25. La Fuente de los Arcángeles
Alexander:
El rostro de Jazlyn es un espejo de emociones. Desde que la vi en la cafetería ha pasado del enojo, a la curiosidad, luego al asombro, la incredulidad para terminar en terror. Esta chica es rara, sabe que hay vampiros, lobos y muchas otras criaturas, les teme, se lo noto, pero su curiosidad es aún mayor. Discute con nosotros sin importarle un comino quiénes seamos, intenta aparentar que no nos tiene miedo aunque no sea verdad y, ¿ahora se asusta por un centauro?
—Este es el único medio de transporte que encontrarás aquí dentro.
—No te preocupes, yo voy a pie.
—Oh, por el amor de Dios, oblígala a subirse —interviene Sharon y yo la ignoro. Ha estado insufrible el día entero, ella y Jazlyn no ligan y no entiendo por qué.
—No te hará nada. Aliz envió a uno de los más inofensivos. ¿Cuál es tu nombre? —le pregunto al centauro más joven.
—Ralf.
—Ralf es de los más jóvenes, no te hará daño. Estos son Mica y Camper, dos de los centauros de la familia real.
—Lo dices como si fuera un coche —murmura bajito intentando reprenderme—. Es un ser vivo, Alex.
Alex… Me gusta que me llame así. Se siente realmente bien. Por algún motivo, desde hace un rato bajó la guardia y parce que no me odia tanto. Se ha mostrado agradable, incluso ha bromeado conmigo y eso me encanta.
—Solo súbete.
—La mitología dice que los centauros son salvajes, sin leyes ni hospitalidad y no son esclavos de nadie. No me voy a subir. —Por lo que veo conoce bastante de lo sobrenatural, pero no me sorprende, es muy curiosa.
—No son nuestros esclavos.
—¡Son su medio de transporte!
—Escucha, los centauros que verás aquí son los que forman parte de la Sociedad Sobrenatural, los que se acogen a nuestras leyes. Ellos luchan junto a nosotros y nos ayudan en lo que puedan. No todos los Legnas tenemos centauros porque no los necesitamos para movernos, hay runas para eso, pero ellos fueron los que nos prestaron su servicio; no son nuestros esclavos ni nuestros medios de transporte, ¿de acuerdo?
—¡Oh, por todos los santos, Alex, no le debes explicaciones! —Miro a mi hermana con mala cara y ella resopla.
—Si me pasa algo, juro que volveré del infierno y te arrastraré conmigo.
Sonriendo, tiendo mi mano y con timidez, ella la coge. La ayudo a montarse sobre Ralf y está tan incómoda que da gracia.
—Ponga sus manos aquí —le pide el chico señalando su cintura y ella, aunque indecisa, lo hace.
Me monto en Camper y a mi señal cabalgamos, pero me encanta molestar a esta chica, así que le pido a mi amigo que galopee con fuerza y luego de ordenárselo a sus compañeros, solo se escucha el grito de Jazlyn. No puedo dejar de reír al verla abrazada al torso de Ralf, casi exprimiéndolo, con la cabeza apoyada en la espalda del chico y los ojos cerrados.
Como era de esperar, en cinco minutos nos detenemos en las puertas del palacio.
Ayudo a bajar a Jazlyn y tengo que apretar mis labios para no reír ante los espasmos que sacuden su cuerpo.
—Te voy a matar, Alexander. Te juro que lo haré, solo deja que mi cuerpo regrese a la normalidad.
Le doy las gracias a los centauros y cuando vuelvo a centrar mi atención en las chicas, Jazlyn está sentada en la escalinata respirando hondo para calmarse.
—¿Qué sabes de los Legnas? —le pregunta mi hermana de repente.
—No mucho… son una tribu. —Hace énfasis en esa última palabra y no puedo evitar reír—. Son conocidos como los de Raza Pura, su misión en la vida es proteger a los humanos, poco más.
—En otras palabras no sabes de la misa ni la mitad. —Jazlyn asiente—. Ok, resumiré todo lo que pueda porque no tenemos todo el día para esto...
»Hace ya bastantes milenios, Dios envió un grupo de doscientos ángeles a la Tierra para velar por la humanidad. Se les conocía como los Vigilantes o los Grigori, pero como muchos piensan, y que conste, no comparto esa opinión, que todo lo que los humanos tocan, lo pervierten. Esos ángeles comenzaron a cuestionar a su padre y revelarse hasta que le fueron arrancadas las alas y los expulsaron del cielo.
»Las causas de dicha desobediencia fueron la vanidad, enseñarle a los hombres el arte de la guerra y la creación de armas entre otra serie de conocimientos que creaba desequilibro entre los humanos; pero la principal causa fue la lujuria. Los Grigori se enamoraron de las hijas de los hombres, se casaron con ellas y engendraron hijos, una raza de gigante conocida como Nefilim.
»Los Nefilim, junto a los ángeles caídos fueron los causantes de un gran daño y desequilibrio entre los hombres, por lo que Dios decidió castigarlos y limpiar la Tierra del mal producido por ellos mandando el diluvio. Desgraciadamente, eran criaturas demasiado poderosas e inteligentes y el plan de Dios no funcionó, por lo que decidió enviar a la Tierra a sus tres arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael para crear una nueva raza: los Legnas.
»Luego del diluvio, para evitar que la raza de Nefilim se hiciera más grande, Dios le arrebató a todos los ángeles la posibilidad de procrear, por lo que para poder crear a los Legnas determinados humanos fueron bendecidos por la gracia de los Arcángeles a través de un baño en la Fuente Sagrada creada por estos, dotándonos de habilidades especiales.
»En ese baño se adquiere la marca de uno de los tres arcángeles lo que significa quien vas a ser. Esta marca aparece detrás de la oreja y así surgen las tres categorías de Legnas: los descendientes de San Miguel que son los guerreros, o sea tú y Alexander; los descendientes de Gabriel, que son los profetas o mensajeros de Dios, como quieras llamarlos y los descendientes de Rafael, los sanadores, o sea, yo.
Adoro escuchar a mi hermana relatar esta historia, tiene un poder de síntesis increíble, ojalá y nos lo hubiesen puesto así de sencillo en la escuela; aunque al ver el rostro perdido de Jazlyn, puede que todos los libros que tuvimos que estudiar, tengan su objetivo.
—¿O sea, lo de que fueron creados por ángeles no es una broma? —pregunta de repente.
—Arcángeles —le corrijo.
—¿Cuál es la diferencia?
—Los Arcángeles son superiores a los ángeles.
—Si tú lo dices.
Jazlyn se levanta recuperada de la carrera en centauros y entramos al castillo. Su boca se abre sorprendida ante todo lo que ve y la sonrisa en mi rostro al verla, parece no querer irse.
—Tengo una pregunta.
—Tú dirás. —Sharon dirige el camino sin prestarnos atención.
Tenemos bien claro lo que vinimos a hacer aquí, esto no se trata solo de aclarar sus dudas, para eso está la escuela. Hoy queremos comprobar si esa marca tras su oreja es real porque, como dice Sharon, es técnicamente imposible que sea un Legna y que no esté registrada como tal. Aun así, no voy a negar que me estoy divirtiendo.
—¿Cómo funciona eso de que ciertos humanos fueron bendecidos por la gracia de Dios? O sea, ¿cómo los escogen?
—Dios no solo le arrebató a los ángeles la posibilidad de procrear, a sus tres arcángeles también para evitar que la historia se repitiera con ellos. Los Legnas nacen a través de un Rito de Iniciación en la Fuente Sagrada. No es como un nacimiento en sí, es más como una segunda oportunidad.
»Niños humanos que tienen un corto período de tiempo en la tierra, luego de que su corazón deja de latir, son traídos a la fuente para bañarlos con su Gracia. Los que adquieren la marca, tienen la oportunidad de vivir como Legnas y los que no son marcados, simplemente mueren como debería ser.
»Hay ocasiones en que no se trata de bebés, sino de niños con un nivel de conciencia más avanzado, por lo que si pasan el Rito, todas las memorias de su vida como humanos, desaparecen y todos aquellos que tuvieron contacto con ellos, los olvidan.
—¿Por qué? No creo que sea justo olvidar a un hijo, un hermano, un amigo.
—Es necesario, no tendrían un cuerpo para enterrar, ¿cómo les explicas eso? Además, con la memoria se va el dolor por la pérdida, creo que es un trato justo.
—Bueno, tienes un punto.
—Estos niños son elegidos por los profetas. En sus profecías no solo viene el nombre, la edad, la dirección, el día y la hora de su fallecimiento para que sea sencillo encontrarlos, sino que también incluyen a qué familia pertenecerá si pasan el Rito de Iniciación.
—Oh, interesante.
Caminamos en silencio por varios minutos, Jazlyn parece perdida en sus pensamientos y yo me imagino el engranaje de su cerebro dando vueltas intentando acomodar cada información en su sitio.
Llegamos a la puerta grande, esa que conduce al núcleo de nuestro Reino. El bosque de la Fuente de los Arcángeles, donde nacen los Legnas. Los guardias que las custodian hacen una leve reverencia y nos permiten la entrada.
La luz intensa que contrarresta con la oscuridad del castillo, nos ciega por unos segundos, pero es Jazlyn la más perjudicada al punto de que tiene que cubrirse los ojos con sus manos. Nosotros ya estamos acostumbrados.
Cuando sus ojos hermosos se abren, un gemido se escapa de su interior.
—¡Si existe un paraíso, sin dudas es este! —grita emocionada y la verdad es que tengo que concordar completamente con ella.
Estamos en una roca gigante, el único trozo de tierra firme que impide que caigamos al lago más hermoso y a la vez más peligroso que pueda existir. A nuestro lado, donde se supone que deben estar las paredes que ponen fin al castillo, corren dos cortinas de aguas salpicándonos con pequeñas gotas hasta caer en la laguna par de metros por debajo de nosotros. Es azul cristalina y en los bordes, cerca de los árboles, tiene un tono verdoso.
Frente a nosotros, se extiende un puente colgante que conduce a tierra firme, al tronco del árbol más grande y ancho del que se tiene constancia; le llamamos el Antiguo. A simple vista está obstruyendo el camino, pero una vez que te acercas, se puede visualizar la puerta que conduce a través de él hacia el Bosque Sagrado, obra, por supuesto, de las Hadas de la Tierra.
—Es enorme —comenta Jazlyn alucinada y supongo que hace referencia al árbol.
—Lo es.
—¡Madre mía, una sirena! —grita de repente sobresaltándome y busco con la mirada hacia donde su dedo señala.
Efectivamente, flotando en las tranquilas aguas del lago esta Efrán, una de las guardianas del lugar. Una hermosa sirena de pelo azul y cola blanca más larga que las de sus semejantes por ser una de las principales.
Al vernos, levanta su mano y nos saluda.
—¡Madre mía, tiene tres manos! —grita escandalizada al ver como la mano que saluda sale de su espalda y tanto yo como mi hermana reímos a carcajadas.
—Son dos, Jazlyn. Esa es una habilidad de las sirenas mellizas, pueden fusionarse y les encanta usarlo para asustar a los humanos.
Como si me estuviesen escuchando, algo muy probable, ya que se comunican por el agua, Ezrán, la melliza, se separa de su hermana y juntas nos saludan para luego perderse nadando lago abajo.
—Son hermosas.
—Pero no las quieres ver enfadadas —comenta mi hermana para luego dirigir el camino por el puente.
—¿Puedo hacer otra pregunta?
—Ya lo estás haciendo —responde Sharon aunque claramente me preguntaba a mí.
—Sí, bueno, ¿dónde estamos?
—En el núcleo del Reino de los Legnas, de donde emana todo su poder.
—Ah —murmura asintiendo con la cabeza—. Válida la aclaración, pero no me refería a eso. Lo que quiero decir es: ¿estamos en Nordella aún? Allá afuera hace un frío horrible, pero aquí es como si estuviésemos en primavera. Nordella es el único lugar en el mundo que tiene ese descontrol en las estaciones del año así que supongo que podemos estar en Korok, Alaks, o en cualquier otra parte.
—Estamos en Nordella y a la misma vez no. —Sonrío ante su mirada confusa—: La entrada principal al reino está en Korok, no es mágica, al menos no en su totalidad. El resto de las entradas están esparcidas por todo el mundo y cada una posee un roble aquí en el reino; por eso hay tantos. Estamos en todos los lugares a la vez, por decirlo de alguna manera.
Conforme con mi respuesta centra su atención en el camino y cuando la entrada a través del árbol comienza a hacerse visible, grita incrédula:
—¡Eso es alucinante!
Diablos, esta chica se sorprende por todo.
Atravesamos el tronco del árbol hasta un jardín lleno de todas las variedades de flores habidas y por haber y tal y como esperaba, Jazlyn alucina al ver las pequeñas Alseides bailar de flor en flor.
En varias ocasiones tengo que luchar contra el impulso de sacar el celular y tirarle una foto a hurtadillas. Es que se ve preciosa y tiene una facilidad increíble para demostrar sus emociones y contagiarlas, al punto que creo estar viendo este lugar por primera vez, con unos ojos completamente diferentes a los míos y eso me gusta.
—¡Santos demonios! ¿Qué es esto? —Decido no decirle que su frase se contradice porque ya hemos llegado.
Estamos en el borde de un precipicio, no se ve nada hacia abajo, solo una niebla espesa y a exactamente diez metros de nosotros, una pequeña isla se encuentra suspendida en el aire y en el medio de esta, una edificación en ruinas donde está la Fuente Sagrada.
Mi corazón comienza a latir con fuerza, llegó la hora de la verdad, ahora sabremos si Jazlyn es una de nosotros en realidad.
Solo los Legnas somos capaces de llegar a la fuente, nadie, absolutamente nadie, salvo nosotros, puede cruzar ese precipicio sin morir en el intento. Lo llevamos en la sangre, solo la Raza Pura es capaz de crear, con un paso, la barrera invisible que te llevará a la Isla.
Si Jazlyn no es una de nosotros, caerá en ese precipicio y morirá.
—Sigamos avanzando —propone mi hermana y puedo imaginar la impaciencia corriendo por sus venas.
—¿Estás bromeando? ¿Dónde está el pájaro gigante que nos llevará al otro lado?
—Solo los Legnas podemos cruzar hacia la Isla. —La voz de mi hermana es una clara advertencia—. Estoy segura de que no tendrás problemas para cruzar.
—¿A qué te refieres?
—A nada. ¿Vienes o no?
Sharon da un paso al vacío y Jazlyn ahoga un grito al ver que queda suspendida en el aire. Sus ojos están desorbitadamente abiertos mientras mi hermana avanza un poco invitándonos a hacerlo.
Soy el siguiente en caminar al vacío, pero procuro quedarme cerca del borde porque, puede que tenga que tomar medidas drásticas si Jazlyn nos está mintiendo, pero no tengo intenciones de verla morir aquí. Estaré cerca para sujetarla cuando caiga.
Porque va a caer, ¿verdad?
—Yo no haré eso.
Da un paso hacia atrás y eso hace que mi corazón se acelere aún más. ¿Por qué se resiste? ¿Está mintiendo? ¿No es una de nosotros?
—Jazlyn…
—No lo haré y punto.
—Tranquila, no te sucederá nada. Te lo prometo.
Es obvio que la mentira es más grande que yo, ni siquiera estoy seguro de qué deseo que suceda, solo hay una cosa de la que estoy convencido. No va a morir hoy.
—Toma mi mano. —Sonrío para tranquilizarla y dudosa, acerca su mano a la mía con lentitud.
Da un paso al frente, y otro, y otro hasta que está al borde.
—Si me muero, regresaré del infierno para llevarte conmigo.
—Ya me lo dijiste. —Mi corazón late desbocado mientras me preparo para sujetarla. Tal vez en vez de dar un paso, sería mejor jalarla hacia mí, de esa forma, si el piso no se forma bajo ella, podrá agarrarse de mi cuerpo—. No sabía que te gustaba tanto como para quererme en el infierno contigo por toda la eternidad. —La incordio intentando que baje la guardia.
—Ja, ya quisieras tú que me gustaras. —Aprovechando ese segundo de distracción, la jalo hacia mí.
Grita y envuelve sus manos en mi cintura mientras yo la sostengo con fuerza.
—Te voy a matar, te voy a matar, te voy a matar... —dice una y otra vez con los ojos cerrados sobre mi pecho, pero yo no logro reaccionar.
La barrera se ha creado bajo ella, la sostiene. Es un Legna, uno que no está registrado en nuestra Sala de Iniciados.
Miro a mi hermana que me observa desconcertada. Con su mano derecha se revuelve el pelo.
—¿Y ahora? —Gesticula con sus labios y yo solo puedo encogerme de hombros.
—¿No he muerto?
—Creo que no.
La tensión se va de su cuerpo en un suspiro de alivio. Lentamente, se separa de mí y mira hacia abajo. Mueve un pie, luego el otro y yo me entretengo en las runas que se forman producto del contacto de su zapato contra la barrera.
—Esto es espeluznante e increíble al mismo tiempo. Parece que estoy volando, Alex.
Dios, creo que podría acostumbrarme a que me llame así.
—Continuemos.
Caminamos a través de la barrera hasta la isla y la Fuente Sagrada se levanta imponente frente a nosotros.
Hay runas por todos lados, en la fuente, el piso, las paredes y columnas en ruinas, incluso, si nos acercamos un poco más, las veríamos en las hojas de las enredaderas que cubren parte de la edificación.
La fuente tiene cinco metros de diámetro y en el centro se alza una escultura representada por los tres arcángeles, criaturas aladas de extremada belleza.
El del centro es San Miguel, el líder del ejército celestial: un guerrero con armadura de general romano empuñando una espada. A su derecha está Gabriel, el mensajero de Dios, el portador de la palabra sagrada: un hombre alado con un vestido ricamente ataviado, mirando a su hermano mientras sostiene una especie de pergamino en la mano y a la izquierda está el arcángel Rafael, el Sanador, vestido de peregrino con un bastón en una mano y un pez en la otra.
De sus bocas, la espada, el pergamino y el pez, brota la Gracia de los Arcángeles llenando la fuente.
—Es bonita —comenta Jazlyn observándola con los ojos entornados.
—Esta es Fuente de los Arcángeles o Fuente Sagrada, como quieras llamarla. No hay ningún manantial que le dé vida, porque eso no es agua pura, es la Gracia de los Arcángeles —explica mi hermana—. ¿Sabes por qué no creo que seas quien dices ser, Jazlyn?
—No, pero tengo la sensación de que me vas a iluminar.
Entiendo a Sharon, ha crecido toda su vida creyendo en un sistema perfecto para que ahora ya no lo sea. Lo peor de todo es que somos conscientes de que el margen de error es nulo, definitivamente aquí tiene que estar sucediendo algo más, así que no la juzgo por intentar entenderlo.
—El Ritual que se celebra aquí es el más importante de todos, es totalmente imposible que hayas pasado por él y no tengamos constancia de ello. En el palacio hay una sala especial, cada vez que un nace un Legna, su nombre se graba en la pared de forma mágica. Tú no has pasado por aquí, de alguna forma estás mintiendo y has logrado engañar a la barrera.
—¿La barrera?
—El suelo invisible. Solo los Legnas pueden pasar por ahí. —Entrecierra sus ojos y me analiza. Eso no pinta ser bueno.
—Si no fuese un Legna, ¿qué habría pasado?
—La barrera no te habría soportado y habría caído en el precipicio y no, no sabemos qué hay debajo de esa neblina.
Su boca se abre incrédula y puedo escuchar los latidos de su corazón acelerándose. Se está enojando.
—Una pregunta, ¿cuándo me jalaste hacia ti, sabías que me aguantaría?
—No.
—Claro que no. Ustedes dos son increíbles, ¿saben? —Apunta a nosotros—. Exigen respeto, pero no hacen nada para ganarlo, solo piensan en ustedes y en sus propósitos, no les importó que haya sobrevivido al ataque de un vampiro sino la información que podía darles respecto al Justiciero y ahora tampoco les importaba si hubiese caído a ese precipicio con tal de satisfacer esas dudas sobre mí simplemente porque no aparezco en esa dichosa sala.
»Hasta hace unos días yo no conocía nada de este mundo, solo era una humana común y corriente con una marca de nacimiento y una familia feliz. No sé por qué no aparezco en esa sala, tal vez deberían revisar ese sistema porque al parecer, no es tan infalible como creían.
»Sabía que era demasiado bueno para ser verdad. Me extrañaba que la realeza Legna no tuviera nada mejor que hacer que enseñarle el Reino a un miembro nuevo... pero es que ese no era el objetivo, solo querían comprobar mi historia aunque muriera en el intento y...
—No ibas a morir —la interrumpo.
—¿Ah no? Porque déjame recordarte que si necesitabas comprobar si era una de ustedes es porque pensaban que existía la posibilidad de que no lo fuera.
—No ibas a morir.
—¿Se puede saber por qué estás tan seguro ahora? —pregunta con las manos en la cintura y sin pensarlo me acerco a ella.
—Porque yo no lo iba a permitir. —Nuestros rostros están a la misma altura con nuestras miradas entrelazadas. Estamos tan cerca que puedo notar pequeñas pecas carmelitas adornando su nariz. Es hermosa y sacando valor de donde no lo tengo, continúo—: Yo no lo iba a permitir porque puede que no confíe en ti, pero no consigo sacarte de mi cabeza y hasta que no averigüe por qué, no voy a permitir que te pase nada.
🌟🌹🌟
Alex... me estoy enamorando...
Me muero si me dicen eso último.
¿Qué les pareció el capítulo?
Espero que les haya gustado...
B
esos gigantes
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