Cuando llegamos a la mansión nos encontramos con la noticia que los padres de Margot y Marcel se había ido de viaje. En el interior de la finca había un jardín hermoso, unos árboles formaban un laberinto, me adentre un poco, una voz a mis espaldas hizo que detuviese mi paseo.

-Eres muy valiente en pasear por el laberinto tu sola, si te llegas a perder, quizás dures días sin encontrar la salida.

- ¡En verdad!

-Claro que sí, si yo te contara de todas las personas que se han perdido, una de ellas fue Margot, cuando era niña, pero tu no vas a correr la misma suerte, porque si me lo permites yo te voy a guiar.

-Si claro vamos.

Y Marcel tenía razón, si no hubiese sido por él, claro que me hubiera perdido, al otro día después del desayuno me dijo Marcia.

-Vamos a ensayar ¿gustas acompañarnos?

-Si claro.

Nos adentramos en el jardín, caminamos hasta una construcción, Margot abrió la puerta y entramos, un gran salón apareció ante mis ojos, el piso era de madera, muy bien pulido, había un piano, las paredes estaban cubiertas con pinturas de: Picasso, Cézanne, van Gog, y otros pintores, Marcia se sentó al piano, empezó a afinar, Margot se metió a otra habitación, yo admiraba las pinturas, una voz masculina me regreso a la realidad, me giré para ver de quién se trataba, era un chico muy agradable, me saludo cordialmente.

-Salut, je m'appelle Lucas (Hola soy lucas)

-Le correspondí el saludo, él se adentró hasta la habitación contigua saliendo poco después ataviado con unas mayas pegadas al cuerpo, dejando ver su abultada parte intima que no dejaba nada a la imaginación, tras el salió Margot luciendo un tutu color de rosa con mayas del mismo color, los dos calzaban zapatillas de ballet, en esos momentos Marcia empezó a tocar el piano, los dos jóvenes empezaron a danzar por todo el salón, de vez en vez el chico tomaba de la cintura a Margot, elevándola por los aires, era una magnifica actuación.

Mientras ellos practicaban, me puse a pensar que ya era hora de partir a Italia, ya no tenía nada que hacer en Francia, por momentos soñaba con vivir en esa magnifica mansión, aunque no sé, si ese era el nombre correcto de llamarla, unos sirvientes la llamaban casona, otros villa, otros palacete, pero lo que si era verdad, que llamase como se llamase, era demasiado grande solo para cuatro personas, los señores y sus dos hijos, aunque pensándolo bien, no era así, en esa casa vivían más sirvientes que los mismos dueños, al día siguiente le dije a Margot y a su hermano.

- ¿Me permitirían conocer la casa?

-Pero Leonor, nos ofendes con esa pregunta, explora toda la casa, que mira, que te va a faltar tiempo.

- Y si me lo permites yo seré tu guía -, dijo caballerosamente Marcel.

Los próximos tres días los ocupamos en recorrer la casa, había 24 recamaras, le pregunté a Marcel.

- ¡Marcel! ¿alguna vez se han ocupado todas las recamaras?

-Claro que sí, aquí se dan grandes fiestas, vienen muchos invitados, y en la temporada de caza ni se diga.

-Hay unas recámaras muy lujosas.

-Bueno eso se lo debemos a uno de mis antepasados, según es el rango del visitante es la habitación, con decirte que estas paredes han albergado a grandes personalidades, hasta una reina de Inglaterra durmió en una de nuestras habitaciones.

La tercera noche de haber vuelto de París les di las gracias a Marcia y a Margot.

-Les quiero dar las gracias, por todo lo que han hecho por mí, pero ya es hora de que salga a Italia, el barco a América sale en diez días.

-Que lastima que te tengas que ir, pero si América no es lo que esperabas, puedes regresar, te adoptaremos como una hermanita más.

-Gracias, lo tendré en cuenta.

-Recuerda la propuesta de mi padre, de pagar tus estudios de música, eres buena, si no mi padre no te lo hubiera propuesto.

-Me hubiese encantado despedirme de tus padres, pero ellos están de viaje.

-Así es, creo que iban a Grecia, pero te despido de ellos.