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O33 | ENTRE CONSEJOS Y ERRORES

Mientras Jungkook conducía por las calles iluminadas, la atmósfera en el coche se sentía como un refugio privado, a pesar del mundo exterior que giraba en torno a ellos. La suave melodía de la radio se entrelazaba con sus risas, creando una banda sonora perfecta para la conexión que habían forjado. Cada vez que el pelinegro miraba a Megan, sentía una mezcla de admiración y ternura; ella, con sus ojos brillantes y esa forma de sonreír que iluminaba todo su ser, se estaba convirtiendo en alguien aún más especial para él.

—¿Sabes? —habló Megan de repente, rompiendo el silencio suave—. Creo que esta cita fue... diferente.

La manera en que lo dijo le hizo sentir algo en el estómago, una mezcla de alegría y responsabilidad. Se dio cuenta de lo mucho que significaba para él escuchar eso.

—¿Diferente bueno o diferente malo? —bromeó un poco, pero con la sinceridad brillando en sus ojos.

Megan giró su rostro hacia él, y Jungkook notó cómo su timidez se desvanecía ligeramente, dando paso a una confianza emergente.

—Diferente bueno —respondió, su voz suave, pero segura—. Me gusta cómo se siente. Es como si... no estuviera obligada a ser alguien más. Pero, al principio... pensaba que iba a arruinarlo.

Frunció el ceño, sintiéndose intrigado ante su confesión.

—¿Arruinarlo? ¿Por qué piensas eso? —indagó, su voz llena de curiosidad. Megan se encogió de hombros, un gesto de sinceridad.

—Nunca he tenido una cita de verdad antes, más que el picnic, así que me preocupaba que no supiera qué hacer, que dijera algo tonto o que no encajara... —Soltó una risilla nerviosa—. Pensé que podría ser un completo desastre.

Jungkook sintió un tirón en el corazón al escuchar sus palabras. Para él era difícil imaginar que alguien tan increíble como ella se sintiera así.

—Eso es completamente normal, Megan. La mayoría de la gente se siente nerviosa en una cita, incluso yo —Se permitió una pequeña risa—. Pero de alguna manera, siento que lo hicimos bien, ¿no?

Ella sonrió, y él no pudo evitar sonreír de vuelta. Las luces de la ciudad se reflejaban en sus ojos, haciendo que cada centella se sintiera como un pequeño destello de la conexión que estaban creando.

—Sí, supongo que sí —Asintió, sintiendo cómo su corazón latía un poco más rápido—. La verdad es que nunca pensé que podría disfrutar tanto de estar con alguien. Fue... refrescante.

—Eso es especial. Y quiero que sepas que estoy realmente agradecido de que me des la oportunidad de estar contigo.

Las palabras flotaron entre ellos, llenando el espacio con una energía visible. Megan sonrió, una sonrisa sincera que iluminó su rostro.

—Gracias, Jungkook —murmuró con una calidez en su voz—. Me gusta que me entiendas.

Mientras el coche avanzaba por las calles, la conversación fluyó naturalmente entre ellos, como si cada palabra que intercambiaban se construyera sobre la anterior.

—Pero... no vimos mucho de la película, ¿no? —mencionó con una risa suave, recordando la risa y los besos que habían compartido en lugar de ver la pantalla.

Megan soltó una carcajada, cubriéndose la boca con la mano mientras la vergüenza comenzaba a aparecer en sus mejillas.

—¡No! —exclamó riendo—. ¡Apenas recuerdo alguna escena! Creo que estábamos demasiado ocupados hablando y... Bueno, besándonos.

Jungkook sonrió de manera juguetona, sin poder evitarlo.

—Parecíamos un par de adolescentes —dijo, su tono ligero y lleno de complicidad—. Pero, honestamente, no lo cambiaría. Ha sido... una de las mejores noches que he tenido en mucho tiempo.

Las palabras flotaron entre ellos. Megan sintió su corazón latir más rápido. Estaba sorprendida por la vulnerabilidad que ambos estaban mostrando, pero se sentía emocionada.

—Me alegra que lo pienses —murmuró, sintiendo cómo una chispa de alegría iluminaba su interior.

Mientras el coche de Jungkook se detuvo frente al edificio de Megan, él sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. Las luces del edificio parpadeaban suavemente, iluminando el ambiente nocturno y creando una atmósfera acogedora. Sin pensarlo dos veces, salió rápidamente del coche, decidido a hacer que esta despedida fuera especial.

Rodeó el vehículo con pasos firmes y se detuvo frente a la puerta del lado de Megan. Con una sonrisa encantadora, abrió la puerta con un gesto galante.

—¿Lista para salir? —preguntó, sus ojos brillando con un aire travieso.

Lo miró con sorpresa, sus mejillas sonrojándose ante la cortesía de Jungkook. Estaba tan acostumbrada a ser independiente que este gesto la tomó desprevenida, por más que antes a Jungkook le gustaba hacerlo para molestarla. Sin saber exactamente cómo responder, se sintió un poco nerviosa, pero también emocionada. Se bajó del auto, sintiendo la brisa fresca de la noche acariciar su piel.

—Gracias... —musitó, sin poder evitar sonreír al mirarlo.

Jungkook cerró la puerta detrás de ella, y antes de que pudiera dar un paso, él la sorprendió al tomarle la mano con suavidad. La conexión fue instantánea y un escalofrío recorrió la espalda de Megan. No había nada de inseguridad en el gesto del pelinegro; era firme, pero delicado, como si entendiera la fragilidad de ese momento.

—Voy a acompañarte hasta la puerta.

Megan tragó saliva, sintiendo cómo su corazón latía más rápido. Nunca había tenido a alguien que la acompañara de esa manera. La mayoría de sus experiencias eran más bien rápidas y distantes.
Con la mano de Jungkook entrelazada con la suya, comenzó a caminar hacia el edificio, sintiendo una mezcla de nervios y felicidad.

Mientras se acercaban al elevador, la luz tenue del pasillo iluminaba sus rostros. Jungkook presionó el botón, y el sonido del mecanismo resonó suavemente, rompiendo el silencio entre ellos. A medida que esperaban, la tensión se hacía más notoria. Megan sintió cómo su corazón latía más rápido, nerviosa por lo que podía suceder en el corto trayecto hacia su piso.

El elevador llegó, y ambos entraron, sintiendo cómo el espacio reducido los acercaba aún más. Se mantuvo cerca de ella, su mirada fija en los números que marcaban el ascenso.

El elevador se detuvo con un suave sonido, y ambos salieron, caminando hacia el pasillo que conducía a la puerta del departamento de Megan. La tensión en el aire se intensificaba con cada paso, y Jungkook no podía evitar robarle miradas furtivas, admirando su belleza en la suave luz del pasillo.

Cuando llegaron a la puerta, Megan se detuvo y se volvió hacia Jungkook, sintiendo que su corazón estaba a punto de estallar. No sabía cómo despedirse, y el nerviosismo la envolvía. Él, sintiendo su inquietud, le dio un pequeño apretón con suavidad, provocándole una sensación de calma.

—Así que... —comenzó, intentando encontrar las palabras adecuadas mientras la miraba—. ¿Ahora qué?

Megan se quedó mirándolo, sin saber qué decir. Pero había algo en la forma en que la miraba, algo que la hacía sentir especial y apreciada. Finalmente, decidió arriesgarse un poco.

—Tal vez deberíamos hacer esto más a menudo —sugirió, sonriendo nerviosamente, y él lo hizo con complicidad, sintiendo que todo el esfuerzo había valido la pena.

—Me parece una excelente idea.

Megan tragó saliva, sintiendo que el momento se volvía más significativo. Se preguntó si Jungkook también lo sentía.

Tenía ganas de prolongar el momento, pero no sabía cómo despedirse. El silencio entre ellos se volvió denso, y él la miró, sintiendo una mezcla de deseos y un ligero pánico. La química entre ambos era innegable, y quería que ese instante se quedara grabado en su memoria.

—Entonces... —comenzó esta vez Megan, su voz temblando ligeramente—. ¿Quieres entrar un momento?

Jungkook sintió una punzada de tristeza al escuchar su invitación. Su corazón se aceleró por la posibilidad, pero al mismo tiempo recordó que tenía que trabajar en el bar. La culpa lo invadió.

—Me encantaría, pero... —dijo, mirando el reloj en su muñeca—. Tengo que trabajar en el bar y la verdad es que se me está haciendo tarde.

Megan frunció el ceño, algo decepcionada, pero también comprensiva. Sabía que Jungkook tenía responsabilidades, y no quería presionarlo.

—Oh, entiendo... —murmuró, sintiéndose un poco mal por haberlo invitado, mientras que él la miró a los ojos, sintiendo el peso de la situación.

—Lo siento. Realmente no quiero irme, pero tengo que cumplir con mis turnos —Hizo una mueca de decepción—. No quiero que pienses que no quiero estar aquí...

—No, no lo pienses así. —interrumpió, tratando de calmarlo—. Es solo que me gusta pasar tiempo contigo.

Jungkook sonrió, sintiendo un ligero alivio.

—A mí también me gusta estar contigo, Baker —expresó acariciando el dorso de la mano de ella con el pulgar—. La verdad es que me encantaría no tener que trabajar esta noche. Pensé que podríamos terminar la noche durmiendo juntos.

El comentario la dejó nerviosa, una oleada de calor subiendo por su rostro y su corazón latiendo con fuerza.

—Jungkook...—murmuró, sintiendo la necesidad de aclararle que no estaba lista para la intimidad que él esperaba.

—¿Sí?

—Solo... quiero que sepas que no estoy lista para eso... Para, ya sabes... —Suspiró, sintiéndose un poco sonrojada. La idea de llevar su relación a un nivel más profundo la aterrorizaba todavía. Pero él la miró, comprendiendo su preocupación.


—Oh, no, no me refería a eso —aclaró rápidamente—. Me refería a dormir, como en Stowe, cuando me abrazabas y yo me quejaba, pero... —Hizo una pausa mientras el calor subía por sus mejillas—. Ya sabes, terminó gustándome.

Megan soltó un suspiro de alivio y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Sin embargo, en su mente, una lucha interna se desató. La idea de pasar la noche con Jungkook, sintiendo su calidez cerca de ella, era tentadora. Pero sabía que no estaba lista para cruzar esa línea. Aunque en su corazón había un anhelo, no se atrevió a decirlo en voz alta.

El ambiente se suavizó, y aunque el momento de la despedida estaba cerca, Jungkook no podía evitar sentir que había algo especial entre ellos, algo que valía la pena seguir explorando. Aun así, se sintió un poco vacío al tener que separarse, pero sabía que el futuro prometía más encuentros significativos.

Dándole un último pequeño apretón, Jungkook dio un paso atrás y sonrió de forma cálida.


—Prometo que la próxima vez me aseguraré de no tener que trabajar.

Sintió un ligero nudo en el estómago, nerviosa, pero entusiasmada. Aunque no se atrevió a decirlo, le gustaría volver a sentir esa cercanía. La idea de dormir con él, aunque fuera solo abrazados, la llenaba de calidez.

—Eso suena bien... —murmuró, sus mejillas sonrojadas—. Me gustaría... abrazarte, y... eso.

Jungkook sonrió, su corazón latiendo con fuerza.

—Entonces será una cita.

Con la promesa de un futuro encuentro en el aire, Megan se quedó mirándolo, su corazón latiendo con fuerza, pensando en lo que vendría y en lo que significaba Jungkook para ella. Y con un suspiro entrecortado, tomó una decisión impulsiva de abrir la puerta de su departamento. Pero al sentir a Jungkook más cerca, se dio la vuelta, encontrándose de nuevo con él, que estaba ahí, tan cerca y a la vez tan lejano. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, un torrente de emociones fluyó entre ellos. Megan pudo notar la intensidad en su mirada, y ese destello de cariño y deseo le hizo sentir un cosquilleo en el estómago.

Se acercó aún más a ella y, con delicadeza, tomó su rostro entre sus manos. Su toque era suave, pero la calidez de su palma contrastaba con la frescura de la noche. La sonrisa de Jungkook era amplia, pero era la forma en que sus ojos brillaban con ternura lo que hizo que Megan se sonrojara aún más.

—No puedo evitarlo... —murmuró todavía sosteniéndola de la mejilla mientras sus miradas se entrelazaban en un silencio que hablaba más que mil palabras.

El corazón de la fémina latía con fuerza, y la cercanía hizo que su aliento se entrecortara. Se sentía vulnerable y expuesta, pero al mismo tiempo, había una chispa de felicidad que la envolvía. Jungkook estaba allí, mirándola con una devoción que la llenaba de calidez, y en su mirada, ella podía ver que él también estaba sintiendo esa conexión especial.

En un instante que pareció eterno, se inclinó hacia ella, y el mundo exterior se desvaneció. Con un movimiento suave, sus labios se encontraron, un beso ligero pero cargado de significado. Fue un beso que hablaba de promesas futuras y de la intimidad que poco a poco se estaban atreviendo a explorar.

Megan sintió cómo un torrente de emoción la invadía, y aunque estaba nerviosa, el beso fue como un bálsamo que disipó sus miedos, al menos por un momento. Jungkook se separó ligeramente, manteniendo su frente pegada a la de ella, sus ojos aún fijos en los de Megan, como si quisiera grabar esa imagen en su mente.

—Hasta pronto, entonces —dijo Jungkook, su voz suave y cálida.

—Sí, hasta pronto —murmuró, tratando de que su sonrisa no delatara lo emocionada que estaba.

—Descansa bien. Espero que sueñes con algo bonito, Baker —añadió, sin poder evitar sonreír, dejando entrever la complicidad que existía entre ellos. Megan sintió un cosquilleo al escuchar eso.

—Lo haré, y tú también descansa —Hizo una pausa, sintiendo el impulso de agregar algo más—: Gracias por esta noche.

—No hay de qué. Fue perfecta... en su propia forma —aseguró, dándole un último vistazo antes de girarse hacia el elevador.

Ambos se quedaron mirándose unos segundos más, el aire lleno de una energía visible. Finalmente, Jungkook se alejó, dejando a Megan en la puerta, su corazón lleno de una mezcla de nervios y expectativa por lo que vendría.

























(...)




















Jungkook se encontraba al volante, la noche envolviendo la ciudad en un manto de luces titilantes. La radio sonaba suavemente, pero su mente estaba lejos de la música, sumergida en los recuerdos de la velada con Megan. Cada rayo de luna que iluminaba el camino parecía recordarle el calor de su sonrisa y el brillo en sus ojos, cuando se encontraron al tocar su puerta.

El recuerdo del beso que compartieron aún vibraba en sus labios, una explosión de sensaciones que lo dejó aturdido. Se mordió el labio inferior, sintiendo la suavidad de sus labios, la forma en que Megan se había entregado a ese momento, su rostro sonrojado y su mirada llena de sorpresa. Jungkook no podía dejar de pensar en cómo había cambiado la dinámica entre ellos. Antes de esa noche, todo parecía más sencillo, más casual. Ahora había una profundidad en su conexión que lo llenaba de euforia, pero también de nerviosismo.

—¿Qué significa esto? —murmuró para sí mismo, apretando el volante con una mano mientras la otra se movía inconscientemente hacia su cabello, despeinándolo un poco en su frustración.

Nunca había experimentado una chispa así antes; ni siquiera con su exnovia, con quien había estado durante un buen tiempo. Aquella relación había sido cómoda, bastante pasional, pero nada comparado con lo que sentía por Megan. Este nuevo sentimiento era intenso, abrumador, como si cada parte de él despertara de un profundo letargo.

Sus pensamientos comenzaron a girar en torno a lo que esa relación podría convertirse. La idea de que sus corazones estuvieran entrelazándose le parecía tanto excitante como aterradora. Por un lado, quería explorar cada rincón de esa nueva conexión, pero, por otro, una pizca de confusión lo envolvía.

«¿Es solo una etapa? ¿O esto podría ser algo real?» pensó, sintiendo el peso de la incertidumbre.

Sin embargo, lo que compartió con Megan se sentía diferente. Había una autenticidad en sus risas, una confianza que crecía en cada conversación, y un deseo genuino de estar cerca el uno del otro. Mientras giraba en una esquina, sus pensamientos regresaron a su cita. La manera en que ella lo miraba, la dulzura de su voz y, sobre todo, la calidez de su abrazo.

«Quiero más de eso» pensó, sintiendo que su corazón se aceleraba. La idea de pasar más tiempo juntos, de compartir momentos más íntimos, lo emocionaba y lo asustaba a la vez.

En el fondo, Jungkook sabía que lo que sentía por ella no era algo que pudiera ignorar. «Ella es especial» reflexionó, dejando escapar un suspiro mientras el tráfico se detenía por un momento. La imagen de Megan, sonrojada y feliz, llenó su mente y, con una sonrisa tonta en su rostro, sintió que el nerviosismo se disipaba un poco.

«Espero que ella también sienta lo mismo» pensó, deseando que la química que había entre ellos fuera mutua.

Al llegar al bar, se estacionó y apagó el motor, todavía sumido en sus pensamientos. Miró por la ventana, observando cómo las luces del lugar iluminaban el ambiente. Jungkook sabía que la noche apenas comenzaba, pero una parte de él aún anhelaba regresar a la calidez de la cita, a esos momentos que habían compartido. «La próxima vez será diferente» se prometió, decidido a profundizar en lo que había comenzado esa noche.

Jungkook respiró hondo mientras bajaba del coche, la música vibrante del bar alcanzándolo antes de que abriera la puerta. Un flujo de luces de neón se filtraba a través de las ventanas, creando un ambiente animado y bullicioso. Al entrar, el sonido del bullicio de la multitud lo envolvió de inmediato. Gente riendo, charlando y disfrutando de la noche llenaba el aire, mientras el aroma a alcohol y perfumes se mezclaba en un torbellino de sensaciones.
Se dirigió rápidamente al área de los vestuarios, donde otros empleados se preparaban para el turno de la noche. Jungkook se cambió en un rincón, quitándose la chaqueta y la camiseta que llevaba. Con movimientos rápidos y precisos, se puso un pantalón oscuro que se ajustaba bien a su figura y una camisa blanca que realzaba su complexión. Al finalizar, se colocó un delantal en la cadera, el cual le daba un toque profesional y le permitía estar listo para atender a los clientes.

Con un último vistazo en el espejo, asegurándose de que su cabello estuviera en su lugar y su aspecto pulcro, salió del vestuario y se dirigió hacia la barra. Mientras caminaba, saludó a algunos compañeros de trabajo, quienes estaban ocupados preparando las bebidas para la noche.

Al llegar a la barra, vio a su amigo James, que además era su compañero de trabajo y universidad. Tenía una sonrisa amplia que iluminaba su rostro.

—¡Hey, Jungkook! Hasta que llegas — exclamó, levantando una botella en su dirección.

—¿Cómo va la noche hasta ahora? —preguntó, acomodándose detrás de la barra.

—Tranquila hasta ahora, pero no tardará en llenarse. ¿Qué tal tu cita?

Sintió un ligero rubor al recordarla, pero trató de mantener la conversación ligera.

—Fue muy tranquila —respondió, mientras comenzaba a organizar los ingredientes para los cócteles.

—Eso suena bien. Espero que haya ido mejor que la última vez —bromeó riendo.

—Sí, no tuve que preocuparme por perderme esta vez.

Con una ligera risa, Jungkook se puso a trabajar, mezclando bebidas y atendiendo a los clientes. A medida que el bar se llenaba, su mente seguía regresando a Megan y la noche que habían compartido. La música pulsaba en sus venas mientras se concentraba en el trabajo, aunque no podía evitar sonreír cada vez que pensaba en ella.
La música vibrante del bar y el bullicio de la gente lo rodeaban, pero en su interior, una mezcla de dudas y ansiedad comenzaba a crecer. Miró a su alrededor, observando a los clientes reír y disfrutar de la noche. Sin embargo, su mente se centraba en la conexión que había comenzado a forjar con Megan. Era algo que lo emocionaba y lo asustaba al mismo tiempo.

—¿Ella realmente sentirá lo mismo por mí?—se preguntó en silencio. Aunque había sentido una chispa innegable durante su cita, había una parte de él que no podía evitar sentir inseguridad. Se preguntaba si la atracción que ella sentía por él sería suficiente para avanzar hacia algo más íntimo en el futuro.

Sabía que Megan había sido sincera sobre su pasado, su amor por Heather aún latente en su corazón. Esa revelación lo inquietaba. ¿Cómo podría competir con un amor tan significativo? A veces se preguntaba si, a pesar de su creciente cercanía, Megan seguiría sintiendo una conexión más fuerte hacia ella.

Un grupo de amigos se acercó a la barra, interrumpiendo sus pensamientos. Con una sonrisa forzada, comenzó a atenderlos, pero su mente seguía divagando. Sabía que no quería presionarla, que ella todavía tenía reservas sobre su orientación sexual. La idea de hacerla sentir incómoda lo llenaba de preocupación.

Mientras servía un trago, sintió el peso de sus dudas. Era un torbellino de emociones. ¿Podría realmente ser lo que ella necesitaba? ¿O seguiría siendo solo un refugio temporal mientras trataba de reconciliar sus sentimientos?

—¿Todo bien, hermano?— preguntó James, mientras Jungkook le entregaba el vaso a un cliente.

—Sí, solo... Solo pensando en algunas cosas.

—¿Sobre tu cita? —indagó, con una sonrisa que sabía más de lo que decía—. Bueno, Megan.

Jungkook asintió, sintiendo que el peso de sus sentimientos lo aplastaba.

—La cita fue increíble. Ella es increíble —confesó, dejando caer su voz un poco más baja—. Pero... no puedo dejar de pensar que mis sentimientos son más intensos de lo que pensaba.

—Eso es bueno, ¿no?

—No sé, a veces me preocupa que esté tan atrapada en su pasado que no pueda avanzar. Quiero que esto funcione, pero...— dejó su oración en el aire, incapaz de articular sus miedos.

—Yo creo que si sientes eso por ella, deberías jugarlo más duro.

—¿Jugarlo más duro?

—Sí, como, no te lances demasiado —explicó tranquilo—. Las chicas aman lo difícil. Si te muestras muy disponible, se aburren, así que mantén cierta distancia emocional para que puedas darle el espacio para que te extrañe.

—Pero... ¿No debería ser honesto con ella? —preguntó con el ceño fruncido—. No quiero que piense que no me importa.

—¡Eso es lo que ellas quieren!—insistió, agitando la mano. —Es un juego, hermano. Si no muestras un poco de misterio, perderás su interés —aseguró palmeando su hombro—. Haz que se pregunte qué estás pensando, qué sientes, así como tú te lo preguntas ahora. Así es como funciona.

Mientras el bar se llenaba de vida, Jungkook se sintió atrapado entre lo que realmente deseaba y lo que su amigo le aconsejaba. Sabía que debía permitir que las cosas fluyeran naturalmente, pero la intensidad de sus sentimientos lo mantenía alerta.

«¿Debo alejarme un poco y actuar como si no me importara tanto?» pensó, cuestionando su instinto.

—Mira, solo dale un poco de espacio. Así se sentirá más atraída. Es como una danza — continuó, sin notar la incomodidad de Jungkook—. Si actúas con intensidad por dejarte llevar por esos sentimientos que tienes ahora, terminarás asustándola.

«Pero eso no es lo que siento»

«Quiero ser cercano a ella, no jugar juegos»

Sin embargo, la influencia de Alex se colaba en su mente, sembrando semillas de inseguridad. Con cada bebida que preparaba, la risa y la música del bar resonaban a su alrededor, pero su mente seguía anclada en Megan. Cada vez que pensaba en ella, una mezcla de esperanza y ansiedad invadía su pecho.

«No quiero perderla, pero tampoco quiero abrumarla o presionarla» pensó, luchando por encontrar el equilibrio entre sus sentimientos y lo que le decía su amigo. Al final del día, el amor valía la pena, pero ¿sería suficiente su valentía para enfrentarse a la incertidumbre que lo rodeaba?






















(...)
















Jungkook estaba sentado en la cafetería, las manos entrelazadas sobre la mesa, perdido en sus pensamientos. La atmósfera estaba llena de murmullos y risas, pero él apenas podía escuchar. En su mente, la reciente distancia con Megan se había convertido en una tormenta de emociones, cada vez más intensa a medida que pasaban los días, aunque seguía enviándole mensajes, pero menos constantes.

Desde que decidió seguir el consejo de James y mantener cierta distancia, la ausencia de sus conversaciones y risas se sentía como un vacío. Se había prometido a sí mismo que no presionaría a Megan, que no quería que su intensidad fuera la causa de que Megan lo dejara. Sabía que ella estaba luchando con su identidad y que, a pesar de lo que habían compartido, había algo más profundo en su corazón: sus sentimientos por Heather. Jungkook no podía evitar preguntarse si alguna vez podría competir con esos sentimientos.

La idea de que Megan se sintiera culpable por estar con él lo atormentaba, y temía que esa lucha la alejara de él.

Mientras se perdía en sus pensamientos, Taehyung llegó a la mesa con dos cafés. Se sentó enfrente de Jungkook, sonriendo con su habitual despreocupación.

—¿Todo bien, amigo? Te veo un poco ausente.

Jungkook forzó una sonrisa y asintió.

—Sí, solo... pensando en algunas cosas.

—¿Sobre qué? —indagó, apoyando los codos en la mesa, interesado. Jungkook desvió la mirada, sintiendo un nudo en el estómago. No quería hablar de Megan; ella también era la mejor amiga de Taehyung, y abrirse sobre sus sentimientos complicados podría ser un territorio peligroso.

—Nada importante. Solo cosas de trabajo y universidad, ya sabes.

Taehyung frunció el ceño, pero pareció aceptar la evasiva.

—Está bien. Pero si necesitas hablar, sabes que siempre estoy aquí.

Jungkook asintió de nuevo, agradecido por el apoyo silencioso de su amigo, pero también consciente de que el tema de Megan era algo que debía manejar por su cuenta. La conversación se desvió hacia otros temas, pero incluso cuando hablaban de cosas ligeras, la inquietud seguía carcomiéndolo.

Con cada sorbo de café, Jungkook sentía que la distancia entre él y Megan se hacía más notable. Los días sin verla parecían eternos, y la incertidumbre sobre sus sentimientos lo consumía. Se preguntaba si su decisión de distanciarse un poco había sido la correcta, o si, al hacerlo, estaba arruinando cualquier oportunidad de acercarse a ella. La idea de que sus sentimientos por Heather pudieran ser aún mucho más fuertes que lo que ella sentía por él lo mantenía despierto por las noches.
Su mente seguía regresando a la lucha de Megan, a sus dudas y a la imagen de su sonrisa. Esa conexión que habían empezado a construir parecía más frágil con cada día que pasaba. Jungkook sabía que tenía que encontrar la manera de volver a acercarse a ella, de demostrarle que no era una carga, pero el miedo a salir lastimado lo mantenía anclado en la indecisión. 

La atmósfera en la cafetería se volvía cada vez más pesada, como un recordatorio constante de que lo que realmente quería estaba fuera de su alcance. Se llevó la taza de café a los labios, sintiendo el calor del líquido reconfortante mientras su mente se deslizaba entre pensamientos sobre Megan. Aún le costaba creer que había decidido distanciarse de ella, pero el consejo de James resonaba en su mente.

Para cambiar el tema y despejarse un poco, miró a Taehyung.

—¿Y cómo va todo con Marie?

—Eh, la verdad es que estamos hablando un poco, pero es complicado. Apenas estamos comenzando a comunicarnos de nuevo.

—¿Y cómo se siente ella?

—No parece muy segura. La última vez que hablamos, me dejó claro que no sabe si quiere volver a estar juntos. Es frustrante.

—Eso suena difícil.

—Sí. A veces me pregunto si realmente valdrá la pena intentarlo otra vez —respondió, rascándose la cabeza con un gesto de frustración—. Todo es muy confuso.

—Es comprensible. A veces, cuando hay sentimientos fuertes, es difícil saber qué camino tomar.

—Exacto —Asintió—. Solo quiero que sea honesta conmigo. Necesito saber si está interesada en seguir adelante o si deberíamos dejarlo así.

—La comunicación es clave, supongo —dijo, pensando en cómo eso aplicaba también a su propia situación—. Tal vez deberías darle tiempo y espacio para que aclare sus sentimientos.

—Sí, pero a veces siento que estoy perdiendo la oportunidad de reconectar —admitió, mirando por la ventana con una expresión pensativa.

Jungkook se quedó en silencio, sintiendo una punzada de empatía por su amigo. Aunque intentaba concentrarse en Taehyung, su mente seguía regresando a Megan y a lo que significaba su relación. La complejidad de los sentimientos y la confusión sobre lo que ambos deseaban se entrelazaban en su mente.

—Simplemente mantente abierto a la comunicación —habló encogiéndose de hombros—. A veces las cosas pueden resolverse por sí solas si das el paso correcto.

Taehyung asintió, aunque todavía se notaba su preocupación. La conversación continuó, pero Jungkook no pudo evitar sentir que, mientras su amigo lidiaba con sus propios problemas, él también estaba atrapado en un mar de incertidumbre, luchando por entender sus propios sentimientos y cómo avanzar con Megan.

Taehyung, tras un momento de silencio, se volvió hacia Jungkook con curiosidad.

—Oye, ¿y qué hay de Megan? ¿Cómo va eso entre ustedes?

Jungkook sintió un nudo en el estómago. Su mente estaba llena de pensamientos contradictorios.

Huh... Bueno... —comenzó, sintiéndose repentinamente inseguro—. La verdad es que he estado... manteniendo un poco de distancia.

—¿Qué? ¿Distancia? —Frunció el ceño. Jungkook se sintió atrapado.

—James me dijo que no debería ser tan intenso porque... a veces las mujeres se sienten abrumadas, así que es mejor mantener un poco de espacio, ya sabes, para que ella pueda procesar lo que siente.

Al escucharlo lo miró con desaprobación, cruzando los brazos sobre el pecho, mientras el pelinegro bajó la mirada, sintiendo un peso en su pecho.

—¿Espacio? ¿En serio?

—Lo sé, pero... no quiero presionarla —Suspiró—. También sé que nunca ha tenido una relación seria antes, y eso solo la complicaría más.

Su mejor amigo lo miró con una expresión de incredulidad, balanceando la cabeza con desagrado.

—¿De verdad crees que alejarte es lo que necesita? —cuestionó alzando una ceja—. La conoces, Jungkook. Es insegura y ha estado lidiando con muchas cosas. Si le das la impresión de que no estás interesado, puede pensar que todo fue un error.

—S-solo pensé que...

—¿Qué? ¿Que si mantienes la distancia le vas a dar el espacio para que piense en lo que siente y mágicamente se enamore de ti? —interrumpió, su tono más intenso—. Eso no tiene sentido. Megan necesita saber que estás ahí para ella, no que te alejas porque tienes miedo.

—No estoy... —Jungkook trató de defenderse, pero Taehyung no le dio oportunidad.

—¿Sabes lo que es sentir que estás fallando en algo que ni siquiera entiendes del todo? —replicó, su voz baja pero firme—. Eso es lo que Megan ha estado sintiendo desde que empezó a explorar su sexualidad y sus sentimientos. Tu comportamiento puede hacerla sentir que no tiene la seguridad suficiente para seguir adelante contigo.

Jungkook se sintió cada vez más inquieto.

—Pero no quiero presionarla. No quiero que se sienta incómoda.

—Presionarla sería ignorar lo que siente. La verdadera presión es hacerla dudar de ti y de lo que pueden tener —recriminó frustrado—. Ella ya ha pasado por suficiente confusión con Heather. No le des otra razón para dudar.

Jungkook respiró hondo, el reproche de Taehyung lo impactaba. Sabía que tenía razón, pero la idea de ser un peso más en la vida de Megan lo incomodaba.

—No estoy seguro de cómo manejar esto...

—No es un juego, Jungkook. Ella no es un desafío que tienes que superar —apuntó, su mirada intensa y directa—. Si de verdad te importa, Jungkook, deja de guiarte por esas inseguridades. Empieza a pensar en lo que ella necesita y en cómo le afecta tu distancia —Se inclinó hacia adelante, soltando un suspiro—. A veces, querer proteger a alguien significa acercarse, no alejarse

Bajó la mirada, sintiendo el peso de las palabras de su amigo. La presión de la situación lo abrumaba, pero el reproche de Taehyung lo obligó a reflexionar sobre su comportamiento. Quizá había estado tomando el camino equivocado, y ahora sabía que tendría que ser más valiente, no solo por él, sino también por Megan. La distancia solo complicaba las cosas y no podía seguir jugando a la defensiva.

—Si no te arriesgas a mostrarle lo que sientes, ¿cómo esperas que ella crea en ti?

—Está bien —dijo finalmente, levantando la vista hacia Taehyung.

—No dejes que la inseguridad te paralice porque ella necesita saber que estás dispuesto a estar a su lado, sin importar lo que pase.

—Hablaré con ella

Taehyung asintió, preparándose para marcharse, pero al levantarse como su amigo, en eso notó que su expresión seguía mostrando preocupación.

—Escucha, no te compliques —dijo, colocando una mano en su hombro y mirándolo fijamente—. Ser vulnerable no es algo malo; es una señal de fortaleza. Megan necesita saber que puede confiar en ti y que no vas a irte si las cosas se ponen difíciles  —Bajó la mano con suavidad, observando cómo él asimilaba cada palabra—. La intensidad que sientes por ella es natural, así que no la escondas. Pero también es importante que le des espacio para que se sienta cómoda. No la abrumes, pero tampoco te alejes demasiado.

—Sí, tienes razón —murmuró, sintiendo un poco más de claridad, aunque la ansiedad seguía pulsando en su pecho.

Justo cuando Taehyung estaba a punto de marcharse, la campana de la puerta sonó, anunciando la llegada de nuevos clientes. Ambos hombres se volvieron a mirar, y Jungkook sintió cómo la tensión en su cuerpo aumentaba. La mirada de Taehyung se iluminó de inmediato.

—Mira quién acaba de llegar —dijo Taehyung, señalando con la cabeza hacia la entrada.

Jungkook se giró, y su corazón dio un vuelco. Megan estaba ahí, vestida con un suéter de punto y jeans, su cabello cayendo suavemente sobre los hombros. Parecía un poco perdida, como si estuviera esperando a alguien. La vista de ella hizo que su pulso se acelerara; todos los consejos de Taehyung parecían desvanecerse en el aire.
Su mente luchaba entre el impulso de levantarse y correr hacia ella para besarla y el miedo a cómo podría reaccionar.

¿Estaría enojada? ¿Desconcertada? La última cosa que quería era hacerla sentir incómoda, pero al mismo tiempo, el deseo de acercarse era abrumador.

Mientras tanto, Taehyung, sin darse cuenta del torbellino interno de Jungkook, levantó la mano y llamó su atención.

—¡Hey, Megan! —gritó, acercándose a ella con una sonrisa—. ¿Qué tal?

Jungkook observó cómo la expresión de Megan cambiaba al reconocer a Taehyung. Se acercó, sus ojos brillantes, mientras lo saludaba. El corazón de Jungkook latía con fuerza, y a medida que los dos intercambiaban palabras, él sintió la necesidad de acercarse.

Finalmente, decidió seguir su impulso con el deseo de hacer algo, de romper la distancia que había creado en los últimos días. Mientras se acercaba a ellos, su mente seguía preguntándose qué diría, qué haría. ¿Sería capaz de actuar con naturalidad, o simplemente se dejaría llevar por la emoción? Cuando estuvo lo suficientemente cerca, vio a Megan sonreír, y eso fue suficiente para hacer que todo lo demás se desvaneciera.

Mientras Jungkook se acercaba, el nerviosismo se apoderó de Megan. Sus manos se movían inquietas, y su mente corría tratando de encontrar las palabras adecuadas. No sabía si debía saludarlo con un abrazo, una sonrisa o simplemente un "hola". La sensación era intensa, y ambos parecían atrapados en su propia torpeza, intercambiando miradas que decían más que cualquier palabra.

Taehyung, observando la escena, no pudo evitar reírse al ver a sus dos mejores amigos actuar con tantos nervios y torpeza.

—Vaya, parece que mis dos tortugas han salido de su caparazón —bromeó, disfrutando de la tensión tan intensa entre ellos—. ¿No van a decir nada?

Megan sintió cómo su rostro ardía de vergüenza, pero también había una chispa de alegría en su pecho. El comentario de Taehyung solo aumentó su nerviosismo, y antes de que pudiera pensar en cómo reaccionar, Jungkook decidió tomar la iniciativa.

Sin poder resistir la atracción que lo empujaba hacia ella, tomó suavemente su rostro entre sus manos, sus dedos acariciando sus mejillas. En un instante, sus labios se encontraron en un beso suave y electrizante, un beso que hablaba de todas las emociones que habían estado acumulando, una mezcla de deseo, ternura y la promesa de algo más.

Cuando se separaron, sin notar cómo la sonrisa de Taehyung se había ensanchado al verlos así por primera vez, intentando contener la emoción, Jungkook la miró con una sonrisa llena de complicidad.

—Hola —murmuró, su voz baja y cargada de emoción.

Megan sintió que su corazón se disparaba. Estaba sonrojada, pero en sus ojos había un brillo que no podía ocultar. Intentando contener una risa nerviosa, no pudo evitar sonreír de vuelta.

Antes de que pudiera responder, Jungkook, como si la distancia que había impuesto entre ellos lo estuviera agobiando, se inclinó de nuevo hacia ella. Este segundo beso fue más intenso, como si tratara de asegurarse de que la conexión entre ellos no se había arruinado por su decisión de mantener distancia. La sensación de su aliento, de sus labios entrelazados, reafirmó lo que ambos sabían: había algo especial entre ellos que no podían dejar escapar.

Ambos se olvidaron de la presencia de Taehyung, sumidos en su pequeño mundo, dejando que ese momento hablara por ellos. Observó la conexión entre Jungkook y Megan. Sabía que su mejor amigo había estado luchando con sus sentimientos, y verlos así, compartiendo ese momento, lo llenaba de alegría. Sin embargo, no quería quedarse a interrumpir lo que estaba claramente destinado a ser un encuentro privado.

—Bueno, no quiero interrumpir su momento —dijo con un tono juguetón—. Ustedes dos se ven muy ocupados.

Megan sintió que sus mejillas se sonrojaban aún más al escuchar a Taehyung. La química entre ella y Jungkook era innegable, pero ahora que su mejor amigo lo mencionaba, se sentía aún más nerviosa.

—No, en serio, Taehyung, no estamos haciendo nada… —respondió, tratando de sonar despreocupada, pero su voz traicionó su nerviosismo.

—Sí, claro —Soltó una ligera risa cínica, mientras levantaba las manos—. Solo no quiero ser el tercero en discordia aquí.

Con eso, se despidió y salió de la cafetería, dejándolos a ambos en un silencio incómodo. Jungkook y Megan intercambiaron miradas, sintiéndose un poco torpes ahora que estaban solos.

—Así que… —comenzó Jungkook, sintiendo la presión del momento. No sabía si debía acercarse más o mantener la distancia.

Megan mordió su labio, intentando decidir qué hacer. La energía entre ellos estaba cargada de nervios, pero también había un deseo notable. Sin embargo, ninguno de los dos sabía cómo proceder.

—B-bueno… —dijo ella, un poco titubeante—. Supongo que ahora estamos solos.

—Sí, parece que sí —murmuró, dando un paso hacia ella, sintiendo una mezcla de emoción y ansiedad.

El silencio se volvió más denso a medida que se acercaba un poco más, como si esperaran que el otro dijera algo. La confusión de sus sentimientos, combinada con la atracción que sentían, les hacía dudar. Jungkook, aún sintiendo el cosquilleo de nervios en su estómago, sonrió mientras le señalaba una silla frente a él.

—¿Te gustaría sentarte conmigo? —preguntó, tratando de sonar despreocupado, aunque su voz traicionó un ligero temblor.

Megan se mordió el labio, dudando un momento.

—Ah, en realidad… estoy esperando a alguien.

La respuesta de Megan hizo que Jungkook sintiera un ligero desliz en su corazón.

—¿A quién? —preguntó, incapaz de ocultar su curiosidad.

—A Sophie —respondió simple, sus ojos evitando los de él, como si la simple mención de su amiga le provocara nervios.

—¿Sophie? —frunció el ceño—. ¿Quién es?

—Es una amiga y compañera de universidad.

Jungkook sintió un leve retortijón en su estómago al pensar en ella pasando tiempo con otra persona, cuando necesitaba hablar con ella. Pero, de todas maneras, no podía dejar que eso lo detuviera.

—Bueno, ¿por qué no te sientas conmigo hasta que llegue? —sugirió rápidamente, tratando de mantener un tono ligero—. No tengo problema en compartir la mesa.

Megan dudó nuevamente, mirando hacia la puerta de la cafetería como si esperara ver a su amiga entrar. Pero finalmente, su mirada se suavizó.

—Está bien, supongo que puedo un rato hasta que llegue.

Tomó asiento frente a él, pero ambos permanecieron en silencio, mirándose nerviosamente. El ambiente entre ellos era una mezcla de tensión y emociones sin resolver. Jungkook jugueteó con un sorbete en su bebida, mientras ella miraba al suelo, sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas.

—Así que… —Jungkook comenzó, pero las palabras se le atragantaron. Se sentía tonto, sin saber cómo iniciar una conversación después de esos días de distancia. —¿Has… has estado bien? —logró preguntar, sintiéndose un poco torpe.

—Sí, claro… —respondió, frotándose las manos sobre la mesa—. Solo lo típico, tú sabes. Clases y cosas así.

Jungkook asintió, pero la conversación se desvaneció rápidamente. Se sentía como si estuvieran en una especie de burbuja, llenos de lo que no decían. Ambos querían hablar, pero no sabían cómo abordar el tema que los había mantenido alejados.

—¿Y tú? ¿Cómo te ha ido? —preguntó después de un momento de silencio, pero su tono sonaba más nervioso que casual.

—Bien, bien… —Sonrió, aunque su voz sonó más como un susurro—. Trabajando mucho en el bar, estudiando, y eso.

Megan lo miró a los ojos, y en ese momento, se dieron cuenta de que sus miradas estaban llenas de cosas no dichas. La tensión se volvió casi insoportable. Jungkook sintió una punzada de frustración. Quería acercarse más, pero no sabía cómo.

Él sentía el peso de la distancia que había creado entre ellos en los últimos días. A su alrededor, la cafetería seguía con su bullicio habitual, pero en su mente había un silencio ensordecedor. Recordó las palabras de James, que le había aconsejado mantener cierta distancia emocional para hacer que Megan lo desease más. Sin embargo, el reproche de Taehyung aún resonaba en su cabeza.
Mientras sus ojos se posaban en Megan, la veía mover nerviosamente sus dedos sobre la mesa. Sabía que estaba esperando a Sophie, pero también podía sentir que esa espera era solo una excusa para no hablar de lo que realmente había entre ellos. Su mente empezaba a chocar con sus sentimientos; quería hablar, quería reír, pero la tensión en el aire lo mantenía paralizado.

El aroma del café recién hecho lo envolvió, pero la única fragancia que realmente registraba era la de Megan. A medida que la cercanía de ella se intensificaba, su cuerpo reaccionaba de maneras que su mente no podía comprender. Su corazón latía con fuerza y sus palmas comenzaron a sudar. Notó cómo el espacio entre ellos se llenaba de energía, una conexión palpable que contrastaba con el silencio.

Recordaba cómo Taehyung le había dicho que la vulnerabilidad que sentía por Megan era una fortaleza, que debía dejar de intentar actuar como si no le importara. Quería acercarse, tomar su mano, quizás incluso cruzar la distancia con un roce o un susurro. Pero recordaba la advertencia de James: "No la presiones, Jungkook. Dale espacio." La idea de abrumar a Megan lo asustaba; sabía que, a pesar de que ella parecía interesada, aún luchaba con sus sentimientos por Heather y su propia identidad. Esas luchas se reflejaba en su rostro, en la forma en que su sonrisa a veces se desvanecía, y eso hacía que Jungkook se sintiera impotente.

—¿Estás bien? —preguntó Megan de repente, sus ojos mirándolo con preocupación.

—Sí, claro… —respondió, pero su voz sonó más como una afirmación para él mismo que para ella. Mientras ella lo miraba fijamente, su corazón latía en sus oídos, y podía sentir que la tensión se acumulaba entre ellos.

Ambos se miraron en un silencio que parecía durar una eternidad. Sus respiraciones se entrelazaban en un ritmo compartido. Jungkook sintió que su cuerpo se movía instintivamente hacia ella, como si una parte de él estuviera en sintonía con su deseo de estar cerca. Pero su mente rápidamente lo detuvo, recordándole que había creado una barrera que ahora no sabía cómo derribar.

Megan, mientras esperaba a Sophie, no podía evitar sentir que la distancia emocional que se había establecido entre ella y Jungkook era un abismo que la llenaba de ansiedad. Desde aquella mágica noche en que compartieron más que un beso, había una chispa entre ellos que la intrigaba y la asustaba a la vez. Sin embargo, el comportamiento de Jungkook la confundía; a veces, parecía tan cercano, y otras, tan distante. Esa oscilación la hacía cuestionarse si lo que había sentido era real o si solo era producto de su imaginación.

¿Por qué había retrocedido después de lo que ocurrió? Aquella pregunta resonaba en su mente, generando un torbellino de emociones contradictorias. La atracción que sentía por él era real, intensa y profundamente desconcertante. Pero también era un recordatorio constante de su lucha interna. Aun cuando había algo nuevo y emocionante en su relación, su corazón seguía ocupado por alguien más, lo que la llenaba de confusión y culpa.
La inseguridad se instaló en su pecho como un ladrón que robaba la paz de su corazón. Temía que su atracción por Jungkook la hiciera sentir culpable, como si estuviera traicionando una parte de sí misma. La distancia que él había comenzado a crear era, para ella, un recordatorio de que quizás lo mejor sería dejarlo ir. Pero al mismo tiempo, el deseo de acercarse, de sentir esa conexión, era abrumador.

Notaba cómo él por momentos parecía evitar su mirada. Esa falta de contacto visual la hacía sentir aún más ansiosa. Su mente giraba en torno a lo que podría haber dicho o hecho para que él actuara de esa manera.

¿Era ella? ¿Sus sentimientos?

El silencio que se extendía entre ellos se sentía denso, cargado de cosas no dichas. Megan sintió un nudo en el estómago. Finalmente, decidió hablar.

—Jungkook… —repitió, su voz era apenas un susurro—. ¿En serio estás bien?

La miró brevemente antes de desviar la mirada, y eso le dolió más de lo que esperaba. La incomodidad entre ellos la abrumaba, y cada segundo que pasaba sin una respuesta se sentía como una eternidad.

¿Por qué no podía simplemente decirle que estaba bien? Ella quería saber qué estaba pensando, por qué parecía distante.

—¿Estás seguro de que no hay algo en lo que debamos hablar? —su voz se volvió más firme, a pesar de que su corazón latía con fuerza.

Jungkook se quedó en silencio por un momento que pareció eterno, y ella pudo ver la lucha en su rostro. Sentía que él tenía algo en el corazón, una preocupación que lo mantenía alejado, y ella estaba dispuesta a escuchar, a abrir su propia vulnerabilidad.

—No quiero que esto se vuelva incómodo —dijo al fin, sus palabras llenas de vacilación. Megan notó que la vulnerabilidad en su voz era similar a la que ella sentía.

—¿Por qué lo haría? —preguntó, sintiéndose frustrada. La distancia entre ellos solo parecía aumentar su incertidumbre. No podía entender por qué él pensaba que tenían que mantener distancias cuando, por el contrario, ella quería acercarse.

—He estado pensando en muchas cosas… —comenzó, pero la expresión en su rostro no mostraba la seguridad que ella deseaba.

Megan sintió que su corazón se encogía. ¿Era posible que él también luchara con lo que había entre ellos?

—¿Por qué sientes que tienes que alejarte? —indagó, dejando que su vulnerabilidad se filtrara en sus palabras. La idea de que Jungkook pensara que su conexión era un problema la hería más de lo que esperaba.

Se removió en su asiento, claramente incómodo, y Megan sintió que el aire entre ellos se volvía más denso. Fue en ese momento cuando notó que, a pesar de la cercanía física, había una distancia emocional insalvable. ¿Estaba destinada a perderlo también?

La atmósfera entre ellos se sentía cargada de emociones no expresadas, como si cada palabra estuviera envuelta en un peso invisible. Megan miraba a Jungkook, tratando de descifrar la tormenta interna que sabía que estaba experimentando. Su corazón latía con fuerza mientras ella se preparaba para abrir la puerta a una conversación que ambos parecían evitar.
Él suspiró, claramente dividido entre abrirse y protegerse. La mirada en su rostro denotaba una mezcla de lucha y vulnerabilidad que a ella le resultaba familiar, como si en el fondo supiera que su propia lucha se reflejaba en él.

—No sé… —dijo finalmente, su tono era bajo, como si cada palabra le costara salir—. He estado pensando en nosotros. Es… complicado.

Megan sintió que su corazón se hundía un poco. ¿Complicado? Esa palabra pesaba en el aire. Ella sabía que había algo más, que su confusión no era solo sobre lo que había ocurrido, sino sobre lo que sentían el uno por el otro.

—¿Complicado? —repitió ella, sintiéndose un poco herida—. ¿Es eso todo? ¿Cometí otro error o algo así?

Él apartó la mirada, y eso la molestó. ¿Por qué no podía simplemente mirarla y decirle lo que sentía? La incertidumbre en su corazón se transformó en frustración.

—¿Qué estás tratando de decir? —preguntó, su voz adquiriendo un tono más firme. No quería sonar confrontativa, pero necesitaba entender.

—Es solo que… —Jungkook hizo una pausa, como si buscara las palabras correctas—. Hablé con James. Me dio algunos consejos sobre cómo manejar las cosas entre nosotros —explicó nervioso—. Dijo que a veces es mejor mantener la distancia, que eso genera un poco de misterio… y que podría ayudar a que te llamara más la atención.

El corazón de Megan se hundió. James. Era como si una sombra se interpusiera entre ellos. ¿Por qué había dejado que alguien más influyera en su relación?

—Entonces, ¿eso es lo que piensas? ¿Que alejarte es la solución? —interrogó sintiendo que la frustración la invadía—. Jungkook, me pediste comunicación. Me dijiste que querías que seamos honestos el uno con el otro, y ahora parece que solo estás siguiendo lo que alguien más te dijo.

Frunció el ceño, claramente herido por su reproche.

—No es así… —intentó defenderse, pero ella lo interrumpió.

—Me has hecho sentir como si estuviera haciendo algo mal. Como si mi atracción por ti fuera un problema —expresó frustrada—. ¿Crees que la distancia va a resolver algo?

La mirada de Jungkook se volvió intensa, como si estuviera intentando entender su propio caos interno. Ella notó cómo su mandíbula se tensaba, un indicio de que estaba lidiando con su propia inseguridad.

—No quiero que te sientas así, Megan. No era mi intención… —dijo, su voz era un susurro lleno de arrepentimiento—. Simplemente, tengo miedo. Tengo miedo de arruinar lo que tenemos.

El aire entre ellos se volvió denso. Megan podía ver la vulnerabilidad en sus ojos, el miedo a perder lo que apenas estaban comenzando a construir.

—Tú no estás arruinando nada —replicó, suavizando su tono—. Pero no me hagas sentir que he cometido un error al sentirme atraída por ti. No quiero que otros influyan en nosotros, ni que mis propios miedos interfieran.

Jungkook bajó la mirada. Su mente parecía estar luchando con sus propios pensamientos. Megan sintió un impulso de acercarse, de calmar esa tormenta que sabía que estaba viviendo. Pero, al mismo tiempo, sabía que la conexión que habían creado dependía de su honestidad mutua.

—Lo siento, de verdad. Tal vez me dejé llevar por lo que otros dijeron y por el miedo…

—Quiero que hables conmigo. No necesito que sigas los consejos de James. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar qué.

Su corazón estaba latiendo con fuerza. Deseaba que pudiera abrirse y compartir sus miedos, sin temor a ser juzgado, así como ella tenía la confianza con él.

El silencio se extendió nuevamente, pero esta vez no era tan pesado. Era un silencio que invitaba a la reflexión, a la comprensión. Ambos sabían que todavía había un camino por recorrer, y que, aunque esa distancia había sido un obstáculo, estaban dispuestos a superarlo, siempre y cuando fueran sinceros el uno con el otro.

Jungkook sintió un nudo en el estómago al escuchar sus palabras. Cada uno de sus temores, cada consejo que había seguido sin pensar, le pesaban como una losa. No podía soportar más la distancia que había creado entre ellos. Se levantó de su silla de golpe, arrastrando el mueble con un rasguño sobre el suelo, y se sentó a su lado, mirándola con intensidad.

—Lo siento —su voz era un susurro cargado de sinceridad—. Me dejé llevar por el miedo y por lo que James me dijo. No debería haberme alejado de ti. No sé qué estaba pensando.

Megan se quedó mirándolo, sintiendo que la tensión comenzaba a disiparse. Su corazón latía con fuerza, no solo por la cercanía de Jungkook, sino también por la vulnerabilidad que él mostraba. Había una sinceridad en su mirada que la tocaba.

—Te entiendo, Jungkook. Ambos hemos estado lidiando con muchas cosas —respondió, su tono ahora era más suave—. Solo quiero que sepas que no tienes que tener miedo de lo que sentimos. A veces es complicado, pero me gustaría que pudiéramos resolverlo juntos.

Asintió, agradecido por su disposición a perdonarlo. No quería que la distancia se convirtiera en un obstáculo más grande.

—Me gustaría que pudiéramos hablar de esto —confesó, sintiendo que la presión en su pecho comenzaba a aliviarse. Sabía que había mucho más que discutir, pero al menos ahora podían enfrentar sus miedos juntos—. No quiero perderte por mi estupidez.

Megan sonrió, aunque todavía había un rayo de duda en su mirada.

—Tampoco quiero perderte. Pero necesito que sepas que hay cosas en mi vida que también me preocupan, cosas que no he podido dejar de pensar.

Jungkook sintió un ligero escalofrío recorrerlo al escuchar eso. Había tantas capas en su relación, tantas inseguridades que necesitaban ser desenvueltas. Pero la determinación que había en la voz de Megan le dio esperanzas.

—Podemos tomarnos nuestro tiempo, pero hablemos de todo —insistió, acercándose un poco más a ella. La proximidad lo llenaba de una calidez que había estado ausente durante esos días de distancia.

—Sí —Asintió, y su voz era un susurro lleno de comprensión—. Me gustaría eso.

Jungkook sintió que el peso de la culpa comenzaba a levantarse, y aunque sabían que el camino no sería fácil, al menos estaban dispuestos a enfrentarlo juntos.

En eso, la necesidad de acercarse a Megan lo consumía. Sin pensarlo dos veces, la envolvió con sus brazos, atrayéndola hacia él y apoyando su cabeza en su hombro. La sorpresa la hizo tensar los músculos por un instante, pero pronto una sonrisa iluminó su rostro. Era un gesto familiar, uno que le recordaba al Jungkook que siempre había querido cerca, el que la hacía sentir segura.

—¿Estamos bien? —Jungkook preguntó por lo bajo, su voz un tanto insegura mientras se acomodaba contra ella, sintiendo el calor de su cuerpo y la suavidad de su piel.

Megan sintió que su corazón se llenaba de calidez. Asintió con la cabeza, incapaz de contener una sonrisa que se dibujaba en su rostro.

—Sí, estamos bien —confirmó, y su voz era firme, casi como si quisiera reafirmar no solo a él, sino también a sí misma que podían superar esto juntos.

—Te he extrañado demasiado.

La sinceridad de sus palabras la atravesó como un rayo, llenándola de una mezcla de felicidad y ternura.Se sintió conmovida. Esa vulnerabilidad, esa honestidad, era lo que realmente deseaba ver en él. Sabía que, a pesar de los altibajos, había una conexión entre ellos que no se podía ignorar.

—Creo... Yo también te he extrañado —balbuceó nerviosa.

El abrazo se convirtió en un refugio, un espacio donde ambos podían dejar de lado sus inseguridades por un momento. La distancia que había creado Jungkook comenzaba a desvanecerse, y en su lugar, resurgía una cercanía que les recordaba por qué habían comenzado a explorar sus sentimientos en primer lugar.

Jungkook sintió que el momento era perfecto, así que, con ternura, besó suavemente la mejilla de Megan. Ella sonrió al instante, sintiendo que la calidez de su gesto era un bálsamo para las inseguridades que la habían atormentado. Pero la sonrisa de ella se amplió cuando él tomó delicadamente su barbilla, inclinándose hacia ella para robarle un pequeño beso en los labios. Fue un gesto ligero, pero lleno de significado, que hizo que su corazón latiera más rápido.

—Quiero pasar el rato contigo, —murmuró, su voz suave y cargada de anhelo. —Te he extrañado mucho, Baker.

Se sintió atrapada en sus ojos, pero rápidamente recordó la razón por la que aún se sentía un poco cautelosa.

—Pero… quedé con Sophie. —La mención de su amiga la hizo dudar, aunque su corazón, de alguna manera, parecía anhelar estar más tiempo con él.

Jungkook frunció el ceño de manera juguetona, recordando que Sophie era compañera de Megan en la universidad.

—La has visto todos los días —respondió, con un leve toque de desafío en su voz—. Nosotros hemos estado días sin vernos.

Se acercó un poco más, rozando sus narices en un gesto que provocó una risa nerviosa en Megan. El aire entre ellos se cargó de tensión, y la chispa de la atracción era palpable.

—¿No te gustaría tener otra cita? Esta noche tengo libre… podríamos pasarla juntos —La sonrisa traviesa que se dibujó en sus labios iluminó su rostro, disfrutando de la forma en que ella se sonrojaba visiblemente.

Megan se sorprendió al escuchar que tenía la noche libre, y una oleada de nervios recorrió su cuerpo, haciéndola sonrojar. La idea de pasar la noche con él la llenaba de emoción, pero también la intimidaba. Jungkook no pudo contener la risa, una risa suave y contagiosa que resonó en el aire. Se sintió divertido al notar cómo su proposición la había dejado nerviosa y un poco desorientada. Acercándose más, le dio otro pequeño beso en la mejilla, disfrutando de su reacción.

—¿Por qué te sonrojas tanto, Baker? Es solo una cita —Su tono juguetón y su sonrisa brillante hicieron que Megan se sintiera a la vez avergonzada y emocionada. La idea de pasar la noche con él se mezclaba con sus dudas, creando un torbellino de emociones dentro de ella.

¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Quieren que Megan acepte? Si acepta, ¿qué creen que pase? Este capítulo ha sido el más extenso por el momento, pero vendrán más así si es que les gusta y no les abruma, prometo que va a ir poniéndose más interesante, no se aburran, porfa

Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar, más que nada si es que les gusta la idea de que siga actualizando seguido así jujuu

¡Nos leemos pronto!

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