O36 | DESVELANDO EL CORAZÓN
Siento que es necesario escribir esto acá, ya que sé que muchos de ustedes no leen las notas al final del capítulo o no me siguen en Instagram y no han vieron las aclaraciones que hice respecto a esta historia después del capítulo anterior.
He recibido varios comentarios negativos y en su mayoría sobre Megan, por lo que quiero dejar en claro que, les guste o no, va a seguir siendo la protagonista. Si buscan una protagonista heterosexual, entonces probablemente no debieron darle una oportunidad a esta historia, que desde el título dice LESBIANA
Y además, si esperan una trama superficial, es decir, donde todo pase de forma rápida y sin procesos, entonces esta historia tampoco es para ustedes.
Quizás nunca han leído otra historia mía, por lo que voy a aclarar que si hay algo que siempre me esfuerzo por lograr en mis historias es darle un toque realista, en especial en cuanto a los procesos internos de los personajes.
Megan, con todo lo que ha pasado con su orientación, sus luchas y rechazos, no podría decir de un capítulo a otro: "ah, soy bisexual", de una manera tan simple. No tendría sentido en el contexto de su historia. Ella se esfuerza en hacer las cosas bien con Jungkook, y por eso ni siquiera se mencionó que pensaba en Heather hasta que vio la fotografía en el anterior capítulo. Siempre fue sincera con él, y si algo se ha mostrado hasta ahora es que existe una comunicación real entre ellos (les juro que siento super innecesario aclarar esto, cuando literalmente lo han leído en los últimos 3-4 capítulos, pero parece que algunos se lo saltaron o simplemente quieren tirarle hate a Megan porque sí)
Jungkook sabe que Megan sigue manteniendo sentimientos por Heather, y aún así sigue con ella. Por lo tanto, no voy a caer en el cliché de introducir un nuevo personaje femenino solo para que él dude de sus sentimientos por Megan y no sea capaz de mantener sus sentimientos claros por ella ni siquiera por unos 3 meses. Eso arruinaría por completo su personaje.
Si la trama les aburre o estresa por los procesos que estoy mostrando, entonces dejen de leer o piensen antes de tirar comentarios negativos. Los comentarios afectan, y a mí me afectan, hasta el punto de sentir ganas de no actualizar la historia, cuando realmente me esfuerzo por avanzar y actualizar seguido como prometí que haría. No me toma 5 minutos escribir un capítulo de más de 10k palabras, como los que vengo publicando últimamente.
De todos modos, quiero agradecer a todas esas personas que me enviaron mensajes tan bonitos por Instagram. Me sorprendió tanto el apoyo que recibí y más que sí les guste este desarrollo, me motivó a seguir actualizando y, sobre todo, a mantener la versión de la historia que tengo escrita, porque, sinceramente, me gusta lo que llevo escrito. Gracias por confiar en el proceso que estoy llevando con la trama.
A partir del capítulo 38, más o menos, van a comenzar a conocer más a fondo a este hermoso personaje de Jungkook. Y prometo que todo este estrés y enojo que pueden haber sentido con estos capítulos, valdrá la pena, porque ya se vienen momentos que han estado esperando.
Emily estaba llena de energía mientras se preparaba para la fiesta de cumpleaños de Sophie. Había planeado cada detalle con esmero, desde la decoración hasta la selección de música. La pequeña sala de estar se transformaba gradualmente en un lugar festivo: globos de colores adornaban las esquinas, y una guirnalda de luces titilaba suavemente, creando un ambiente cálido y acogedor. Mientras tanto, Megan la ayudaba, desplegando serpentinas y organizando los platos de aperitivos. Aunque sonreía y participaba con entusiasmo, una sombra de ansiedad se cernía sobre ella. Su mente divagaba en pensamientos sobre Jungkook y la decisión de invitarlo. Era un secreto que guardaba celosamente, y la idea de que sus amigos, especialmente, Sophie y Cameron, pudieran enterarse de su relación antes que ella pudiera decirlo, la llenaba de inquietud.
Miraba a su alrededor, tratando de sumergirse en la alegría del momento, pero las dudas seguían acechando. Aunque estaba emocionada por la celebración, cada risa de Emily la hacía recordar que su vida estaba cada vez más entrelazada con Jungkook, y eso significaba que estaba atrapada en un torbellino de emociones contradictorias.
— ¿Qué te parece este lugar para los globos, Meg? —preguntó, interrumpiendo sus pensamientos, mientras sostenía un globo rosa en sus manos.
—¡Perfecto! —exclamó, esforzándose por infundir entusiasmo en su voz—. Se verán geniales ahí.
Con cada sonrisa que compartía con Emily, crecía la presión interna. Sabía que, a excepción de Taehyung, sus amigos no tenían idea de su relación con Jungkook, y la idea de que pudieran juzgarla o, peor aún, hacerle preguntas incómodas, la hacía sentir inquieta. Necesitaba pensar mejor cómo haría para confesarles lo que tenía con él. La ansiedad se mezclaba con la emoción, y cada vez que miraba el celular en busca de un mensaje de Jungkook, su corazón latía un poco más rápido.
—¿Te imaginas a Sophie abriendo sus regalos? —dejó que una risa escapara de sus labios—. ¡Va a estar tan feliz!
Megan asintió, aunque su mente seguía ocupada en la posibilidad de lo que pasaría si Jungkook decidía no ir.
A medida que los minutos pasaban, la decoración cobraba vida, pero la inquietud de la fémina persistía. Si bien intentaba disfrutar del momento, la pregunta sobre si Jungkook sería parte de esa celebración la mantenía en un estado de alerta, oscilando entre el deseo de compartir más de su vida con él y el miedo a desvelar su secreto ante el grupo. Cada rayo de alegría que Emily emitía la hacía anhelar más esa conexión, pero la incertidumbre la mantenía atada en un juego de emociones que aún no entendía del todo.
Con cada detalle que ajustaban, luchaba por encontrar la valentía para invitar a Jungkook. Era su momento, su oportunidad de darle un lugar en su vida.
—No puedo esperar a que Sophie vea todo esto —mencionó, llenando la sala con su entusiasmo—. Se lo merece, ha estado tan estresada con la universidad.
Megan sonrió débilmente, tratando de mantener el ánimo. Su mente, sin embargo, divagaba, preocupándose por cómo se desarrollaría la fiesta, especialmente con Taehyung presente. Emily, al notar el cambio en la expresión de la pelinegra, decidió mencionar algo más ligero.
—¿Sabes? Taehyung ha estado muy emocionado por la fiesta. Le encanta ver a Sophie feliz.
Se tensó al escuchar su nombre. Un leve nudo se formó en su estómago. A pesar de que habían pasado días desde su discusión, el silencio incómodo que había surgido entre ambos seguía pesando sobre ella.
—Sí... —murmuró, intentando sonar casual—. Es un buen amigo.
—Creo que ya deberían sentarse a hablar y reconciliarse.
Sintió cómo su corazón latía más rápido, una mezcla de culpa y confusión la inundó. ¿Reconciliarse? La idea parecía tan lejana en ese momento.
—No creo que eso suceda pronto.
—¿Por qué no? No es como si estuvieran enojados por algo serio —Chasqueó la lengua—. A veces, las amistades pasan por altibajos.
—Es más complicado que eso.
La sinceridad de su respuesta la dejó momentáneamente en silencio.
—Bueno, si necesitas hablar, aquí estoy, Meg.
Asintió, pero su mente seguía atrapada en el laberinto de emociones que sentía hacia Taehyung. A pesar de que no quería hablar de ello, el recordatorio de su conflicto la hacía sentir cada vez más aislada. Con cada palabra que intercambiaban, deseaba que las cosas fueran diferentes, que pudieran reírse de nuevo como solían hacerlo, sin las sombras que ahora se interponían entre ellos.
La tarde avanzaba mientras continuaban decorando, pero su sonrisa se desvanecía poco a poco, atrapada entre la tensión de una amistad rota y el deseo de arreglar lo que había quedado atrás.
Observaba cómo Emily, sentada con una caja de adornos sobre la mesa, sacaba una guirnalda y la evaluaba con una ceja levantada. Ambas llevaban un buen rato debatiendo sobre los últimos detalles de la fiesta sorpresa de Sophie, pero, a pesar de los esfuerzos, parecía que no lograban decidirse sobre qué más agregar. La fecha límite las apremiaba; al día siguiente todo tenía que estar listo.
—¿Qué tal si agregamos más luces?—sugirió Emily, entrelazando una de las guirnaldas con las luces ya colgadas en la pared.
Megan, quien hasta entonces había estado en silencio, sintió que el momento perfecto para plantear su duda se estaba desvaneciendo. Llevaba horas dándole vueltas en la cabeza, pero no encontraba la manera correcta de decirlo.
—Oye... ¿Crees que a Sophie le gustaría si invito a alguien más? —Su voz sonaba casual, pero en el fondo había una tensión latente que su amiga no dejó pasar.
—¿Alguien más? —repitió, claramente intrigada. Luego, su expresión cambió al recordar algo—. ¿Te refieres a Jungkook? El que conocimos en la cafetería una vez, ¿no?
Asintió, pero no dijo nada más. Sentía que la incertidumbre la envolvía mientras esperaba su reacción.
—No sé, Meg —continuó, haciendo una mueca—. No es por ser mala, pero... ¿Sophie lo conoce lo suficiente como para invitarlo? —hizo una pausa, como si estuviera pensando—. Recuerdo que esa vez que lo vimos, estaba tan... serio. No parecía encajar con nosotras —sus labios se torcieron en una expresión incómoda—. No sé si... Ya sabes, si le agradaría tenerlo en su fiesta.
Megan sintió cómo el nerviosismo le retorcía el estómago. Tragó saliva, intentando encontrar las palabras adecuadas. No podía dejar que la idea de invitarlo se desmoronara tan fácilmente.
—Mira, lo de ese día en la cafetería... —empezó, levantando la vista hacia su amiga, quien la miraba con curiosidad—, Jungkook no estaba teniendo un buen día. Por eso se veía tan serio, pero en realidad es divertido. Lo juro.
Frunció el ceño, como si intentara visualizar a ese chico callado y misterioso de la cafetería como alguien divertido. Megan notó la duda en sus ojos.
—No sé. La verdad, no me lo imagino así —se encogió de hombros—. Apenas dijo dos palabras cuando lo conocimos, no sé si... encajaría.
No podía dejar que esa pequeña barrera se interpusiera. Sabía que él era más que la imagen que proyectó aquel día. Y, además, necesitaba que estuviera en la fiesta, aunque no podía explicar exactamente por qué.
—¡Pero es también amigo de Taehyung! —soltó, con un entusiasmo que casi la sorprendió a ella misma. Se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa y juntando las manos en un gesto persuasivo—. Y todos sabemos que Taehyung es todo menos amargado. Si son mejores amigos, Jungkook no puede ser tan serio todo el tiempo —soltó una risilla, dando énfasis a sus palabras—. Además, Cameron y Jonathan también lo conocen, hasta han hablado algunas veces con él en el bar donde trabaja y les agrada —le dio un golpecito amistoso en el brazo, como si quisiera transmitirle su propia seguridad—. Puedes preguntarles y confirmarás lo que te digo.
Alzó las cejas, claramente más intrigada. Megan podía notar cómo empezaba a considerar la idea, aunque aún no estaba completamente convencida. Pero para ella, esto era un paso adelante.
—¿De verdad crees que a Sophie le agradará?
Asintió al instante, una sonrisa comenzando a formarse en sus labios.
—Estoy segura. Jungkook es genial, de verdad. Y como te dije, no estaba en su mejor momento cuando lo conocimos, pero te prometo que lo pasará bien. Además... —hizo una pausa, mordiéndose el labio mientras pensaba si debía añadir ese último comentario—. He estado pasando mucho tiempo con él últimamente, y creo que a Sophie le va a agradar bastante. Por eso quiero invitarlo, ya sabes... Para que todos lo conozcan mejor.
La miró de manera extraña, como si algo no terminara de cuadrarle. Su mirada se suavizó un poco, pero Megan sintió cómo sus mejillas empezaban a arder. Emily definitivamente había notado algo en su tono.
—Mucho tiempo, ¿eh? —comentó con una sonrisa torcida.
Megan se sonrojó aún más, agitando la mano en el aire en un intento torpe por restarle importancia.
—Sí, bueno... Es que se ha vuelto una parte importante de mi vida en este último tiempo —aclaró bajando la mirada—. Por eso pensé en invitarlo.
—Está bien, está bien. Si tú dices que es divertido, te creo —soltó una risa suave y asintió, aunque parecía aún divertida y algo extrañada por la reacción de la pelinegra—. Que venga entonces. Sophie se merece una fiesta genial, y si crees que Jungkook puede aportar a eso, lo invitamos.
No pudo evitar sonreír ampliamente al escucharla aceptar, y aunque intentaba no mostrar demasiado entusiasmo, la alegría era evidente. Pero mientras celebraba ese pequeño triunfo, Emily la seguía mirando con una mezcla de curiosidad y sospecha.
La conversación continuaba, hasta que sin poder evitarlo, desvió la mirada hacia su celular, que vibraba en la mesa junto a ella. Al ver la hora, su corazón dio un salto.
—Oh, ya es tarde —murmuró, los ojos muy abiertos.
Tenía que ir a buscar a Jungkook. Había prometido que lo recogería a tiempo, ya que además le quedaba a más de una hora la universidad donde él asistía, por lo que se puso de pie, intentando disimular su urgencia
—Emily, tengo que irme —informó, comenzando a recoger los adornos dispersos que habían estado revisando—. Debo buscar a Jungkook antes de que se me haga más tarde.
—Vaya, sí que son amigos —comentó, guardando también algunas cosas en la caja—. No te olvides de decirle que lo esperamos para la fiesta.
Asintió, sintiendo una mezcla de nervios y emoción mientras se dirigía hacia la puerta. Sabía que tomó una buena decisión al invitar a Jungkook, pero también había una pizca de ansiedad en su estómago sobre cómo sería.
—Prometo mañana ayudarte a tener todo listo —volvió hacia ella con una sonrisa genuina—. Sé que va a ser una gran sorpresa para Sophie.
Emily sonrió, pero la miraba de una manera que la hacía sentir un poco expuesta.
—¡Diviértete! Y, Megan... —la llamó antes de que pudiera salir—, espero que Jungkook no sea tan serio como la última vez.
Soltó una pequeña risa nerviosa y, mientras abría la puerta, le lanzó una mirada reconfortante.
—Te prometo que no lo será. ¡Nos vemos después!
Y con eso, salió, dejándola con sus pensamientos y un aire de expectativa flotando. Mientras bajaba las escaleras, su corazón latía con fuerza, deseando que la noche siguiente estuviera llena de sorpresas y risas, tanto para Sophie como para ella y Jungkook.
(...)
Jungkook se encontraba en el campus, rodeado de la cálida luz del atardecer que teñía el cielo de tonos naranjas y rosados. Estaba sentado en un banco de madera, Emmaline y James sentados en el de al frente, conversando animados sobre sus planes para el fin de semana. La brisa suave traía consigo el aroma del césped recién cortado y el eco lejano de risas de otros estudiantes que disfrutaban del final del día. Mientras su amigo relataba alguna anécdota graciosa, Jungkook miró su celular, distraído. La pantalla iluminó su rostro y sus ojos se posaron en el último mensaje de Megan. "Estoy en camino", decía, aunque había sido enviado hacía una hora. Sabía que estaba ocupada con las decoraciones para la fiesta sorpresa de Sophie, pero esperaba que no se retrasara. La idea de pasar la tarde con ella lo emocionaba.
Recordó con claridad la noche anterior, cuando habían acordado que ella lo buscaría al terminar sus clases. Había sonreído al pensar en ello; era un momento que siempre esperaba con ansias. Cada vez que pasaba por él a la universidad, la rutina se transformaba en algo especial, un pequeño ritual que les había permitido profundizar su conexión.
—¿Qué tienes en la mente, Jungkook? —preguntó Emmaline, sacándolo de sus pensamientos.
Levantó la vista, esbozando una sonrisa.
—Nada, solo pensando en que Megan vendrá a buscarme —respondió, sintiendo cómo la emoción se apoderaba de él nuevamente. Cada encuentro se sentía cada vez más significativo, y la idea de compartir la tarde y parte de la noche con ella lo llenaba de anticipación.
—¿Qué te pasa? —James alzó una ceja, mostrándose divertido—. Sigues pareciendo un niño esperando su regalo de cumpleaños.
—Es que cada vez que pasamos tiempo juntos es genial —confesó, encogiéndose de hombros, sin poder ocultar la alegría—. Simplemente me encanta.
A medida que el sol comenzaba a ponerse, proyectando sombras largas sobre el césped, Jungkook miró hacia la entrada del campus, esperando ver a Megan aparecer. Desde que el tipo de relación que tenían empezó a avanzar por un camino más claro y prometedor, cada encuentro había cobrado un nuevo significado. Pasar la tarde con ella, riendo y hablando de cualquier cosa, era algo que en verdad esperaba. La conexión que sentían era genuina y fresca, algo que lo emocionaba profundamente.
Se quedó observando el cigarrillo que se consumía en los dedos de James, notando el tenue rastro de humo que se elevaba hacia el cielo. Justo en ese momento, James lo miró y, alzando una ceja, le acercó el cigarrillo, ofreciéndoselo de forma casual.
—¿Quieres? —preguntó, con esa sonrisa despreocupada que siempre le acompañaba.
Negó con la cabeza, soltando una pequeña risa mientras levantaba una mano para rechazarlo.
—No, veré a Megan ahora —recalcó, mirando de reojo el cigarrillo con cierta curiosidad, aunque sin la menor intención de aceptarlo. Recordó que ella no solía ocultar su disgusto por el olor, y la última vez que él fumó, le dejó un sabor desagradable. Además, en general, solo recurría a eso en momentos de verdadera ansiedad, y nunca le gustó demasiado.
Mientras tanto, bajó la mirada a su mochila que estaba sobre la mesa frente a él. Sin darse cuenta, comenzó a jugar con el pequeño llavero que colgaba del cierre. Se trataba del gato negro que le recordaba a Megan, con sus ojos expresivos, ese misterio, la forma en que ella, de repente, se mostraba arisca y distante, solo para buscar su cariño en el momento menos esperado. Pasó los dedos por el llavero, girándolo y observando cada detalle, con una leve sonrisa que se asomaba sin darse cuenta.
Emmaline lo miró con curiosidad, rompiendo el silencio que se había establecido entre ellos.
—Oye, Jungkook —comenzó, sonriendo con dulzura—. ¿Y ya son novios?
—No, no... aún no somos novios —movió la mano en un gesto de negación, aunque en su interior anhelaba que no tardaran tanto—. Pero no creo que falte mucho para eso.
Sentía la emoción burbujear dentro de él al pensar en cómo planeaba hacer que la relación fuera oficial. Pasaron los dos meses, y todo iba por buen camino. Además, fue Megan quien estuvo de acuerdo en que él les contara a sus amigos sobre lo que estaban construyendo.
Su amiga sonrió al notar su emoción, y no pudo evitar sentirse un poco avergonzado, pero al mismo tiempo agradecido por su apoyo. Sin embargo, la risa de James rompió la burbuja de intimidad que había creado la conversación.
—Mira a este hombre, está más enamorado que nunca —se burló, inclinándose hacia adelante con una sonrisa—. Nunca pensé que vería a Jungkook tan... ¿Cómo decirlo? ¿Tierno? ¿Dulce? En serio, pensé que eras un hielo, con lo serio que eras con Keira...
La mención de la pelirroja hizo que Jungkook se tensara. No quería recordar esa relación que había sido, en muchos aspectos, lo opuesto a lo que estaba formando con Megan. La culpa le apretó el estómago por un instante, pero rápidamente se obligó a apartar esos pensamientos.
—Vamos, no hablemos de eso —intentó cambiar de tema, aunque su voz sonó un poco más firme de lo que quiso—. ¿Han visto cómo se está poniendo el cielo? Es hermoso, ¿no?
Sus amigos intercambiaron miradas, dándose cuenta de que Jungkook no quería continuar en esa dirección.
—Sí, lo es —asintió Emmaline, sonriendo con complicidad.
Mientras la conversación seguía fluyendo, él se sintió más en sintonía con sus amigos y con el futuro que vislumbraba junto a Megan, sin pensar más en el pasado.
En eso, su mirada comenzó a recorrer el campus, disfrutando del ambiente animado del atardecer. De repente, sus ojos se posaron en Megan, que se acercaba con una sonrisa radiante, iluminando su rostro. Su corazón dio un salto de alegría, y antes de que pudiera pensar en nada más, se levantó del banco, llamando la atención de sus amigos.
—Hey, ahí viene —comentó James, sonriendo mientras observaba a Jungkook apresurarse hacia ella.
Megan lo saludó con un brillo en los ojos, y su sonrisa era contagiosa. Jungkook sintió que su propio rostro se iluminaba a medida que se acercaba. Sin pensar, la tomó de forma suave del rostro, mirándola a los ojos por un momento antes de juntar sus labios en un cálido saludo. El beso fue breve pero lleno de ternura, una conexión que ambos habían aprendido a valorar. Cuando se separó, no pudo evitar sonreírle, sintiéndose feliz y relajado en su presencia.
—¡Hola! —saludó, devolviendo la sonrisa, mientras su rostro se sonrojaba ligeramente—. ¿Te he hecho esperar mucho?
—Para nada. Llegaste justo a tiempo —aseguró, sintiendo cómo su emoción crecía. No se percató de que sus amigos los observaban con miradas sorprendidas, pero a él no le importaba.
—¡Hola, Megan! —saludó con entusiasmo, Emmaline—. ¿Qué tal?
—Hola, Emma —sonrió, sintiéndose cómoda a pesar de que nunca había hablado mucho con ellos—. Todo bien, gracias.
Jungkook aprovechó para tomar su mochila de la mesa, asegurándose de que James no hiciera comentarios incómodos.
—Vamos, es hora de irnos —dijo, mirando a Megan.
—¿Tan pronto? —James, con su habitual humor, no se pudo resistir a hablar—. Nunca nos dejas hablar con ella. Tenemos que conocerla, amigo.
Lo miró con seriedad, aunque en el fondo sabía que James solo estaba bromeando. Megan sonrió con complicidad mientras se acercaba a Jungkook, sintiendo que su tensión era solo un reflejo de lo bien que se llevaban.
—¿Qué planean hacer? —preguntó divertida.
—Vamos a ir a comer —respondió, girando su mirada hacia Megan—. Me muero de hambre.
—¿Comer? ¡Eso suena genial! —exclamó Megan, sonriendo ante la idea.
Con una sonrisa, se despidieron de Emmaline y James, él asegurándose de que no hubiera más comentarios incómodos.
—¡Diviértanse! —exclamó guiñándole un ojo, James.
Megan, riéndose, les hizo un gesto con la mano en forma de saludo y luego se volvió hacia Jungkook, que la tomó de la mano, un gesto que la hizo sentir cálida y emocionada al mismo tiempo.
—Vamos, tengo hambre —confesó mientras comenzaban a caminar hacia el coche de Megan—. Quiero esas hamburguesas que me hiciste probar el día del trato.
No pudo evitar reírse al recordar esa noche de lluvia, cuando Jungkook había entrado empapado y con su cabello largo y rizado, luciendo tan desastroso pero a la vez increíblemente atractivo, tratándola de loca por su propuesta.
—¡Oh, no puedo olvidar cómo te veías esa noche! —exclamó, aún riendo, provocando la risa de él—. Eras un completo desastre malhumorado.
(...)
Al llegar al restaurante de comida rápida, la fachada iluminada con neón y los letreros coloridos les dieron la bienvenida. El lugar estaba lleno de familias y amigos disfrutando de sus comidas, con el aroma de hamburguesas recién cocinadas flotando en el aire. Jungkook se sintió emocionado al ver el menú, recordando la noche en que Megan le hizo probar las hamburguesas por primera vez.
—¿Todo bien? —preguntó al ver su expresión seria, pero ella simplemente asintió con una sonrisa forzada.
Sumida en sus pensamientos, sabía que su mente divagaba sobre la fiesta sorpresa para Sophie, la idea que venía teniendo en los últimos días y la discusión que tuvo con Taehyung. Sin embargo, no quería arruinar el buen momento que estaban compartiendo. Así que decidió mantener el silencio, esperando que la conversación fluyera, hasta que sintiera que podía hablarlo.
El aroma a comida recién hecha llenaba el aire, y Jungkook sintió que su estómago gruñía de anticipación.
—¡Hola! Bienvenidos —una camarera se acercó con una sonrisa amplia—. ¿Qué desean ordenar?
Jungkook, que al contrario de Megan ya había tomado la decisión, decidió hablar primero.
—Quiero una hamburguesa doble con queso, tocino y un poco de cebolla caramelizada, por favor. Y una orden de papas fritas —respondió con una pequeña sonrisa, mirando luego a Megan que seguía concentrada en el menú—. ¿Tú qué vas a ordenar?
—Una hamburguesa sencilla con lechuga, tomate y mayonesa, y también unas papas fritas, por favor.
La camarera anotó sus pedidos y se alejó, dejándolos solos nuevamente. Él se volvió hacia Megan, aún sintiendo que algo la estaba inquietando.
—¿Estás segura de que estás bien? —preguntó con un tono de preocupación, mientras se acomodaba en su asiento—. Pareces un poco... pensativa, tal vez.
Se forzó a sonreír, intentando desviar la atención por el momento.
—Es solo que he estado pensando en algunas cosas. No es nada importante, en serio.
Continuó mirándola con atención, notando la evasión en su voz. Sabía que había algo más detrás de su silencio, pero no quería presionarla si no estaba lista para hablar. Así que decidió dejarlo pasar por ahora, aunque una pequeña parte de él no podía evitar sentir curiosidad por lo que realmente sucedía en su mente.
Justo cuando comenzaba a preguntarse si debía insistir, ella volvió a mirarlo, esta vez con una sonrisa que parecía un poco más genuina.
—¿Cómo te fue en clases hoy?
Su interés le dio un pequeño impulso a Jungkook, que sonrió levemente, complacido de que quisiera saber más sobre su día.
—Fue bien, la verdad —respondió, animándose mientras hablaba—. Estamos trabajando en un proyecto final de diseño de software. Es bastante complejo, pero me gusta el reto.
Megan se inclinó hacia adelante, escuchando atenta mientras él continuaba, buscando hacerle saber que quería saber más para entender.
—Estamos creando una aplicación de gestión para empresas, con un sistema de análisis de datos integrado —explicó mientras su sonrisa se hizo más amplia mientras recordaba—. Ayer estuve lidiando con un problema en el sistema de autenticación, algo bastante complicado, pero al final lo resolví.
Mientras Jungkook relataba sus anécdotas de la clase, la tensión en el aire parecía desvanecerse, aunque todavía sentía que había algo más que ella no le estaba diciendo. Sin embargo, disfrutaba de ese momento compartido, de ver cómo su interés por él florecía cada vez un poco más, dándole más seguridad.
En ese instante, la camarera regresó con sus pedidos. Colocó las hamburguesas humeantes y las crujientes papas fritas en la mesa, llenando el aire con un aroma delicioso.
—Aquí tienen, bien provecho —sonrió antes de retirarse.
Luego de que ambos agradecieran, Jungkook miró su hamburguesa doble, los ingredientes asomándose por los lados, y sintió que su estómago rugía de nuevo.
—¡Esto se ve increíble! —exclamó, tomando la hamburguesa con ambas manos.
Megan tomó un bocado de la suya, sin poder evitar reír al ver la emoción en el rostro de Jungkook.
—Sí, estas hamburguesas siempre son una buena elección.
Mientras comían, había algo en la atmósfera que le decía a él que el momento de hablar podría llegar más tarde, cuando se sintiera más cómoda. Así, se concentró en disfrutar de la comida y de la compañía de ella, sintiendo que, a pesar de la tensión anterior, estaban en un buen lugar juntos.
Con los minutos, el ambiente se tornó más ligero, pero en el interior de Megan, una mezcla de nerviosismo y emoción comenzaba a burbujear. Era el momento de compartir algo importante, y, aunque no estaba segura de cómo lo recibiría Jungkook, sentía que debía hacerlo.
—Oye, Jungkook...—comenzó, jugando con un trozo de lechuga que se había caído de su hamburguesa—, quería comentarte que mañana es la fiesta sorpresa de cumpleaños de Sophie.
Levantó la vista, dejando de lado su hamburguesa, y la miró con interés mientras se limpiaba los labios con la servilleta. Su corazón se aceleró un poco. La idea de que ella hablara sobre su círculo de amigos le hizo sentir que, de alguna manera, se estaba abriendo a él.
—¿Cómo planean hacerla?
Megan sonrió, sus ojos brillando con entusiasmo. A medida que hablaba sobre los preparativos —la decoración, la comida y cómo Emily había estado organizándolo todo—, él se dio cuenta de lo apasionada que estaba por sorprender a su amiga. Se sentía feliz por ella, pero al mismo tiempo, no podía ignorar el pequeño destello de inseguridad que la envolvía.
—Es algo pequeño en el departamento de Emily, solo algunos amigos cercanos —continuó, su voz temblando ligeramente mientras meditaba las palabras que seguirían—. Y... quería invitarte.
La invitación hizo que Jungkook se quedara en silencio un momento. La sorpresa y la alegría llenaron su corazón. ¿Realmente lo quería allí? Pero antes de que pudiera responder, un pensamiento cruzó su mente: podría ser un paso importante en su relación y acercarlos más a oficializar como él tanto deseaba.
—¿Quieres que vaya a la fiesta? —preguntó, su voz un poco más suave, intentando esconder su entusiasmo detrás de un tono casual.
Megan asintió, su rostro iluminándose por un instante, pero luego notó su propio nerviosismo. Su expresión se volvió un poco más seria.
—Sí, pero... —su voz temblaba levemente mientras buscaba las palabras adecuadas—. La fiesta... No sé, siento que no es el momento adecuado para hablar de todo lo que está pasando entre nosotros o de mí. No quiero que se malinterprete...—explicó, un tanto apresurada, como si temiera que su inseguridad lo lastimara—. No quiero que pienses que no lo estoy tomando en serio, es solo que... quiero que mis amigos te conozcan mejor y vean lo increíble que eres —su voz se suavizó aún más al final, casi como un susurro—. Y quiero que estés allí porque... realmente quiero que te sientas parte de mi vida.
Sus ojos se fijaban en el suelo, un poco avergonzada por lo que acababa de decir. Había sido sincera, pero le aterraba que él pudiera sentirse incómodo o que pensara que no lo valoraba lo suficiente. Mientras tanto, él la observó, notando el nerviosismo en su postura y la suavidad en sus palabras. Sonrió con comprensión, aliviado al ver que Megan en verdad estaba preocupada por cómo él podría sentirse
—No hay problema, lo entiendo —aseguró, con una sonrisa. Quería mantenerse paciente y apoyarla en sus decisiones, ya que seguía estando seguro de que lograría conquistar su corazón por completo—. Solo me alegra que quieras que esté allí. Y... En verdad aprecio lo que me acabas de decir.
Lo miró con agradecimiento, y él pudo ver una chispa de alivio en sus ojos. Sabía que Megan tenía sus propios ritmos. Su rostro se suavizó mientras le sonreía, y un silencio cómodo se instaló entre ellos por un momento.
—Gracias por entender —murmuró, su voz suave pero sincera—. Quiero que estés en la fiesta. Será divertido. Me gustaría que todos te conocieran.
Mientras continuaba hablando sobre lo que esperaban hacer en la fiesta, él no podía evitar pensar en lo que significaba para ellos. Habían pasado dos meses compartiendo risas y confidencias, y aunque sabía que estaban en el camino correcto, esa revelación de que no estaba lista para oficializar su relación lo hizo sentir un poco perdido. Sin embargo, también entendía que construir una relación no era solo cuestión de apurar las cosas; cada uno tenía su propio tiempo.
Jungkook la escuchaba, asintiendo de vez en cuando, pero al mismo tiempo notaba que algo no terminaba de encajar. Había algo en su postura, una ligera tensión en su rostro que no lograba disimular. Aunque estaba centrada en la fiesta, podía ver que su mente seguía vagando.
—¿Megan? —la interrumpió al no soportar más—. ¿Qué pasa? Sigues algo pensativa, no lo sé.
Megan no pudo evitar desviar la mirada hacia su hamburguesa, tocando el borde de su vaso con los dedos nerviosos. El bullicio del restaurante seguía presente, pero en su mente solo había un silencio denso, pesado. No estaba segura de si lo que estaba a punto de decirle a Jungkook cambiaría algo entre ellos, pero necesitaba ser honesta. Ya llevaba varios días pensándolo y sabía que si quería seguir avanzando, no podía guardarlo más.
—Cuando me preguntaste en qué pensaba... —comenzó, su voz un tanto temblorosa, tratando de encontrar las palabras correctas, pero la ansiedad lo hacía cada vez más difícil—, la verdad es que no era solo sobre la fiesta... Hay algo más. Algo que me ha estado rondando la cabeza, y que quiero decirte ahora.
Levantó la mirada, la curiosidad se reflejaba en sus ojos. Sentía que algo significativo estaba tomando forma en la conversación, y su deseo de comprenderla lo llevó a inclinarse hacia ella. Su expresión era tranquila, aunque la tensión ligera en su cuerpo delataba su intriga.
—¿Qué pasa, Megan? —indagó, su voz suave y preocupada, como si pudiera adivinar lo importante que era para ella.
Respiró hondo, mirando de nuevo a sus ojos. Había algo en su mirada que la hacía sentirse más segura, pero también más vulnerable. Su corazón latía con fuerza, y sentía que cada palabra que decía tenía el peso de todo lo que vivió hasta ese momento.
—He estado pensando mucho en todo esto... —titubeó al principio, luchando por encontrar las palabras adecuadas—. Siempre he tenido miedo de hablar de esto, incluso conmigo misma. Luché tanto tiempo con aceptar mi identidad, siempre creí que sabía quién era, por más miedo o hasta vergüenza... hasta que llegaste tú —suspiró, y aunque sus manos temblaban un poco, se obligó a mirar sus ojos. El peso de sus palabras parecía aplastarla, pero sabía que debía decirlo—. Lo que quiero decir es... lo que está pasando entre nosotros no es algo que pueda reprimir. Y siento que, de alguna manera, estoy lista para hablar de ello con mis amigos...—su voz vaciló, pero siguió adelante—, y confesar que creo que... Soy bisexual, Jungkook.
Cuando Megan alzó la vista, lo encontró mirándola fijamente. No había juicio, ni sorpresa negativa; solo una cálida comprensión que la hizo sentirse más ligera, como si una carga se hubiera levantado de sus hombros. No decía nada, pero sus ojos reflejaban un brillo que ella no podía ignorar, un brillo que parecía decir que, aunque estaba sorprendido, se sentía genuinamente feliz por lo que acababa de escuchar. Jungkook sonrió, esa sonrisa suave que siempre tenía, pero hoy era diferente. Su expresión no era solo de cariño, sino de alivio, como si por fin algo que estuvo esperando durante un tiempo comenzara a encajar. Su mirada se suavizó, y aunque intentaba mantener la calma para no hacerla sentir incómoda, pudo ver lo emocionado que estaba, lo orgulloso que se sentía de que al fin estuviera lista para dar ese paso.
—¿De verdad? —preguntó, con la voz más cálida que jamás había escuchado de él, una mezcla de sorpresa y alegría en su tono—. Megan, eso es... Eso es increíble —se detuvo un momento, tratando de ordenar sus palabras—. Estoy tan feliz de que me lo digas, de que estés lista para hablar con ellos sobre lo que estamos construyendo. Y sobre ti. Yo... estoy muy contento de que esto esté pasando.
Sintió un alivio inmediato al escuchar la respuesta de él. La felicidad y calidez en sus palabras la hicieron sentir más vulnerable, pero también más segura de lo que estaba haciendo. La genuina alegría que demostraba la conmovió, reafirmando lo que sentía por él: que lo que compartían era real y valioso. Estaba lista para ser honesta con sus amigos, pero también quería demostrarle a Jungkook cuánto le importaba, especialmente al ver que él siempre la apoyaba sin presionarla. Su paciencia y comprensión la hacían sentir que este era el momento adecuado para dar ese paso.
—Es solo que... no quiero que pienses que no lo tomo en serio —expresó un poco avergonzada—. No es fácil para mí, pero lo que estamos viviendo es... diferente a lo que siempre imaginé, y aunque me sigue sorprendiendo, me gusta. Me siento bien contigo.
Jungkook asintió, su sonrisa manteniéndose. Su mirada era sincera, llena de afecto, pero también de orgullo, porque veía que estaba dando un paso tan importante, algo que no fue fácil para ella.
—No tienes que preocuparte por eso. Sé lo que significa esto. Y también me siento increíblemente bien contigo —aseguró, inclinándose un poco más hacia adelante, sin que su sonrisa se desvaneciera—. Me hace sentir tan afortunado saber que estás dispuesta a compartir con tus amigos lo que estamos construyendo, lo que estamos empezando. Eso... Eso significa mucho para mí.
Lo miró fijamente, notando cómo sus palabras se sentían como un abrazo, envolviéndola en un consuelo que no sabía que necesitaba hasta ese momento. Sentía que al fin podía empezar a ser ella misma, sin las dudas ni las inseguridades, aunque todavía otras seguían rondando su mente.
—Gracias...
—No tienes que agradecerme —sonrió con una ternura genuina—. Estoy tan feliz de que me lo digas, de que nos estemos abriendo. Y sabes que... voy a estar aquí para ti, siempre, Baker.
Y en ese instante, Megan supo que no importaba lo que viniera después, porque con él, las cosas ya estaban empezando a ser más fáciles, y la certeza de que lo que estaba compartiendo con Jungkook era real la llenaba de una calma inesperada.
(...)
La noche de la fiesta llegó, y Jungkook sentía una mezcla de nervios y emoción. El aire estaba cargado de una energía vibrante mientras Megan se preparaba. No podía quitarle los ojos de encima; ella lucía espectacular con un vestido ceñido que resaltaba sus curvas y un maquillaje sutil que acentuaba su belleza natural. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros, y cada vez que sonreía, su rostro iluminaba el lugar. Se sintió embobado, incapaz de evitar que su corazón latiera más rápido al verla.
Al bajarse del coche, Jungkook tomó la mano de Megan con una firmeza protectora, deseando que la noche fuera perfecta. Pero al subir las escaleras, antes de cruzar la puerta, la decepción lo invadió cuando ella soltó su mano, por lo que intentó concentrarse en el bullicio y las risas de los invitados que los envolvieron.
Todos esperaron con anticipación a que Sophie llegara al departamento de su novia, Emily. Al abrir la puerta, Sophie fue recibida por una sorpresa de cumpleaños que la dejó completamente emocionada. Los amigos estaban allí, sonriendo y felicitándola, por lo que no pudo evitar sonrojarse ante el gesto, su rostro iluminado por una mezcla de sorpresa y alegría.
Jungkook sonrió, pero sintió una punzada frente a ella, que parecía haberse olvidado de él. Mientras tanto, Jonathan y Cameron, quienes lo conocían por ser clientes frecuentes del bar donde trabajaba, lo saludaron con entusiasmo. Intentó ocultar su incomodidad, recordando las palabras de Megan acerca de hablar con ellos pronto. Observó que interactuaba con sus amigos y notó que había un destello de nerviosismo en su mirada, una parte de él se preguntó si también sentía la presión de la situación. Mientras la música vibraba en el fondo y las risas llenaban el aire, el pelinegro se esforzó por centrarse en lo que realmente importaba: la conexión que compartía con Megan. Quería disfrutar de la noche.
La fiesta estaba llena de risas, música y luces de colores, pero Jungkook no podía evitar sentirse fuera de lugar al notar que muchos de los amigos de Sophie formaban parte de la comunidad LGBTQ+, al igual que ella. Aunque veía cómo Megan se movía con facilidad entre los presentes, lo que lo hizo sentirse un poco más relajado, también sentía que el ambiente era completamente diferente al suyo.
La noche, que parecía ser de celebración, estaba marcada por la tensión entre Megan y Taehyung. A pesar de sus esfuerzos por comportarse con normalidad, Jungkook percibía la incomodidad en el aire cada vez que sus miradas se cruzaban. Se sentía atrapado entre su lealtad hacia Taehyung, su mejor amigo, y su creciente relación con Megan, no podía entender la causa de la ruptura entre ellos. Mientras ella intentaba sonreír y socializar, su tristeza no pasaba desapercibida para Jungkook, quien se sentía frustrado por la situación. La tensión era evidente cada vez que el castaño se acercaba, y él luchaba por mantener la calma en medio de una fiesta que, aunque llena de vida, parecía dividirlo.
El grupo se encontraba reunido en un rincón, donde la música vibraba en el aire y la luz tenue creaba un ambiente cálido. Megan, Jungkook, Taehyung, Emily, Cameron, Jonathan y Sophie que acababa de acercarse, conversaban de forma animada, riendo mientras compartían viejas anécdotas. Jungkook estaba al lado de Megan, disfrutando de su presencia, pero sintiendo la tensión que se cernía sobre ellos.
Cameron, con una sonrisa amplia, comenzó a contar una historia de una noche divertida en la que Jungkook había tenido que ayudarlo.
—Recuerdo esa vez que estaba tan borracho en el bar que apenas podía hablar —soltó una risotada—. Y Jungkook tuvo que cargar conmigo hasta el taxi. ¡Ese fue un espectáculo!
Megan soltó una risa y miró al pelinegro, quien, aunque un poco avergonzado porque todo la atención se centraba en él, no pudo evitar reír también al recordar aquel momento.
—Oh, ya lo recuerdo. Cameron y yo celebrando que habíamos aprobado un final y fuimos a celebrar.
Él soltó una risa más fuerte al pensar en lo que ocurrió esa vez. De hecho, en ese entonces ni siquiera hablaba con Megan, pero recordaba con nostalgia cómo la anterior vez fue cuando la vio por primera vez, ya que Taehyung los había presentado.
—Vaya, ya ni me acordaba de que tuve que ayudarte.
La risa de Megan era contagiosa mientras observaba cómo Jungkook se veía tan relajado y disfrutando de verdad.
—Lo que pasa es que Jungkook siempre ha sido el héroe de la noche cuando se trata de nuestro grupo —Taehyung mencionó con una sonrisa burlona, mirando a Megan—. Aunque tú, Megan, si no eras a la que teníamos que ayudar, estabas demasiado ocupada coqueteando para ayudar.
Las palabras quedaron suspendidas en el aire, y una ola de tensión recorrió a Jungkook. Su mente lo llevó de vuelta a aquellas noches en el bar, donde había visto a Megan coqueteando y riendo con diferentes chicas, recuerdos que ahora parecían alimentar las inseguridades que creía haber dejado atrás. La confesión de ella la tarde anterior, diciéndole que estaba lista para hablar con sus amigos sobre lo que estaban construyendo juntos, le había dado esperanza, mostrándole que estaba logrando conquistar su corazón. Pero esas imágenes del pasado, aunque lejanas, parecían querer atormentarlo en silencio.
—¡No es ninguna sorpresa! —exclamó riendo, Sophie—. Siempre ha estado más interesada en las mujeres que en sus amigos.
Las risas resonaron, pero Jungkook se sintió cada vez más tenso. La miró, notando que parecía nerviosa, como si las palabras le hubieran caído pesadas.
—Aun así, no podemos negar que Jungkook siempre está dispuesto a ayudar aunque no conozca a la persona ebria —intervino intentando cambiar el tema, Jonathan.
Él sonrió, pero su mente seguía en conflicto. Megan lo miraba de reojo, notando que en su expresión había algo que lo preocupaba. Mientras los demás continuaban riendo y compartiendo historias, Jungkook se sintió atrapado entre la amistad que tenía con Taehyung y el deseo de acercarse más a Megan. La situación se tornaba más complicada de lo que imaginó.
La conversación fluía con ligereza mientras el grupo disfrutaba del ambiente festivo. Cameron, con su característico humor, dirigió una mirada traviesa a Jungkook.
—A ver, Jungkook, ¿es cierto que te ganaste el título de "mejor amigo" de Megan solo porque eras el único que podía cargarla cuando se pasaba de tragos y Taehyung se hacía el ocupado? —soltó con una sonrisa, buscando arrancar risas.
El comentario provocó una risa generalizada, pero Jungkook se quedó en silencio, sintiendo el peso de la pregunta. No sabía exactamente qué contestar. La mirada de Megan se encontró con la suya, y en su expresión había un destello de incomodidad, como si quisiera intervenir, pero no podía.
—Yo creo que...—Megan empezó, pero antes de que pudiera terminar, Taehyung la interrumpió con un tono cargado de veneno
—Ah, parece que ahora Jungkook es quien lleva el título de "mejor amigo", ¿no, Megan? —se cruzó de brazos y ladeó la cabeza con una sonrisa amarga—. Qué rápido cambian las cosas.
La atmósfera se volvió tensa al instante. Las risas se apagaron, y todos los ojos se volvieron hacia la pelinegra, que se quedó inmóvil, incapaz de responder. Jungkook sintió cómo su corazón se aceleraba. La insinuación de Taehyung lo incomodaba profundamente, y podía sentir la presión en el aire.
—Oye, eso no es necesario, Taehyung —intervino Emily, tratando de suavizar la situación—. Estamos aquí para celebrar, ¿recuerdas?
Pero el castaño no parecía dispuesto a dejarlo pasar. Su mirada fija en su amiga era desafiante, como si esperara una respuesta que no quería dar. Jungkook se sintió atrapado en medio de una tormenta de emociones, la tensión abrumadora entre los amigos era casi insoportable, despertando en él una ansiedad que hacía tiempo no sentía.
—No tienes que decirlo así —agregó Jonathan, también tratando de interceder—. Todos somos amigos aquí.
Megan, sintiéndose cada vez más incómoda, finalmente respiró hondo.
—Jungkook no ha ocupado tu puesto y lo sabes perfectamente, Taehyung.
—Oh, ¿es así? —sonrió cínico—. Entonces, dinos, ¿qué puesto ocupa Jungkook en tu vida?
El silencio se instaló, y la verdad detrás de sus palabras se sintió como una carga pesada en la habitación. El pelinegro podía ver el destello de dolor en los ojos de Megan, mientras la tensión continuaba en el aire. Se sintió dividido, incapaz de actuar mientras las miradas de los demás se movían entre ellos.
La situación se había vuelto un campo de minas, y sabía que Taehyung no iba a dejarlo pasar tan fácilmente. La atmósfera se volvió insostenible. Sintió cómo la presión del momento la ahogaba y, sin poder soportarlo más, decidió que era mejor salir.
—Necesito tomar aire —mencionó, casi sin mirar a nadie, pero la urgencia en su tono fue clara.
Jungkook la miró marcharse, preocupado y frustrado. Su corazón latía con fuerza al verla alejarse, y la impotencia creció dentro de él. Con un gesto involuntario, su mirada se volvió hacia su amigo, quien intentaba mantener un semblante duro, pero él pudo ver la tensión en su mandíbula. La ira burbujeaba en su pecho, incapaz de entender cómo podía hacerle eso a quien tanto adoraba antes.
—¿Qué demonios estabas pensando? —masculló, sintiendo la necesidad de confrontarlo.
Sophie, sintiendo que la tensión seguía aumentando, miró de Taehyung a Jungkook, claramente desconcertada, pero buscando claridad.
—¿Acaso la discusión que escuché entre ustedes fue porque estás celoso de que Jungkook ahora sea tan cercano a Megan?
El pelinegro estaba decidido a seguir a Megan, pero un impulso lo detuvo. Miró a Sophie y, en un intento de proteger a Megan y darle sentido a la situación, decidió mentir.
—Sí, algo así. Megan y Taehyung tuvieron una discusión porque él no puede aceptar que ella y yo nos hemos hecho más cercanos.
Las palabras salieron como un arma de doble filo. Taehyung lo miró, los ojos llenos de incredulidad y desdén.
—¿En serio? —parecía sorprendida. La curiosidad brillaba en su mirada—. Pero ¿por qué no puedes soportar eso, Taehyung?
Jungkook se sintió atrapado en su propia mentira, pero continuó. Sabía que tenía que proteger a Megan y que su propio orgullo no importaba en este momento.
—A veces, las cosas cambian y la gente no sabe cómo manejarlas —respondió por Taehyung, intentando sonar seguro.
No quería que la situación se convirtiera en un espectáculo, pero sabía que no podía dejar que Taehyung siguiera con ese juego y menos esa noche. Su mente giraba, preocupada por Megan, que había salido corriendo a buscar aire. Su corazón seguía abrumado, y las palabras de Taehyung resonaban en su mente, llenas de veneno.
—Voy a buscarla —anunció sin esperar respuesta. Se dio la vuelta y se apresuró hacia la puerta, decidido a encontrarla.
Salió del departamento de Emily, dejando atrás el bullicio de la fiesta. El aire fresco de la noche lo rodeaba mientras se dirigía hacia las escaleras externas. A medida que bajaba, su mente se centraba en Megan, preocupado por la tensión con Taehyung que no dejaba de rondar en el ambiente. Cada paso que daba sobre las escaleras de metal resonaba en la quietud de la noche, mientras su corazón latía fuerte, ansioso por no dejar que esa pelea afectara lo que estaba comenzando a construir con ella. La última cosa que quería era verla sufrir por algo fuera de su control.
Al terminar de bajarlas, la vio abrazándose contra el frío de la noche. Su figura se veía pequeña en comparación con la brisa fresca que parecía envolverla. Sintió una punzada en el corazón al verla así, tan vulnerable y sola. Sin pensarlo, se quitó la chaqueta de cuero y la colocó suavemente sobre sus hombros.
—Hey, no te quedes así...
Ella se sorprendió al sentir el abrigo y giró la cabeza para mirarlo, sus ojos brillantes bajo la luz tenue. Él le sonrió a medias, tratando de ocultar la preocupación que invadía su mente. Había algo reconfortante en esa sonrisa, aunque apenas pudo disimular su inquietud.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a buscarte. No debiste irte así.
Ella bajó la mirada, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos. La brisa fresca se coló entre ellos, y Jungkook sintió el impulso de acercarse más, pero no sabía si era lo que ella quería, por lo que optó por darle su espacio.
—¿Estás bien?
Respiró hondo, luchando por mantener la compostura, pero en el fondo, sabía que no podía ocultar lo que sentía. El dolor de la discusión con Taehyung la había golpeado fuerte, y era un tema que aún no había procesado.
—No, no estoy bien. No sé qué está pasando —admitió, su voz quebrándose. —. Ahora me siento como si hubiera perdido a mi mejor amigo.
Sintió su corazón encogerse. Sin pensarlo, se acercó y la envolvió en sus brazos, permitiéndole encontrar consuelo en su cercanía. Ella hundió el rostro en el hueco de su cuello, sintiendo cómo su calor la envolvía. Las lágrimas comenzaron a escapar, silenciosas y amargas, mientras él acariciaba su cabello con una mano a la vez que la otra recorría su espalda con ternura en un intento de calmarla.
Mientras lloraba de forma silenciosa, la sostuvo, dejando que descargara todo lo que llevaba dentro. Sentía el temblor en sus hombros, el peso de cada lágrima que dejaba caer. La rodeaba con los brazos, firme y protector, en un intento de calmar ese dolor que presenció en sus ojos desde que salieron de la fiesta.
—Siento que todo se ha vuelto tan complicado —murmuró, aún contra su pecho. Su voz era apenas un susurro, como si temiera que pronunciarlo en voz alta lo hiciera más real. Se separó un poco, secándose las lágrimas con el dorso de la mano, pero él no soltó su abrazo. Levantando la mirada, buscó sus ojos, necesitando algo de consuelo—. No entiendo por qué Taehyung se comporta así. Era mi amigo, y ahora parece alguien distinto, alguien dispuesto a herirme a propósito.
La miró por un momento, el rostro reflejando una mezcla de tristeza y comprensión. Con un suspiro profundo, tomó sus manos y las sostuvo con cuidado, notando cómo sus dedos aún temblaban ligeramente. A ella la envolvía el aroma de su chaqueta, y eso parecía calmarla poco a poco.
Aún dolido por lo que ella acababa de atravesar, decidió arriesgarse y compartir su percepción.
—Megan, tal vez esto... —dudó, eligiendo con cuidado—. Tal vez todo esto tiene que ver con lo que Taehyung siente por ti —lo miró sorprendida, como si no entendiera a qué se refería, y él continuó—. No estoy diciendo que sienta algo... romántico. Pero desde siempre tú has sido su prioridad, su mejor amiga, su confidente. Todo giraba en torno a ustedes dos.
—No son celos lo que siente Taehyung —aclaró, levantando la mirada para encontrar la suya—. Hay algo más detrás de su reacción.
Jungkook frunció el ceño, su mente luchando por comprender.
—Taehyung ha estado actuando raro, y la forma en que te atacó... eso definitivamente huele a celos —sus dedos se entrelazaban los de Megan con delicadeza. Observó el cielo estrellado, buscando las palabras adecuadas—. Antes eran solo tú y Taehyung, los dos por un lado, y yo con él por otro. Nunca fuimos un grupo de tres por más que él quería que nos lleváramos bien, así que, ahora que tú y yo estemos pasando tanto tiempo juntos... Eso tiene que hacerlo sentir desplazado —Se quedó en silencio por un momento, levantando la vista hacia Megan con una mirada intensa, tratando de transmitirle calma—. Y no solo por eso, sino también por lo que estamos empezando...
Megan sintió un nudo en el estómago al escuchar su lógica, y aunque sabía que Taehyung había reaccionado de una manera irracional, no podía revelarle todo en ese momento.
—Sí, pero no todo se reduce a los celos, y yo no quiero que pienses que es solo eso.
Seguía un poco temblorosa, no solo por el frío, sino también por las emociones que había estado reprimidas. Él, sintiéndose a la vez protector y vulnerable, decidió abrirse un poco más.
—Quizás, pero ¿sabes? —su voz salió suave y reflexiva—. Siento que lo de Taehyung nos está afectando a los dos, más de lo que debería —Megan sntió una punzada en el corazón al escuchar sus palabras. La verdad era que, aunque quería consolarlo, sabía que ella era la causa de la tensión—. No quiero que pienses que estoy celoso o que estoy tratando de separarlos —aclaró al instante, su voz llena de sinceridad—. Pero no puedo evitar sentir que algo se está rompiendo entre nosotros, entre tú, Taehyung y yo.
Sostuvo las manos de Megan con firmeza, intentando transmitirle seguridad, y ella alzó la mirada, sorprendida por su confesión, pero también sintiendo un nudo en el pecho al saber lo que debía decir.
—Jungkook... no es solo por celos —recalcó en voz baja, desviando la vista hacia sus manos entrelazadas. Las palabras parecían pesarle en la garganta, pero sabía que debía ser honesta—. Él piensa que lo que estamos construyendo... te va a lastimar.
Frunció el ceño, desconcertado. Su expresión pasó de sorpresa a incomodidad, y luego a una clara molestia. La idea de que Taehyung, siendo amigo de ambos, cuestionara lo que estaba formando con Megan lo golpeó como una bofetada inesperada.
—¿Qué? —preguntó en un tono incrédulo. Soltó un suspiro pesado mientras apartaba la mirada por un momento, ya que la confusión y la frustración peleaban en su interior—. ¿Protegerme de qué, Megan? —su tono más firme ahora, aunque no agresivo. Sus manos todavía sostenían las de ella, pero su agarre se había vuelto un poco más tenso—. Esto es entre nosotros dos. Nadie más tiene por qué meterse. Ni siquiera Taehyung por muy amigo que sea, no tiene derecho a opinar sobre lo que pasa entre tú y yo.
Bajó la mirada, sintiéndose pequeña ante su firmeza. Sabía que tenía razón, pero también entendía a la perfección las intenciones de Taehyung.
—Por favor, entiende que solo está preocupado por ti, Jungkook —apretó sus manos para que él no se sintiera atacado—. Sé que lo que hizo no estuvo bien, pero su intención no es separarnos. Solo intenta cuidarte porque te valora.
La observó en silencio por un momento, con una mezcla de frustración y algo más profundo, casi doloroso, reflejado en sus ojos. Finalmente, suspiró, relajando el agarre de sus manos, pero manteniéndolas juntas.
—No necesito que me cuide. Sé lo que estoy haciendo y sé lo que quiero —afirmó, mirándola a los ojos, su voz firme pero cargada de significado—. Lo que estamos construyendo es nuestro, y nadie más tiene que estar en medio.
Megan apartó la vista, sintiendo cómo la culpa crecía en su interior. No quería que él se distanciara de Taehyung por su culpa, y sabía que la verdad, por más incómoda que fuera, debía salir completa a la luz.
—Jungkook... ¿podemos hablar de esto después, cuando termine la fiesta? —pidió en un tono bajo, casi suplicante. Alzó la mirada para encontrarse con la de él, buscando su comprensión—. Quiero contarte todo cuando estemos en tu departamento. Hay más que necesito decirte, pero aquí no es el momento.
Notó la vulnerabilidad en los ojos de ella, ese miedo mezclado con la necesidad de sincerarse, por lo que su expresión se suavizó, y, dejando de lado su propia frustración, levantó una mano para acariciarle la mejilla con ternura.
—Está bien. Esperaré —murmuró, dejando que su pulgar trazara círculos suaves en su piel—. De hecho, ya quiero tenerte a solas.
Una sonrisa breve pero cálida curvó sus labios antes de inclinarse hacia ella y depositar un beso suave en la punta de su nariz. El gesto fue tan inesperado como íntimo, y Megan sintió que su corazón se aceleraba por la mezcla de calma y cariño que Jungkook transmitía.
—Cuando estés lista, hablaremos de todo —añadió en un tono más bajo, asegurándose de que ella sintiera que no había prisa ni juicio en sus palabras.
Asintió con un leve rubor en las mejillas, aliviada de que estuviera dispuesto a escucharla más tarde, a pesar de la tensión que todavía latía entre ellos. Pero, al pensar, sabía que antes de poder abrirse completamente con él, necesitaba arreglar las cosas con Taehyung. Era como un nudo que no podía ignorar, uno que amenazaba con apretar aún más si no lo desataba primero.
—Necesito hablar con Taehyung y resolver esto entre nosotros —dijo finalmente, su voz llena de determinación, pero también de duda—. No quiero que lo que hemos comenzado se vea afectado por un malentendido.
—Podemos hacerlo juntos —propuso mientras inclinaba la cabeza ligeramente, intentando transmitirle seguridad—. Sé que tú y Taehyung son... Bueno, explosivos a veces, pero si estoy ahí, puedo ayudar a que todo se mantenga bajo control.
Negó con la cabeza, su expresión tornándose seria, casi angustiada.
—No, Jungkook. Esto es algo que debo hacer yo sola.
—¿Por qué no podemos hacerlo juntos? —la miró, sintiéndose impotente ante su decisión— Si esto nos afecta a los dos, debería ser un problema de los dos, ¿no?
—No quiero que él sepa que su actitud está afectando lo nuestro, ni quiero que puedan llegar a discutir.
La tensión en el aire se hizo más pesada. Se sintió frustrado y herido, y el deseo de protegerla se mezclaba con la impotencia.
—No debería ser así. No deberíamos estar en este lugar.
—Haré lo que tenga que hacer para arreglarlo —declaró, su voz firme pero temblorosa—. No puedo soportar que la actitud de Taehyung nos separe, especialmente cuando lo que tenemos es tan especial. Pero necesito hacerlo a mi manera, sin arrastrarte a este lío.
—Megan... —comenzó, intentando que la lógica prevaleciera.
—Por favor, confía en mí —interrumpió, acercándose un poco más a él, buscando que sus ojos se conectaran—. Si puedo resolver esto entre nosotros, podré demostrarte que lo que tenemos puede sobrevivir a esto.
Al escuchar esas palabras, sintió una mezcla intensa de emociones. Por un lado, una calidez reconfortante lo invadió al darse cuenta de cuánto significaba para ella; era imposible ignorar lo importante que estaba siendo en su vida. Pero, al mismo tiempo, un nudo de preocupación se formó en su pecho. El conflicto con Taehyung seguía siendo un obstáculo, y el temor de que las cosas no se resolvieran de forma pacífica nublaba el alivio que sentía.
—Está bien —finalmente aceptó, su voz apenas un susurro—. Solo prométeme que lo harás pronto. No quiero que esto se prolongue.
—Lo prometo.
Con esa promesa, sintieron que la conexión entre ellos se mantenía fuerte, aunque las sombras del conflicto con Taehyung se cernían sobre ellos. Mientras se abrazaban, el mundo parecía desvanecerse, dejándolos en su propio refugio, donde solo existían ellos. Jungkook se dio vuelta, asegurándose de que no hubiera nadie más alrededor, disfrutando de la tranquilidad. La brisa fresca acariciaba sus rostros, pero el calor entre ellos estaba presente. En ese instante, con el corazón latiendo con fuerza, decidió arriesgarse un poco más. Su mirada se posó en Megan, quien estaba abrazada por su chaqueta de cuero, y, sintiendo que el momento era perfecto, levantó la mano y con suavidad tomó su barbilla. Con los ojos de ella reflejando sorpresa y curiosidad, Jungkook se acercó lentamente, su corazón latiendo más rápido con cada centímetro que lo separaba de sus labios.
Cuando finalmente sus labios se encontraron, fue un roce suave y lento, como si el mundo se hubiera detenido a su alrededor. Jungkook se perdió en ese instante, un ronroneo suave escapando de su pecho mientras profundizaba el beso. Fue un beso tierno pero cargado de emoción, donde cada movimiento transmitía todo lo que habían guardado en su interior.
Cuando finalmente se separaron, aún mantuvo su mirada fija en ella, por lo que sonrió ligeramente.
—He estado deseando besarte toda la noche.
Sintió un torrente de calor en su interior ante sus palabras. La vulnerabilidad en su voz la conmovió, y su corazón se llenó de una mezcla de alegría y angustia.
—Yo también lo he deseado —confesó, sus ojos brillando, aunque su mente aún estaba llena de pensamientos sobre Taehyung y la conversación que necesitaba tener.
Jungkook sonrió, y por un momento, se olvidaron de la tensión y el conflicto que los rodeaba. En ese abrazo, sintieron que todo podía ser posible.
(...)
Regresaron a la fiesta, el ambiente festivo envolviéndolos de nuevo. La música vibrante llenaba la habitación, las bebidas y las risas y charlas animadas de sus amigos intentaban borrar la tensión que había surgido entre ellos. A pesar de los esfuerzos por disfrutar de la celebración, Megan no podía dejar de pensar en Taehyung y en la conversación que necesitaba tener con él. Mientras se movían entre las personas, se detuvo de repente al notar que estaba en el extremo de la sala, despidiéndose de todos, excepto de ellos dos. La tristeza en su mirada y la forma en que evitaba su mirada le hicieron sentir un nudo en el estómago.
—Voy a hablar con Taehyung —informó, su voz determinada pero nerviosa.
Jungkook dudó por un momento, una mezcla de preocupación y deseo de protegerla reflejada en su expresión. No quería que la tensión entre Megan y Taehyung interfiriera en lo que ellos estaban construyendo, pero sabía que era necesario que lo resolvieran, por lo que asintió, aunque su corazón se sentía pesado.
—Está bien. Solo... estaré atento.
Le dio una sonrisa agradecida mientras le entregaba su vaso, el cual ignoró, ya que iba a conducir de regreso. Jungkook esperó por varios minutos a Megan, tratando de no dejarse consumir por la preocupación que le generaba la conversación que ella estaba teniendo con Taehyung. Mientras tanto, decidió unirse al grupo de Cameron, Jonathan y Emily, que estaban charlando animados cerca de la mesa principal. Para su sorpresa, la interacción con ellos resultó ser más agradable de lo que había anticipado. Lo incluyeron sin reservas en la conversación, y parecía que tenían un genuino interés en conocerlo, lo cual lo tomó un poco desprevenido.
Cameron, con su humor ligero, no tardó en hacer un comentario bromista que relajó el ambiente. Jonathan, siempre curioso, aprovechó para preguntarle detalles sobre su vida, mientras Emily, aunque más observadora y discreta, intervino ocasionalmente con comentarios que lo hacían sentir bienvenido. Sin embargo, de vez en cuando, su mirada se desviaba hacia la puerta. No podía evitar preocuparse. ¿De qué estarían hablando? ¿Cómo terminaría todo eso? Y aunque los minutos parecían eternos, se obligó a mantenerse presente, confiando en que, cuando ella volviera, lo haría con las cosas más claras para ambos.
Megan regresó finalmente, y aunque estaba sola, lo primero que notó fue la sonrisa tranquila que iluminaba su rostro. Esa pequeña, pero significativa expresión fue suficiente para que él sintiera cómo el peso de la preocupación se disipaba de sus hombros. Cuando le contó de forma breve que la conversación con Taehyung salió bien, su alivio fue inmediato. No necesitaba detalles; lo importante era que Megan parecía en paz con lo sucedido.
En cuanto la fiesta acabó, mientras salían del departamento de Emily, él sintió una extraña sensación de integración en el mundo de Megan, como si hubiera dado un pequeño pero significativo paso hacia su aceptación. En el coche, entusiasmado, le contó cómo se sintió bienvenido por sus amigos, quienes lo incluyeron en sus conversaciones y le agradecieron a Megan por haberlo llevado. Para él, fue la primera vez que experimentaba algo tan genuino y se sintió parte del grupo de ella.
Al escucharlo, sonrió suavemente, aliviada por verlo tan relajado y feliz después de lo tensa que fue la noche. La aceptación de sus amigos significaba mucho más de lo que había querido admitir, aunque Sophie no compartió con él lo que a Megan le habría gustado. A pesar de los nervios, sintió que el proceso de contarles la verdad ya no parecía tan abrumador.
Una vez en el departamento de Jungkook, tomó la mochila pequeña con su ropa y artículos personales, que dejó en el asiento trasero, ya que habían acordado que se quedaría a dormir allí esa noche. En el baño, se relajó bajo el agua caliente, mientras se preparaba mentalmente para lo que sabía que tenía que hacer. Después de unos minutos, salió con la ropa cómoda de dormir, sentándose en la cama mientras esperaba a Jungkook.
Cuando él salió del baño, llevaba puesto un pantalón de pijama gris oscuro y una camiseta negra de algodón que se ajustaba a su torso musculoso. Su cabello, todavía mojado, caía desordenado sobre su frente. Parecía más relajado y vulnerable, como si, por un momento, hubiera dejado de lado las preocupaciones que normalmente cargaba. Esto hizo que Megan dudara un poco más sobre el momento adecuado para hablar con él.
Cuando sus miradas se encontraron, él le dedicó una sonrisa cálida, aunque pronto notó la tensión en los hombros de Megan. Estaba sentada en el medio de la cama, con las piernas cruzadas y el cabello todavía húmedo cayendo en ondas naturales sobre sus hombros. Había algo inquietante en su expresión; sus ojos reflejaban una mezcla de nerviosismo y determinación. Sus dedos jugaban distraídamente con el dobladillo de la camiseta, un gesto que él reconoció como un intento de calmarse.
Se acercó lentamente, su presencia llenando la habitación con una calidez que ella siempre encontraba reconfortante, aunque esta vez no bastaba para disipar por completo el nudo en su estómago. Y antes de que pudiera reaccionar, él se abalanzó hacia ella, envolviéndola en sus brazos con una fuerza gentil y un toque de urgencia, como si intentara quitarle cualquier rastro de ansiedad que se hubiera acumulado entre los dos. Soltó una pequeña risa sorprendida, pero pronto sus ojos se cerraron al sentir los suaves besos que Jungkook comenzó a repartir por su mandíbula. Cada beso era cálido, cercano, como si quisiera que todo en su mundo fuera más liviano, más fácil de llevar.
Se reía sin poder evitarlo, los besos que le daba en la piel provocaban una oleada de calma, y aunque su mente aún estaba llena de dudas, el roce de sus labios era suficiente para hacerle olvidar, aunque fuera por un momento, lo que le preocupaba. La suavidad de su sonrisa se hacía más evidente, y su cuerpo se relajaba poco a poco en su abrazo, pero el peso de la conversación aún estaba allí, esperando.
Jungkook no dejó de besarla, sus labios subiendo lentamente hasta llegar a sus mejillas y luego dirigiéndose hacia su boca, hasta que sus labios se unieron en un pequeño y tierno beso. Cuando se separó ligeramente, la miró con una expresión sincera, la misma que siempre tenía cuando deseaba transmitirle confianza.
—Relájate, Megan —dijo con voz suave pero firme, tocando delicadamente su rostro con una mano—. Lo que sea que necesites decirme, lo voy a escuchar.
Sintió cómo la tensión la invadía, y por un instante, se quedó sin palabras. Buscaba alguna manera de comenzar, pero su mente estaba nublada por dudas y miedos. Él la observaba en silencio, consciente de que lo que tenía que decirle no era fácil, pero también de que era necesario.
—Sé que debí habértelo dicho antes... —comenzó, mirando sus manos con nerviosismo—. Pero no nos vimos, y el viernes, cuando comimos las hamburguesas, no me animé... Y me arrepiento mucho de no haberlo hecho.
Jungkook asintió, su expresión seria, y la invitó a continuar con un gesto. Megan sintió cómo la tensión en su cuerpo aumentaba, y por un momento, no pudo encontrar las palabras. Se mordió el labio inferior, buscando alguna manera de comenzar, pero su mente estaba llena de dudas y miedos.
—Lo que pasó con Taehyung cuando discutimos... Fue horrible —su voz tembló, y sus dedos juguetearon con la manta que cubría la cama—. Nos dijimos cosas que no deberíamos haber dicho. Pero... la verdad es que... él pensaba que iba a dañarte, que yo iba a hacerte daño, y eso me hizo enojar, porque sentí que no me entendía —levantó la mirada hacia Jungkook, y vio cómo su rostro se tornaba más serio, una mezcla de preocupación y algo que no lograba identificar. Se detuvo, sintiendo que el peso de lo que debía contarle la ahogaba, por lo que tomó aire, intentando calmarse—. Sentí que no entendía lo que estaba pasando dentro de mí, que no veía lo difícil que es todo esto para mí. Me hizo sentir como si no tuviera derecho a... sentir lo que siento.
Jungkook frunció el ceño, pero se mantuvo en silencio. La mirada fija en Megan estaba cargada de una tensión visible. Ella se notó más vulnerable bajo su atención, como si él estuviera esperando algo, pero la angustia en sus ojos no se iba. Su rostro, ahora serio, mostraba una mezcla de preocupación, pero también de algo más oscuro que no alcanzaba a identificar.
Tragó saliva, luchando por encontrar las palabras correctas. Sentía su corazón latir desbocado, la ansiedad creciendo en su pecho.
—Lo que provocó toda esa discusión fue... —su voz tembló nuevamente, y los recuerdos le provocaron un nudo en su garganta dificultando su respiración—. Fue que vi una foto de Heather... Jaeden la publicó. Después de tanto tiempo, después de todo lo que hemos pasado... me entró esa necesidad de saber de ella —confesó bajando la mirada mientras las lágrimas comenzaron a formarse—. No sé por qué lo hice, no entiendo cómo pude hacerlo, cuando sé que todo va tan bien contigo. Pero, todavía siento que... estoy atada a ella. Y me odio por eso. No quiero sentirme así.
No vio la reacción de Jungkook de inmediato, pero cuando finalmente levantó la vista, su corazón dio un vuelco. No lo miró a los ojos, ya que vio que su rostro estaba marcado por una mezcla de impotencia y dolor. La tensión en su mandíbula era evidente. Sus puños estaban apretados con fuerza, como si estuviera luchando contra sí mismo, pero lo que más la hirió fue la desesperación que se reflejaba en sus ojos. Cada palabra de Megan parecía golpearlo. El hecho de que hubiera visto a Heather de nuevo, aunque fuera solo en una fotografía, que esa imagen de la rubia se colara en su mente, lo hacía sentirse insignificante. No estaba logrando lo que tanto quería: ser el único en su corazón.
—Taehyung se molestó muchísimo, me dijo cosas horribles, pero... me hizo darme cuenta de que no podía seguir en esto, de que lo que estaba haciendo no estaba bien, así que volví a bloquearla, lo prometo —respiró profundo, apretando los dedos contra la manta—. Pero, aun así... estoy tan confundida. No sé si lo que siento es justo para ti. No sé si te estoy siendo justa —sus palabras se arrastraron, el peso de la culpa golpeándola mientras se tambaleaba en su lugar—. Todo lo que has hecho por mí, todo lo que me has dado, y aún tengo a Heather presente. A veces me siento tan perdida, Jungkook —expresó mientras las lágrimas empezaron a caer con más fuerza, por lo que bajó la cabeza, incapaz de mirar a Jungkook, temiendo la expresión que vería en su rostro—. Lo siento...
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