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Capítulo 29

—¿Cómo te sientes? —me pregunta de repente.

—Excitada—le respondo sin titubear.

—Me complace escuchar eso, veamos qué tanto.

Siento un dedo posarse entre mis senos. Lo desliza todo el camino hacia abajo por el centro de mi cuerpo hasta alcanzar su objetivo. Desliza el dedo entre mis pliegues y lo introduce en mi interior haciendo que se me escape un gemido. Involuntariamente tiro de mis manos e intento cerrar los pies, pero es imposible.

—¡Mmm! ¿Estás lista para mí?

—Sí—jadeo cuando mueve el dedo contra la pared frontal.

Pero rápidamente lo retira dejándome deseosa de mucho más.

—Eso no es justo—replico mientras alzo las caderas buscando su contacto.

—¿Quieres más?—preguntó y puedo sentir su leve sonrisa en el tono de voz.

—¡Sí!—casi grito deseosa porque me toque.

Entonces siento algo invadiéndome. No es su dedo, se siente diferente a cualquier cosa que haya probado antes. Quizá es un consolador, o un vibrador. O las bolas de plata. Cuando introduce la otra, sé que es lo último. Aunque no creo que aquí inmovilizada hagan mucho.

¡Oh Dios!

Esto no me lo esperaba, se supone que no deben vibrar.

—¿Recuerdas que lección aprendiste con esto?

—Hum—debo concentrarme para poder articular palabras—. ¿Con las bolas o con el vibrador?—inquiero mientras muerdo mi labio inferior conteniendo la deliciosa sensación creciente en mi interior.

—Con ambas. Si más no recuerdo fue la misma lección. Así que ahí tienes los dos juguetes en uno solo.

Los músculos se tensan alrededor del objeto en mi interior.

Sé que no debo concentrarme, pero también sé, que él no me lo va a poner tan fácil, nunca lo ha hecho y sé que ahora no va a comenzar a hacerlo. Siento una mano en mi muslo, no es Alex. Su mano sube por todo mi cuerpo hasta mis senos. Con un dedo traza círculos alrededor de uno de mis senos haciendo que se me escape un jadeo.

—Pongámoslo un poco más difícil—más difícil—. Por cada gemido que se te escape, aumentaré una velocidad. Y solo para satisfacer tu curiosidad, tiene 10 velocidades.

¡Diez velocidades!

¡Pero acaso está loco!

Es imposible que resista un vibrador con esa intensidad sin que alcance el orgasmo.

La mano cambia hacia el otro seno y después tira del pezón con dos dedos. Muerdo mis labios conteniendo un gemido, pero sé que no lo logré.

—Segunda—siento su voz en el oído y la vibración en mi interior aumenta de intensidad.

La mano deja de torturar mi pezón y es remplazada por las suaves caricias de Alex. Pero se alejan de mi tan rápido como me tocan.

—Déjame darte a probar algo.

¿Comer?

¿Cómo puedo comer en estas condiciones?

Siento su caricia por mi rostro. Uno de sus dedos se desliza por mis labios enviando un delicioso hormigueo por mi piel. Lo desliza varias veces por mi labio inferior antes de separarlo de mí.

—Abre y chupa—me pide mientras desliza algo en mi boca.

Es un trozo de chocolate. Delicioso. Gimo de puro placer mientras devoro todo el chocolate y Alex me ofrece otro trozo. Ahora solo quisiera que el dejara sus dedos en mis labios para chuparlos, sé que deben estar cubiertos de chocolate y deliciosos.

—Chupa—desliza el dedo por mis labios.

Sonreí satisfecha mientras chupo su dedo y deslizo la lengua hasta eliminar todo rastro de chocolate. Retira el dedo y yo deslizo la lengua por mis labios deseosa de más.

—Abre—desliza un tenedor por mis labios y devoro lo que hay en él.

Es cremoso y esponjoso. Parece pastel de chocolate blanco y licor, pero además creo que tiene trozos de frutos rojos. La deliciosa combinación de sabores hace que gima de placer.

—¿Más?

—Sí, por favor—. pido mientras entreabro los labios esperando el delicioso postre.

El próximo bocado, tiene un sabor completamente diferente. Puedo detectar el delicioso sabor de la crema de mantequilla con chocolate. No puedo evitarlo, vuelvo a gemir. Alex me complace brindándome varios bocados más. Todos deliciosos y con una combinación explosiva de sabores que me hacen gemir de pura satisfacción.

—Creo que es suficiente por ahora, al menos para ti. Va siendo momento de que yo tome mi postre como dios manda.

Sé que su postre soy yo, no debe decírmelo. Desde el instante en que me esposó las manos y los pies a este banco móvil, lo imaginé. La música de fondo cambia a un bit más constante y menos estridente. Sigue siendo música electrónica. Pero esta vez presto más atención al ritmo que me es familiar, y sé exactamente por qué. 

Sé porque Alex a escogido esta canción. Es una canción que va aumentando el tempo y la letra es bastante sugerente. Así que dejo que la letra de Ignite de Alan Walker ft Julie Bergen entre muy dentro de mi organismo.

Estoy absorbiendo el ritmo de la canción cuando siento algo frío caer sobre mi vientre. Al instante me encojo. Pero rápidamente siento el calor de su boca contra mi piel fría. Su ligera barba causa estragos contra mi piel sensible. Su lengua caliente envía sensaciones placenteras.

Siento nuevamente algo frío ahora más arriba. Su boca se desliza hacia arriba, entre mis senos, sin separarse de mi piel. Gimo cuando su boca chupa lo que sea que ha echado entre ellos.

¡Dios! Esto es una tortura.

El contacto de su boca en mi cuerpo, la música, la vibración en mi interior. Todo está siendo demasiado para mis sentidos. Apenas y puedo concentrarme en algo mientras la temperatura aumenta en la habitación. O quizás soy solo yo.

 Cuando llega el tempo máximo de la canción, separa la boca de mi cuerpo y siento nuevamente algo frío caer ahora en mi cadera. Automáticamente intento moverme, pero Alex, apoya una mano en mi vientre para mantenerme quieta.

—Habla conmigo Lia, dime que sientes.

—Calor. El toque de tus manos en mi piel, quema.

—¿Solo el de mis manos?

—El de tus manos, el de tu boca, tus palabras, todo lo que haces me calienta más a cada segundo.

—Me agrada escuchar lo que mis manos y mi boca provocan en ti. Veamos que más podemos lograr de tu cuerpo.

Siento nuevamente su boca calentar mi piel mientras se desliza por el contorno de mi cuerpo hacia arriba. Hace una pausa cuando llega a mis senos separando la boca de mi cuerpo. Y esta vez sí les presta atención. Su lengua ahora está fría y hace que gima en cuanto toca mis pezones. Succiona el pezón henchido y desliza la lengua por él. Se separa y vuelve a lamer con su lengua helada. ¡Dios! No puedo soportar más esto. Nuevamente se separa de mi y ahora siento su lengua fría deslizarse por mi cuello y bajar en busca del otro pezón. Repite lo mismo que con el anterior.

—¡Alex! —dejo escapar en un gemido mientras siento como mi cuerpo está comenzando a ceder ante el deseo—¡No puedo contenerlo más! No así.

—¿Estás conteniendo el orgasmo? —pregunta sorprendido.

—¡Sí! —grito extasiada mientras desliza un dedo por mis labios y lo baja por el centro de mi cuerpo rumbo a mi sexo.

—Solo te pregunte si recordabas la lección, no que debías volver a repetirla—su dedo se desliza sobre mi clítoris. Apenas puedo concentrarme en sus palabras—. Has estado tan absorta conteniendo lo inevitable y no te has percatado que el vibrador ya está en la máxima velocidad.

Con razón sentía todo más intenso que antes y me estaba costando más esfuerzo contenerme.

—¡No puedo más! —casi grito.

—Entonces deja de intentar contener el orgasmo.

Mi cuerpo está temblando completamente y a pesar de que lo intento y dejo de concentrarme en no venirme, no lo consigo.

—¡Tócame! —le pido en un grito de puro placer.

—Dónde.

—Quiero tu boca devorando mi sexo—. le exigo desesperada por que me devore.

—¿Caliente o frío?

—¡Frío! —grité.

Y el no se hace esperar. Siento sus manos en mis muslos. Lo primero que siento es su aliento frío soplar sobre mi sexo antes de que su lengua se deslice sobre mi clítoris. Y eso es todo lo que necesité, un toque y exploté en un intenso orgasmo que hace que convulsione. Tiro de las manos y de los pies mientras grito de placer. Su lengua no me da tregua devora todo de mí.

Separa su boca de mi cuerpo y retira el vibrador de mi interior lo cual hace que mi sexo se contraiga buscando el delicioso hormigueo. Y entonces lo siento sobre mi vientre cuando lo deja caer ahí. La vibración viaja por todo mi cuerpo y se acumula nuevamente entre mis piernas.

Y entonces lo siento. Siento su miembro invadiéndome. Entrando en mi lentamente hasta el fondo. Acabo de entender porque esta posición. De esta forma tiene total acceso a mí. Puede entrar sin ninguna restricción ni impedimento.

Y comienza a moverse al mismo ritmo del tempo de la canción que en ese instante esta comenzando a aumentar. Sus movimientos son rudos, salvajes y hacen que mis paredes se contraigan rápidamente a su alrededor.

—¡Lia! ¡Lia! —grita mientras una de sus manos me sostiene por un seno y la otra por la cadera.

Y sé lo que me están pidiendo sus palabras. No necesito que me diga nada más. El orgasmo arrasa conmigo mientras me toma a lo bestia, justo como a mí me gusta. Justo como a él le gusta. Y todo mi cuerpo comienza a convulsionar mientras gritos incontrolables escapan de mis labios. Alex comienza a detener sus embestidas y sale de mi interior. No creo que el haya terminado, o no me he percatado.

El vibrador desaparece de mi vientre y siento sus manos en mis muñecas desatándome las correas. En cuanto las quitó, frotó mis muñecas y se separó de mi nuevamente.

—¿Puedo quitarme la venda? —pregunté aún con la respiración acelerada y mi sexo palpitando aún por él.

—Puedes—responde mientras siento sus manos en mis tobillos—. Pero aún no he terminado contigo.

Me desato la venda de los ojos. Espero unos minutos hasta que mis ojos se adaptan a la luz del local. Incorporo mis manos y me siento en el banco. Y entonces asimilo todo a mi alrededor.

Es como un gimnasio, perece un gimnasio, pero todo ha sido modificado para hacer otro tipo de ejercicios. Pero eso no es lo que más ha llamado mi atención. Estamos solos.

—¿Hemos estado solos todo el tiempo? —inquiero distraída mientras asimilo todo a mi alrededor.

—Sí.

—Y porque hubo un momento en que no reconocí tus caricias—. él se pone de pie y me sonríe.

—Porque utilicé un guante—me dice mostrándomelo—. Quería ver que tan lejos dejabas que alguien más te tocara y me ha impresionado que no te has quejado—. pega su frente a la mía.

—Es que todo lo que estaba sintiendo era excitante y no podía pensar en otra cosa que no fuera en las caricias.

—Pero igual, no te has concentrado mucho, no te has venido con el vibrador en su máxima velocidad—. gira el rostro hacia un lado y besa mi cuello.

—Estaba más concentrada en la música y en tu boca sobre mí.

—Imagino que mis caricias te distraen bastante—. deja de besarme y me mira fijamente.

—Hum.

—Te dije que te iba a demostrar de lo que era capaz tu cuerpo cuando alcanzaba el orgasmo, ¿recuerdas? —presiona un botón en un costado del banco y este comienza a bajar hasta que mis pies tocan el suelo.

—Vagamente.

—Pues llegó el momento—hace una pausa sin apartar la mirada de mi—. Quiero que seas mía por completo Lia. 

—Soy tuya—. le respondo con una sonrisa.

—En realidad no, no aún. No hasta que te posea enteramente.

—¿A qué te refieres?

—¿Confías en mí?

—Sí, por completo.

—Gírate y acuéstate boca abajo.

Me bajo y me giro para recostarme al banco como si fuese un colchón dejando mis piernas apoyadas en el suelo. Alex se para detrás de mi, pone las manos en mis nalgas e introduce sus piernas entre las mías, separándolas.

La música ha cambiado y no reconozco la canción que suena de fondo, pero tiene un ritmo muy parecido, así que quizás es del mismo DJ.

—Primero, veamos qué tan mojada estás—susurra en mi oído interrumpiendo mis pensamientos. Desliza un dedo por toda mi columna vertebral, entre mis nalgas y lo hunde en mi sexo arrancándome un gemido—¿Que fue eso? —pregunta mientras traza círculos en mi interior.

—¡Mmm! —no puedo articular palabras.

—Estás deliciosamente mojada, perfecto para lo que viene a continuación.

—¿Qué viene a continuación? —pregunto con voz ronca.

Pero él no me responde. Simplemente introduce otro dedo más. Puedo sentir la humedad correr por mis piernas mientras mi sexo se contrae ligeramente alrededor de sus dedos. 

—Aún te queda por experimentar un tipo de orgasmo, uno que olvidé mencionarte—saca los dedos de mi interior y esparce mis jugos hacia mi trasero. Cuando desliza el dedo por el orificio, automáticamente me contraigo—. Relájate, no te dolerá y lo vamos a disfrutar.

Y la música una vez más, ha sido acertada, perfecta para lo que estamos haciendo y vamos a hacer. El clímax de la canción llega en ese instante y habla de no querer perder el control y sé que eso es exactamente lo que está por suceder.

—¿Has hecho esto antes?

—Creo que va siendo momento de que te cuente cual es mi fantasía—introduce nuevamente los dedos en mi interior aumentando la humedad entre mis piernas y vuelve a hacer lo mismo. Los saca y los desliza hacia mi trasero. Esta vez frota ligeramente sobre el lugar prohibido—. Mi fantasía—sus manos amasan mis nalgas y rozan mi sexo ligeramente haciéndome jadear de placer—. Es tomar a alguien por detrás.

¡Madre mía!

Y con esas palabras, sé que no me voy a negar a cumplir su fantasía. Por él, haría cualquier cosa. Una de sus manos se queda sobre mi cadera y la otra baja hasta mi sexo. La frota sobre mi clítoris antes de deslizar un dedo por mi humedad y hacia mi trasero. Presiona sobre mi trasero el dedo, trazando círculos. Entonces baja la otra mano hacia mi sexo y comienza a trazar círculos sobre el clítoris. Esto es excitante. Ya una vez Alex había jugado con mi trasero y la sensación había sido en extremo placentera. Ahora lo continúa siendo y me veo sujetándome al banco e inclinando mi trasero hacia su mano, pidiendo más.

Y eso es exactamente lo que recibo. Siento su dedo deslizándose, solo un poco, dentro de mi trasero mientras yo gimo de puro placer.

—¡Lia! —su voz se ha vuelto ronca. Y yo no puedo hacer otra cosa que no sea disfrutar de la deliciosa combinación de dolor y placer que comienza a extenderse por mi cuerpo—¡Muero por estar dentro de ti! —el movimiento sobre mi sexo aumenta y yo gimo. 

No puedo evitarlo, no sé porque, necesito mucho más.

—¡Tómame! —grito extasiada.

Siento el vacío en mi trasero cuando retira el dedo. Y entonces siento su miembro presionando para entrar. Automáticamente mi cuerpo se niega.

—¡Relájate! Recuerda que el dolor solo está en tu mente. Así que solo concéntrate en disfrutar. Siente mis caricias.

Me enfoco en su dedo acariciándome. Pero también en su pene deslizándose entre mis pliegues y rumbo a mi trasero. Repite el mismo movimiento, lo desliza por la humedad entre mis piernas, y hacia mi trasero. Y entonces lo siento invadiendo ese lugar que nadie a poseído antes.

No es dolor, es más bien un ardor mezclado con placer. El más puro y crudo placer que haya sentido en mi vida. 

—¡Alex! —grito embriagada mientras me inclino hacia atrás para tomarlo.

Pero el se detiene mientras se aferra fuertemente a mi cintura.

—No te muevas, aun no estoy completamente dentro, pero voy a comenzar a moverme.

Y con sus palabras, siento como comienza a retirarse y a entrar nuevamente en mí. El dolor y el placer nublan mis sentidos. Cómo es posible que sienta dos cosas tan diferentes al mismo tiempo, pero que sea placentero.

—¡Hablame Lia! —me pide mientras deja de tocar mi clítoris y ambas manos se aferran a mi cintura.

—¡No puedo! —grité mientras se me escapó un gemido de éxtasis total.

Sus movimientos son calculados. El dolor va desapareciendo y es sustituido por placer. Nunca antes me he sentido así. Nunca pensé que podría disfrutar de este tipo de conexión tan íntima. Siempre he visto el sexo anal como algo prohibido y para nada placentero. Cuan equivocada he estado. O quizás es Alex y que con él todo es pura seducción y pasión. Mientras me posee lentamente siento como mis paredes se contraen

—Nena, voy hasta el fondo—anuncia y entonces siento como se estrella contra mí.

Grito, jadeo, gimo. Me sujeto fuertemente mientras el se mueve en mi interior.

—¡Al...! —no logro articular su nombre. Grito mientras me dejo ir en un arrasador orgasmo.

—¡Eso es nena! ¡Dámelo todo!

Estoy extasiada de placer. Mi vista se ha nublado y pierdo toda noción del tiempo y del espacio. Pero si hay algo claro, es que el dolor ya no está y solo siento éxtasis y quiero que él lo sienta también. Me incorporo ligeramente, perdida en la nebulosa de placer que estoy sintiendo, alzo mi torso del banco sin ser apenas consciente de que lo hago.

—¿¡Lia, que estás haciendo!? —pregunta estupefacto al ver mis intenciones.

Pero no le respondo. Solamente me aferro al borde del banco y comienzo a moverme contra su cuerpo sincronizando nuestros movimientos. Cada vez que se estrella contra mí, yo grito de placer. Y eso solo me hace continuar. Quiero más. Alex baja sus manos de mi cintura y las apoya en el banco junto a mi cuerpo. Y solo entonces se mueve más rápido. 

—¡Vente conmigo! —grita mientras se libera en mi interior.

Y el orgasmo arrasa nuevamente con todos mis sentidos cuando lo siento llenándome por completo. Ambos gritamos, Alex se aferra nuevamente a mi cintura y tira de mi cuerpo contra el suyo. Me abraza mientras se aferra a mí.

—Te amo Lia, no tienes idea cuanto—susurra en mi oído mientras deposita un delicioso beso en mi cuello.

—Yo también te amo Alex, más de lo que puedas imaginar—confieso mientras cierro los ojos y sonrío feliz.

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Espero les guste este capítulo.

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Este capitulo está dedicado a KaronteCancer HormaydaCardenasVeit

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