hacer presión sintió la herida. Con todas sus fuerzas la metió a su casa y la recostó en uno de sus sofás mientras fue en busca de un botiquín para poder curarla.
El ver a Sana con los ojos cerrados, le recordaba a todas las veces que logro dormir con ella en el pasado. Estaba tranquila, era el momento más vulnerable que tenía y no podía desaprovecharlo. Puso su cabello atrás de sus orejas, cerró los ojos y poco a poco fue acercando sus labios hasta darle un pequeño beso en los labios.
—Desde pequeña fuiste mi primer amor, aún lo sigues siendo. Dejaría a cualquier persona por ti—Susurro antes de separarse de los labios de la japonesa—Sana, te amo...
En ese beso dejaba libre todos sus sentimientos hacía la japonesa que parecían no querer desaparecer. Era tan importante para ella su bienestar y su amor era tan puro que no le quería hacer daño, ni a ella ni tampoco a la que era su gran amor de Sana.
Le quito la camisa con cuidado, tenía una gran herida y perdía mucha sangre. Intento hacer presión para evitar que no salga, al menos sentía alivio de que no fuera tan profunda como se lo imagino.
—¿Quien te hizo esto?—Se preguntaba.
Frunció el ceño porque buscaría a la persona responsable.
Casi no actualizo debido a que tengo una agenda apretada todos los días. También, estoy trabajando en una historia Michaeng que espero poder publicar pronto al finalizar Let me in como se debe. Aquí les dejo un pequeño adelanto de lo que podría ser pronto otra historia y espero que a los que les guste el ship lo sigan uwu
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro