Peligro
Las personas que estaban detrás de todo, no eran personas buenas. Sana podía lidiar con todo eso, pero Dahyun era ignorante a la maldad que una persona podía tener en su interior. También quería proteger a Sana, y sin importar el peligro al que se enfrentara lo haría también.
Dahyun paro un taxi que la llevara a esa extraña dirección. No era muy lejos pero al parecer quedaba en una zona demasiado lujosa. Era aún más que el edificio en dónde vivían, pero la voz de la persona era extraña era como un hombre mayor y pensaba que era el padre de Tzuyu. Tragaba saliva, sus manos temblaban cuando se dio cuenta que estaba por llegar. Esos nervios la comenzaban a traicionar, pero se hacía creer a si misma que era una persona valiente y que no tenía nada que temer.
El miedo es un sentimiento que debo ignorar. Debo ser valiente, también debo cuidar de las personas importantes para mi...
El taxi se detuvo en un lugar un poco extraño. Dahyun le pago y con mucho cuidado se bajo para quedar frente a un edificio con una apariencia un poco tétrica. Había poca seguridad, en realidad todo parecía normal y lo único que podía hacer era sacar conclusiones un poco ambiguas sobre la situación.
No tardo un extraño hombre en salir del edificio con un traje y perfectamente vestido. Lo único extraño era la mirada en la que la observaba y esa sonrisa que no se iba de su rostro mientras la veía de pies a cabeza. La lluvia estaba un poco fuerte, sin embargo llevo un abrigo para protegerse del agua por lo que tenía casi todo el cuerpo cubierto a excepción de sus pies en dónde solo se veían a simple vista sus botas.
—Eres muy bajita para ser Minatozaki—Hablo el hombre suavemente con una voz un tanto gruesa.
Dahyun trago saliva buscando algo que responder. Ni siquiera sabía con que persona debería ir y como debería comportarse. Olvido ese pequeño detalle, y ahora se encontraba reprimida buscando las palabras adecuadas para no arruinar nada.
—Ella no pudo venir, por eso he venido de su parte—Susurro Dahyun con la cabeza baja.
El hombre rió al escuchar su tono de voz tan suave y delicado, digno de admirar de una chica como lo era ella en todos los sentidos.
—Así que tengo el honor de conocer a Kim Dahyun, la preciosa novia de Minatozaki—El hombre aplaudía mientras se reía logrando hacer enojar a la menor—Hoy será divertido tanto para mi como para ti.
Esas ultimas palabras pusieron su piel de gallina, en seguida le hizo una señal para que entrara y con pasos pequeños obedeció la orden. Al entrar el se quedo a su lado, el lugar no era como se lo esperaba o como mostraban en las películas. Todos eran personas elegantes y bien vestidas, ella se imagina un lugar lleno de gente extraña y mujeres en poca ropa.
Se hizo a un lado y se sentó en una silla luego de que aquel hombre se fuera sin siquiera despedirse. Un mesero le ofreció una bebida pero ella no consumía alcohol y hoy no sería la excepción menos en un lugar con tantas personas desconocidas.
—Hola—Le dijo un joven muy apuesto que se sentó en la silla de alado de dónde estaba Dahyun—¿Estas sola?
Lo quedo mirando alejándose un poco de el.
—¿No escuchas o es que eres tímida?—Rió el chico—Yo solo quiero divertirme, me dicen Kang—Toco ligeramente la pierna de la chica de piel pálida.
Dahyun lo quedo mirando con ese gesto de pocos amigos y quito la mano del chico de una forma violenta.
—Deberías perderte que yo no he venido aquí a jugar.
Arrimo la silla para levantarse y poder irse a otro lugar en dónde no la molestaran. El chico parecía insistente que la seguía, pero para su buena suerte el hombre de la entrada volvió y la sujeto de su hombro para dirigirla a otro lugar. Entraron por un elevador, solo eran el y ella, no se sentía nada incomoda. Tomaba su distancia pero aun así sus nervios eran más fuerte que ella misma.
Llegaron hasta el ultimo piso, aquí el ambiente era diferente que el primero. En este lugar las luces eran más obscuras, las personas tenían la misma apariencia pero su aura no era agradable ni si quiera las mujeres parecían amigables. Todos la quedaban mirando, era como si fuera un mascota con la que se divertirían.
—¿A dónde vamos?—Pregunto con nervios Dahyun.
El hombre solo sonrió para continuar caminando hasta llegar a un espacio libre en dónde no había nada todo era vació.
—No creó que puedas hacer el trabajo que Minatozaki haría... eso me pone un poco molesto, porque estas arruinando mis planes...
La mirada de enojo que el hombre tenía, pero ahora tenía algo diferente en el rostro. Parecía como si alguien lo hubiera golpeado, su ojo estaba ligeramente irritado con un tono morado justo debajo de su parpado.
—Te enseñare que este no es un lugar para niñitas como tú—El hombre chasqueó sus dedos—Que te diviertas.
El hombre salió de ahí, escucho la puerta cerrarse y no tardo mucho tiempo cuándo se volvió abrir pero esta vez eran dos chicas. Tenían un par de ropas extrañas, llevaban todo su rostro cubierto y tenían el cabello amarrado. Dahyun intento retroceder un poco más, pero en el lugar no parecía tener salida más que la puerta de detrás de aquellas dos mujeres que no la dejarían irse tan fácil. Es como si sus pensamientos se perdieran, se pusiera negra y no pensara absolutamente nada. Sus pies no obedecían ordenes, parecía completamente perdida y pegada al piso.
—Si me hacen daño... Sana no se los perdonara—Dijo en un momento de desespero por querer salir de ahí sana y salva.
El sonido de unas risas retumbaron toda la habitación.
—¿Minatozaki?—Respondió una—¿La ves en alguna parte?
Dahyun apretó un poco sus dedos, y camino un poco hacía atrás. No les quitaba ningún ojo de encima, no llevo absolutamente nada con lo que pudiera defenderse. Al contrario de esas dos chicas que parecían demasiado felices con la situación, podía notar las navajas que tenían en uno de los bolsillos de su pantalón.
Una saco un arma con el que apuntaba a Dahyun, estaba dando un par de pasos y le quitó el seguro del arma para continuar con esa sonrisa macabra.
—¿Te han disparado alguna vez?
Dahyun no respondió y trago saliva.
—Vaya, vaya...
Disparó directamente en el piso muy cerca de la más bajita. Eso solo causo unas fuertes carcajadas entre ambas, mientras que Dahyun por el fuerte ruido se asusto y se agacho intentando calmar su corazón que parecía inquieto.
—No seas así con la princesita—Dijo una de ellas mientras le quitaba el arma—Recuerda que no podemos hacer mucho, no es como si quisiera que Minatozaki nos buscara.
—Eso no es para nada divertido—Respondió chasqueando los dientes de la decepción.
Caminaban hasta su dirección, una sujeto su cabellera para que las mirara y la golpeó con la pared que estaba detrás de su espalda. Lo único que pudo hacer es intentar no soltar ningún ruido de dolor, porque no quería demostrarles que le dolía.
—Hace ratos estabas alardeando pero ahora permaneces callada.
Sin titubear más una le dio un fuerte golpe en su estomago logrando esta vez que hiciera un gesto incomodo y una lágrima se cayera por su mejilla. Si esto le dolía, no quería imaginarse lo mal que la pasaba Sana cuando arriesgaba su vida en todas esas mierdas, incluso había olvidado el dolor de una bala penetrar tu cuerpo.
Un golpe tras otro, una patada en el rostro, estomago y costillas que lograban causarle un dolor insoportable. Intentaba defenderse pero eran dos contra uno, y las chicas le ganaban en fuerza por mucho. Lo único que podía hacer era resistir a todo aunque su cuerpo doliera, ella escogió la decisión de ir ahí y proteger a Sana.
El cuerpo podía aguantar ciertas cosas, pero el de Dahyun era como una cajita de cristal que se rompía con tanto golpe. Nunca estuvo involucrada en peleas, siempre huía de los problemas, siempre era la que se disculpaba... ella nunca fue la que iniciara los problemas.
Se levantó luego de aquellos golpes, las chicas parecían seguras y no le prestaban atención mientras hacían lo que parecía ser una llamada. Corrió con todas sus fuerzas intentando lograr que una se cayera y lo consiguió. La navaja que tenía en el bolsillo cayó al suelo y con mucha velocidad la tomó y ahora ya no era la única desarmada en el lugar.
¿Ella se rompería esa noche? ¿Saldría bien de todo o recibiría las consecuencias?
—Niña estúpida...
Intentaba golpear a Dahyun, intentaba esquivarlos muchas veces lo conseguía y en otras no, por lo que recibía un montón de golpes. Su cuerpo estaba lastimado, sus manos estaban sucias y tenían un poco de sangre, sus costillas dolían como el infierno, su ropa estaba maltratada, su nariz sangraba y unas de sus orejas brotaba sangre.
Estaba sentada en el suelo cubriendo su cabeza con sus manos y piernas, nadie la movía de esa poscisión aunque fueran dos no conseguían moverla un solo centímetro debido a toda la fuerza que estaba utilizando para evitarlo.
—Se que soy una persona débil, soy algo insignificante para ustedes y no soy un peligro para nadie—Decía Dahyun intentando no llorar, porque sus lágrimas estaban saliendo una por una—Pero, yo me alegro de estar aquí y así evitarle una mala noche a Sana...
Ya no podía evitar llorar, incluso su voz se había roto.
—Eres tan ingenua. Si el hubiera querido desde el primer momento que bajaste del auto te hubieran disparado...—Respondió una—Yo no entiendo porque no se desasgan de ti, es más yo lo haré ahora porque estoy cansada de una basura como tú.
La pistola estaba apuntando su cabeza, no tenía el seguro en un descuido le disparaba y ese sería su final, el final que ella misma busco. Cerró los ojos, tomó un poco de aire y alzó la cabeza para mirarla directamente a los ojos.
—Dispara—El ojo de Dahyun estaba un poco morado y lloroso—No tengo miedo a morir—Sonrió.
Veía la mirada inocente en su rostro, alguien que no miraba con odio y todas las palabras que dijo eran sinceras... lo odiaba.
—A tus ordenes.
Apunto directamente a su frente, poco a poco iba arrimando su dedo para que poco a poco se acercara al gatillo. Estaba demasiado concentrada, ni la otra le decía nada porque tampoco entendía por que les pidieron que no la mataran. Era absurdo no matar a alguien que sabía todo lo que hacían y desasían.
La puerta se abrió y un disparó resonó en la habitación, con la sangre manchando el piso. El cuerpo cayó al suelo, se escucho el fuerte golpe de la cabeza siendo recibida por el piso y una mirada perturbada por lo que había visto. Dos cuerpos en el suelo, uno sin vida y el otro con poca conciencia intentando no desmayarse. La sangre de aquella chica le cayó en el rostro, aún recordaba todo, su gestó y en como esa bala penetro su cabeza como si fuera una hoja de papel.
Lo único que podía ver, eran los zapatos de esa chica y de la persona misteriosa que llegó para salvarla de la muerte, y lo agradecía.
—Veo que dejaron a la princesa en un mal estado, es tan lamentable verla de esa manera—Se bufó del estado critico de Dahyun.
Esa voz ella la conocía, no podía ser de nadie más y no le sorprendía saber que sus sospechas al final fueron ciertas. Algo le decía que tanta amabilidad no era nada bueno y solo buscaba una oportunidad para joderlas.
—¿P-por que?—Decía Dahyun con dificultad.
Escuchaba ese par de botas acercarse a ella.
—Así que estas escuchando—Rió—Me gusta verte tirada en el suelo de esta manera—Se sentó aún lado y jugaba sus cordones de sus botas—Si te hiciera un corte en el rostro ¿Crees que a Sana le gustaría?
Alzó su cabeza y acerco esa navaja que tenía en las manos Dahyun. Lo pegó a su mejilla, contorneaba con mucho cuidado las facciones de su rostro y su cuerpo no podía evitar temblar.
—Princesa ¿Así te dice no?—Reía de nuevo.
Enredo sus dedos a su cabello y la golpeó contra el piso de nuevo, lo repitió un par de veces hasta que sintió que el cuerpo no se movía y con una más sería suficiente.
Las luces de todo el lugar se fueron, parpadeaban una y otra vez sin poder ver nada. Se levantaron para investigar que era pero no escuchaban ningún ruido. Fueron a investigar y dejaron el cuerpo de Dahyun ahí mismo, estaban por salir pero un fuerte olor a humo venía de una de las habitaciones, no era cualquier humo era uno somnífero se tapo la boca y escucho un par de pasos.
Sacó su arma y con la poca luz con lo que lograba ver apuntaba a todas partes, no estaba seguro pero en dónde estaban no había ninguna persona nada más que ella y la otra chica, así que empezó a disparar sin importarle a quién le daba.
Otro cuerpo cayó al suelo.
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