Capítulo 1
Sentando fumando en un banco de la ciudad. Siempre me pregunto porqué está este banco aquí cuando lo único que puedes ver sentado es un edificio de quién sabe cuántas plantas tiene y un montón de coches pasar por esa carretera donde hay un semáforo. No sería la primera vez que me salto este y otros semáforos cuando están en rojo, realmente me da igual. No entiendo porqué hay semáforos en esta ciudad, no tiene sentido. Esta ciudad está demasiado muerta y por lo menos yo le doy uso a este banco abandonado, nunca he visto a nadie sentarse aquí. Tal vez se sientan, pero lo dudo, no tiene sentido sentarse aquí.
Suspiro y me preguntó porqué estoy aquí sentando. Podría coger mi coche e irme a algún sitio alejado de esta ciudad, me aburre estar aquí. La gente me conoce y ya me ponen mala cara cuando me ven. ¿Acaso tan mala cara tengo? Pero seguro que es por mi personalidad. Qué manía tiene la gente con mi personalidad, soy muy diferente a los demás. Peleas, drogas, insultos, cigarros, bebida. Nadie es así aquí, todos son muy amables y yo soy el bicho raro.
Estoy en esta ciudad porque mi madre no quiere que me aleje mucho de ella, me quiere y le gustaría que estuviera por lo menos una vez al día en casa. Tengo que decir que se preocupa cuando no llego a casa por las noches, a veces la encuentro despierta en el salón esperándome. Pero no me pongo hecho una furia con ella, nunca le he faltado el respeto ni le he hecho nada malo. A mis hermanas tampoco, no quiero hacerles daño. Cambio cuando estoy con ellas, son mis chicas y me alegro mucho de verlas todos los días. Soy amable con ellas y eso es algo raro en mí, nunca soy amable con nadie.
Mis hermanas y mi madre siempre están ahí para mí, son muy dulces y me quieren mucho ignorando lo imbécil que soy. No puedo vivir sin ellas, y no quiero que esto suene cursi, pero es la pura verdad. No me veo en un futuro sin ellas. Significan mucho para mí, son las personas más importantes que tengo en mi vida.
Es raro que vea a mi padre, no está en casa y se dedica a viajar para hacer los típicos negocios. Un día para allí y otro día para allá. Pero él no significa tanto para mí. No me gusta que esté tanto tiempo fuera de casa. Más o menos lo vemos cada cinco meses. Mi madre siempre está algo triste cuando no ve a su marido. Sinceramente no creo en el amor, es algo que al final se terminará y estarás hecho medio mierda después. ¿Para qué sirve eso? No le veo el sentido. Pero respeto el amor que hay entre mis padres, me encanta ver a mi madre sonriendo. Es muy guapa y esa sonrisa que tiene la hace parecer mucho más joven. Es un encanto de mujer. Haría lo que fuese por ver a mis hermanas y a mi madre bien.
-Zayn, tío, ¿cuándo montamos una fiesta de estas donde vienen todas esas tías buenas? -me pregunta mi mejor amigo David.
-No tengo ni idea. Espero que pronto. Necesito fiesta ya. Estoy demasiado aburrido.
-¿Y qué me dices de una buena pelea? -miro a mi amigo y sonrío-. ¿Qué? ¿Qué te pasa a ti ahora?
-Nada. Simplemente que eso no se busca, eso viene.
-Tienes razón, eres más listo que yo -se ríe y mira por la ventanilla de mi coche mientras conduzco-. ¿A dónde me llevas?
-¡Al fin del mundo!
-Gilipollas. Eso no existe.
Nos echamos a reír y sigo conduciendo sin saber a dónde ir, simplemente conduzco.
Más adelante aparco cerca de una playa y de un centro comercial. David me ve sorprendido y sonríe.
-Buena cabeza tienes, eh -me despeina el pelo moviendo su mano en este y me río apartándole la mano.
-Quita, bicho. Ve a comprarte unas cuantas sudaderas que siempre te veo con las mismas.
Asiente sonriendo y me mira con cara pensativa. Lo miro de forma extraña y le doy un golpe en la pierna.
-¿Qué? -le pregunto.
-¿Tú qué harás? ¿Vas conmigo o qué? -niego.
-Iré a dar un paseo por aquí. Si no ves cuando acabes de comprar, llámame.
Asiente y salimos de mi coche. Veo como se va y como entra en ese inmenso centro comercial donde hay más chicas que chicos. No es la primera vez que veo a un montón de chicas buscando algo tan simple como una camiseta y tardan 40 años en encontrarla cuando ya ven una al entrar en una tienda.
Veo la playa y hay varias personas en la arena. Es un día nublado pero estas personas salieron de casa para tomar el sol, el cual lo tienen que buscar, o para meterse un rato en el agua.
Me dirijo a un banco. Sí, sería raro si no me siento en un banco algún día, siempre lo hago mientras fumo. Me siento en este y enciendo un cigarrillo. Me lo llevo a la boca y empiezo a ver el paisaje, pero se me es difícil dejar la mente en blanco.
-¡Zayn, cuidado! -grita mi madre desde el piso de abajo de nuestra casa.
Abrazo a mis hermanas que son más pequeñas que yo y noto como tiemblan.
Se escucha un golpe que procede del piso de abajo y al poco un trueno, luego, pocos minutos después, escucho como llueve con fuerza.
-Tengo mucho miedo -escucho como dice Saafa mientras me abraza temblando.
-No pasará nada. De verdad que no pasará nada -le asegura Doniya.
Waliyha no dice nada, solo se esconde en mi pequeño pecho. Escucho cómo Saafa grita al escuchar otro trueno. Se echa a llorar y la cojo en brazos abrazándola.
-No llores, pequeña. Todo irá bien. Es solo un trueno.
Pero realmente sé que no es simplemente un trueno. Hay alguien fuera de casa y yo soy el único que sé esto, mis hermanas no saben nada. Solo estamos entre los barrotes de las escaleras mientras mis padres intentan saber dónde está. Saben que esta persona no es buena, seguro que es un ladrón.
Escucho a mi madre hablando por teléfono con la policía mientras su voz ha cambiado, está asustada. En ese momento se escucha como un montón de cristales se rompen.
-Zayn, Zayn -escucho una dulce voz y doy un pequeño salto al escuchar a esa persona.
Me giro y la miro. Se está riendo de mí y su risa es contagiosa.
-¿Pero tú qué haces aquí? -le pregunto con una sonrisa.
-Llegué a casa después de trabajar y no estabas. Así que decidí salir. Pero tranquilo, no te estoy siguiendo -sonríe. Me encanta la dulce sonrisa que tiene Doniya. Mis tres hermanas tienen esta bonita y dulce sonrisa, mi madre también.
-Me sorprende que estés aquí. Pensé que estarías con Waliyha -niega con una sonrisa y se sienta a mi lado.
-No, todavía está en la universidad. No ha vuelto a casa. Y Saafa se ha ido con mamá a algún sitio. No tengo ni idea de a dónde han ido.
-Desaparecieron -me encojo de hombros y me río un poco. Mi hermana se acurruca en mí y sonrío. Siempre hace esto y mis otras hermanas también-. Si tu novio te ve así conmigo... -bromeo.
-No seas tonto. No tengo novio. Estoy con mi hermanito -sonríe y tiro el cigarrillo en el suelo. Le doy un beso en la cabeza y la abrazo.
-Te quiero, hermanita.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro