1. Detention
✶ . ࣪ ׅ chapter one
DETENTION
Mi padre aparcó el coche al llegar al instituto. Era un nuevo aburrido día corriente de clases, o al menos eso creía yo.
— Recuerda, Eve, tienes que hablar con tus profesores sobre los créditos extra. Debes subir la media para entrar en la universidad — avisó mi padre, tan controlador como siempre, típico.
— Para eso todavía quedan dos años y... — empecé a replicar pero me interrumpió.
— Hay que pensar en el futuro, hija, ¿entendido? — continuó y agaché la cabeza asintiendo.
— Sí, papá — contesté y abrí la puerta del vehículo para salir, la voz de mi padre me hizo mirar por encima del hombro antes de levantarme.
— ¿Eso es... pintalabios? — preguntó con los ojos entrecerrados, mierda, me había pillado.
Me apresuré a mirar al exterior para ocultar el maquillaje — No, papá.
— Porque... eres joven para esas cosas — refunfuñó.
— Sí, papá, llegó tarde, adiós — hablé mientras salía del coche y cerraba la puerta tras de mí.
Caminé hacia la puerta pero divisé a Thomas a lo lejos, mi novio. Llevaba un tiempo evitándolo, tal vez me estaba dando cuenta de que nuestra relación no tenía sentido.
— Por favor, que no me mire... — susurré para mí misma, dirigiéndome rápidamente hacia la puerta principal del instituto.
Tuve suerte y logré pasar de largo sin que Thomas o sus amigos me vieran, me dirigí al baño de chicas. Allí me quité la horrible chaqueta que llevaba puesta para tapar mi vestido, y la guardé en el enorme bolso que llevaba todos los días a clase.
No quería problemas con mi padre sobre mi ropa, así que siempre me tapaba hasta llegar a clases.
Al salir del baño di un bote al toparme con Thomas.
— Hola, estás aquí... — saludó mientras cerraba su taquilla y se dirigía hacia a mí.
— Hola, Thomas. Me has asustado — reí.
— Te he buscado por todas partes — se quejó y tomó mi mano, empezando a caminar — Oye, la banda y yo vamos a saltarnos clases hoy, iremos a casa de Alan para ensayar para la fiesta de Halloween, ¿quieres venir?
— Claro me encantari-... — empecé a decir pero me detuve un segundo, si mi padre se enteraba de que me había escapado del instituto para estar con un chico me mataría — No puedo...
— ¿Qué? Vamos, Evelyn, si no nos vemos casi nunca — reprochó Thomas, tomando mi mano de nuevo y volviendo a caminar.
— Bueno, ¿y el sábado? Le diré a mi padre que tengo una clase o... — ofrecí.
— No, ya sabes que tengo que ensayar con Mudslide Crash todo el fin de semana. Además de los entrenamientos de fútbol — nos detuvimos y debatí en mi mente si debería irme con Thomas o quedarme en el instituto, el chico me colocó un mechón de pelo suelto detrás de la oreja — Venga, hazlo por mí, solo hoy. No te preocupes por el director, está con la chica nueva.
Suspiré — Está bien.
Thomas me guió hasta la salida del instituto, pero justo cuando tenía la mano en pomo de la puerta de salida escuché una voz.
— Señorita White, a mi despacho — llamó el director, dirigiéndose a la habitación sin esperarme.
Le di una mirada a Thomas y seguí al señor Brenigan. Me senté en la silla frente a su escritorio.
— Por favor, no llame a mi padre, ¡no quiere ni que ande con chicos! Si se entera de que no fui a clase por él, jamás me dejará salir de casa — rogué rápidamente, mientras que el director me miraba con los ojos entrecerrados y una leve sonrisa.
— Es tu primera infracción, tienes muy buenas notas, no lo llamaré — decidió y no pude evitar soltar un suspiro para relajar toda la tensión.
— Gracias — sonreí.
— Por ahora — aclaró y mi sonrisa desapareció — Porque si te pillo saltándote clases otro día...
— No lo haré, lo prometo — aseguré y él me entregó un papel, estaba castigada, genial.
— ¿Y bien? — se interesó Thomas al verme salir del despacho.
— Castigada — contesté enseñándole el papel rosa mientras me acercaba, él chasqueó la lengua — Pero, al menos, estaremos juntos, ¿verdad?
— No... a mí tan solo me ha dado un aviso — confesó y fruncí el ceño, incrédula.
— ¿Un aviso?
— Sí, es que tengo entrenamientos y partidos importantes y no puedo perdérmelos, pero nos vemos para comer, ¿vale? — explicó y le di una falsa sonrisa.
— Claro.
— Bien, te veo luego — se despidió.
Después de una aburrida charla en el gimnasio del instituto sobre las bebidas energéticas que patrocinaban al equipo de fútbol, me dirigí al sótano del colegio.
Por alguna razón, todos los clubes estaban escondidos ahí, no por decisión propia, sino por el director. Él solo quería mantener la buena imagen del instituto y la única actividad extraescolar que importaba al parecer era el fútbol.
Al final de un pasillo, se encontraba la sala de castigo, junto a la puerta había una máquina dispensadora de botellas de limonada, me había sobrado un poco de dinero del almuerzo así que introduje la moneda en la ranura y agarré la botella que cayó al fondo del dispensador.
Tomé el pomo de la puerta y un escalofrío recorrió mi cuerpo, no uno malo, sino uno de esos que te dicen inderectamente, "tu vida está a punto de cambiar", la verdad es que estaba en lo correcto porque desde que pasé por esa puerta, todo cambió.
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luvvcande ★ 2024
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