Capítulo Piloto
Con los sentimientos
de la más profunda humildad
Yo dedico
Estas flores malsanas.
Charles Baudelaire
Cuando el durazno, cuya flor es la más arrogante de la naturaleza por culpa de su hermosura, espera con solemne paciencia la llegada de la primavera para ofrecer al mundo su elocuente espectáculo, los que logran presenciar tal ambición pueden considerarse afortunados.
Una chiquilla se sentía afortunada en ese mismo instante. Bien no era su flor predilecta, empero la ópera que observaba sus ojos ante el mirador en donde se encontraba la hacía sentir muy afortunada en ese momento. En Australia no pudo apreciar el espectáculo que presenciaba su visión, que llenaba en ese momento cada rincón de su yo como un manantial de dicha.
Recostó su pequeño cuerpo en los barandales del alto mirador, orgullosa de ya poder alcanzarlos por su altura creciente. Una pequeña risita se expandió por el horizonte teñido de naranja como pequeñas hadas que buscan hacer culto a la belleza de los árboles. De saber que ese día podría converger en una desgracia, pensaría que es de sus mejores días en su breve vida.
—¡Wah~! ¡Es tan hermoso! —Mencionó extasiada por la ópera que proporcionaba los árboles rosáceos, más el difuminado de colores que se observaba en la línea del horizonte, marcando el tempo final de la tarde.
—Sabría que te gustaría —replicó el adulto a su lado, fijando su vista en el embeleso crepúsculo—. Es una buena forma de despedida, ¿no lo crees?
La niña simplemente asintió, acto que no logró satisfacer al hombre. Idealizó que su pequeña iba a colocarse triste en el momento y decir con una mueca mustia: "por favor, ¿te tienes que ir?". Pero, ¿qué es lo que esperaba? Otras niñas estúpidas y huecas podrían haber reaccionado así, no la suya.
Despegó la vista de la niña para poder concentrarse en el páramo que traía a su frente. Debía de atesorar ese lapso de tiempo con ella, pues podría, y era lo más seguro, que esa sea la última vez que vea a su pequeña. Solo disfrutar el tiempo juntos, los últimos que podría regalarle.
Hasta que sus sentidos se activaron. Una vibración en unos arbustos a metros de ellos activó su alerta. Se sintió observado, no acertó en cuánto tiempo. Ya se sentía obsoleto por no poder sentir una presencia con antelación; el tiempo sí que había desprolijado a su cuerpo.
—¿Viste algo? —Preguntó con tranquilidad mientras recostada su cuerpo a las barandas.
—Nueve hombres, con posibles refuerzos —respondió con naturalidad la pequeña mientras su visión se seguía cautivando por el lienzo de la naturaleza—. Uno a las 4, 12 metros. Dos en ese arbusto de la izquierda a 15 metros. Esos dos "turistas" que acaban de pasar traían lentes oscuros aún con el poco sol, y te estaban observando mucho. El guardabosques que nos guió a este sitio tenía un AMT Hardballer de 10 milímetros en el bolsillo; su silueta es inconfundible bajo la tela, ¿por qué un guardabosques tendría un arma tan sofisticada?
—Je, no lo sé —soltó una risita—. ¿Los otros tres?
—Vi pequeños destellos de luz reflejados en el metal de la baranda: hay un francotirador a 100 metros a nuestras espaldas, en el techo de la cabaña que quedaba antes de este punto. Debe de ser novato, porque no se daría cuenta que hay un reflector justo atrás suyo y que eso lanzaría rayos de luz a través del mirador del arma. Los otros dos están en la patrulla estacionada al frente de la entrada del parque.
—Bien hecho, mi pequeña loto. Sin ti sólo hubiera acertado en la presencia de los turistas y de los que están en el arbusto. Parece que me estoy oxidando —irguió su espalda, para comenzar a acomodar su traje—. ¿Tiempo aproximado para su proceder?
—A juzgar por la prisa del guardabosques por traernos aquí, al "mejor punto para ver la apuesta de sol y los árboles de duraznos", y el tiempo que tardarían los refuerzos en venir por el poco tránsito... yo diría unos diez minutos, con un leve margen de error.
—Me es suficiente —concluyó en su tarea de acomodar sus mangas—. Me preguntaba cuánto más tardarían en encontrarme.
Bajó la vista a la pequeña al frente de él, y aún percibió la reacción indiferente y apacible que se esperaba. Vaya que la había entrenado bien, se parecía mucho a él... Para su desgracia.
La pequeña persistía con la vista en el rosa de los árboles, mientras un flujo de viento hacía presencia para mecer el lacio cabello castaño de la niña, como espigas de maíz en una tarde de otoño. El hombre seguía observándola, detallando el pequeño rostro de la pequeña que parecía tallado por los dioses, como un regalo eterno de una misericordiosa divinidad. Debía de hacerlo, porque lo más probable era que no la vería nunca más.
Se colocó de cuclillas para estar a la altura de su rostro. La niña al ver la acción desvió sus ojos a los del mayor, quedando frente a frente. Ya sentían más agitación a sus alrededores que hace minutos.
—Mira, pequeña... Hoy ha llegado el día, el momento por lo que llegamos aquí. Hemos pasado por mucho camino hasta haber llegado al nivel deseado. Por lo tanto, sería normal que tengas inseguridades e incertidumbres con respecto a lo que pasará después de hoy; así que si no estás segura, si no es lo que quieres...
La niña al escuchar lo último frunció el ceño, ladeando su cabeza. —Me ha entrenado desde que tengo memoria para heredar, padre. ¿Por qué, a estas alturas, me pregunta si no es lo que quiero?
—Lo entiendo, pero... De ahora en adelante, es muy probable que estés sola. Mi paradero no será muy seguro, y el tuyo no te lo podré asegurar. Van a existir peligros para ambos. Por eso, ésta responsabilidad que te viene es bastante importante. ¿Podrás con todo sola?
Lo ignoraba, o disimulaba ignorarlo... Pero deseaba que la pequeña respondiera con un "no".
Permaneció por segundos pensativa, observando el páramo del frente, como si en las flores estuviera la respuesta. —Estoy lista, padre —volvió su vista a él, una de determinación—. Prometo que no le fallaré. Y no estaré tan sola, ¿no es así? Ella me acompañará siempre, desgraciadamente.
El contrario soltó una risita, observando el suelo. El ambiente se percibía mucho más vertiginoso: ahora sí se observaba varios hombres, algunos de traje, otros de uniforme policial, que se acercaban a ellos. Con su vista periférica comprobó que a unos 100 metros se ubicaba un francotirador en el techo de una cabaña. La tensión se percibía en el escenario como el preludio de una tragedia en tres actos.
Acto uno finalizado; siguiente acto.
—Bueno —volvió su mirada a la pequeña—. Si estás segura y preparada para esto... —metió su mano en el traje y extrajo una rosa de níveos pétalos, que la colocó entre el rostro de ambos— sólo pronuncia las palabras, y todo llegará a su fin...
La niña castaña asintió. Asió el tallo de la rosa más arriba de donde la mano del hombre lo tenía agarrado, sintiendo previamente cómo las espinas de la flor acariciaban en un peligroso acto la piel de su palma, para instantes después afianzar más el agarre en el tallo, y sentir cómo la carmín sangre brotaba de las heridas que provocaron las espinas al introducirse en su piel como si fuera papel. Presionó sus párpados por el agudo dolor que le causaron las espinas, y para contrarrestarlo, inició un módulo de inspiraciones morigeradas para canalizar el dolor a cada articulación de su cuerpo y mitigar el daño. Habiendo resultado efecto, y estando en una fase de calma, abrió sus ojos con la estela de la determinación que le era característica, abriendo la puerta de sus labios para comenzar a recitar con una voz rodeada de vigor.
—Con la alevosía con que seré tratada.
Midiendo con este pacto mortal,
Que mi alma conforme atará.
Yo acepto... este pecado.
Habiendo pronunciado las palabras, varias descargas eléctricas de tonalidades azules comenzaron a recorrer desde el brazo del hombre, pasando por la rosa que comunicaba ambos cuerpos, hasta la mano de la niña, que cedió en un morigerado temblor en todo su cuerpo, perdiendo la noción de su consciente mientras las descargas eléctricas atacaban con vehemencia su pequeño ser. A los alrededores, los demás hombres venían corriendo hasta ellos, acercándose cada vez más.
Cuando las descargas se hubieron acabado, la niña dejó el agarre de la rosa y su cuerpo cedió a descompensarse. El hombre la tomó entre sus brazos antes que pueda caerse. En seguida observó la rosa blanca, o la que era blanca: pues sus pétalos habían adquirido un chroma azul intenso.
Después de comprobar el estado de la rosa, levantó un párpado de los ojos cerrados de la pequeña para comprobar su pupila: su iris poseía una tonalidad azul rutilante.
Asintió satisfecho ante el hecho: la Transferencia se había completado. Dejó su párpado para después propiciar pequeñas palmadas a la sien de la niña, logrando que se despertara de su exiguo desmayo. Al abrir los ojos, pudo constatar que su iris volvía a su tonalidad café oscuro natural. Todo había resultado perfecto.
Acto dos finalizado; siguiente acto, el final.
—Se me olvidó mencionar antes que la Transferencia podía ser un poco agresiva —la ayudó a permanecer de pie.
—N-no fue nada... Supongo —replicó agobiada por la experiencia, mientras sus piernas se acostumbraban a volver a sostenerse efectos.
—El dolor de cabeza puede ocurrir en breve. Pastillas para el dolor lo solucionarán mientras Ella se acostumbra a tu cuerpo —le colocó una caja de pastillas en el bolsillo de su vestido—. Y toma —le extendió la ahora rosa azul por segunda vez—. Recuerda: protege esta rosa con tu vida. Si algo le llegase a pasar, será tu fin —le aseveró en el tono de su voz.
—Lo comprendo —recibió la rosa ya pasando el mareo que sintió al verse rodeada de rayitos de impactrueno, como le decía. La escondió en un bolsillo oculto de su vestido que disimulaba bien a la rosa.
Ahora había muchos más hombres cada vez más próximos, con las manos en sus trajes preparados para blandir sus armas en contra de su objetivo.
El hombre inspeccionó a sus alrededores, pensando que estaban mucho más cerca de la niña que lo que planeó. —Falta poco para irme, pequeña —colocó sus manos en los pequeños hombros aún infantiles—. Es hora de la despedida.
La contraria asintió, esperando las palabras del mayor.
Éste suspiró. —¿Qué te puedo decir? Sabía que esto iba a pasar. Supongo que fui descuidado después de todo: te llevé cerca a un peligro aún sin asegurarme que estés segura. Cuando salgas de aquí, no te preocupes: tu tío se encargará de tu manutención, y de inscribirte en una nueva escuela. Tú solo encárgate de desarrollarte normalmente, y espero que saques buenas calificaciones en la escuela.
La niña asintió a sus palabras, simplemente.
Al sentir que algo le faltaba a sus palabras, el mayor razonó un momento en sí debía decírselo o no. Optó por finalmente hacerlo. —Y pequeña... Necesito que me hagas un último favor —volvió a introducir su mano en su traje, alertando a los demás hombres que habían acelerado su paso. Sacó su mano con una llave más grande que el promedio—. Necesito que cuides de mis flores. Sé que tu cumpleaños número once es mañana, así que consideralo tu regalo adelantado.
Se dilataron los ojos a la niña por la sorpresa imprevista. —Padre, ¿eso no es...?
Asintió. —Se lo pediría a tu tío, pero él no le daría el cuidado que tú le darías. Sé que puedo confiar en ti.
Ésta sólo asintió, atónita al ver cómo el mayor colocaba la llave en el bolsillo oculto del vestido.
—En última instancia... Sólo quiero que te cuides. Sabes que el mundo allá afuera es cruel —observó a los pequeños ojos de la niña con algo que nunca había sentido en su vida, un sentimiento raro que había jugado con otras mujeres... La dicha del amor—. Voy a extrañarte, pequeña loto.
Inclinó su cabeza a ella y depositó un pequeño beso en la frente de la niña. Sin tiempo de reaccionar ante tan imprevista acción, la apartó bruscamente e irguió su espalda. La niña, aún muy confundida por lo que estaba pasando, cayó al suelo, y al levantar la vista al hombre, pudo notar aquella mirada filosa habitual en él, ajena a la escena cariñosa que había protagonizado.
Observó a sus alrededores, y pudo constatar que estaba rodeado de hombres encubiertos y policías que le apuntaban con sus armas. En cambio, él, tenía una sonrisa triunfante, ladina, sagaz. Con ese espíritu perverso inquebrantable.
—Vaya, vaya. Con que el exterminador no pudo aniquilar a las ratas en el día de hoy. ¿Qué puedo hacer por ustedes en esta linda tarde, caballeros?
—Kim Yeong —habló el oficial al frente del grupo—, está usted arrestado por los múltiples cargos de trata de blancas, prostitución infantil, secuestro de menores y asesinato en primer grado. Todo lo que diga puede y será usada en su contra, tiene derecho...
—Sí, sí, dejen las habladurías. ¿Podemos acabar con esto lejos de ella por favor? —Comentaba mientras dos oficiales lo esposaban con fuerza de más y se lo llevaban casi con patadas.
Mientras la niña presenciaba todo como si su consciente no estuviera consciente de lo que estaba ocurriendo en frente de ella. Los demás policías escoltaron al esposado lejos del mirador, lo más seguro a las múltiples patrullas que estaban estacionadas en la entrada al parque.
Acto final culminado; se baja el telón.
El supuesto guardabosques, quien los guió a la "trampa disimulada", se acercó a la niña.
—Pobre criatura, siendo la hija de un monstruo despreciable, de la mismísima Lujuria —mencionó con desdén. Y ella pudo notar en esos ojos cafés, aquellos que poseían una forma tan particular, el desprecio de observar lo que él llamó "La Hija de la Lujuria"—. Vamos a llevarte a casa; no debiste de presenciar esto.
La niña, ya saliendo de su trance, acató a la mano que le extendía el pseudo-guardabosques para levantarse y ser guiado por él hacia la salida. Y mientras ambos se dirigían a la salida, con el ruido de las sirenas difuminándose junto al ocaso anaranjado y las rosáceas flores del durazno volando en espiral, por ese laberinto vertiginoso que vulgarmente llamaban "vida", ella tenía muy en claro, a la víspera de su cumpleaños número once, lo que ahora debía de hacer.
En realidad, lo sabía desde un principio...
@CopyrightSunrise
©26/04/21
YEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE, ¡nueva historia! :D
Tengo que decirles que esto lo tengo en mis borradores desde enero del año pasado xd y mi meta para el 21 era publicar finalmente esta historia... Así que ya cumplí la meta del año xd
Bueno, esta historia es bastante ambiciosa, se podría decir. Sin estar publicada era mi favorita. Así que espero de corazón que les guste. He investigado por un año completo para construir a las protagonistas, así que espero plasmarlo bien en las palabras.
Y es primera vez que hago un Capítulo Piloto. ¿Qué tal, les gustó? ¿Está como para comparacer con 'Lost' o 'Breaking Bad' xd?
Y ya saben como funcionan un Capítulo Piloto: depende de la aceptación del capítulo para poder iniciar formalmente con la historia. ¡Así que cuéntamelo!
No hay más nada que mencionar, solo decir...
See u later!
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