𝟏𝟑
Los días iban pasando más rápido de lo que se imaginaron, aquellas marcas desaparecieron de su cuerpo y no estaban más. Ahora intentaban comunicarse más, lo único que la japonesa no podía decirle del todo a Dahyun era su problema con cierta sustancia nociva para su salud.
Ahora luego de días por fin fueron de compras para llenar su alacena que ya estaba demasiado vacía. Ninguna de las dos quería seguir comprando comida, hasta Sana se comprometió para aprender a cocinar y se turnaran. La ropa era de la misma manera, se turnarían y si que les estaba yendo bien y el trabajo parecía mejorar relativamente.
Para su mala suerte la que llevaría el carrito de compras sería nada menos que Sana. No se discutió, simplemente así lo decidió la menor. Tenía su lista en mano y poco a poco iban a las secciones en dónde estaba lo que buscaban. Dahyun era demasiado sería respecto a las compras, también pensó en comprar cosas saludables para que tuvieran una mejor alimentación y como Sana entrenaba igual se cuidara. No se lo mencionaba pero se daba cuenta que el físico de Sana era mucho mejor ahora que antes, sus abs se notaban más y estaban firmes. También se dio cuenta por la facilidad en que la alzaba cuándo tonteaban juntas.
—Podrías pasarme lo de ahí—Dahyun señalo unas cajas de leches.
—Claro—Respondió Sana a su petición.
Sana lo alcanzó de manera muy fácil. Las colocó en el carrito luego de que Dahyun le dijera que si eran las que buscaban.
—Esto se me hace familiar... la primera vez que te acompañe de compras—Rió Sana recordando.
—La primera vez después de regresar.
Dahyun la tomó de la mano para que hicieran sus compras normales. No tardaron mucho tiempo, fueron a la caja a pagar para regresar a casa. Hoy eran sus días de libres de las dos, se sentía aliviada luego de estar una semana encerrada en el estudio con Eunwoo.
La parte difícil de comprar muchísimas cosas es que no podían ir en motocicleta. De vez en cuándo pensaban muy seriamente si debían comprar un vehículo para moverse mejor pero una parte de ambas no querían que se perdiera la esencia que las unió.
Llegaron a casa, lo primero que hicieron fue tirarse en el sofá. Primero cayó Sana y luego Dahyun quién se sentó en su regazo y fue inmediatamente abrazada.
—Me gusta el perfume que llevas hoy—Susurro Sana al aire.
—Es el que siempre he usado—Le contestó Dahyun.
Sana tocaba parte de las piernas de Dahyun que las cubría solo el short que llevaba puesto. Eso hizo que se erizara su piel como siempre lo lograba. Llevaban días sin darse al menos un beso.
—¿Como te va en tu trabajo? Puedo notar que vienes cansada—Preguntó curiosa Sana quién siempre observaba la manera rápida de dormir de su novia.
—Eunwoo y yo estamos trabajando duro para poder terminar de grabar—La menor recordó lo cansado que llegaba hacer—. ¿Has vuelto a buscar a Tzuyu?
Sana cambió su expresión a una de confusión.
—¿Buscar a Tzuyu? Yo no la buscó—Afirmó Sana quién no quitaba su expresión.
—Tzuyu me dijo muy segura que eras tú... pero eso no importa ahora—Dahyun acarició las manos de Sana—. Debería ir a preparar algo de comer.
Se levantó rápido de su asiento pero luego fue jalada por Sana de nuevo. La abrazó escondiendo su rostro en el cuello de Dahyun. Ahí estaban paradas siendo alumbradas con los rayos del sol que entraban por su ventana. En su mente vagaba esa canción que escribió que iba dirigida en parte a su novia quien la abrazaba en esos momentos.
—¿Que pasa Sana?—Preguntó Dahyun quien parecía no entender.
—Solo quiero estar un poco más así—Pidió Sana amable.
Mientras Dahyun iba a preparar algo a la cocina revisó su celular que no dejaba de sonar con muchos mensajes de sus dos mejores amigas. Parecía que tenían muchas ganas de salir porque incluso hasta le llamaron. Sabía que si decía que no eran capaces de ir a buscarla pero quería quedarse con Dahyun a ver películas toda la noche y descansar un poco más.
Fue a la cocina en dónde parecía estar todo el orden, la veía disfrutar del cocinar. Siempre tuvo esa afición por la cocina y era muy tranquilizador mirarla. Tenía puesto un mandil que lograba que se mirara muy tierna y le daba ganas de ir a comersela a besos. Aunque una duda invadía su mente, cómo es que Tzuyu le entregó su abrigo, creía capaz de muchas cosas más cuándo se tratara de molestar para eso era experta.
Mientras Dahyun seguía cocinando saco su celular y por primera vez le envió un mensaje para poder aclarar sus dudas. Se sentó en el sofá esperando el mensaje de la contraria, para su buena suerte no tardó mucho tiempo y le respondió. Lo que leía no lo creía, ni en sus pensamientos más locos se imaginaba lo que estaba leyendo. No debía seguir en ese lugar, conocía todos los lugares sucios de su familia, conocía perfectamente que se guardaba en ese lugar. Ahora recordaba muy bien el lugar y cuántas veces tuvo que ir por drogas en aquel lugar las veces que se lo pedían.
—Princesa...—Susurro Sana acercándose a la cocina con mucho cuidado sin hacer ningún ruido con sus zapatos.
Dahyun estaba concentrada cocinando, nada la distraía cuándo lo estaba haciendo. Uno de sus hobbies favoritos siempre fue la cocina y se podía notar con la pasión en la que cocinaba, y en como ignoraba hasta a Sana. Se volvió acercar pero esta vez quedando a su lado deteniendo a Dahyun quién cortaba con mucha precisión las zanahorias.
—¿Que pasa Sana?—Pregunto Dahyun un poco desconcertada al notar la mirada de su novia.
—¿Tzuyu es tu jefa? ¿No es así?—Preguntó con calma Sana para no levantar mucha sospecha.
—Sí... creí que te había dicho—Respondió intentando volver a lo que seguía haciendo. Eso iba hacer pero observo que Sana aún la miraba con preocupación—. ¿Todo está bien?
Esta vez era Sana la que no sabía qué responder. Tenía que decirle la verdad de otra forma Dahyun no entendería y no sabría al peligro que estaba expuesta.
—No deberías trabajar ahí. No es el lugar que tu crees—Soltó con desespero Sana quién sujeto la mano de Dahyun.
Dahyun quedo con los ojos totalmente abiertos. Como no se lo imagino sabía a lo que se dedicaba la familia de Tzuyu más cuando Eunwoo le contó que era perteneciente a la familia y era hija del CEO. Ahora que lo pensaba todas las señales estaban ahí, pero no quería salirse el lugar en verdad le gustaba.
—No deberías preocuparte por eso, hasta ahora no ha sucedido nada extraño—Sujeto con su otra mano la de Sana para intentar calmarla—. No te preocupes por mi, se cuidarme sola.
—Esto es diferente, las personas de ahí no son buenas...—Soltó con desespero. Intentó calmarse pero no lo conseguía—. Yo no puedo protegerte estando tan lejos de ti.
Lo único que quería era cuidarla, protegerla y que nadie le hiciera daño. Esa era su preocupación, todo era estúpido en ese mundo. Ahí no existía la razón, ni la piedad por las personas inocentes, eso era algo que nunca podría entender personas como lo eran Dahyun. La crueldad de ese mundo tan bajo y vació. El daño que te puede ocasionar o lo que te pueden obligar hacer por dinero, satisfacción y capricho.
Recordaba las veces que intentaron tocarla por hombres tanto a ella como a sus dos mejores amigas. Las tantas veces que tuvieron que huir para que nadie las tocara, ni un solo centímetro de su cuerpo.
—No necesito que me protejas todo el tiempo. No soy una persona débil—Expresó orgullosa pero a diferencia de Sana sus palabras no eran nada.
—Si ves algo extraño por mínimo que sea, por favor llámame—Pidió Sana para no hacerle perder más el tiempo porque sabía que Dahyun era una persona testaruda y no le haría caso.
Dahyun asintió a sus palabras y continuo cocinando como si nunca hubieran tenido esa plática. Ella lo encontraba tonto, no veía nada extraño y ahora sería más observadora con su alrededor. Mientras nada interrumpe su futuro continuaría ahí, aún con Tzuyu siendo su jefa y eso ya era algo incomodo.
Nunca supo que comida era la favorita de Sana, así que haría de todo para que un día lo descubriera. No tenía caso preguntar, todo lo que comió por toda su vida eran cosas en la calle, eso no era comida y no se comparaba a la comida casera. Esto era distinto, en estos platillos se podía sentir el amor, al igual que ella los sentía en cada comida que preparaba su madre para ella. Lo único que quería es que su felicidad nadie la arruinará ni ellas ni nadie externo.
Cuándo termino de cocinar fue a buscar a Sana quién dormía en el suelo pegando su espalda al sofá. A veces notaba que tenía ciertas manías extrañas, una de ellas era que hablaba dormida, otra es que ciertos días tenía la costumbre de meter sus manos a su pijama para acariciarla eso era extraño, pero lo disfrutaba que no le decía nada. Y ahí estaba observándola, se sentó del mismo modo en el que Sana estaba y recostó su cabeza en el hombro. Escuchaba su respiración que era calmada, estaba tranquila y le encantaba verla de esa manera.
Se levantó porque de quedarse más tiempo terminaría dormida también ella. La levantó con un pequeño beso que hizo mover un poco su cuerpo y luego le mordió sus labios para poder despertarla por completo. Sana quién abrió los ojos sujeto a Dahyun para profundizar ese beso que se terminó convirtiendo más bien en la comida ya que devoraba sus labios como podía.
—No me canso de besarte—Expresó con sinceridad Sana quién se levanto del suelo para seguir a Dahyun—. ¡Huele delicioso!
—Espero que te guste toda la comida—Dijo con orgullo. Se notaba su rostro de felicidad y satisfacción en cada expresión.
Sana no respondió más porque se sirvió de golpe toda la comida. Extrañaba el sazón que solo Dahyun tenía, su comida siempre era deliciosa aunque fuera modesta al decir que no era tan buena y que le faltaba; pero solo mentía. Era tan buena que terminó limpiando su plato y lamiendo un poco de sus dedos que contenían comida. Dahyun quién la observaba no pudo aguantarse la risa y la emoción que se levanto de su asiento y le dejo un pequeño beso en la nariz tan pequeño que hizo sonrojar a Sana.
El día de descanso que tuvieron las dos se estaba volviendo parte de sus buenos recuerdos. No tenían porque preocuparse por el futuro cuándo el presente estaba yendo bien tal como se lo imaginaron con unas pequeñas cosas malas pero al final de cuentas todo estaba perfecto. Lavaron los trastes entre bromas y risas, se les paso tanto el tiempo que incluso Dahyun termino totalmente mojada en agua, ya que Sana le tiro un poco encima. Parecían dos niñas pequeñas que se terminaron peleando en forma de broma.
Ya eran las 9 de la noche, Dahyun tenía que ir muy temprano a su trabajo para terminar unos pequeños gestos. Se habían metido a bañar juntas pero esquivando los miles de intentos de Sana por hacerlo en la ducha, hasta con pequeños pucheros lo intento pero no cayó en su juego. Se fueron acostar como lo tenían planeado y se pusieron en sus posiciones habituales, de cucharita siendo Sana la que la abrazaba.
Ya estaba por cerrar los ojos cuándo sintió que el celular de Sana sonaba, lo primero que hizo fue volver a intentar dormir pero sintió su inquietud.
—¿Paso algo malo?—Pregunto mientras dormitaba Dahyun.
—No es nada. Solo duerme princesa—Respondió con su sencilla voz suave de niña pequeña.
El mensaje que recién le enviaron era inquietante, el número era desconocido. No era normal recibir esos mensajes, era la primera vez que los recibía.
Hola Sana, pronto nos veremos las caras.
Que preciosa novia tienes. Deberías compartirla.
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No tenía más enemigos, nunca los tuvo solo rivalidades. Ahora la pregunta era muy clara ni ella misma sabía que era lo que quería esa persona. No estaba más en ese mundo, pero si con tal de proteger a Dahyun lo haría sin pensarlo por más malo que fuera lo que le pidieran. Muy pronto lo descubriría.
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