O4O | TENSIONES Y DESCUBRIMIENTOS
Han pasado varios días desde aquella noche tumultuosa. Megan se sentía aliviada y un poco más ligera al haber terminado un examen importante de Investigación de Mercados, una materia que había estado tomando muy en serio. Estaba convencida de que le fue bien, y ese pensamiento la llenaba de una satisfacción que le estuvo haciendo falta últimamente. La tensión acumulada se disipaba lentamente, y una sonrisa se dibujaba en su rostro mientras caminaba por el campus. Esa tarde, el sol brillaba con fuerza, iluminando el paisaje universitario y dándole un aire vibrante al lugar. Caminaba a paso ligero, disfrutando de la brisa suave que movía su cabello. Al llegar a un pequeño banco en un área verde, encontró a Taehyung, que estaba reclinado con despreocupación, revisando su celular mientras sostenía un cigarrillo entre los dedos. El humo se elevaba en espirales delgadas, creando un contraste con el cielo despejado.
—¡Hey! —saludó Megan, acercándose con una mezcla de alegría y relajación en su voz—. ¿Qué tal?
Taehyung levantó la vista de su pantalla y le sonrió, dejando escapar una bocanada de humo antes de contestar.
—Aquí, disfrutando de un poco de aire fresco —Megan se sentó a su lado, él sintiéndose agradecido por la compañía—. ¿Cómo te fue con el examen?
—Creo que bastante bien —dejó escapar un suspiro de satisfacción—. ¡Estoy tan aliviada de que ya haya terminado!
—¡Eso es genial! Te dije que eras capaz.
Sonrió contenta, sintiendo que su confianza se elevaba aún más.
—¿Y tú? ¿Cómo te fue con Marie?
Taehyung hizo una mueca, su expresión cambiando ligeramente.
—Bueno, ya sabes cómo es mi suerte... Las cosas no salieron como esperaba —se encogió de hombros.
—¿Qué pasó?
—Ella me mandó al carajo cuando se enteró de que estaba sintiendo algo por otra persona —respondió con una risa casi histérica—. Supongo que eso es lo que pasa cuando no se están en la misma sintonía.
Megan asintió, sintiendo un poco de pena por él.
—Lo siento. Debe ser complicado.
—No te preocupes, estoy bien —movió su mano, intentando restarle importancia—. Solo necesito tiempo para poner todo en orden.
Mientras hablaban, Megan se dio cuenta de que Taehyung parecía estar en un lugar más tranquilo, a pesar de los vaivenes emocionales. Intentó enfocar la conversación en algo más positivo. Así, el ambiente se volvió un poco más ligero. Pero, a pesar de la conversación ligera y del ambiente relajado que compartía con su amigo, no podía dejar de pensar en una preocupación que la atormentaba en su interior. Era un tema que la llenaba de inseguridades en su relación con Jungkook, algo que le costaba expresar y que no sabía cómo abordar. La idea de abrirse a alguien la hacía sentir vulnerable, y el peso de no saber cómo manejarlo la hacía sentirse aún más ansiosa.
Mientras miraba a Taehyung, sintió un impulso momentáneo de compartir sus dudas con él. Después de todo, era un buen amigo y podría ofrecerle algún consejo. Sin embargo, la realidad de que también era el mejor amigo de Jungkook la detuvo en seco. ¿Sería correcto hablar de su relación con él? La última cosa que quería era que le contara algo, lo que podría generar más complicaciones entre ellos.
Taehyung, sumido en la conversación sobre su clase de comunicación, notó que lo miraba de una manera diferente. Su expresión cambió, como si estuviera lidiando con un conflicto interno. Se detuvo un momento.
—¿Todo bien, Megan? Pareces distraída.
Parpadeó y forzó una sonrisa, tratando de desviar su mente del problema que la consumía.
—Sí, solo pensaba en el examen y lo que viene después —respondió, buscando una excusa válida
—No te preocupes, ya sabes que te va a ir bien —aseguró con confianza, animándola con su tono—. Pero si hay algo en lo que necesites hablar, aquí estoy.
Megan sintió que sus ganas de abrirse volvían a surgir, pero se reprimió. En ese instante, su mente se debatía entre la necesidad de hablar y el temor a las repercusiones que eso podría traer.
—Gracias, pero realmente estoy bien.
Taehyung se encogió de hombros, pero su mirada seguía fija en ella, como si pudiera leer más allá de sus palabras. Megan desvió la mirada hacia el suelo, sintiendo que la incertidumbre continuaba aplastándola.
A medida que la conversación continuaba, las palabras de Taehyung comenzaban a desvanecerse en el fondo de su mente, y sus pensamientos volvían a centrarse en Jungkook. La inseguridad se aferraba a ella como una sombra, y se preguntaba si alguna vez encontraría el valor para hablar sobre lo que realmente la preocupaba. La ansiedad acumulada en Megan llegó a un punto crítico. Sin poder soportar más la presión que sentía en su pecho, soltó la pregunta de forma abrupta.
—¿Cómo te gusta que te hagan el oral? —preguntó de repente, su voz resonando en el aire como un disparo.
Taehyung se detuvo en seco, sus ojos muy abiertos ante la súbita interrupción. Era una pregunta tan directa y chocante que su mente quedó en blanco. Nunca en sus sueños más locos habría imaginado que Megan, su amiga, soltaría algo así en medio de una conversación casual.
—¿Qué...? ¿D-de dónde viene eso? —balbuceó, sintiéndose completamente descolocado—. Soy tu mejor amigo, ¡¿por qué me preguntas eso?!
Se sintió instantáneamente avergonzada por lo que soltó. Sus mejillas se encendieron, y se dio cuenta de que cruzó una línea. Intentó retractarse, pero las palabras no regresaron.
—Lo siento, lo siento, no quería… —se apresuró a decir, intentando recobrar la compostura—. Solo se me salió, es que… He estado pensando en eso y…
Taehyung frunció el ceño, todavía en estado de shock. La pregunta fue tan inesperada, tan fuera de lugar, que apenas sabía cómo responder.
—Megan, eso es… —intentó encontrar una manera de abordar el tema sin hacerla sentir peor—. Eso es un poco personal, ¿no crees?
Ella sintió cómo la incomodidad se apoderaba del ambiente. Pero había un impulso dentro de ella que le decía que necesitaba respuestas, necesitaba saber sobre las experiencias de un hombre.
—Lo sé, pero… —murmuró, sintiéndose vulnerable y ansiosa—. Es que realmente necesito hablar sobre esto y no sé con quién más hacerlo.
La atmósfera era tensa, y Taehyung aún trataba de procesar la pregunta mientras observaba la expresión de su amiga, buscando cualquier indicio que le dijera que estaba bromeando, pero sabía que no era así. Megan parecía genuinamente preocupada y, a pesar de su sorpresa, algo en su mirada lo instó a considerar abrirse.
—Está bien —asintió, dándose cuenta de que no podía simplemente ignorar la pregunta—. No esperaba eso, pero… está bien.
De repente, la revelación iluminó la mente de Taehyung. Comprendió de dónde venía la pregunta. Era evidente que no solo era curiosidad; había una intención detrás de sus palabras.
—Espera un segundo… —abrió los ojos a la par por un momento mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro—. ¿Estás pensando en hacérselo a Jungkook?
Megan sintió que su corazón se hundía. Su rostro se tornó aún más rojo, y trató de hacer un gesto para que él se detuviera.
—No, no, no, eso no es… —intentó decir, pero Taehyung estaba demasiado emocionado por el descubrimiento.
—¡Wow! ¡No puedo creerlo! —exclamó, entre sorprendido y divertido—. Siempre te he considerado tan… lesbiana, y ahora estás hablando de hacerle un oral a un hombre.
La incomodidad invadió a Megan, y mientras él seguía hablando, se levantó del banco, lista para huir de la conversación, pero Taehyung, rápidamente, la tomó del brazo.
—¡Espera! —dijo con una mezcla de risa y asombro—. No te vayas. ¡Quiero explicarte cómo hacerlo!
Lo miró, horrorizada y avergonzada.
—No, Taehyung, ¡no! —protestó, su voz más alta de lo que quiso—. Esto es demasiado.
—Vamos, Megan, ¡no seas así! —insistió, todavía divertido—. No es como si fueras a hacer algo malo. Solo… quiero ayudarte a prepararte.
Se sentó de nuevo, aún sintiéndose vulnerable y expuesta. Taehyung tenía una energía contagiosa, y aunque se sentía incómoda, no podía evitar la curiosidad de saber qué diría.
—Está bien. Pero solo porque lo necesito.
Su amigo con su entusiasmo desbordante, comenzó a hablar con seriedad, tratando de adoptar el tono de un experto en la materia.
—Bueno, no sé si a Jungkook le gusta como a mí —comenzó, encogiéndose de hombros—. Siempre ha sido muy reservado con ese tipo de intimidad, y yo también lo soy. Pero como tú necesitas saber, quiero ayudarte.
Megan sintió una mezcla de alivio y nerviosismo. Era surrealista que Taehyung, su amigo desde hacía años, estuviera a punto de darle consejos sobre algo tan personal.
—Primero que nada, tienes que recordar que la comunicación es clave —continuó alzando las manos—. No puedes entrar en eso sin saber lo que le gusta. Así que tal vez puedas preguntarle indirectamente, ver su reacción.
Asintió, aunque su mente seguía luchando con la idea de cómo abordar el tema con Jungkook.
—La confianza y comodidad es fundamental —se inclinó hacia ella, con su tono más serio—. Si ambos se sienten cómodos, ayudará que sea una buena experiencia, ¿entiendes?
—Sí, ya sé lo típico. Pero, ¿y si… no le gusta?
—A veces eres tan inocente, Meg —sonrió negando con la cabeza—. Estoy seguro de que con solo mirarlo a los ojos, Jungkook ya estaría listo para acabar
Megan sintió una punzada de emoción al escuchar eso.
—Ya, cállate.
—Voy a darte algunos consejos más específicos.
—Está bien, continúa —asintió, sintiendo que esta era una conversación que nunca pensó tener, pero que necesitaba.
—Mira, lo primero es relajarte. Si te pones nerviosa, él lo va a notar y va a ser incómodo para los dos —aseguró mirándola tranquilo—. A nosotros nos encanta que lo hagan suave al principio, con los labios, y luego ya puedes usar un poco la lengua, moviéndola de forma lenta y suave, ¿entiendes?
Asintió mirándolo con curiosidad.
—¿Y qué más?
—Ah, y no te olvides de los testículos —apuntó, para luego hacer un gesto más específico. Un movimiento con ambas manos, separándolas ligeramente, como si estuviera demostrando el movimiento—. A muchos nos encanta que los acaricien, así que si le das un poco de atención ahí, como hombre te aseguro que le va encantar —asintió con una sonrisa—.Y si te sientes cómoda, intenta meterlo un poco más profundo en tu boca. A muchos nos encanta.
Megan soltó una risa casi histérica intentando mantener la compostura.
—No puedo creer que estemos hablando de esto.
—Tú cállate y escucha —levantó una mano en un gesto para pedir silencio, mientras mantenía la mirada fija en Megan—. Y si además haces ruido mientras lo haces, eso lo va a poner aún más loco. Nos encanta saber que les gusta lo que los hacen.
No podía dejar de pensar en los consejos de Taehyung, que la llevaron a un torbellino de emociones. A pesar de su vergüenza, la idea de sorprender a Jungkook con algo nuevo y emocionante que sabía que esperaba, le hacía sentir un cosquilleo de anticipación. Pero antes de que pudiera concentrarse en esos pensamientos, Taehyung interrumpió su ensueño.
—Vaya, Jungkook sí que supo voltear a una gran lesbiana, ¿eh? —bromeó riéndose de la situación—. Él no lo sabe, pero hoy es su día de suerte por la sorpresa que le vas a dar.
Se sonrojó intensamente, sintiendo una mezcla de vergüenza y rabia. Estuvo tan ansiosa por hablar de sus inseguridades que, al escucharlo bromear, se sintió aún más expuesta. Sin pensarlo, le dio un golpe en el brazo.
—¡Cállate, Taehyung!
Gimió de dolor, pero luego no pudo evitar reírse aún más, disfrutando de la incomodidad que le provocó.
—Solo digo que va a enloquecer cuando le hagas eso.
Se cruzó de brazos, claramente enfadada y sintiéndose vulnerable ante sus comentarios. Las palabras de Taehyung resonaban en su mente, y no podía evitar sentir un nudo en el estómago por la idea de llevar a cabo lo que estuvo pensando.
—No es gracioso. ¡Eres un idiota!
—¿Un idiota? Estoy apoyándote aquí. ¿No es eso lo que hacen los amigos?
Lo miró, su mente aún revuelta por los consejos que le dio. Su amistad estuvo marcada por un sinfín de risas y confidencias, pero esta conversación era diferente. La idea de hacer algo por primera vez y tan íntimo con Jungkook la inquietaba y emocionaba a la vez. Pero, a medida que los comentarios de Taehyung giraban en su cabeza, el rubor en su rostro se intensificaba, llenándola de confusión.
Con una expresión de frustración, se dio media vuelta, dispuesta a marcharse.
—No tengo que aguantar tus bromas.
Taehyung la miró alejarse, aún riendo entre dientes.
—Vamos, ¡solo bromeaba! ¡Prometo que no lo diré más!
Pero Megan ya se había ido, dejándolo riendo solo en el campus. Mientras se alejaba, su mente estaba ocupada con imágenes de Jungkook, su corazón latiendo con fuerza ante la idea de lo que podría suceder entre ellos. Aunque estaba llena de dudas, no podía evitar sentirse emocionada por la posibilidad de abrir una nueva puerta en su relación.
(...)
Por la tarde, Megan decidió que quería hacerle una sorpresa a Jungkook. Sabía que comenzó apenas hacía unos días con la tesis y la práctica que estaba realizando para su carrera de ingeniería informática, y que, a menudo, se sumergía tanto en sus estudios que se olvidaba de comer o de tomar suficientes descansos, por lo tantó decidió ir con un par de energizantes y unos sándwiches que preparó rápidamente.
Al llegar a su apartamento, sintió un ligero cosquilleo en el estómago mientras se acomodaba el cabello detrás de la oreja. Se preguntó si sería una buena idea interrumpirlo, pero la idea de verlo sonreír al recibir su visita la animó a seguir adelante. Se dio un pequeño golpe en la cabeza, intentando calmarse, y respiró hondo antes de tocar.
La puerta se abrió casi de inmediato, y Jungkook apareció, sorprendido al verla. Su cabello estaba desordenado, y llevaba una camiseta que le quedaba holgada, con las marcas de su intensa jornada de trabajo y estudio claramente visibles en su rostro. Sus ojos se iluminaron al reconocerla, pero no pudo evitar la sorpresa que cruzó su expresión.
—Megan… ¿Qué haces aquí? —frunció el ceño un momento antes de sonreír.
Intentó actuar con normalidad, aunque sus nervios estaban a flor de piel, por lo que levantó los energizantes y la comida, tratando de mantener una sonrisa despreocupada.
—Solo pensé que podrías necesitar un poco de energía extra —soltó una risa nerviosa mientras jugaba con el envase de los energizantes—. Ya sabes, con tanto estudio y eso.
Aún incrédulo, dejó que la puerta se abriera un poco más y se hizo a un lado para que ella entrara. Cruzó el umbral, sintiéndose un poco más relajada al estar dentro de su espacio, pero la sensación de nerviosismo no desapareció por completo. Aún así, el aire entre ellos parecía vibrar con una energía especial.
—No sé qué haría sin ti —murmuró tomando uno de los energizantes y mirándola con aprecio—. Estoy olvidándome de comer.
Megan trató de esconder su emoción bajo una fachada de despreocupación. Había algo en la forma en que él la miraba que la hacía sentir como si fueran los únicos dos en el mundo, y no podía evitar preguntarse qué pensaría él sobre hacer lo que estuvo considerando últimamente, intentarlo esa tarde.
—Me alegra que te guste —sonrió, esforzándose por mantener la conversación ligera—. Así puedes seguir trabajando en eso sin problemas.
Estaba demasiado nerviosa, pero decidida a mantener una apariencia tranquila. Jungkook, de pie frente a ella, tomó otro sorbo del energizante, el líquido burbujeante reflejando la luz del sol que entraba por la ventana. Mientras ella observaba cómo su garganta se movía al tragar, no pudo evitar sentirse un poco fuera de lugar. La familiaridad que solían compartir parecía haberse desvanecido, reemplazada por un aire tenso que hacía que su corazón se acelerara.
—Oye, ¿y por qué no me saludaste como siempre? —se atrevió a preguntar, su voz titilando entre la inseguridad y la curiosidad.
La miró sorprendido y sus ojos se abrieron un poco más de lo habitual. Por un momento, la incomodidad pareció evaporarse, pero solo por un instante. Jungkook se acercó, su rostro sereno pero tenso, y le besó suavemente la comisura de los labios. La calidez de su gesto encendió una chispa en Megan, pero se desvaneció cuando él se apartó y se disculpó.
—Lo siento, tengo la cabeza en otro lado… He estado todo el día intentando solucionar un error en el sistema en la empresa, pero no logré dar con la solución —explicó, frunciendo el ceño mientras se pasaba una mano por el cabello, desordenándolo aun más—. Es un bug que me tiene atrapado, y con todo lo de la tesis, no he tenido tiempo de despejarme.
Intentó sonreír, buscando confort en la cercanía, pero algo en su interior le decía que había más detrás de su comportamiento. La risa nerviosa que quiso ocultar se asomó en sus labios, pero su mente estaba lejos de divertirse.
Mientras Jungkook tomaba otro sorbo de su bebida energética, su mirada se desvió hacia sus apuntes, como si en esos papeles pudiera encontrar respuestas a preguntas que no sabía cómo formular. Megan sintió un tirón en su pecho. La habitual cercanía que compartían se sentía extraña, como si una invisible barrera los separara.
—Está bien, entiendo —asintió, aunque su voz carecía de la confianza que intentaba proyectar—. Solo… no quiero interrumpir.
El silencio que siguió fue incómodo, cada segundo alargándose como un hilo delgado que los mantenía a ambos en la cuerda floja de la tensión. Se preguntaba si había algo más que Jungkook no le estaba diciendo, un secreto que podía estar enterrado bajo la superficie de su relación, y eso solo aumentaba sus inseguridades.
Mientras lo observaba, la preocupación se dibujaba en su rostro. Quería acercarse a él, tocarlo, hacerle saber que estaba allí para apoyarlo, pero la incertidumbre de lo que cambió la mantenía a distancia. Con cada trago que él daba, su corazón latía más rápido, como si presintiera que algo importante estaba en juego, y que la normalidad que una vez compartieron estaba empezando a desmoronarse.
Jungkook, notando la tensión en el ambiente, intentó romper el hielo.
—Si vas a quedarte, puedes sentarte en el sofá y... No sé, haz lo que quieras —sugirió, su tono era ligero, pero su mirada revelaba que estaba más concentrado en su trabajo que en la conversación—. Yo seguiré con esto por un rato, ¿sí?
Asintió, aunque en su interior luchaba con un torbellino de emociones. Quería sentirse cómoda, disfrutar del momento, pero algo en la atmósfera que la mantenía en guardia. Sin embargo, no quería parecer demasiado necesitada, así que se obligó a actuar con naturalidad.
—Claro, suena bien. No quiero interrumpirte —forzó una sonrisa mientras se acomodaba en el sofá, pero sus pensamientos seguían centrados en Jungkook y su extraño comportamiento.
Él al notar que necesitaba concentrarse más, se puso las gafas que había dejado a un lado. Las monturas oscuras acentuaron sus rasgos, dándole un aire más intelectual que nunca. Se inclinó sobre las hojas escritas primero, para luego volver la atención a la computadora, y aunque parecía completamente inmerso en su trabajo, Megan no podía evitar observarlo con una mezcla de admiración y frustración.
—¿Te importa si busco algo para ver? —se giró un poco hacia él.
—No, está bien. A mí no me distrae. Haz lo que quieras.
Ante su respuesta sin mirarla, sintió un nudo en el estómago. Intentó poner atención a la televisión, pero sus pensamientos seguían volviendo a la imagen del pelinegro absorto en su trabajo, como si un mundo nuevo se hubiera creado entre ellos, un espacio que ella no podía atravesar. El ruido de la televisión se volvió un murmullo en su mente, mientras trataba de encontrar el valor para hablarle de sus inseguridades. Pero, en ese momento, solo podía sentir el peso de la incertidumbre, como si cada segundo que pasaba se convirtiera en un recordatorio de que algo pudo cambiar entre ellos.
Los minutos transcurrieron, y Megan continuó robándole miradas a Jungkook. El roce del lápiz sobre el papel, el sonido de las teclas y sus bajas maldiciones, era casi hipnótico, pero la distancia emocional entre ellos se hacía cada vez más pesada en el ambiente.
Decidida a acortar ese espacio que se creó, Megan se levantó del sofá, sintiendo un ligero temblor en sus manos. Caminó hacia él con paso decidido, pero en su interior había un torbellino de nerviosismo. Cuando se colocó detrás de Jungkook, se armó de valor y decidió utilizar una excusa para romper el hielo.
—Oye, ¿te gustaría que te hiciera un masaje? —preguntó, intentando sonar casual.
Jungkook se giró bruscamente, con una mezcla de confusión y sorpresa en su mirada.
—¿Qué estás haciendo? —alzó una ceja.
Sintiéndose un poco avergonzada, pero también decidida a seguir adelante, sonrió de manera nerviosa.
—Solo pensé que podrías necesitar un descanso. Pareces muy concentrado y... Quizás un masaje te ayude a relajarte un poco.
—No sé... —respondió, dudando mientras sus ojos se encontraban con los de ella. La confusión aún estaba presente, pero algo en su tono sugirió que la idea le parecía tentadora.
Ella, al notar su reacción, dio un paso más cerca, intentando disipar la tensión entre ellos. El aire se volvió pesado, y aunque Jungkook continuaba con su expresión de sorpresa, su mente parecía estar considerando la oferta. Se colocó detrás, comenzando a masajear sus hombros con suavidad, intentando relajar la tensión acumulada. Pero a medida que pasaba el tiempo, se dio cuenta de que él seguía completamente absorto en lo que hacía. El roce de sus manos no parecía hacer ningún efecto en su concentración, y eso comenzó a frustrarla.
—¿Te estás relajando?
Pero Jungkook apenas levantó la vista de la pantalla, asintiendo con la cabeza mientras continuaba. A medida que el tiempo seguía avanzando, el pequeño destello de esperanza en su interior se fue apagando, reemplazado por una sensación de desánimo, por lo que decidió apretar un poco más, buscando captar su atención. Pero cuando lo hizo, Jungkook de repente se quejó, una mueca de incomodidad apareciendo en su rostro.
—¡Oye! ¡Eso duele! —exclamó, girándose hacia ella con un aire de frustración.
Sorprendida y avergonzada, retiró las manos al instante.
—Lo siento, no me di cuenta... —se disculpó, sintiendo cómo el rubor le subía a las mejillas.
Claramente frustrado, se quitó las gafas y las colocó sobre la mesa, pasando los dedos por su cabello y echándolo hacia atrás en un gesto de cansancio.
—¿Qué está sucediendo? —interrogó, su voz cargada de cansancio y algo de confusión.
Sintió un nudo en el estómago. La preocupación en sus ojos y su cansancio la hicieron cuestionarse si había algo más que solo estudio detrás de su comportamiento. Respiró hondo, buscando las palabras adecuadas.
—No sé... Solo pensé que podríamos pasar un rato juntos, que tal vez eso te ayudaría a relajarte —admitió, sintiéndose vulnerable ante su mirada inquisitiva—. Pero parece que no estoy haciendo un buen trabajo.
El silencio se extendió entre ellos, y en ese momento, se sintió más expuesta que nunca, insegura de cómo seguir adelante. Jungkook soltó un suspiro profundo, como si todo el peso del mundo se hubiera posado sobre sus hombros. Luego, sin pensarlo dos veces, la tomó de la mano y la hizo sentar sobre su regazo, apoyando su frente en el hombro de ella. El contacto le brindó una sensación de calma que estuvo buscando, pero también lo llenó de culpa.
—Lo siento... —musitó, su voz cargada de pesar—. Sé que no te estoy prestando atención, pero esto es importante y no me está yendo bien.
Megan sintió que su corazón se aceleraba al escuchar su confesión. Con un impulso de curiosidad, decidió indagar un poco más, buscando desvanecer las inseguridades que la estuvieron atormentando.
—¿Ha sido solo por esto? —miró hacia abajo, nerviosa—. Porque he notado que has estado distante estos días.
Al instante, Jungkook se tensó, una oleada de culpa recorriéndolo al recordar la llamada de Heather y lo que eso significaba. La culpa lo envolvía, sabiendo que le estaba ocultando cosas a Megan, y eso lo hacía sentirse aún peor.
—Megan... —comenzó, pero se detuvo, suspirando de nuevo mientras cerraba los ojos por un momento. En un gesto de ternura y sinceridad, se inclinó y besó su hombro a través de la chaqueta que ella llevaba puesta—. Lo siento, de verdad.
La mezcla de emociones la abrumaba, y aunque su corazón se llenó de compasión por él, la sombra de la duda seguía acechando en su mente. Megan tomó a Jungkook de la barbilla, obligándolo a mirarla fijamente. Su rostro era una mezcla de atractivo y vulnerabilidad: la línea de su mandíbula era firme, y sus labios, adornados con dos piercings en el labio inferior, parecían expresar una tensión que iba más allá de las palabras. Los ojos oscuros de Jungkook, que siempre brillaban con una chispa de energía, ahora parecían ocultar un torbellino de pensamientos y emociones. Notó las sombras debajo de ellos, revelando el cansancio acumulado.
A pesar de la seriedad del momento, algo en su mirada la hizo sentir que podía acercarse más a él. Sintiéndose un poco nerviosa, se inclinó y le dio un suave beso en la mejilla, dejando escapar una pequeña sonrisa mientras recordaba lo que planeó.
—S-si quieres... puedo ayudarte a desestresarte un poco —mencionó, su voz titubeante pero decidida, tratando de mantener un tono ligero a pesar de la tensión en el aire.
La miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad, la tensión entre ellos evidente. Ella sintió cómo su corazón latía con fuerza, deseando que su oferta no solo fuera un intento de alivio, sino un paso hacia algo más cercano y personal entre ellos. Pero él parecía no entender del todo lo que quería decir. Su expresión era una mezcla de confusión y curiosidad, lo que solo hizo que el corazón de Megan latiera con más fuerza. Sin poder soportar la tensión, se levantó de su regazo y tomó su mano con firmeza para hacerlo levantar.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con un tono que combinaba sorpresa y una leve inquietud. Pero al notar que ella lo guiaba hacia su dormitorio, su expresión cambió, como si de repente empezara a entender lo que estaba ocurriendo.
Una vez dentro de la habitación, lo empujó suavemente para que se sentara en la cama. Todavía un poco aturdido, se dejó caer, mirándola con curiosidad. Su mirada buscaba respuestas en el rostro de Megan, pero ella sabía que llegó el momento de dejar atrás sus inseguridades y actuar con confianza, ya que una parte estaba temiendo que estuviera cansándose de ella.
Sintiendo el latido frenético de su corazón, se colocó sobre él, situando su cuerpo entre las piernas de Jungkook. Sus manos temblorosas encontraron el rostro de él, y, sin pensarlo más, lo besó. Al principio, Jungkook intentó resistirse, murmurando que no quería distraerse, pero la cercanía de Megan y la intensidad de su mirada eran demasiado para él. Era tan débil ante Megan. Así que, tras un breve momento de duda, sus manos comenzaron a moverse lentamente por el cuerpo de ella, como si su propia voluntad se desvaneciera ante la conexión que compartían. Aceptó el beso con una mezcla de deseo y entrega, sus labios se encontraron en una danza suave y delicada.
Megan sintió que su lengua acariciaba la suya, y un suave ronroneo escapó de los labios de Jungkook, un sonido que vibraba con la intensidad de la atracción que siempre existió entre ellos. El beso se profundizó, la química entre ellos creciendo con cada instante, como si el mundo exterior se desvaneciera y solo existieran el uno para el otro. La tensión que sintió antes comenzó a disiparse, y, por un momento, todo lo que había en su mente se redujo a esa conexión, ese momento de intimidad compartida que ambos anhelaron sin atreverse a mencionarlo.
Megan sintió cómo la pasión aumentaba entre ellos, cada beso más profundo y ferviente. Su cuerpo buscaba más, y no pudo evitar restregarse contra él, sintiendo la calidez de su torso y el firme contacto de su entrepierna. Era como si cada roce encendiera un fuego en su interior, una necesidad que iba más allá de lo físico. Jungkook gruñó bajo el peso de la emoción y el deseo que lo invadía. Sus manos, que hasta ese momento se limitaron a acariciar su cintura, ahora descendieron, encontrando su camino hasta el trasero de ella. La presión que ejerció hizo que se arqueara contra él, un gemido involuntario escapando de sus labios.
Sintiéndose cada vez más atrapado por el momento, presionó a Megan contra su cuerpo, como si quisiera fusionarse con ella. El beso se volvió más voraz, sus lenguas entrelazándose en un vaivén que parecía tener vida propia. Jungkook se olvidó del trabajo, de los problemas que lo estuvieron agobiando; todo lo que existía ahora era el calor de Megan, su fragancia y la manera en que su cuerpo respondía al suyo. Las manos de él exploraban, acariciando con suavidad y firmeza, mientras ella se movía al ritmo de su deseo, cada vez más cómoda y segura en la intimidad de ese momento.
Jungkook, abrumado por el deseo, rompió el beso.
—Te necesito —Su voz era un susurro cargado de urgencia y anhelo, lo que hizo que una sonrisa se dibujara en el rostro de Megan. La forma en que su cadera se movía contra ella, ansiosa y desesperada, no pasaba desapercibida. Era evidente que él también deseaba dar un paso más en su conexión.
La mirada de Megan brillaba con determinación mientras contemplaba el intenso deseo en sus ojos oscuros. La emoción en su pecho creció, sintiendo que llegó el momento de llevar la intimidad a otro nivel. Sin poder resistirse, se separó ligeramente, mirándolo, su corazón latiendo con fuerza mientras el deseo la invadía.
Con un movimiento suave pero decidido, comenzó a deslizarse hacia abajo, arrodillándose ante él, sintiendo el contacto contra el frío suelo. Su mirada nunca se apartó de la de Jungkook, quien la observaba, sorprendido y expectante.
Ella sonrió con confianza, sintiendo que había dado el paso correcto.
—Déjame ayudarte —murmuró, su voz suave pero cargada de intenciones, mientras se acercaba más a su entrepierna.
Jungkook se mordió el labio, la anticipación llenando el aire entre ellos. Sabía que estaba dispuesta a llevar su deseo al siguiente nivel, y la emoción lo envolvió por completo.
—¿Estás realmente segura de esto? —preguntó con voz grave y baja, buscando confirmar que tomó la decisión correcta.
Asintió con firmeza, la seguridad inundando su respuesta. El deseo y la emoción se apoderaron de ella. No había vuelta atrás, y la anticipación la llenaba de una energía eléctrica.
Al ver su determinación, Jungkook sintió que su corazón latía con más fuerza. Sin poder resistirse, se quitó la camiseta de un tirón. La tela cayó al suelo, revelando su torso musculoso, con líneas bien definidas que hablaban de horas de dedicación en el gimnasio. Su piel, de un tono claro y suave, contrastaba con los tatuajes que adornaban su brazo derecho; una serie de intrincados diseños en tinta negra que se mezclaban con algunos toques de color, haciendo que su brazo se viera aún más impresionante. La vista de su torso y sus brazos provocó un escalofrío en Megan. Su cuerpo era atractivo, cada músculo en su abdomen parecía estar esculpido. La forma en que sus músculos se tensaban con cada movimiento la dejaba sin aliento. Jungkook sonrió, sintiéndose seguro al notar cómo ella lo miraba, y la tensión entre ellos creció aún más.
Sintió cómo su corazón latía con fuerza al mirarlo, y de repente, los consejos de Taehyung comenzaron a resonar en su mente. Las palabras sobre cómo hacer que un hombre se sintiera bien, la forma de estimularlo, y lo que le gustaba, le dieron confianza.
Decidida, se movió lentamente hacia él, sintiendo la adrenalina en su cuerpo. Su mano temblorosa se acercó al cinturón y mientras comenzaba a desabrocharlo, su respiración se hizo más pesada. La tensión en el aire era intensa, y no pudo evitar sonreír al ver la creciente evidencia del deseo de Jungkook en su pantalón.
Cuando finalmente logró abrirlo, sintió un cosquilleo en el estómago al notar el bulto detrás de la tela. El hecho de que estuviera tan afectado por ella la llenó de una mezcla de emoción y nerviosismo. Se mordió el labio inferior, sintiendo una oleada de deseo al imaginar lo que estaba a punto de hacer. Al levantar la vista, se dio cuenta de que él estaba completamente cautivado por su cercanía. Con un gesto cuidadoso, deslizó sus dedos por la tela del pantalón, y sintió la firmeza del bulto que se encontraba justo debajo. Su corazón latía con fuerza, y aunque estaba nerviosa, una parte de ella se sentía poderosa.
La observaba, sus ojos oscuros brillaban con una mezcla de sorpresa y anhelo. Ella notó cómo su respiración se hacía más pesada, y eso la motivó a seguir adelante. Con una confianza renovada, empujó el pantalón hacia abajo, dejando al descubierto el bóxer negro que lo contenía.
Sin dejar de mirarlo, se inclinó hacia adelante, acariciando suavemente el bulto con su mano. La respuesta de Jungkook fue instantánea; un ligero gemido escapó de sus labios y sus caderas se movieron hacia ella, buscando más contacto.
Deslizó sus dedos por el borde del bóxer, sintiendo cómo su pulso se aceleraba. Sabía que estaba a punto de dar un paso decisivo.
—¿Estás listo? —su voz un poco más suave, casi un susurro.
Asintió lentamente, sus ojos fijos en ella, incapaz de apartar la vista de la intimidad que estaban a punto de compartir.
—Siempre estoy listo para ti, Baker —respondió, su tono cargado de deseo.
Al escucharlo, Megan sintió que, a pesar de sus dudas sobre su identidad, ese momento era exactamente lo que necesitaba: una afirmación de su deseo.
Con una mezcla de nerviosismo y deseo, sus manos se deslizaron lentamente hacia el elástico del bóxer negro. Con un movimiento decidido, lo bajó, revelando más piel y más de ese vello oscuro que se extendía en una línea sutil hacia su pelvis. Al caer el bóxer, se encontró ante la imagen de su erección firme, que se alzaba con prominencia. La piel era de un tono rosado, suavemente iluminada por la tenue luz de la habitación. Las venas marcadas a lo largo de su longitud daban un aspecto más intenso y palpable, palpitando levemente, como si reflejara el deseo que ambos compartían.
Sintió la mirada de Megan, y su vulnerabilidad lo hizo sentir expuesto y a la vez increíblemente excitado. A medida que ella se inclinaba hacia adelante, acercándose a su miembro, el calor entre ellos se intensificaba. Con un toque suave, sus dedos recorrieron la longitud rosada y venosa, notando cómo pulsaba bajo su caricia. El suspiro de Jungkook resonó en el aire, y su cuerpo se arqueó de forma leve hacia ella, buscando más de esa conexión. Embriagada por la emoción, continuó explorando, sintiendo la firmeza de su erección y el poco vello que la rodeaba, lo que acentuaba aún más la suavidad de su piel. Cada roce era un descubrimiento, cada movimiento una afirmación de su deseo.
Mientras se entregaba al momento, Megan sintió que sus dudas se desvanecían. La intimidad de lo que compartían la envolvía, y la conexión entre ellos se hacía más intensa. En ese instante, todo lo que importaba era esa entrega mutua y la vulnerabilidad que floreció entre ellos.
A medida que sus dedos continuaban explorando, un suave rubor se extendió por sus mejillas. Con un movimiento delicado, se inclinó un poco más, su aliento cálido acariciando la piel de su miembro. La cercanía hacía que su corazón latiera aún más rápido, y la ansiedad se mezclaba con la emoción. Con una mezcla de timidez y valentía, Megan decidió dar un paso más. Lentamente, acercó los labios a la punta rosada de su miembro. Se tomó un momento para saborear la anticipación en el aire, y luego, con una decisión firme, la besó suavemente.
—Dios, Megan… —susurró, sintiendo cómo el deseo crecía en su interior—. Esto se siente increíble.
Continuó, tomando más confianza, dejando que su lengua jugueteara suavemente con la punta antes de descender un poco más, disfrutando de la textura y la calidez de él. La mezcla de su sabor y el suave aroma de su piel la envolvió en una sensación embriagadora.
—Eso es...—murmuró animándola, a pesar de sentirla algo torpe, pero eso a su vez lo excitaba más, por lo que sus manos se encontraron con el cabello de ella—. No te detengas.
La conexión entre ellos se intensificaba a medida que Megan continuaba, su confianza creciendo con cada movimiento. Sus labios y su lengua trabajaban en sincronía, creando un ritmo que hacía que Jungkook se sintiera completamente rendido ante ella. Cada susurro de placer que escapaba de sus labios solo alimentaba el fuego del deseo que ardía entre ellos.
Megan levantó la vista, buscando los ojos de Jungkook.
—¿Está bien para ti? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
Sintiendo la intensidad del momento, Jungkook se inclinó hacia ella, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de necesidad y devoción.
—He estado esperando este momento desde hace tanto tiempo —confesó, su voz baja y cargada de emoción—. Nunca imaginé que se sentiría así de bien.
Embriagada por sus palabras, volvió a llevarlo a su boca, pero esta vez intensificando su ritmo, sintiendo cómo la energía entre ellos crecía. Jungkook se arqueó ligeramente, disfrutando de cada caricia, cada movimiento, como si finalmente estuviera cumpliendo un deseo que estuvo estado latente por tanto tiempo.
La intensidad aumentaba, y Megan, sintiéndose poderosa y deseada a la vez, lo miró con determinación. Cada roce, cada movimiento se volvió más apasionado, creando una atmósfera cargada de necesidad mutua. Mientras continuaba, se sentía completamente cautivado por ella.
Sin poder soportar más el intenso deseo de verla así, arrodillada ante él, sintió que su control comenzaba a desvanecerse. La imagen de Megan, con su barbilla empapada de saliva y sus ojos brillantes y llorosos, lo enloquecía de deseo.
—Megan… ven aquí —ordenó, sintiendo una mezcla de emoción y anhelo.
Con un movimiento decidido, empuñó suavemente su cabello, levantando su mirada hacia él. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, no pudo resistir más. La necesidad que sentía lo llevó a inclinarse hacia ella, capturando sus labios con una intensidad que ambos estuvieron esperando. El beso fue voraz y cargado de deseo. Megan sintió el calor de su cuerpo fluir a través de ella mientras sus labios se encontraban, uniendo sus almas en un torbellino de pasión. La besó con fervor, como si estuviera tratando de fusionar sus corazones, como si ese beso pudiera sellar un pacto entre ellos.
—Te ves tan hermosa cuando lo tienes en tu boca —confesó entre los besos, su voz temblando de deseo mientras continuaba explorando su boca.
Se entregó por completo al escucharlo, sintiendo que cada beso encendía un fuego dentro de ella, una llama que ya no podía contener. La conexión entre ellos se volvió más profunda, cada caricia y cada roce solo intensificando el deseo que compartían.
—Jungkook… —susurró entrecortada por la emoción y el placer.
—No tengo palabras para describirlo —Sus labios recorrían su mandíbula, sintiendo cada centímetro de su piel—. Solo quiero más de ti.
Mientras continuaban compartiendo ese momento electrizante, ambos sabían que estaban cruzando un límite que ambos deseaban. La intimidad que estaban construyendo era más que física; era un vínculo que los unía de maneras que ni siquiera podían comprender completamente.
Mientras compartían ese beso voraz, Jungkook sintió que su mundo se desvanecía, y todo lo que existía era Megan y el deseo ardiente que los consumía. Cada caricia, cada susurro, lo llevaba más allá de sus propios límites. Pero al separarse, sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo. Un hilillo de saliva quedó colgando entre sus labios, un símbolo del deseo crudo que compartían. La miró intensamente, sus ojos oscuros reflejando un torbellino de emociones.
—Continúa —ordenó con voz baja y profunda, casi un rugido en la quietud de la habitación—. No te detengas.
Se sintió envuelta por su mirada y la urgencia en su voz. El deseo en su pecho se intensificó, y una chispa de confianza la llevó a continuar, decidida a explorar lo que había comenzado.
—Quiero darte todo —le susurró, su voz temblando de emoción.
Jungkook sonrió, una mezcla de orgullo y lujuria brillando en sus ojos.
—Hazlo, Baker.
Con un renovado impulso, Megan se inclinó nuevamente, sintiendo cómo la pasión la guiaba. Sus labios volvieron a acercarse a la piel de él, cada roce de su aliento avivando las llamas del deseo que ardían entre ellos. Mientras sus manos exploraban su cuerpo, sentía la electricidad que lo atravesaba e incapaz de contenerse, se dejó llevar por la intensidad del momento. Su mano se deslizó a lo largo de la espalda de Megan, atrayéndola hacia él mientras su otra mano se aferraba a su cabello con delicadeza para no asustarla, pero firmeza.
El tiempo parecía haberse detenido mientras Megan se entregaba por completo a su tarea. La habitación estaba llena de susurros y respiraciones entrecortadas, un ambiente cargado de deseo. Sin embargo, después de un rato, Jungkook sintió que la tensión en su cuerpo alcanzaba un punto crítico.
—Lo siento... —Su voz salió temblorosa, una mezcla de placer y una súbita necesidad de ser más activo en el momento—. No sé cuánto más puedo soportar...
Megan disfrutaba de cómo sus palabras resonaban entre ellos. Pero, en la mente de él, la necesidad de control y conexión lo superó. Con un movimiento repentino, empuñó el cabello de ella, guiándola con suavidad pero firmeza, mientras empezaba a mover sus caderas con desesperación.
Sintió el cambio de energía, y en lugar de detenerse, lo miró a los ojos, reconociendo el deseo desenfrenado que ardía en su interior. Los movimientos de Jungkook se hicieron más intensos, su ritmo marcando una nueva cadencia en la habitación. Cada empuje era una declaración de su deseo, una invitación a profundizar en la conexión que compartían. Para su sorpresa, respondió a su impulso, adaptándose a sus movimientos, sintiendo cómo ambos se entregaban a la pasión que los envolvía. Las luces y sombras en la habitación danzaban a su alrededor, reflejando la intensidad del momento.
Mientras Jungkook se dejaba llevar, su aliento se hacía más errático, y las manos de Megan se aferraron a la piel de su cadera, reafirmando su conexión. Era un intercambio de poder y vulnerabilidad, donde ambos se perdían en el placer que estaban creando juntos. Megan se movía con una confianza audaz, su ritmo creando una atmósfera de pura intimidad.
—Esto es... increíble... —jadeó, su voz un susurro entrecortado, lleno de anhelo. Cada palabra que salía de sus labios reflejaba la intensidad del momento, como si no pudiera comprender la profundidad del placer que estaba experimentando.
A medida que continuaba, la presión dentro de él se acumulaba, llevándolo al borde de la locura. Con cada movimiento, sus caderas comenzaban a moverse con una mayor desesperación, empujando hacia adelante, llevándola más profundo. El calor de su cuerpo, el roce de sus labios, todo se combinaba en una experiencia indescriptible. Cuando ella sintió que su garganta se cerraba, a punto de ser dominada por arcadas, Jungkook dejó escapar un gemido profundo que resonó en la habitación.
—Sí, sí... ¡Sigue así, Megan! —exclamó, su voz llena de una mezcla de desesperación y deseo, sintiendo cómo su control se desvanecía—. Eres... demasiado buena en esto...
Las caderas de Jungkook comenzaron a moverse con un ritmo más intenso, llevándola hasta el fondo de su garganta, cada embestida un desafío y una promesa. El placer se reflejaba en su rostro, mientras luchaba por mantener la compostura ante la intensa sensación que la envolvía.
—No te detengas... Necesito esto...
Megan sintió cómo su propio deseo se encendía, impulsándola a seguir, incluso a pesar de la incomodidad que la amenazaba y como las lágrimas brotaban. Cada embestida de Jungkook la llevaba al límite.
El ritmo entre ellos se intensificaba, cada movimiento más desesperado que el anterior. Jungkook, perdido en el momento, sintió que su cuerpo se tensaba al borde del éxtasis. Gemía, su voz desgarrada por la mezcla de placer y necesidad.
A medida que sus caderas se movían con mayor urgencia, la sensación de culminación lo invadió, robándole el aliento. Cada embestida lo llevaba más lejos, y el mundo a su alrededor comenzó a desvanecerse.
—¡Megan...! —rugió, su cuerpo estallando en un clímax voraz que no pudo contener. El placer lo envolvió como una ola, llevándolo a un estado de pura euforia. La intensidad de su orgasmo lo sorprendió, un momento de total entrega.
Sin embargo, al sentir su climax, Megan no pudo evitar la reacción de su cuerpo. La combinación del deseo y la presión lo llevó al límite, y al mismo tiempo que él se entregaba al placer, ella sintió que su garganta se cerraba. Un repentino ataque de arcadas la tomó por sorpresa, y antes de que pudiera reaccionar, la necesidad de aire la empujó a apartarse.
La habitación resonaba con los ecos de sus respiraciones entrecortadas. Jungkook, aún temblando por el placer, la miró con una mezcla de sorpresa y deseo, incapaz de creer la intensidad del momento que acababan de compartir. Megan, recuperándose, sintió cómo su propio cuerpo vibraba con el eco de lo que acababa de suceder, y aunque la incomodidad final fue abrupta, el deseo seguía ardiendo entre ellos.
Aún recuperándose de su clímax, se acercó a ella una mezcla de preocupación y deseo. Al mirar en sus ojos, notó que estaban llorosos y enrojecidos, reflejando la intensidad del momento. Su barbilla brillaba, húmeda no solo por la saliva, sino también por el semen que escapó de su boca por la arcada, un recordatorio de su entrega.
Con un gesto suave, tomó su barbilla entre sus dedos, levantando su mirada para encontrarla. Ella, aún tratando de recuperar la compostura tras las arcadas, sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo al sentir el calor de sus manos. Jungkook, acercándose más, no podía apartar la vista de ella, atrapado en la belleza cruda del momento.
—Verte así es tan excitante, Baker —susurró, su voz grave resonando en el aire, lleno de una ternura inesperada. Sin esperar respuesta, se inclinó hacia ella y la besó suavemente, su lengua deslizando contra su piel, limpiando la humedad de su barbilla. La caricia fue lenta, deliberada, un acto de adoración que contrastaba con la urgencia de antes.
Megan sintió cómo su corazón se aceleraba de nuevo, el beso enviando oleadas de deseo a través de su cuerpo. La combinación de su ternura y la intensidad de lo que compartieron la dejaba sin aliento. Ella cerró los ojos, dejándose llevar por la calidez de su boca y el toque suave de su lengua, olvidando la incomodidad que sintió antes.
—No quiero que esto termine... —murmuró contra sus labios, su voz un susurro cargado de significado. Mientras continuaba limpiándola, cada movimiento era un recordatorio de la conexión que compartían, un vínculo que iba más allá del placer físico.
Aún aturdida pero consciente del deseo que la envolvía, abrió los ojos para encontrarlo observándola con una intensidad que la hacía sentir viva. Era un momento que desafiaba la lógica, un cruce entre lo sensual y lo vulnerable, donde ambos se perdían en la profundidad de su conexión. Mientras los besos se desvanecían, Megan se separó un poco, todavía sintiendo el leve mareo de la experiencia.
—La verdad es que... tu semen no me gustó... —confesó avergonzada, con una risa nerviosa que contrastaba con la seriedad del momento. Aún tenía la sensación de vomitar, una sensación extraña que se mezclaba con el deseo que todavía ardía en su interior.
Sorprendido al principio, no pudo evitar reírse, una risa que era a la vez divertida y comprensiva. Ese momento era cálido y reconfortante, y al verla tan vulnerable, se sintió aún más atraído hacia ella.
—No puedo creerlo —comentó entre risas, su voz llena de complicidad—. Lo siento. Debí alimentarme mejor.
Lo miró con una mezcla de incredulidad y diversión, sus labios curvándose en una sonrisa a pesar de la incomodidad. La atmósfera se volvió más ligera, como si la risa hubiera disuelto la tensión del momento. Se inclinó hacia ella una vez más, su mirada llena de picardía y deseo.
—Te lo prometo, la próxima vez será mejor.
Sus ojos brillaban con la promesa de lo que estaba por venir. Y antes de que pudiera responder, la besó de nuevo, esta vez con una ternura renovada, como si cada gesto estuviera diseñado para hacerla sentir especial y deseada, sin la presión de lo que acababan de compartir. Y sintiéndose más tranquila, se entregó al beso, riendo suave contra sus labios, el eco de su risa resonando en la habitación. A pesar de la situación inesperada, se dio cuenta de que había algo profundamente satisfactorio en la conexión que estuvieron forjado, y el deseo que aún ardía entre ellos solo se intensificaba.
Jungkook, aún con una sonrisa juguetona en su rostro, no pudo evitar la curiosidad que surgía de su confusión. Se apartó un poco para mirarla a los ojos, alzando una ceja con una mezcla de intriga y sorpresa.
—Espera un momento... —dijo con un tono juguetón—. ¿Cómo es que supiste tan bien cómo hacerme esto? Aunque noté que eras un poco torpe, no fue tan malo como imaginé que podría ser la primera vez.
Megan sintió cómo el rubor se apoderaba de sus mejillas, su nerviosismo apretándole el estómago.
—Bueno, Taehyung me dio algunos consejos... —su voz salió casi un susurro, mientras evitaba su mirada. Era difícil no sentirse un poco avergonzada al mencionar a su amigo en un momento tan íntimo.
La reacción de Jungkook fue instantánea; una chispa de celos iluminó sus ojos.
—¿Taehyung? ¿De verdad? —frunció el ceño de manera juguetona, pero la ligera frialdad en su voz no pudo ocultar su incomodidad—. Esas cosas deberías hablarlas conmigo, no con él.
No pudo evitar reírse ante su reacción, sintiendo que la tensión se desvanecía. Se encogió de hombros, intentando mostrarse despreocupada.
—Solo me estaba dando algunos tips, no pensé que sería un gran problema...
Con un aire de pretensión de que no estaba celoso, se cruzó de brazos, aunque una sonrisa se dibujaba en su rostro.
—Está bien, pero me gustaría que me lo dijeras a mí la próxima vez. No quiero que Taehyung se lleve el crédito de mis... —hizo una pausa, sus ojos brillando con picardía— momentos favoritos contigo.
Ambos compartieron una risa, y aunque la situación era un poco incómoda, el ambiente se había aligerado. Jungkook, sintiendo el impulso de acercarse de nuevo, se inclinó hacia ella, la mirada llena de deseo.
—Ahora... tal vez deberíamos practicar un poco más... —sugirió, su tono juguetón y seductor, creando un nuevo aire de expectación entre ellos.
Riendo suave ante la broma, lo apartó un poco, disfrutando de la ligereza del momento. La risa se convirtió en una expresión de cariño genuino mientras se acercaba, envuelta en una mezcla de sentimientos.
—Eres insaciable —murmuró, sus ojos brillando con complicidad. Sin pensarlo dos veces, lo abrazó con fuerza, dejando que la calidez de su cuerpo la envolviera. Fue un gesto sincero, lleno de la conexión que compartían.
Sorprendido pero complacido, sonrió mientras la envolvía en sus brazos. Antes de que pudiera decir algo más, Megan se apartó ligeramente, mirándolo a los ojos con un brillo de ternura. Luego, se inclinó y le dio un beso suave en la mejilla.
—Gracias por ser tan comprensivo —Su voz salió un poco más seria ahora. Aunque había un aire de diversión entre ellos, sabía que no debía presionarlo demasiado. Jungkook siempre fue un apoyo, y ella estaba agradecida por ello, especialmente en este momento de confusión en su vida.
La miró, sintiendo el cambio en el ambiente. Sabía que, aunque estaba disfrutando de la cercanía, Megan aún lidiaba con su lucha interna. No quería hacer nada que la incomodara o la empujara más allá de sus límites.
—Siempre estaré aquí para ti, ¿sabes? —recalcó, su tono sincero y sereno—. No importa lo que pase, no quiero que te sientas presionada en nada. Tómate tu tiempo —Megan asintió, sintiendo una mezcla de alivio y gratitud. Sus corazones estaban en sintonía, y aunque la situación podía ser muchas veces complicada, el cariño entre ellos seguía creciendo. Con una sonrisa tímida, se recostó contra su pecho, sintiendo su calor, disfrutando de la comodidad del momento, a pesar de las pocas dudas que aún permanecían en su mente.
¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó que al fin le haya tocado disfrutar a Jungkook?
Espero que les haya gustado el nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar
Capítulo dedicado a JeraldineFlores1, espero que hayas pasado un hermoso cumpleaños y que hayas disfrutado de la lectura ♡
¡Nos leemos pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro