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O37 | REVELACIONES Y ECOS DEL PASADO

Cuando Megan salió a buscar a Taehyung, lo encontró justo cuando estaba a punto de subirse a su coche. Al principio, él se negó rotundamente a hablar, con el rostro cerrado y la actitud distante. Pero, después de un largo silencio, Taehyung pareció suavizarse, como si la incomodidad lo estuviera superando. Al final, aceptó hablar con ella y la invitó a subir al coche, sugiriendo que el frío de la noche y el ambiente cerrado lo ayudarían a sentirse más tranquilo. Megan, aún con la chaqueta de Jungkook sobre sus hombros, se acomodó en el asiento del copiloto. El aroma familiar de la colonia de él la envolvía, dándole una sensación de calma en medio de la tormenta emocional que sentía. Aunque todo a su alrededor parecía estar fuera de control, el sentir ese pequeño consuelo la ayudaba a respirar con algo de paz.

—No quiero discutir más, Taehyung —su voz baja y cansada fue apenas un susurro en medio de la oscuridad.

Taehyung, con el rostro tenso, giró la cabeza hacia ella. Sus ojos reflejaban una mezcla de frustración y dolor.

—Yo tampoco —con el rostro tenso, giró su cabeza hacia ella, dejando salir su voz grave mientras sus ojos reflejaban una mezcla de frustración y dolor—. Ya tengo suficiente con que mi amistad con Jungkook también esté en riesgo como para seguir discutiendo contigo.

Megan sintió un pequeño tirón en su corazón. La batalla entre sus sentimientos y sus lealtades la dejaba agotada. Se recostó un poco más en su asiento, observando cómo la oscuridad de la noche se deslizaba rápidamente por las ventanas.

—¿Por qué no le dijiste la verdad a Jungkook? —preguntó, buscando respuestas en su mirada. La confusión la abrumaba, y la incertidumbre la hacía tambalear.

Tomó un respiro profundo, sabiendo que cada palabra era como una carga. Miró al frente, tratando de encontrar las palabras correctas.

—Porque, aunque Jungkook también es mi amigo, lo conozco menos tiempo que a ti —explicó, su voz más suave, pero llena de tensión—. Desde que nosotros nos conocimos, tú has compartido la mayoría de los días conmigo, es por eso que... he estado celoso, Megan. Me duele que dejes de prestarme atención.

Ella sintió una punzada de dolor en su pecho. La verdad de sus palabras resonaba en ella, pero también le dolía. La incomodidad llenó el aire, y sintieron que el ambiente se volvía más denso.

—Tal vez en la fiesta actué de manera egoísta —continuó, apretando el volante con fuerza—. No soporté ver cómo tú y Jungkook estaban bien, como si yo ya no importara. Ya no me incluyen en sus vidas como antes, y menos por estar peleado contigo.

—Lo siento. No quise que te sintieras así —su voz tembló levemente. La culpa se mezclaba con la confusión en su corazón.

—Debería estar feliz por ti, que estés en tu primera relación y con alguien que tengo la seguridad de que te quiere bien —su voz era ahora un susurro lleno de sinceridad—. Pero me siento abandonado. La verdad es que he estado lidiando con la soledad desde que terminé con Marie, y ahora siento que te pierdo a ti también.

Megan lo miró, sintiendo una mezcla de compasión y tristeza. Sabía que la ruptura con Marie le afectaba a Taehyung, pero lo olvidó por completo al concentrarse solo en lo que empezó a construir con Jungkook, en hacer las cosas bien con él.

—La tarde que discutimos porque me viste viendo perfil de Heather...

—Lamento cómo actué. Pero se me mezclaron los celos y el miedo de que Jungkook salga lastimado —admitió, su voz temblando de forma ligera, una mezcla de angustia y frustración—. Todo fue como un golpe en el estómago.

—Estoy tan confundida —su voz se quebró, mientras las palabras se deslizaban lentamente, como si fueran más pesadas de lo que había imaginado—. Siempre pensé que todo lo que quería era estar en paz conmigo misma, ser honesta sobre quién soy. Pero ahora siento que todo está en conflicto de nuevo —respiró profundamente, como si tratara de encontrar las palabras adecuadas, antes de soltar un suspiro—. Mis amigos me ayudaron a aceptarme, mi familia por fin descubrió que soy lesbiana... Y de repente, me siento fuera de lugar, como si estuviera deshaciendo todo lo que logré —suspiró de nuevo, mirando hacia sus piernas, como si buscara respuestas—. Pero lo que está pasando ahora con Jungkook me está llevando a un lugar donde nunca pensé que iría. Siento que, al mismo tiempo, todo lo que he sido se está desmoronando y, por otro lado, hay algo increíblemente real en lo que está pasando, algo que me asusta y me atrae a la vez —alzó la vista, buscando los ojos de su mejor amigo con una mezcla de vulnerabilidad y frustración—. Y ahora, de nuevo, no sé cómo enfrentar esto.

—Lo siento —su voz salió cargada de arrepentimiento—. Lo siento mucho por lo que te dije... No pensé en cómo te estaba afectando, ni en lo que realmente sentías. La forma en que te ataqué, no fue justo. Estaba cegado. Te fallé, Megan —su voz tembló un poco, y su rostro mostraba el peso de su arrepentimiento—. Sé que no es excusa, pero... lo lamento de verdad.

La vulnerabilidad en su voz tocó a Megan, quien lo miró intentando sonreír. El dolor y arrepentimiento en sus ojos hizo que se sintiera aún más conectada a él, por lo que llevó la mano a la suya.

—¿Y Heather? Nunca la has enfrentado por decepcionarte.

—No puedo —dijo, negando con la cabeza mientras la angustia invadía su mirada—. Heather ha sido una parte tan importante de mi vida porque la he amado durante tanto tiempo, y aunque la decepción me consume, todo se mezcla en mi interior. No sé qué debería sentir ahora.

La miró con comprensión, su expresión suavizándose al ver la lucha interna en sus ojos. Sabía lo que era sentir confusión por alguien a quien quiso, y cómo esas emociones podían complicarse aún más cuando había tantas expectativas y dudas.

—Te entiendo —asintió, tomando un respiro y mirando a Megan con una expresión seria—. Sé lo que significa Heather para ti, y sé que no es fácil dejar ir esos sentimientos. Pero, Megan... —hizo una pausa, su mirada fijándose en sus ojos, como si intentara transmitirle todo el peso de sus palabras—, tienes que hacer lo que sea mejor para ti. No lo que todos esperan, ni lo que crees que deberías sentir, sino lo que realmente sientes —se inclinó ligeramente hacia ella, buscando que comprendiera la sinceridad de su consejo—. No puedes seguir arrastrando algo que ya no te hace bien solo porque te da seguridad. Si Jungkook te hace sentir algo... Algo real, tal vez deberías darle una verdadera oportunidad a eso —soltó un suspiro, dejando escapar una risa nerviosa—. No por él, ni por nadie más, sino por ti misma. No te dejes consumir por la culpa de lo que has dejado atrás, porque eso solo te va a seguir lastimando.

Taehyung apartó la vista un momento, luchando con sus propios sentimientos. No quería ser un obstáculo, no quería que Megan sintiera que estaba presionándola, pero sabía que no podía quedárselo para sí mismo.

—Y sé que esto no es lo que quieres escuchar, pero si no lo enfrentas, podrías acabar lastimando a Jungkook sin querer —bajó la mirada al volante, sus manos tensándose sobre el volante, como si las palabras le costaran más de lo que quería admitir—. Él... no sé si lo has notado, pero también tiene miedo. Miedo de que lo lastimes, miedo de que todo esto lo lleve a un lugar que no puede manejar —frunció el ceño, mirando brevemente a Megan—. Sé que él no lo va a decir, porque no quiere mostrarse tan vulnerable y que te sientas presionada, pero es la verdad. Se está entregando por completo, y aunque no lo veas, está poniéndose en una posición en la que, si las cosas no salen bien, podría salir muy lastimado —apoyó la cabeza contra el respaldo del asiento, mirando al frente con los ojos cerrados por un momento, como si estuviera pesando sus palabras—. No va a retroceder fácilmente, porque no es de los que se dan por vencidos, pero también tiene sus límites —su voz se hizo más suave al final, como si se hubiera cansado de cargar con esa verdad—. Y me duele decirlo, pero como su amigo, no quiero que salga lastimado, ¿entiendes?

—Solo sé que Jungkook parece estar instalándose cada vez más en mi corazón, y estoy aterrada —confesó, su voz más firme, pero con un temblor apenas perceptible—. Y quiero que tengas por seguro que no voy a hacerle daño a Jungkook, Taehyung —bajó la mirada, pasando una mano nerviosa por su cabello, como si intentara aferrarse a algo de consuelo—. Estoy tratando de entender lo que siento, de procesarlo... Y aunque sé que aún hay cosas que no puedo soltar, como mis sentimientos por Heather, mi miedo e inseguridades, cada día que paso con Jungkook siento que todo cambia. Me está mostrando algo nuevo, y no puedo ignorarlo —se quedó un momento en silencio, mirando sus manos, temerosa de decir algo que pudiera romper esa frágil honestidad—. Lo que siento por él, aunque todavía esté confusa, es real. No sé cómo explicarlo, pero no podría hacerle daño. No lo haría. No quiero ser la causa de su dolor —lentamente, apretó sus manos, buscando un poco de fortaleza—. Estoy tratando de ser honesta conmigo misma, con lo que siento, con lo que quiero... con él. Lo que a él importa, a mí también me importa.

—No tienes que decidirlo todo ahora mismo, Megan —dijo, su tono suave y comprensivo—. Está bien sentirte así. Lo importante es que hables con Jungkook. Si él te importa, deberías darle la oportunidad de entenderte mejor.

Asintió lentamente, sintiendo que, aunque la confusión aún la envolvía, había algo en las palabras de Taehyung que la instaba a ser valiente. En medio de su incertidumbre, había un rayo de luz en la forma en que él volvía a apoyarla. Ahora la noche que los rodeaba parecía un poco menos opresiva. La tensión comenzó a desvanecerse lentamente, pero el peso de las emociones seguía en el aire. Taehyung dio un profundo suspiro, la fatiga visible en su rostro. Se volvió hacia ella, su mirada más suave ahora.

—Megan, lo siento por lo que dije, por cómo actué. Ahora que te escucho me duele pensar que te he hecho sentir aún más sola.

Megan sintió cómo sus propios ojos se llenaban de lágrimas, y sin pensar, se inclinó hacia él, que la abrazó con fuerza, cerrando los ojos mientras sentía la tensión salir de su cuerpo. El abrazo fue cálido y reconfortante, y en ese momento, ambos supieron que, aunque los problemas seguían presentes, había algo más fuerte que cualquier conflicto: su amistad.

—Lo siento por ser tan egoísta —susurró, su voz entrecortada—. Nunca quise que te sintieras así.

—Yo también lo siento por haberte hecho sentir desplazado, por no darte atención. No quiero perderte.

Ambos se quedaron en silencio, aferrándose el uno al otro, encontrando consuelo en la conexión que siempre compartieron.

















(...)















Una vez en el departamento de Jungkook, tomó la mochila pequeña con su ropa y artículos personales, que dejó en el asiento trasero, ya que habían acordado que se quedaría a dormir allí esa noche. En el baño, se relajó bajo el agua caliente, mientras se preparaba mentalmente para lo que sabía que tenía que hacer. Después de unos minutos, salió con la ropa cómoda de dormir, sentándose en la cama mientras esperaba a Jungkook.

Cuando él salió del baño, llevaba puesto un pantalón de pijama gris oscuro y una camiseta negra de algodón que se ajustaba a su torso musculoso. Su cabello, todavía mojado, caía desordenado sobre su frente. Parecía más relajado y vulnerable, como si, por un momento, hubiera dejado de lado las preocupaciones que normalmente cargaba. Esto hizo que Megan dudara un poco más sobre el momento adecuado para hablar con él.

Cuando sus miradas se encontraron, él le dedicó una sonrisa cálida, aunque pronto notó la tensión en los hombros de Megan. Estaba sentada en el medio de la cama, con las piernas cruzadas y el cabello todavía húmedo cayendo en ondas naturales sobre sus hombros. Había algo inquietante en su expresión; sus ojos reflejaban una mezcla de nerviosismo y determinación. Sus dedos jugaban distraídamente con el dobladillo de la camiseta, un gesto que él reconoció como un intento de calmarse.

Se acercó lentamente, su presencia llenando la habitación con una calidez que ella siempre encontraba reconfortante, aunque esta vez no bastaba para disipar por completo el nudo en su estómago. Y antes de que pudiera reaccionar, él se abalanzó hacia ella, envolviéndola en sus brazos con una fuerza gentil y un toque de urgencia, como si intentara quitarle cualquier rastro de ansiedad que se hubiera acumulado entre los dos. Soltó una pequeña risa sorprendida, pero pronto sus ojos se cerraron al sentir los suaves besos que Jungkook comenzó a repartir por su mandíbula. Cada beso era cálido, cercano, como si quisiera que todo en su mundo fuera más liviano, más fácil de llevar.

Se reía sin poder evitarlo, los besos que le daba en la piel provocaban una oleada de calma, y aunque su mente aún estaba llena de dudas, el roce de sus labios era suficiente para hacerle olvidar, aunque fuera por un momento, lo que le preocupaba. La suavidad de su sonrisa se hacía más evidente, y su cuerpo se relajaba poco a poco en su abrazo, pero el peso de la conversación aún estaba allí, esperando.
Jungkook no dejó de besarla, sus labios subiendo lentamente hasta llegar a sus mejillas y luego dirigiéndose hacia su boca, hasta que sus labios se unieron en un pequeño y tierno beso. Cuando se separó ligeramente, la miró con una expresión sincera, la misma que siempre tenía cuando deseaba transmitirle confianza.

—Relájate, Megan —dijo con voz suave pero firme, tocando delicadamente su rostro con una mano—. Lo que sea que necesites decirme, lo voy a escuchar.

Sintió cómo la tensión la invadía, y por un instante, se quedó sin palabras. Buscaba alguna manera de comenzar, pero su mente estaba nublada por dudas y miedos. Él la observaba en silencio, consciente de que lo que tenía que decirle no era fácil, pero también de que era necesario.

—Sé que debí habértelo dicho antes... —comenzó, mirando sus manos con nerviosismo—. Pero no nos vimos, y el viernes, cuando comimos las hamburguesas, no me animé... Y me arrepiento mucho de no haberlo hecho.

Jungkook asintió, su expresión seria, y la invitó a continuar con un gesto. Megan sintió cómo la tensión en su cuerpo aumentaba, y por un momento, no pudo encontrar las palabras. Se mordió el labio inferior, buscando alguna manera de comenzar, pero su mente estaba llena de dudas y miedos.

—Lo que pasó con Taehyung cuando discutimos... Fue horrible —su voz tembló, y sus dedos juguetearon con la manta que cubría la cama—. Nos dijimos cosas que no deberíamos haber dicho. Pero... la verdad es que... él pensaba que iba a dañarte, que yo iba a hacerte daño, y eso me hizo enojar, porque sentí que no me entendía —levantó la mirada hacia Jungkook, y vio cómo su rostro se tornaba más serio, una mezcla de preocupación y algo que no lograba identificar. Se detuvo, sintiendo que el peso de lo que debía contarle la ahogaba, por lo que tomó aire, intentando calmarse—. Sentí que no entendía lo que estaba pasando dentro de mí, que no veía lo difícil que es todo esto para mí. Me hizo sentir como si no tuviera derecho a... sentir lo que siento.

Jungkook frunció el ceño, pero se mantuvo en silencio. La mirada fija en Megan estaba cargada de una tensión visible. Ella se notó más vulnerable bajo su atención, como si él estuviera esperando algo, pero la angustia en sus ojos no se iba. Su rostro, ahora serio, mostraba una mezcla de preocupación, pero también de algo más oscuro que no alcanzaba a identificar.

Tragó saliva, luchando por encontrar las palabras correctas. Sentía su corazón latir desbocado, la ansiedad creciendo en su pecho.

—Lo que provocó toda esa discusión fue... —su voz tembló nuevamente, y los recuerdos le provocaron un nudo en su garganta dificultando su respiración—. Fue que vi una foto de Heather... Jaeden la publicó. Después de tanto tiempo, después de todo lo que hemos pasado... me entró esa necesidad de saber de ella —confesó bajando la mirada mientras las lágrimas comenzaron a formarse—. No sé por qué lo hice, no entiendo cómo pude hacerlo, cuando sé que todo va tan bien contigo. Pero, todavía siento que... estoy atada a ella. Y me odio por eso. No quiero sentirme así.

No vio la reacción de Jungkook de inmediato, pero cuando finalmente levantó la vista, su corazón dio un vuelco. No lo miró a los ojos, ya que vio que su rostro estaba marcado por una mezcla de impotencia y dolor. La tensión en su mandíbula era evidente. Sus puños estaban apretados con fuerza, como si estuviera luchando contra sí mismo, pero lo que más la hirió fue la desesperación que se reflejaba en sus ojos. Cada palabra de Megan parecía golpearlo. El hecho de que hubiera visto a Heather de nuevo, aunque fuera solo en una fotografía, que esa imagen de la rubia se colara en su mente, lo hacía sentirse insignificante. No estaba logrando lo que tanto quería: ser el único en su corazón.

—Taehyung se molestó muchísimo, me dijo cosas horribles, pero... me hizo darme cuenta de que no podía seguir en esto, de que lo que estaba haciendo no estaba bien, así que volví a bloquearla, lo prometo —respiró profundo, apretando los dedos contra la manta—. Pero, aun así... estoy tan confundida. No sé si lo que siento es justo para ti. No sé si te estoy siendo justa —sus palabras se arrastraron, el peso de la culpa golpeándola mientras se tambaleaba en su lugar—. Todo lo que has hecho por mí, todo lo que me has dado, y aún tengo a Heather presente. A veces me siento tan perdida, Jungkook —expresó mientras las lágrimas empezaron a caer con más fuerza, por lo que bajó la cabeza, incapaz de mirar a Jungkook, temiendo la expresión que vería en su rostro—. Lo siento...

Jungkook se quedó allí, mirando a Megan mientras las palabras que había dicho golpeaban su pecho con fuerza. Sentía como si algo se hubiera roto dentro de él, algo que había estado construyendo pacientemente desde que se dio cuenta de sus sentimientos por ella. La confesión de Megan, su lucha interna, la mención de Heather, le golpearon directo al corazón. A pesar de todo lo que intentó, de la cercanía que compartieron, sentía que de alguna manera todavía no era suficiente para ella. El dolor era intenso, pero lo que más lo atormentaba era la confusión que invadía su mente. Cada palabra resonaba en la suya, y aunque la impotencia lo ahogaba, también había una pequeña chispa de comprensión que se negaba a extinguirse. Quería ser su apoyo, pero a veces, el amor no podía hacer que todo fuera fácil. Quería estar ahí para ella, entender lo que sentía, pero el miedo de perderla o no ser capaz de hacerle sentir lo mismo lo paralizaba.

El silencio entre ellos era insoportable, tan pesado que lo envolvía, obligándolo a mirar al suelo, como si buscara una salida en su propio vacío. Sus manos temblaban sutilmente mientras las mantenía apoyadas sobre las piernas. La decepción era tan cruda que apenas podía mantener la calma.

—Megan... No sé qué más hacer —susurró, casi en un tono de súplica, y sus ojos se fijaron en ella, con dolor y necesidad de respuestas—. Quiero entender, de verdad lo quiero, pero esto... es tan confuso para mí. He estado aquí, con todo lo que soy, y aún no sé cómo me ves, cómo me sientes.

La impotencia lo ahogaba mientras la miraba, buscando alguna pista, alguna señal de que había avanzado, de que estaba logrando ganarse un lugar en su vida. Pero nada. Nada parecía aclararse.

—Explícame, por favor —pidió con la voz rasposa, como si cada palabra le costara más que la anterior—. ¿Qué sientes por Heather ahora? —Su mirada se suavizó un poco, pero aún había una mezcla de decepción y vulnerabilidad en su expresión—. Quiero que me lo digas, sin miedo a que me haga daño. No quiero que te guardes nada.

—¡No sé cómo explicarlo! —su voz tembló, y apretó los puños sobre sus piernas—. Estoy tan confundida, Jungkook. Nunca pude enfrentarla, nunca hablé con ella, y eso me dejó en el aire, como si todavía no pudiera cerrar ese capítulo —miró sus manos, frotándose los dedos nerviosamente—. Tal vez si lo hubiera hecho, si la hubiera enfrentado, entendería mejor lo que siento ahora. Pero... no —susurró, y las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, deslizándose lentamente por su rostro—. No me animaría jamás.

La observaba en silencio, sin saber exactamente qué decir. Cada palabra de ella lo llenaba de una mezcla de incomodidad y compasión. Sabía que esos sentimientos por Heather aún la consumían, aunque ahora había algo entre ellos que complicaba aún más las cosas. ¿Cómo podía competir con todo ese dolor y confusión?

El dolor, la impotencia y la frustración eran tan intensos que apenas sabía cómo responderle. Quería tomarla en sus brazos, consolarla, decirle que todo iba a estar bien, pero también sabía que no podía hacerle promesas vacías. Ella tenía que encontrar su propio camino, enfrentarse a sus miedos y, sobre todo, a su pasado.

—Te entiendo. Te entiendo más de lo que crees. Pero... —hizo una pausa, luchando con sus propias emociones—, si no puedes enfrentarla... No puedes quedarte ahí, congelada, esperando que algo cambie por sí solo. Yo... no sé qué más hacer para ayudarte a cerrar ese capítulo. Quiero ser el que te ayude, el que esté a tu lado, pero... —su voz tembló ligeramente—, no puedo serlo si sigues sin enfrentarlo.

El dolor era evidente en sus palabras, pero también la necesidad de que Megan tomara el control de lo que sentía. No podía cargar con todo el peso de sus inseguridades y sus miedos. Lo que más le dolía era ver que ella no estaba dispuesta a dar el siguiente paso, a abrir su corazón de verdad, temerosa de lo que eso pudiera implicar. Y ella, al escuchar las palabras de Jungkook, sintió un nudo en el estómago. El peso de lo que él le decía la aplastaba, y por un momento, las emociones parecían desbordarla. No podía dejar de pensar en lo difícil que le resultaba cerrar ese capítulo por más que lo deseara con fuerza. Pero no quería que Jungkook pensara que no lo valoraba, que no le importaba.

Inclinándose hacia adelante, sus manos temblorosas tomaron las de él, buscando su mirada, como si quisiera que él entendiera.

—No quiero que pienses que... Que no me importas, que no te valoro, Jungkook —su respiración era irregular, su pecho subía y bajaba con rapidez, y le costaba encontrar la calma en su interior—. No quiero que creas que estoy jugando contigo, ni que estoy esperando que todo se solucione sin hacer nada. No es eso... No es que no quiera estar aquí... contigo.

Jungkook sintió cómo su pecho se apretaba al verla tan vulnerable, tan llena de emociones que no sabía cómo manejar. La observó un segundo, dudando, antes de volver a tomar su rostro entre sus manos, limpiando con sus pulgares las lágrimas que rodaban por sus mejillas. Sus caricias fueron lentas, suaves, como si tratara de borrar no solo las lágrimas, sino el dolor que las provocaba.

Shh, Megan, no llores más... —murmuró, su voz baja, cálida, como si intentara envolverla con sus palabras—. Estoy aquí, ¿de acuerdo? Solo respira, conmigo. Un paso a la vez. No tienes que tener todas las respuestas ahora mismo.

Sus palabras lograron calmarla un poco. Megan cerró los ojos un momento, dejándose guiar por la calidez de su tono. Las manos de Jungkook eran un ancla, y su tacto, tan delicado, la hizo relajarse. Su respiración se volvió más pausada, menos errática, y sus hombros comenzaron a bajar, dejando atrás parte de la tensión acumulada.

—Eso está mejor —susurró, permitiéndose una leve sonrisa cuando vio que Megan finalmente abría los ojos, su mirada aún cargada de emociones, pero con algo más de claridad. Se inclinó un poco, apoyando su frente contra la de ella por un instante, como si quisiera transmitirle algo de su fuerza.

Pero después de un rato, cuando la sintió más tranquila, más receptiva, retrocedió un poco, lo suficiente para mirarla directamente.

—Ahora dime, Megan... —comenzó, su voz rasposa, y su mirada se suavizó mientras se acercaba un poco más a ella, como si buscara una respuesta en su expresión—. ¿Qué es lo que realmente quieres? ¿Quieres sacar a Heather de tu corazón? ¿Quieres... que sea solo yo quien esté ahí? —su tono se volvió más intenso y apareció un destello de vulnerabilidad en sus ojos—. Necesito saberlo, porque no puedo ser solo un refugio temporal para ti, no cuando mis sentimientos por ti son tan profundos.

Megan tragó saliva, la sinceridad en los ojos de Jungkook era abrumadora, pero también reconfortante. La presión en su pecho se hizo más ligera, aunque todavía quedaba el peso de sus propios sentimientos sin resolver. Pero, por primera vez, sintió que quizás podría enfrentarlos, con él a su lado. Lo miró a los ojos, aún con lágrimas resbalando por sus mejillas, pero ahora su expresión tenía algo diferente, algo más firme.

—De lo único que estoy completamente segura, Jungkook, es de que quiero estar contigo —su voz, aunque temblorosa, cargaba una sinceridad que venía de lo más profundo de su corazón—. Quiero que seas tú quien ocupe todo mi corazón, quien me haga dejar atrás todo esto. No sé cómo hacerlo, no sé si estoy haciéndolo bien, pero quiero eso.

Sintió que su corazón daba un vuelco. Por un instante, el mundo pareció detenerse, dejando solo el sonido de su respiración y las palabras de ella resonando en su mente. La incredulidad lo atravesó primero, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar. Pero luego, una oleada de emociones lo invadió: alivio, esperanza, una calidez tan intensa que lo dejó sin aire. Por un momento, no supo qué hacer. Sus manos permanecieron en las mejillas de Megan, su tacto más suave que nunca, mientras la miraba con una mezcla de asombro y ternura. Su mandíbula se tensó, intentando contener la intensidad de lo que sentía, pero sus ojos comenzaron a brillar, revelando una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver.

—Megan... —susurró, su voz apenas un murmullo. No sabía qué decir, pero no podía dejar que ese momento pasara sin hacer algo.

Sin pensarlo más, se inclinó hacia ella, dejando un suave beso en su frente, como si con ese gesto quisiera transmitir todo lo que sus palabras no podían expresar. Luego, apoyó su frente contra la de ella, cerrando los ojos, respirando profundamente, intentando calmar el torbellino de emociones en su interior.

—No sabes lo que significa para mí escuchar eso —murmuró, su voz cargada de sinceridad, mientras su frente se mantenía apoyada en la de ella, sintiendo la cercanía, el latido de ambos corazones casi sincronizado—. He querido ser eso para ti desde el principio, Megan. Todo tuyo, completamente. Pero esto… —cerró los ojos un momento, como si las palabras pesaran— esto es algo que tenemos que construir juntos. Si realmente quieres que sea yo quien esté en tu corazón, te prometo que voy a estar aquí, a tu lado, hasta que no quede espacio para nada más.

Sus palabras eran tranquilas, pero la intensidad de sus emociones estaba presente en cada sílaba. Jungkook sabía que aún había desafíos por delante, que el camino no sería fácil, pero en ese momento, con Megan mirándolo como si él fuera su único punto de apoyo, sintió que todo valía la pena. La sostuvo con cuidado, envolviéndola en un abrazo que no solo buscaba consolarla, sino también asegurarse de que sintiera cuánto significaba para él.

Luego volvió a sostener el rostro de Megan con cuidado, sus pulgares acariciando sus mejillas para limpiar las lágrimas que seguían deslizándose. Su mirada, profunda y serena, la sostuvo en el tiempo como si quisiera que ese momento quedara grabado en ambos para siempre.

—Megan, mírame —le pidió suavemente, inclinando un poco su cabeza para capturar completamente su atención—. Con lo que acabas de decirme, con lo que veo que estás intentando, ya no tienes que llorar más. Voy a quedarme contigo —su voz era firme, pero llena de ternura, y las palabras parecían envolverla con una calidez que lograba calmar el caos dentro de ella—. No importa lo difícil que sea, no importa lo que tengamos que enfrentar, voy a estar aquí, a tu lado. Pero si vamos a caminar este camino juntos, quiero que lo hagas con fuerza, no con lágrimas, ni inseguridades.

Megan soltó un suspiro tembloroso, sus ojos aún brillantes, pero la intensidad de su llanto comenzaba a disminuir. La forma en que Jungkook la miraba, con una mezcla de comprensión y determinación, era suficiente para que su pecho se llenara de algo más que miedo: esperanza.

—¿De verdad? —susurró, su voz apenas audible, como si temiera romper la magia del momento.

Jungkook asintió, inclinándose para besar sus mejillas, limpiando con el contacto cualquier rastro restante de sus lágrimas.

—De verdad, Megan —sus dedos acariciaron suavemente su mejilla, como buscando transmitir calma—. Pero ahora tienes que confiar en mí, en nosotros. Si tú estás dispuesta a intentarlo, yo también lo estoy —hizo una ligera pausa, sus ojos fijos en los de ella, buscando que entendiera la seriedad de sus palabras—. Así que nada de más lágrimas, ¿entendido? —Sonrió levemente, su pulgar secando una de sus lágrimas, tratando de aligerar el momento, mientras se acercaba aún más, como si su cercanía fuera la respuesta que ella necesitaba.

Aunque la voz de él tenía un dejo de amabilidad, su tono era lo suficientemente firme como para que Megan sintiera que él no iba a permitir que se hundiera más en sus dudas y miedos. Asintió lentamente, dejando que una pequeña sonrisa asomara entre los restos de su tristeza, mientras Jungkook la miraba como si fuera la cosa más importante del mundo.

—Ven aquí —ordenó suavemente, abriendo los brazos.

Sin pensarlo, se deslizó hacia él, que la rodeó con sus brazos, acunándola sobre su regazo. Sentía su corazón latir desbocado mientras que Jungkook cerró los ojos, apretando los brazos alrededor de ella, como si su abrazo pudiera protegerla del caos interno que estaba atravesando.

—Lo siento...

—No tienes que disculparte por sentir —murmuró contra su cabello—. Estoy aquí, bonita.

Después de liberar todas sus emociones, Megan se dejó caer aún más en el regazo de Jungkook, buscando refugio en sus brazos. Su respiración aún era irregular, pero poco a poco empezaba a calmarse mientras sentía el calor reconfortante de su cuerpo. Él, sin decir una palabra más, la sostuvo con ternura, dejando que su cercanía le brindara el consuelo que tanto necesitaba. Sus manos acariciaban lentamente su espalda, creando un suave vaivén que ayudaba a tranquilizarla. El silencio de la habitación era reconfortante, una pausa en medio del caos emocional que ambos habían vivido. No había necesidad de decir más; la conexión entre ellos era suficiente en ese momento. Y acurrucada contra su pecho, dejó que su agotamiento la envolviera, sintiendo cómo la calidez de Jungkook la iba calmando lentamente. Sabía que no había soluciones fáciles para lo que estaba pasando dentro de ella, pero, al menos en ese instante, se permitía no estar sola.
















(...)














El sol comenzaba a filtrarse a través de las cortinas del departamento de Jungkook, iluminando suavemente la habitación con un brillo dorado. Megan yacía dormida en la cama, envuelta en las mantas, su expresión serena en contraste con el torbellino emocional que había vivido la noche anterior. Jungkook la observaba con ternura y preocupación, reflexionando sobre las palabras de ella. Aunque aún había sombras de incertidumbre debido a Heather, algo en su sinceridad y esfuerzo le dio esperanza. Sentía que, a pesar de todo, había una oportunidad. Aunque no sabía qué traería el futuro, su corazón se llenó de confianza al saber que quería estar con él y que fuera el único en su corazón.

Se levantó en silencio para no despertarla. Los eventos de la noche anterior seguían pesando en su mente, y aunque había logrado consolar a Megan, sus propias inseguridades no lo dejaron descansar del todo. Mientras se estiraba y caminaba hacia la cocina para preparar café, escuchó un leve toque en la puerta. Al abrirla, se encontró con Taehyung, quien se veía tan agotado como él.

—¿Está aquí? —preguntó en voz baja, como si no quisiera interrumpir el ambiente tenso que parecía flotar entre ambos.

—Sí —confirmó, haciéndose a un lado para que Taehyung pudiera entrar—. Pasó la noche aquí.

Taehyung asintió lentamente mientras entraba al departamento. Sus ojos recorrieron el lugar hasta que se posaron en la puerta cerrada del dormitorio, donde suponía que Megan descansaba. Ambos se dirigieron hacia la cocina, donde Jungkook comenzó a preparar café sin decir mucho. El silencio entre ellos era pesado, lleno de las palabras que aún no se decían.

—¿Cómo estás? —preguntó Jungkook, manteniendo la voz baja para no despertar a Megan, mientras Taehyung se quedó en pie, frotándose las manos, visiblemente incómodo.

—He estado pensando en lo que pasó anoche... lo siento mucho, Jungkook. Actué de manera egoísta.

—No tienes que disculparte. Entiendo que te sientas así. Estás lidiando con algunas cosas.

—No, de verdad —insistió, mirándolo a los ojos—. Siento mucho lo de anoche —apoyó los codos en la mesada y pasándose una mano por el cabello, claramente frustrado consigo mismo—. Perdí el control. Sé que debí manejarlo mejor, pero... Me dejé llevar por los celos y no pensé en cómo mis acciones los afectaría.

Lo miró de reojo, sintiendo que las palabras de su amigo eran sinceras.

—No te preocupes, lo entiendo. Ambos estamos en una situación complicada

—Te entiendo —asintió mientras vertía el café en dos tazas, sus dedos temblando ligeramente al hacerlo—. Pero sabes que lo que siento por ella es real —lo miró por un momento, como si buscara confirmar que su amigo lo entendiera, antes de tomar un sorbo del café, dejando que el calor le diera algo de consuelo—. No estoy tratando de alejarla de ti. Es natural sentirse así —se acercó y le pasó una de las tazas, sus ojos fijos en los de él con una mezcla de sinceridad y comprensión—. Pero sabes que siempre serás importante para ambos, ¿verdad? No estás siendo reemplazado.

—Sé que suena absurdo, y créeme, no es que no quiera que estén juntos —agregó rápidamente—. Es solo que... con todo eso y con Marie fuera de mi vida... fue como si todo el mundo se moviera mientras yo me quedaba estancado.

Jungkook escuchaba en silencio, asintiendo lento mientras todo comenzaba a encajar en su mente.

—Supongo que me dejé llevar por mis emociones, así que actué como un egoísta y me metí en medio de algo que no me correspondía.

Se quedó en silencio un momento, procesando lo que Taehyung acababa de decir. En el fondo, ya lo sospechaba. Había notado cómo había cambiado en las últimas semanas, cómo parecía estar más distante o incómodo en ciertas situaciones. Pero escucharlo de él, admitirlo abiertamente, era algo distinto.

—Siempre supe que había algo más. Podía sentir que no solo se trataba del motivo por el que discutieron o porque ya no eran amigos —confesó, mirándolo a los ojos—. Pero no sabía cómo hablar de eso contigo, porque tampoco quería ponerte en una posición incómoda. Y créeme, entiendo cómo te sientes.

Taehyung asintió, claramente aliviado de que lo entendiera.

—Gracias, Jungkook —llevó la taza a sus labios, tomando un sorbo, mientras sus ojos se mantenían en el café, evitando mirar directamente al pelinegro—. Lo último que quiero es perder tu amistad, y mucho menos por algo tan tonto como mis celos —sus hombros se relajaron al dejar escapar un suspiro, sus dedos apretando ligeramente la taza mientras hablaba—. No es fácil ver cómo cambian las cosas, pero sé que tengo que dejar de actuar como si todo girara alrededor de mí.

—Sí, tranquilo. Ahora seguramente vuelvan a ser los de antes —le dio una palmadita en el hombro, una señal de apoyo que ambos compartieron en silencio por un momento—. Es solo que está situación es nueva para todos nosotros, especialmente para ella, así que está tratando de entender sus sentimientos y lo último que necesita son más presiones.

—Sí, tienes razón —asintió, sintiéndose más aliviado al compartir sus sentimientos—. Quiero ayudarla, pero no sé cómo hacerlo sin parecer que estoy invadiendo su espacio.

—A veces, lo mejor que puedes hacer es simplemente estar allí y escucharla —sugirió encogiéndose de hombros—. No necesita que le des soluciones, solo que sepa que la apoyas, sin importar lo que decida.

—Sí, gracias por el consejo —dijo con sinceridad en su voz—. Espero que puedas entender que, aunque sienta celos, siempre quiero lo mejor para ambos.

Ambos se abrazaron brevemente, el gesto sencillo, pero lleno de comprensión. Aunque las tensiones seguían presentes, ese pequeño momento de apoyo mutuo les permitió respirar un poco más tranquilos, sabiendo que la amistad seguía intacta entre ellos.

















(...)














Megan había estado debatiéndose internamente durante semanas, y cada vez que intentó abrirse con sus amigos, un nudo en el estómago le impedía hablar. Sin embargo, tras su reconciliación con Taehyung y esa noche en la que pudo abrirse mejor con Jungkook se sentía más fuerte. Su mejor amigo fue un apoyo invaluable, y hoy, mientras caminaban juntos hacia el café donde habían quedado con Sophie, Emily, Jonathan y Cameron, ella sabía que el momento llegó.

Al llegar al lugar, Taehyung le dedicó una mirada tranquilizadora. Aunque su relación tuvo altibajos recientemente, ahora él estaba a su lado para apoyarla en esta decisión tan importante. Megan lo apreciaba más que nunca. Respiró hondo antes de entrar, sus nervios aumentando al ver a sus amigos ya sentados en una mesa en la esquina. Se sentaron, y tras unos minutos de conversación casual, Megan sintió que el momento era oportuno. Los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos, y sus manos temblaban de forma ligera mientras entrelazaba sus dedos sobre la mesa.

—Escuchen... hay algo que quiero decirles —comenzó, sintiendo que la atención de todos se centraba en ella de inmediato. Trató de calmar su respiración, pero el peso de sus emociones hacía que las palabras se le atascaran en la garganta.

—¿Qué ocurre, Meg? —preguntó Sophie, inclinándose un poco hacia adelante, notando la tensión en su rostro.

—Llevo semanas... No, meses, sintiéndome confundida —confesó, y sintió el aire hacerse más pesado alrededor de ella—. Y bueno, supongo que todo empezó cuando me di cuenta de que mis sentimientos hacia Jungkook estaban cambiando.

Los rostros de sus amigos eran de sorpresa, pero ninguno interrumpió. La presión en su pecho crecía mientras continuaba.

—Nunca pensé que me pasaría esto —continuó, con la voz temblorosa, mientras jugaba nerviosamente con sus manos—. Sobre todo porque ustedes saben que nunca antes me llamó la atención un hombre. Heather... lo que significó para mí fue algo muy grande, y por mucho tiempo pensé que eso definiría todo lo que sentía. Pero ahora... —hizo una pausa, tratando de encontrar las palabras correctas—. Ha sido difícil aceptar que, a veces, los sentimientos cambian de formas que no se espera. Y Jungkook... él me hace sentir cosas que nunca había sentido antes.

A su lado, Taehyung la miraba con una mezcla de comprensión y apoyo. Sin decir nada, colocó una mano firme pero reconfortante en su hombro, dándole un apretón ligero, como si con ese gesto quisiera transmitirle que no estaba sola. Esa pequeña muestra de apoyo le dio a Megan el valor que necesitaba para mantener la mirada al frente, respirando un poco más tranquila. Aunque todavía estaba nerviosa, la presencia de Taehyung a su lado le recordaba que tenía un espacio seguro para ser vulnerable.

—Lo que estoy intentando decir es que estoy con Jungkook —aclaró, tomando aire mientras sentía cómo su estómago se retorcía—. Y me he dado cuenta de que tal vez sea bisexual… Aunque, sinceramente, siento que solo por él.

Megan levantó la vista después de hablar, sintiendo el peso de su propia confesión como si se hubiera quitado una enorme carga de los hombros. Su corazón latía con fuerza, temeroso de cómo sus amigos podrían reaccionar, pero al mismo tiempo aliviado de haberse atrevido a abrirse. Era extraño y aterrador para ella admitir algo tan personal, algo que ni siquiera había terminado de aceptar del todo en su interior. El silencio que siguió fue como una pausa prolongada, donde ella podía sentir cada latido de su corazón resonar en su cabeza. Las palabras, que habían sido tan difíciles de decir, flotaban ahora en el aire, expuestas.

Jonathan fue el primero en reaccionar. Siempre el más despreocupado, soltó un suspiro y se inclinó hacia atrás en su silla.

—Bueno, supongo que ya era hora de que lo dijeras, ¿no? —bromeó, aunque su tono era suave, como si entendiera lo difícil que había sido para ella.

Cameron, el más bromista del grupo pero con una ternura inesperada cuando la situación lo requería, frunció ligeramente el ceño. No era desaprobación lo que mostraba, sino una evidente preocupación.

—¿Y cómo te sientes ahora? ¿Estás bien con todo esto? —preguntó, su voz firme pero cargada de cariño, como si realmente quisiera asegurarse de que estuviera bien, por lo que ella asintió lentamente, sintiendo un alivio que aún no había experimentado del todo.

—Todavía tengo muchas dudas —comenzó a jugar nerviosa con la cuchara de su café, mirando hacia abajo—. Siento que no tengo todas las respuestas... Pero ahora mismo, estoy feliz con lo que tengo con Jungkook. —aseguró, levantando la mirada hacia sus amigos—. Aunque también tengo miedo... —hizo una pausa, mordiendo su labio—. Miedo de no ser suficiente o de no entender lo que quiero del todo.

—Creo que es completamente normal sentirte así —Emily rompió su silencio y dejó su taza de té sobre la mesa—. Estás explorando quién eres, y eso puede ser confuso —miró a Megan con una suave sonrisa, dándole un toque en el brazo—. Pero mientras seas honesta contigo misma y con los demás, creo que estás en el camino correcto.

La pelinegra sintió cómo sus ojos se humedecían, pero esta vez no era por la presión o el miedo, sino por la calidez que sus amigos le transmitían. Aunque las inseguridades seguían ahí, ya no parecían tan abrumadoras. Y Taehyung, que había estado escuchando la conversación en silencio, la miró con orgullo. Sabía lo mucho que le costó llegar a este punto, y ahora que lo logró, estaba feliz de haber estado a su lado.

Megan respiró hondo después de recibir las palabras de apoyo de Jonathan, Emily y Cameron. Sin embargo, cuando su mirada se cruzó con la de Sophie, percibió una pequeña sombra de duda en los ojos de su amiga, algo que le causó una leve punzada de inseguridad. Había sido un pilar fundamental en el proceso de ella al empezar a vivir su vida como lesbiana, siempre a su lado, apoyándola en cada paso. Su amistad creció enormemente desde entonces. Sin embargo, en ese momento, la expresión de su amiga reflejaba algo más que dudas, como si no estuviera completamente convencida.

—Meg... —dijo lentamente, soltando un leve suspiro mientras se inclinaba para poder tomar una de sus manos—. Estoy orgullosa de ti, de verdad. Pero... No puedo evitar pensar que tal vez estás confundida.

Al escucharla sintió cómo las palabras la golpeaban, aunque Sophie intentaba ser suave.

—Ya hemos pasado por esto antes, ¿recuerdas? —apretó suavemente la mano de Megan, mirándola a los ojos—. Cuando te ayudé a darte cuenta de que lo que sentías por las chicas no era una fase, que eras realmente lesbiana —hizo una pequeña pausa, dejando que sus palabras calaran—. No quiero que te lastimes o que pienses que tienes que encajar en otra etiqueta solo porque algo ha cambiado en este momento.

Asintió, aunque en su interior las palabras de Sophie avivaban algunas de sus dudas. ¿Estaba realmente confundida? ¿Era posible que todo esto con Jungkook fuera algo temporal, algo impulsado por el estrés o la cercanía? Sophie era su amiga, alguien en quien siempre confió desde el primer momento, y no quería ignorar su perspectiva, pero al mismo tiempo, algo dentro de ella le decía que lo que sentía por Jungkook era real.

—Sophie... sé lo que me ayudaste a entender en su momento, y nunca voy a olvidar lo importante que fuiste para mí —su voz salió suave pero firme—. Pero lo que siento ahora no es lo mismo. No me siento confundida... O al menos, no en el mismo sentido. Estoy segura de lo que siento por Jungkook —miró sus manos tomadas sobre la mesa, antes de levantar la vista hacia Sophie—. No estoy tratando de encajar en ninguna etiqueta, solo estoy intentando ser honesta conmigo misma.

Su amiga la miró en silencio durante un momento, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Al final, asintió con una leve sonrisa, aunque aún parecía haber un rastro de preocupación en sus ojos.

—Está bien... —murmuró, dándole un apretón en las manos—. Solo quiero que seas feliz, Meg. Si esto te hace feliz, entonces estaré aquí para ti, como siempre.

Megan sonrió, sintiendo que un peso enorme se levantaba de sus hombros. Aunque sabía que las dudas de Sophie no desaparecerían de inmediato, tener su apoyo significaba mucho para ella. Taehyung, que había observado la interacción con una expresión comprensiva, intervino suavemente.

—Lo que Megan siente por Jungkook no es una confusión —recalcó, mirando a Sophie y a los demás—. Lo importante es que está encontrando su propio camino.

Con esas palabras, la conversación continuó, y Megan sintió que, aunque aún le quedaba un largo camino por recorrer, había dado un paso importante hacia ser fiel a sí misma, con el apoyo de sus amigos a su lado, incluso si algunos todavía necesitaban tiempo para entender completamente su proceso.

La atmósfera en la cafetería se volvió más relajada después de que Megan se sincerara sobre sus sentimientos. Jonathan, que había estado observando en silencio, decidió romper el hielo con una sonrisa pícara.

—Bueno, debo admitir que lo sospechaba —dijo, haciendo una mueca burlona—. Las últimas veces que los vi juntos, parecía que había algo más.

Megan se sonrojó y bajó la mirada, recordando esos momentos llenos de risas y complicidad con Jungkook.

—No puedo creer que te hayas dado cuenta —soltó una ligera risa, intentando ocultar su vergüenza.

—Claro que sí. Siempre he sido el mejor en notarlo todo —guiñó el ojo antes de volverse hacia Cameron—. Pero tú, en cambio, te hacías el ciego. ¡Negabas que hubiera algo entre ellos!

—¿Quién, yo? Vamos, simplemente estaba intentando no ser el que metiera la pata —hizo un gesto con la mano, restándole importancia—. No quería que Megan se sintiera presionada o algo así. Pero ahora que lo dices, supongo que tenía mis sospechas —miró a Megan—. Solo me alegra que finalmente te sientas cómoda compartiéndolo con nosotros.

—Es genial que todos lo hayamos notado, porque eso significa que realmente hay algo especial entre ustedes —comentó Emily, girándose hacia Megan.

Sonrió sonrojada, sintiéndose un poco más a gusto. El apoyo de sus amigos la llenaba de confianza, y aunque todavía había incertidumbre en su corazón, la compañía de ellos hacía que todo fuera más manejable.

—Gracias, que se lo hayan tomado así significa mucho para mí —expresó mirando a cada uno de ellos con gratitud.

Cameron sonrió y, como siempre, se permitió una broma. A medida que la conversación avanzaba, el ambiente se tornó más acogedor. Todos se despidieron cariñosamente, llenando el espacio de risas y buenos deseos. Megan sintió calidez por el apoyo de sus amigos, pero también comenzó a notar algo en el rostro de Sophie. Aunque sonreía, había un destello de preocupación en sus ojos, como si aún creyera que todo era solo una confusión, por lo que agradeció no decirle a Jungkook porque no le hubiera gustado que él escuchara la opinión de su amiga.

—Recuerda, Megan, que estoy aquí para lo que necesites —dijo Cameron, dándole un abrazo fuerte.

—Cuídate, ¿sí? —añadió Jonathan, sonriéndole con complicidad antes de marcharse.

Cuando finalmente todos se despidieron y las risas se desvanecieron, Megan se quedó sola con Taehyung. La atmósfera cambió ligeramente, dejando un aire de reflexión en el aire.

—¿Estás bien? —observando su expresión con cierta preocupación.

Asintió, pero sabía que no podía ocultar por completo lo que sentía.

—Me siento bien, pero... no puedo dejar de pensar en lo que Sophie dijo —confesó, sintiendo que el nudo en su pecho regresaba.

—¿Te preocupa que piense que estás confundida?

—Sí. No quiero que piensen que estoy simplemente experimentando o que esto es una fase —hizo una mueca—. Jungkook significa mucho para mí.

Taehyung se acercó, apoyando una mano en su hombro con confianza.

—Megan, lo más importante es cómo te sientes tú —se acercó, apoyando la mano en su hombro, sus ojos transmitiéndole apoyo y comprensión—. No dejes que la opinión de otros te haga dudar de lo que sabes en tu corazón.

Sonrió débilmente, sintiéndose reconfortada por su presencia.

—Gracias. A veces siento que no sé nada, que estoy perdiendo el rumbo —confesó, sintiendo que la vulnerabilidad se apoderaba de ella.

—Es normal sentirse así cuando se trata del amor y la identidad. Pero estoy aquí para apoyarte, pase lo que pase.

Se acercó y la envolvió en un cálido abrazo, apretándola suavemente contra su pecho, haciéndole sentir reconfortada en sus brazos, el nudo en su pecho comenzando a deshacerse poco a poco. La familiaridad de su amistad le brindaba un sentido de seguridad que tanto necesitaba en ese momento de confusión.


















(...)












Era una tarde de otoño, y el aire fresco traía consigo el aroma de las hojas secas que caían de los árboles, pintando el paisaje con tonos dorados y rojizos. Megan se apresuraba por las calles, sintiendo cómo el viento jugueteaba con su cabello mientras caminaba. Había acordado encontrarse con Jungkook en la cafetería de la esquina, un pequeño lugar acogedor que siempre había sido su refugio, y la emoción de volver a verlo le daba un nuevo ritmo a sus pasos.

Los días pasados habían sido un torbellino de emociones; la última vez que lo había visto, se quedaron abrazados, charlando hasta tarde, compartiendo risas y miradas que hablaban más que mil palabras. Y esa noche en que se quedó a dormir en su departamento, le había contado que habló con sus amigos sobre su relación con él y su descubrimiento de su bisexualidad, algo que sentía solo por él. Al escucharla, Jungkook se sintió profundamente emocionado, una mezcla de orgullo y alivio recorriendo su cuerpo. El hecho de que Megan ya no sintiera la necesidad de esconder lo que estaban viviendo significaba más para él de lo que las palabras podían expresar. Era como si al ser tan honesta con sus amigos, le estuviera demostrando que él sí le importaba, que lo que compartían entre ellos era algo real, algo que valía la pena. En ese instante, la barrera de inseguridad que a veces sentía se desvaneció, reemplazada por una sensación de cercanía y confianza renovada.

Sin embargo, en esos días de ausencia, la sintió más de lo que esperaba. La idea de ver su sonrisa, de escuchar su voz, de estar cerca de él nuevamente la llenaba de una dulce anticipación.

Las sombras alargadas de los árboles y las hojas crujían bajo sus pies, creando un ambiente mágico que reflejaba sus sentimientos. No podía evitar sonreír al recordar los momentos que habían compartido, las pequeñas conexiones que parecían crecer con cada encuentro.
Empujó la puerta de la cafetería, el tintineo de la campanita anunciando su llegada. Una suave brisa otoñal la siguió dentro, y su corazón latía con anticipación mientras buscaba con la mirada a Jungkook. Manteniendo una sonrisa en su rostro, esperaba encontrarlo allí, con su mirada intensa y esa sonrisa que la hacía sentir tan especial, esperando el momento en que tomara su rostro y la besara.

El ambiente era acogedor, con el aroma a café recién hecho y el murmullo de las conversaciones flotando en el aire. Pero, a medida que avanzaba, su sonrisa comenzó a desvanecerse. En lugar de verlo sentado en una mesa, su mirada se encontró con la figura de Jungkook, pero no estaba solo. Estaba en la fila, con la mirada fija en una pelirroja que estaba frente a él. Megan se detuvo un momento, sintiendo cómo su corazón se encogía. parecía atónito, su expresión de sorpresa contrastaba con la familiaridad que la pelirroja exhibía, como si estuvieran compartiendo un momento privado. La forma en que él no podía apartar la mirada de ella le provocó una punzada de incomodidad en el estómago.

Con el ceño fruncido y el corazón acelerado, Megan respiró hondo, intentando recordar la razón por la que había venido. Decidida a aclarar sus sentimientos, se acercó, su sonrisa comenzando a desvanecerse y sus nervios apoderándose de ella. A medida que se acercaba, pudo ver a la pelirroja más de cerca. Era más baja que Jungkook, apenas alcanzándole el pecho, pero su cabello brillante caía en suaves ondas sobre sus hombros. Reía con despreocupación, y esa risa resonaba en el aire como si compartieran un secreto que solo ellos conocían. Jungkook estaba sumido en la conversación, y su expresión le hizo sentir un cosquilleo de celos en el estómago.

A medida que se acercaba, sintió cómo la inseguridad se apoderaba de ella. Con cada paso, el ambiente que había imaginado se tornaba más distante, y su corazón se debatía entre la esperanza y la duda. Pero, a pesar de todo, respiró hondo, preparándose para enfrentarse a lo desconocido, aunque el miedo y la incertidumbre la acompañaban.

La pelirroja, al notar su cercanía, desvió su atención hacia ella, frunciendo el ceño con curiosidad. Era evidente que no la conocía, y su expresión reflejaba más confusión que desdén. Jungkook sintió la tensión en el aire y giró al instante hacia Megan, sus ojos ampliándose con sorpresa. Por primera vez, su expresión mostraba una incomodidad que no compartió antes, como si su alegría por el encuentro se hubiera desvanecido en un instante, razón por la que se detuvo en seco, frunciendo el ceño ante la actitud inesperada de él. La confusión y la decepción se mezclaban en su interior. Había llegado con la esperanza de tener un momento especial, pero el hecho de que se mostrara tan distante la hirió más de lo que esperaba. Su corazón latía desbocado, preguntándose qué cambió en esos pocos minutos, cuando en la llamada se escuchó tan alegre y tierno con ella.

—¿Qué sucede? —preguntó, tratando de mantener la calma a pesar de la inquietud que sentía. La pelirroja continuaba mirándola con curiosidad, como si intentara analizar la situación.

Jungkook vaciló, sin saber qué responder. El tono de voz de Megan pareció recordarle que había una historia entre ellos que estaban construyendo, pero la presencia de la pelirroja parecía desplazarlo, dejándolo en un estado de confusión.

—N-nada, solo... —comenzó, pero sus palabras se desvanecieron mientras su mirada pasaba de Megan a la pelirroja y viceversa, sin poder encontrar una solución que lo dejara satisfecho.

La pelirroja, sin intención de ser una intrusa, observó a Megan con interés, intentando comprender quién era y por qué Jungkook parecía tan tenso.

La figura de ella era deslumbrante. Su estatura, mucho más baja que la de Jungkook, parecía equilibrar a la perfección su silueta esbelta, mientras que sus curvas suaves y femeninas resaltaban su atractivo natural. Las cejas perfectamente definidas enmarcaban unos ojos grandes y verdes que resplandecían con una intensidad cautivadora, como dos esmeraldas que prometían secretos y aventuras. Su rostro, bañado de pecas, capturaba la luz de la cafetería de una manera casi mágica, mientras que su sonrisa blanquecina brillaba con una luminosidad que hacía que todo a su alrededor se desdibujara.

—Hola, soy Keira —extendió su mano con una sonrisa cálida y brillante, presentándose con un tono amistoso que llenó el aire de una energía inesperada. Y Megan, al escuchar su nombre, sintió cómo todo encajaba de forma repentina en su mente. La imagen de la exnovia de Jungkook, de quien había escuchado hablar poco, cobraba vida ante sus ojos. Mientras Keira sonreía, la miró de pies a cabeza, y su corazón se hundió un poco más con cada detalle que captaba. Sintió cómo la inseguridad se apoderaba de ella, como si una sombra oscura se extendiera a su alrededor. Se dio cuenta de que estaba frente a la exnovia de Jungkook, y todo lo que había construido con él parecía desvanecerse en un instante. Keira no solo era hermosa; era todo lo que Megan odiaba no ser. Dulce, encantadora, y con una confianza que irradiaba, cada rasgo de Keira parecía un recordatorio de sus propias inseguridades y de cómo podría perderlo tan fácil.

¡DOBLE ACTUALIZACIÓN POR LAS +200K LEÍDAS! Muchísimas gracias por todo el apoyo

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Se esperaban que Keira volviera a aparecer en en la historia? ¿Qué creen que pase ahora?

Espero que les haya gustado el nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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