28. La pistola.
Os traigo un extra hoy.
Espero que lo disfruten :)
Él ligaba descaradamente con una tipa en la barra, una chica rubia con grandes pechos, mientras ella le cogía de la cintura y le decía cosas al oído, haciéndole reír.
Salí del local, necesitaba respirar un poco aire puro, dejar de pensar en todo aquello, en Samuel y en Charlie.
Acepté el cigarrillo que un tipo me ofrecía, y di una larga calada a este, hacía mucho que no fumaba, desde que los 16.
Me dejé caer sobre la pared, algo mareada, había bebido demasiado, aunque no lo suficiente, sabía que no podía olvidar lo que había sucedido en ese cuarto de baño.
- Así que... aquí estás – comenzó una voz que conocía bien. Abrí los ojos, asustándome, dejando caer el cigarrillo, poniéndome tensa al ver a mi hermano frente a mí - ¿has cumplido ya tu parte del trato? – siguió caminando, mientras yo temía un poco más – Quiero esos putos negativos, Leo...
- Te mentí – contesté – nunca tuve ninguna intención de ... - me cruzó la cara, antes de que hubiese dicho nada más, para luego agarrarme del cuello, atrayéndome hasta él.
- Entonces cambiaremos el trato, como yo ya he cumplido me debes algo – declaró, mientras levantaba la otra mano, apoyándola en mis labios, metiendo el pulgar en el interior de mi boca – quiero tus labios alrededor de mi polla.
- No – contesté, ganándome un nuevo bofetón. Agarró mi mano, dispuesto a conducirme a su auto, cuando escuchamos una voz tras nosotros.
- Estás muy lejos de tu zona, ¿te has perdido? – preguntó Charlie. Este sonrió, divertido, dándose la vuelta para encararle – El peluso te tiene ganas desde hace tiempo – añadió, levantando la mano con el teléfono en ella - ¿debo llamarle para decirle que estás entrando en su propiedad? – este perdió la sonrisa, mostrándose molesto.
- Te pegaré una paliza si le tocas un pelo – espetó, haciendo que su oponente sonriese, divertido.
- Tengo pensado hacerle mucho más que eso – contestó, porfiándole, haciendo que David soltase mi mano, y le propinase un fuerte puñetazo en la boca a Charlie.
- Sigues pegando de pena – le dijo, haciendo una mueca con la boca para moverla, cerciorándose de que no tuviese la mandíbula rota – sé que has venido a por los negativos – le dijo, el otro le miró, sorprendido – si te los doy... la dejarás en paz – le miré, sin comprender, pues se suponía que él le había entregado esos negativos a su contacto en la policía. Mi hermano rompió a reír, sin dar crédito.
- Eres patético – escupió – después de todo este tiempo...
- No la buscarás, no la llamarás, ni te atreverás a chantajearla o a ...
- Quiero los negativos, y tu renuncia – el otro rompió a reír.
- ¿Mi renuncia? Eres tú el que está invadiendo mi territorio, imbécil – espetó – tienes suerte de que hoy esté de buenas...
- Ella es mía – se quejó David – he poseído su cuerpo antes que tú y he... - Charlie apretó los nudillos, propinándole un fuerte puñetazo en la frente a mi hermano, pero le sujeté antes de que pudiese haberle hecho más daño – Sólo eres una rata asquerosa, Charlie, que recoge las migajas... - se soltó de mí, lanzándose de nuevo contra mi hermano, pero antes de haberlo golpeado se detuvo, pues este acababa de sacar una pistola, apuntándole en la frente – dame una sola razón, y te aseguro que meteré un tiro en tu cabeza. Esta vez no fallaré.
- No llegarás lejos si lo haces, y lo sabes – aseguró el otro, mientras yo me aferraba a la mano de mi hermano, rogándole para que se marchase.
- Por favor, David, déjale, no arruines tu vida por ... - mi hermano miró hacia mí, divertido.
- Te irás conmigo a casa – amenazó, mientras Charlie negaba ante aquello – sin rechistar, y sólo entonces le dejaré vivir.
- Me iré contigo – admití, dejando escapar algunas lágrimas.
- No – se quejó Charlie, de nuevo – te daré los negativos si ...
- No puedes hacer nada con esos negativos – aseguró él, divertido – no puedes entregárselos a la policía, porque sabes que si yo caigo te arrastraré conmigo – comprendí entonces la razón por la que él no había hecho lo que me dijo – así que no quiero tus negativos de mierda – él apretó los dientes, molesto - ¿Sabes una cosa, Charlie? – el otro le miró, con atención – esta noche voy a follármela.
- Maldito depravado hijo de puta – espetó el otro, sin poder hacer nada, pues este le apuntaba con una pistola.
- No sé qué mierda le has metido en la cabeza – insistió David – pero deberías dejar ya tu puta obsesión, porque ella nunca será tuya.
David tiró de mi mano hacia el aparcamiento, mientras él nos seguía, mi hermano se detuvo en cuanto le escuchó de nuevo.
- Peluso – llamó hacia el hombre con el que hablaba - ¿a qué no sabes quién ha decidido hacernos una visita al club?
- Tú ganas – aseguró, soltándome. Le miré, sin comprender – pero volveremos a vernos las caras cuando dejas de esconderte entre las carnes de ese gordo cabrón – Charlie sonrió. Miré hacia ambos, sin comprender.
Mi hermano se montó en el auto, mientras ambos observábamos como se largaba, sin más.
- Mira lo que has conseguido con tu atrevimiento de venir aquí, Leo – espetó, altamente molesto. Miré hacia él, observando cómo se daba la vuelta y caminaba hacia la discoteca.
- Siempre has sido tú, ¿verdad? – quise saber, caminando a su lado. Me miró, sin comprender, en la puerta del local – desde el principio has estado ahí, en la sombra – sonrió, divertido, rascándose la cabeza, bajando la cabeza un momento - ¿por qué no me lo dijiste?
- Porque eras la novia de mi hermano – contestó, entrando en el lugar, mientras yo le seguía, incapaz de quedarme con esa respuesta – Esto es más grande que tú, Leonor – insistió – la guerra entre tu hermano y yo no terminará nunca.
- ¿Qué piensas hacer con los negativos? – se encogió de hombros.
- Sólo es mi baza para jugar con ventaja – contestó – pensé que ...
- ¿Podemos irnos de aquí? – se detuvo, observándome. Estaba asustada, aún no podía creer que él hubiese estado en la sombra todo aquel tiempo, que mi hermano acabase de apuntarle con un arma, y el miedo que se había formado en mi interior al pensar en perderle. Ni siquiera le conocía, ¿cómo podía...?
- Ey – me llamó, al verme tan preocupada – vamos a dar una vuelta – me agarró de la mano, volviendo a salir del local – Hay un McDonald en la esquina que abre 24 horas, ¿te apetece...?
- Sí – contesté, sonriéndole.
Entramos en el local, él saludó a la chica que nos atendió, y ella le pasó su número de teléfono en el vaso de coca-cola, mientras yo le observaba, con cara de pocos amigos.
- Sueles ligar por todas partes – me quejé, dando un bocado a mi hamburguesa, sentados en las mesas de fuera, con aquel frío infernal. Sonrió, divertido - ¿vas a llamarla? – quise saber, señalando hacia el vaso.
- No es mi tipo – aseguró, quitándome una patata. Mastiqué, con calma, tragando después, pensando de nuevo en Rita.
- ¿Hay algo entre Rita y tú? – se atragantó con su propia saliva, rompiendo luego a reír.
- ¿Qué clase de pregunta es esa? – se quejó. Dejé la hamburguesa sobre la mesa y me aclaré la garganta, luego bebí un poco de cocacola y ... entonces me fijé en su mirada, fija en mis labios. Nos besamos entonces, se lamió los labios después – tenías un poco de kétchup – la que rompió a reír en aquella ocasión fui yo – Samuel me ha preguntado por ti esta tarde – dijo sin más. Le observé, sorprendida – creo que te echa de menos.
- Yo también le echo de menos – tragó saliva, incómodo.
- Quizás podríais...
- Ahora no – contesté, antes de haber escuchado más – estoy acostándome con otro tío.
- Sí, pero con ese tío no es nada serio – alegó él – solo es sexo.
- Por eso te acuestas con Rita – descubrí. Él tragó saliva, sin saber qué decir. Volví a agarrar mi hamburguesa, devorándola, intentando llenar el vacío que se había formado en mi estómago.
Charlie:
Observé como se comía su hamburguesa, sintiéndome como un capullo por estar hablándole de esa manera, pero no podía dejar que ella descubriese la verdad. Ya se había acercado a mí demasiado, ya había dejado que mi puta obsesión por ella lo jodiese todo, una vez, y casi me cuesta la vida, no podía dejar que eso volviese a suceder.
Era mejor que pensara que aquello era sólo sexo.
Escribí un mensaje, evitando mirarla tanto, porque me tenía completamente en trance, contra más la miraba más quería hacerlo.
Yo:
Refuerza la seguridad, David ha estado en La Vanguardia. No lo quiero dando problemas.
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