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Capítulo 17

-Ya puedes abrir los ojos.

Alex se me queda observando. Y después observa lo que hice con él.

-Y yo que pensaba entrenarte en el arte de llevar el control. -dice intentando mover sus manos, pero no puede.

-Debo decir que estoy excitada con lo que pueda hacerte, nunca he hecho nada de esto antes.

-¿Nunca has tenido a un hombre esposado a una cama para ti sola?

-Puedes apostar que no. -le contesto con una sonrisa. -Ahora veamos que hay en la bandeja.

Me separo de él y me dirijo con paso decidido hacia la bandeja cubierta. La destapo. Alzo una ceja impresionada de ver lo que hay debajo. Un cuenco de chocolate derretido, un bote de nata montada y otro cuenco de fresas.

Me quedo mirando todo sin saber por dónde comenzar. Aunque creo que debería comenzar por el chocolate y así me desquito por lo que me hizo con el sirope. Cojo el cuenco con el chocolate, una cuchara y camino hasta donde él está. Me detengo frente a él mientras introduzco la cuchara en el chocolate y la llevo mis labios.

-Mmm. ¡Delicioso! -gimo cerrando los ojos y saboreando el chocolate.

A estas alturas, ya él debe de estarse imaginando cuales son mis intenciones. Lleno la cuchara y la acerco a su hombro sin apartar mi mirada de la suya. Y dejo caer el chocolate por su hombro. Se desliza lentamente por su pecho y acerco rápidamente mi boca cuando está llegando a sus abdominales. En cuanto mi lengua hace contacto con su piel, Alex deja escapar un gemido.

Sonrío sabiéndome poderosa y deslizo la lengua lentamente siguiendo el camino que el chocolate ha trazado. Cuando he terminado, separo mi boca de su cuerpo y lo miro a los ojos.

-¿Qué te ha parecido eso? -le pregunto mientras introduzco la cuchara nuevamente en el chocolate y la cargo, lista para verterla nuevamente sobre él.

-Nunca creí que diría esto, pero. ¡Eso ha sido jodidamente excitante!

Eso lo sé. Y también puedo comprobar que no me está mintiendo. Puedo ver que su respiración se ha acelerado. Su pecho sube y baja con una cadencia ahora algo más rápida que antes.

-Y apenas estoy comenzando. -le digo con una sonrisa. -Tengo un plan para esto. -le digo señalando el chocolate y vertiéndolo en sus abdominales.

Los cubro completamente y después me separo de él para admirar mi obra. Ha quedado perfecto. Ahora esto si es una deliciosa tableta de chocolate. Me quedo mirando hacia su entrepierna por un segundo. Quizás el polo de chocolate para otra ocasión. Tampoco puedo comerme todo el postre en el mismo día. Y Alex, ahora mismo, es un delicioso postre que planeo devorar lentamente. No pienso detenerme hasta haber saciado mis ganas de él.

Me acerco a él y con cuidado me siento a horcajadas sobre sus piernas mientras le sonrío.

-Para cuando termine con todo el chocolate. -me inclino hacia adelante, acerco mi boca nuevamente a su abdomen y le doy un lametón. -Desearás... -otra pausa y otro lametazo por su tableta de chocolate, literal. -No haberme... -esta vez le doy una pequeña mordida. -Cedido el control.

Ya no me detengo más. Puedo sentir sus jadeos y gemidos escapar de sus labios. Nunca antes cuando he llevado el control me he sentido de esta forma. No estoy haciendo esto en busca de satisfacción sexual, que era básicamente por lo que lo hacía. Estoy haciendo esto porque Alex me lo ha pedido. Y a pesar de lo que creí, no se siente igual. No me siento forzada a hacerlo para poder sentirme satisfecha sexualmente.

Los estoy haciendo porque lo deseo, porque estoy enamorada de él. Y sí, porque no, porque lo amo. Y cuando amas a alguien harías cualquier cosa que esa persona te pidiera con tal de hacerla feliz. Solo espero que esta felicidad y estos sentimientos, sean recíprocos. No creo que mi corazón, mi mente y mi alma resistan si el no comparte los mismos sentimientos que yo.

¿Acaso algún día me dirá lo que siente por mí?

Ya se que me desea, yo también lo hago. Pero este hombre fuerte, hermoso y complicado necesita ser mucho más abierto con respecto a sus sentimientos. Creo que debe aprender a expresarlos correctamente.

Y entonces la realidad me golpea como un tren a alta velocidad. Solo una persona enamorada podría hacer el sacrificio que imagino que para el supone ponerse en esta posición que me ha cedido hoy. Para una persona acostumbrada a siempre llevar el control, no debe ser nada fácil cederlo.

Y él lo ha hecho sin siquiera pensarlo dos veces. Sé que se necesita confianza mutua, pero además debe haber ese sentimiento primordial que te haga sentir que estás con la persona correcta. Que es el momento de dar el paso. Que no importan las consecuencias, esa persona estará allí para ti. Que cuando la necesites, esa persona estará a tu disposición.

Y eso es exactamente lo que ha sucedido. Alex ha cruzado esa frontera y ni siquiera se ha percatado que lo ha hecho. Y esto solo hace que yo sonría más abiertamente. Ya sé cuales son sus sentimientos por mí, aunque no me los haya confesado. No voy a obligarlo a que me confiese algo para lo que aún no está dispuesto a admitir. Lo dejaré que el mismo lo descubra a su tiempo. Como mismo el hizo conmigo.

No me separo de su cuerpo hasta que todo el chocolate ha desaparecido de su abdomen. Solo entonces admiro mi trabajo. Ha quedado perfectamente limpio.

-Creo que estás listo.

Me levanto, cojo el cuenco con fresas, el de chocolate y me siento nuevamente a horcajadas sobre él. Debajo de mí, su erección palpita de deseo buscando una atención que, por el momento, no le voy a dar. Dejo el cuenco de fresas a un lado. Cojo una y la sumerjo en el chocolate.

-¿Te gustan? -le pregunto mientras le muestro la fresa de la cual gotea el chocolate derretido.

-¡Me encantan! -me dice mientras lo observo lamer sus labios deseosos de saborear los mío.

Durante el tiempo que llevamos juntos he llegado a conocerlo perfectamente. Y sé que Alex en estos momentos lo que menos desea es comer fresas con chocolate. El lo que desea en verdad, es devorarme a mí. De cualquier forma, que le sea posible.

-Entonces permíteme alimentarte. -le digo sensualmente mientras acerco la fresa a sus labios.

Mientras lo hago, algunas gotas de chocolate, de las que me encargaré más tarde, caen sobre su torso. Alex muerde la fresa y el jugo comienza a correr por su mentón. Cuando retiro la fresa de su boca, el chocolate mancha la comisura de sus labios.

-Espera. -le digo dejando la fresa a un lado.

Acerco mi rostro al suyo y deslizo la lengua por la comisura de sus labios quitando el rastro de chocolate. Su barba está comenzando a salir y hace cosquillas contra mi lengua y mi piel poniéndola sensible.

-Estás disfrutando esto, ¿cierto?

-Desde luego. Siempre he querido hacer esto. -le digo mientras deslizo la lengua nuevamente por la comisura de sus labios y el deja escapar una risa.

Pero lo que más me ha impresionado de todo es que el ni siquiera a forcejeado. Está bastante tranquilo para ser la primera vez que cede el control a alguien. Lo cual me hace sospechar que ya ha cedido el control alguna vez y esta no es la primera vez que lo hace.

-¿Has estado esposado alguna vez?

-No. Es la primera vez que lo estoy. -me contesta sinceramente.

-¿Ni siquiera en tus años de practicar BDSM?

-Que yo practicara BDSM, no quiere decir que haya estado en el lugar de sumiso Lia. Nunca he estado en esa posición.

-Sin embargo, ni siquiera has forcejeado.

-Si algo aprendí es que cuando uno forcejea es porque no está totalmente seguro de lo que está haciendo. Cuando alberga algo de inseguridad o no tiene total confianza en la persona a la cual le cede el control, también suelen hacerlo.

Veo que Alex tiene bastante experiencia en esto.

-Entonces, ¿confías en mí?

-Con los ojos cerrados, ya lo sabes. De otra forma no estaría cediéndote el control para que hagas conmigo lo que desees.

Creo que él tiene razón.

-Así que disfruta mientras puedas, porque en cuanto me liberes voy a darte una pequeña probada de dominación.

Su comentario acaba de dejarme intrigada y ansiosa.

-¿Acaso no lo has hecho ya?

-Nena, solamente has conocido el bondage de diferentes formas y algunos juguetes sexuales, no tienes idea de lo que es dominación.

Y por un segundo me planteo liberarlo y dejarlo que tome el control nuevamente y que me demuestre lo que puede hacer en una habitación llena de todo tipo de juguetes y accesorios sexuales. Pero no va a funcionar su estrategia. Él fue el que me enseño lo que sé de sexo, placer y seducción. Y pienso ponerlo en práctica en estos momentos. No me voy a detener hasta dejarlo tan exhausto que no pueda ni levantarse de la cama.

Pero entonces recuerdo en donde nos encontramos y se me ocurre que cualquiera puede entrar aquí, y no quiero que nadie nos interrumpa.

-¿Alguien puede entrar en esta habitación?

-La he cerrado en cuanto entramos para que nadie nos interrumpa. Además, que informé que no quería interrupciones.

-Perfecto entonces. -contesto con una sonrisa mientras me levanto de la cama. -Tenía pensado que me desnudaras tu, o que rasgaras mi ropa, pero ya que los planes han cambiado, lo mejor será que me deshaga de esta ropa. -comienzo a quitarme el conjunto de lencería lentamente mientras Alex mira en mi dirección. -No apartes la mirada ni por un segundo.

-No pienso hacerlo. -puedo ver el deseo en su mirada mientras me deshago de toda la ropa que traigo.

Cuando he terminado regreso donde está el y me siento a horcajadas sobre su cuerpo nuevamente. Debajo de mí, su miembro duro aún encerrado en los bóxers, está pidiendo atención.

Cojo otra fresa del cuento, la llevo a mi boca y la muerdo dejando que el jugo corra por mi mentón. Cierro los ojos mientras la saboreo y siento el jugo correr entre mis pechos.

-Mmm. Ese jugo debe estar delicioso entre tus pechos.

Abro los ojos y lo miro enarcando una ceja.

-Veamos si tienes razón.

Froto la fresa mordida por mis pezones endurecidos y después por todo mi seno. Y entonces me inclino hacia adelante y se los ofrezco. Alex desliza primero la lengua por ellos antes de chuparlos y morderlo suavemente. Dejo escapar un gemido de puro deseo y me aparto de él.

-Creo que fue suficiente. -le sonrío mientras me restriego contra su miembro antes de llevar mis manos a sus bóxers.

Me bajo de su cuerpo y se los saco por las piernas dejándolos a un lado. Su miembro está duro y listo para la acción. Deslizo la lengua por mis labios inconscientemente. Pero es que muero por probarlo con chocolate por encima.

-Sé lo que estás pensando Lia. -lo miro fijamente mientras Alex me sonríe.

-¿Cómo es posible que lo sepas? -inquiero con curiosidad.

-Olvidas que te conozco mejor que tu misma. Cada gesto que haces, cada mirada, cada movimiento de tu cuerpo. Lo sé todo de ti. Y sé que deseas probarme cubierto de chocolate. -él sí que me conoce bien. -Y sabes que, no te voy a detener.

No es como si pueda hacerlo cuando está esposado a la cama. Pero no hoy, creo que ha sido suficiente chocolate por un día.

-¿No vas a utilizar nada de lo que hay en la habitación? -me pregunta frunciendo el ceño.

-No sé como utilizar nada de lo que hay aquí, ese es tu campo, no el mío. Pero sí se que hacer con algo en particular. -le digo mientras acaricio su miembro suavemente y Alex deja escapar un gemido.

-Sé que sabes como utilizarlo correctamente. ¿Quieres utilizarlo en el jacuzzi? -no había pensado en eso, pero me gusta tenerlo sometido a mí por una vez. -Puedes esposarme allí también si lo deseas, así llevaras el control en todo momento.

Giro mi vista hacia el jacuzzi, eso no me lo esperaba. Eso es algo que nunca he hecho, ni con Alex, ni con nadie. Sexo húmedo. Nuestros cuerpos mojados, piel con piel. El baño en la tina de su apartamento, había sido solo eso, un baño relajante mientras el me masajeaba los hombros y me acariciaba, nada más.

Pero sé muy bien lo que puede suceder en ese jacuzzi. Dirijo mi vista hacia sus manos esposadas y nuevamente hacia el jacuzzi. Quiero que, de una vez por todas, quede demostrado el nivel de confianza que existe entre ambos. Así que, sin pensarlo más, me levanto de la cama y zafo sus manos. Alex me mira fijamente mientras se frota las muñecas.

-Pues en el jacuzzi será. -me dice mientras se levanta de la cama.

Me encanta verlo caminar desnudo. Es todo un espectáculo. Y mis ojos, no sé porque, se quedan clavados en sus nalgas mientras se mueve por la habitación rumbo al jacuzzi.

-Ya sé que te gusta mi culo. -me dice cuando llega al jacuzzi y se mete dentro privando a mí vista de su escultural cuerpo desnudo.

Vale, eso no ha sido justo. Pero yo lo conozco y sé que lo ha hecho aposta. Y creo que me voy a vengar por ello.


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¿Que les pareció el capítulo?
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