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Cap 8. Sam

¿Pensarían que soy una nenaza si les digo que las palabras de la princesa me conmovieron? No se lo digan a nadie, por favor, tengo una imagen que mantener.

Pero sí, ver la devoción con la que hablaba de ese idiota, removió algo dentro de mí. Me recordó a aquel niño que siempre iba detrás de su hermano mayor buscando captar su atención porque pensaba que no había nadie más magnífico, valiente e inteligente que él.

Por un momento me vi reflejado en su dolor pues yo no solo perdí a mi madre, también perdí a mi hermano y el vacío que eso dejó, nunca volvió a llenarse.

Además, Alexander era un idiota prepotente, creído y un grano en el culo, pero ha sido asombroso ver cómo todos lo respetaban, lo admiraban y lo aceptaban como rey.

Tengo entendido que esa plegaria al arcángel San Miguel, solía usarse en la antigüedad ante una batalla. Ahora solo la reza quien lo considera necesario, pero sí la usan para despedir a sus guerreros y fue emotivo ver cómo lo despedían de esa forma, al punto, que no me quedó más remedio que arrodillarme con ellos.

No me malentiendan, la falta de sangre fresca aun no me ha afectado como para llegar a considerar a Alexander como mi rey o algo así, pero tampoco me iba a quedar de pie mientras todos se arrodillaban. No habría salido vivo de ahí.

—Lo has hecho bien, princesa. —La voz de Adams me saca de mis pensamientos y cuando centro su atención en él, abraza a su novia con cariño.

Suspiro.

Me pregunto si algún día volveré a conocer a alguien a la que pueda proteger de esa...

—¡Saaam!

Oh, demonios.

Me volteo hacia esa voz que solo me eriza los vellos del cuerpo y veo a Vitae corriendo hacia mí.

—¿Qué demonios haces aquí? —pregunto dando un paso hacia atrás ante el impacto de su cuerpo contra el mío.

—Estas vivo —murmura contra mi pecho y aunque ella tiene sus brazos envueltos a mi alrededor, yo no sé qué hacer con los míos, así que los mantengo en alto.

—Claro que estoy vivo. ¿Por qué no iba a estarlo?

—Estaba preocupada, viniste a pelear. No quería que te pasara nada. —Ruedo los ojos ante sus palabras y poco a poco voy bajando mis mansos hasta depositarlas en su cintura.

—Te prometí que no me pasaría nada —digo entre dientes mientras a mi mente viene lo mucho que tuve que insistir para conseguir que se quedara con Isabel en la mansión del brujo.

Estaba a punto de salir de la mansión, todos me esperaban fuera pero la Criaturita se negaba a dejarme marchar.

—Vitae, necesito irme —le dije intentando no perder la paciencia.

—No te vayas, por favor, tengo miedo. —Sus ojos estaban cristalinos y lo juro, esa fue la única razón por la que no la mandé a la mierda. Odio que las mujeres lloren en mi presencia.

—Escucha... ellos me necesitan...

—Yo también te necesito, si te pasa algo yo... —Un sollozo interrumpió sus palabras, estaba a punto de echarse a llorar y eso me daba pavor.

Respiré profundo armándome de paciencia y me acerqué a ella lo más posible. Con una delicadeza desconcertante incluso para mí, coloqué un mechón de su blanco cabello tras su oreja y acaricié su mejilla.

No me pregunten por qué lo hice, aun ahora no tengo ni idea. Remojé mis labios y busqué su mirada.

—Necesito ir, Criaturita. No puedo quedarme aquí, pero te prometo que regresaré.

—¿Y si te hacen daño?

—Soy el vampiro más peligroso que hay, no deberías olvidarlo.  Es imposible hacerme daño. —Intenté bromear.

—¿Y si te lo hacen? —Volvió a preguntar con un puchero y yo acuné su rostro con mis manos y acaricié su mejilla con mis pulgares.

—Te prometo que regresaré sano y salvo, Criaturita.

—Pero...

—Yo siempre cumplo mis promesas.
El puchero en su rostro se pronunció aún más pero no dijo nada y yo no pude evitar sonreír porque se veía realmente tierna.

Ahora ya no la veo tierna.

Ahora es de nuevo esa maldita garrapata que se adhiere a mi cuerpo y no me deja en paz.

—Vitae, necesito que me sueltes, por favor. Ya has visto que estoy bien.

Gracias a Dios, me libera de su abrazo; sin embargo, me deja paralizado al sonreír abiertamente.

—Has cumplido tu promesa, Saaam. Gracias.

¿Por qué tiene que verse tan linda cuando sonríe?

¿Y qué mierda hago yo pensando que se ve linda?

Sacudo la cabeza y concentro mi mirada en la princesa.

—¿Por qué no vamos a buscar esa profecía?

—Buena idea.

Lucio y Maximiliano, que al parecer ya han dejado a los dos prisioneros perfectamente custodiados, se suman a nosotros y nos dirigimos a la Cámara de los Profetas, el lugar donde se esconden todos los secretos de este reino.

Sharon lidera la marcha con Isabel a su lado; Adams, Sacarías y Lucio van más atrás, seguidos de Nick y Alysson y al final voy yo, con Maximiliano a la izquierda sin prestarme mucha atención y Vitae a mi derecha, ni muy cerca, ni muy lejos. Mitchu se mantiene un paso detrás de la chica.

El pasillo termina y una puerta gigante de mármol nos recibe con el símbolo de los Legnas gravado en ella.

—A la Cámara solo pueden entrar los Profetas y los miembros de la familia real, pero como son circunstancias excepcionales y muy desesperadas, les permitiré el paso a todos.

No sé lo que espero en realidad, pero cuando cruzo la puerta me quedo con la boca abierta ante lo que veo. La Cámara es inmensa de grande, las paredes están escritas en un lenguaje que no consigo entender, al igual que el piso. No hay mesas ni decoraciones de ningún tipo, salvo por piedras gigantes que salen del suelo hasta alcanzar grandes alturas y otras más pequeñas, todas escritas.

—Alteza, es bueno volver a verla —saluda una mujer bastante mayor y luego nos dedica una mirada incómoda.

—Nala, lo mismo digo. Lamento la intromisión, pero necesitamos ver la nueva profecía. La que el rey protegía de todos.

—Por supuesto, síganme.

Caminamos a lo largo de la Cámara hasta llegar a una de las piedras más grandes del lugar.

—Aún no está completa, alteza. —Frunzo el ceño y observo la piedra. Está escrita en la cima, pero más de la mitad permanece en blanco.

—¿Por qué?

—Es algo normal cuando las profecías son demasiado largas; así ocurrió con la parte anterior. Anoche se reveló uno de los versos, hay que tener paciencia.

Isabel se acerca a la piedra con intenciones de leerla, pero Sharon interviene antes de que diga algo.

—Nala, puede continuar en sus labores, no se preocupe. —La mujer abre los ojos sorprendida y luego asiente con la cabeza—. No confío en nadie fuera de los que estamos aquí. —Agrega una vez que la profetiza ha desaparecido—. Por favor, Isa, dinos qué dice.

La medio profeta se aclara la garganta y comienza a leer:

La sangre de las almas antiguas
ligada a la del ser maldito por la Bestia,
mancillarán la Piedra Sagrada,
otorgándole a los hijos del Cielo
lo que Dios una vez les arrebató.

La segunda capa caerá.

La raza extinta se alzará;
los gigantes violentos, maestros de la magia negra,
el fruto de la unión pecaminosa de los ángeles caídos
y las hijas de los hombres, volverán.

Ya no habrá vuelta atrás;
el hijo traidor más fuerte se hará
y la madre se debilitará.

Eso sonó bastante mal.

—¿Piedra Sagrada? —pregunta Nick—. Pensaba que era un mito, una utopía.

—Oh, no, es real —dice la Criaturita para sorpresa de todos.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto y ella se encoge de hombros.

—No sé, solo sé que es así.
Ruedo los ojos. Por qué no me sorprende.

—Mitchu, ¿sabes algo al respecto? —pregunta Adams mirándolo fijamente y el lobo, que se había echado a los pies de Vitae, se incorpora y gruñe algo—. Dice que sí.

—Ok, un momento, por favor —interrumpe el brujo de repente—. Si el lobo va a hablar, yo quiero entender.
Hombre... hasta que se le ocurre algo que vale la pena.

El brujo se acerca al lobo y este retrocede unos pasos desconfiado.

—Ven aquí, no te voy a hacer daño, solo quiero que hables. —El lobo se mantiene alejado, mientras Sacarías saca algo del bolsillo de su pantalón.

Es una bolsita negra anudada con un cordón; la abre dejando al descubierto un polvo blanco. Sacarías, al ver que el animal no tiene intenciones de acercarse, avanza dos pasos con sus rodillas y luego de pronunciar unas palabras raras, le sopla el polvo en la cabeza a Mitchu.

El lobo tose mientras maldice al brujo de mil y una formas que... espera... ¿maldice? ¿Lo entendí?

«Maldito brujo, chismoso, entrometido» continúa el animal y su voz es tan grave que me da risa y termino riendo a carcajadas.

—¡Tío, qué mal hablas!

Mitchu me dedica una mirada asesina y yo cierro el pico aunque debo hacer un esfuerzo gigante para no seguir riendo.

—Ahora ya puedes hablar —dice Sacarías sonriendo y se aleja del lobo.
El animal tose varias veces más, saca su lengua y se la raspa con una de sus patas delanteras y luego se sacude. Ugh, debe haber soltado pelo por todos lados.

«Lo que ustedes llaman Piedra Sagrada, nosotros lo conocemos como el Fruto del Árbol de la Vida».

—¿Qué? —preguntan todos los descendientes de Arcángeles. Al parecer eso les suena de algo.

—¿El fruto del Árbol de la Vida? —pregunta Sharon—. ¿El del Edén? ¿Ese fruto?

«Sí.»

—¿Y dónde está?

«Nadie lo sabe. Dios expulsó a Adán y a Eva del Edén por comer el fruto del Árbol del Bien y el Mal. Se dice, que por temor a que alguien pudiera comer el futo del Árbol de la Vida y se hiciera inmortal, lo arrancó, pero nadie sabe qué hizo con él.»

La habitación se queda en total silencio mientras intentamos interiorizar las palabras del lobo y hacerlas encajar en toda esta locura, pero la verdad es que ya no tengo ni idea de nada.

—Ok, vayamos por parte —propongo para volvernos a centrar en la profecía—. Ya sabemos que esa piedra o lo que sea que signifique, sí existe ¿Cómo empezaba la profecía?

—La sangre de las almas antiguas ligada a la del ser maldito por la Bestia, mancillarán la Piedra Sagrada, otorgándole a los hijos del Cielo lo que Dios una vez les arrebató —repite Isabel.

—De acuerdo, ahí no hay mucho que adivinar. Se está refiriendo a Lirba, Maira y Cristopher quienes derramarán su sangre en la... —Me detengo de repente y sin poder creer la idea que está pasando por mi mente, observo a Vitae—. Tú...

—Ella es la piedra —murmura Adams percatándose de lo mismo que yo—. O al menos está dentro de ella.

—¿Yo soy la piedra?

—Exacto; los tres derramaron su sangre en tu frente, justo sobre la piedra. ¿Casualidad? No lo creo.

—Bueno, tendría sentido —comenta Sacarías captando la atención de todos—. Según el lobo, si la chica muere, morimos todos y su nombre significa Vida. Me parece que eso tampoco es casualidad.

—Si Vitae es la Piedra Sagrada —comenta Adams—, y Cristopher y los gemelos malvados vertieron su sangre en ella, eso significa que conocían la profecía y dudo mucho que Lohan se las haya confesado; a él tampoco le convenía que Lucifer viniera a la tierra.

—Cristopher tiene más aliados en el reino —digo entendiendo a qué se refiere.

—Mitchu —lo llama Sharon con el ceño fruncido—. He tenido sueños en los que busco la Piedra Sagrada y cuando la encuentro, me dice que soy su guardiana. ¿Sabes qué pueda significar?

El lobo centra su atención en la Criaturita y luego mira a Sharon.

«Provengo de una familia de lobos diferentes a las que ustedes conocen. Yo he vivido toda mi vida custodiando el Edén junto a los míos.»

—¿El Paraíso aún existe? —pregunta Isabel asombrada.

«Sí. Mis antepasados conocieron a Adán y a Eva. Hace miles de millones de años, cuando Dios los puso en el Edén, nos ordenó a nosotros custodiarlo. Luego de que ellos desobedecieran, los expulsó a la Tierra como castigo. Debían vivir como humanos, reproducirse.»

«La Tierra comenzó a florecer. Adán y Eva tuvieron sus primeros hijos y con el tiempo, las familias se fueron multiplicando, convirtiéndose en Sociedades.»

«Un día apareció en las puertas del Edén un hombre llevando a Vitae en brazos, estaba dormida. Les pidió a los lobos que la protegieran aun cuando esa labor era de él. Nadie sabía cuándo iba a despertar, dejarla en la Tierra podría ponerla en peligro y no era secreto para nadie que el Edén, en esos momentos, era el lugar más seguro.»

«Mis antepasados le permitieron la entrada y juraron protegerla. No sé exactamente por qué; algo vieron en ella que los convenció de hacerlo. Solo dejó dos indicaciones: no despertarla pues eso le correspondía a ella cuando llegara el momento correcto y no contarle nada pues era primordial que ella lo recordara.»

«Ese hombre se llamó a sí mismo su Guardián. Primero él y luego sus descendientes, visitaban el Edén cada mes para asegurarse de que aún dormía. Con el tiempo, las visitas fueron más escasas hasta desaparecer. Los lobos supusieron que se había perdido la línea de Sangre.»

«Hasta que los conocí a ustedes y sentí tu presencia en esa habitación. No me pregunten cómo lo supe, simplemente lo sabía y no me he equivocado. Ella te ha recordado, te ha reconocido como su Guardiana cuando te salvó.»

«Si les cuento esto es porque ella ya lo recuerda, solo espero que decirle que ella es la Piedra Sagrada, si en realidad lo es, no traiga consecuencias graves.»

—Genial, cuando pienso que las cosas no se pueden poner más raras, nos enteramos de algo nuevo —digo más para mí que para el resto mientras me paso las manos por la cabeza, despeinándome—. Ok, ya se cumplió otra parte de la profecía, fabuloso, cierto. ¿Qué se supone que trae eso como consecuencia?

—Otorgarle a los hijos del Cielo lo que Dios una vez les arrebató —dice Isabel.

—¿Alguna idea de qué pueda significar?

—Sí —responde la profetiza—. Y no es nada bueno.

—Hace mucho tiempo que no esperamos nada bueno, Isabel.

—El Don de la Concepción. Los hijos del Cielo son los ángeles, Dios les arrebató la posibilidad de procrear cuando comenzaron a tener relaciones con mujeres humanas y dieron lugar a los Nefilim.

Santa mierda.

—La segunda capa caerá. —Continúa Isabel—. La raza extinta se alzará; los gigantes violentos, maestros de la magia negra, el fruto de la unión pecaminosa de los ángeles caídos y las hijas de los hombres, volverán.

—Nefilim —dice Alysson—. Los Nefilim volverán.

Nunca me he enfrentado a un Nefilim, bueno, sí, a Nick, pero en aquel entonces él no sabía que lo era y luchaba como un Legna. Pero lo vi pelear en la última batalla y he escuchado muchas historias, realmente no me hace ninguna gracia enfrentarme a ellos.

—Santa madre de Dios —murmura Sharon llevándose las manos a la frente.

—Ya no habrá vuelta atrás; el hijo traidor más fuerte se hará y la madre se debilitará. —Termina Isabel.

—El hijo traidor es Lucifer, ¿quién mierda es la madre? —pregunta Adams.
El silencio se hace en la Cámara, es espeso, tenso, preocupante. Nadie tiene respuesta a esa interrogante.

—Bueno, por el momento, creo que tenemos cosas mucho más importantes del las que preocuparnos —dice Isabel y todos las miramos—. Hace tres días que Cristopher, Maira y Lirba, vertieron su sangre en Vitae, yo di a luz a Nick en nueve días.

—¿Qué? —gritamos todos al unísono.

—Son engendrados por ángeles, no crecen al mismo ritmo que los humanos. Solo tenemos seis días para evitar que esas criaturas lleguen a la Tierra.

—¿Y cómo se supone que haremos eso? —pregunta Lucio por primera vez—. Pueden estar copulando con cualquier humana en cualquier parte del mundo.

—Bueno, tal vez eso no lo podamos evitar —responde Alysson, pero serán niños, pasarán años antes de que se conviertan en hombres y puedan luchar, ¿no? Tendremos más oportunidades.

—No exactamente —responde Isabel—. Eliot hizo algo con Nick, no sé qué, solo sé que gracias a eso, pudo pasar por un niño normal. Pero la historia habla de seres gigantes que se reproducían a una velocidad abismal y que crecían de manera sobrenatural. No sabemos cuánto tiempo tenemos antes de que el caos cubra la Tierra.

🌟🌹🌟

Hola, hola...

¿Qué les pareció?

¿Les gustó?

Espero que sí...

¿Alguna teoría? Aunque básicamente esta parte quedó bien explicada.

Un beso bien grande

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