Ya era una rutina, Fred recogía las notas de Freddy cada mañana y a las dos pasadas éste mismo llegaba a la biblioteca a visitar al azabache.

Amos se sentían sumamente cómodos así.
Solo pasaban el día anterior juntos los sábados, cuando Fred salia a leer después de trabajar al patio y Freddy lo esperaba ahí.

— ¿Mañana sales témpano? — pregunto Freddy desde el otro lado del escritorio con la mochila colgada a la espalda, estaba recargado en la mesa —.

— No, salgo igual que todo los días.

— Hum, ¿entonces comeremos en el patio?

— Eso es lo ideal, ¿no?

— ¿Qué te gusta?

— ¿De qué?

— De comida.

— No lo sé, todo.

— ¿Pero qué te gusta más?

Freddy pensó que le gustarían los limones, cosa que lo hizo reír, he hizo extrañar a Fred por lo que levanto una ceja mirando al castaño.

— La comida china. Eso me gusta más.

— ¿En serio?

El castaño estaba sorprendido, la comida china solía ser dulce.

Un limón comiendo dulces, pensó.