Caminé varios bloques (cuadras) admirando la ciudad, de pronto un ruido como de corneta me hizo que me parara bruscamente, era un coche, mis ojos nunca habían visto uno, aunque ya había escuchado que los había en la ciudad, no me quería perder ni un detalle de lo que veía, me hubiera gustado tener cien pares de ojos para absorberlo todo. Como comparar una gran ciudad con un pequeño pueblo, en la ciudad se escuchaba el ruido de las bocinas de los coches, en el pueblo los ladridos de los perros y de vez en cuando el ruido de las ruedas de una carreta.

En el día, el pueblo está desierto, en la ciudad se ven hombres y mujeres solas o en grupo con la cabeza en alto, el aíre tiene otro olor, quizás porque hay menos árboles y más casas o por los coches que caminan por las calles, o por el perfume que despiden las mujeres. Por fin vi la puerta con el número 222, tenia una elegante aldaba en forma de una mano empuñada, toqué dos veces, a los pocos minutos abrió una mujer de mediana edad uniformada.

- ¿Dígame señorita que se le ofrece?

- ¿Disculpe aquí vive la familia Cervantes Urrutia?

-Si señorita ¿A quién mero busca?

-Me supongo que a la señora.

-Pase aquí adentrito, voy avisarle a la señora ¡ah, pero mire aquí está la señora!

La sirvienta se retiró discretamente.

-Yo soy Elisa Urrutia ¿Con quién tengo el gusto?

-Mi nombre es Leonor Ventura Gómez, vengo de Compostela, traigo una carta de parte del padre...

- ¡Ah mi querido primo Leandro! ¿Y dígame como se encuentra él?

-Bien señora gracias a Dios.

-Pero pasa muchacha.

La casa era elegante, seguí hasta una sala con unos muebles muy bonitos y elegantes la señora me dijo amablemente.

-Pero toma asiento, mientras leo la misiva que me envió mi primo.

-Gracias señora -. Me senté en la orilla del elegante sillón.

La mujer abrió el sobre y leyó la carta, cuando termino de leer, me dijo.

-Mi primo me pide que te hospede por unos días y te ayude en lo que me sea posible.

-Espero que no sea una molestia-. Le contesté a la señora con algo de pena.

-No claro que no, afortunadamente hay mucho espacio aquí en la casa.

-Enseguida tocó una pequeña campana y, casi al momento se presentó una joven vestida igual que la anterior con una amplia sonrisa.

-Por favor Manuela conduce a la señorita Leonor a una de las recamaras de huéspedes, le preparas el baño y la ayudas a instalarse.

-Si señora Elisa -. Sígame por favor señorita.

Fui tras ella, la chica era muy parlanchina.

- ¿De dónde viene usted señorita? Le pregunto porque por su fachada (aspecto) perece que viene de un pueblo.

-Tienes toda la razón, vengo de Compostela, pero dime Leonor, no me digas señorita tu y yo podemos ser de la misma edad.

-Dios me libre señorita, si la seño Elisa me oye que le digo Leonor casi me anda corriendo; y mire lo que son las cosas yo soy del Lirio, muy cerquitas de su pueblo. Precisamente el padrecito Leandro, el primo de la seño Elisa, me mandó pa acá, a servir a esta casa.

-Mire este es su cuarto por el tiempo que se quede con nosotros; mientras usted saca su ropa que se va a poner yo le voy a preparar el baño, porque, a decir verdad y no es para que se ofenda, pero usted huele muy feo, yo creo que por eso la seño Elisa la mando pa que se bañe usted.

Me quise morir de vergüenza, al parecer ni el aire había ayudado a disipar el mal olor que me quedó impregnado de mi compañero de viaje, en ese momento compadecí a la pobre mujer que me tocó de compañera en el tren que me había traído a la ciudad, saque mi vestido de la pequeña maleta, éste estaba totalmente arrugado, lo alise un poco con las manos, en ese momento escuche la voz de la criada.

-Señorita vengase para acá, su baño ya está listo.

-Gracias Manuela eres muy amable.

-Solo lo que me corresponde señorita.

Entre al cuarto de baño, la tina ya estaba lista, era la primera vez que iba a tomar un baño en una tina tan lujosa, mientras lavaba mi cuerpo mi mente vagaba imaginando todos los lugares que iba a conocer, no sé cuánto tiempo pasé adentro de la tina, hasta que la voz de Manuela me volvió a la realidad.

-Pero señorita todavía no esta vestida, esta bien que apestaba, pero no era para tanto.

- ¡Ay, qué barbaridad! Creo que me quedé dormida.

- ¡Pero válgame Dios señorita! mire que muchos por quedarse dormidos han perdido la pelleja (muertos) bien ahogados, pero dese priesa en vestirse que ya mero es la hora de la comida y doña Elisa es muy delicada, todos tienen que comer a la misma hora.

-Todos ¿quiénes son todos?

-Pues como que todos, la señora, su señor esposo. su hijo que esta de descanso mientras que su barco sale para las Américas y su hija Marcia que vino de visita, con una amiga de ella de nombre margarita, pero dice que le digamos Margot, hágame usted el divino favor.

-La señorita no vive en la ciudad.

-Pos no, no le estoy diciendo que vino de visita, ella vive en las Francias.