• Déjame Curarte •
A medida que los números rojos del ascensor subían de nivel, por alguna razón su ansiedad también aumentaba. Mordía la uña de su pulgar izquierdo mientras veía los números cambiar, mientras que de manera casi inconsciente agitaba su pierna haciendo un ruido constante con su zapato golpeando el suelo, y con su mano derecha apoyada y sujeta en el barandal detrás de sí, presionaba el agarre en este mismo haciendo que sus nudillos tomaran color.
La notificación de un nuevo mensaje proveniente del celular que traía en el bolsillo de su pantalón, logró llamar su atención distrayéndolo de su nerviosismo. Tomó el aparato y leyó sin entusiasmo aquel texto de su jefe, el cual le informaba qué turno cubriría para completar las horas restantes que le correspondían por haber abandonado su puesto en horario de trabajo. Luego de organizarse mentalmente con el día y horario asignado, sin enviar una respuesta guardó nuevamente su celular de donde lo había sacado.
Y con la cabeza agacha, giró su cuerpo quedando frente al espejo, apoyándose ahora con ambas manos sobre el tubo metálico. Levantó su vista encontrándose con su propia imagen un tanto desprolija y con un leve brillo de sudor sobre su frente, aquello le trajo a su mente el repentino recuerdo de la vez que por fallas técnicas se quedó atrapado con su novio en ese mismo ascensor, dos horas, dos de las cuales en una de esas benditas horas mataron el tiempo teniendo sexo al desenfreno hasta quedarse casi sin oxígeno que respirar, dejando los espejos completamente empañados, inundando la cabina de roncos gemidos sin contención, y deleitándose con oír la perfecta vocalización de su nombre siendo deliberadamente pronunciado por la melodiosa voz de su novio ante el punto más placentero de su orgasmo.
Un recuerdo que efectivamente comenzaba a ajustarse en sus pantalones, un cosquilleo que lo hizo reaccionar y sonreírse a sí mismo en el espejo, para luego mirar en el reflejo aquellos números sobre la puerta que al fin se marcaban en color verde y abría sus puertas plateadas en el piso donde esperaba llegar.
Con algo de torpeza introdujo la llave correspondiente a su departamento, giró un par de veces la misma y la gran puerta se abrió. Al ingresar dejó sus zapatos a un costado de la entrada y caminó con prisa en dirección al cuarto principal, donde esperaba encontrar a la persona que sacudió su mundo con una sonrisa.
Y ahí estaba él, sentado en una tierna posición de loto, bajo las mantas de la cama que lo cubrían hasta su regazo, y con una taza entre las manos.
—Hola, mi amor —cerró la puerta y caminó hacia él, notando cómo unía sus cejas en preocupación, mirándolo con ojos brillantes en lo que abultaba sus labios.
—Yoongi... —rápido, se colocó correctamente el cubrebocas que traía enganchado en su mentón—. Amor, estás en casa —le sonrió ampliamente detrás de la tela que lo ocultaba, observándolo sentarse a su costado, quedando frente a él.
—Dijiste que te sentías mal, así que salí antes del trabajo para estar contigo —frunció su ceño al no poder apreciar por completo el bonito rostro de su novio. Pero enseguida le dedicó una sonrisa y dulce mirada, que sólo reflejaban lo enamorado que estaba de él—. ¿Qué tienes, bebé?
Y aquel sintió su corazón derretirse al ser observado con tanto amor.
—No es nada grave —sonrojado, bajó su mirada hasta la taza que aún sostenía entre las manos y volvió a mirarlo con decaimiento, sin poder ocultar lo mal que se sentía—. Sólo tengo un poco de fiebre...
—Déjame ver —con delicadeza hizo a un lado el flequillo castaño que cubría su frente, para luego apoyar sobre ella el dorso de su mano izquierda—. No tienes poca, Jimin tienes mucha fiebre, dime ¿te duele algo más? —lo vio negar con lentitud—. Bien, tal vez sólo se trate de una gripe, pero si empeora te llevaré al médico —lo vio asentir y luego negar rápidamente, causándole gracia al recordar que él odiaba los hospitales—. Ahora, deberías terminar tu té antes de que se enfríe —se acercó y señaló la taza mientras se disponía a bajarle el cubrebocas, hasta dejárselo de nuevo en su mentón. Aquello le permitió poder ver su pequeña nariz, sus mejillas ruborizadas, y también aquellos perfectos y carnosos labios que para él eran una maravilla mundial.
Lo observó casi hipnotizado mientras bebía del líquido caliente, apreciando toda acción como si se moviera en cámara lenta: el vapor que humedecía la punta de su nariz al introducirse en la taza, sus ojos cerrándose al momento en que el calor llegaba hasta sus pestañas, la hendidura sobre sus labios levemente humedecida, y el fascinante brillo que terminaban por obtener sus esponjosos labios debido a la miel, viéndose tan tersos y apetecibles tal cual manzana acaramelada.
—Dios... —para ese entonces ya tenía su mano izquierda tomándolo delicadamente por el mentón y acariciando con el pulgar la superficie de su húmedo labio inferior—. Te extrañé tanto —dijo, mientras que con el mismo dedo presionaba y tiraba suavemente hacia abajo su barbilla, haciendo que sus labios se separaran ligeramente, dejando ver cómo su lengua se asomaba tras sus perlados dientes. Aquello hizo que relamiera sus propios labios ante la tentación de besarlo, y quería hacerlo, iba a hacerlo, pero cuando intentó acercársele, lo detuvo poniendo una de sus manos sobre su pecho—. Amor ¿qué sucede? —le preguntó confundido.
Estando extremadamente sonrojado y sintiendo algo de pena, Jimin volvió a colocarse el barbijo evitando mirarlo a los ojos.
—Es que... te puedo contagiar —contestó él.
Enternecido, Yoongi no pudo evitar sonreír al escuchar aquello. Su pequeño novio estaba ruborizado hasta las orejas y además se veía tan pachucho que su corazón se estrujaba de sólo mirarlo.
—No te preocupes por mí —le revolvió sus cabellos mientras se levantaba de su lugar—. Te darás un baño para bajar la fiebre cuando termines con tu té —dijo por último después de haber besado su frente y abandonar la habitación para entrar al cuarto de baño.
Estaban tan acostumbrados a siempre bañarse juntos, que esta vez no iba a ser la excepción. Jimin se encontraba sentado entre las piernas de Yoongi, con la espalda pegada a su pecho, mientras que ambos jugaban con las manos del otro, comparando el tamaño entre ellas y observando cómo a pesar de la gran diferencia, encajaban a la perfección una con la otra.
Hasta que el pelinegro decidió tomar el jabón y comenzar a pasarlo con suavidad sobre los brazos del castaño, una acción que hizo que aquel se sentara más recto, dejando expuesta su espalda ante él, con la intención de que así pudiera enjabonarlo con facilidad. Pero aquello no sucedió, sino que este se le acercó apegándose nuevamente a su cuerpo, depositándole tiernos besos sobre sus húmedos hombros hasta la nuca, haciendo que por acto reflejo cerrara sus ojos ante el cálido tacto de aquellos labios y de la mano izquierda que se pasdaba por sobre su pecho y abdomen.
De pronto, Jimin lo sintió acariciarlo lentamente con el jabón debajo del agua, sobre la parte interna de su muslo derecho, haciéndolo suspirar y estremecerse por completo. Hasta que la mano que lo acariciaba con suavidad, ejerció otro tipo de caricia en cuanto dejó caer el jabón en el suelo de la bañera, una caricia que presionaba su ingle, provocándole un estímulo que lo hizo reaccionar en el momento.
—Yoongi... —detuvo su mano—. Mi temperatura corporal es alta, y esto sólo la va a empeorar —rió con nerviosismo y entonces lo sintió separarse un poco de él.
—Y ¿qué hay de mi temperatura corporal? —habló de forma pícara en lo que abrazaba el menudo cuerpo de su novio, quien comenzaba a sentirse mal por haberle negado antes un beso y ahora también, el sexo.
Jimin lo hacía con su mejor intención, no quería que Yoongi enfermara por su culpa, porque sabía que sería algo inevitable que si él lo besaba, correspondería al beso. Así que por eso lo estaba evitando.
—Lo siento... —se lamentó mientras agachaba la cabeza.
Yoongi lo conocía bien, sabía que lo estaba cuidando de su gripe, aunque él estuviera encargándose de eso. Tan sólo negó con la frente apoyada sobre la espalda de Jimin, tomando y presionando con una mano a su media erección, con la intención de que esta dejara de crecer.
—Está bien, bebé... no lo tomes en serio, lo dije en broma —le dijo mientras se incorporaba para besarle la nuca y así salir de la bañera—. Dejaré que tomes tu baño tranquilo ¿está bien? de todos modos ya me había bañado esta mañana...
Jimin observó a su novio colocarse una toalla alrededor de su cintura y salir por la puerta sin decir más palabra. Se sentía pésimo, porque él lo amaba, amaba que lo besara en cualquier parte de su cuerpo y que lo tocara con tal descaro para encenderlo, pero simplemente no podía dejarlo continuar, y esperaba que él no se molestara o se sintiera mal de alguna forma.
Por otro lado, a Yoongi no le molestaban sus actitudes, de hecho le sorprendía lo bien que estaba controlándose, ya que él era el más fogoso en la relación y quién mayormente manejaba la vida sexual de ambos, porque Jimin tal vez podía tener ese aspecto tierno y aura Angelical, pero también podía transformarse en un demonio, listo para encender tu cuerpo en ardientes llamas de placer, en cualquier momento y lugar.
Era de media noche y el de cabello azabache no conseguía conciliar el sueño. Había sido ignorado por su novio durante todo el día, y ahora que estaban en la misma cama y con poca ropa, se daban la espalda como si estuvieran enojados uno con el otro.
Yoongi no estaba enojado, pero el hecho de que su novio se colocara el barbijo incluso hasta para dormir, ocupando sólo su lugar de la cama, y le diera las buenas noches dándole la espalda, le hacía darse cuenta que claramente Jimin no quería dormir cerca de él. Y respetaba su espacio, a pesar de que todo aquello lo estaba matando, porque lo extrañaba, extrañaba la cercanía entre ambos a la hora de dormir, tenerlo recostado sobre su pecho, sentir su pequeña mano brindándole caricias en el abdomen y él por costumbre dormirse con una de sus manos sobre la cintura ajena descubierta.
Era difícil para Yoongi tenerlo tan cerca y a su vez sentirlo tan lejos, ya que después de lo que pasó en el baño, Jimin se dedicó a evitar todas sus muestras de cariño, haciéndole pensar que lo molestaba, logrando así que se detuviera para sólo atender de él como si de un conocido se tratase, sin poder darle un mimo o siquiera decirle algo dulce como un "te amo".
Sin embargo a Jimin parecía no importarle, según Yoongi, y aquella errónea idea suya, lo llevó a preguntarse si es que acaso Jimin ya no lo amaba, porque tal vez su comportamiento no se debía por estar enfermo, sino más bien porque sus sentimientos por él habían cambiado. Pero quizás también, él estaba preocupándose y siendo exagerado al pensar demasiado en ello, o quizá también no, no lo sabía, estaba torturándose mentalmente y no quería seguir así.
Se incorporó en la cama apartando las sábanas, y se estiró por sobre Jimin para encender el velador que estaba de su lado, luego de lograrlo se quedó arrimado casi encima de él. Lo observó dormir con suma tranquilidad, notando que aun estando semidesnudo, el sudor le pegaba algunos cabellos sobre su frente, y ver aquello lo animó a colocar su mano en ella, para asegurarse de que la fiebre no estuviera aumentando.
Ese pequeño tacto suyo, hizo que Jimin se removiera hasta darse por completo la vuelta, y frunció su ceño al sentir que algo pesaba sobre el colchón muy cerca de él. Y abrió sus ojos adormilados al sentir unas caricias en la piel de su cintura, encontrándose con un Yoongi que estaba mirándolo tan preocupado, que no pudo evitar tomar su rostro con ambas manos y masajear sus mejillas, algo que sin saberlo, generó calidez en el interior de su novio.
—¿Por qué me miras de esa manera?
Yoongi sintió su estómago volverse un desastre, al oírlo hablarle con suma suavidad.
—¿Te sientes bien? —le preguntó en un tono bajito, y lo vio asentir con seguridad a la par de que sus ojos se ocultaban levemente. Jimin le estaba sonriendo, pero no podía verlo por aquel estorbo de barbijo—. ¿Estás enojado conmigo? —quitó la mano que estaba sobre su cintura y él quitó las suyas de su rostro.
A Jimin se le estrujó el alma, al escuchar a su novio hacerle aquella pregunta.
—¿Por qué piensas eso? Claro que no, mi amor —se maldijo a sí mismo mentalmente, porque sabía que aquella duda en Yoongi se debía a cómo lo había tratado en todo el día.
—Es que... te has estado comportado tan distante conmigo...
Jimin lo notó medio nervioso al hablar, lo que provocó que su estómago se sintiera anudado, y se preguntó a sí mismo, si acaso había hecho que Yoongi se sintiera tan mal, que lo hizo pensar que ya no lo quería. Y aquello lo hizo sentirse horrible.
—Yo... bueno, creí que tal vez tú-
—Si terminas la frase me aventaré del décimo piso por nuestra ventana —lo interrumpió hablando rápido—. ¡Dios, soy de lo peor! —exclamó al cubrir su rostro con ambas manos, provocando que Yoongi no pudiera comprender lo que había dicho realmente.
—Jimin, si quieres decirme algo sólo dilo, pero sin esa estúpida cosa en tu cara y sin tus manos, porque así no puedo entenderte...
Jimin bajó sus manos con algo de sorpresa por aquel insulto hacia su cubrebocas, dándose cuenta de que le molestaba mucho que estuviera usándolo.
—Pero tengo gripe, la uso para evitar contagiarte... y es por esta misma razón, que no quería que estuvieras cerca de mí —lo vio rodar sus ojos mientras se disponía a quitárselo él mismo, dejándole en claro que no le importaba nada de aquello—. Pe- pero Yoongi...
—Con que sólo se trataba de eso, eh —negó aliviado—. Tu dulce acto de bondad me ha hecho sentir muy mal en el día de hoy —tiró el barbijo al suelo y se acercó más a él—. Soy yo el que está cuidándote para que te sientas mejor —lo tomó por el rostro con una mano y apretó sus mejillas, logrando abultar sus labios—. Déjame cuidar bien de ti, y ya no te preocupes por mí...
Soltó su rostro, y sin poder contenerse apresó los carnosos labios del menor con los suyos, deslizando también su mano por todo su pecho desnudo hasta llegar nuevamente a su cintura.
Jimin inmediatamente correspondió al beso, y sus labios de movieron en perfecta sintonía, una acción que provocó que un escalofrío le recorriera la columna. Y mientras sentía al pálido ubicarse encima de él, un segundo escalofrío se presentó a penas sintió la tibia lengua ajena, pasearse por sobre su labio inferior en busca de adentrarse y profundizar el beso. Él abrió su boca por instinto, permitiendo que la lengua del otro se encontrara también con la suya y exploraran juntos cada rincón sensible de sus bocas, suspirando lento, haciendo que los suspiros de ambos se mezclaran en medio del beso.
Habían estado todo el día deseando ese encuentro entre sus bocas, que se resistían a separarse ante la falta de aliento; pero cuando ya no pudieron seguir, se separaron soltando jadeos mientras intentaba recuperar el aire que les faltaba.
Yoongi observó el intenso color que habían tomado los labios de su pareja y también el evidente calor que resaltaba ferozmente en sus mejillas. Tenerlo debajo de él y en ese estado, era algo que lo excitaba en demasía, incluso si sólo se lo imaginaba a Jimin, estando así en su mente, podía despertar su miembro en cuestión de segundos, pero ese no era el caso, él en verdad se encontraba completamente ruborizado y jadeando debajo de su cuerpo. No pudo resistirse en esconderse en su cuello mientras comenzaba a acariciar sus caderas de manera ascendente hasta las costillas, una acción que el castaño detuvo.
—Yoongi, no... aún tengo fiebre y esto sólo lo empeorará —dijo con suma vergüenza—. No quiero sentirme peor...
Yoongi sonrió contra su cuello y comenzó a implantarle pequeños besos.
—Pero... si hacer el amor... es... la cura para tu malestar —siguió hablando entre cada beso—. No te resistas... déjame hacerlo... —lamio su piel—. Déjame curarte.
Restregó suavemente la nariz contra el cuello del menor, para luego separarse un poco de él y poder verlo directamente. Su pareja no decía nada pero lo miraba con aquel brillo tan característico en sus ojos que sólo reflejaban el deseo pasional que ambos compartían cuando se insinuaban amor. Así que sólo se inclinó y volvió a besarlo, un beso tierno que fue correspondido en señal de aceptación y permiso a proseguir con lo que ya había comenzado. Incorporándose se separó de él, acomodándose ubicado entre sus piernas, quedándose así en medio con sus rodillas flexionadas, apartando lentamente las mismas y haciendo que el castaño también abriera aún más las suyas. Luego colocó sus manos sobre cada rodilla desnuda, presionando con sus dedos en lo que se deslizaba lentamente por sus muslos, consiguiendo que aquel jadeara cerrando sus ojos y empuñara las manos sobre su pecho, al mismo tiempo en que mordía su labio inferior para no soltar un gemido.
De momento Yoongi agradecía que su novio estuviera en boxers, permitiéndole apreciar el espectáculo que crecía entre sus piernas a medida que se acercaba a él con ambas manos.
Jimin podía sentir la sangre caliente corriendo por las venas de aquella parte que comenzaba a erguirse, y arqueó su espalda cuando las grandes manos del pálido presionaron aún más al haber llegado hasta sus ingles, sintiendo también cómo terminaba ahí el recorrido de aquellas manos, ya que su pareja se detuvo allí y las quitó para apoyarse con ellas sobre el colchón, justo a cada lado por encima de sus hombros.
Yoongi lo miró a la cara, sabía que con lo siguiente su pequeño iba a retorcerse y él quería apreciar cada expresión de su rostro mientras sucedía, así que de manera tosca implementó un movimiento pélvico, frotando rudamente su miembro con el de Jimin, consiguiendo que este lo tomara con fuerza de los hombros, y que no pudiera reprimir el gemido de su garganta, algo que provocó al pálido volver a producir el mismo movimiento, ejerciéndola también con la misma presión pero más pausada. Una y otra vez realizó aquellos movimientos de vaivén, algunas veces suaves y otras con rudeza, logrando que sus miembros se llenaran de la sangre caliente, endureciéndolos debido a la fricción que se provocaban con sus miembros y ropas interiores, haciendo que Jimin humedeciera el suyo con líquido preseminal y que el glande del pene de Yoongi llegase a asomarse fuera del elástico de su boxer, liberando también algunas gotas de aquel líquido blanquecino.
Cuando los brazos del pálido comenzaron a temblar por recargar su peso en ellos, se apartó del cuerpo del menor, observando cómo el pecho de aquel subía y bajaba lento al suspirar, mientras lo miraba deseoso y suplicante por sentir un poco más.
El pálido decidió extender su brazo hacia la mesa de luz, haciéndole creer al menor que apagaría su velador, pero en lugar de eso sacó del cajón el envase que siempre se guardaba en aquel lugar. Y sonrió al ver cómo su lindo novio lo miraba ansioso y con ojos brillantes, porque que tuviera el lubricante entre sus manos sólo significaba una cosa para Jimin. Sin embargo él en realidad no tenía intenciones de ir a ese punto todavía, quería darle en esa noche una atención más dedicada, porque su pequeño ángel era el que casi siempre tomaba las riendas e iniciaba los encuentros sexuales, complaciéndolo en todo; pero esta vez quería ser él quien se encargara de proporcionarle el mayor placer sin que se esforzara en absolutamente nada, quería darle la atención que siempre recibía de su parte, aquella que lo hacía sentir a él dueño y señor de su cuerpo, quería que Jimin lo sintiera a su merced, que supiera que era alguien digno de ser llevado al cielo en una gran nube de placer que él mismo construiría.
Luego de dejar a su costado el envase, descendió con la mirada deteniéndose en la entrepierna del menor, aquella prenda ahora le estorbaba y también la suya, así que se encargó de despojarse de ambos boxer, para colocarse nuevamente de rodillas en medio de Jimin, volviendo a separar las mismas haciendo que las piernas del menor se abrieran también. El agua se hizo en su boca al contemplar la línea V que se marcaba en dirección al miembro erecto de su pareja, el cual portaba un color rosado natural que contrastaba con la piel de todo su cuerpo.
—Eres perfecto... —dijo él y relamió sus finos labios al inclinarse para comenzar a repartir besos húmedos en toda su pelvis, después delineó con su lengua las hendiduras en sus ingles y luego fue más abajo para mordisquear y succionar la parte interna de sus muslos, dejando marcas de tonalidades rojas sobre su piel, provocando que el menor cerrara sus ojos con fuerza, concentrándose en la humedad de cada tacto, ya que en todas aquellas áreas donde los labios, dientes y lenguas de Yoongi recorrían, se encendían en un intenso calor que lo hacían temblar y querer removerse sobre las sábanas, porque todo aquello era desesperadamente satisfactorio.
Jimin sentía a su pene estirarse a más no poder y punzando con picor ahora que Yoongi se dedicaba a besar y lamer alrededor de su dolorosa erección mientras que el líquido preseminal humedecía su vientre. La espera por ser llenado o sentir algo húmedo envolviendo su pene lo torturaba, tanto así que no pudo resistirse en querer tomarlo y satisfacerse de una vez; pero el pálido no se lo permitió, no dejó que se autocomplaciera.
—¿Desesperado, mi amor? —habló Yoongi mientras que su cálido aliento rozaba el miembro del menor, torturándolo cruelmente. Levantó la mirada y lo vio asentir en lo que mordía su labio inferior, mientras que se sujetaba y tiraba de las sábanas en el colchón. Entonces observó de cerca aquel bello y rosado pene palpitar, ya era tiempo de desahogar su lujuria y suavizar aquel miembro con el lubricante, así que eso hizo, colocó sobre su palma una buena cantidad y sin poder resistirse envolvió su miembro por completo con su mano derecha, haciendo que la cantidad exagerada de líquido se le escurriera de la mano mientras lo sobaba rápido y con presión.
La fría y resbaloza mano de Yoongi, más los movimientos que ejercía en su pene, le arrebataron un gemido a Jimin mientras que arqueaba la espalda e introducía tres dedos a su boca con tal de contener sus gemidos. Y ante eso el pálido no pudo contenerse por mucho más, en cuánto el lubricante fue bien esparcido introdujo por completo aquel miembro en su cavidad bucal al mismo tiempo en que introducía su lubricado dedo índice en su estrecho interior, haciendo que al final su pareja soltara un gemido que se entremezclaba entre el placer y la sorpresa.
La lengua de Yoongi ahora le daba atención al pene de Jimin, lamiendo todo el largo de su erguida erección para terminar succionando su glande mientras que con una mano se encargaba de sobarlo y con la otra profanaba su entrada con ahora dos de sus dedos. Para aquel entonces el menor se encontraba sumergido en una bruma de éxtasis que no lo dejaban tener pensamiento lógico, respirando de manera errática, con la vista totalmente nublada y sintiendo a sus rodillas temblar durante los espasmos.
Yoongi lo saboreaba gustoso, aquel líquido le otorgaba un sabor dulce a su miembro. Introdujo un tercer dedo estirando su interior y succionó su glande presionando con los labios su borde, haciendo gemir sobresaltado al menor, quien se arqueaba y desordenaba con su pequeña mano izquierda sus propios cabellos y con la otra desordenaba los ajenos. Al pálido lo complacía de gran manera oír a su pareja gemir en alto cada vez que estiraba y penetraba suavemente con sus dedos a su estrecha cavidad, mientras que tenía su miembro rosándole la garganta en ritmo frenético y con la otra mano apresaba a sus testículos, los cuales comenzaban a tensarse cada vez más.
De momento Jimin respiraba con dificultad, sintiendo a su corazón palpitar de una manera en la que parecía que se dispararía de su pecho. Estaba siendo tan estimulado en todas sus zonas sensibles que lo abrumaba el no poder siquiera concentrarse en una de ellas. Hasta que comenzó a sentir que la boca de Yoongi lo quemaba, brindándole unas sensaciones violentas de que su orgasmo ocurriría pronto.
—Aah... Yoon-Yoongi... —consiguió articular a duras penas, debido a que su garganta se había secado casi por completo.
Escuchar a Jimin llamarlo era una señal obvia para Yoongi, sabía que su novio estaba cerca de llegar al clímax y no iba a detenerse hasta sentirlo correrse en su boca. Retiró sus dedos del interior del menor y con esa misma mano lo sujetó del muslo ejerciendo presión en él, ya que Jimin no conseguía quedarse quieto ante sus violentos espasmos, mientras que con la otra sobaba sin piedad su falo en lo que apresaba en intensa succión su glande.
El ritmo de masturbación no había disminuido hasta que las manos del menor se colocaron en su cabeza, queriendo que introdujera su miembro por completo en su boca, y él se dejó guiar, lo deslizó lentamente dentro de su cavidad bucal hasta hacerlo llegar lo más profundo que pudiese, haciéndolo lagrimear, y luego lo deslizó fuera de él con el mismo ritmo hasta llegar a su punta. Mantuvo el miembro en su boca y no lo retiró de ella ni siquiera cuando el menor jaló de sus cabellos para que lo quitara, entonces mientras nuevamente lo envolvía con su mano y se disponía a succionarlo, escuchó a Jimin gemir en un grito en lo que él presionaba con sus dedos aquella vena sobresaliente debajo del frenillo en su miembro, sintiendo así también la tibia eyaculación del menor humedecer el interior de su boca.
Jimin se sintió desfallecer en todo su arrebatamiento, aquel orgasmo le había nublado su vista en lágrimas y dejado su cuerpo tembloroso. Cuando el mayor se incorporó retirando la boca de su miembro, lo observó tragarse el líquido. Aquel movimiento de arriba hacia abajo que hizo su manzana de Adán lo hizo pensar que seguramente no habría nada más sexy de apreciar que aquello.
—Te quiero a ti, por favor... —suplicó en tono sensual, mientras acariciaba su abdomen y elevaba sus caderas provocativamente en una clara señal de que no iba a quedar completamente satisfecho hasta tenerlo dentro de él.
La única luz encendida en la habitación le bastó para que notara aquel brillo en los ojos del menor, mientras este le sonreía mordiendo su labio al terminar de lubricar en gran cantidad su mano derecha con aquel líquido, y luego lo tentaba a acercarse con la otra llamándolo con su índice. Yoongi lo observó con lujuria, sintiendo cómo una corriente de calor lo invadía atravesando su sistema hasta centrarse en su erecto pene, el cuál comenzaba a ponerse tan tirante que le dolía.
Entonces gateó por encima de él hasta quedar a su altura, y lo vio relamer sus carnosos labios mientras lo sentía subir una de sus piernas hasta su cadera, al mismo tiempo en que con la mano lubricada llegaba hasta su erección, empavonándolo por completo en unos cuantos movimientos ligeros que lo hicieron temblar.
Jimin lo masturbó rápido hasta conseguir que todo su miembro quedara cubierto de lubricante, y se detuvo cuando Yoongi comenzó a besarlo en su cuello. Sintió al pálido saborear toda la tierna superficie de aquella zona mediante succiones y lamidas que aliviaban el ardor que provocaban los chupones sobre su piel, y él mordió su labio para no gemir ante tan placentera humedad, ya que el menor comenzaba a sentirse en el cielo nuevamente.
—Te amo, Yoongi —le susurró en un tono suave en su oído, haciendo que el mencionado suspirara contra su cuello y se incorporara lentamente hasta quedar hincado sobre su codo izquierdo. Lo tomó del rostro con ambas manos, notando cómo los afelinados ojos de Yoongi se cristalizaban a la par de los suyos; ese brillo que se presenta cada vez que se observa con deleite alguna cosa, o en este caso a la persona que más amas. Una delgada lágrima se deslizó por su cien al dedicarle una amplia sonrisa a su pareja, que sin saberlo con la misma le hacía sentir un sin fin de cosas al mayor, entre ellas un completo caos de como bien se dice mariposas en su estómago.
Embelesados se observaron mientras se dedicaban suspiros y caricias, hasta que se unieron en un tierno beso, moviendo sus labios sobre los del otro, mordiendo y tirando de ellos, succionando y lamiéndolos hasta profundizar el acto, abriendo sus bocas, dando paso a un encuentro entre sus lenguas y comenzar con un beso de creciente pasión asfixiante y adictiva.
Así mismo Yoongi se las arregló para no apartar sus labios de los de Jimin y posicionarse correctamente entre sus piernas. Hasta que tuvieron que separarse por la falta de aliento, entonces el pálido estando con su respiración agitada no tardó en tomar su miembro y colocarlo en la entrada de su pareja, introduciendo sólo la punta, haciendo que el menor jadeara ante la intromisión a su cuerpo, luego pasó su mano por la parte posterior de su muslo y elevó su pierna hasta la altura de su cadera, para después deslizar la misma mano hasta tomar la cadera de Jimin y con la otra tomar las sábanas de la cama mientras se recargaba sobre ella.
El menor recorrió con sus manos el torso completo del mayor, hasta llegar a su cabello, enredando las hebras entre sus dedos, haciendo que el pálido se inclinara cuidadosamente hacia él y lo besara nuevamente. Pero en ello, Yoongi presionó el agarre en su cadera y movió su pelvis hacia adelante, adentrándose un poco más en su interior, consiguiendo que el menor soltara un gemido que murió ahogado entre sus labios.
Jimin se estremeció y arqueó al sentir cómo su pareja lo penetraba con lentitud hasta llenarlo por completo. Y mientras esperaba a que su estrecha cavidad se acostumbrara al tamaño, el pálido se dedicó a acariciar su cuerpo con parsimonia, con la intención de evitar que se tensionara ante el posible dolor e incomodidad que podría estar ocasionándole.
Ante el calor de su estrecho interior y el calor que punzaba dolorosamente en todo su miembro, estando dentro de él hizo un movimiento corto y lento de adentro hacia afuera, provocando que el cuerpo debajo suyo se removiera arqueando su espalda, sin que pudiera reprimir el gemido deseoso que escapó de su garganta. Él se acercó a su oído y le siseó con suavidad hasta morder el lóbulo en su oreja y después crear un camino húmedo en la extensión de su cuello, lamiendo también su manzana de Adán.
Excitado hasta la médula volvió a mover con ferviente necesidad su pelvis y cadera, un movimiento duro y preciso de adentro hacia afuera que lo hizo gemir roncamente en lo que cerraba sus ojos con fuerza y tiraba su cabeza hacia atrás. Relamió sus labios ante la facilidad que tuvo su pene para deslizarse en su interior con poca resistencia, y entonces arremetió otra vez contra su cuerpo imponiendo un ritmo acelerado y constante dentro de la húmeda y tibia cavidad del menor, haciendo que este gimiera alto con cada movimientos certero que estimulaba aquel punto dulce que lo enloquecia y lo hacía aferrarse a las sábanas del colchón.
En cada una de las embestidas el ritmo fue aumentando de manera ruda, haciendo que sin pedir permiso los gemidos de Yoongi se escapen, dejándose escuchar guturalmente. Mientras que Jimin con sus piernas envueltas alrededor de las caderas del mayor y sumergido en su propia nube de placer, dejó las sábanas para clavar sus uñas en la pálida espalda del mayor, rasguñando con indelicadeza su piel, dejando líneas rojas que bajaban hasta su cintura y que volvían a hacerse de forma ascendente hasta sus hombros.
Los corazones de ambos bombeaban erráticos, haciéndolos soltar violentos jadeos ante la dificultad con la que el aire entraba a sus pulmones. Los sonidos eróticos de sus húmedos vaivén se dejaban oír de una forma que encendía el cuerpo de Jimin, consiguiendo endurecer el miembro que se encontraba a su vez siendo friccionado entre su vientre y el de Yoongi. El mayor estaba siendo rudo con sus penetraciones, sacando su pene hasta la punta y volviendo a introducirse con fuerza en él, haciendo que Jimin jadeara y cerrara sus ojos con fuerza cada vez que su próstata era golpeada placentera y constantemente.
El ritmo se mantuvo frenético hasta que desaceleró, iniciando de manera torturante para ambos un vaivén lento, para luego tomar de las piernas de Jimin y elevarlas hasta colocarlas en sus hombros, amando por completo la flexibilidad del menor en cuánto volvió a inclinarse a él, haciendo que este medio gritara cuando una ola aplastante de placer se expandió en el interior del mismo al volver a ser arremetido sin compasión en una posición que le permitía al mayor ir más profundo y tocar violentamente su punto dulce.
Sus cuerpos brillaban en sudor, completamente sumergidos en el placer de cada corriente eléctrica que recorría el interior de sus cuerpos. Sin poder respirar correctamente, Yoongi bajó las piernas de Jimin dejándolas nuevamente en sus caderas, para así poder apresar su muñeca contra la cama y moverse con lentitud hacia afuera de su interior y adentrarse de manera brusca, haciendo que el menor se meciera a la par de sus embestidas, sintiendo su orgasmo avecinarse con ímpetu al igual que Jimin, quien también lo sentía construirse ante la fricción que le proporcionaba ambos vientres a su pene.
Entonces Yoongi cerró los ojos y tiró su cabeza hacia atrás, al sentir cómo las paredes internas de Jimin apretaban su miembro, consiguiendo que de inmediato llegara a su orgasmo y se viniera dentro del menor, quién segundos después también consiguió su clímax al ser llenado con la tibia eyaculación del mayor, logrando así humedecer su propio vientre con aquel líquido blanquecino que se disparó de él.
Yoongi se salió de su interior y se masturbó rápido para dejar salir cada gota sobre las sábanas, para luego echarse y pegar la espalda sobre el colchón a un costado de su pareja; ambos tratando de recuperar el aliento, mientras veían nublado y sentían el fuerte latido de sus corazones retumbar en sus oídos.
Jimin tomó un extremo de la arrugada sábana que caía al costado de la cama y se limpió lo que quedaba de semen en su abdomen y cavidad, para luego arrojarla al suelo y así acomodarse sobre el pecho de Yoongi, enredando sus piernas entre las del pálido y descansando su mano sobre su vientre, mientras que el mayor lo rodeaba con su brazo por detrás de su espalda y lo tomaba de su cintura, apegándolo más a su cuerpo. Él se dispuso a cerrar sus ojos y oír cómo los latidos de su corazón y respiración comenzaban a sonar con calma, hasta que lo sintió apoyar su mano libre sobre su frente, haciendo que extrañado volviera abrir sus ojos.
—¿Qué haces? —Le preguntó, mientras que apoyaba su mentón sobre el dorso de la mano que posó sobre su pecho y así poder apreciar el atractivo y sonrosado rostro de Yoongi.
—¿Aún tienes fiebre...? —preguntó el pálido con presunción mientras le sonreía ampliamente.
—Eres insaciable y un engreído... —lo pellizco en sus costillas—. ¡Ya quisieras, Min Yoongi! —se acercó sonriente a su rostro para morder su mejilla y esconderse en su cuello.
Ambos rieron suave y sonrieron con amplitud, el estómago de Yoongi se volvió un desastre al sentir cómo su tierno novio sonreía frotando su nariz contra su mejilla. Él había quitado su mano de la frente del menor para dejarla apoyada sobre la propia en un gesto de no poder creer en lo que Jimin le provocaba sentir en todo su interior.
—También te amo, no tienes la menor idea de lo mucho que te amo, Jimin... —decir aquello hizo que el mencionado se escondiera y suspirara contra su cuello, consiguiendo sin saber que también su estómago se volviera un desastre. Entonces bajó su mano y la entrelazó con la que descansaba en la cintura del menor, fortaleciendo el agarre.
Yoongi cerró sus ojos y curvó levemente las comisuras de sus labios en una sonrisa en lo que suspiraba lento y sonoro, por lo exhausto y lo inmensamente feliz que se sentía. No sabía lo que era estar enamorado, hasta que conoció a Jimin y él le dedicó esa perfecta sonrisa que rasgaba sus preciosos ojos en oscuras y delgadas líneas. Sólo conocía el sexo, no sabía lo que era hacer el amor hasta que Jimin se entregó a él y sólo quiso transmitirle el amor que sentía mediante un placer dedicado a su ser, cuidando de su cuerpo como si de lo más frágil se tratase. No tenía conocimiento de muchas cosas, pero sabía que quería descubrirlas a todas con el amor de su vida, su dulce Jimin.
Muchísimas gracias por haber llegado hasta aquí, lo aprecio enormemente de todo corazón.
Este ha sido, inexpertamente, el primer smut que escribo, pero con mucha dedicación y cariño, así que espero les haya gustado ♡
—𝐌𝐀𝐑
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