—Ya deberían haber vuelto. —murmuró Walker para sí mismo, ya habían pasado dos días desde que Jane fue internada, sus padres lo habían llamado la noche anterior diciéndole que pronto le darían el alta.

Walker bostezó y se movió por la casa con pasos pesados, no tenía ganas de desayunar pero su madre le había puesto una nota en la heladera de que lo haga o ya verás.

Walker era un adulto ahora, pero no iba a correr el riesgo, el no quería ver lo que su madre podría planear si se entera de que él no estaba alimentándose bien.

Así que caminó hasta llegar a la cocina, en dónde sacó el cartón de leche de la heladera y lo colocó sobre un plato hondo en dónde antes había colocado unos cereales frutales.

Comió sus cereales en silencio, mirando la pared llena de fotos y deteniéndose en una de Rick, Carl, Shane y él.

Era del cumpleaños número cinco de Carl en donde Walker le había traído esa nuevisima play station recién salida y que Shane y Walker la habían terminado desgastando más que el propio Carl.

Walker sonrió melancólico y tragó con dificultad las últimas cucharadas de cereales.

Una vez que terminó se levantó de la mesa y se estiró para alcanzar la foto de ellos cuatro, sacándola del cuadro con cuidado y guardando la foto en su bolsillo trasero, asegurándose de hacer una copia para devolversela a sus padres.

Siguió caminando por los pasillos llenos de cuadros y observó con curiosidad la gran imitación del grito y un rápido pensamiento llegó a su mente.

Debería tomar el arma.

Una pequeña sonrisa se asomó en su rostro y corrió hasta el perchero cerca de la puerta, en donde estaba su chaqueta de cuero con el llavero que contenía una pequeña llavecita que era la copia exacta que abría la caja fuerte detrás del cuadro.

Walker se colocó su chaqueta, sintiéndose como si tuviera una vez más dieciséis años, rebuscando en dónde sus padres le habían prohibido, corrió una vez más hasta el cuadro y lo sacó suavemente de la pared, dejándolo sobre el suelo.

Allí estaba, la caja fuerte de su padre.

Walker buscó entre todas sus llaves y pronto la encontró, girandola y escuchando el click cuando la pequeña puerta fue abierta se dejó ver el arma de su padre con un par de cajas de municiones.

Su padre no era policia, era uno de los mejores abogados que Georgia solo podía soñar con tener. Gran parte del porqué se mudaron a otro estado fue por las nuevas posibilidades que George Gray tenía aquí.

Walker se había asegurado de enseñarle a usar un arma justo como aquél mafioso le había enseñado a él una vez hace tantos años, le enseñó a su padre y a su madre a defenderse con y sin ella, no dejaría irlos a un lugar nuevo sin aprender todo ello.

Tomó el arma entre sus manos, una Desert Eagle que él mismo había elegido para ellos, ya que era considerada una muy buena para principiantes. Agarró el cargador que se encontraba también en la caja y se aseguró que tenga todas las balas, así era.

Obviamente no había razones aquí para que sus padres necesiten usar un arma de fuego.

Walker deslizó el cargador dentro del arma casi instintivamente cuándo escuchó un golpe en el jardín trasero de la casa.

Frunció el ceño, sabiendo que el jardín estaba completamente vallado y que no habría manera de que alguien esté allí sin haber arruinado la propiedad privada.

Walker cargó el arma, escuchando como el click de la bala llegó a la cámara, le quito el seguro y se movió lentamente por los pasillos.

Sabía que sería un completo idiota si era solo una pelota que se les había escapado a los niños, pero su padre era un abogado reconocido, no le sorprendería que fuera alguien que se percató de que él no estaba y quería venir a buscar algunas valiosas pertenencias.

Walker llegó hasta las puertas del patio y se asomó por el pequeño espejo para ver si había alguien, y sí, justo como lo había esperado.

Había unas vallas rotas y alguien estaba de espaldas contra ellas, sin dejar que Walker pueda ver su rostro.

No importaba de todos modos, ya estaban violando una ley metiéndose en su patio trasero y destruyendo propiedad privada, le caerían algún par de años a ese idiota.

—¡Hey, ¿qué carajos crees que estás haciendo?! —gritó Walker abriendo la puerta y subiendo su arma, le gustaría haber tenido su placa cerca, para confirmar que era un policia y no solo un idiota con un arma.

El tipo volteó al escuchar la voz de Walker.

El tipo tenía el rostro ensangrentado y su mandíbula colgaba completamente descolocada de su rostro.

El tipo se acercó corriendo a Walker.

Walker disparó.

***
llegaron los walkers y quieren morder a walker ~

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