Capítulo 5
Esa tarde, Alex me lleva de regreso a mi apartamento. Había insistido mucho en que me quedara con él. Incluso se ofreció a llevarme de compras, pero me negué. Si íbamos a comenzar una relación, debíamos comenzarla como era debido. Separados. Aunque a los dos nos costara mantener las manos alejadas del otro por mucho tiempo.
Y creo, que por mucho que ambos nos deseemos mutuamente, iba a ser lo mejor para controlar los impulsos primitivos que ambos teníamos por el otro.
En cuanto llegamos a mi apartamento, Alex me acorrala contra la puerta y toma posesivamente mis labios sin querer separarse de mí. Sus manos descienden por mi cuerpo, me presiona contra él, mientras yo dejo escapar un gemido. Y entonces afloja el agarre de sus manos en mi cuerpo.
—No sabes cuanto siento haberte hecho daño. —susurra contra mis labios separándolos brevemente de los míos.
—Deja de castigarte por lo sucedido. —le pido sonriéndole levemente. —No ha sido un quejido de dolor, ha sido un gemido de placer.
El me sonríe de regreso, aunque levemente, y presiona nuevamente sus labios contra los míos. Sus manos acarician mi cuerpo, nuevamente, pero esta vez es más una leve caricia.
—Te deseo tanto Lia, no quiero dejarte ir. —me dice contra mis labios mientras yo no puedo evitar reír.
—Se supone que así son las relaciones normales. —le contesto con una sonrisa.
—Nuestra relación no tiene nada de ordinaria.
—Desde luego que no. —le contesto separando nuestros labios.
—¿Cuándo te veré nuevamente?
—Mañana en el gimnasio. —le contesto automáticamente. Pero entonces recuerdo que debo cruzar la ciudad para ir al gimnasio. —¿Continuarás dando clases allí?
—Me queda lejos del apartamento, pero tengo un compromiso con mis alumnos. Además, que he firmado un contrato, al menos debo terminar el primer mes antes de decidir ir hacia otro sitio.
—Eso me recuerda que el miércoles es la entrevista con Man Fitness. ¿Te deshiciste de tu teléfono? —le pregunto recordando que estaba fuera de servicio.
—Cambié el número, pero aún conservo el tuyo. —me contesta con una leve sonrisa que me roba el aliento.
Si quiero continuar con las clases debo salir directo desde el trabajo. Creo que tendré una nueva rutina. No pienso dejar las clases de Kick boxing. Por nada del mundo.
—No creo que aguante hasta mañana. ¿No puedo hacerte cambiar de idea sobre quedarte conmigo esta noche? —me dice interrumpiendo mis pensamientos.
—No. —entonces se me ocurre algo. —Pero puedes ir pensando que hacer conmigo después de las clases de mañana. —le digo seductoramente.
—Mmmm, eso me gusta más.
Pega su cuerpo al mío una vez más, me presiona contra la puerta. Puedo sentir su poderosa erección detrás de los jeans y esto solo me hace gemir de placer.
—He querido hacer algo contigo desde hace un tiempo. —me dice mientras siento su respiración en el cuello.
—Mañana. —le digo con la respiración acelerada.
—Planearé todo para mañana.
Siento el pestillo de la puerta deslizarse y como esta comienza a abrirse. Por suerte para mi Alex me sostiene por la cintura y no me caigo al suelo. Beth nos mira a los dos alternadamente mientras frunce el ceño sin entender nada. Olvidé contarle de quien era el apartamento. En realidad, me desconecté del mundo exterior durante todo el fin de semana. Así que le debo muchas explicaciones.
Me separo de Alex y le sonrío mientras me despido de él.
—Nos vemos mañana.
—Espero ansioso el encuentro. —me dice tirando de mi mano hacia él para robarme un beso antes de marcharse por el pasillo.
Me quedo por un momento como una idiota mirando por donde se ha marchado.
—Alguien tiene mucho que explicar.
Regreso a la realidad. Vuelvo mi mirada a Beth que ahora está con los brazos cruzados. Entro en el apartamento y me dejo caer en el sofá mientras ella cierra la puerta y camina en mi dirección.
—Desembucha. ¿Qué sucedió? La ultima vez que hablamos estabas en un lujoso apartamento y hoy regresas muy acaramelada con Alex.
—Tenía que agradecerle al dueño del apartamento, recuerdo que te lo dije. Él se ofreció a acompañarme de regreso.
—¡No! —exclama boquiabierta mientras se deja caer a mi lado.
—Si. El es el dueño del lujoso apartamento Beth. No sabes la sorpresa que me llevé cuando lo descubrí.
—¡Por dios Lia! Pensé que lo de ustedes había terminado.
—Mmmmm, yo también. Lo nuestro está lejos de terminar Beth. —le contesto pensativa, pero con una sonrisa idiota en el rostro.
Lo nuestro apenas y acaba de comenzar. Solo espero que esta vez sea como debe ser.
El lunes es una pesadilla en la oficina. Laura está de muy mal humor, a diferencia de mi que entro con una enorme sonrisa en el rostro. A pesar de que no he dormido mucho. Alex no ha dejado de enviarme mensajes en toda la noche. Mensajes seductores y apasionados. Ni siquiera recuerdo a que hora me quedé dormida. En cuanto me siento detrás de mi escritorio, me pongo en contacto con los de la revista para planificar la hora de la sesión de fotos y el lugar. Y paso la mañana muy ocupada.
En cuanto tengo un tiempo libre, busco entre mis contactos y llamo al psicólogo.
—¿Necesitas otra sesión tan rápido? —no puedo evitar reírme.
—En realidad, quería hacerte una consulta. Prometo pagarte por tu tiempo. —le digo mientras el ríe a carcajadas.
—En que te puedo ayudar.
—¿Das terapia de parejas?
—No suelo hacerlo, pero pueden venir a una consulta, les hago una evaluación y les recomiendo a alguno de mis colegas.
—Eso sería estupendo. ¿Cuándo podría ser?
—Espera déjame revisar en la agenda. —me dice haciendo una pausa. —¿El miércoles a las 6:00 pm te va bien?
—Estupendo.
—Te enviaré un mensaje con la dirección. —vuelve a hacer una pausa. —¿Nunca me dijiste tu nombre?
—Lia Adams. —le contesto con una sonrisa.
—Pues un gusto, Lia. Por un tema profesional, no puedo darte el mío, pero puedes llamarme Dr. William.
—Un gusto entonces Dr. William, nos vemos el miércoles sin falta.
—Estaré esperando. —y cuelga.
Un problema menos que resolver. El miércoles será un día ajetreado. Pero entonces se me borra la sonrisa del rostro. ¿Como se tomará Alex el hecho de que el psicólogo es con el que me fui del club? Tengo que comentárselo en algún momento, no quiero que lo tome por sorpresa el día de la consulta. Mi celular comienza a sonar cerca del mediodía. Tengo un mensaje de Alex.
"Te extraño, podemos almorzar juntos"
Le sonrío a la pantalla como una idiota mientras le respondo.
"Ya tengo un compromiso para almorzar. Beth no me lo perdonaría"
Su respuesta llega rápidamente.
"No te escaparás de lo que estoy preparando para esta noche. Necesitarás energía, mucha energía."
Aún no me ha dicho lo que ha planeado y sé que no lo va a hacer, ni siquiera suplicándole. Beth viene por mi puntualmente para almorzar. Por suerte para mí, el interrogatorio terminó anoche.
El resto de la tarde pasa como un borrón. Ni siquiera me percato de la hora hasta que Beth me pregunta si voy a hacer horas extras. Me levanto y toco a la puerta de Laura. Me asomo y la veo con el ceño fruncido a la pantalla de su computadora.
—¿Necesitas que me quede? —le pregunto mientras ella levanta la mirada por un momento.
—No Lia, puedes marcharte. —me dice volviendo a mirar fijamente a la computadora.
Hum. Laura está extraña, pero no más que de costumbre. Me encojo de hombros mientras recojo mis cosas y a Beth por el camino en dirección a la salida.
—¿Vas a seguir en el gimnasio?
—Desde luego. Tengo un instructor muy, muy bueno. —le digo con una sonrisa.
—¿Nos vemos en el apartamento? —me pregunta mientras monto en el auto y me despido de ella.
—No lo sé. —le contesto con una sonrisa.
Todos se me quedan mirando cuando entro al gimnasio. Aún llevo la ropa de la oficina. Me dirijo hacia el vestuario con la bolsa en el hombro y me cambio la ropa. Estoy sentada en el banco poniéndome las vendas cuando siento su poderosa presencia. Es como un magnetismo que me hace girarme hacia él. Alzo la vista y me encuentro con su mirada azul hipnotizante. Alex camina en mi dirección y puedo ver como todos los demás alumnos nos observan.
Solo entonces recuerdo lo sucedido la ultima vez que asistí a la clase. Y no sé que hacer. Creo que debería disculparme con la clase y con el profesor por lo sucedido.
—¿Decidió regresar a la clase? —dice deteniéndose frente a mi.
—Lo siento mucho por lo sucedido la ultima vez. —le digo apenada. —Estaba frustrada y descargué mi furia con usted.
—La furia puede ser muy peligrosa, pero también poderosa si se sabe emplear de la forma correcta. Espero que lo sucedido la ultima vez no vuelva a ocurrir nuevamente.
—No volverá a ocurrir. He aprendido mi lección.
—Bien, si todos están listos comencemos con el calentamiento. —grita mientras se aleja de mí.
Me coloco al final de la clase. No quiero llamar tanto la atención. Pero desde mi perspectiva puedo ver como las otras mujeres que están en la clase lo devoran con la mirada. No me gusta que otras mujeres lo miren de esa forma. Me siento muy, muy posesiva. Se que Alex las ignora y que solamente mira en mi dirección de vez en cuando. Pero no me tranquiliza. Esta es la primera vez que me siento así.
Y así transcurre el resto de la clase.
Es la primera vez que no le presto atención a lo que hago. Estoy más pendiente de lo que hace Gia mientras entrena con él. De las sonrisas que le lanza y los coqueteos que el rechaza con una sonrisa que sé, que a todas las hace suspirar y derretirse.
Para cuando la clase termina, estoy menos tranquila. Esta vez me percato mucho mejor de como se demoran en marcharse las mujeres y lo miran de reojo. Yo ni siquiera me inmuto en recoger mis cosas. Me quedo sentada en el banco mientras lenta, muy lentamente me deshago de mis vendas.
—Hasta la próxima clase profesor. —le dice Gia junto a las otras chicas mientras él les sonríe.
—Hasta la próxima clase chicas. —les contesta con mi sonrisa favorita mientras lo observo caminar ahora en mi dirección.
Al fin estamos solos cuando el se detiene frente a mí.
—No deberías sonreírles de esa forma. —le digo alzando mi mirada.
—¿De qué forma? —me pregunta.
Alzo la vista y ahí está. La maldita sonrisa que le quita el aliento a cualquiera. La que me hizo enamorarme de él.
—De esa forma. —le digo señalando su rostro. —Hace que todas las mujeres caigan rendidas a tus pies.
—Eso es interesante. —dice mientras toma una de mis manos y tira de mi hacia él pegando mi cuerpo al suyo. Da unos pasos hasta que me tiene pegada contra a la pared. —Porque solo me interesa que una caiga rendida a mis pies.
—Te aseguro que todas las mujeres que están en esta clase es por lo bueno que está él profesor y no por recibir clases.
—¿Qué tan bueno está? —pregunta mientras siento su aliento en mi cuello.
Estoy sudorosa del entrenamiento, pero a él no parece importarle en lo absoluto cuando desliza la lengua justo por encima de mi clavícula haciendo que se me escape un gemido involuntario.
—Muy bueno. —le contesto vacilante.
Su lengua caliente comienza ascender por mi cuello mientras sus labios muerden y se deslizan hacia mi oído. Sus dientes tiran del lóbulo de mi oreja y yo me estremezco.
—No tienes porque ponerte celosa Lia. —me dice mientras comienza a besar mi rostro dulcemente. —El profesor solo tiene ojos para una mujer en esta clase. —roza su nariz con la mía y besa mi otra mejilla. —Y pretendo dejárselo muy claro para que no haya dudas.
Me mira brevemente antes de unir sus labios con los míos. Muy lentamente roza sus labios con los míos haciendo que me estremezca completamente de pies a cabeza.
—¡Alex! —dejo escapar su nombre en un gemido.
—¿Me has extrañado? —pregunta mientras continúa tentándome con sus labios sobre los míos.
—Me he pasado el día entero pensando en ti. —le contesto honestamente mientras sonrío contra sus labios deseosa de que profundice el beso.
Me pierdo en su mirada por un segundo.
—¿Quieres que te bese? —me pregunta tentándome una vez más. —¿Quieres que te posea? —sus manos se deslizan por mi cuerpo hasta tomar mis nalgas y apretarlas.
—Quiero que me hagas tuya donde sea y como sea. —le contesto atrevidamente sin poderlo evitar.
El deseo que siento por él me está matando.
—Siento mucho arruinar sus fantasías Srta. Adams, pero tengo otros planes para esta noche. —me dice separándose un poco de mí. Pero sin apartar sus manos de mi cuerpo.
Me le quedo mirando mientras continúa sonriéndome.
—Tengo una cita con una mujer muy especial a la que no puedo faltar. Y ella me mataría si la dejo plantada.
—Mmm. ¿Es peligrosa?
—No tienes ni idea. Ya me ha demostrado de lo que es capaz cuando se enfada. Además, que destila peligro por todas sus deliciosas curvas. —me dice mientras vuelve apretar mis nalgas y sube ahora sus manos hacia mi cintura.
—Será mejor que te andes con cuidado entonces con ella.
—Lo haré. —me dice antes de robarme un beso y dejarme deseando más. —¿Lista para cenar?
—No estoy vestida para ir a cenar Alex.
—¿Quien dijo algo de salir a cenar? —se separa de mi mientras comienza a sacarse las vendas.
—Alex, crees que tengas un momento, necesito que firmes el nuevo contrato. —la chica de recepción llega donde estamos nosotros.
—Lo había olvidado. Enseguida regreso y nos vamos. —me dice con una sonrisa mientras se marcha.
En cuanto Alex se marcha siento un teléfono sonando, no es el mío, así que debe de ser el de él. El teléfono suena insistentemente pero no me atrevo a buscarlo y ver quien es. No quiero invadir su privacidad. Deja de sonar por un momento, pero vuelve a comenzar a sonar insistentemente una vez más. Alex se está tardando. Me acerco hacia su bolsa y veo su móvil, lo saco y miro quien llama. En cuanto veo la pantalla, vuelvo a dejar su móvil en el bolso.
¿Por qué lo está llamando Laura?
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Espero les guste este capítulo. ¿Que creen que quiera Laura?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.
Xoxo
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