No tengo en que marcharme de aquí. He venido con él, y la única opción posible es esperar a que comiencen a marcharse las personas y que alguien se apiade de mi y me regrese a la ciudad. No puedo tomar un Uber, porque he sido tan estúpida que no he salido con dinero, no pensé que lo necesitaría para regresar.

Así que me oculto en un costado de la casa y espero a ver si alguien se marcha y me puede llevar hasta la ciudad. Al sentir unos pasos me pongo en alerta, pero cuando veo quien es vuelvo a ocultarme. Alex sale junto al hombre que estaba a la mesa con nosotros y se marchan ambos en el auto de Alex. Mejor me voy hacia otro lugar, no puedo estar aquí de pie toda la noche.

Así que camino por la carretera zigzagueante y me siento en un banco que hay detrás de un seto frente a la cancha de tenis. Un lugar perfecto para que nadie me vea. Y allí mis lágrimas comienzan a caer incontrolablemente.

-¡Disculpa! ¿Te encuentras bien? -una dulce voz habla a mi lado.

Me limpio un poco las lágrimas, pero sé que es imposible de ocultar lo que me sucede, así que le respondo.

-No. No lo estoy. -le confieso mientras siento que la mujer se sienta a mi lado.

-¿Qué sucedió? -no creo que a ella le importe mi situación, mucho menos mi vida privada, pero necesito hablar con alguien.

Alzo la vista mientras me limpio las lágrimas. Y entonces la reconozco. Es la misma que ha comprado el auto de Alex.

-Su esposo se acaba de marchar. -le digo entre sorbidos.

-Lo sé. Me preocupo por ti en estos momentos. ¿Quieres contarme que te sucedió? -me pregunta mientras abre su cartera y me ofrece una toallita húmeda.

Tomo la toallita y me limpio el rostro empañado de lágrimas.

-Los hombres son unos imbéciles. -le respondo mientras la miro fijamente.

-Creo entender porque lo dices. Discutiste con tu novio.

-Ojalá. -le respondo y ella me mira sin entender. -Quiero decir, no es mi novio y sí, discutimos exactamente por ese motivo. ¿Cómo una persona puede desearte y al mismo tiempo no ser capaz de definir que eres para él?

La mujer a mi lado sonríe un poco.

-Te entiendo perfectamente. El problema es que a veces los hombres son tan idiotas que no se dan cuenta de lo que tienen frente a ellos. Y ese es el trabajo nuestro. Hacerles ver lo que tienen y pueden perder.

-No tengo idea de que más hacer, no creo que el llegue a amarme algún día o me confiese sus verdaderos sentimientos por mí. Si es que tiene alguno.

-Tu situación me hace recordar a mi esposo. En un principio decía que solo quería protegerme y nada más, pero sus sentimientos por mí eran tan intensos y tan profundos, que el mismo los había confundido. Y cada día me ha demostrado que me ama con locura.

-¿Cómo le hiciste para que te confesara sus sentimientos? -necesito saber para lograr que Alex me confiese sus sentimientos.

-Fue algo complicado, pero me percaté de que tenía sentimientos por mi por su forma de tratarme, de mirarme y de protegerme.

Esto me da en que pensar. Alex en el club es muy sobreprotector, además de que, a su forma, siempre ha estado cuidándome. Como cuando me rescató de mi borrachera. Además de que ha demostrado ser muy posesivo conmigo desde el inicio de nuestra relación. Y también celoso. Sé que todo esto demuestra que tiene sentimientos profundos por mí. Y necesito idear alguna forma para que el se percate de lo que siente.

-Creo que necesitas hacerle ver que te puede perder de verdad.

-Estaba pensando exactamente eso mismo. -le respondo con una leve sonrisa.

-¿Necesitas que te lleve a la ciudad?

-Gracias. El idiota ni se ha percatado que no tengo en que regresar.

-Hombres al fin. -me responde mientras ambas reímos.

Caminamos hasta su auto y me siento en el asiento del copiloto.

-Soy Lia, por cierto. -le digo con una sonrisa.

-Katherine, pero puedes llamarme Kate. -me responde mientras arranca el auto y salimos de la mansión.

Por el camino continuamos conversando. Kate y yo nos parecemos mucho a pesar de la diferencia de edad entre nosotras. Cuando se detiene frente al apartamento de Alex respiro profundamente. Aún no tengo ni idea de que hacer.

-Espero que logres hacerlo entrar en razón, Lia.

-Yo también. Gracias por traerme.

-De nada.

Después de intercambiar números, me bajo del auto y camino hacia su apartamento. Aquí voy otra vez a recoger mi auto y mis pertenencias. Saludo al conserje que me deja subir sin siquiera preguntar dónde está Alex. En cuanto entro al aparamento voy directo hacia la habitación. Y en lugar de recoger mis cosas, me dejo caer en su cama y comienzo a llorar como nunca pensé que lo haría.

Otra vez.

Pero necesito componerme. Necesito hacer lo que Kate me aconsejó y hacerle ver que esta vez si me va a perder. Así que recojo todas mis cosas y después me acomodo en la cama a esperar.

No tengo idea de que hora es cuando siento la voz de Alex llamándome en la distancia. No pienso contestarle. Siento la puerta del dormitorio abrirse. Y sé que es él, pero no quiero verlo después de lo sucedido. Aún me duele.

-Lia, podemos hablar.

No le respondo y me hago la dormida.

-Sé que estás despierta, por favor. Hay algo importante que debo decirte.

Me incorporo en la cama y me giro hacia el. Y cuando lo veo salto de la cama y corro a su encuentro.

-¿Qué te sucedió? -le pregunto al ver su camisa con sangre y los nudillos de su brazo izquierdo destrozados.

Lo toco por el torso y por las mejillas para ver que no tenga mas daños, pero definitivamente solo ha sido en su mano.

-Nada importante.

-¿Cómo que nada importante? Tienes la mano destrozada y parte del brazo.

-Ya me vio un médico, y está bien, no tengo nada roto. Solo algunos cortes que ya fueron suturados.

Me separo de él. Esta no era la reacción que debía de haber tenido en cuanto lo viera, pero no pude evitar preocuparme por él. Así que me recompongo y voy en busca de mis maletas.

-¿Qué estás haciendo? -me pregunta cuando me ve con las maletas rumbo a la sala.

-¿Qué parece genio? Me marcho.

-Lía escúchame, necesitamos hablar.

-No hay nada más que decir Alex. Lo has dejado bastante claro. Soy solo un juguete sexual para ti, nada más. -las palabras que le estoy diciendo me duelen hasta a mí, pero el necesita que se las digan para ver si reacciona.

-No es así, y lo sabes.

-No, no lo sé. ¿Cómo es entonces? Yo seguiré enamorada de ti, arriesgando mi corazón y mis sentimientos y que obtendré a cambio, sexo, nada más.

Alex no habla, así que me dirijo hacia la puerta y la abro.

-Lia. -me dice en tono de súplica. -No te marches por favor. -me pide mientras me mira fijamente.

-La única forma de que yo no me marche de aquí es que me digas que es lo que sientes por mí. -le grito desesperada.

Alex me mira y mira la maleta, sabe que estoy hablando en serio y que me marcharé.

-Puedes cerra la puerta y concederme cinco minutos. Es todo lo que pido.

Lo miro fijamente y miro su mano destrozada. Cierro la puerta, dejo la maleta y me siento en el sofá.

-Tienes cinco minutos.

Alex viene donde estoy y se sienta en el suelo frente a mi quedando en una posición sumisa. Esto no me lo esperaba. No de él. Y no en este momento.

-Hay cosas de mi pasado que necesitas conocer y que no te he contado. Cosas que cuando las conozcas, no querrás volver a saber de mí.

-Alex, no me interesa tu pasado, solo me interesa el presente y el futuro.

-Necesitas conocer lo que sucedió en mi pasado, solo así me entenderás.

-De acuerdo.

-Te conté que le hice daño a alguien en mi pasado, pero nunca te conté quien era esa persona para mí. Era mi primer amor, la única mujer a la que he amado y la madre de mi hijo.

¡Que! Esto no me lo esperaba ¡Alex tiene un hijo!

Voy a decir algo, pero el levanta una mano deteniéndome.

-Déjame terminar por favor. Cuando conocí a Lind ambos éramos jóvenes y no teníamos absolutamente idea de nada. Ella buscaba a alguien que la sometiera y yo apenas estaba comenzando en ese mundo. Así nos conocimos y juntos comenzamos a experimentar. Con el tiempo mis sentimientos por ella se fueron haciendo más intensos y llegamos incluso a comprometernos. Encontrar a alguien que tenga tus mismos gustos por el sexo y comparta tus pasiones es muy difícil. Nos amábamos mucho y nos lo demostrábamos continuamente. Entonces una noche ocurrió el accidente. Apenas llevaba dos años en el mundo del BDSM, nunca había hecho un shibari. En nuestro aniversario decidí sorprenderla haciéndole uno, además de eso la amordacé. Pero todo salió mal. No tenía ni idea de que algo tan sencillo, aparentemente, se convertiría en una pesadilla que me perseguiría por el resto de mi vida.

Alex hace una pausa. Puedo ver un conflicto de emociones pasar por su rostro.

-No sé exactamente que sucedió, pero sé que tuvo que ver con una de las ataduras y con que yo no hice caso a las reacciones de su cuerpo. Abuse de mi posición de poder y ella terminó llena de luxaciones, inconsciente y con una lesión del nervio radial. Nunca más he tocado una cuerda después de eso. Cuando estaban atendiendo sus lesiones descubrimos que estaba embarazada.

Alex sonríe levemente ante el recuerdo de lo que me está contando, pero no sé porque tengo el presentimiento de que esta historia no terminó muy bien.

-Y entonces comenzaron las pesadillas. Tuve que cambiar mis prácticas de BDSM por otras que fueran más seguras para ambos. Pero incluso así, no pude evitar las pesadillas que comenzaron a torturarme. Al principio eran leves y despertaba sudorosos y agitado. Comencé a preocuparme cuando las pesadillas se transformaron en terrores nocturnos y ella fue la que pagó las consecuencias. Las primeras veces me despertaba sobre ella, casi asfixiándola. Ella incluso tuvo que golpearme en una ocasión para que la soltara. Hablamos de dormir separados, que esta situación se estaba descontrolando y podría hacerle daño a ella y al bebé. Pero ella me convenció de que no sucedía nada. Incluso me llegó a confesar que en ese instante en que la asfixiaba, se excitaba. Cuando ella tenía cerca de ocho meses de embarazo, las pesadillas habían casi desaparecido pues había dejado las prácticas de BDSM debido a su estado. Y entonces esa noche, esa maldita noche ocurrió el desastre. Reviví nuevamente lo ocurrido durante la sesión de shibari. Y comencé a desesperarme por despertarme. Cuando lo hice, estaba sobre ella, con una mano en su cuello y la otra entre sus piernas. Reaccioné apartando la mano de su cuello, pero ella negó con la cabeza y me pidió que continuara.

Puedo ver como lágrimas comienzan a caer del rostro de Alex. No creo que quiera seguir escuchando esta parte pues ya me lo puedo imaginar.

-Sentir la humedad entre sus piernas y que ella me deseaba en ese instante de desesperación, hizo que me cegara y no prestara atención a nada más. Me abrí paso entre sus piernas y la poseí como me gustaba hacerlo, como a ambos nos gustaba. Sus gritos solamente hacían que aumentara mi excitación. Y me olvidé de todo hasta que ambos dejamos de gritar y yo caí exhausto y rendido en la cama a su lado. A la mañana siguiente, desperté en un charco viscoso de color ligeramente amarillento y con un fuerte olor. Lindsey tenía mucho dolor bajo vientre y corrimos rápidamente hacia el hospital. Ni siquiera me percaté de los moretones que tenía en su cuerpo hasta que llegamos a urgencias. Tenía incluso morados en su vientre abultado. No me dejaron pasar mientras se la llevaban hacia el salón. Varias horas más tarde un médico sale y se detiene frente a mí. Al parecer ya llevaba varios días con rotura prematura de membranas (RPM), perdiendo líquido y esa noche perdió todo el líquido amniótico restante. Mi hijo no sobrevivió.

Alex agacha la cabeza. Es la primera vez que veo a Alex llorar y hablar así destrozado por lo sucedido. Y en esos momentos en lo único que puedo pensar es en consolarlo. En abrazarlo fuertemente y en decirle que el no tuvo la culpa, pero creo que el no se siente de la misma forma.

________________________________________________________________________________

En la historia O'Neal VS Cooper, podrán descubrir cómo se hizo lo del brazo.

Espero les guste este capítulo. ¿Que creen de la historia de Alex?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.
Xoxo
🐦⭐

Este capitulo está dedicado a DanyaZamora

Gracias por tu apoyo y por tus hermosos comentarios. Espero disfrutes este capítulo, sé que lo estabas esperando.

Sé que se te van a salir las lágrimas y me disculpo de antemano por este y por el próximo capítulo.