Volvió.
Dicen que cuándo estas apunto de morir ves tu vida pasar delante a tus ojos, en esa batalla por sobrevivir, era curioso que tuvieras que repasar todo lo bueno y malo que hiciste. El dolor, la agonía por irte de este mundo, era desgarrador. ¿Que era lo que pasaba afuera? ¿Por qué sentía su cuerpo roto? ¿Por qué aquel chico de cabello rojo le pidió verla? Era muy obvio que todo era una trampa.
Calló de rodillas al suelo, sujetando su pierna debido a la perdida de sangre. Estaba acostumbrado a recibir disparos pero que una niña tonta lo hizo, fue lo que lastimaba su ego.
—N-no quise hacerlo—Se justifico Dahyun.
Para una persona como ella, era normal que sintiera remordimiento logrando tirar el arma por la sorpresa. Sus oídos se mantenían aturdidos por el fuerte ruido que causo que logro hacerle escuchar un ruido molesto.
No quiso quedarse más tiempo, con la ropa rota salió corriendo de aquella casa en busca de una salida. Todo parecía destruido, la batalla que estaba teniendo, volteó a mirar hacía el bosque lleno de arboles y escuchaba gritos e insultos. Intento correr con todas sus fuerzas o el chico de cabello rojo iría por ella. Un escondite parecía buena idea.
Veía su aliento con cada paso que daba debido al frió que había esa noche... Su vista fijamente a la salida de aquella residencial abandonada. Disparos venían detrás suyo, empezó a correr moviéndose, no parecían venir lejos. Lo que si lograba escuchar es que la persona que estaba disparando le no venía sola, estaba con alguien más.
La habían rodeado, no tenía en dónde escapar.
—Detente si no quieres que tu piel quede perforada por una bala—Dijo la voz de aquel hombre que conocía perfectamente.
Dahyun se detuvo y se quedo quieta observando al que solía ser su ex mejor amigo.
—Sehun...—Dijo Dahyun incrédula—¿Por qué?
Sehun aquel chico que formo parte importante de sus días de instituto le estaba apuntando con un arma ahora mismo.
—No es nada personal, Dubu—Respondió Sehun—Tengo que seguir ordenes, si no es tu cabeza será la mía—Respondió indiferente—Ella querrá verte—Rió.
Las personas que venían persiguiéndola eran un par de chicas, una tenía el cabello largo y negro, y la otra cortó hasta los hombros de color rosa.
La tiraron al suelo, le pusieron una bolsa en la cabeza con la que no pudiera ver nada y la arrastraron de manera violenta a algún lugar.
¿A dónde la llevaban?
Su vida ahora formaba parte de un juego de venganza.
La japonesa parecía tranquila tomando un poco de café en casa de Eunwoo, el había descubierto pistas, todo parecía apuntar a que Kang era el responsable de la desaparición de Tzuyu y la muerte de Minjoo, pero simplemente algo no lograba cuadrar en todas las pistas.
Sana, miraba las fotos y volvía a repasar cada pista que encontraron, pero las piezas cada vez perdían el sentido.
—Pensé que era Kang, pero de serlo nunca hubiera mostrado su rostro—Dijo Sana sin dejar de ver las fotos.
Mina estaba igual de inquieta que su mejor amiga. Tenían los celulares apagados, no querían ser molestadas. Los tenían arrumbados en una mesa junto al baño, no parecían querer checarlos pronto, querían tener toda su atención descubriendo el paradero de Tzuyu.
—¿Pasa algo Mina?—Preguntó Sana.
La inquietud de Mina no era por querer saber la verdad, era como si algo estuviera molestandole pero no encontraba la respuesta.
—Tengo un mal presentimiento ¿Debería hablarle a Chaeyoung?
Sana negó con la cabeza.
—Confía en Momo, ella no dejara que nada le pase a Chaeyoung—Sonrió Sana para darle tranquilidad a su mejor amiga—No debes preocuparte.
Quería creer en las palabras de su mejor amiga, y confiar en Momo quién era una persona fuerte, pondría su vida por la de sus chicas. Era una persona leal, amable y un poco torpe en muchas ocasiones.
Las horas parecían pasar, ninguna pieza encajaba, y eso empezaba a molestarlas. Debían salir a buscar respuestas, de continuar en el departamento del chico solo quedarían encerradas, y nunca encontrarían una respuesta. Prendieron la televisión, al parecer el desastre en aquella residencia estaba apareciendo en las noticias. Ni la policía sabía la razón del atraco, ni siquiera encontraron cuerpos ni una sola evidencia que diera con los responsables.
—Hay problemas para el señor Chou—Dijo Sana riendo.
El telefono de la casa de Eunwoo empezó a sonar repetidas veces, logrando que la llamada no pudiera ser ignorada. Contesto luego de 20 minutos, no dejaba de mirar a Sana ni tampoco a Mina, se quedo totalmente callado y paralizado. El era policía, escuchaba malas noticias todos los días, entendía a la perfección la desesperación.
—¿Paso algo?—Preguntaron al mismo tiempo ambas japonesas.
Eunwoo las quedo mirando, mordió sus labios y trago saliva. Dejaba el teléfono con las manos temblorosas intentando buscar una manera de decir lo que acababa de escuchar del otro lado de la línea.
—Momo llamó—Mordía sus labios intentando terminar lo que debía informarles—Debes calmarte, Sana.
Sana parecía inquieta ahora mismo, apretaba las manos esperando una mala noticia.
—¿Que paso? ¡DIME MALDITA SEA!—Gritó la japonesa.
—Dahyun—Dijo Eunwoo—No aparece—Exclamo.
Fue corriendo en busca de su celular, lo encendió y encontró un montón de llamadas perdidas de Chaeyoung y Nayeon. Eran incontables llamadas, y mensajes que le habían enviado. Todos parecían ser urgentes, realmente lo eran. Intento llamar al número de Dahyun, el celular estaba apagado. Todas las llamadas iban al buzón, y los mensajes ni uno solo le llegaba.
No se despidió, solo tomo sus llaves y su suéter para ir a casa de Momo. Iba a toda velocidad, ni siquiera se molesto en ponerse un casco, lo único que quería era llegar a casa de su mejor amiga, y pedirle una explicación.
A las afueras del edificio estaba Momo, estaba parada serie mirando a la calle. Ni siquiera tenía un abrigo, estaba en pijama con el cuerpo congelado por el frió.
—¡¿Que ha pasado maldita sea?!—Le preguntó a Momo.
Momo se mantenía en silencio, ni siquiera ella sabía en dónde se encontraba Nayeon.
—No lo sé—Respondió sincera mirando a los ojos de Sana—Nayeon me puso algo para que no despertara rápidamente, aún siento mis parpados pesados. Cuándo desperté ninguna estaba en el sofá, y yo estaba sola en la cama...
Sana tomo de la pijama a su amiga y la sacudía.
—Sana...—Volvió a decir Momo—Lo siento, debí cuidarlas a todas...
La soltó de golpe logrando que se golpeara con aquellos escalones de la entrada. Pateó un bote de basura que estaba a su costado y maldecía a todas partes. Eran las 4 de la mañana, ahora no solo debía buscar a Tzuyu, si no también a Dahyun.
—¿Por que solo dijiste que Dahyun no aparece?
—Me llegó esto a mi puerta—Momo saco un pedazo de papel y se lo entregó a Sana—No les importa Chaeyoung o Nayeon.
Sana abrió aquel pedazo de papel arrugado con un número escrito en el. No reconocía el número, pero tenía escrito algo en particular que lograba hacerle hervir toda su sangre.
Cuidaré bien de la chica de piel pálida por ti.
Sacó el celular de su bolsillo, marcaba desesperadamente ese número extraño de teléfono. Sentía un trago amargo en la garganta, su estomago estaba revuelto, definitivamente mataría a la persona que estuviera detrás de todo.
El teléfono sonaba, pitaba una vez, y luego otra. Era como si el tiempo pasara lento. Hasta que por fin contestaron la llamada.
—Pensé que no llamarías, te diste cuenta muy tarde de que algo no estaba bien—La persona del otro lado de la línea se reía.
—¿Quién eres? ¿El señor Chou te lo pidió?—Gritaba Sana.
—Es gracioso, porque me gustaría decirte que sí. Pero este es un plan mió que el señor Chou apoya, es divertido imaginar la desesperación que debes sentir al no saber si esta bien, si esta herida o mejor, si esta viva o muerta—Reía de manera provocativa para lograr que Sana se enojara más—Si haces todo lo que te digo, entonces todo saldrá bien.
—¿Como sabré que en realidad tienes a Dahyun? ¿Chaeyoung y Nayeon están con ella?
La persona no parecía responder, escuchaba un par de ruidos del otro lado y murmurios que no lograba entender.
—Te daré una prueba de que no miento—Le había enviado una foto adjunta, era Dahyun en un mal estado dentro de una habitación con las manos amarradas y signos de que fue golpeada—¿Ahora me crees? ¿Oh quieres un dedo para que estés más segura? Yo encantada de complacerte...
Sana pocas veces sentía miedo, ahora mismo ese sentimiento invadió todo su cuerpo logrando que temblara.
—No respondiste mi pregunta bien...—Volvió a decir con autoridad.
—Sí, ellas también esta acá pero no las necesito a ellas ¿Que debería hacer con ellas?
Sana quedó viendo a Momo, y su mejor amiga entendió que también Nayeon corría peligro.
—Haré todo lo que quieras, pero no les hagas daño a ninguna. Por favor...—Aquellas palabras llenas de angustia.
Otra vez se repetía lo mismo que paso con Jackson hace años atrás.
—Sana, no le hagas caso. Yo estaré bien, no hagas nada malo, y espera por mi. Prometo que nos veremos de nuevo—Gritó Dahyun.
Sana abrió los ojos al escuchar la voz de su novia. Y no solo eso, también escuchó el par de golpes que recibió por desobedecer las ordenes, y hablar, sin permiso. Escuchar el sonido, era doloroso para la japonesa.
—Estaremos en contacto.
Fue lo último que escucho de esa persona. Cortó la llamada, apretaba su celular y lo dejo caer al suelo, por lo estúpida que se sentía en esos momentos.
Dahyun captura.
No reconocía el lugar a dónde fue llevada, en todo momento la mantuvieron con aquella bolsa en la cabeza. Lo único que sabía es que no estaba sola. Escuchaba voces, estaba secuestrada como aquella vez en dónde Jackson la secuestro, por eso se mantenía calmada. Dado a su experiencia no debía perder la cordura.
Estaba sola en aquella celda que mantenía un olor horrible a sangre, el piso estaba manchado al igual que las paredes, pero parecía ser la última del lugar. El piso estaba frió, estaba solo con su brasier por que su blusa fue tirada por lo rota que estaba.
Perdió la noción del tiempo, no sabía que horas eran, ni cuanto tiempo estuvo dormida desde que fue traída.
—Veo que despertaste—Le dijo SeHun desde el pasillo.
—Me sorprende verte de nuevo, y me sorprendió más que tuvieras el valor de apuntarme en la cabeza—Dijo irónica Dahyun.
Sehun se paró enfrente de la celda para verla mejor. Llevaba una manzana con el, la comía haciendo aquel ruido al morder la manzana, era lo único que escuchaba por que todos los demás parecían callarse.
—Me disculparía, pero hace tiempo que dejamos de ser amigos—Dijo Sehun.
Dahyun lo miraba, no con enojo, si no con decepción. El chico que conoció en el instituto no existía más, ahora parecía otro. Ahora era más musculoso, tenía demasiado tatuajes y unas ojeras de no haber dormido en días.
—¿El señor Chou te pidió que lo hicieras?—Preguntó Dahyun.
El sonido de unas zapatillas venían del corredor, ahora el silencio era absoluto, ni siquiera Sehun parecía querer moverse. Se quedo quieto esperando a que apareciera aquella persona causante de ese ruido, pensaba que tal vez era Tzuyu quién fingió su desaparición para que nadie sospechara de ella. Eso sería de película, pero la ficción no estaba muy alejado de la realidad.
Cuándo vio el rostro, no lo podía creer es como si todas las piezas estuvieran conectándose una por una en su mente, como en un rompecabezas con una pieza escondida debajo de su sofá.
—¡T-tú...!—Susurro Dahyun—¿Por qué no me sorprende?
—Deberías cerrar los ojos, pareciera que viste un fantasma—Rió la dueña de esas zapatillas ruidosas.
—Debí suponerlo, fingir tu muerte para que nadie sospeche de ti eso es bajo hasta para alguien como tú, ¿No Minjoo?—Dahyun la estaba retando.
Trono sus dedos, el ruido de una puerta se escuchó. Eran 3 personas viniendo del corredor, pero venían acompañado de un par de lamentos. Minjoo abrió la celda en dónde Dahyun se encontraba, y vio con sus propios ojos como Tzuyu era lanzada al suelo sin pudor alguno con fuertes golpes en todo su cuerpo.
—Eso es lo que pasa cuando te portas mal aquí. Lastimarte a ti, créeme que es algo que disfrutaría—Reía al ver a Tzuyu en esas condiciones.
Dahyun mordió sus labios, realmente detestaba a Minjoo. Veía como se iban dejando a Tzuyu al borde de la muerte, y no podía verla de esa manera era doloroso.
—Tzuyu—Susurraba.
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