Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

39. Huir en moto.

Con motivo de que hoy es fiesta y me siento con ganas, voy a subiros otro capítulo. Espero que os guste :P

Nos encontramos con Samuel luego, nos saludamos como viejos amigos, y bailamos un rato, ante la disimulada mirada de su hermano.

- ¿Dónde conociste a ese tío? – quiso saber, cuando pedíamos un par de chupitos en la barra.

- En la sala West – contesté

- Nunca he estado – me dijo – he oído que ahora es una mierda. ¿Cómo es él? – quiso saber.

- Es guapo – contesté, haciéndole sonreír.

- Lo digo en serio, ¿cómo es, Leo?

- Es atento, aunque de primeras puede parecer un chulo de mierda, un creído, un capullo y un ...

- Wuau, acabas de describir a mi hermano – tragué saliva, intentando parecer calmada - ¿qué edad tiene? – quiso saber.

- Tiene 25 – contesté, sorprendiéndole - ¿no esperabas que fuese mayor que yo?

- ¿Pertenece a tu grupo social? Quiero decir, como Lucas y eso, ¿no? – negué con la cabeza, me miró sorprendido.

- Él es como tú, Samuel – contesté - ¿Sabes? En ese tiempo he comprendido que a veces el dinero no da la felicidad.

- Eso es cierto – aceptó - ¿Qué es lo que más te gusta de él?

- Su mirada – contesté, sonreí como una idiota al hablar sobre ello – me mira y me hace temblar.

- Es un tipo afortunado – contestó él – conmigo nunca temblaste, creo que fui yo el que ...

- Seamos amigos, Samuel – rogué, él asintió.

- Lo siento, ese comentario estuvo fuera de lugar.

- No vuelvas a mencionarlo – rogué.

- Y... ¿hace cuánto que tú y él os conocéis?

- Pues... lo cierto es que le conozco desde hace como dos años – contesté – pero no nos acercamos más hasta que tú y yo nos peleamos, Samuel.

Volví a la pista, y me puse a bailar con Sergio y Lucas, que no dejaban de hacer el tonto. ¡Vaya dos! No podía dejar de reír.

Cogí el móvil para mirar la hora, percatándome de que tenía un mensaje sin leer.

Charlie:

He encontrado algo sobre tu madre. No te asustes. Sal, estoy en el aparcamiento de atrás.

Yo:

Acabo de leerlo. ¿Aún estás en el aparcamiento?

¿Charlie?

Charlie:

Estoy en medio de un tema ahora. Te aviso cuando termine.

Yo:

¿Un tema? ¿Qué tema?

Charlie:

Sube a la segunda planta, dile al de seguridad que el Charlie te dio permiso.

Miré hacia mis amigos, ni siquiera me prestaban atención. Me giré sobre mis talones, dejé atrás la barra, los servicios, y subí a la segunda planta, mientras Samuel me seguía.

- Lo siento, esta zona sólo es para VIPS – comenzó el de seguridad, justo iba a decirle que venía de parte de Charlie, cuando alguien habló por mí.

- Viene conmigo – aseguró Samuel, a mis espaldas, levantando el pase que su hermano le había dado. Entramos en la segunda planta, y yo comencé a impacientarme - ¿por qué querías subir aquí? – quiso saber.

- Nunca he estado en esta parte de la discoteca – mentí, para luego sacar mi teléfono – es el pesado de Lucas, espera – abrí la conversación que tenía con Charlie.

Charlie:

Si te pone pegas dime y salgo.

Yo:

No, no salgas. Estoy aquí, con Samuel.

Charlie:

Vale, te aviso cuando termine.

- Lucas me está buscando – mentí, para luego darme la vuelta y dejarle allí plantado.

Esperé como 20 minutos, haciendo el tonto con mis amigos, hasta que él me mandó un mensaje. Dejé de bailar, de hacer el ganso, deteniéndome mirando hacia el móvil.

Charlie:

Voy en moto. Sal. Te espero en la esquina.

No dejes que Samuel te siga esta vez.

Me largué, sin tan siquiera despedirme, mandándole un mensaje a Lucas para que no se preocupase. Recogí la chaqueta del guarda ropa, y salí a la calle. Caminé con dificultad, con altos tacones hasta la esquina, mirando a cada rato atrás, aterrada de que pudiesen descubrirnos.

Él estaba esperándome en la esquina, con su chupa de cuero, y el casco puesto. Me cedió el mío, antes de decir algo.

- Sube – pidió. Me quité los zapatos, frente a él, lo cual lo hizo sonreír, aunque yo no podía verle. Me coloqué el casco y me subí a la moto, descalza, sujetando mis tacones en una mano, mientras me sujetaba a él con la otra - ¿esta vez no vas a decirme que no vienes vestida para montar en moto? – bromeó. Le pegué un manotazo en el brazo, y él sólo se echó a reír.

Nos detuvimos en el mirador, se quitó el casco, apoyándolo sobre el manillar, mientras yo me quitaba el mío, y él me cogía en brazos, bajándome.

- ¿Tienes idea de lo que has hecho? – se quejó, soltándome sobre una roca aplanada, junto a los árboles – Llevas toda la maldita noche provocándome, Leonor – sonreí. Me encantaba él.

- Entonces... ¿son ciertos los rumores? – bromeé, sonrió, divertido, deteniéndose frente a mí – estás completamente obsesionado conmigo.

- Mucho – aceptó - ¿y tú? – quiso saber – no dejo de decirte lo tremendamente ...

- ¿De verdad vamos a hablar de esto ahora? – rompió a reír, sin poder evitarlo - ¿qué has averiguado de mi madre?

- Tenía un hermano – declaró. Le miré, sorprendida, pues no tenía ni idea de eso – estuvo enfermo, tenía que operarse para curarse y de la nada apareció su hermana, con la pasta. ¿No te parece curioso?

- No aceptó el dinero porque no nos quería – descubrí – lo hizo porque no tenía otra opción.

- Voy a ver si averiguo algo más – me dijo.

- Gracias, Charlie – sonrió, agarrándome de la cintura, mientras yo dejaba caer los zapatos al suelo, y me sujetaba a sus hombros – de verdad...

- Voy a pedirte algo a cambio – bromeó, haciéndome sonreír – dime la verdad – susurró – estás loca por mí ¿no? – me mordí el labio, divertida.

- Nunca lo sabrás – contesté.

- He hablado con Samuel hace un rato – declaró – dice que estás con un tío ahora, Leo – ¡Mierda! – dice que lo que más te gusta de él es su mirada – insistió. Bajé la mirada, avergonzada, haciendo que él rompiese a reír – ni siquiera me había dado cuenta de que... en realidad, eres mi novia – me sorprendieron tanto sus palabras, que no pude no mirarle.

- No, verás, lo que yo le dije es que ... - comencé, algo confundida, sin saber qué decir al respecto – Charlie, yo no...

- Me encantaba cuando te pones nerviosa – contestó, acercando su boca a la mía – ¿te hago temblar cuando te miro? – me besó entonces, aferrándose a mis labios – no te sientas avergonzada – pidió – porque yo también tiemblo cuando me miras tú – tragué saliva, observándole.

- Eso sólo lo dices para hacerme sentir mejor – me quejé. Sonrió, divertido.

- Eso nunca lo sabrás – bromeó – si lo digo solo para consolarte o si es porque estoy loco por ti – sonreí entonces.

Nos sentamos en la roca, con él abrazándome por detrás, mientras yo acariciaba su mano, mirando hacia aquella noche estrellada.

- Me siento tan insignificante ahora mismo – le dije. Sonrió, besando mi cabeza – el universo es un lugar tan grande, y nosotros somos tan ...

- ¿te has enamorado alguna vez? – quiso saber. Dejé de acariciar su mano, más que nada porque me había sorprendido su pregunta – yo nunca me he enamorado, Leo. Nunca me ha importado una chica lo suficiente como para que eso sucediese.

- ¿Alguna vez has tenido novia? – quise saber. Sonrió, divertido – Porque eso es lo primero que tienes que tener para...

- No – declaró. Me levanté y miré hacia él – no me mires así, como si fuese un bicho raro.

- Yo tampoco he tenido novio nunca – contesté, sorprendiéndole – Bueno... Samuel y yo ... estuvimos a punto, pero lo corté antes de que hubiese llegado a algo más.

- Muy alentador, tu primer novio fue mi hermano – se quejó. Rompí a reír, divertida, sin poder evitarlo - ¿te enamoraste de él?

- No – contesté – de normal no suelo creer en el amor. Solía creer que era un sentimiento de pobres – volvió a reír, durante un buen rato.

- Yo tampoco creo en esa mierda – me dijo – después de que mi madre se fuese... - lo dejó en el aire, poniéndose serio. Entrelacé mi mano con la suya, apretándola, haciéndole sonreír, levemente, levantando la vista para observarme.

- Yo no voy a irme – le dije – así que a mí puedes quererme – bromeé. Se echó a reír, mordiéndose los labios después.

- Quizás lo haga – añadió, acariciando mi mejilla con su mano libre, echando el cuerpo hacia delante para besarme – enamorarme de ti.

- No me digas esas cosas – me quejé, notando como me ruborizaba. Sonrió, divertido, volviendo a besarme.

- Me gusta esto entre tú y yo – me dijo, sonreí, dejándome caer sobre su hombro, mientras él me abrazaba de lado – me haces sentir... normal.

- ¿Normal? – me quejé, levantándome, observándole de nuevo - ¿no eres normal?

- Soy un camello de mierda, Leo – contestó – me olvido de todo eso cuando estoy contigo.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro