Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

El olor a marihuana me impacta y veo como Dante se acerca a mí con dos algodones de azúcar, uno rosa y uno verde.

—Toma—me dice él extendiéndola bola de azúcar.

—Gracias. Aun recuerdas que odio el algodón de azúcar color rosa.

—Con el berrinche que hiciste la vez que tu mamá te compró uno de ese color cómo olvidarlo. —lo golpeo en el hombro y él se ríe.

La estoy pasando genial. Pasar el día con Dante fue muy divertido y no estar en casa fue...bueno.

Mi madre me ha estado mandando mensajes todo el día y yo recién le contesto.

Mamá :) :Lei, ¿dónde estás? Me llamaron de la escuela y me dijeron que te fuiste antes.

-Así es.

-Estoy en la casa de Dante.

-Nada de qué preocuparse.

Luego de escribirle eso me dedico a recorrer el lugar junto a Dante. Tiene un montón de puestos de juegos y de comida. También hay una rueda al mundo y otras atracciones.

Me dirijo a una en especifica la cual me encanta y sé que Dante no es muy fan de ella.

Lo miro con una sonrisa y él me devuelva la mirada no muy convencido.

Si quieres puedes ir tu sola. Yo prefiero quedarme aquí viendo a la gente pasar—me dice con una sonrisa.

Me acerco a él y lo tomo de la mano llevándolo hasta el juego. Dante no pone resistencia alguna, pero si se queja.

Amo los juegos que te hacen vomitar, son muy divertidos en mi opinión, pero Dante los odia con toda su vida.

Luego de ese juego vamos a un puesto de tiro al blanco y nos ganamos un peluche gigante.

—¿Cómo lo llamamos?—me pregunta Dante.

—Mm, que tal Copito, como el peluche de juegos de gemelas.

Antes era nuestra película favorita, la veíamos todos los días que nos reuníamos a jugar.

—Me parece un buen nombre. —dice él agarrando el peluche.

Paseamos por todo el lugar subiéndonos a juegos y comprando comida. En una oportunidad encontramos una cabina de fotos y entramos en ella. Nos sacamos muchas fotografías, algunas divertidas, otras lindas y alguna que otra movida.

—Ahora entiendo porque mi hermano tenía tantas ganas de venir aquí—comento mientras caminamos por el festival.

—Creo que Alex está un poco chico para venir aquí.

—Si vamos al caso nosotros también.

—Solo por 2 años.

Seguimos recorriendo hasta que nos cansamos y nos acostamos en un banco que encontramos y miramos el cielo nocturno.

Hay mil estrellas y la luna brilla fuertemente opacando cualquier cosa.

—Creo que esa es la Osa mayor, o menor. —dice Dante señalando unas estrellas.

Ninguno de los dos sabe nada de constelaciones, pero siempre jugamos a buscarlas.

—Yo solo veo un carrito de comidas.

—Es por eso que creo que debe de ser alguna Osa—me rio ante su comentario y me fijo nuevamente en las estrellas.

—Son tan hermosas. Cada una de ellas brilla sin opacar a la otra y sin dejar de ser importantes. Todas son hermosas y especiales.

—Hablas de las estrellas, ¿verdad?

—Así es—le digo—. Me encantaría ser una estrella.

—Brillas como una, así que tienen eso en común—me dice Dante y me sonrojo.

Ambos miramos el cielo en silencio y me fijo en la luna.

Es hermosa.

Recuerdo una leyenda que me contó mi abuela sobre ella y el Sol. Ambos estaban muy enamorados y Afrodita tenía celos de ese amor, así que decidió separarlos para que su amor se extinguiera, pero el dios Zeus no estaba de acuerdo con eso, así que permitió que ambos pudieran verse de frente por segundo. Así nació el eclipse.

Que hermoso sería tener un amor tan fuerte como el del sol y la luna, que a pesar de las dificultadas se siguen amando con la misma pasión.

Giro mi cabeza para ver a Dante y veo su perfil derecho. Su cabello marrón despeinado y su nariz perfecta como siempre, sus ojos fijos al cielo y sus labios entre abierto.

Es hermoso, pero es mi mejor amigo.

—¿Te han dicho que los ojos marrones bajo la luz de la luna son mucho más hermosos? Su brillo se refleja en ellos dándole ese toque especial—le digo—. Eso para que te des cuenta que los ojos celestes no son los únicos lindos.

—Sigo creyendo que son mucho más hermosos.

—No entiendo el porqué.

—Porque son tus ojos, Lei. Cada vez que veo unos ojos celestes me recuerdan automáticamente a ti—me dice y me vuelvo a sonrojar—. Lo siento.

—No debes de disculparte por dar un alago, es más, debes de sentirte orgulloso si a esa persona le ayudo, y créeme que eso pasó.

Él se queda mirándome unos minutos más. Sus mejillas están coloradas y sus ojos me miran con cariño. Se acerca más a mí haciendo que su aliento choque en mis labios y yo cierro los ojos automáticamente esperando un beso. Pero nunca llega, él se sienta y me dice.

—Creo que es muy tarde ¿te llevo a tu casa?

Me quedo procesando lo que acaba de pasar hasta que logro reaccionar y acepto su propuesta.

En el camino ninguno de los dos habla, solo escuchamos la radio mientras Dante conduce y yo miro el camino. Ese silencio se rompe cuando estoy por bajarme del auto.

—Gracias por el día de hoy, fue divertido—le agradezco.

—No hay de que, espero que tu cabeza haya dejado de doler, sino, te compro un helado.

—Bueno, creo que me empezó a doler nuevamente—bromeo y él se ríe—. Adiós.

—Adiós.

Bajo del auto con un poco de tristeza porque este día termino. Ojalá todos mis días sean así de buenos como este.

Cuando llego a la puerta de mi casa me doy vuelta a ver a Dante y lo saludo con la mano, él hace la misma acción y luego veo como su auto desaparece.

Me digno a abrir la puerta y la silueta de mi mamá enojada mi impacta.

—Tenemos que hablar.

🦋🦋

Mi madre me mira con un semblante serio mientras mi padre bosteza a su lado. Son las 2:00 a.m. y mi mamá despertó a mi papá solo para regañarme.

—¿Eres consciente de lo irresponsable que fuiste, Lei?—empieza a decir mi madre—. Te fuiste de la escuela sin decirme y desapareces todo el día sin brindarme información alguna de cómo estás o dónde. Nos preocupamos mucho, Lei. ¿No es cierto, Fausto?

Él se estaba durmiendo, reacciona un poco tarde hasta que dice:

—Eh, sí, así es.

—Volví a casa al anochecer y luego me volví a ir. Y te avisé que estaba bien, no mientas en esa parte.

—Pues yo no te vi por aquí, Lei.

Si te andabas cogiendo al vecino y no me viste no es mi culpa.

—Pregúntale a Alex, él mi vio.

—Bueno, lo importante aquí no es si viniste o no casa, importa que te escapaste de la escuela—dice cambiando de tema—. ¿Qué hiciste todo el día? ¿Y por qué tienes una cortadura en la cabeza?

No le puedo decir que tuve un ataque de pánico y que Dante golpeó con su guitarra. Tampoco que me metí a una heladería a robar helado y que entré a un festival para mayores de edad con documento falso. Debo inventarme algo bueno.

—Me choqué con un casillero abierto y me golpeé la cabeza, y estuve con Dante todo el día.

—Bueno, por lo menos te escapaste con alguien decente y no con un drogadicto—dice mi padre de manera de chiste, pero mi madre no se lo toma de esa forma.

—Intenta tomarte esto con seriedad, Fausto—lo regaña mi madre y luego me mira a mí con su semblante enojado—. No saldrás el fin de semana y ni se te ocurra quejarte al respecto.

—¿Al menos puede venir Esther a casa?—le pregunto.

—Lo pensaré. Ahora ve a dormir que tienes que ir a la escuela mañana.

Le hago caso y me dirijo a mi cuarto cansada.

Hoy fue un gran día, pero me duele la cabeza por el golpe y los pies por caminar tanto.

Camino mirando para abajo y eso causa que me choque con mi primo.

—Ay, Lei, Lei ¿jamás te dijeron que debes de mirar para adelante a la hora de caminar o eres sonámbula?—me dice con una risita.

Trago en seco cuando me habla y tardo en responderle.

—Lo siento, es que estoy cansada—digo un poco nerviosa.

—Ya veo, son las 2 de la mañana ¿acabas de volver de una fiesta?

—No exactamente.

Él se me queda viendo con curiosidad y yo evito su mirada.

No quiero verlo. No quiero hablar con él.

Creo que con solo saber de su presencia en esta casa me dan ganas de vomitar, porque recuerdo todo lo que me hizo, todo lo que me dijo y como me culpó por aquello.

Solo era una niña de 8 años, apenas sabía lo que era dar un beso y él quería enseñármelo, luego de eso quiso enseñarme más cosas que no me gustaron y lo hizo durante un año.

En el momento no dolió, pensaba que era solo un juego.

Recuerdo que desde que pasó eso lo pensaba mucho, todos los días lo recordaba sin saber el porqué. Cuando tenía 11 años y lo descubrí fue como si me echaran sal a una herida abierta. Duele y mucho. Me sentía sucia y empecé a odiar mi cuerpo porque cada vez que lo veía no podía parar de pensar en mi primo tocándome.

Una parte de mí siempre se sintió culpable de lo que pasó, porque yo le di mi autorización.

Él no hizo nada sin mi permiso, yo...quería hacerlo también.

No sabía lo que estábamos jugando en ese entonces y mucho no me agradaba, pero no quería hacerlo sentir mal por no querer jugar con él.

No puedo culparlo de nada porque yo le di mi permiso.

Luis se me acerca y yo dejo de respirar cuando noto que me aprisiona contra la pared y casi puedo sentir su respiración.

Quiero que se aleje.

—No te recordaba tan tímida, prima—me dice.

Me quedo callada un momento. Trago saliva e intento aclararme la garganta.

—Es que...pasó mucho tiempo y las personas cambian.

—Ya, antes solíamos pasar mucho tiempo tú y yo. Jugábamos mucho ¿lo recuerdas?

Sí, cada noche cuando me despierto llorando.

—Sí.

Él agarra un mechón de mi corto cabello lo pone detrás de mi oreja con delicadeza y sin sacarme los ojos de encima.

—Siempre me gustó tu cabello largo. Es una pena que te lo cortaras.

—A mí me gusta corto.

Por favor, que se aleje de mí.

—Sabes, Lei...

—Luis, ¿no es muy tarde para qué estés despierto? —escucho la voz de mi padre.

En este momento es como si escuchara la voz de un ángel que vino a salvarme.

Luis se aleja de mí y yo suelto el aire que estaba conteniendo.

—Es que me levanté a buscar un vaso de agua—le explica y pasa por su lado.

Mi padre se le queda viendo, pero no le dice nada más, solo ve como baja las escaleras y luego dirige su mirada hacía mí.

—¿Te agrada tú primo? A mí se me hace un fastidio la verdad.

Sabía que a mi padre no le agradaba del todo. Él no sabe lo que pasó con él, no pienso contárselo tampoco, pero el que no le agrade me hace sentir bien de alguna manera como si me apoyara por más de que no sabe nada.

—Mm, no lo sé ¿sabes cuánto tiempo se quedará?

—Creo que tres meses, aun no lo sabe muy bien, pero lamentablemente no se quedará unas semanas—me dice—. ¿Tú cómo estás, Lei?

—Un poco cansada.

Mi padre no me ha regañado por escaparme, es más, se quedó dormido en la conversación.

—¿Tú no estás enojado conmigo?

—¿Por haberte escapado? Na. He hecho cosas peores en mi adolescencia y confío en ti, sé que no harás nada ilegal.

Je, je, prefiero no decirle que entré a una heladería ilegalmente y a un festival lleno de droga.

—Tú madre, por otro lado, no lo ve así. La verdad es que está muy enojada.

—Ella siempre se enoja con cada cosa que hago.

—Tu madre es una cascarrabias, pero se la ama de igual manera. Aunque, lo que hiciste, Lei, está mal. Estábamos preocupados por ti.

—Lo sé, pero quería hacer algo rebelde.

—Lo entiendo, pero que no se te haga costumbre porque ahí si me enojaré—me advierte y luego me sonríe.

Se acerca a mí y me deja un beso en la frente.

—Ve a descansar, corazón.

Le hago caso y me dirijo a mi habitación donde me siento en mi cama y miro el techo. Apago la luz y veo como las estrellas que pegué una vez brillan en la oscuridad de color verde.

Siempre le tuve un gran cariño a las estrellas, no sé porque, pero siempre admiré su manera de brillar.

Ojalá pudiera brillar así algún día.

.

.

.

.

.

🦋 Nota de la autora🦋

Holaa.

Con cada capítulo amo más a Dante y a Lei 💙💫

Y su primo me cae muy, pero muy mal.

Lei, tú ya brillas como una estrella.

💙🦋🤍⭐

Instagram: dell_h16
Tik tok: dell_h1

Los veo el próximo capítulo 🦋🤍

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro