Siento el sonido de la alarma sonando en la distancia. Pero no creo que tenga la energía suficiente como para levantarme. Intento estirarme hacia la mesita para apagarla, pero algo me retiene. Algo enorme que no me deja moverme. Abro bien los ojos y entonces recuerdo donde me encuentro. En el apartamento de Alex, en su cama. Me quedo mirando el techo de color blanco mientras la leve luz del amanecer comienza a filtrarse por los cristales panorámicos de la habitación. Ni siquiera recuerdo que las cortinas estuviesen descorridas. Algo se mueve sobre mi pecho y hacia mi vientre y solo entonces bajo la vista. Un brazo fuerte me aprisiona contra el colchón.

Alex está dormido a mi lado mientras se aferra a mi cuerpo como si yo fuera su tabla de salvación en un naufragio. La sábana tapando parcialmente su cuerpo. Cuando digo parcialmente me refiero a que ni siquiera lo cubre. Lo que me da una buena vista de su impresionante cuerpo desnudo. Y cuando digo cuerpo desnudo, también me refiero a su trasero.

Aparto su brazo cuidadosamente de mi cuerpo y me escurro de la cama. El no se despierta, pero se aferra a la sábana y aprovecho para ir al baño mientras admiro su trasero desnudo. Cierro la puerta y me detengo frente al espejo mientras aclaro mi rostro con agua y me miro fijamente.

¿Durmió conmigo anoche?

Pensaba despertarme sola en su cama, pero en su lugar me he despertado con su cuerpo envolviendo el mío. Esto es tan extraño. Me había dicho que no dormía con nadie por miedo a hacerle daño, pero no ha sucedido nada. Aunque imagino que después de todo lo que hicimos anoche, esté tan exhausto, que no pueda ni levantarse. Creo que esto es algo que debemos hablar en la sesión con el psicólogo. Vuelvo a aclarar mi rostro con agua. Y todo lo que me contó de lo sucedido en la gala regresa a mi mente. Y también los recuerdos de mi pasado. Una lágrima se desliza por mi mejilla y vuelvo a echarme agua en el rostro. Miro la ducha en el reflejo del espejo y por un momento pienso seguir meditando bajo el agua caliente. Pero sé que en cuanto el agua caliente golpee mi piel, me traerá recuerdos de la noche anterior. Recuerdos calientes y excitantes.

Así que decido salir del baño y me quedo parada bajo el marco de la puerta mientras admiro el espécimen que duerme como tronco en el centro de la cama. Alex no se ha movido de donde lo dejé. Y desde donde estoy tengo una buena perspectiva de su trasero desnudo.

-Luce delicioso y tentador como para hincarle el diente. -me digo a mi misma mientras me muerdo el labio inferior.

-¿Me estás mirando el culo? -siento su voz pastosa mientras se mueve en la cama y se gira hacia mi buscándome.

-¿Disculpa?

-Acabas de decir que luzco delicioso y tentador como para hincarme el diente. -me dice levantándose de la cama y caminando en mi dirección.

Al parecer no lo dije para dentro de mí.

Su físico imponente continúa afectándome, es puro musculo duro por donde lo mires. Se detiene justo frente a mí. Aun no me acostumbro a la diferencia de estatura, pero sin embargo no aparto mi mirada de la suya. Ni siquiera cuando pega su cuerpo al mío dejándome sentir su erección.

-¿Tan temprano? ¿Anoche no fue suficiente? -le pregunto mientras me pierdo en su mirada cuando el me sonríe.

-Sabes que nunca será suficiente, además, por si no lo sabías, se llama erección matutina por algo.

-Aja. Necesitas hacerte cargo de tu erección matutina mientras voy preparando el desayuno. -le digo intentando pasar por su lado, pero el me lo impide.

-No respondiste mi pregunta. -me dice con una sonrisa mientras apoya una mano a cada lado del marco de la puerta y acerca su rostro al mío. -¿Me estabas mirando el culo?

-¿Acaso no puedo mirarlo? -le respondo con otra pregunta.

-Puedes mirar todo lo que desees. -me dice mientras sus manos bajan hacia mi cintura. -Y también puedes tocar. -desliza ambas manos hacia mis nalgas. -Apretar. -aprieta mientras yo gimo de deseo contra sus labios. -Y en caso de que eso no te satisfaga suficiente. -comienza a caminar conmigo hacia dentro del baño. -Puedes morder y dejar tu marca en mí.

-¿Te gustaría dejar tu marca en mí? -le pregunto ahora por el giro que ha dado esta conversación y que se está poniendo a cada instante más excitante.

-No sabes cuánto, pero no de la forma en que piensas. -me dice mientras mi cuerpo choca contra la encimera del lavamanos.

-Sabes que soy toda tuya. -le confieso mientras trago el nudo que se ha formado en mi garganta.

No tengo idea de a que se refiere con marcarme como suya, pero tengo la impresión, por la forma en que me está sonriendo, que pronto lo voy a averiguar.

-Vamos a ducharnos, hoy es un día muy importante. -me dice mientras tira de mi cuerpo hacia la ducha.

Nada.

No ha intentado nada.

Ni besarme, ni tocarme más allá de apretar mis nalgas.

Lo observo bañarse y hago lo mismo. No puedo evitar que mis ojos se desplacen por su cuerpo y terminen en su enorme erección a la cual el ha decidido ignorar, no sé por qué motivo. Es la primera vez que lo veo ignorar sus instintos más primitivos.

-¿No vas a hacerte cargo de eso? -le pregunto curiosa mientras lo observo seguir mi mirada hacia su miembro. -¿Quieres que me haga cargo yo?

-Tentadora, pero creo que tengo la solución perfecta para eso. -y en ese instante gira la perilla de la ducha hacia el otro lado desconectando el agua caliente y el agua helada comienza a caer sobre nosotros.

-¡Mierda! -exclamo mientras salgo de la ducha y me envuelvo en un albornoz.

Alex no intenta detenerme, y me quedo afuera de la ducha observándolo. Tiene una sonrisa en el rostro mientras se da una ducha de agua helada. Pero como puede estar allí sin siquiera inmutarse.

-¡Estás loco! -le grito, pero al final no puedo evitar contagiarme con su sonrisa.

-¿Acaso no amas mis locuras? -lo miro enarcando una ceja.

Amo todo lo que el hace, no importa que. Comenzando por su perversión. Especialmente su perversión. Y mucho más que eso su forma de mirarme y de hacerme sentir amada. Lo que nos lleva a la cuestión de que no sé exactamente como se siente por mí.

Siente atracción, deseo, posesión. Si, eso puedo sentirlo y verlo, me lo ha demostrado. Me ha demostrado lo posesivo que puede ser con mi cuerpo, y lo exigente que puede llegar a ser también. Y la atracción entre nosotros en innegable, al igual que el deseo. ¿Pero amor? Aún no me ha dicho esas dos palabras. Y no quiero forzar las cosas. Por el momento estamos bien así, Estoy bien así. El es feliz, yo soy feliz, así que, por el momento, no voy a insistir en sacarle una confesión de amor de su parte. Aunque es algo que debo plantearle al psicólogo.

Así que al final le sonrío también mientras le doy una respuesta tan ambigua como sus sentimientos por mi.

-Te amo más cuando me provocas un orgasmo. -Alex ríe a carcajadas. -Voy a preparar el desayuno.

Salgo del baño y camino hacia la cocina. Mientras preparo el desayuno pienso en todo lo que ha dicho esta mañana y su comportamiento tan extraño. Su excitación era más que evidente, al igual que su deseo por mí. No me hubiese molestado que me tomara contra la pared, o en la ducha. O que me dejara hacerme cargo de su situación. ¿Porque no me tomó? ¿Por qué no me dejó hacerle una felación? ¿Y porque me molesta tanto que no lo haya hecho?

-¿Piensas seguir revolviendo eso?

Miro hacia donde proviene la voz, Alex está sentado en una banqueta y me mira fijamente. Está vestido informalmente. Jeans, y camiseta de mangas ajustada a su cuerpo.

-No creo que necesite revolverse más. -me repite mientras yo miro hacia la sartén y la cuchara de madera con la que estoy revolviendo.

Y solo entonces me percato que he arruinado los huevos revueltos con tocino.

-¡Mierda! Creo que arruiné el desayuno. -murmuro muy bajo, casi para mí misma, mientras apago el fogón.

Siento sus manos sobre las mías, quitándome el sartén de la mano y la cuchara de madera.

-Yo lo hago, porque no vas vistiéndote. -me dice mientras comienza a buscar ingredientes para preparar nuevamente el desayuno.

Lo observo arrojar el desayuno arruinado a la basura.

-De acuerdo. -contesto con voz resignada mientras salgo de la cocina.

Cuando estoy a punto de salir me giro hacia atrás y lo veo concentrado preparando algo tan simple que yo arruiné completamente por tener la cabeza en otro sitio.

Camino hacia la habitación y abro el armario. Necesito olvidarme de lo sucedido desde que desperté. Especialmente de lo sucedido en la ducha. O mejor dicho, lo que yo quería que sucediese que no sucedió.

Busco una ropa entre todas las que están colgando en el armario. Una que sea adecuada para ir a la entrevista. Aparto los vestidos uno por uno deseando encontrar como por arte de magia algún jean ajustado. Y lo encuentro. Muy escondidos en un extremo del armario.

Y cuando los tengo en mis manos miro hacia la exorbitante cantidad de ropa que a comprado para mí, para cuando me quede aquí. Sigo pensando que es demasiado.

Me visto y salgo hacia la cocina a desayunar. Alex está poniendo el desayuno en la barra y me sonríe cuando me ve acercarme.

-Veo que encontraste los jeans.

-Gracias por la ropa. -le digo mientras me siento a desayunar. -Aún sigo pensando que es demasiado.

El solo se encoje de hombros mientras comienza a desayunar. Y mientras yo hago lo mismo, la pregunta que me rondaba en la mente en cuanto desperté y lo vi a mi lado, sin querer se me escapa.

-¿Dormiste conmigo anoche? -Alex deja de desayunar abruptamente y se gira hacia mí.

-Creo que era bastante obvio que lo hice.

-¿Pero me dijiste que no dormías con nadie? De hecho, conmigo nunca lo habías hecho.

-Lo sé, sé lo que te dije y todo es verdad.

-¿Entonces qué sucedió anoche?

-No lo sé. No recuerdo quedarme dormido.

-¿No tuviste ninguna pesadilla?

-No siempre las tengo, solo esporádicamente. -se queda mirándome fijamente. -¿Por qué tantas preguntas tan temprano en la mañana?

-Porque fue algo extraño despertar y que tu estuvieses a mi lado, ya que nunca estabas cuando despertaba. -esto ultimo lo digo muy bajo para mí.

-Ah, es por eso. -se gira hacia mi y toma mis manos entre la suyas. -Para mí también fue algo nuevo.

-¿Se volverá a repetir? ¿Volverás a dormir junto a mi?

-Hoy es la consulta con el psicólogo, ¿cierto? -asiento mientras él suelta mis manos después de darles un beso. -Esto es algo que tendré que conversar con él. Puede ser que después de la ardiente y exhausta noche, no me haya enterado de nada y haya dormido como tronco, no lo sé. Un especialista debe tener una mejor opinión de lo que sucede en mi cerebro. -me dice mientras se sumerge en su desayuno.

Eso es justo lo que estaba pensando yo, un especialista puede descifrarlo mejor.

-Pero, no voy a arriesgarme nuevamente. -me giro hacia él, pero cuando habla no me mira a los ojos. -Solo un error sería suficiente para arrepentirme toda la vida.

No se que quiere decir con eso, pero su silencio me dice que mejor no continúe indagando más.

-¿Lista para irnos? -me pregunta cuando comienza a recoger todo después de terminar el desayuno.

-Iré por mi bolso. -le contesto mientras me levanto de la banqueta.

-Te espero en la sala, no tardes. -me dice terminando de cargar el lavavajillas.

No sé dónde se me ha ido el tiempo mientras desayunaba. No hemos hablado mucho y mi desayuno se terminó rápidamente al igual que el de él. Me dirijo rumbo a su habitación y cojo mi bolso y el celular, creo que estoy lista. Cuando voy caminando por el pasillo rumbo a la sala, algo llama mi atención. La puerta de la habitación de invitados, está entreabierta. Me acerco a ella y miro nuevamente hacia el pasillo antes de terminar de abrirla y adentrarme en la habitación.

Y entonces me llevo una gran sorpresa. La cama está completamente desarreglada, como si alguien hubiese dormido ahí. Que extraño. Me acerco e inconscientemente acerco mi rostro a la almohada.

Inhalo.

Y entonces la realidad me golpea.

Alex me mintió.

Y la euforia que sentía por despertar a su lado esa mañana, literalmente se evapora como si nunca hubiese existido.

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