Fin.
Las mañanas se volvieron más tranquilas, le alegraba despertarse por la mañana y sentirse rodeada por aquellos brazos que la hacían sentir protegida. Desde su primer encuentro, lo único que conseguían era problemas tras problema. Realmente sentía que no había pasado tanto tiempo desde la carrera de motocicletas a la que Sehun su mejor amigo en ese entonces la llevo y en dónde conoció a Sana por primera vez. Nunca imaginó que esa noche, se encontraría con la chica que le dio un montón de dolores de cabeza, y de la que después de un tiempo quedaría perdidamente enamorada. Esa chica de lo cuál nunca se imagino todo el dolor y toda la maldad que ocultaba detrás de su espalda.
Estaba sentada en la orilla de su cama. Sana aún dormía, estaba boca abajo con la espalda descubierta. Cada vez que despertaba antes que ella, se quedaba sentada pensando en todo lo que habían pasado para poder disfrutar de esa tranquilidad. Cada cicatriz con un recuerdo doloroso, verlas le hacía recordar todo lo malo que tuvo que hacer, solo por no tener tanta suerte, esas manos manchadas de sangre desde muy pequeña. Nunca olvidaba ese miedo que tuvo la primera vez en la que Sana entro por su ventana totalmente herida, temiendo a que su vida estuviera en peligro. Como tampoco olvidaba la primera vez en la que vio a Momo quitarle la vida a esa persona. El miedo que invadió su cuerpo temiendo a que la siguiente fuera ella junto a Chaeyoung.
Nunca se arrepentiría de haber escogido ese caminó por más tropiezos que tuvieran.
—Sana...—Susurro Dahyun recostándose de nuevo en la cama abrazando a Sana—Te amo, en verdad lo hago—Le dio un pequeño beso en la espalda que consiguió despertarla.
—¿Qué pasa princesa?—Abrió un poco los ojos estaba todavía un poco dormida—¿Te duele algo? ¿Quieres que te lleve al médico?
Dahyun negó y abrazaba más fuerte a Sana. Al principió solía llorar, no lograba creer que ahora estuviera todo tranquilo, que no tendría más miedo y que nadie más quisiera lastimarlas. No deseaba verla herida de nuevo.
—Estoy bien—Susurro Dahyun de nuevo—Es solo que quería abrazarte ¿No puedo?
—Claro que puedes—Sana se volteó de la cama y atrajo a Dahyun más pegada a su cuerpo, rodeándola con sus brazos—Tú puedes abrazarme las veces que quieras, siempre estaré agradecida de que lo hagas—Se acerco a su oído y le paso la nariz suavemente—Te amo...—Le susurro al oído—¿Puedo besarte? No debería pedirte permiso a estas alturas, sin embargo quiero hacerlo ¿Me lo permites?
Dahyun asintió y Sana solo sonrió al ver su respuesta. Sus labios se juntaron, ya están acostumbrados a sentir esa suavidad, ese sabor, esa sensación de sus lenguas chocando y sumergiéndose en su interior. Las manos de la japonesa las cuáles siempre rodeaban su cintura o revolvían su cabello, esas caricias tan pequeñas que hacía con sus dedos en su espalda, no lo cambiaría por nada de este mundo. Los besos tardaron varios minutos, hasta que sus respiraciones no pudieron más y tuvieron que separarse, se volvió una costumbre de parte de Dahyun querer mirarla tan de cerca notando esos brillos que se formaban en los ojos de Sana, esa mirada que veía con odio a todos, logró conseguir ese brillo que la hacía sentir tantas cosas.
—¿Tienes hambre?—Le preguntó de una manera tierna que hizo sonrojar a Sana en su totalidad—¿Pasa algo?—Preguntó curiosa de nuevo.
—Sí te digo lo que quiero comer, estoy segura de que me dirías que no—Sana le sonrió y luego mordió su labio interior intentando seducirla con la mirada—Debes de estar cansada después de lo de anoche, gritabas mucho y temía que me dejaras sorda—Se bufó.
—¡Q-que dices Sana!—Dijo con dificultad y el rostro totalmente sonrojado por esa insinuación—Deja de jugar con eso—Hizo un puchero de disgusto—Ahora prepárate tu comida sola.
Se estaba levantando de la cama, hasta que los brazos de Sana rodearon su cintura evitando que diera un paso fuera de su habitación. Sana recostó las mejillas en su espalda, lograba sentir su respiración que le estaban haciendo cosquillas con cada pequeño movimiento involuntario que hacía, aún con todo el silencio dentro de la habitación, eran momentos en los que únicamente deseaba escuchar las respiraciones la una de la otra. Miró el reloj de la pared aún costado del tocador, al darse cuenta de la hora, Dahyun casi sale volando de la cama, ya se hacía tarde, y hoy era un día importante.
—Tenemos que apresurarnos, por fin llegó el día que tanto esperábamos—Dahyun se levantó de la cama rompiendo con el abrazo y miró de reojo a la japonesa quién parecía todavía dormida—Debes irte antes de que llegué Chaeyoung, Sana.
Sana no quería levantarse de la cama, estaba demasiado cansada luego de todo lo que hicieron en la noche, solo quería dormir todo el día.
—Todavía es temprano, puedo dormir todavía un poco más—Sana se volvió acomodar dentro de la cama abrazando la almohada que estaba de su lado—No veré nada, así que no te preocupes por mi, puedes estar tranquila.
Dahyun frunció el ceño mirando directamente a la japonesa a quién quería asesinar con la mirada.
—¿Me vas hacer esto en un día tan importante como hoy?—Chasqueó los dientes la menor—Eres increíble, Sana.
Salió de la habitación totalmente furiosa cerrando la puerta con fuerza y fue en busca de un vaso de agua para intentar calmar su enojo, la ponía furiosa como tomaba a la ligera un día tan importante para ambas, ella por todo el contrario desde hace una semana no podía ocultar la felicidad que sentía porque ese día llegara.
Sana se levantó de la cama desconcertada, no necesitaba preguntarle directamente a Dahyun que estaba molesta o algo parecido, la simple acción de cerrar con fuerza la puerta decía todo, la había cagado en un día tan importante para amabas. Salió de la cama con prisa en busca de su ropa para cambiarse e irse y que la menor olvidará su enojo de la mañana, busco lo primero que se encontró que eran unos jeans de mezclilla, unos tenis color negro, una blusa blanca y una sudadera para el frio. Al salir de la habitación se encontró con la mirada furiosa de su novia, no dejaba de mirarla con el ceño totalmente fruncido, se acercó con mucho cuidado a disculparse pero esta solo le dio la espalda.
—¿Vas a continuar enojada todo el día?—Susurro Sana con un puchero en el rostro—No te enojes solamente por una tontería, princesa.
—No es una tontería el día de hoy, lo sabes totalmente—Asentó el vaso de agua con fuerza sobre la mesa y volteó a ver a Sana—Mejor vete antes de que me enoje más contigo—Le señalo la puerta.
Sin protestar, le dio un pequeño beso en los labios antes de irse, aunque no fue un beso correspondió al menos lo había intentando. Si comprendía la razón de su enojo, más no creía que fuera para tanto, no es como si no fuera a irse, solo deseaba dormir un poco más para poder estar perfectamente en el atardecer. Las segundos volaban en las manecillas de los relojes, sin darse cuenta el medio día llegó y los nervios iban aumentando, en la mañana estaba perfectamente tranquila pero con el pasar de las horas, simplemente el miedo se apoderaba de ella, no solamente para ella, si no también para Dahyun.
—¿Te encuentras bien? Estas sudando mucho—Dijo Mina sacando a Sana de su imaginación.
—¡Eh!—Dijo Sana aturdida—Estoy bien, no pasa nada.
—¿Segura?—Se bufó Mina divertida ante la situación de su mejor amiga—No pareces estar bien, estas sudando mucho.
—Si, no te preocupes demasiado, Mina.
Momo vino con unas bebidas refrescantes y las dejo en la mesa para que las agarraran y bebieran.
—Yo en tu lugar estaría nerviosa—Se sentó en la silla vacía alado de Sana—Tú fuiste la que más sufrió con toda esta situación, debes sentirte emocionada pero a la vez nerviosa—Volteó a ver a Mina—Mina estuvo nerviosa el día de su boda, casi se cae al entrar ¿No te acuerdas?
Mina asintió, estaba de acuerdo con todo lo que Momo había dicho.
—No tienes que preocuparte por sentirte presionada, solo cambiará el hecho de que tendrán una relación formal, y eso es todo—Mina bebió un poco de agua y cruzo las piernas—¿Dahyun como se encuentra? ¿Normal o más nerviosa que tú?
—Nerviosa, supongo—Sana bebió un poco de agua—Ayer en la noche estuvo muy cariñosa, y hoy en la mañana se enojo conmigo por no querer levantarme de la cama—Se levantó de la silla y rasco un poco su cabeza debido a los nervios—Cambiando el tema, podrían acompañarme a un lugar antes de irnos.
Tanto Mina como Momo estaban confundidas, no sabían con exactitud a que lugar las llevarían, sin embargo terminaron aceptando. Fueron en el vehículo de Momo, Sana le indicó la dirección a la que tenían que ir, se detuvieron enfrente de un cementerio, en ese lugar permanecía enterrado el cuerpo de la coreana, y no habían visitado esa tumba ni una sola vez. No llevaban flores con ellas, por eso se les hizo más extraño el tener que ir a un lugar como un cementerio horas antes de la boda de Sana.
—¿Por qué quisiste venir aquí?—Preguntaron ambas japonesas desconcertadas.
—Quería visitarla antes de la boda—Sana se desabrocho el cinturón de seguridad y abrió la puerta—Iré sola, no necesitan venir conmigo es algo que quiero hacer sola.
Ambas amigas asintieron, no la acompañaron ni insistieron en ir. Sana desde hace tiempo quería visitarla, nunca tuvo oportunidad de ir y creía que de no hacerlo hoy, jamás iría. Busco entre todas las tumbas el nombre de Minjoo, tardo varios minutos en encontrarlo hasta que lo busco al final de la segunda fila, estaba sucio y abandonado, no había rastro de que alguien hubiera ido desde hace tiempo. Saco un sobre del bolsillo y lo sostuvo con ambas manos antes de dejarla sobre la tumba.
—Es una lastima que murieras de esa forma, te vi crecer y morir, eso no es algo muy lindo de ver—Sana dejo salir un pequeño suspiro y miraba la tumba con nostalgia recordándola—Intentaste dañar a la persona más importante para mi y aún así quiero perdonarte, pero más que nada quiero despedirme de ti—Hizo una reverencia—Hoy mi vida cambiará, uniré mi vida con la de Dahyun y quise contártelo—Alzó la cabeza y sonrió—Te escribí una carta con cada palabra que seguramente querías escuchar de mi y espero que eso te sirva como consuelo—Se dio la media vuelta—Descansa en paz, Minjoo.
Fue de vuelta al vehículo, ahí estaban sus dos mejores amigas escuchando música mientras la esperaban, subió al auto y miró una última vez el cementerio. No le hicieron preguntas, fueron directamente al departamento de Mina en dónde se cambiaría para ir al salón en dónde sería la boda.
Del otro lado de la ciudad.
Dahyun por otro lado estaba hecha un lío total, cada peinado que le terminaban de hacer no le parecía y hasta el maquillaje, quería que todo estuviera bien y en orden, no deseaba que algo saliera mal o no se lo perdonaría a si misma. El vestido que escogió con ayuda de sus mejores amigas, sin duda había sido su mejor elección, desde que lo probó en la boutique quedo encantada con el, como se le veía, lo cómodo y lo hermoso que se le veía la termino de convencer de que ese era el elegido. No paraba de mirarse en el espejo, daba vueltas queriendo apreciarlo todo, seguía sin creer que ella estuviera ahí parada apunto de casarse con la persona que más amaba.
—Ese vestido te queda perfectamente bien, Dahyun—Dijo Jihyo sonriendo tan feliz por su amiga—Ese vestido fue echo especialmente para ti.
Nayeon y Chaeyoung estuvieron de acuerdo con Jihyo.
—¿En serio lo creen?—Todas asintieron sonriendo y eso la hizo tan feliz—Sigo sin creer que me casare con Sana luego de tantas cosas—Intento contener sus lágrimas para no arruinar su maquillaje—Lo siento—Se disculpo—Es solo que... pasamos por tanto y eso me pone sensible.
—Eres fuerte, de eso no hay ni la menor duda—Chaeyoung la consoló—Este día no es para pensar en cosas triste, el pasado no existe hoy, el futuro es en lo que deberías pensar.
—Es verdad—Dahyun sonrió de nuevo y volvió a verse en el espejo—Solamente pensaré en ella y yo, en nadie más.
Miraron el reloj de la pared, se apresuraron al ver que horas era ya. Se les hacía tarde, por lo que todas se dieron un último retoque antes de que fueran por ellas. De caminó al salón intentaron de mil formas de calmar los nervios de la chica de piel pálida, no paraba de moverse, de jugar con sus dedos o de respirar demasiado fuerte, era un caos total dentro del vehículo. Por la ventana se podía ver el montón de personas afuera, inhalo un poco de aire y lo dejo salir poco a poco, cerro los ojos y los abrió apenas el vehículo se detuvo. Miró a la puerta y ahí estaba Sana esperándola con una enorme sonrisa, aún con toda esa multitud sus miradas se encontraban mutuamente, salió del vehículo, los gritos no tardaron en escucharse, su madre se acerco para llevarla adentro en dónde la esperaban, trago un poco de saliva y dio un paso. Antes odiaba ser el centro de atención, ahora era todo lo contrarió quería que todos la miraran, que todos al igual que ella estuvieran felices, no dejaba de sonreír ni su corazón dejaba de palpitar con tanta fuerza y se volvió loco al tener a Sana cerca.
—Desde que te conozco, desde que estas conmigo—Sana pidió la mano de Dahyun y sin dejar de sonreírle la agarro con mucha delicadeza—Siempre será mi día de suerte por tenerte—Finalizó.
Sana no llevaba puesto un vestido, llevaba puesto un pantalón negro con una blusa blanca, no iba vestida de una forma masculina pero tampoco quiso usar vestido, no quería opacar la belleza de Dahyun. Entraron al salón en dónde el juez las esperaba, todos entraron detrás de ellas y con los rostros totalmente sonrojados, llegaron al final de su caminó. Todos tomaron asiento en sus respectivos lugares y todas las miradas estaban sobre ellas.
—¿No estas nerviosa?—Le susurro a Sana—A diferencia de mi, yo no paro de temblar.
Sana asintió con la cabeza y le sonrió a Dahyun.
—Claro que lo estoy—Sostuvo las dos manos de Dahyun—Voy a casarme con la chica de mis sueños, estoy intentando contener mis emociones.
—Es nuestro día, nadie tiene porque arruinarlo.
Voltearon a ver al juez quién estaba parado al frente suyo con un libro en manos y luego volvieron a mirarse mutuamente, en ese momento todo a su al rededor se desconecto, nada más existían ellas dos, no habrían más lágrimas, ni problemas, todo se convirtió en un sueño, algo que ni siquiera en sus sueños más locos, se hubieran imaginado que sucedería. El amor que sentían era puro y bonito, y lo único que ambas querían es ser felices. Sostener las manos de Dahyun era como sostener el cielo mismo, las manos de aquella persona que le ofreció su vida, su calidez al dormir cada mañana y por aceptarla con toda la mierda que llevaba detrás de la espalda, cosas que nunca podría olvidar, nadie la habría aceptado con toda esa mierda.
—¿Aceptas a Kim Dahyun como tu esposa y prometes protegerla en la salud y en la enfermedad?
Sana sonrió dejando ver sus dientes y miró de nuevo de pies a cabeza a su querida novia.
—Yo te quiero a ti como mi compañera de vida, y me entregó a ti completamente todos los días de mi vida—Se acercaron con los anillos agarro uno y beso la mano de Dahyun antes de ponérselo— Y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Dahyun luchaba con todas sus fuerzas para no caer en llanto, escuchar y ver ese anillo en su dedo, era un regalo.
—¿Aceptas a Minatozaki Sana como tu esposa y prometes protegerla en la salud y en la enfermedad?
Dahyun agarro el último anillo y antes de ponérselo en el dedo a la japonesa, volteó a ver a todo el salón, queriendo convencerse a si misma que todo era real.
—Yo Kim Dahyun prometo amarte cada día de mi vida, y me entrego a ti completamente—Le puso el anillo a Sana—Pero más que nada, prometo que nadie más te amará tanto como yo, así que te prometo que no te arrepentirás de haber escogido a la chica tonta que conociste en las carreras de motocicletas hace mucho tiempo—Se limpió un par de lágrimas—Este es nuestro inició, no el final de nuestro camino.
Miraron al juez, tomaron aquellos lapiceros sobre la mesa y firmaron lo más rápido posible, con las manos temblorosas de los nervios, lo único que deseaban eran poder besarse.
—Ya puedes besarla—Le indicó el Juez señalando a Dahyun.
Sana acarició la mejilla de Dahyun, su determinación se había roto, las manos no paraban de temblar, quiso observarla un poco más. Cerró los ojos y luego de tanta espera, sus labios por fin volvieron a encontrarse, se conocían perfectamente y aun así no había día en el que no se extrañaran. Todos se levantaron aplaudir y gritaban de la emoción, no solo era un día esperado para ellas solamente, si no para todo aquel que conocía su particular historia de amor que comenzó en el lugar menos indicado pero que termino en un salón con todos sus seres queridos y con un anillo como símbolo de promesa. Terminaron el corto y pequeño dulce beso, y entre miradas y sonrisas, su amor triunfó más que la agonía misma y la melancolía.
Flashback:
— ¡Mucho gusto!— Saludaron todos haciendo una pequeña reverencia. Aunque Dahyun se encontraba nerviosa y no entendía el por que.
— Mucho gusto, me dicen Minatozaki—La chica tenía una voz dulce. Se quito el casco dejando ver su cabello largo castaño y su rostro tan misterioso— Bueno es hora de irme, aunque deberías decirle a tu amigo el ñoño y su novia que no la fiesta infantil es en otro lado.
Fin del flashback:
—Si no hubiera ido a esas carreras de motocicletas, si no nos hubiéramos conocido, mi vida no hubiera sido tan peculiar ni tan divertida—Dahyun se lanzó en los brazos de Sana—Te amo tanto, Minatozaki Sana.
—Te amo mucho más, Kim Dahyun.
No eran más una triste historia de amor.
Fin.
Se que me tarde un montón para publicarlo, pero espero que por fin sean felices con este epilogo que llevaba prometiendo desde el año pasado. No quería publicar mi nueva historia sin haber subido este capitulo, muchas gracias si llegaste hasta aquí. uwu
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