56. Perder aquello que se ama.
Cuarta parte del maratón, queda una más y termino. Lo prometo :P
Espero que os guste.
Este es el último capítulo, lo próximo será el epílogo. Espero que os guste :D
Leo:
Aquella despedida agridulce fue dura, porque dejar escapar al hombre de mi vida, sin saber si volvería a verle me estaba matando por dentro. Pero hay veces en esta vida que tan sólo puedes hacer una cosa, tener fe y esperar a que esa persona vuelva a tu lado, porque retenerla no servirá de nada, porque las personas no pueden hacer lo que tú quieras que hagan, tienen que hacer lo que tienen que hacer, y nada de lo que digas o hagas podrá cambiar eso. Él tenía que salvar a su familia y yo sólo podía esperar, tener fe a que volviese a mi lado, a pesar de que me estaba matando no hacer nada.
- Ten cuidado – rogué, sin querer soltar su mano aún, mientras ambos mirábamos hacia ese punto. Yo sin querer dejarle ir, y él rogándome que lo hiciese – vuelve...
- Lo intentaré – prometió, besándome apasionadamente después, entre abrazos y lágrimas – te quiero, Leo.
- Te quiero, Charlie – le dejé marchar, y mientras observaba como se marchaba en el coche de Lucas sentía ese miedo dentro, como si una parte de mí supiese que nunca más volvería a verle.
- Volverá – prometió mi madre, abrazándome por detrás, mientras su coche se iba alejando más y más – tu padre hará que sea posible, hará unas llamadas y verás cómo Charlie vuelve... Es un buen hombre.
Estuve todo el día triste, intentando sonreír para no hacer sentir mal a mis padres, y al llegar la noche ... no podía dormir. Su olor estaba por todo el sofá, impregnado en él. No podía dejar de pensar en él, estaba tan preocupada.
Samuel.
Seguí el consejo de mi hermano, por primera vez en la vida no tenía su apoyo, no sentía que me protegía incondicionalmente. Sabía que él tenía mucho que perder si volvía a casa. Parecía que lo que sentía por Leo era incluso mayor de lo que pensé en un principio, él estaba dispuesto a todo para estar con ella. Y no podía reprochárselo, no cuando se había tragado sus propios deseos durante tanto tiempo por darme una vida mejor, por pagar mis estudios, por salvarnos a mi padre y a mí cuando mi madre se fue, pero... a pesar de todo, me dolía que nos diese la espalda, eso era todo.
Llamé a la policía, y les conté todo lo que sabía sobre David, les hablé de las drogas y sus chanchullos, no mencioné a mi hermano, por supuesto. Le expliqué los detalles del secuestro de mi padre y poco más.
No había hecho más que acostarme en la cama, cansado después de un largo día dando mi versión de los hechos en comisaría, cuando recibí una llamada que no esperaba, en lo absoluto, era Leo.
- Samuel – me llamó, lucía tan triste, tan derrotada, que aquello me hundió completamente – por favor – suplicó, entre lágrimas – tienes que mantenerlo con vida, traérmelo de vuelta.
- ¿De qué estás hablando? – pero empecé a unir piezas, comprendiendo a lo que se refería – él viene a Madrid – me percaté.
- Por favor – imploró – sé que ahora mismo debes odiarme por quitártelo, por lo que pasó entre nosotros, pero ... no puedo seguir adelante sin él – la forma en la que ella me estaba pidiendo aquello sólo me hacía más daño.
La mujer a la que amaba me estaba suplicando para que mantuviese con vida al hombre al que ella amaba, que al mismo tiempo era mi hermano. ¿Cómo iba a poder negarle nada, aunque aquello me destrozase por dentro?
Aquella vez debía ser yo el que arriesgase sus propios deseos por su hermano, demostrarle que me había educado con los mejores valores posibles.
- Lo prometo – contesté – te lo llevaré de vuelta yo mismo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro