Capítulo 5
Me despierto y tengo calor, el sol me ataca. No sé donde estoy. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy en el apartamento. Me levanto y miro que mi camisa está en el suelo. La cojo y pongo una mano en mi frente, me duele mucho la cabeza. Suspiro y me apoyo en la barandilla mirando hacia abajo. Varias personas caminan por la calle y se ríen. Veo a dos niñas cogidas de la mano y saltan juntas riendo de una manera muy adorable.
-Buenos días -escucho la voz de mi hermana y noto como me da toques en la espalda.
Me giro y sonrío. Lleva solo una camiseta larga que le llega hasta los muslos.
-Hola, hermanita. ¿Qué tal has dormido?
-Bien. ¿Y tú? Veo que has dormido aquí, ¿no? -toco mi pelo e intento recordar donde dormí.
-Sí, creo que sí. No recuerdo qué pasó anoche. Solo recuerdo mucha gente aquí -me río un poco y sonrío. Se ríe y asiente.
-Anda, ve a ducharte. Apestas a alcohol. Estabas muy borracho anoche. Ese es el porqué de que no te acuerdes de nada.
Asiento y sonrío. Le doy un beso en la mejilla y voy hacia el baño. Cierro la puerta y me meto en la ducha. Agua fría, tengo calor hoy.
Me concentro en mis pensamientos y me meto en una burbuja, solo escucho el agua y estoy centrado en lo que pienso. Pero en un momento escucho como varias cosas se caen y me sobresalto.
-Mierda -escucho una voz femenina.
La curiosidad gana y veo quien es. Suspiro de mala manera.
-Maldita sea. ¿Qué haces tú aquí? -digo borde.
-Buenos días para ti también -me dice Olivia con una sonrisa y la veo recoger varios botes de champú.
-¿Quieres salir ya de aquí?
-No, no quiero.
Joder, siempre con el cachondeo. No sé qué le pasa a esta chica, pero le encanta ser así conmigo.
Me quejo y acabo de ducharme. Me doy cuenta de que no tengo ninguna toalla cerca. Suspiro.
Abro la ducha un poco y la veo agachada enfrente del mueble ordenando todo lo que se ha caído.
-¿Podrías pasarme una toalla? -pido.
Escucho como se ríe y me mira.
-¿No puedes ir por la casa así? -hace una pausa y la miro de forma extraña-. Es decir, desnudo hasta donde está tu ropa apestando de alcohol.
Eso es verdad, es la única ropa que tengo y apesta. Suspiro. Pero quiero la toalla, no quiero ir por ahí desnudo.
-Pásame la toalla -le pido. Sonríe y coge una toalla blanca.
-Ven y te la doy. Son solo unos pasos. Tú puedes, ¿o no?
-No quiero que me veas desnudo.
-No sería ninguna novedad -dice segura de ella. La miro sorprendido. ¿Qué acaba de decir?
-¿Qué? -niega y sonríe.
-Nada, nada. Solo ven aquí.
Zayn, no seas estúpido y no vayas allí... Pero como no, eres estúpido.
Abro la puerta y salgo de la ducha con gotas en mi cuerpo. Mi pelo está mojado y seguramente mojaré el suelo por culpa suya. La miro y me está mirando sin parar. Agarra la toalla y me come con la mirada.
Arranco la toalla de sus manos y de repente la puerta se abre. Allí está Doniya. Mierda.
-Lo siento, lo siento -dice rápidamente y cierra la puerta de un portazo.
Pongo la toalla alrededor de mi cintura y la persigo. Va a su supuesta habitación. Se gira y me mira sorprendida.
-¿Desde cuándo tenéis algo? -me pregunta sorprendida.
-¿Qué? No. ¿Cómo puedo tener algo con ella? Has visto mal.
-Claro, ella en el baño y tú desnudo. Lo que me estás contando no cuela, hermanito.
Suspiro y paso una mano por mi pelo.
-Solo me estaba duchando, ella apareció y se me olvidó coger una toalla. Le pedí que me diese una, pero se hizo la tonta diciendo que tenía que ir hacia ella para coger la toalla.
-Esa historia es rara. No me la creo -sonríe y mueve sus hombros.
Suspiro de los nervios y vuelvo a tocar mi pelo. Comienza a reírse.
-La cara que has puesto, hermanito -dice riéndose-. Te creo, solamente quería ver tu reacción -suspiro.
-No sé qué hacer contigo, hermanita.
Me mira de forma extraña pero con una sonrisa. La ataco con cosquillas y se cae en la cama. Se ríe y grita mientras no paro de atacarla.
-¡Zayn! ¡Para, para! ¡Ayuda!
Me río escuchándola y le doy un beso en la mejilla.
Fumo en la terraza y veo como el humo sale de mi boca. No paro de fumar, esto me encanta.
Juego con el mechero pensando que no me importa mi vida ni lo que piensen los demás de mí. Siempre es lo mismo todos los días, pero, para ser sincero, me he divertido aquí en el apartamento. No sé qué tiene Olivia... Bueno, sí, es una chica que siempre se sale con la suya. Pero pensándolo, me lo paso bien, no me enfado mucho con ella como lo hago con otras personas. No estoy diciendo que me guste, simplemente me gusta y odio a la misma vez que se comporte así conmigo.
Pero, ¿a qué se refería con lo de que no es una novedad verme desnudo? Realmente no entiendo esto, pero supongo que es una broma, o eso espero.
Suspiro y fumo de nuevo. Noto una mano en el bolsillo de atrás de mi pantalón y me giro, pero es demasiado tarde.
-Deberías compartir -dice abriendo la caja de los cigarrillos.
-Deberías no ser así conmigo -coge un cigarrillo y me quita el mechero. Lo enciende y echa el humo en mi cara.
-Deberías de cambiarte de ropa. Apestas, y eso que te has duchado.
-¿Me estás llamando guarro? -se ríe y asiente mientras fuma.
-Pues sí. Por lo menos yo me he duchado, pero traje más ropa.
-¿Quién te dijo a ti que te quedarías aquí anoche?
-Conozco a tu hermana, somos muy amigas y, no me dejó ir a casa porque estaba borracha -asiento al ver que no tiene sentido y me río.
-Claro, claro. ¿Y los demás borrachos? ¿No los quiere?
Se encoge de hombros sonriendo y sigue fumando. Yo continúo y veo las demás casas que hay delante de este apartamento.
-Se ve que aquí la gente tiene dinero -digo.
-Sí. Me encantaría vivir en una de esas casas. Sería genial.
-¿Con cuarenta niños? -me mira con una cara extraña.
-¿Me estás diciendo que estas tetas me van a llegar al suelo con tanto niño?
Me río y suspiro. Fumo de nuevo y veo como el humo sale.
-Te veo con niños, pero no con tantos. Solo bromeaba.
-Yo te veo con uno, pero malote -sonríe y luego se ríe-. Sería muy adorable -sonrío, pero la sonrisa desaparece a los pocos segundos.
-No creo que encuentre a ninguna chica.
-¿Por qué dices eso?
-Soy una mierda de persona.
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