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Capítulo 24 (02/05)

Es una maravilla pasar tiempo con mi madre. Hablar con ella sobre miles de cosas y siento que soy pequeño de nuevo porque me voy a su habitación por las noches para hablar con ella. Intenta quedarse despierta el mayor tiempo posible, pero siempre está cansada y acaba durmiéndose mientras hablo.

Su cama está muy vacía desde que se fue papá. Hay un gran espacio libre a su lado que, con tan solo verlo, duele. Recuerdo saltar en la cama cuando era Navidad. Despertaba a mis padres y mis hermanas estaban muy felices en el salón intentando no tocar ninguno de los regalos. Mi padre gritaba mientras bostezaba y eso me hacía mucha gracia. Yaser sonreía al verme y comenzaba a darle besos a Trisha mientras ella quería seguir durmiendo, pero siempre acabábamos en el salón muy rápido y mis hermanas abrían los regalos a una gran velocidad mientras gritaban al ver sus nuevos juguetes.

Este recuerdo es muy antiguo y me cuesta recordar cada detalle, pero nunca olvidaré cómo eran las navidades en familia con papá.

Miro a mi madre durmiendo y sonrío. Acaricio su pelo y me acuesto a su lado. Me escondo entre las sábanas y cierro los ojos, pero un mensaje me distrae. Cojo mi móvil y leo un mensaje de Olivia. Salgo rápidamente de la cama.


Al llegar a la planta de los niños, escucho a un bebé llorando. Me da miedo de que sea mi hijo. Corro hacia aquel lugar y me encuentro a Amin llorando sin parar mientras Olivia lo sostiene en sus brazos.

-¿Qué le pasa? -pregunto preocupado mientras mi pequeño no para de llorar.

-No lo sé muy bien. Pero tiene la frente muy caliente. Creo que está enfermo -asiento y le doy un beso a Olivia.

-Verás que se pondrá bien -sonrío y ella asiente con un suspiro.

Cojo a mi hijo en brazos y me muevo un poco en la sala de espera. Le hablo en un tono muy dulce intentando que se encuentre un poco mejor. Se agarra a mi cuello mientras llora sin parar. Tose un poco y sigue llorando. Le doy varios besos en su pequeño hombro y sigo moviéndome.

-Mira a quién tenemos aquí -escucho una voz que es muy familiar. Mierda-. Zayn el malote y el drogadicto. Sigues siendo el mismo, cabrón.

Y aquí, en un lugar que no me esperaba encontrarlo, está Alfred. Vamos a decir que es uno de los peores chicos de la ciudad y antes estaba con él, pero hace ya tiempo de eso. Nunca he sido tan malo como él ni he fumado tanto como Alfred. Por lo menos yo tengo corazón.

-Deja el tema ya, Alfred -digo molesto y noto la mirada de Olivia clavada en mí-. Eso es pasado y, además, está más que enterrado, pero tú sigues recordándolo.

-Joder, Zayn. Hace casi dos años que no te veo y ahora hablas así. No seas ridículo.

-¿Ridículo? Venga ya. Déjame en paz y vuelve por donde has venido.

-Sigues siendo muy borde, cabrón. No es un buen lugar para pelear, ¿sabes? -acaricio la espalda de mi hijo y lo acerco un poco más a mí.

-Pelear contigo no estaba en mis planes -me giro dándole la espalda y miro a Olivia. Está asustada.

-Hostia. Me tengo que presentar -dice y suspiro mientras escucho sus pasos cerca de nosotros. Me giro y me pongo delante de Olivia.

-Mira. No eres bienvenido aquí y no tienes derecho a presentarte -le digo serio y su respuesta es una estúpida risa.

-¿Acaso esta chica es de tu propiedad? ¿Cuántas veces te la has follado? -lo miro muy serio y le quiero partir la cara, pero ese Zayn ya no existe, se quedó en el pasado. Además, paso de pelearme con él delante de mi familia. Tampoco me pelearé con él a escondidas.

-Haz el favor de irte y déjanos en paz.

-Soy Alfred, preciosa. Estoy aquí para todo lo que necesites -noto cómo Olivia se esconde detrás de mí poniendo una mano en mi espalda. El imbécil de Alfred se ríe-. Mira, relaja a ese niño que no se calla. Adiós, puto Zayn.

Se da la vuelta y se va. Me alegro de que no haya nadie con nosotros en esta sala de espera.

Me giro y miro a Olivia con lágrimas en los ojos.

-Oye, cariño. Ven aquí -le digo y nos sentamos en las sillas-. No le hagas caso a este imbécil.

-Le tengo miedo a los hombres que son así. ¿Me ves como un trozo de carne o un juguete? -niego rápidamente y cojo una de sus manos.

-Olivia, nunca te he visto así y nunca te veré así. Eres una persona. No eres un juguete. Además, te prometo que te protegeré. Este imbécil no volverá otra vez -mira su regazo y la acerco a mí. Le doy un abrazo intentando no tocar mucho a Amin mientras sigue llorando sin parar.

-¿Amin Malik? -escucho a la pediatra.

Nos levantamos y le doy un beso a Olivia.

-Te amo. Tú y Amin sois lo mejor que tengo -digo antes de entrar a la consulta con mi familia.

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