Capítulo 8
Las estrellas. Hay miles y miles de estrellas en el cielo. Mueren unas y nacen otras. Están hechas para brillar. ¿Mi padre también es una estrella ahí arriba? Si alguien me niega esto, yo se lo confirmo. Desde que lo conozco solo es alegría y buenos momentos en casa. Siempre era así. Era un buen hombre con un gran corazón. Nos quería mucho, jugaba con su familia y a mí siempre me enseñaba, pero al mismo tiempo jugando, a ser el hombre de la casa. Lo único que tenía que hacer es querer y proteger a mi madre y a mis hermanas. Y eso es lo que estoy haciendo. Si no lo cumplo, me sentiré culpable, muy culpable. Seré un auténtico gilipollas y no me perdonaría en la vida si algo le pasa a mi familia por mi culpa.
Suspiro y pestañeo varias veces intentando controlar las lágrimas que quieren salir, pero algunas caen por mis mejillas. Las seco y miro hacia abajo. Allí, en mi pecho, está mi madre, durmiendo. Esto de acostarse en el césped y luego acercarse a su marido lo hacía muchas veces y desde pequeño he visto que esto es algo muy dulce. Pero yo no soy su marido, soy su hijo, pero sé que le recuerdo a papá.
Se mueve un poco y le doy un beso en la cabeza. Acaricio su pelo y la miro. Me pregunto en qué está soñando, espero que sea algo bueno y que no sea una pesadilla.
Comienza a hacer frío, así que la cojo en brazos y la llevo a su habitación. La dejo en su cama y coloco una manta sobre su cuerpo. Duerme y duerme. Sonrío al ver como duerme sin parar. Le doy un beso en la cabeza y me giro para salir de su habitación, pero algo me llama la atención. Veo una foto de mi padre con mi madre mientras ambos están sonriendo cogidos de la mano mirándose. Sonrío de nuevo. Qué lindos que eran.
El fotógrafo se coloca delante de mis felices padres y...
-¡Papá! -ahí estoy abrazando su pierna con una gran sonrisa. Miro hacia arriba y allí están sonriendo y riendo.
-Cariño -se ríe mi madre mientras me coge en brazos y me da un beso en la mejilla-. ¿Por qué no juegas con tus hermanas?
-Jugué, pero ya me aburrí -pongo un dedo en mis labios y sonrío-. Vais a salir muy guapos en la foto.
Escucho un suspiro y miro al fotógrafo. Sí, está cansado de mí. Ya he aparecido muchas veces cuando ya estaba listo para sacar la foto. Pero esto se le está haciendo imposible. No me importa. Solo quiero estar con mis padres. Me quieren mucho.
Sonrío al recordar lo pesado que era cuando el fotógrafo quería sacar fotos a mis padres. Se negó a sacar fotos donde estaba yo con ellos. Al parecer odiaba a los niños y cada vez que yo aparecía, quería tirar su cutre cámara hacia mí.
Salgo de la habitación y cierro la puerta. Voy al jardín y me siento cerca de la piscina.
Al poco escucho como la puerta trasera de casa se abre y veo a Safaa. No tiene buena cara, no la puedo ver bien, pero sé que algo pasa.
Se da cuenta que estoy fuera y se da la vuelta, quiere escapar.
-Hey -digo-. Ven aquí, no escapes.
Se da la vuelta y viene hacia mí. Se quita los tacones de mala gana y los tira en el césped como si le diese absolutamente igual romperlos. Se sienta a mi lado y mete sus pies en el agua de la piscina. No para de mirar hacia abajo. La cojo por la barbilla con cuidado y hago que me mire. Su maquillaje está arruinado, está por toda su cara. Sus ojos están llorosos.
-¿Qué ha pasado? -le pregunto y suelto su barbilla.
Mira hacia abajo y mueve un pie en el agua.
-Al parecer yo soy la mierda de esa fiesta -dice.
-¿Quién es el subnormal que ha dicho eso? -pregunto ya enfadado.
-Nadie -dice negando lentamente.
-Sabes que al final me lo tendrás que decir sí o sí.
-Zayn, no importa.
-¿Que no importa? Mírate. Has estado llorando y no has salido de casa cuando tenías que ir a la mierda de fiesta esa. ¿Tú lo ves normal? -digo subiendo la voz.
Llora de nuevo y pone su rostro en mi hombro. Acaricio su pelo al darme cuenta de que he elevado la voz bastante.
-Lo siento. No quería hacer eso -susurro.
-Da igual. Me merezco esto.
-No digas eso. Ni se te ocurra decirlo. Eres increíble, Safaa. No dejes que la gente idiota te diga gilipolleces -me mira con los ojos llenos de lágrimas y una pequeña sonrisa.
-Gracias, hermanito. Y no son personas, es solo una.
Cojo aire mientras sigo enfadado, pero mi hermana coge mi rostro y me da un beso en la mejilla. Toca el bolsillo de mi pantalón y saca de él el mechero y el paquete de tabaco. Coge un cigarro, lo enciende y ahí la veo, fumando delante de mí.
-¿Qué haces? -pregunto confuso. Nunca ha fumado antes, bueno, nunca la he visto fumando.
-Intentar tranquilizarme un poco -sonrío y niego.
-No es un porro. Es un cigarro -mueve sus hombros como si le diese absolutamente igual lo que digo.
-Es mi primer cigarro y creo que me hará algún efecto -pongo los ojos en blanco suspirando y escucho como se ríe. La miro echar el humo por la boca y me mira-. No le cuentes nada a mamá.
-¿Acaso yo soy una mala influencia? -afirma y se ríe un poco-. Genial... Soy el malo en esta familia.
-No digas eso -tose un poco. No está acostumbrada a esto de fumar. Sonrío cuando lo hace-. Eres genial, Zayn. Eres diferente a todas nosotras.
En ese momento escuchamos una notificación de su móvil. Lo saca del bolsillo de su chaqueta y solo veo su rostro. No es uno bueno, está deprimida.
-¿Me enseñas? -pido. Niega-. Venga, vamos.
Suspira. Gira su móvil hacia mí. Veo un nombre, una foto y un mensaje. Tyler "Maldita guarra. Como te vea en mi fiesta te follaré delante de todo el mundo. Das puto asco"
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