Capitulo 1
Lei
Nubes
Siempre fue una de mis cosas favoritas
Me encanta verlas y crear miles de formas con historias en ellas. A veces un príncipe está en peligro y necesita que una princesa la salve o es un hombre corriendo de un dinosaurio.
Sea la historia que sea siempre es mágico
Estoy acostada en el césped del patio de mi casa viéndolas, con mis audífonos puestos escuchando el soud track de las historias que me estoy inventando.
—¡Lei, ven a comer!
Escucho un murmuro, pero decido ignorarlo, prefiero seguir con mis historias a que hacerle caso a ese llamado.
—¡Lei!
Un moustro marino está intentando apoderarse de una tripulación cuando...
—Lei, es la última vez que te llamo, ven a comer—veo a mi madre asomada por la puerta de mi casa que conduce al patio, tiene un semblante serio, odia que nunca la escuche y esté metida en mis pensamientos—. ¿Qué haces allí tirada en el césped con la ropa de la escuela? La vas a ensuciar.
Había olvidado por completo que la tenía puesta.
—Ven, vamos a comer.
Deduzco que ese "vamos a comer es un "pon la mesa".
Y así lo fue.
¿Por qué siempre caigo en su trampa?
—Ten, pon los platos. También cámbiate la ropa de la escuela antes que la ensucies más.
—Decídete que hago primero, me cambio la ropa de la escuela o pongo los platos
—Dejaré a tu criterio que es lo más importante para que lo hagas primero—suelto una risita—, pero apúrate tu hermano tiene que ir a la escuela y tú tienes que llevarlo.
Mi madre siempre fue buena. Estuvo muy atenta para que mi hermano y yo tengamos comida y un hogar al igual que mi padre.
Escucho fuertes pisadas bajando la escalera y ya deduzco quien es, me escondo atrás de la pared que se encuentra al lado de la escalera y sorprendo a mi hermano menor.
—¡Aaah! —grita mi hermano—. ¡Un moustro, un moustro, mami sálvame!
Empiezo a correr a mi hermano por todo el comedor hasta que lo alcanzo y le doy un abrazo fuerte y un beso en la mejilla.
—Ya, los dos dejen de jugar. Lei, ve a cambiarte, por favor, así podemos empezar a comer—dice mi madre—. Y, Alex, tú siéntate y empieza a comer o llegarás tarde a la escuela.
Obedezco a mi madre y subo a mi cuarto a cambiarme la ropa y bajo rápidamente para almorzar.
— ¿Cómo te fue en la mañana, mamá? —le pregunto sentándome en la mesa.
—Muy bien, hija, hubo mucho trabajo que hacer, pero hubo mañanas más pesadas—me cuenta poniendo un tazón de ensalada en la mesa.
Mi madre tiene una panadería que heredó de mi abuela, es la más conocida de la cuidad, así que normalmente va mucha gente por las mañanas.
— ¿Y a ti chiquitín? ¿Cómo te fue en tu mañana? —le pregunta mi madre a mi hermano.
—Aburrida, como siempre—dice—. Extraño que Lei esté en las mañanas conmigo.
—Aaw, yo también lo extraño, Lex.
En realidad, no las extraño ni un poquito.
Asisto a la escuela de mañana mientras que mi hermano va a una escuela diferente a la mía, de tarde. Hubo un año donde falté a la escuela por 7 meses, ya que empecé a desarrollar ansiedad social y me costaba demasiado estar con tanta gente a mi alrededor, así que me quedaba en las mañanas con mi hermano cuidándolo y por más de que me gusta pasar tiempo con él en ese momento la estaba pasando realmente mal y no me gustaría pasar por lo mismo.
Ahora que empecé a asistir de vuelta a la escuela y mi mamá y papá trabajan, Alex tiene que quedarse con una niñera llamada Kelly que lo ayuda a estudiar y hacer sus tareas. Kelly es un amor, pero a Alex no le gusta la idea de que alguien lo cuide.
—Bueno, mírale el lado bueno en el verano podremos estar juntos todo el tiempo que quieras, no solo en las mañanas.
—¡¿En serio?!
—Sip
—¡Yeyyy! ¡Podremos hacer guerras de agua!
—Mientras que no sea dentro de la casa todo bien.
🦋🦋
Estoy en mi habitación alistándome para ir a dar unas vueltas con mi amiga Esther.
Ya está oscureciendo y el clima es perfecto para ir a dar unas vueltas en auto
Me pongo unos shorts con flores pintadas por mí, junto con una musculosa blanca al cuerpo y mis zapatillas blancas. Mi cabello castaño que llega un poco más arriba de mis hombros está suelto.
Considero que estoy vestida bastante simple o al menos a comparación de mi amiga Esther. Ella lleva puesto un vestido a cuadros que le llega arriba de las rodillas, unos borsegos con plataforma y una boina que combina con el vestido.
—¿Iremos a dar un par de vueltas o vamos a un desfile de modas? — le pregunto bromeando
—Ja ja, que graciosa eres, Lei—me dice mi amiga mientras está apoyada en la puerta de su auto.
Esther es hija de padres ricos que le dan todo lo que tiene, pero no es una niña mimada o caprichosa que odia a la clase baja, en realidad es todo lo contrario.
Es una chica muy amable que ama ayudar a los demás y se viste exageradamente bien y es extremadamente linda. Es alta de unos 1,70, tiene el cuerpo de las típicas chicas de Pinterest, y su cabello largo es rubio.
Todo lo contrario a mí, que soy una enana que mide unos 1,53, con el cabello hecho de paja con las puntas abiertas y ropa reciclada que encuentro en las ferias. No tengo tanto dinero, pero si lo suficiente para tener una linda casa y buena comida.
Cuando conocí a Esther empecé a tener varias inseguridades conmigo misma, ya que ella tenía el cuerpo perfecto mientras a mí se me ven los rollos cuando me siento. Con el tiempo ella me ayudó a aceptarme a mí misma y que no importaba si estaba gorda o flaca, las dos cosas estaban bien y que no tenía que sentirme mal. Me costó un tiempo, pero hoy en día amo mis rollitos y no tengo miedo en mostrarlos.
—¿A dónde iremos? —le pregunto.
—Será una sorpresa.
Ay, no, cuando empieza a decir ese tipo de cosas es porque algo malo va a pasar.
Le hago un gesto no muy convencida, pero termino accediendo y subo a su auto.
Damos un par de vueltas por la cuidad. Vivo en Victoria, Canadá, aquí hay muchos parques para pasar el rato, pero a mí lo que más me gusta es ver su arquitectura de la época victoriana. Es una cuidad hermosa, siempre lo diré.
Veo que Esther va frenando en una heladería.
Ay, no, no, no, no. Esta heladería no.
—¿Es por esto qué me invitaste a pasear? ¿Para traerme a esta trampa mortal?
Esther se ríe, pero a mí no me da gracia.
—Vamos, tampoco es para tanto.
—Sabes bien que no me gusta venir a aquí.
—Oye, no vine aquí para que te veas con él, solo vine porque nos dan más helado que en otras heladerías.
En estos momentos me dan ganas de tirar a Esther por una ventana.
¿Y si lo hago?
—Ven, bajemos del auto.
Ella baja, pero yo no me bajo. La miro con el semblante serio.
—Vamos, no entiendo por qué te pones así—me dice—. Según tú, él nomás es un amigo.
Tengo varias razones para ponerme así.
—Ven, vamos—me dice y le hago caso quejándome.
Caminamos hasta la calle de al frente donde está la heladería y entramos a ella. El lugar es enorme, está lleno de gente y un frío te recibe cuando cruzas la puerta. Y entre todas las personas ahí está él.
El culpable del porque siempre me pongo tan nerviosa al venir a esta heladería.
Él está sacando helado de un pote y sirviéndolo en un cucurucho, se lo da a una señora con su risa tan carismática que tiene y es ahí donde nuestras miradas se cruzan y quedamos los dos viéndonos mutuamente. Sus ojos son marrones oscuros, son ese tipo de ojos que te transmiten confianza y te hacen sentir segura.
Él se arrasca la nuca y me saluda con la mano que está desocupada un poco tímido y yo le devuelvo el saludo un poco sonrojada y con una sonrisa cálida, mientras que Esther lo saluda sin pudor.
Esther me arrastra para pedir nuestra orden. Ella pide un helado de 3 bochas y yo de dos. En mi mente estoy rezando para que Dante no nos atienda, pero una parte de mi quiere que lo haga.
Si eso llegara a pasar el ambiente se tornaría muy incómodo, pero lo disfrutaría de cierta manera porque hace tiempo no hablo con Dante.
Al terminar de pedir la orden nos dan un ticket con el número 9
—Oye, tengo que ir al baño pide por mí—me dice Esther.
— ¿Qué? No, no, no, espera un poco.
—Noo, me estoy re miando, pide tú—me da el ticket y ella se va rápido.
En ese momento escucho la voz de Dante gritar el número que sigue.
— ¡9!
Por supuesto que iba a ser mi número, una parte de mi cree que Esther pensó en esto muy meticulosamente.
Me acerco a la barra tímidamente y ahí está él. Lleva una gorra con la marca de la heladería que trabaja y su uniforme, se ve tierno.
—Hola—le digo dándole el ticket
—Hola—me dice.
Nos quedamos mirándonos un rato hasta que él reacciona.
—Emm, adivino, tú quieres vainilla y banana Split, ¿no?
Eso me da ternura, que se sepa mis gustos de helados favoritos
—Sí, por favor.
Él se da la vuelta y prepara mi helado. No lo he visto en todo el verano y hoy, en el primer día de clases, tampoco. Supongo que debe de estar avergonzado.
En los últimos días de clases, Dante me dijo que me amaba y que quería ser mi novio y yo quede en un total shock, él no me gustaba y me daba tanta tristeza decirle que no, él es un chico tan bueno con un gran corazón. Me dio tanta pena decirle que no, hasta me había escrito una canción y todo. Desde ese momento no nos vimos más ni hablamos, así que ahora es medio incómodo.
Él me da mi helado con una sonrisa contagiosa.
—Gracias, a Esther dale dulce de leche, crema de cielo y menta granizada.
— ¿Menta granizada? ¿En serio?
—Sí, lo sé.
Compartimos unas risas y me da el helado.
—Muchas gracias—digo—. Emm, supongo que te veré en la escuela en algún momento.
—Supongo que sí.
Hay un silencio incómodo, ninguno sabe que decir hasta que yo rompo ese silencio y digo—. Adiós, Dante.
—Adiós, Lei—me responde.
Salgo de la heladería y veo a mi amiga allí sentada afuera.
—Yyy, ¿Cómo te fue?
—Eres una perra.
—Lo sé—me dice con una sonrisita.
Ella conduce y me lleva hasta me casa, me despido de ella y entro a mi casa
—¡Maaa, ya llegué! —grito, pero nadie me contesta supongo que no hay nadie.
Escucho las notificaciones de un teléfono que no es mío, busco de donde proviene y veo el celular de mi madre, allí le están llegando varias notificaciones.
Hagaro su celular para poder bajar el ruido de las notificaciones, ya que es molesto y veo un mensaje de un hombre que no conozco, eso llama mi atención y se me hace extraño, así que entro para ver de qué se trata y veo mensajes de mi madre con ese hombre.
Mensajes sexuales.
También fotos.
Se me corta la respiración un momento y veo nubloso cuando veo que ese hombre no es el único con el que se habla de esa manera.
Mi mamá le está siendo infiel a mi papá.
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🦋 Nota de la autora
Luego de un muy, pero muy largo tiempo aquí estamos nuevamente.
Hay muchas cosas por decir, la primera sería pedir disculpas por dejar tan abandonada está historia.
La principal razón para hacerlo es que me estaba enfocando en mi otra historia "Si el destino nos uniera" y en un cuento para una competencia.
La segunda era porque no sabía a donde quería llegar exactamente con esta historia, ahora que lo sé decidí volverla a escribir completa nuevamente. Por eso los demás capítulos no están.
Así que volví con las actualizaciones y ahora la historia tendrá un mejor rumbo, también una mejor ortografía.
Aun no sé que días actulizaré, pero intentaré que sea seguido.
Instagram: dell_h16
Tik tok: dell_h1
Nos vemos pronto 🤍💫.
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