Leigh...¿Me quieres?
No estaba en su casa, tampoco en el instituto. Leigh ya no sabía en dónde buscar, poco a poco sentía como la desesperación se apoderaba de él.
Iba a perder a Lena de nuevo. ¿Por qué? Si ya la tenía. Sí, muchas veces había logrado tener a esa chica entre sus brazos pero de alguna forma esta siempre escapaba. Lo único diferente esta vez, era que Leigh no la dejaría escapar.
Mientras buscaba algún posible lugar en el que Lena pudiera esconderse recuerdos de la joven no dejaban en paz su cabeza.
—Espera Lena. ¡Te caerás!—Gritaba Leigh a una pequeña niña que estaba a punto de caer por una pequeña montaña que se hallaba cerca del orfanato.—¡Si corres así de rápido me dejaras atrás!
La montaña, la maldita montaña. Lena tenía que estar allí. Era el lugar en donde jugaban cuando habitaban el "lugar de los niños sin padres" así era como le llamaban ellos.
Tras algún tiempo conduciendo, llego a su viejo hogar, el orfanato.—¡Lena!—Exclamaba una y otra vez él chico con la esperanza de escuchar alguna respuesta. Un silencio abrumador cubrió el lugar hasta que el sonido de unas rocas moviéndose resonó el los oídos del joven.
Lena. Leigh corrió lo más rápido que sus piernas le permitían hacia el lugar de donde provenía el ruido.
Era ella, estaba allí parada frente a él, miraba abajo de la montaña, como si buscara algo. Llevaba ese hermoso vestido de flores y tenía su celular en la mano.
—L-lena. ¿Qué haces aquí? Vamos a casa.—Sentenció el chico nervioso.—Leigh, yo...iré a casa.—Afirmó la chica acercándose cada vez más hacia el precipicio.
—¡Lena, vuelve! No lo soportaría, no soportaría perderte sabiendo que alguna vez fuiste mía.—Dijo con la voz quebrada. Temía acercarse a la chica y que está saltara, quería hacer lo que fuera para que se quedara allí.
Tomando valor y acercándose un poco a ella, Leigh la miró directamente a los ojos, esperando que Lena pudiera comprender el dolor que sentiría si la llegase a perder.
—Leigh...—Murmuró
No.
No.
No.
No dejaría que se fuera.
—¿Me quieres?—Termino la chica con lágrimas corriendo por sus mejillas.—¡Te amo! Con toda mi alma.—Exclamó él mientras se acercaba velozmente a ella para si evitar que cometiera una locura.
Fallando en el intento de tomar a Lena logró ver su rostro durante algunos segundos, ella estaba sonriendo.
No.
No.
No.
Lena se había ido.
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