Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4. Sofía

Canción: True Colors - Cyndi Lauper


El problema con la felicidad instantánea es que no ofrece garantía de perpetuidad. Se trata de una ilusión que no está asociada de ninguna manera a nuestros ritmos, pero sí a la vana esperanza de obtener satisfacción de situaciones que sabemos no deberían ocurrir tan rápido. Así que, cuando escuché las risas en el pasillo, supe que estaba abrazando uno de esos instantes efímeros.

Las risas siempre fueron un interruptor. No importaba de quién vinieran o dónde me encontrara, porque algo en ellas me transportaba de regreso a los pasillos del colegio. Que justo me encontrara allí no era más que una horrible y desafortunada coincidencia y lo sabía, pero ello no evitó que dejara de atender las palabras de Soledad y, en su lugar, buscara el origen de las carcajadas.

Eran niños que se acercaban a nosotros inmersos en su charla. Era probable que ni me conocieran. Sin embargo, bastó una mirada en su dirección para que sus rostros se distorsionaran y me viera apuntada por sus dedos.

Tragué un nudo y tomé el brazo de Louis sin intención alguna de continuar en ese lugar. Forcé la mejor sonrisa que pude lograr, conteniendo el impulso de salir corriendo, y me dirigí a la seño.

Vi el momento en que supo lo que diría, pero su rostro apenado no fue suficiente para convencerme.

—Lo siento, Soledad. Quisiera deci' que sí, pero trabajo en lo de Doni y no puedo irme. —Reconocí su intención de refutar, por lo que continué—: De todas maneras, no creo que tenga lo que se necesita. Debes buscar a alguien con estudios al menos, yo no tengo na' de eso.

Halé de mi hermano, que no ofreció resistencia, y en tan solo unos minutos estuvimos fuera del edificio.

Estuve callada lo que tomó el trayecto a casa y, con la silenciosa promesa de estar bien, dejé a Louis en la sala para encerrarme en mi habitación. Tomé los audífonos del teléfono y cerré las cortinas, dejando las luces apagadas. Retiré mis zapatillas y me recosté en la cama con los ojos cerrados y la música inundando mis oídos.

Todo estaría bien. Siempre lo estaba, una vez que permitiera que los sonidos de los instrumentos y las voces de los artistas empujaran los recuerdos lejos de mi mente.

Nunca fui solo yo, una vez incluía la música en mi vida. Entonces era yo, mi madre, mi pequeño hermano y un sinfín de maravillosas letras. No necesitaba nada más y no importaba cómo podría ser la realidad fuera de la burbuja que habíamos creado para nosotros, porque dentro de ella era capaz de ignorar cualquier cosa.

***

Cuando salí de la habitación faltaba poco para el mediodía y Louis ya estaba preparando el almuerzo. Me sentí mal por saberlo preocupado —solo así podía cocinar; de lo contrario, no lo haría ni para vivir— y retiré el modo avión de mi teléfono para enviar un mensaje a Doni, que estaría preocupada por mi ausencia. Me senté en el mesón, viendo a mi hermano tapar el arroz, y mordí la uña de mi dedo índice hasta la piel.

—¿Estás bien? —preguntamos ambos, al tiempo que Louis giraba y me miraba a los ojos.

Sonreí y él suspiró.

—Estoy bien —aseguré, sabiendo que necesitaba esa confirmación.

Observé a mi hermano en silencio, esperando que dijera lo que pensaba. Su mirada solo podía significar que estaba deliberando algo, antes de pronunciarlo para mí, así que esperé que hablara. Me asombró comprobar que tenía ese nivel de comprensión de los pequeños gestos de Louis.

—¿Si te digo por qué peleé con los pelaos del colegio me dices por qué dijiste que no a la seño? —preguntó resignado, pero decidido.

Apreté mis manos juntas bajo el mesón, sorprendida por su oferta de paz y conmovida por su evidente preocupación.

Observé a Louis, tratando de buscar al furioso incomprendido de la mañana, pero todo lo que encontré fue un rostro compungido y lleno de dolor. Me sentí mal porque nuestros roles se intercambiaran de esa forma, pues, una vez más, confirmaba lo incapaz que era y cuánto de la infancia de mi hermano se había ido con la muerte de mamá.

Mastiqué mi labio inferior, al tiempo que enmascaraba las emociones en conflicto en mi corazón, y traté de lucir menos como una pequeña niña indefensa y más como la adulta entre nosotros.

—¿Por qué peleaste en el colegio? —cuestioné, ignorando su petición de manera deliberada, pero sabiendo que, de su respuesta honesta, dependía si yo también podía intentar serlo.

Louis vaciló, pero terminó por asentir, demostrando una vez más el nivel de madurez que poseía. Había entendido mi objetivo.

—Estaba en el patio —empezó—. Había un tumulto de gente y varios más corriendo pa' ver qué pasaba. No se entendía na' del bololó. Así que fui a ver qué pasaba y vi a Fernando. Es al que le pegué. Es de mi curso y estaba agarrando del brazo a su hermanito menor, que lloraba horrible. Me pareció raro, porque los niños chiquitos tienen su propia área, pero tampoco importaba, porque es normal que se cuelen a veces pa' nuestro lado. Los profes los regañan, pero a nadie le importa.

»Al principio, solo vi a Fernando emputa'o. Sacudía al hermano bien feo y lo llamaba marica. Pensé que estaba siendo el mismo pendejo de siempre, pero resulta que había una niñita al otro lado. A ella la sostenía Mariana, una de otro curso. Era obvio que la niñita y el hermanito de Fernando habían peleado, pero cuando entendí por qué lloraba me sentí mal por ella. La niña decía que lo iba a morde' otra vez y que ella sí tenía papá. Los otros pelaos se rieron de ella y Mariana no podía agarrarla bien. Me molestó, pero no me habría metio', si Fernando no lo hubiera hecho. El hijue...

—Louis... —advertí.

—Bien, lo siento, pero es que fue fulero. Fernando le dijo al hermano bien duro, pa' que oyéramos, que no podía molestar a la pelaita porque había que tenerle pena por no tener papá y era normal que fuera una salvaje. La niñita lloró horrible y le pegó a Mariana para que la soltara. Así que, si yo no le hubiera dado su tramacazo a Fernando, ella le habría hecho.

Louis rio y yo tuve que apretar los labios para no reírme también. Como lo había narrado, la niña parecía una pequeña luchadora.

—El resto fue lo mismo de siempre. Llegaron dos profes y Fernando se puso a hacer drama pa' que lo llevaran a la enfermería. Gracias a Mariana y Luciana, como se llama la niña, que no se despegó de mí hasta que llegó su abuela, me creyeron y no me expulsaron. Aunque no pude salvarme de que te hicieran ir hoy. Lo siento, Sofi —declaró con honestidad y yo saqué las manos de su escondite bajo la mesa para subirlas hasta su cabello.

Fiel a sí mismo, Louis se sacudió de mi agarre, pero, en lugar de permitir que mi mano cayera, la tomó entre las suyas, evitando que el mesón la recibiera con un golpe. Me sorprendió la fuerza de su agarre, pero más aún lo hizo que dejara caer su frente sobre nuestras manos unidas.

De haber sido otra persona la del gesto, la acción habría incluido lágrimas. Mi hermano, sin embargo, no lloró. En su lugar, se mantuvo en silencio. Los sonidos de nuestras respiraciones y el gas generando suaves gorgoteos en la estufa, debido a los años que tenía el aparato, era lo único que se escuchaba en el pequeño salón.

Permití que así fuera, pero terminé por rendirme cuando sentí mi brazo adormecerse, como resultado de la posición.

—No me vas a oi' decir esto una vez más... —murmuré, haciendo que mi hermano levantara su rostro y me mirara interesado. Sus manos no abandonaron la mía, pero ningún dolor haría que le pidiera soltarme—. ¿Crees que Fernando recibió los golpes suficientes? Digo, necesitaría como una semana en casa, después de ser tan idiota.

Mi hermano rio y yo lo hice con él.

Fue lindo. Por un segundo, se sintió como si no importaran los roles y solo fuéramos dos hermanos normales riendo por alguna bobada. Mi mano fue liberada y, por no mostrar cuánto me costaba mover el brazo, lo que hice fue indicarle con los labios que apagara la estufa, pues se quemaría nuestro almuerzo.

Louis obedeció y apagó el quemador, mientras revolvía lo que olía como carne guisada.

Sacudía mi muñeca derecha, cuando lo escuché.

—¿Fueron Mario y Oscar? —preguntó en voz tan baja, que tuve que repetir en mi cabeza sus palabras, para entenderlas. Louis ni siquiera volteó a verme, en apariencia muy concentrado en lo que cocinaba—. Los pelaos que pasaron cuando hablabas con la seño —aclaró—, ¿dijeron algo?

—No, no, obvio no. Era imposible que yo oyera algo y tú no —respondí.

Escuché el "mmm" en su respuesta.

—Entonces, ¿qué pasó? Estabas feliz y después ya no.

El sonido de los platos al ser golpeados unos con otros, cuando fueron retirados del escurridor y colocados junto a la estufa para servir, el cucharón recogiendo el arroz y raspando algo del pegado para mí, el golpe de metal con metal del caldero, cuando fue tapado una vez más, el sonido del guiso al ser agitado y luego servido, fue lo que se escuchó por el escaso lapso de unos minutos. No el suficiente tiempo para que encontrara una respuesta que considerara válida para corresponder su honestidad, pero sí lo bastante para que Louis girara esperando una contestación.

—Ya lo dije, tengo un trabajo que no puedo dejar —murmuré, viendo la desilusión en los ojos de mi hermano.

Él asintió y yo me sentí mal por traicionar su confianza.

—La oíste —insistí—. No me puede paga' un sueldo de profesora y sabes que en este país ni siquiera ganan bien. Donde Doni tengo un salario mínimo, pero con las propinas sube un poco. No podríamos vivi' con menos de eso.

Si estuvo de acuerdo o no, Louis no dijo nada más. Todo lo que hizo fue poner un plato frente a mí y tomar el otro para llevarlo consigo a su habitación. No me atreví a detenerlo y tampoco pude alabar que esa vez la carne no quedara salada; todo lo que hice fue observar la comida, que terminé por engullir a cucharadas que ni masticar pude.

Tragué el último bocado con un nudo en la garganta y sorbí por la nariz, sintiendo rabia conmigo misma por ser tan débil. Intenté no llorar, pero las traicioneras lágrimas escaparon sin que pudiera contenerlas, obligándome a retornar a la habitación.

Si aún podía hacer algo por Louis y por mí, eso era evitar que él me viera llorando; ya lo habíamos hecho lo suficiente para una vida y me negaba a ser la causante de una nueva aflicción en su corazón.


GLOSARIO:

(1) Tumulto: Expresión para indicar cantidad.

(2) Bololó: término utilizado para decir que se formó algo.

(3) Emputado: se refiere a molesto.

(4) Fulero: cuando algo no es de agrado.

(5) Tramacazo: término usado para mostrar que se golpeó algo o alguien.


Preguntas preguntosas: 

¿Qué piensan que le pasó a Sofi? ¿Creen en lo que dijo?

¿Y Louis? ¿Ha cambiado su percepción de él desde el capítulo dos a este?


Capítulo dedicado a Jetsanar, ¡gracias por comentar e interactuar en la historia!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro