O3O | ENTRE EL PLACER Y LA DUDA
—Déjame probarte —pidió en casi un suspiro—. Siéntate en mi cara, por favor.
La propuesta hizo que el corazón de Megan se detuviera por un momento. Nunca había hecho nada así, y la idea la llenó de nervios. La intimidad del momento y el hecho de que estaban en su habitación la hicieron dudar. ¿Era eso algo que realmente quería? La idea de perder el control la asustaba, pero también la atraía de una manera que no podía ignorar.
—Jungkook, yo... no sé si puedo hacer eso —murmuró, su voz temblando con incertidumbre.
—Está bien, no tienes que hacerlo si no quieres —respondió con una calma que la tranquilizó—. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin presiones. Solo sigue lo que sientas.
Megan respiró hondo. Mirarlo a los ojos le dio valor. En su mirada había deseo, pero también respeto. Era un lugar seguro, un refugio donde podía explorar sus sentimientos sin miedo a ser juzgada.
—Es solo que... nunca he hecho algo así antes, y menos con un... hombre —aclaró, sintiendo sus mejillas arder—. No quiero que te sientas mal si no estoy lista.
—Entiendo —asintió, acercándose un poco más—. Podemos ir despacio. Estoy aquí contigo en cada paso, y no tengo prisa.
Megan sonrió, sintiendo un torrente de emociones. Con cada palabra de Jungkook, su confianza crecía. La idea que antes le parecía aterradora comenzaba a parecerse a una aventura, algo emocionante y nuevo. Se acercó un poco más a él, sintiendo el calor que emanaba de su cuerpo.
—Está bien. Quiero intentarlo.
Con esa decisión, la tensión en el aire se transformó en algo electrizante. Jungkook sonrió, su expresión iluminada, y se acercó aún más, el espacio entre ellos desapareciendo. Pudo observar cómo Megan luchaba con sus nervios, sus ojos revelando una mezcla de incertidumbre y curiosidad. La luz suave que entraba por la ventana iluminaba su rostro, destacando el rubor que habían tomado sus mejillas. La tensión en el aire era demasiada, y Jungkook sintió que cada latido de su corazón resonaba en su pecho.
Con un suave suspiro, decidió dar el siguiente paso. Acercándose más, inclinó su cabeza y, con suavidad, capturó los labios de Megan con los suyos. Fue un beso tierno, casi como si estuviera probando el agua antes de sumergirse por completo. Ella se quedó inmóvil por un instante, sorprendida por la calidez y la dulzura de su toque. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no había necesidad de resistirse.
A medida que el beso se profundizaba, sintió cómo sus nervios empezaban a desvanecerse, dejándose llevar por la corriente de emociones. La sostenía con ternura, como si cada caricia fuera un pacto silencioso de que todo estaría bien. Sus manos se movieron suavemente a lo largo de su espalda, invitándola a recostarse un poco más en su cuerpo. Megan, sintiendo el calor de Jungkook contra ella, se dejó caer lentamente, sus cuerpos alineándose mientras él la guiaba hacia la cama. El roce de su piel contra la tela de la toalla le provocaba una sensación eléctrica, cada pequeño movimiento intensificando la conexión entre ellos. Se acomodó sobre él, sintiendo el latido acelerado de su corazón resonar en su pecho.
Jungkook se separó un momento, sus ojos fijos en los de Megan, buscando su aprobación. Le devolvió la mirada, un destello de confianza comenzando a brillar en sus ojos. Sin necesidad de palabras, él volvió a inclinarse, sus labios encontrándose con los de ella en un beso aún más apasionado. Megan se entregó completamente a ese momento, dejándose llevar por la suavidad de sus labios, sintiendo cómo cada beso la envolvía en una cálida burbuja de sensaciones. La dulzura de su contacto la tranquilizaba, y a medida que se movía, pudo sentir cómo la barrera de sus inseguridades se desmoronaba, dejándola libre para explorar este nuevo mundo de sentimientos.
Mientras se besaban, Jungkook la rodeó con sus brazos, sosteniéndola con firmeza y delicadeza a la vez. Su respiración se mezclaba con la de ella, creando un ritmo compartido que les hacía sentir más conectados. A cada instante, la cama se convertía en su pequeño refugio, un lugar donde podían descubrirse mutuamente sin presiones externas. Megan sintió el deseo florecer en su interior, como si cada beso encendiera una chispa de pasión que había estado dormida. Con una mezcla de timidez y entusiasmo, se entregó por completo a la experiencia, sabiendo que, por primera vez, estaba explorando algo que no solo era nuevo, sino que también se estaba sintiendo un poco correcto.
A medida que el beso aumentaba en intensidad, la atmósfera en la habitación se volvía cada vez más cargada de deseo. Jungkook sentía cómo su corazón latía con fuerza, cada beso encendiendo una llama que había estado latente dentro de él. La suavidad de los labios de Megan lo envolvía, y su cuerpo, apretado contra el suyo, lo llenaba de una mezcla de emoción y necesidad.
Mientras la sostenía, sintió un ligero temblor en sus manos. La inseguridad lo invadía, pero también el deseo de acercarse más a ella. Con un movimiento involuntario, sus dedos deslizaron suavemente la toalla, un gesto casi accidental que hizo que su corazón latiera con fuerza. Cuando la toalla se deslizó y cayó al suelo, el mundo a su alrededor pareció detenerse. Jungkook se quedó mirando, sorprendido, sintiendo una oleada de excitación recorrerlo al ver a Megan expuesta ante él. Su rostro ardía de rubor, pero él no podía apartar la mirada. Era un momento de vulnerabilidad, y, sin embargo, su belleza lo dejó sin aliento.
—Dios, Megan...—murmuró, incapaz de ocultar la emoción en su voz—. Eres increíble.
Sintió cómo la vergüenza la invadía, sus manos queriendo cubrirse, pero algo en su mirada la detuvo. La admiración en los ojos de Jungkook no era de juicio, sino de deseo puro.
—Es vergonzoso...
—No, no lo es —insistió, inclinándose hacia ella, sus labios apenas a unos centímetros de distancia—. Verte así... es lo más hermoso que he visto. Me excita tanto. Quiero tocarte, quiero explorar cada parte de ti.
Ella sintió un escalofrío recorrer su espalda ante sus palabras. La combinación de su tono sincero y su deseo la dejaba sin aliento. Su mirada se desvió brevemente hacia su cuerpo, como si lo estuviera memorizando.
—Deja de mirarme así...
—No puedo evitarlo. Quiero sentir tu piel contra la mía, quiero... hacerte sentir bien.
El tono de su voz era grave, y la forma en que la miraba hacía que la sensación de vergüenza de Megan se convirtiera en una mezcla de emoción y deseo. Se dio cuenta de que Jungkook no solo la deseaba, sino que estaba completamente cautivado por ella. La tenía sobre él, su piel desnuda contra la suya, sintiendo el calor de su cuerpo irradiar en cada rincón. Con un suave movimiento, se medio sentó y con cautela comenzó a besar su cuello, dejando que sus labios rozaran suavemente su piel, sintiendo su suavidad y el ligero temblor que provocaba en ella. Cada beso era un susurro de deseo, una promesa de lo que estaba por venir. Su respiración se aceleraba mientras descendía lentamente, explorando la línea delicada de su clavícula, disfrutando del aroma fresco de su piel.
Mientras sus labios recorrían su cuello, sus manos se movieron a su cintura, sintiendo la firmeza de su cuerpo. Con un toque suave, pero firme, sus dedos acariciaron su abdomen, trazando caminos lentos y tentadores. Subía de a poco, dejando que sus manos exploraran cada curva, cada relieve, como si estuviera memorizando su forma, y la piel de Megan ardía donde él la tocaba, su aliento entrecortado llenando el aire entre ellos. Se tomaba su tiempo, saboreando cada instante, cada reacción que provocaba en ella.
—¿De verdad te excita tanto verme así? —preguntó, con un leve destello de curiosidad en su voz.
—Sí, más de lo que puedo describir —admitió, su respiración volviéndose más pesada—. Quiero que sepas cuánto me haces sentir. Quiero que te sientas bien. Quiero hacerte sentir todo lo que mereces.
La sinceridad de sus palabras hizo que el corazón de Megan latiera más rápido. En lugar de cubrirse, se sintió impulsada a dejarse llevar por ese momento, a abrazar la conexión que estaban formando. La excitación que Jungkook mostraba la llenó de valor.
—Está bien —aceptó sonrojada—. Quiero que me toques. Quiero explorar esto contigo.
Jungkook sintió una oleada de emoción al escuchar a Megan. Sin dudarlo, se inclinó hacia ella, sus ojos iluminados por el deseo. Con manos firmes, pero suaves, comenzó a acariciar sus pequeños senos, sintiendo la suavidad de su piel. Cada roce de sus dedos era electrizante, provocando escalofríos que recorrían el cuerpo de Megan, llenándola de una mezcla de sorpresa y placer. Mientras sus labios exploraban su pecho, Jungkook dedicó especial atención a sus pezones, acariciándolos con delicadeza y haciendo que se endurecieran bajo su toque. Cada beso que daba enviaba ondas de calor a través de Megan, quien se arqueaba hacia él, deseando más. Nunca se había sentido tan deseada, por lo que cada caricia lo hacía vibrar con un placer intenso.
Alternaba entre suaves besos y ligeros mordiscos, sus labios explorando cada curva, sus dedos recorriendo su abdomen y cintura, dejando un rastro de calidez. La pelinegra sentía cómo su respiración se entrecortaba, una mezcla de ansias y vulnerabilidad.
Con su piel en contacto, el beso se transformó nuevamente, lleno de una pasión desenfrenada.
Jungkook sintió cómo la atmósfera a su alrededor se cargaba de deseo. Tocaba la piel suave de Megan, sus dedos explorando su cuerpo con una ternura que la hizo estremecerse. Cada caricia era un nuevo descubrimiento, y su respiración se volvió más rápida, cada roce encendiendo una chispa de emoción que se expandía entre ellos. A medida que sus manos se movían por su abdomen, sus dedos acariciaron suavemente su piel, haciendo que Megan sintiera un escalofrío recorrer su espalda. La conexión entre ellos era innegable, y la forma en que Jungkook la tocaba la llenaba de una confianza que no sabía que poseía.
—Eres tan hermosa, Baker —susurró, su voz cargada de deseo.
Con un impulso repentino, Megan sintió la necesidad de acercarse más a él. Con la mente nublada de deseo y nervios, comenzó a mover sus caderas lentamente hacia él, sintiendo cómo su cuerpo respondía a su cercanía. Sin pensarlo, cuando Jungkook volvió a echarse hacia atrás, animándola, se posicionó cerca de su rostro, sosteniéndose del borde de la cama, su pulso acelerado mientras lo hacía.
«Solo es experimentar, ¿verdad?» Pensó, una mezcla de emoción y ansiedad llenando su mente.
Jungkook miró hacia arriba, sus ojos llenos de deseo y admiración al ver a Megan en esa posición y la forma en que su cuerpo se moldeaba y se ofrecía a él.
—Dios, sí —murmuró, incapaz de contener su entusiasmo—. Esto es perfecto.
Con un ligero movimiento, se acomodó mejor sobre su rostro, sintiendo la calidez de su aliento en su piel. La intimidad de la situación la dejó sin aliento, y la sensación de estar tan cerca de Jungkook hizo que su cuerpo respondiera de inmediato. Se sujetó con firmeza del borde de la cama, buscando equilibrio mientras se dejaba llevar por la experiencia.
—¿Estás bien? —preguntó, su voz llena de una mezcla de preocupación y deseo—. Si te sientes incómoda, podemos detenernos.
—No... quiero seguir —aseguró, sintiendo una oleada de determinación—. Quiero esto.
La tensión en el aire era notable. Jungkook sonrió, su confianza creciendo a medida que la sentía menos tensa, y con un toque firme, comenzó a explorar su cuerpo de nuevo, sintiendo cómo el deseo entre ellos se intensificaba con cada movimiento.
Se dejó llevar, moviendo las caderas ligeramente, disfrutando de la sensación de estar tan cerca de él, tan expuesta, pero también tan segura. La combinación de su toque y la intimidad del momento hicieron que sus corazones latieran al unísono, y Megan se dio cuenta de que estaba exactamente donde quería estar.
La posición en la que se encontraba sobre Jungkook era nueva para ella en el sentido de que fuera quien la hiciera, ya que con las mujeres que había estado fueron ellas quienes terminaron alguna que otra vez así sobre su rostro, pero no podía negar lo que estaba sintiendo. La respiración cálida de Jungkook sobre su piel la hacía estremecer. Él, al verla así, tan cerca, no perdió tiempo. Con un movimiento firme, comenzó a usar su lengua, deslizando lentamente la punta sobre su centro sensible, explorándola con una mezcla de suavidad y necesidad.
Sintió una ola de placer recorrer su cuerpo, un estremecimiento que la obligó a aferrarse con más fuerza al borde de la cama. La lengua de Jungkook era hábil, moviéndose en círculos suaves al principio, explorando cada rincón con cuidado, mientras su nariz presionaba ligeramente contra ella, creando una sensación de presión que la hacía gemir involuntariamente.
A medida que se adentraba más en ella, sus movimientos se tornaron más intensos y decididos. La forma en que alternaba entre movimientos lentos y otros más rápidos la dejaba sin aliento, llevándola a un lugar de placer que nunca había experimentado. Con cada caricia de su lengua, podía sentir cómo la tensión aumentaba en su vientre, sus músculos contrayéndose en respuesta. Pero no era solo su lengua la que trabajaba. Mientras la complacía con su boca, Jungkook llevó una de sus manos hacia sus caderas, sosteniéndola con firmeza, ayudándola a moverse ligeramente contra su rostro. Sus dedos, fuertes y seguros, comenzaron a deslizarse lentamente por la parte interna de sus muslos, acariciándola con delicadeza y acercándose cada vez más a su centro.
Megan sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, el contacto de sus dedos creando una conexión eléctrica. Cada toque era más intenso que el anterior, y sin poder evitarlo, comenzó a mover sus caderas en un ritmo natural, sintiendo cómo Jungkook respondía a su movimiento. Se dejó llevar por el placer que lo invadía, la necesidad de acercarse más a él.
—Dios... Megan —murmuró entre jadeos, su voz casi inaudible contra su piel—. Sabes tan bien, no puedo detenerme...
Las palabras de Jungkook resonaban en su mente, haciéndola más consciente de cuánto la estaba disfrutando. Sintió una mezcla de vergüenza y placer al escucharlo, pero no quería detenerse; quería sentir más, quería perderse completamente en la sensación de estar tan íntimamente conectada con él. La necesidad de moverse sobre su rostro se intensificaba y sus caderas comenzaron a encontrar un ritmo, casi instintivamente, que la llevó a profundizar la experiencia.
Jungkook continuaba, cada vez más decidido, su lengua moviéndose con más rapidez, alternando entre su lengua y pequeños roces de su nariz, lo que añadía una nueva dimensión al placer que ella sentía. Al mismo tiempo, sus dedos comenzaron a explorar con más confianza, acariciando la piel suave de sus muslos antes de deslizarse hacia su centro, su toque firme y sensual haciéndola gemir aún más.
Podía sentir cómo cada caricia de sus dedos la acercaba más al límite, y, casi sin poder evitarlo, comenzó a moverse con más libertad. Sus caderas se movían de un lado a otro, buscando el placer que emanaba de Jungkook, quien observaba cada movimiento con asombro y deseo. Ella se dejaba llevar por el placer, sintiendo cómo su cuerpo respondía a cada roce, cada caricia que él le ofrecía.
El placer de Jungkook también era palpable. Aunque él estaba enfocado en darle todo el placer posible, su propia excitación crecía con cada reacción de Megan, con cada sonido que ella hacía. La forma en que se movía sobre él lo volvió loco de deseo.
—Carajo, sí —Gruñó, incapaz de contener su entusiasmo, disfrutando de la vista de Megan, abandonándose al momento—. Esto es perfecto.
Con un ligero movimiento, Jungkook introdujo dos dedos en su interior, sintiendo cómo ella se ajustaba a él, lo que la hizo gemir aún más fuerte. Su propio cuerpo temblaba al escuchar su respuesta, y la mirada de deseo que compartían creó una conexión que hacía que ambos se sintieran vulnerables y empoderados al mismo tiempo.
Megan sintió una oleada de placer abrumador mientras él continuaba tocándola, el ritmo de su lengua y sus dedos intensificándose, llevándola a un estado de éxtasis. Se sostuvo con fuerza del borde de la cama, buscando un ancla mientras su cuerpo se movía en respuesta al deleite que Jungkook le proporcionaba. La mezcla de su toque, su lengua, y el deseo latente que había entre ambos la estaba llevando al borde, y sentía que no podía contenerse mucho más.
—Jungkook...—logró susurrar entre jadeos, su voz rota por la intensidad de la sensación, sintiendo cómo su cuerpo estallaba en una ola de placer.
El placer que ambos compartían, la conexión intensa, era innegable.
Ella, sobre él, comenzó a perderse por completo en la sensación de su boca y sus dedos. Cada caricia, cada roce, la llevaban más lejos de la realidad, atrapada en un remolino de deseo que parecía no tener fin.
Jungkook no podía evitar dejarse llevar por la intensidad de la situación. Con su nariz, empezó a restregar suavemente contra la piel de Megan, disfrutando de la humedad que se acumulaba en su rostro a medida que ella se movía con más libertad. Sentía el calor de su cuerpo, el sudor mezclándose con la suavidad de su piel, y la forma en que ella se frotaba contra él lo hacía sentir aún más excitado.
—Baker... te ves tan bien así —expresó, su voz cargada de deseo, mientras sus dedos continuaban explorando cada rincón de su cuerpo. La forma en que ella se movía sobre su rostro lo estaba volviendo loco—. No puedo creer lo mucho que me excitas.
Sintiendo su aliento caliente y su proximidad, dejó escapar un gemido que resonó en la habitación, una mezcla de placer y sorpresa. Su cuerpo se arqueaba involuntariamente, buscando más de su toque, más de esa conexión que la hacía sentir viva.
—Jungkook, así...—logró articular entre susurros, su voz entrecortada por la oleada de sensaciones que la invadía.
Con cada movimiento, Jungkook se sentía más fuerte y más ansioso. La dureza de su propio deseo era innegable, y la forma en que Megan se frotaba contra él lo llevaba al límite.
—Eres perfecta, tan perfecta para mí...
Su voz era un susurro cargado de necesidad, y la forma en que ella respondía a sus palabras lo hacía desearla aún más.
Megan, sintiendo el ritmo de su lengua y el roce de sus dedos, comenzó a moverse en un vaivén más pronunciado. Cada vez que lo hacía, su cuerpo se deslizaba más sobre su rostro, restregándose con una mezcla de deseo y urgencia.
—Oh, Jungkook... No sé si puedo aguantar más.
Sus gemidos aumentaban en intensidad. Las palabras se escapaban de sus labios, llenas de deseo, mientras se perdía en el placer que él le daba. Jungkook, sintiendo su humedad y el calor que emanaba de su cuerpo, no podía contenerse.
—Quiero sentirte más —confesó, su voz llena de anhelo—. Quiero que me necesites, Baker.
Se sintió como si estuviera al borde de una explosión, su cuerpo reaccionando con cada movimiento que ella hacía. Su nariz se deslizaba más a fondo, disfrutando de cada contacto y cada gemido que ella emitía. Cada vez que la tocaba, podía sentir cómo ella se entregaba más, cómo su cuerpo se movía con desesperación para buscar el placer que solo él podía darle.
—Sigue... por favor —suplicó, sus ojos cerrados, dejando que las sensaciones la inundaran—. No pares.
La atmósfera se llenó de susurros y gemidos, una sinfonía de placer que resonaba en la habitación. Jungkook, sintiendo el deseo incontrolable en su interior, decidió llevarla más allá. Sus dedos se movieron con más determinación, encontrando el ritmo que ella necesitaba, mientras su lengua exploraba cada rincón con avidez. Cada roce, cada caricia, los acercaba más el uno al otro, llevándolos a un lugar donde todo lo demás desaparecía. La habitación estaba impregnada de un aire de deseo y necesidad, donde los gemidos de Megan y los susurros cargados de excitación de Jungkook creaban una atmósfera casi mágica.
—Jungkook... no puedo más —jadeó, sintiendo cómo el placer la envolvía. Su cuerpo respondía de manera incontrolable, cada caricia y cada toque llevándola más cerca de su límite—. Lo haces... tan increíble...
Con su rostro aún hundido en ella, gruñó de placer al escucharla.
—Tú estás increíble, Megan —respondió con voz profunda, casi temblorosa de deseo—. Quiero saborearte hasta que no puedas más.
Su lengua se movía con más intensidad, saboreando cada rincón de su ser mientras sus dedos se arqueaban con confianza, explorando lo que la hacía gemir con más fuerza. Los gemidos de Megan aumentaban en intensidad, cada vez más cerca de esa explosión que la estaba consumiendo.
—Jungkook, por favor...—suplicó, sus caderas moviéndose incontrolablemente—. No sé cuánto más puedo aguantar.
Su voz se entrecortaba por el placer, la sensación la invadía por completo, llevándola a un punto donde la conciencia se desvanecía.
—Déjate llevar —ordenó con un tono suave, pero cargado de deseo, su aliento cálido contra su piel—. Quiero que sientas todo.
Jungkook aumentó el ritmo; su lengua y sus dedos trabajaban en perfecta sincronía, creando una combinación de sensaciones que la llevaban al borde de la locura.
—¡Es... demasiado! —gritó de placer, sintiendo cómo su cuerpo comenzaba a estallar. La presión se acumulaba en su interior, cada caricia de Jungkook empujándola más allá de sus límites—. No puedo... No puedo aguantar más.
—Vamos, quiero escucharte, Baker.
Lo había susurrado casi como un mantra, dejando que su lengua se moviera con más frenesí, llevándola a un clímax que se sentía inevitable. Él podía sentir cómo la tensión en su cuerpo se intensificaba, preparándose para liberarse. Y en un momento de pura euforia, el clímax de Megan llegó como una ola arrolladora, un grito de placer que resonó en la habitación.
—¡Jungkook! —Su voz era un eco de deseo y liberación, llenando el aire mientras su cuerpo temblaba con cada contracción. La sensación la inundó, llevándola a un lugar donde todo lo demás desapareció.
Jungkook, completamente embelesado por el momento, saboreó cada instante de su clímax, sintiendo la humedad de ella en su rostro. Gruñó de placer mientras continuaba explorando, su lengua danzando sobre ella con fervor, asegurándose de que cada segundo fuera perfecto.
—Eres deliciosa —murmuró entre jadeos, su voz ronca y llena de deseo.
La mezcla de su sabor y el sonido de su voz, tan llena de placer, lo llevó a un punto de éxtasis. Sabía que estaba experimentando algo único, una conexión que los unía en ese instante.
Megan retrocedió lentamente y con torpeza al seguir temblando, sintiendo cómo el calor de su cuerpo aún vibraba tras el intenso encuentro. Sus ojos se posaron en Jungkook, quien la miraba con un rostro sonrojado y húmedo, la lengua deslizándose lentamente sobre sus labios, saboreando aún los restos de lo que acababan de compartir. El rubor en sus mejillas se intensificó al recordar la mezcla de sensaciones que había experimentado.
—¿Por qué estás tan sonrojada, eh? —preguntó sonriendo de una manera juguetona que hizo que su corazón se acelerase—. Bésame. Saboréate. Comprueba que tengo razón.
Ella sentía un torbellino de emociones, incapaz de encontrar las palabras mientras intentaba recuperar el aliento. Su mente estaba aturdida, luchando entre la vergüenza y el deseo que aún latía en su interior.
Al acercarse de nuevo, Jungkook capturó sus labios en un beso. Esta vez, cuando su lengua se deslizó en la boca de Megan, ella pudo sentir el sabor de sus propios fluidos, una mezcla de dulzura y salinidad que la hizo sonrojar aún más. Era un sabor intenso, un recordatorio de la intimidad que acababan de compartir, y la vergüenza la invadió mientras se preguntaba qué estaba haciendo.
Se sintió abrumada, como si estuviera explorando un territorio desconocido, cada movimiento provocando una oleada de sensaciones que no sabía cómo manejar. Deseaba cubrirse, pero su cuerpo respondía a Jungkook de manera casi automática, dejándola atrapada entre el deseo de ser tocada y admirada por él, y la duda.
Finalmente, al romper el beso, Jungkook la miró a los ojos, su sonrisa amplia y confiada.
—Fue especial.
Megan, sintiéndose aún más expuesta, bajó la mirada, incapaz de encontrar una respuesta. Su mente estaba llena de pensamientos contradictorios, pero la conexión entre ellos era algo que no podían negar, y la mezcla de emociones la llenaba de un torbellino. ¿Qué significaba todo esto para ella? La duda se mezclaba con un deseo ardiente que no podía ignorar.
Cuando Jungkook la besó de nuevo, Megan sintió cómo su cuerpo respondía a cada movimiento, especialmente al sentir la firmeza de él contra ella. La presión de su cuerpo era electrizante, y su corazón latía desbocado. Era evidente lo duro que estaba, una señal de su deseo, y la sensación hizo que un escalofrío recorriera su espalda. Sin embargo, cuando el beso terminó, se separaron, y la realidad la golpeó con fuerza.
Megan se dio cuenta de que estaba demasiado nerviosa, como si no estuviera lista para lo que estaba sucediendo. El rubor se apoderó de su rostro, y, en un intento de romper el silencio, murmuró su nombre.
—Jungkook...
Sus palabras quedaron atrapadas en su garganta; quería decirle que había sentido lo duro que estaba, pero la vergüenza la detuvo.
La observó, su expresión llena de comprensión. Con una sonrisa tranquilizadora, acarició suavemente su mejilla con la yema de sus dedos.
—No te presiones, Megan —murmuró con voz suave—. Si no estás lista para sentirme de esa forma, está bien para mí.
Se sintió abrumada por la inseguridad, un torbellino de dudas en su mente. ¿Podía confiar en sus palabras? ¿Realmente estaba bien que se sintiera así? Jungkook, al notar su indecisión, se inclinó nuevamente hacia ella y juntó sus labios en un beso suave, como si quisiera borrar sus inseguridades.
El contacto fue delicado y reconfortante, y con cada roce de sus labios, Megan sintió que la tensión en su pecho empezaba a desvanecerse. Aunque su mente seguía en conflicto, la calidez de Jungkook la envolvía, y, en ese momento, se permitió dejar de lado sus dudas, sintiendo que tal vez, solo tal vez, todo iba a estar bien.
(...)
La cocina de Megan estaba iluminada por la luz suave de la tarde que se filtraba a través de la ventana, creando un ambiente acogedor que contrastaba con el torbellino de pensamientos en su mente. Se sentó en el taburete, sintiéndose incómoda y avergonzada. Su cabello estaba húmedo otra vez, recordándole lo que había sucedido momentos antes. A pesar de que ambos habían acordado retomar su amistad días atrás, no podía evitar cuestionarse lo que había hecho.
Jungkook estaba enfrente, concentrado en la cocina, y aunque su cabello goteaba un poco, tenía una apariencia relajada. Lo miraba con la mente en conflicto, intentando recordarse a sí misma que era lesbiana, que lo que habían hecho era un error. Sin embargo, cada vez que cerraba los ojos, revivía la sensación de haberse sentado en su rostro, la forma en que él la había tocado, la calidez de su aliento. Se sentía atrapada entre su identidad y las nuevas emociones que estaban surgiendo dentro de ella.
Mientras reflexionaba, Jungkook, con una sonrisa juguetona, levantó un plato humeante de pasta carbonara. Sabía que el aroma y la comida podrían distraerla de sus pensamientos oscuros, así que con una gracia natural, colocó el plato frente a ella, llamando su atención.
—Baker...—dijo suavemente, como si pudiera leer sus pensamientos—, no te atormentes, por favor. Solo disfruta de esto un momento.
Levantó la vista, y Jungkook le sostuvo la mirada, sus ojos oscuros transmitían un mensaje de calma. Con un gesto tierno, levantó su barbilla con un dedo, obligándola a concentrarse en él.
—Estoy aquí para ti —murmuró, antes de dejar un beso suave en la punta de su nariz, haciéndola sentir un ligero hormigueo—. Disfruta de la comida.
La calidez de su gesto le hizo olvidar, aunque solo por un instante, la confusión que la invadía.
—Gracias —susurró, tratando de desviar su mente hacia el sabor que pronto experimentaría.
Jungkook se sirvió su propia porción y se sentó en el taburete a un costado de ella, su cercanía provocando una mezcla de seguridad e inquietud en Megan. Mientras él comenzaba a comer, se dio cuenta de que, a pesar de la confusión que sentía, había algo reconfortante en compartir este momento. La simpleza de una comida juntos, el aroma que llenaba la habitación y el roce de sus cuerpos en el espacio reducido de la cocina comenzaba a hacerla sentir un poco más tranquila.
A medida que Megan probaba la pasta carbonara, la envolvió, y aunque su mente seguía siendo invadida por pensamientos contradictorios, había una parte de ella que quería dejarse llevar. Jungkook la miraba de reojo, observando cada pequeño gesto, cada mueca de su rostro, mientras intentaba disfrutar de la comida.
—Te quedó muy bien —comentó, intentando que su voz sonara más segura de lo que realmente se sentía. Pero la sinceridad detrás de sus palabras hizo que él sonriera ampliamente.
—Solo lo mejor para ti —respondió divertido, guiñándole un ojo—. Y si te gustó, puedo intentar cocinarte más a menudo.
La risa suave que brotó de ella al escuchar eso fue un bálsamo para la tensión que la había estado atormentando. Quizás, en medio de su confusión, había un espacio para reavivar su amistad, tal vez incluso para explorar este nuevo territorio que habían comenzado a cruzar.
Mientras comían, una sensación de normalidad comenzaba a llenar la habitación. Pero en el fondo de su mente, Megan sabía que las preguntas y los sentimientos que la habían llevado hasta este punto aún estaban presentes. Sin embargo, en este momento, con Jungkook, decidió que tal vez era suficiente dejar que el tiempo se deslizara lentamente, permitiendo que cada momento que pasaban juntos la guiara, incluso si eso significaba navegar en aguas desconocidas.
Lo miró de reojo, notando cómo su cabello todavía goteaba agua y desordenado se pegaba a su frente, dándole un aire desaliñado que, de alguna forma, le resultaba atractivo. Su mente se agolpaba de preguntas. ¿Qué significaba eso para ella? ¿Para él? Aún estaban en un punto en el que todo parecía frágil, como si un soplo de aire pudiera desvanecerlo.
—¿Cómo está Wyatt? —preguntó curioso, interrumpiendo sus pensamientos—. Lo extraño. Fue divertido pasar esas semanas con él.
Megan sintió un escalofrío recorrerle la espalda al escuchar el nombre de su primo, ya que la llevaba a recordar cosas que no quería, además de que sabía que él seguía preocupado por ella.
—Está bien —respondió, sintiendo cómo su voz temblaba ligeramente—. Él vive en Connecticut desde hace un tiempo.
—¿En serio? Pensé que también vivía aquí en Filadelfia —Su tono ligeramente decepcionado—. Me hubiera gustado saberlo antes para despedirme bien de él. Quería volver a verlo.
—Sí, lo sé. Pero suele venir a visitarme de vez en cuando, así que podrás verlo pronto —aseguró, queriendo animarlo. Pero al mismo tiempo, sintió que sus palabras llevaban más peso del que deberían. La idea de que Jungkook pudiera estar en su vida de una manera más significativa la asustaba y emocionaba a la vez.
La sonrisa de Jungkook se iluminó al escuchar eso. Sin embargo, había algo más en su expresión; una mezcla de esperanza que la hizo sentir un poco más insegura. Megan tragó saliva, dándose cuenta de que él podía estar interpretando esto de manera diferente a lo que había imaginado.
Mientras se sumergían en la conversación, el aire a su alrededor se volvió tenso con la anticipación no dicha. El pelinegro, notando el cambio en la atmósfera, dio un paso hacia adelante en el taburete, mirándola fijamente a los ojos.
—Megan... Hay algo que necesito que quede claro —informó algo nervioso—. Quiero seguir siendo parte de tu vida, incluso si eso significa tener que lidiar con tus sentimientos contradictorios sobre mí.
—Es complicado, Jungkook —admitió, sintiendo el peso de la sinceridad—. Y por esa misma razón, ¿podemos hablar de eso después de comer?
No quería que la conversación se tornara complicada ni arruinara el momento sencillo que estaban compartiendo. Había un deseo dentro de ella de disfrutar de lo que estaban construyendo, incluso si eso significaba posponer la conversación sobre su futuro.
Jungkook asintió, comprendiendo.
—Claro, me parece bien —asintió, aunque la luz en sus ojos denotaba que su corazón latía con una mezcla de emoción y nerviosismo. No podía evitar sentirse esperanzado.
Mientras comían, la tensión entre ellos flotaba en el aire, palpable y electrizante. Megan seguía sintiéndose insegura, luchando con sus sentimientos encontrados. Había una parte de ella que quería dejarse llevar, que anhelaba explorar lo que estaban creando, pero también había un temor que la mantenía anclada a su identidad. ¿Podía realmente abrir su corazón a alguien como Jungkook, con los sentimientos que aún mantenía allí y después de todo lo que había vivido?
Por otro lado, Jungkook sentía que cada momento a su lado lo acercaba más a su sueño. Había intentado seguir adelante y convencerse de que podía dejar atrás la conexión que había surgido entre ellos. Pero en el fondo, sabía que no podía; Megan lo había atrapado en su esencia, robándole el corazón de una manera que jamás anticipó. Era como si cada risa, cada mirada compartida, fueran hilos que tejían un lazo cada vez más fuerte entre ellos. El amor que sentía por ella era un fuego que lo consumía, y aunque era nuevo y aterrador, también era increíblemente hermoso.
Ambos estaban atrapados en una danza de emociones, sabiendo que eventualmente tendrían que abordar la realidad de sus sentimientos, pero, por ahora, querían disfrutar de la compañía del otro, compartiendo risas y momentos, sin prisa, sabiendo que cada segundo contaba.
¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Se esperaban que sí aceptara? ¿Qué creen que va a pasar ahora? ¿Llegó el momento de que se den una oportunidad? ¿Les gustaría que pasara?
Como sé que muchos querían ya un smut bien puerco, decidí hacérselos extenso de casi 4k palabras, más de la mitad del capítulo, y espero que haya bastado por más que Jungkook no se descargó JAJSJSSJJA
Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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