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19.Idril IV: 57

Antes de dejaros al fin con el capi de título tan intenso tengo que hacer varios anuncios, tienen ya su tiempo pero como no había actualizado hasta ahora...

-Le he dado muchas vueltas pero al final he decidido partir el primer libro dos porque me estaba quedando larguísimo así que en un par de capítulos se acaba el primer libro de Léiriú, pero no os preocupéis ya que pienso seguir escribiendo como si todo fuera un solo libro. Ya daré más información al respecto al final de este primer libro.

-Millones de gracias a EienforEver por hacerme la primera reseña de Léiriú por lo que se ha ganado que la dedique este capi jajajaj. A la derecha adjuntaré el link a la reseña en su blog *W*

-Si aún no habéis leído los relatos de Kra Dereth ya estais tardando. Los escribió OmniscienteSensual la cual parece ser que bien podría quitarme como autora de Léiriú y seguir ella porque sus relatos parecen causar furor jjajajaja. Podéis encontrarlos en mi reading list de Léiriú, como todos los relatos relacionados.

-He conseguido entrevistar al Joker aun jugándomela y quedando a sus ojos como una loca que se inventa excusas para acosarle ¬¬ pero no importa, yo me sacrifico por mis fans *W* En lo que escribo el siguiente capi la publicaré para amenizar la espera :3

-¡A ver si logramos que Léiriú pase los 200000 hits y los 1000 comentarios!

Muchas gracias por la paciencia y todo el apoyo, ojalá os guste el capi :)

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19.IDRIL IV: 57

¿Quién es ese hombre y por qué me ha salvado? Sabía que yo era la princesa... ¡Qué pies tenía! Y el calor que irradiaba no era normal... Por una vez pensé que alguien podría derrotar a Dereth, pero al final, siempre el elfo oscuro se sale con la suya. Cada día es así, encuentro algo inesperado que me da esperanzas, pero para el final del crepúsculo él ya me ha demostrado que no hay nada que pueda hacer, mi destino está sellado y no tengo escapatoria. Mis opciones se acaban y el tiempo también, siento que el campo de idriles está muy cerca. Mucha gente me odiará por esto, Killian jamás me lo perdonará, pero se ha acabado el ser la víctima, la débil y sincera en este juego. Si quiero ganar a Kra Dereth, tengo que aprovecharme de todo lo que tengo... y él me desea y me necesita. Está muy seguro de lo débil que soy. Que lo siga creyendo, que me entrego a él...

Diario de Ellette


PALACIO DE LOS ESPEJOS. SALÓN PRINCIPAL. 00:45 AM

No había recorrido un camino tan largo para ser humillada de aquella forma. Gelsey podía menospreciarla por ser una humana que ella le demostraría al mundo lo que una simple muchacha podía hacer. Madelaine se levantó del suelo, recomponiendo su melena leonada que se le había salido del sencillo recogido que lo sostenía. Su vestido estaba hecho un desastre con mosaicos de nata, crema y limonada rosa, pero su aspecto era lo de menos; de hecho cuanto más manchado de sangre estuviera, más miedo daría.

—¿Qué se supone que estáis haciendo?

—¡¡Maddie!! Estamos decidiendo a quién le cortaremos la cabeza primero. La cosa está entre el silfo que tiene una bellota en la cabeza o el hechicero que se ha negado a explicarnos cómo lanzar un hechizo de tortura.

Madelaine examinó a los acusados. El silfo la miraba desafiante, aunque sus ojos negros le traicionaban brillando más de lo habitual, y el hechicero se retorcía indignado. No podía hablar porque le habían amordazado la boca con lo que parecía una liga de encaje rojo para impedir que formulara algún conjuro.

—¿Qué más da el orden con que van a perder sus cabezas? El orden de los factores no altera el producto. ¡Lo que necesito son armas! Tienen a Joshua, tenemos que rescatarlo.

—Se nota que es inventora y que sabe de matemáticas —le susurró un rebelde a otro por lo bajini.

Maddie lo escuchó.

—¡Tú, Ignacio! Busca a Grisel y dila que los planes han cambiado: ahora debemos ir a Léiriú y ganar el Torneo.

El joven Ignacio asintió y salió en busca de la líder. Madelaine sabía que todavía tenía mucho que hacer.

—Mi pistola se quedó sin magia y no pude matar a Gelsey, ¡necesito más armas!

—¡Traed armas para Maddie! —llamó alguien.

—¡¡¡Armera!!! —corearon todos.

Phaedra apareció arrastrando un baúl con ayuda de otro rebelde. Maddie se quedó mirando un momento su llamativa camiseta que representaba el colorido cuadro de un paisaje de otro planeta, pero volvió en sí al recordar que no estaba ahí para hacer de jueza de un concurso de moda, sino para conquistar dos reinos.

—¡Armas, armas! —exigió.

Phaedra eligió para la humana las dos pistolas más poderosas. También la colocó en el pecho una correa y un cinturón para que pudiera guardarse espadas y tantas armas como necesitara. Maddie aprovechó los bolsillos que colgaban del cinturón mejor para abastecerlos de pócimas y más gases de los suyos.

—Bien, ¡estoy lista! ¿Los demás lo estáis?

Todos asintieron al comprobar sus armas. Maddie se sintió satisfecha y poderosa, si Gelsey volvía a burlarse de ella o a amenazar con matarla, sólo tenía que apuntarle con la pistola y apretar el gatillo. Lo que más orgullosa le hacía sentir era el saber que las armas las había creado ella misma a base de mucho esfuerzo y dedicación.

—Vosotros cinco, os quedaréis a cargo de los rehenes. Los demás, ¡nos vamos a los calabozos, tenemos un palacio que tomar!

Los rebeldes rugieron henchidos de fiereza y júbilo. Era esto lo que querían: la excusa para liberar toda la energía. Cuando tenemos al fin algo que hemos anhelado por mucho, una vez que se tiene deja de importar, nada igualará nunca a la adrenalina recorriéndote desde la punta de las yemas hasta los dedos del pie, el momento en que se alcanza el Cielo cuando ves ante ti lo que tanto quisiste. Ellos luchaban por la libertad y el poder y entonces, más que nunca, la libertad no parecía una quimera, sino la parada de tren que siempre les aguardó.

Las grandes puertas del salón retumbaron. La realeza restante había reunido fuerzas y se disponían a invadir el Gran Salón para rescatar a los demás en vez de huir. Madelaine tragó saliva y se aferró a las pistolas con fuerza, clavando la vista en las puertas.

—¡¡¡A POR ELLOS!!! —les instó, sus pulmones vibraron. El corazón le latía fuertemente.

Las puertas cedieron y una marea de rebeldes envolvió al grupo de guardias y los poco nobles valientes que quedaban. Los rehenes contemplaron con aprehensión cómo se iba hilando la madeja de caos y magia. Dos fuerzas al entrechocar siempre producen una gran onda expansiva. El acero vibrante rasgaba el tejido de la realidad mientras que la magia lo deshacía. La espiral de humo y caos ascendió hasta el techo abovedado.

—¡¡¡Pew, pew!!! —gritó Phaedra.

Dandelion tenía los ojos densos y brillantes. Sed de sangre. Lanzaba elixires corrosivos mágicos allá donde se la necesitara. Un brujo corpulento la atrapó por la espalda, pero Madelaine le hizo caer al suelo con su afinada puntería.

—¡Tenemos que abrir un camino hacia los calabozos!

La magia de una de las pistolas ya se le había agotado. Sabía lo que tenía que hacer, por lo que tapándose su propia nariz, arrojó el frasco que contenía un gas anaranjado y se abrió paso, aprovechándose de que no era para nada corpulenta, entre la gente. Los silfos se desmayaban con sólo tocarles. Su gas muy pronto les haría morirse de la risa, por lo que no temía por sus compañeros. Un grupo de rebeldes la siguieron sin perderla de vista. Las escaleras de caracol estaban custodiadas por dos pares de guardias. Los revolucionarios no dudaron en lanzarse a por ellos.


PALACIO DE LOS ESPEJOS. CALABOZOS. 1:00

IDRIL

El rememorar esta historia ha reavivado en mi pecho lo mucho que te extraño. Las estaciones transcurren, los jazmines se secan, pero nuevas plantas crecen y a pesar de todo, sigo pensando en ti, en los buenos momentos que vivimos juntos, quizás iluminados por la luz de la nostalgia, ya no lo sé, pero no me importa porque al final, lo que cuenta, son los recuerdos. El recuerdo que tengo de aquellos días... Os extraño a todos muchísimo.

Había hecho el ridículo frente al Reino entero. No era un príncipe, era un payaso; mucho menos un héroe, sino un cobarde llorón. Un volcán de rabia e impotencia latía en mi pecho, la lava que expulsaba estaba hecha de furia, miedo y polvo de orgullo desesperado. Unos invasores estaban en el palacio, matándolos a todos, burlándose de la esperanza que había depositado en ellos. Y Gelsey, el único familiar que me quedaba, me había traicionado. Yo, príncipe Idril I e hijo de Ellette, ¡encerrado en un mugriento calabozo! Las cadenas de hierro ardían como serpientes de fuego. Mis lágrimas abrasaban como cristal fundido. Por fortuna, los historiadores no fueron tan malvados y esta parte de la historia la documentaron de forma muy diferente.

Mi patetismo fue transformado en gallardía. No llegué medio desnudo al salón y me embriagué con limonada rosa, ni la humana me insultaba, ni me clavaba un puñal en la pierna, ni Joshua me partía la nariz. Quinientos años después, lo que se contaba era que logré derrotar al malvado de Gelsey y malherido, llegué hasta Madelaine para darla un beso de despedida, pero nuestro amor me salvó la vida. Los bardos están muy mal, realmente mal... pero así es, Madelaine pasó a la historia. Todas las niñas ahora quieren ser como ella, es su modelo a seguir. Nacer con el cabello castaño claro significa "poseer la esencia de los jazmines". Si supieran cuán loca estaba realmente...

Poco a poco volvía en mí y el dolor se abría paso entre la confusión. La vampira que aquella noche me había mordido, se hallaba en la celda de enfrente rescatando al hechicero camorrista. Quizás la limonada rosa todavía le jugaba malas pasadas a mi percepción o quizás era real que se transformó en una gata de negro pelaje para introducirse entre los barrotes encantados. Otra traidora. El gusto de las mujeres de esta historia estaba empezando a preocuparme.

—Aunque logres sacarle de esa celda, no podréis escapar de los calabozos. Nadie puede —les advertí.

—Soy la heredera del clan Sorceress, no me asusta la magia de los silfos, prinicipito —contestó Faith siguiendo con lo suyo.

¿A qué venía ese cambio de actitud conmigo? Sólo me había confundido con su nombre y le pregunté algo íntimo acerca de los vampiros, pero estaba bajo los efectos de la limonada rosa todavía. Debería comprender que cuando uno se despierta medio drogado en un calabozo húmedo y sucio, no está del humor más amable. Resoplé para mí mismo. Me daba igual si no me creía, yo les había advertido. La magia que protegía aquel lugar era muy poderosa: se podía entrar, mas nadie lograría salir.

—Principito —se dirigió a mí el hechicero encadenado desde su celda—. Nadie se mete conmigo y sale impune —me amenazó.

Si no estuviera tan estresado, me habría reído con desdén, tuve que conformarme con lanzarles una larga mirada cargada de desprecio.

—Creo que hay un malentendido. El malvado que quiere dominar el mundo es Gelsey, mi padrastro que quiere usarme para cumplir una profecía. Tenéis que sacarme de aquí, idiotas.

Sin embargo, me ignoraron por completo. Las cadenas tronaron con su estruendo metálico al caer al suelo, Faith había logrado quitárselas.

—¿Te encuentras bien, Joshua?

—Sí, ahora estoy mucho mejor. Gracias —declaró frotándose las muñecas y comprobando el mal estado de sus ropas, aunque esto último no parecía importarle demasiado.

—¿Se puede saber por qué a él si lo rescatas y a mí no?

Estaba empezando a temer que el muy bruto me hubiera partido de verdad la nariz, desfigurándome mi hermoso rostro, y por eso ni una vampira se interesaba ya en mí.

—Porque sólo he venido hasta aquí a salvar a alguien que me importa realmente, y ése es él.

Sus ojos dorados destellaron. Si fuera más maduro, habría comprendido todo el dolor que cargaban y así habría comprendido también por qué resultaba tan importante para ella el rescatar a ese hechicero. Pero resulta que ahí todavía era un crío inmaduro, frustrado por que nada parecía salirme bien. Así que sólo me ofendí más.

—¿Vais a dejarme a merced de Gelsey? —protesté, todavía incrédulo.

—¿De Gelsey? Oh, no —se jactó el brujo, y sus iris chispearon con aquel brillo malicioso del que disfruta vengarse de alguien a quien llevaba odiando toda su vida—. Será Grisel quien se encargue de ti si es que no lo hago yo antes...

Grisel. La líder de los rebeldes. ¿Realmente ella quería matarme? Se hacía la dura, pero yo sabía que podía conquistarla. Era nuestro destino amarnos; estaba escrito en las constelaciones estelares, grabado en la roca del desierto, tallado en la madera del árbol más antiguo. En realidad no... pero yo estaba asustado y desesperado por convertirme en un héroe, quería a la chica para mí y Grisel era la más sexy de todas, la que más carácter tenía, el verdadero reto a conquistar.

—¿Grisel? Ojos tallados en esmeralda y cabellos bruñidos por la noche, ¿verdad? Resulta que nos amamos y hemos hecho un pacto de unión para derrotar a Gelsey.

—Claro, y yo amo a los aristócratas.

Me enervaba que dudasen de nuestro amor.

—¡Es cierto! Nos besamos muy intensamente, está loca por mí y se enfurecerá con vosotros cuando vea lo mal que me habéis tratado.

—Vámonos de aquí Joshua, antes de que vengan más guardias, no perdamos más el tiempo con este engreído.

—Os arrepentiréis de esto. ¿Pero tú me has visto bien, muñeca? Un chico como yo, apenas mal vestido con una bata y con la melena plateada desparramada sobre mis angustiados hombros... —Los guardias, o alguien muy afortunado, habían cubierto mi desnudez con una fina bata de seda verde y azul, pero ésta se abría a la altura de la cintura, donde se anudaba con una cinta, y se me resbalaba un poco por un hombro...—. ¡Insensibles! ¡Traidores! ¡Anarquistas despiadados! —bramé al ver que se iban sin mí.

Me removí tirando de las cadenas que me sujetaban, pero sólo conseguí que se hundieran más profundamente en mi piel, provocándome más dolor. Se me iba a quedar un cuerpo con más cicatrices que el del Capitán.

Cuando las fuerzas para moverme me abandonaron, al fin me quedé quieto, completamente abatido. No tardaron en oírse gritos. Les había advertido, se lo merecían. Unas enredaderas mágicas rodeaban los cuerpos de esos dos idiotas, oprimiéndoles hasta dejarles sin aire. Entre baldosa y baldosa crecían unas pequeñas flores de pétalos oscuros y translúcidos que emanaban un polen alucinógeno, creando así un laberinto del que nadie podía escapar. Un tapiz de enredaderas mágicas y otras cosas peores tapiaban cada bifurcación. La alarma de fugitivos se activó. Una sirena estridente comenzó a martillear nuestros tímpanos y las antorchas que pendían sobre argollas de las paredes, comenzaron a emitir una luz roja y parpadeante. La zona se iba a atestar de guardias y todo por culpa de la estupidez de esos dos.

—Si me hubiérais liberado, yo podría daros el antídoto contra las flores centinelas, pero nada, seguid despreciando al prin...

—¡Joshua, reacciona! —gritó una preocupada Faith.

Me arrimé lo máximo que pude a los barrotes para ver mejor qué estaba ocurriendo. Las enredaderas seguían oprimiéndoles, pero el brujo había cesado de luchar. Estaba muy quieto, demasiado, y una especie de aura negra le envolvía. Ante el llamado de Faith, sus ojos se abrieron de par en par, dos paredes de cristal negro y rojo que centelleaban con maldad. No eran rojos magnéticos como los del Joker, sino fríos y con un brillo maligno.

—Destruiré a todos, desde los más débiles a los más poderosos, cumpliré mi venganza y dominaré el Mundo —proclamó, sonriendo como un demonio.

Cuánto chiflado había suelto por el mundo, era increíble pensar que yo era el único cuerdo en aquel lugar. Sobre su pecho brillaba con luz latente un colgante con forma de pentagrama. Dos lágrimas silenciosas rodaron  por las marmóreas mejillas de la vampira.

—¿Qué es lo que te pasa? —musitó.  Las enredaderas no habían aflojado su abrazo mortal, pero eso era lo de menos en aquel momento.

—Eres un idiota —le dije sin reparo alguno—. ¿Vengarte de qué? Suenas más cutre aún que Gelsey.

Sus gélidas pupilas se posaron en mí.

—¿Qué sabrá un principito llorón? Tú siempre lo has tenido todo. Ésta es la primera vez que te encierran en una habitación oscura, por lo que no sabes nada, nada acerca de lo que es la verdadera oscuridad...

—Bueno, ¿y tú qué sabes de mi vida? Tal vez sé más acerca de la oscuridad de lo que te crees...

Mi padre era un elfo oscuro. Por mucho que lo odiara, formaba parte de mí.

—¿Crees que no sé lo de que tu padre te abandonó? Todo el mundo lo sabe y no me das la más mínima pena.

Ese imbécil había pulsado la cuerda que no debe pulsarse nunca. Aquello ya se había vuelto personal.

—No te he dado permiso para que menciones a ese hombre —le advertí, sombríamente.

—Os abandonó, ¿verdad? Pero tu madre qué rápido se arrimó a Gelsey, qué rápido se olvidaron de las calamidades que ocurrían en el resto del mundo.

—¡Bastardo! Retira lo que has dicho sobre ella o no me hago responsable de lo que suceda.

Quería matar a Joshua. Nunca había deseado la muerte de nadie, pero en esos instantes quería ver cómo las enredaderas quebraban sus extremidades y reducían sus huesos a polvo.

—Dejad los dos de pelear, ¡hombres!

—Tu madre era una zorra y tu padre quién sabe a quién se estará tirando ahora...

—¡¡¡Retíralo!!! No es de tu incumbencia lo que esté haciendo ese hombre.

La alarma seguía sonando y armando escándalo. Las luces, cada vez más rojas, bañaban la figura macabra de Joshua, fundiéndose con su oscuridad. Las enredaderas que lo sostenían no lo pudieron soportar y cayeron mustias al suelo, como hojas desprendiéndose de una rama en otoño. Joshua dio un paso hacia mí, pero una figura había aparecido detrás suyo, una figura que lo atrapó por detrás y lo arrojó contra la pared. El bonito rostro del brujo se estampó contra la roca recubierta de musgo y tela de araña. Ni Faith ni yo nos atrevimos a hacer un sólo movimiento. El guardia que acababa de aparecer era tan alto, que con aquella armadura imponía como el caballero más temible de todos, resurgido de las profundidades del Mar del Abismo. El imponente guardia se quitó el casco, revelando una melena rubia oscura y ondulada y un rostro que reconocería en cualquier parte.

—Joker... —murmuré para mí mismo, mi voz no cooperaba para pronunciarlo más alto.

El maquillaje de la cara se le había corrido por el calor de la armadura e inspiraba más miedo aún. De una mano arrastraba a un malherido Capitán Idiota que tenía un aspecto horrible.

—Al fin te encuentro —comentó al verme, indiferente por la entrada que había hecho.

Inconscientemente, me pegué lo máximo posible contra la pared del fondo de mi celda.

—Mataste a Tham.

—Él estaba dispuesto a morir; pudo apartarse, pero no lo hizo. Estamos en medio de una rebelión, Idril.

Faith había aprovechado el pasar completamente desapercibida para el recién llegado para acercarse  a Joshua y socorrerlo.

De un manojo de llaves, el Joker seleccionó una con la que abrió otra celda y metió al lobo en ella. ¿Qué le había pasado? Después de que por poco me mata se lo merecía, pero él me hacía acordarme de la traidora de Rosalie y de que supuestamente debía casarme con ella para salvar el Mundo, según Gelsey, por supuesto. Yo amaba a Grisel, pero primero tenía que salir de ese maldito calabozo y de los líos en que me metía, y uno de esos líos era resolver lo que fuera que aquel misterioso y terrible hombre quería de mí.

Todo lo que habéis leído hasta ahora es un prólogo, un sueño, la tenue chispa que logra arder inesperadamente. Cuando las llamas alcanzan el cielo y se contemplan las cenizas restantes, cuesta creer que todo sea producto de esa pequeña chispa. El Joker fue ese chispazo para mí.

—Me engañaste —le reproché.

Hablar con la estridente alarma de fondo se hacía muy incómodo, por lo que se acercó a mis barrotes.

—Cuidado, están bañados con un veneno especial —le advertí sin querer, pues no tenía por qué hacerlo en realidad.

—Voy a sacarte de aquí, ¿vale Idril? Así que deja de mirarme con esa cara.

—Te miro con la cara que me da la gana.

—Yo no soy como esos idiotas...

—Tú eres peor aún.

—¿Tanto te afecta la muerte de ese silfo?

—¡¡¡Sí!!! Y no sólo la suya, eres un rebelde.

—Yo no tengo nada que ver con la rebelión de hoy.

—¿Entonces qué es lo que quieres?

Me analizó meticulosamente. Cuando el Joker analiza a alguien no se limita a hacer un repaso con sus ojos. Te lee desde las entrañas y te deja aturdido.

—He venido a buscarte.

—¿Por qué a  mí?

—Hicimos una promesa, ¿ya la olvidaste?

—No he olvidado nada. Me engañaste.

Él seguía observándome de aquella manera tan peculiar que me dejaba sin aliento. Era como si estuviera teniendo un conflicto en su interior.

—No hagas caso de nada de lo que te digan esos idiotas acerca de tu padre, no saben nada.

—¿Y cómo es que tú si sabes tanto, eh? —le acusé. Todos querían manipularme aquella noche.

—Lo sé Idril. Yo lo sé todo, vete haciéndote a la idea.

—¿Es ésa una respuesta convincente?

—Es mi respuesta. Tú debes interpretarla como prefieras.

—Pues si sabes tanto, ilumíname, porque no comprendo nada de lo que está pasando.

Una sombra de duda en sus ojos revelaba que seguía batallando en su interior. Finalmente cerró los párpados, cediendo.

—Veamos... Hay una rebelión... —Los abrió nuevamente, volviendo a aparentar tranquilo e indiferente.

—¡Eso sí que lo sé! —bufé, exasperado.

—...Y resulta que tu padre es alguien muy peculiar. Tal vez el más peculiar de todos...

Ya estaba de nuevo con sus acertijos extraños que sólo me dejaban más agotado por tratar de descifrarlos,  aunque esta vez había añadido a mi odioso padre.

—¿Qué tiene que ver ese maldito con todo esto?

—Bueno, para empezar sin él, tú no estarías aquí hoy.

—Genial, entonces todo es su culpa, ahora le odio más si es posible. —Tiré irónico de las cadenas.

Su rostro se volvió serio.

—¿De verdad preferirías no haber nacido nunca?

—...No me refería a eso... Es sólo que estoy cansado. Esta noche está resultando terrible...

—Los aventureros de verdad no se vienen abajo por una mala noche.

—Pero yo no soy ningún aventurero. Sólo un principito asustado y encadenado por su propio padrastro...

—No por mucho tiempo.

Sus dedos manejaban el gran manojo de llaves con una habilidad fascinante. Las hacía bailar entre sus dedos como si fueran billetes de papel. Comprobaba la forma de las diferentes llaves con la cerradura, frustrándose por no encontrar la que era.

—¿Quién es mi padre? —me atreví a preguntar al fin.

Más titileos de llaves, metal entrechocando contra metal. Volvió a mirarme, esta vez con ¿ternura?

—Al fin lo preguntas. Como posible aventurero me estabas empezando a preocupar.

—No es como si por saber cómo se llama vaya a cambiar algo —espeté.

Sus labios se curvaron en una media luna enigmática e hizo un ligero movimiento con la mano para atenuar el volumen de la alarma.

—Tu padre... Tu padre es... ¡un hombre!

Me quedé mirándole acusadoramente.

—Uf, saber eso me alivia muchísimo —ironicé.

—Un hombre... al que todos suelen acusar de los males que acucian a este Mundo.

—Quizás se lo merece. ¿Vas a decirme de una vez quién es?

—...Un hombre con un poder asombroso.

—No creo que sea para tanto...

—Kra Dereth es un hombre complicado.

Desvió la mirada fingiendo interesarse en una telaraña fluorescente, pero debió de sentir el peso de la mía sobre él y volvió a mirarme a los ojos. Sonrió infantilmente. Esperó mi reacción. Yo sólo temblaba clavado en el suelo. Temblaba... de furia, de confusión... ni siquiera sabía en quién enfocar todo mi enojo.

—Kra Dereth... —conseguí decir en un tono de voz irreconocible.

Tenía que ser una broma de muy mal gusto.

—Veo que ya sabes pronunciarlo bien. Eso le hará feliz. —Sonrió más aún.

—¡No quiero hacerle feliz!

Se me vino el alma a los pies. Aquel nombre era mucho más que un nombre. Era una condena, pues su sangre corría por mis venas. ¿Cómo era posible no haber sabido nada acerca de aquel hombre tan terrible y de pronto llegaba con tal fuerza que transformaba mi mundo al completo? Mis puños se crisparon, pero no era yo el que se movía sino un ajeno... como si mi conciencia estuviera flotando en algún lugar del calabozo, pero no era yo el que yacía allí encadenado.

—Lo que le disgustará sin duda alguna es saber cómo te trataron. Encadenar a su hijo como a un malhechor de tres al cuarto... y estás herido —agregó con rabia viperina—. Concordarás conmigo en que a pesar de todo, no quieres quedarte así por muy infeliz que le haga, ¿verdad? —Ya había comprobado casi todas las llaves y ninguna parecía ser la correcta. Con la paciencia agotada, extrajo la pistola rosa de antes e hizo aparecer una llave dorada—. Es una llave maestra, no hay cerradura que se le resista —aclaró, como si me importara.

—¿Y entonces quién eres tú? ¿Qué relación tienes con... ese elfo?

—¡¿Ese elfo?! Pues... —La llave había hecho contacto con las bisagras del cerrojo. Por un breve instante, el rostro del Joker se iluminó. Giró la llave con más impaciencia de la debida y un sonido como a cristal roto le indicó que algo no iba bien. La llave que extrajo estaba quebrada, corroída por el veneno. Pateó con violencia los barrotes, haciéndome sobresaltar.

—¿Y bien? —insistí, perturbado.

—Pues... —Titubeó, recuperándose del arrebato de furia—. Verás Idril... Tendría que haber practicado esto con Maddie y Adri. En fin, pues...

Los gritos de Faith me sobresaltaron.

—¡¡¡Joshua!!! Por favor tranquilízate, ¡vuelve en ti! —El hechicero con serios problemas de doble personalidad se había puesto en pie de nuevo. Su aura oscura se había adensado y estaba muy rígido, como si estuviera preparándose para matar a alguien de un golpe definitivo—. ¡¡¡Nooo!!! Por favor no lo hagas... —sollozaba Faith, agazapada contra la pared, temblando y deshaciéndose en lágrimas ensangrentadas.

Aquella noche estaba aprendiendo muchos datos sobre los vampiros.

—¿¿Pero qué haces, imbécil?? —Me exasperaba muchísimo que interrumpieran una conversación tan importante para darse importancia ellos con semejante numerito, pero ese Joshua me perturbaba y no era plan de que se cargara a la chica—. ¿No te das cuenta que ella es tu única luz? ¡Si acabas  con ella caerás en el abismo para siempre! —dramaticé.

—Cierra la boca, niñato engreído. Me importa muy poco lo que pienses. —Quise rechistar, fulminándole con mis hermosos ojos que podían ser muy fríos si me lo proponía, pero en lugar de eso se dirigió de nuevo a la vampira que continuaba aterrorizada. No comprendía por qué no usaba sus súper habilidades vampíricas para darle una paliza, pero en fin... —Calma, te dije que no te haría daño y no lo haré —la tranquilizó fríamente, empezando a crear una esfera de magia oscura entre sus manos.

El Joker había adoptado cara de un intenso desdén, creo que le molestó que le prestara atención a los otros.

—Me niego a seguir hablando así. Esta conversación es demasiado magnabulosa para tener de fondo semejante cuadro. Sois unos payasos bastante ridículos...

—No, por favor, ¡sigue! —le insté. Al desierto con las posesiones brujeriles extrañas, necesitaba saber quién era el Joker realmente.

—Sinceramente Idril, mi historia no creo que sea importante en todo este embrollo. Simplemente soy un pobre ser que vive en una carta mágica...

—¡Pero debes de haber acabado en la carta de alguna forma!

¿¿Una carta mágica?? Cada vez estaba todo más extraño, pero era mejor no darle vueltas, no lograría sacar nada en claro y quería su respuesta de una vez.

—Para que lo comprendas, debo terminar de contarte aquella historia y debes comprender el Tercer Punto y aún no estás preparado...

—¡Lo estoy! Y si no, me esforzaré por comprenderlo igualmente... —Había ruego en mi mirada.

—... —Su muralla estaba comenzando a derrumbarse.

Iba a hablar, lo presentía.

—¡¡¡Este lugar queda bajo el mando de la Revolución!!! —Entró derrumbando la puerta la maldita humana loca. Portaba una pistola mágica de la que salía humo y numerosas armas colgadas de una correa que se había puesto en el pecho. Se la veía muy exultante. Tras ella se apreciaba el jaleo de una gran batalla y se distinguía a gente peleando encarnecidamente. Debían de tratarse de los guardias luchando contra los rebeldes que la acompañaban. Eso explicaba por qué no habían aparecido aún pese a que la alarma no cesaba de machacarnos los tímpanos, pero si la humana había conseguido llegar hasta allí, sólo podía significar que los rebeldes iban ganando—. ¡Tú, tarado! —le gritó a Joshua—. No pierdas el tiempo descontrolándote, hay un torneo que preparar, así que ¡¡¡pon tu aura ñoña de nuevo!!!

—Humana inoportuna, ¡¡deja de arrebatarme protagonismo estropeando mis escenas!! —protesté indignadísimo.

Ella me escuchó perfectamente porque me miró, pero decidió ignorarme. La molesta voz de Madelaine debía de haber sacado al mago de su trance porque ya parecía haber vuelto a la normalidad, salvo por el color rojizo de sus iris.

—¿Te he dicho ya que te odio? —la dijo menguando su poder mágico y se dirigió a la vampira para disculparse—. Siento lo de antes —proclamó en tono reconciliador, ofreciéndola su mano para ayudarla a levantarse.

Faith la aceptó y después le abrazó para reconfortarle a él también, acabando así con todo lo acontecido. Tras desenlazarse sus cuerpos, el propio Joshua terminó con la atmósfera empalagosa que se había formado:

—Faith, mantente a salvo. Ahora sí, quiero sangre.

Su sonrisa sádica volvió a él y aceptó una de las espadas que llevaba consigo la humana para empuñar en una mano la suya quebrada y ésa, en la otra.

—Has conseguido que todos te odiemos, debes sentirte orgullosísima —comenté para picar a la humana que volvió a ignorarme una vez más, creando una nueva herida en mi maltratado orgullo.

—Si estás aquí ya —le comentó al Joker.

—Ya ves...

—¿Has hecho ya lo que tenías que hacer? Debemos irnos, los rebeldes  hemos tomado prácticamente el palacio, los guardias que quedan combatiendo no resistirán mucho.

—Antes hay que sacarlo de ahí —le recordó de malas maneras, señalándome. Dicho esto, se acercó a la vampira y la arrastró hasta colocarla frente a mi celda—. Sácalo de allí —exigió.

—¿Quién se cree que es usted para darme órdenes? Por Dios, si no es más que un bufón. Lo siento, pero yo sólo sigo las órdenes de mi padre....

—¡Sácalo!

—Joshua, si no coopera me da que te vas a quedar sin novia —le advirtió Maddie que era la que mejor conocía al Joker de los que estábamos allí.

Joshua le lanzó una mirada de reproche a la humana.

—Pero es que eso es imposible. Sólo pude romperle las cadenas a Joshua porque es la persona que amo de verdad...

—Creo que el carcelero a cargo de las llaves no es otro que Flopi —aporté para evitar que se descuartizaran unos a otros.

Ese tal Floripondio parecía un hombre muy idiota. Seguro que su cerebro era mucho más minúsculo que sus pies, por lo que no debería haber problema en conseguir las llaves, o de eso estaba convencido yo, porque la noticia no sentó muy bien a los demás. El Joker incluso se llevó una mano a la frente en señal de exasperación.

—¿No notáis algo raro en el ambiente? —preguntó de pronto Marlene—. La temperatura ha subido muchísimo... Oh no, no puede ser.

No quería creerlo, pero era cierto. De pronto, un aire caliente nos envolvía e incluso se hacía dificultoso respirar, me sentía inesperadamente agobiado.

—¿Alguien dijo mi nombre, gatitos?

Las miradas de todos se dirigieron hacia el lugar de donde procedía aquella intensa voz masculina. La figura de un hombre alto y fibroso había aparecido por el otro lado del pasillo. Portaba un gran sable que colgaba de su cinturón y estaba fumándose tranquilamente un puro.

—Floripondio —pronunció Madelaine el nombre que tantas cosas perturbadoras evocaba en un susurro apenas audible. Sus ojos no se levantaban de la abultada entrepierna del guardia y me fijé que la de Faith tampoco lo hacía.

—El que viste y calza... y calzo un 57 por cierto, guapa —se presentó, guiñándonos un ojo.

Las dos mujeres parecían al borde de un ataque, quizás porque el guardia las miraba como si estuviera montándose una fantasía con ambas en una de las celdas de tortura, lo cual no se me hacía nada morboso. Yo sin embargo, me alegré de verle, sólo tenían que arrebatarle las llaves y sería libre al fin y podría largarme para buscar a Grisel.

—Déjame acabar con él —le pidió Joshua a la humana, quien ya tenía sus espadas listas para combatir.

—Como si fuera tan fácil —masculló el Joker.

—El tono rojo de mis ojos indica que ahora puedo usar los poderes oscuros —explicó el mago, pensando que eso valía para que todas nuestras esperanzas apostaran por él.

El Joker simplemente le miró mal.

—Hallábame justo acabando con una presa muy guapa, la otra era un travesti. Nos lo estábamos pasando súper, cuando os escuché solicitando mi sensualosa presencia —relató Flopi tranquilamente terminando de dar una última calada al puro. Las luces rojizas de la alarma teñían de rosado el humo que exhalaba por sus labios hechos para seducir (y soltar tonterías a bocajarro). De un movimiento de caderas, la alarma por fin dejó de torturarnos, deteniéndose, y se encendieron mágicamente todas las luces del lugar. Aquel gesto nos dejó a todos anonadados, sobretodo a ellas—. Supongo que buscáis esto, ¿verdad? —Y sonrió, mostrándonos una llave más pequeña que las demás con un pequeño rubí incrustado en su parte ovalada. La sonrisa del guardia se ensanchó más al ver cómo el Joker la quería—. Y pensar que la he tenido yo todo este tiempo. Si me hubieras registrado más a fondo, la habrías encontrado —le dijo socarronamente, clavando sus ojos intensamente en él.

Madelaine les lanzó a ambos una mirada boquiabierta, saliendo de su trance hormonal para caer en otro tipo de estupor. Yo también me había quedado bastante impactado. Ahora que había más luz, podía apreciar cómo las ropas del guardia estaban bastante rasgadas, así como las del Joker bajo la armadura robada.

—¿Qué habéis estado haciendo? —preguntó la humana sin cerrar la boca todavía.

El Joker dio un paso al frente colocándose a la misma altura que Joshua. Dos destellos plateados zigzaguearon en sus manos.

—¿Estás insinuando que alguna vez yo no me aplico a fondo? Esta vez no te defraudaré, te lo garantizo.

Los dos se lanzaron a la vez sobre el pervertido guardia. El Joker se movía con su asombrosa velocidad habitual y Joshua no se quedaba rezagado gracias al estado oscuro-extraño en que se encontraba. A pesar de esto, Flopi logró desenfundar su sable de acero que lo hizo entrechocar hábilmente contra las espadas de Joshua, mientras que en su otra mano creó una onda expansiva que arrojó contra el Joker, expulsándolo hacia atrás violentamente.

Del golpe, el Joker se quedó tendido en el suelo, sin moverse. Sabía que tenía que animarlo, pero una parte de mí seguía enfadada con él. Joshua forcejeaba, tratando de resistir el choque de aceros. Le escuché formular un hechizo en alguna lengua arcana que impregnó a sus espadas de unos rayos negros, los cuales, al hacer contacto contra el sable rival, desprendieron una descarga eléctrica. Sin embargo, aquello no fue suficiente para derrotarlo porque Flopi estaba hecho para aguantar toda esa intensidad y más.

El infame guardia contraatacó y logró hacerle un corte en el hombro izquierdo al hechicero que apretó los dientes fuertemente para reprimir el dolor. Su increíble melena se agitó, pero ni siquiera aquello logró impactar a Floripondio.

—Es todo tan... grotesco y morboso —logró decir Faith mientras contemplaba cómo Floripondio rasgaba cada vez más las ropas de su amorcito.

Maddie asintió, completamente de acuerdo.

—Más morboso que grotesco, la verdad.

—¿En serio os gusta ese ridículo? —pregunté sin dar crédito. Se corroboraba que el gusto de las mujeres en esta historia dejaba mucho que desear porque a mí me despreciaban y en cambio, no podían disimular lo mucho que les excitaba el pies grandes—. Tenéis que escucharme. Gelsey quiere dominar el Mundo aprovechándose de una profecía sobre mi poder. Por lo visto, soy el gran héroe que salvará el Mundo —traté de razonar, aunque hablar con ellas era como hablar con dos babosas gigantes que no dejaban de babear por el combate ni siquiera revelándolas que yo era un héroe legendario.

Finalmente logré que la vampira me prestara atención.

—Mira, te agradezco que antes intentaras ayudarme con Joshua, pero no sé qué te hace pensar que te rescataré. Soy una vampiresa —y para corroborarlo, por si no me había quedado claro ya, me mostró sus afilados colmillos— y las vampiras somos sádicas, querido.

—Si me ayudáis, os recompensaré —insistí, cada vez más desesperado.

Sorprendentemente, Joshua estaba aguantando más de lo que nadie habría imaginado. La sangre empapaba su ropa debido a los numerosos cortes que había recibido, pero era como si su cuerpo no sintiera dolor alguno, sin embargo sus músculos cada vez respondían peor a las órdenes que su dueño les daba.

—¿Por qué no te estás ahogando en tu propio dolor y miseria? —preguntó Flopi, sin comprender qué tenía ese chico de especial.

Joshua sonrió macabramente una vez más.

—¿Te refieres que por qué no logras deprimirme? No sabes nada acerca de mí, quizás siempre ando deprimido de por sí...

Y esa revelación dejó muy perplejo al guardia, instancia que el hechicero aprovechó para golpearlo con una patada que sólo logró echarle un poco para atrás. Sin embargo, su acero ya iba directo a hundirse en el guardia. Flopi pegó un ágil salto que esquivó el golpe final y cayó de nuevo, posando elegantemente.

—Soy Floripondio Mhic Cárthaigh. ¡Si no puedo deprimirte, entonces será mi infinita sensualidad la que te haga aprender la lección!

Tras esta frase, se puso a mover candenciosamente sus caderas tal y como antes lo había hecho para desactivar la alarma.

—¿Es un íncubo? —pregunté.

—Nadie sabe lo que es realmente —respondió la humana sin apartar la vista del combate. Finalmente decidió prestarme atención, más que nada porque se estaba hartando de mis lloriqueos. Al verme, reprimió unas arcadas—. Mira, profanador de labios inocentes, hagamos un trato. Te liberaremos si te unes a la rebelión y haces que los nobles más poderosos participen en mi torneo. ¿Aceptas?

Jamás me habían propuesto un trato con tanta frialdad. Hasta que no pronunció aquellas palabras no empecé a recordar más lúcidamente lo que había pasado en el salón: sus labios contra los míos y el intenso y repentino dolor en mi pierna... Así que su desprecio hacia mí se debía porque me había resistido a besarla aún cuando me había amenazado clavándome un cuchillo en el muslo, muy lógico.

—Lo que sea, ya os dije que vuestra líder y yo nos amábamos, pero me conseguirás ropa decente... ¿o acaso te gusta ver mi cuerpo al natural, eh?

En realidad no tenía intención de alguna de volverme un rebelde salvaje y sádico, pero en esos momentos me sentía completamente solo, por lo que acepté su oferta al mismo tiempo en que mi mente elaboraba un brillante plan: primero me haría pasar por agente doble, les traicionaría en el mejor momento y le haría creer a Gelsey que era todo lo tenía planeado de antemano, para después revelar que soy un agente triple cargándome a Gelsey también. Por último, Grisel y yo huiríamos a llevar una vida clandestina y haríamos el amor muchas veces al día. Era un plan perfecto.

—Para que lo sepas... no, no me gusta nada verte desnudo, de hecho parece que tienes frío. —Me sacó de mis divagaciones estratégicas con su voz aguda—. Es más, deberías abrigarte para que no te costipes y no pierdas reputación entre tus súbditos y no dejen de seguirte.

Sólo una persona tan antipática como ella podría pronunciar esa retahíla de sandeces con tanta pesadez. Iba a reclamar que los elfos no enfermábamos, pero mi vista se depositó en el cuerpo del Joker, que seguía en el suelo. Ese hombre estaba empezando a preocuparme... más que nada porque no podía morirse sin revelarme la verdad, no penséis que él me importaba o algo...

El párpado de uno de sus ojos se abrió, mostrando un ojo perfectamente despierto. Él estaba bien, sólo estaba esperando al momento oportuno para que Flopi dejara de prestarle atención y debió de decidir que ese momento había llegado cuando Flopi tenía acorralado al mago contra los barrotes venenosos de otra celda. El ácido se clavaba en la espalda de Joshua, deshaciéndole la ajada camisa y quemándole la piel.

El Joker se desplazó sigilosamente por detrás de la espalda del guardia y le clavó una daga en el costado. Flopi abrió la boca para gritar de dolor, pero el grito se transfromó en un ronco susurro. Sus indescriptibles ojos se clavaron en los del Joker que estaban disfrutando del momento.

—Me tienes por detrás al fin, ¿eh?

—Te tengo... Te dije que no te defraudaría.

Le clavó una segunda daga que atravesó limpiamente la carne, cortando sus tendones y llegando hasta el hueso. Joshua aprovechó para estrellarle en la cara una esfera perfectamente hecha que rezumaba oscuridad. El infame guardia cayó de rodillas. La llave titiló colgando de su cinturón y el Joker aprovechó la postura para deslizar su mano y hacerse con ella. Al extraer sus dagas, el guardia se derrumbó por completo.

—¡Victoria! —clamó Maddie, feliz.

—¡Oh no, Joshua! —Faith corrió hacia el hechicero para extraerle el veneno que se adhería a la piel de su espalda como ácido.

Yo no podía dejar de mirar al Joker, quien había fusionado sus dos dagas en una sola espada. Con un gesto teatral, el acero se deshizo en pétalos azules que se disiparon en una ráfaga de aire. Por muy espectacular que fuera aquel truco de magia, yo sólo veía a un asesino. Había permitido adrede que Floripondio se distrajera luchando contra Joshua, hiriéndolo, por más tiempo del necesario. Le acababa de ver asesinando al poderoso guardia con mis propios ojos. ¿Con Tham habría sido igual? ¿Le había hundido aquellas mismas dagas con la misma facilidad, como si no se tratara más de un saco de harina? No, había visto el destello en sus ojos justo en el momento crucial, él lo había disfrutado. ¿Habría disfrutado igual al asesinar al silfo? Todas esas reflexiones me hicieron recordar que yo era el hijo de Kra Dereth. ¿Cómo podía ser aquello posible si la sangre me producía náuseas?

—¿Te parece éste un buen momento para ponerte a hacer un stripteasse? —le increpó Madelaine al Joker, quien había comenzado a quitarse la armadura de guardia.

—Por supuesto, además me molesta de maneras inimaginables, me hace mucho más lento.

—Si es que sois tal para... —Madelaine nunca terminó la frase porque el Joker la paralizó con una de sus miradas amenazadoras—. ¿¿No se lo has contado aún??

—¡No me ha contado nada porque tú le interrumpiste! —salté.

—Te conté lo importante, que eres el hijo de Kra Dereth. Éste no es momento para hablar de estas cosas, voy a sacarte de ahí. Las cadenas deben de estar infligiéndote un dolor infernal.

—Puedes contármelo mientras me liberas.

—Bah, tú sabrás lo que haces, Joker. No voy a meterme en vuestros líos personales.

Mientras el Joker introducía la llave correcta en la cerradura, la humana se acercó a su amigo hechicero para comprobar qué tal estaba.

—Tantas interrupciones me dan qué pensar, ¿eh? —me respondió el muy obstinado

—Vamos, no me seas supersticioso.

—Gracias, pero ya puedo curarle yo sola. —Oí que le decía la vampira a la humana.

—¿Estás rechazando mi súper elixir?

—Gracias Faith, pero Maddie tiene razón, sus súper elixires son muy útiles —aceptó Joshua la pócima.

En ese instante, al fin la cerradura mágica cedió con un halo de luz roja procedente de su interior. De una patada, el Joker abrió la puerta de la celda que me retenía. Ya sólo quedaba que me quitara las malditas cadenas.

—¿Cómo es posible que Kra Dereth sea mi padre? Si mi madre fue quien le derrotó —insistí con las preguntas mientras el Joker me liberaba y las cadenas caían pesadamente al suelo.

—No voy a hablar de tu madre. Tienes una imagen de ella, no quiero cambiártela.

—¿Pero entonces la conocías?

—Eso creí —concluyó tajantemente la conversación. Esas dos palabras fue lo único que logré sonsacarle—. Déjame hacer algo con tu desastroso aspecto.

Me señaló con los dedos Índice y Corazón y un humo morado me rodeó. Cuando se disipó, pude admirar el traje de cuero negro y verde oscuro que ahora cubría mi cuerpo malherido. De pronto, el Joker se cayó hacia delante y tuve que sujetarlo por inercia. Símbolos luminosos parpadeaban por toda su piel.

—¡No malgastes magia! —le regañó Madelaine—. Necesitas volver a la carta, estás fatal.

—Estoy bien, estoy bien... —Se forzó a incorporarse de nuevo, aunque su aspecto vulnerable indicaba lo contrario.

Aún estando débil se había molestado en vestirme...

—No, claramente no lo estás. Voy a contactar con Adri. —Dicho esto extrajo un extraño artefacto y se puso a hablar por él—. ¿Tiburón Salvaje? Más vale que hayas hecho tu parte porque necesitamos irnos a Léiriú de una vez... ¿Tiburón Salvaje? ¿Me escuchas?

—Debe de estar siendo violado por el hada oscura —comentó agriamente el Joker.

—¿Por Nissa? —se extrañó la humana.

No haría preguntas acerca de qué hacía la Reina de los Feéricos de Oscuridad aquí, ya nada me sorprendía.

—Esto nos pasa por confiar en íncubos.

—Tenle un poco más de fe. ¡Tú! —me señaló—. Mientras, ve a buscar a tus súbditos y traételos.

—¿¿Qué??

—Hiciste un pacto conmigo. Ahora eres un rebelde y te ordeno que traigas a tus súbditos más poderosos.

—La líder es Grisel, que me lo ordene ella y entonces haré todo lo que me pida —dije sugerentemente mientras intentaba curarme la herida del muslo con mi propia magia.

—Ojalá alguien te golpee y te deje inconsciente porque no estoy de ánimos para soportarte todo el viaje.

—Yo me ofrezco voluntario, al fin y al cabo esto es un Golpe de Estado y las palabras de un silfo nunca son confiables —se ofreció Joshua, incorporándose de nuevo.

Era una lástima que hubiese sobrevivido sin lesiones graves.

—Como si un hechicero de tres al cuarto tuviera derecho siquiera a tocarme un pelo —espeté.

—Ignóralo Idril, no merece tu tiempo.

Lo que ignoré fue el consejo del Joker, ya había tenido mucha paciencia y ya iba siendo hora de que la Corona Real impusiera algo de respeto.

—¿Y qué vas a hacer con esas espadas? ¿Amenazarme con cortarme mis partes mientras me repites lo poco hombre que te parezco? Que una mujer haga eso tiene su punto, pero un idiota como tú...

El muy loco se abalanzó sobre mí y me golpeó en la cabeza con el mango de su espada rota. Me gustaría poder decir que tuve una caída a cámara lenta muy espectacular en la que visualicé todas las desgracias que me habían pasado aquella noche y que el golpe rebasó el límite de dolor que mi cuerpo podía aguantar, pero lo cierto es que simplemente debí de caer inconsciente al suelo.

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Cada vez que alguien vota por la historia, el Joker es feliz. No le hagais enfadar ;D

Por cierto, no tiene nada que ver con Léiriú pero estoy participando en el concurso de relatos eróticos de Wattpad con un relato llamado "La lógica del deseo". Si os gustan este tipo de relatos pasaros por él y decidme qué opináis :$

¡¡Gracias!!

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