Y, pues, todo lo bueno se termina, al siguiente día mis amigas me acompañaron a París a tomar el tren que me llevaría a la ciudad de Roma, di una última mirada hacia atrás viendo como se iba perdiendo la magnífica construcción, cuando se llegó la hora de subir al tren me despedí de mis amigas con un cálido abrazo, ellas ratificaron su invitación de quedarme a vivir a su lado, se los agradecí, pero eso no era posible mis padres esperaban por mí.

con mucho miedo ya que no dominaba el idioma, me preguntaba una y otra vez ¿Por qué mi abuela no me enseño hablar también el italiano?

Cuando llegué a la ciudad de Roma me sentí perdida, todos los letreros estaban escritos en italiano, bajé del tren llena de miedo, ni siquiera el recuerdo de mi abuela me consolaba, pero no era hora de arrepentimientos, ya estaba en Roma tenía que averíguamelas lo mejor que fuera posible, de pronto escuché una voz familiar, me gire lentamente encontrándome con la cara sonriente de Diego, el hermano de Marcia.

- ¡Diego! ¿qué haces aquí?

-Pues esperando por ti, que otra cosa podría hacer

-Pero como supiste que hoy llegaba.

-Marcia me mando un telegrama, yo tengo una semana que llegué, vine a finiquitar unos asuntos antes de partir a América, aproveche para comprar nuestros pasajes, vamos a partir de aquí, pero vamos por tu equipaje, un coche nos espera.

Respiré tranquila, cuando estuve cómodamente sentada en el coche, al parecer el conductor sabía muy bien a donde nos tenia que llevar, no se cuanto tiempo pasó, yo iba admirando la ciudad, el conductor paró en una casa grande de construcción antigua, el chofer tocó la bocina y al momento se abrió un portón y el coche entro a la finca, cruzamos un jardín, al fondo se encontraba la casa, en cuanto paró el coche aparecieron dos hombres debidamente uniformados, tomaron mi baúl del maletero introduciéndolo a la casa.

En la entrada estaban dos hombres y cuatro mujeres con uniformes de sirvientes, me dijeron.

-benvenuta signorina (bienvenida señorita), Diego me tradujo el saludo, yo solo sonreí saludándolos con una leve inclinación de cabeza.

-Anastasia conduzca a la señorita a una de las habitaciones de invitados.

-Si signore.

-Por favor señores hablen en español.

-Sígame señorita por favor.

La casa por dentro era más grande de lo que se apreciaba por fuera, era tan hermosa, la entrada daba directamente a un gran vestíbulo, había algunos muebles alrededor, pero lo más hermoso era una escalera de mármol con dos estatuas de mujer del mismo material, por su aspecto parecían diosas griegas.

La recamara era lujosa, al parecer la familia de Diego tenían casas por todo Europa, ellos si sabían para que servía el dinero, la sirvienta se encargo de ayudarme, ya ni protesté, me estaba acostumbrando a la buena vida, pobre de mí, cuando volviera al lado de mi familia, pero en esos momentos no quería pensar en eso, tenía que disfrutar los pocos días que faltaban para volver a mi realidad.

Los siguientes días, fueron hermosos, Diego dedicó todo su tiempo en llevarme a pasear por toda la ciudad y sus alrededores, lo primero que visitamos fue la Basílica de San Pedro, Diego me empezó a explicar, como si fuera un autentico guía de turistas, lamenté mucho que no hubiese estado a mi lado cuando visité París, su compañía hubiera sido fantástica.

-El Vaticano. Obviamente es una visita fundamental si vienes a Roma, seas o no creyente. Tres son los lugares que vamos a ver: la plaza, como vez es muy grande y la Basílica de San Pedro, no se diga, verás los museos del Vaticano incluyendo la Capilla Sixtina. La plaza es una de las más famosas y visitadas del mundo, además. La Basílica es un templo de magnitudes gigantescas, ya la vas a ver.

Yo estaba impactada por la belleza del recinto, detallar el lugar me llevaría mucho tiempo, solo diré que es uno de los lugares que todas las personas deberían conocer, Diego seguía con sus explicaciones.

-Ahora vamos a ir al castillo de Sant Ángelo, a orillas del Tíber, se conecta a través de un precioso puente salpicado de esculturas, está cerca del Vaticano, el castillo de Sant Ángelo es muy bello y antiguo, también iremos al Panteón. Es un bello edificio, tanto por su exterior como por su interior. Se encuentra en la plaza de la Rotonda, muy cerca de la plaza Navona, frente a una fuente con un obelisco. Está en perfectas condiciones pese a tener casi dos mil años de antigüedad.

El Capitolio. Se encuentra sobre una de las siete colinas de Roma donde se construyó la primera gran plaza de la ciudad, la Capitolina, diseñada por Miguel Ángel y a la que se accede por una escalinata.

La fuente de Trevi, es tan bella, en la zona central se encuentra una increíble estatua de Neptuno que fue creada por Pietro Bracci. Es una completa pieza de arte dónde el autor ha sido capaz de entrelazar correctamente las sombras y las luces.

Cuando llegamos a la Fuente de Trevi, Diego me dijo.

-Dice la leyenda que, si te pones de espaldas a la fuente y lanzas una moneda del lado izquierdo de tu hombro, vas a volver a este lugar, aunque otra leyenda dice que vas a encontrar al amor de tu vida.

Los dos lanzamos la moneda riendo como dos chiquillos felices. A todos los lugares que íbamos Diego me lo describía detalladamente, como si hubiese vivido allí en esos años, también visitamos el exterior.

Fuimos a Santa María di Firenze, (Florencia), lo que más me impacto fue la gran estatua del David. Diego seguía con su descripción.

-El David es una escultura de mármol blanco de 5,17 m. de altura, realizada por entre 1501 y 1504 por encargo de la Opera del Duomo de la Catedral de Santa María del Fiore de Florencia. La escultura representa al rey David, del que se habla en la biblia, la escultura fue acogida como símbolo de la república de Florencia, se dice que el joven que sirvió de modelo era amante de Miguel Ángel, eso se dice por muy debajo de la mesa.

Visitamos la torre de Pisa, también un pequeño pueblo donde nació San Francisco de Asís, un pueblito mágico, visitamos Venecia, la hermosa Venecia, la ciudad llena de canales y góndolas donde reina el romanticismo, Diego y yo pasábamos por una pareja de recién casados.

Para detallar todos los lugares que visité, necesitaría mucho papel y tinta.

Esos días fueron maravillosos, Diego era muy respetuoso, en ningún momento se propasó conmigo, la noche anterior a nuestro viaje, estábamos cenando en el balcón de la casa, era una noche bella, el cielo estrellado y la luna, alumbraban el lugar le dije.

-Diego mañana partimos y no te he dado el dinero del pasaje del barco.

-Me ofendes, no me debes nada, no se hable más del asunto ¿Ya tienes listo tu equipaje?

-Si claro.

-Bien, vayamos a descansar, mañana tenemos que salir a Venecia, allí vamos a tomar el barco que nos llevará a América.

-Me ilusiona volver a Venecia, es una linda ciudad.

-Y muy romántica, recuerdas que cuando subimos a la góndola, el gondolero nos tomó como una pareja de recién casados y nos cantó una hermosa canción.

-Si lo recuerdo y, ni tu ni yo lo sacamos de su error, cuando contraigas matrimonio con tu prometida, la llevas a Venecia en su luna de miel.

-Claro que no, con la única persona que volvería, "sería contigo".

Fuente de Trevi