Cap 5 Sam
Yo no duermo…
Soy el único ser en este lugar que no duerme.
Son las cinco de la mañana y todos están acostados luego de una noche más que intensa. Todos… menos esa maldita criatura que me tiene de los nervios.
Está ahí, sentada en el sofá frente a mí. Sus ojitos lilas se le cierran a cada rato, pero vuelve a abrirlos por temor a que yo me vaya. Está agotada y ni aun así me quiere dejar.
Estoy harto.
Quiero gritar, golpear a alguien, destrozar algo, matar a alguien, no lo sé… lo que sea… lo que mejor me quite la frustración, el enojo, la ira contenida o esta maldita sed que no se me quita por mucha sangre que tome.
Siempre me he caracterizado por no tener paciencia y mi situación de abstinencia en los últimos días me tiene más irritable aún; para colmo, este diablillo se ha encargado de sacarme de quicio en solo diez horas. Es una jodida garrapata y ya no sé cómo decirle que me deje en paz.
—¿Es una ternurita, verdad? —pregunta Alysson en voz baja detrás de mí y yo resoplo.
—Es el mismísimo diablo.
—No seas tan duro con ella. —Se sienta en la butaca cerca de mi posición. La miro con mala cara sin entender qué trama. No me ha hablado en toda la semana—. Se siente a salvo contigo.
—Y no entiendo por qué. Soy la última persona en este lugar con la que está a salvo.
—No lo creo, la protegiste de Lirba y Maira y la trajiste aquí donde sabías que estaría a salvo.
—Y me arrepiento enormemente.
Alysson observa a la Criaturita en silencio por un rato y yo comienzo a sentirme incómodo. O sea, he perdido la cuenta de la cantidad de veces que esta mujer ha intentado matarme, ¿y ahora está aquí sentada como si nada?
—¿Qué quieres? —Me mira confundida—. Dudo que estés aquí porque te guste pasar tiempo conmigo.
—No podía dormir, de hecho, en los últimos días me ha costado conciliar el sueño.
—Pues no soy médico para curarte el insomnio, puedes irte para otro lado.
—En realidad llevo días queriendo hablar contigo.
—Escuche —digo sentándome al borde del sofá—. Me sé de memoria el cuento de que esta tregua es hasta que todo el lío de la profecía se acabe. Cuando vuelva todo a la normalidad, querremos matarnos mutuamente, así que ahórrese el discursillo y déjeme solo. Estoy esperando a que se quede dormida para largarme.
Me acomodo nuevamente en el sofá y concentro mi atención en la chica.
—En realidad… —Comienza a decir y yo la miro—. Me parece que ese barco ya zarpó. —Frunzo el ceño sin saber a qué se refiere—. Quería agradecerte por haber ayudado a mis hijos en todo esto…
—No lo hice por ellos —le interrumpo.
—Lo sé, lo hiciste por Jazlyn. —Cierro los ojos como si de esa forma pudiera evitar el dolor que me produce su pérdida—. Aun así tengo entendido que le salvaste la vida a Alexander varias veces.
»Mi hijo intentó matarte en innumerables ocasiones y aun así, a pesar de que podías haberlo dejado morir y nadie habría dudado, lo salvaste. Creo que es mi deber como su madre, darte las gracias.
—¿Por qué me dice esto, señora? Usted me odia, ¿o ya no recuerda todas las veces que hemos intentado matarnos?
—Estamos del mismo lado ahora, Hostring y he escuchado cosas sobre ti y Adams… creo que eres una víctima en todo esto…
—¿Me está diciendo que soy bueno? —la interrumpo incrédulo.
—No… no creo que seas bueno, Sam, pero tampoco totalmente malo… Simplemente has tomado muy malas decisiones. Pero has estado ayudando y por lo que sé, llevas una semana en abstinencia… —Aprieto los dientes y me dispongo a contestarle pero ella levanta la mano—. No me interesa la razón por la que lo haces; lo importante es que lo estás intentando y creo que solo lo conseguirás si tienes el apoyo de los que te rodean.
»Tu hermano está ahí para ti, dispuesto a olvidar todo lo que has hecho y a darte una mano para que vuelvas a ser el chico que un día fuiste. Y quiero que sepas, que si necesitas ayuda, puedes contar conmigo…
»No estoy excusando todo lo que has hecho, pero no estoy en posición de juzgar después de haber seguido a un rey asesino y traidor durante años. Creo en las segundas oportunidades y mientras decidas seguir por el buen camino, yo estaré para ayudarte si así lo deseas.
Como si sus palabras hubiesen sido una información sobre el tiempo y no una bomba sobre mi cabeza, Alysson Brown, o también conocida como Alysson O´Sullivan, se marcha del salón dejándome confundido y a solas con la pequeña garrapata.
Vitae ha cerrado sus ojos completamente, luce tan tranquila e inofensiva dormida que cualquiera le cogería cariño. Decido no perder tiempo, así que, levantándome con sumo cuidado para o hacer ni el más mínimo ruido, salgo del salón. Al saberme en el pasillo y con ella aun descansando, corro a mi habitación y me encierro con llave.
Aliviado de estar a solas, voy a la nevera y saco una bolsa de sangre, la vierto en un vaso y me la bebo de un solo trago. Al ver que mi sed sigue como si nada, cojo otra y otra y otra. A este paso el brujo va a necesitar toda la sangre del mercado negro para alimentarme.
Paso las manos por mi rostro y clavo mis garras en las palmas con la esperanza de eliminar esta impaciencia que tengo encima. Necesito quemar energías, tengo que hacer algo para sacar la tensión y la frustración o terminaré haciendo algo que no quiero hacer.
Abro la puerta que da al balcón, salto hasta llegar al suelo y sin pensarlo mucho más, corro a toda velocidad en el bosque que protege la mansión. Le doy varias vueltas a la redonda porque no me apetece salir de la muralla mágica hasta que decido regresar a mi habitación a darme una ducha.
A penas cierro la puerta del balcón, la siento al otro lado. Sus dos corazones laten al unísono, están en calma, como si estuviesen esperando. Resoplo y dispuesto a tener un rato más de privacidad, entro al baño.
El agua fría cae sobre mi cuerpo, me enjabono con calma decidido a pasar al menos otra media hora aquí dentro, pero el constante latido de sus corazones comienza a sacarme de quicio. Pensé que tenerla pegada a mí era jodido; resulta que saber que está sola y esperando por mí, es peor.
Una vez seco y vestido, me paro frente a la puerta, respiro profundo aunque no lo necesito y abro.
La Criaturita está sentada al lado de la puerta, con la espalda pegada a la pared, las piernas recogidas y la cabeza apoyada en las rodillas mientras juega con sus dedos. El sonido la alerta y levanta la cabeza. Al verme, una bonita sonrisa se extiende en su rostro y se pone de pie.
¿Qué mierda has hecho, Sharon? Es lo primero que pienso al ver cómo va vestida.
Lleva un short mezclilla oscura que dejan a la vista unas largas y esbeltas piernas. La blusa es blanca, de tirantes y definitivamente ahora sé que es mujer. Está jodidamente buena…
¿Y qué mierda hago yo pensando así sobre ella?
Sacudo la cabeza y le doy la espala, mientras, frustrado, camino hacia las escaleras esperando que alguien pueda salvarme de su visión. Ya era jodido tenerla pegada a mí todo el tiempo, ¿era necesario vestirla así?
—Saaam, ¿qué hacías?
—Sam, Vitae… mi nombre es Sam —aclaro sin voltearme a verla.
Espero una protesta por su parte, pero me sorprende manteniendo silencio. La miro por encima de mi hombro para darme cuenta de que tiene la cabeza gacha mientras se retuerce los dedos.
¿Le molestó que la corrigiera?
Da igual…
Tengo demasiadas cosas importantes por las que preocuparme como para andar perdiendo el tiempo con ella.
Llegamos al comedor, uno más pequeño comparado con el que usamos los primeros días cuando todo nuestro ejército estaba aquí y lo primero que veo es a Sharon con la mirada perdida en el paisaje al otro lado de la ventana.
Debo decir algo y lo haré solo en mi mente pues nunca, jamás de los jamases, lo admitiré en voz alta: me alegro de que la princesa esté bien. No se merecía morir de esa forma; es un grano en el culo a veces, pero no es tan insoportable como yo pensaba.
Adams está sirviendo la mesa con ayuda de Isabel. Alysson y Nick conversan tranquilamente en una esquina, Lucio brilla por su ausencia y Sacarías lee un libro demasiado gordo para mi gusto mientras se fuma uno de esos cigarros largos y finos que tanto le he visto en estos días.
—Oh, ya llegaron —murmura Isabel con una sonrisa al vernos—. Vit, siéntate aquí, cariño, he preparado algo delicioso para que comas.
La Criaturita sonríe, pero no se mueve. Me mira y yo a ella, me sostiene la mirada por unos segundos y luego la aparta cohibida. ¿Qué pretende? A mí que me hable en español, eso del lenguaje corporal no se me da nada bien.
—Anda, ve a comer algo —le digo y espero seriamente que no esté esperando que le dé permiso para hacerlo.
—No te vas a ir de nuevo, ¿verdad?
Resoplo y miro hacia el cielo. Dios o quien sea que esté allá arriba, dame paciencia por favor.
—¿Puede alguien explicarle que no puede estar todo el tiempo pegada a mí como garrapata? —pregunto poniendo los brazos en mi cintura y ganándome una risita de parte de todos.
Lucio y el lobo entran al comedor.
—Amanecimos enojados —comenta el hombre mirándome y yo ruedo los ojos.
Con el enojo creciendo dentro de mí, camino hacia la mesa, saco una silla con más fuerza de la necesaria y me dejo caer en ella. No tardo en tener a la Criaturita sentada a mi lado.
Sharon se sienta frente a nosotros, junto a Adams y la mira con una sonrisa.
—Sam —me llama con demasiada emoción y yo la miro raro. ¿Desde cuándo nos llevaos tan bien? —. ¿Has visto lo guapa que está Vitae ahora?
Frunzo el ceño en su dirección. Ni que fuera algo difícil de notar.
—Yo la veo igual que hace unas horas —protesto.
—Mentiroso. Esa ropa le queda de lo más bien; le pedí a Sacarías que nos buscara algo bonito. Eso de estar en bata de dormir no es muy agradable…
—¿Qué pretendes, princesa? —pregunto aburrido de escucharla hablar.
En serio, un Sam Hostring con poca paciencia más un Sam Hostring en abstinencia es igual a un Sam Hostring el doble de irritable y si a eso le sumamos que Vitae me tiene hasta la coronilla y que me revienta un huevo que todos actúen como si todo estuviese bien, como si no hubiese una profecía a medio cumplir y más importante, como si la muerte de Jazlyn y Alexander no fuera nada, ya me tiene mal.
—¿Es demasiado pedirte que seas un poco agradable? —pregunta apoyándose en el espaldar de la silla y cruzando los brazos.
—Estoy aburrido de jugar a las casitas. Esto… —Hago una seña hacia lo que nos rodea incluyéndonos sentados como una familia—, no es lo mío. He tenido mucha paciencia porque estabas inconsciente, pero ya despertaste. Vayamos a lo que nos interesa.
Resopla.
—Tú no cambias… eres peor que un grano en el culo. Eres un aguafiestas.
—Me hace feliz la gran estima que me tienes, princesita.
Quiere decir algo más, de hecho, hasta yo quiero decir algo más, pero Adams me mira con mala cara al mismo tiempo que pone una mano en el hombro de su novia.
Desvío la mirada hacia la criaturita a mi lado y me la encuentro con los cachetes llenos de comida sin apartar la vista de mí y el sándwich ya no está; ahora solo queda la cuña del pastel de manzana.
—Come con calma, te vas atorar. —Se lleva la chuchara con un poco del dulce a la boca a penas traga lo que ya tenía ignorando mis palabras—. No me voy a ir.
Y como si esas palabras fueran mágicas, sus hombros se relajan y comienza a masticar con más calma.
¿En qué demonios me he metido?
—Ok —dice la princesa llamando nuestra atención—. Alexander no está… No solo he perdido a mi hermano, sino también a mi rey. Como es lógico, Lohan O´Sullivan no puede seguir al poder, debemos liberar a los Legnas de su yugo y la siguiente en la línea al trono, soy yo.
»No sé cómo ser una reina, nunca me he preparado para eso porque esa era responsabilidad de mi hermano, pero espero contar con vuestra ayuda.
Su mirada recorre la mesa. Empezando por su madre y Nick en uno de los extremos, luego Isabel, pasando por mí y por la Criaturita que, imitando a los demás, asiente con la cabeza, para terminar con Lucio y Sacarías.
—Adams me ha contado que lo que quedó de nuestro ejército está en una casa segura que dispusiste para ello —comenta mirando al brujo.
—Sí, Maximiliano está a cargo allá; Alysson y Nick van todos los días para asegurarse de que todo esté bajo control.
—Perfecto, pero antes de ponernos a trazar el plan quiero saber qué hicieron con el Legna que intentó matar a Jazlyn y por el que mi hermano murió. Recuerdo que atravesó la muralla esposado.
El silencio se hace en la habitación y todos me miran. Sonrío.
—Lo maté. —Me encojo de hombros—. De hecho, me lo bebí completito y creo que nunca antes lo había disfrutado tanto. Pero no te preocupes, dejé que Adams le pateara el culo antes.
—Bien hecho. Ahora sí podemos empezar. ¿Puedes prestarnos tu despacho? —le pregunta a Sacarías.
—Por supuesto, princesa. La casa está a vuestra disposición.
El lobo, que estaba echado en un rincón luego de devorar lo que Isabel le dio, se pone de pie y se acerca a la mesa gruñendo algo.
—Dice que podemos contar con su ayuda —traduce Lucio pues Adams tiene la boca llena—. Que si nosotros le estamos ayudando a proteger a Vitae, es lo mínimo que él puede hacer por nosotros.
—Gracias —responde la princesa y el lobo vuelve a su lugar.
—Por cierto, brujo…
—Hostring —advierte pues está obsesionado con que lo llamen por su nombre. Siempre se molesta si le digo brujo, don pelos de loco, canoso o no sé cuántas cosas más se me han ocurrido para molestarlo.
—¿No puedes hacer un hechizo o algo por el estilo para que Machupichu hable? —pregunto porque me jode necesitar un intérprete para entenderlo.
—¿Machupichu? —Frunce el ceño.
—El lobo —aclaro y todos, incluyendo a la Criaturita, estallan en carcajadas.
—Mitchu, Hostring, Mitchu —me corrige el brujo.
—Pues como sea, es un nombre ridículo igual.
Terminan de desayunar y nos dirigimos al despacho del brujo. Por fin tendremos algo de acción, estar trancado en este lugar sin hacer nada me desespera.
—Yo también quiero ayudar —dice la Criaturita levantando la mano y todos, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, respondemos:
—No.
—¿Por qué?
—Porque si tú mueres estamos jodidos —responde el brujo.
—Pero…
—Siéntate y cállate, Vitae —le ordeno de mala gana, ganándome una mirada de mala leche de su parte.
—Eres un grano en el culo, Sam.
Ok… hay dos cosas que me sorprenden en esa frase. Me ha ofendido y me ha llamado Sam, no Saaam.
—¿Qué has dicho? —pregunto caminando hacia ella bajo la atenta mirada de todos.
—¿Yo?
—No, mi padre.
—¿Dónde está tu padre? —Cierro los ojos armándome de paciencia. Ni discutir con ella se puede.
—Me has ofendido.
—¿Yo? No, incapaz de hacerlo. Lo juro por mí.
—Me ha dicho que soy un grano en el culo, ¿verdad? —le pregunto a todos no vaya a ser que esté delirando por la falta de sangre fresca; es que, maldita sea, luce realmente inocente, como si no hubiese dicho nada.
Adams, intentando no reír, Sacarías, que está haciendo Dios sabe qué con unas hiervas y Nick, asienten con la cabeza.
—Ahí está, me has ofendido.
—No, lo juro, en serio. Yo no he dicho nada.
—¿Acaso eres bipolar?
—¿Qué es eso?
—¿Sabes qué? Olvídalo.
Doy la media vuelta y me siento en una silla bien lejos de ella. Por suerte se queda quieta y no viene tras de mí.
—¿Por dónde empezamos? —pregunto.
—Debemos encontrar el resto de la profecía —anuncia la princesa—. Isabel...
—Por norma, —Continúa la profetiza—, las profecías demasiado largas o que predicen hechos demasiado importantes, suelen venir por partes. Si ya se cumplió la primera, significa que en la Sala de las Profecías del reino, debe estar lo que falta
—Si es así, —interviene Adams—, puede que estemos en desventaja. No sabemos si Cristopher y Lohan siguen trabajando juntos, a estas alturas, mi padre ya puede saber lo que dice y por consiguiente estar actuando al respecto.
»Han pasado ocho días desde que los vampiros son inmunes al sol y hasta ahora todo está tranquilo, salvo por algún ataque esporádico y eso no es nada bueno. Están planeando algo y estoy seguro de que tiene que ver con la profecía. Solo esperemos que no se haya cumplido nada más.
Tiene razón... que criaturas que siempre se han mantenido en la oscuridad, estén tranquilas ahora que ya no tienen restricciones, no significa nada bueno.
—Por lo tanto, nuestra primera misión es hacernos con el reino —dice la princesa y me sorprende su entereza a la hora de hablar. Estoy seguro de que será una buena líder para los suyos—. Para poder evitar la profecía, necesitamos más guerreros porque las cosas se pondrán feas. Cristopher pondrá a todo su ejército del Submundo para pararnos y nosotros no haremos nada sin los Legnas. Tenemos que destronar al rey y ellos nos seguirán.
»Cuando rescatamos a Jazlyn, nos estaban esperando; sabían que Alexander iría a salvarla, por eso fuimos con un ejército. Era una misión de urgencia, no podíamos perder tiempo armando un plan más sofisticado, pero en esta ocasión, evitaremos el enfrentamiento si es posible. Mi deber es proteger a mi pueblo y el único culpable es el Rey y mi padre…
»Necesitamos capturarlos, llevarlos a la justicia pero sin desatar otra guerra en la que perdamos vidas inocentes. La sangre que se debe derramar es la de Cristopher y sus secuaces.
»Seremos discretos y solo seremos nosotros. No pienso a arriesgarme a otra traición. Primero fue Marcus, luego el guerrero que hizo que mi hermano muriera. Solo confío en los que estamos aquí...
—¿Y Maximiliano? —pregunto—. Alexander confiaba en él.
—¿Estás abogando a favor de un Legna? —pregunta Sacarías entre asombrado y divertido. Yo ruedo los ojos.
—Sí. —Todos me miran sorprendidos. ¿En serio es tan difícil de creer? —A ese tipo nos los encontramos en un calabozo hecho mierda mientras íbamos a rescatar a Jazlyn. Alexander lo mandó con unas hadas para que se pusiera a salvo y pudiera sanar. ¿Saben qué hizo?
»Hizo que una Sanadora lo curara y regresó a la batalla, cuando le pregunté que qué mierda hacía, me dijo y cito: “Nunca dejo a mi rey solo en una batalla”. Con eso se ganó mi respeto. —Me encojo de hombros.
—Bueno, muy válida tu opinión, Sam, pero no me dejaste terminar. Maximiliano está dentro del plan, es uno de los hombres de confianza de mi hermano, siempre lo fue.
—Genial. —¿No podía haberlo dicho antes? Espero que no le vayan con el cuento al tipo y se crea cosas.
—¿Cómo vamos a entrar? —pregunta Lucio—. Por lo que tengo entendido, han fortalecido la seguridad, es casi imposible que entremos sin que nos noten y Aliz ni si quiera está a cargo de las entradas.
Cierto, Aliz, el hada que se encara de custodiar los portales al reino, está en la casa segura con el resto. Adams lo decidió así por temor a que pudieran tomar represalias contra ella. Es más que lógico que si tantas criaturas entraron al reino, ella tuvo algo que ver.
—Aliz nos dijo que conoce a la Dríade que está a cargo ahora —responde Alysson—. Pero sigue siendo arriesgado. Si hay algo en lo que los Legnas somos bueno, es manteniendo nuestro Reino a salvo.
»Si pudieron entrar criaturas del Submundo con anterioridad fue porque Lohan permitió la brecha pues le interesaba tener sus refuerzos, pero ahora los quiere lejos. En estos momentos, no está protegiéndolo de un posible ataque nuestro, sino de uno por parte de Cristopher. Eso era lo que más le preocupaba a Edward, que una vez se les permitiera el paso a los vampiros, luego quisieran aprovechar esa oportunidad para atacar.
—¿Y no hay forma de revertir eso? —pregunta el brujo.
—Sí, con un cambio de rey. El nuevo al mando deberá denegar todos los permisos, mientras tanto, siguen teniendo acceso y como Lohan nunca abandonará el trono por su libre y espontánea voluntad, pues doblan la seguridad. Será prácticamente imposible entrar.
—¿Entonces qué hacemos? —pregunto.
—Necesitamos una distracción —dice Sharon—. Necesitamos mantener ocupados a todos en el castillo mientras entramos por el único portal que podría no estar controlado por Legnas.
—¿Cuál es ese? —pregunta Lucio.
—¿El de las Banshee? —pregunta Nick y Sharon asiente.
—Debido a que las Banshee son las hadas de la muerte y deben estar viajando constantemente para hacer su trabajo, tienen un portal únicamente para ellas, está custodiado por ellas mismas.
—Entonces no tendremos problemas. Ellas están de nuestro lado, ¿no? —pregunto e Isabel hace una mueca rara con el rostro.
—No lo sé, son un poco recelosas con quien dejan entrar a su reino. Hay que ver, pienso que Sharon podría convencerlas.
—Acordaré una reunión con la reina de las Banshee para esta tarde —aporta Adams.
—Una pregunta. —Observo a Nick reclinado en el sofá con los brazos cruzados sobre su pecho al lado de Lucio—. ¿Qué piensa hacer exactamente con el rey?
—Aseguraremos el palacio y pediremos su rendición...
—Sabe que Lohan O'Sullivan nunca se rendirá, ¿verdad?
La princesa hace silencio por unos segundos mientras le sostiene la mirada al Nefilim.
—Pues habrá que tomar medidas drásticas.
Una sonrisa ladeada se extiende por el rostro del padre de Jazlyn y no hay que ser adivino para saber que piensa que eso es lo mejor que han dicho en toda la reunión.
—Pues me pido el honor.
—Nick —lo llama Alysson y él concentra sus ojos en los de ella—. No eres un asesino, no tienes que hacerlo.
—Y precisamente esa es la razón por la que le daré la opción de rendirse. Si no la toma, su sentencia de muerte se la daré yo. —Alysson hace una mueca de disgusto y él toma sus manos en las suyas.
—Aly, dediqué la mayor parte de mi vida a servirlo, a dar lo mejor por los míos y él no dudó un segundo en declararme traidor simplemente porque mi mujer quedó embarazada. Montó una cacería contra nosotros durante meses; América murió por su culpa, tuve que abandonar a mi hija, perderme todo en su vida, tuve que fingir mi muerte y vivir alejado de los que amo, solo por él. Arruinó mi vida, me merezco acabar con la de él.
La sala se sume en un silencio denso y yo espero paciente a que alguien diga algo, pero una idea cruza mi cabeza. Sonrío.
—Pues creo que tú serías la distracción perfecta —comento—. Si el último Nefilim, uno que se supone lleva muerto veinte años aparece en el reino, definitivamente Lohan no pensará en nada más.
—Y no hay nada que yo ame más que ver su cara de estupefacción al verme. Me gusta tu idea, chico.
—Solo debes asegurarte de entrar en el palacio —dice Sharon.
—Yo puedo hacer un hechizo para sellar el palacio, no durará eternamente, pero impedirá que vengan refuerzos para proteger al rey en lo que ustedes resuelven las cosas. Haremos que quede en familia.
🌟🌹🌟
Bueno, tuvimos unos capítulos divertidos, ahora se vienen unos intensos, con muchas revelaciones y un vistazo a la profecía.
¿Qué les pareció?
Espero que les haya gustado ❤
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