Estoy sentado en el sofá y aquel perro no para de lamerme la cara. Intento apartarlo, pero él sigue atacándome. 

-Olivia, dile que pare ya de una vez -le pido y noto algo en mis pies. 

Escucho una risa y sé que no es ella. Es la pequeña niña que está cuidando. Muevo un poco mis pies y ella sigue ahí. Sonrío, pero la sonrisa desaparece cuando el perro lame mi rostro de nuevo. 

Olivia aparece después de salir de una puerta, supongo que es el baño. Se ríe un poco al ver la escena. 

-Te quieren. Míralos -dice sonriendo.

Grito un poco porque el perro no para y la niña grita, luego rompe a llorar. ¿Por qué? 

Olivia se agacha rápido y la coge en brazos. Pone su pequeña cabeza en su hombro y coloca su mano en la cabeza de la pequeña. Se mueve un poco y la niña se va tranquilizando. 

-Veo que tienes un don -digo. 

-Es lo que pasa cuando cuidas a los pequeños -dice sonriendo. 

-¿Por qué ha llorado? 

-Se habrá asustado. 

Recuerdo lo que pasó y veo que el perro pone su cabeza en mi regazo. 

-¿Crees que por mi grito se asustó? -pregunto mirando a Olivia. Ella se encoge de hombros. 

-Tal vez. 

-Lo siento -digo triste. 

-No pasa nada, Zayn. No te preocupes. 

Sonrío un poco y veo a la pequeña. Sus ojos están cerrados. Está dormida.

-¡Teléfono! -grita Safaa desde su habitación. Se está preparando para ir a una fiesta dentro de poco. 

Cojo el teléfono fijo de casa y contesto. 

-¿Diga? -respondo. 

-Zayn. ¡Qué alegría escuchar tu voz! 

Escucho a ese hombre. Me dan ganas de colgar inmediatamente, pero recuerdo a mi madre, lo que siempre me dice. Suspiro y no cuelgo. 

-Hola.

-Me encantaría ir a veros. 

Pues ven a vernos, imbécil, pienso. 

-Nos gustaría verte -digo mintiendo, sueno muy falso, pero me da exactamente igual. 

-Creo que dentro de poco iré. 

-Hijo, ¿quién es? -me pregunta mi madre mientras se acerca a mí. Le entrego el teléfono y salgo al jardín después de coger una caja de cigarros. 

Enciendo uno y miro el cielo. Me llevo el cigarro a la boca y dejo salir el humo por esta. Noto unas lágrimas en mis mejillas y una voz me sobresalta un poco. 

-¿Zayn? 

-Mamá, no. 

-Cariño, ¿podemos hablar? -me giro y la miro. No está muy cerca de mí. Espero que no vea mis lágrimas. 

-¿Sobre qué? ¿Sobre ese imbécil? 

-Zayn, por favor. 

-No, no. ¿No te das cuenta? Te estás mintiendo a tí misma, mamá. Nos estás mintiendo. Poniendo mierda en nuestras bocas. 

-Zayn... -dice con la voz rota. 

-Estoy harto. No sé porqué coño llama. No sé porqué sigue en contacto con nosotros. 

-Porque nos quiere. Es vuestro padre. 

-Acabas de decir dos mentiras. 

Fumo y vuelvo a mirar al cielo. Está oscuro, pero hay estrellas. Me gustaría saber cómo se siente estar ahí arriba. Quiero estar ahí arriba pronto. No soporto estar aquí. Solo estoy por mis hermanas y mi madre. 

-Zayn, escúchame. 

-No tengo nada que escuchar. Sabes la verdad. Todos la sabemos. Y tú sigues mintiendo con tus palabras. 

-¿Y qué quieres que haga? -pregunta echándose a llorar. Se lleva las manos a la cara y suspiro. No me gusta verla así. 

Pongo mi mano libre en su cintura y la llevo conmigo donde hay varias sillas. La siento y me siento enfrente de ella. Sigue llorando. Tengo varias lágrimas en las mejillas y noto como rueda una por una de mis mejillas.

-Sabes perfectamente donde está tu marido, mi padre, el padre de tus hijas -asiente-. Recuerdo perfectamente lo que pasó. Ahora no nos puedes engañar con esto, con otro hombre que ni siquiera queremos. Tus hijas y yo no queremos a ese hombre, ellas ocultan eso, pero yo paso de ocultarlo -pongo una mano en su rodilla mientras la veo llorar. Dejo salir el humo por mi boca todavía con el cigarro en la mano-. Yo quiero a mi verdadero padre. No quiero a este hombre que acaba de llamar. No lo quiero. Sé que tú tampoco lo quieres. 

Para de llorar por unos segundos y luego se echa a llorar. Suelto el cigarro ya acabado en el suelo y la abrazo rápidamente. 

-Echo de menos a Yaser. Echo de menos a tu padre, Zayn -dice contra mi pecho. 

-Yo también, mamá. Yo también. 

La policía entra rápidamente a nuestra casa. Ya no puedo ver a mis padres. Solo escucho llorar a mi madre.

Pestañeo y las lágrimas van cayendo. Un policía me coge en brazos y niego con la cabeza intentando que me deje en el suelo. 

-Pequeño, ¿dónde están tus hermanas? -me pregunta con una voz tranquila. ¿Me está intentando tranquilizar? 

Giro mi cabeza y veo como mis hermanas bajan las escaleras en los brazos de otros policías. ¿Tapando sus caras? ¿Por qué? ¿Por qué a mí no me hacen eso? 

-Recibido -escucho a otro policía-. Acaba de ocurrir un asesinato en la casa de los Malik. 

Escucho esto. ¿Un asesinato? ¿Esto es como las películas que miraba a veces con mamá y papá cuando mis hermanas dormían? 

Miro al policía que me tiene en brazos. 

-¿Qué? -digo entre lágrimas. 

-No pasa nada, pequeño. 

-Sí pasa.

No contesta. Solo me lleva fuera de casa. Hay mucho barullo aquí. Hay muchos policías en mi casa y también puedo ver personas que trabajan llevando... ¡Eso es! Una ambulancia. Pero aquí hay dos fuera de casa. 

Veo a mis hermanas sentadas en la parte de atrás de una de ellas. Están llorando y se abrazan. 

No estoy con ellas. 

El policía me deja en el suelo y en vez de correr dónde están mis hermanas, corro dentro de casa. Esquivo a toda esa gente y veo una camilla. Mi padre está en ella. ¿Por qué tiene una manta encima de su cuerpo? No tengo frío. ¿Por qué tiene los ojos cerrados? ¿Está dormido?
Me acerco a la camilla y toco su mejilla. 

-¿Papá? -digo. 

Está frío. ¿Por qué? 

-Uno de sus hijos está aquí. ¿Pero qué es esto? -grita una persona que supongo que es el conductor de la ambulancia. 

-Mierda -dice una policía. 

Me coge la mano y grito llorando. Ahora colocan la manta sobre su rostro. ¿Por qué? Esto lo hacen en las películas de policías cuando alguien muere. 

Por fin veo a mi madre. No para de llorar, pero también grita. 

-¡Yaser! ¡No! -grita llorando. 

Lloro más al verla así. La policía me da un tirón para que camine y salga de aquí, pero no quiero. Me siento en el suelo e intento no moverme mientras ella me coge la mano. 

-Vamos, pequeño -me dice la policía. Me coge en brazos como hizo el otro policía. La chica intenta ocultar mi rostro en su cuello, pero me muevo bruscamente impidiéndole hacer eso. 

-¡Mamá! ¡Quiero estar con mamá! ¡Papá! ¡Quiero jugar contigo! -grito y siento que nadie me escucha-. ¡Mamá! 

Me sacan de allí rápidamente y me dejan con mis hermanas. Ahora no puedo escapar. 

Veo como la camilla sale de mi casa. Mis hermanas la ven. 

-¿Papá? -dice Waliyha. 

-¿Mamá? -dice Doniya. 

Safaa comienza a correr donde está la camilla, la están metiendo en la otra ambulancia. Corro donde está ella y mis hermanas nos siguen. 

Cierran las puertas traseras de esa ambulancia antes de que lleguemos a la camilla. 

Me giro llorando sin parar. Mi madre está allí con nosotros. Se deja caer al suelo llorando y agacha su cabeza. Está rodeada, está con nosotros. 

-Mamá -digo abrazándola. 

Mis hermanas se unen al abrazo mientras lloramos sin parar. 

Esto es lo que pasa en las películas que veía con mamá y papá, pero esto no es una película.