5.- Pantanoso y moribundo
—Atmósfera de la tierra.
De regreso a la tierra surcaba el quinjet de S.H.I.E.L.D, conducido por Zane y con Spider-man como copiloto a un lado, revisando constantemente las cámaras en las que su prisionero, antes aliado, Man-Wolf, se mantenía aún sedado y envuelto en telaraña congelada. Por más raro que fuera, el sentido arácnido de Spider-man no dejaba de alertarle entre una especie susurro más que como cada vez que se encontraba en plena lucha; dicho sentimiento se vio interrumpido cuando Zane intento comunicarse con las fuerzas de S.T.A.K.E, y de hecho se vio incrementado cuando tampoco S.H.I.E.L.D o S.W.O.R.D respondieron el llamado, aunque esta vez fue más su instinto que su sentido arácnido el que le decía que algo estaba mal.
—Nada, en ningún canal— decía Zane, entre un pensativo mirar intermitente al tablero del jet y a la tierra más allá del parabrisas —, esto no está bien.
—¿Lo dices tú, el genio más máquina que hombre?— bromeó Spider-man en aras de calmarse, mientras recargaba sus lanzaredes
—No comprendo— espeto Zane, girando mecánicamente hacia Spider-man
—Sarcasmo. Era un chiste, Zane— explicó Spider-man, justo antes de tomar aire y mirar hacia el frente —. Algo anda mal o esa roca roja bloquea las señales de radio...
—Piedra— corrigió el ninja de hielo —. Piedra Lunar roja.
—Si, eso, ninja, ninja blanco— contestó Spider-man, en una búsqueda de calmar su temor ante la situación en la que se encontraban —, maldita ensayo que presente sobre el terror cósmico en cuarto grado...— declaró para sí mismo mientras veía con incertidumbre hacia la oscuridad del espacio que dejaban detrás.
—Todo va bien Spider-man— inicio sonriente Zane —, vamos a S.H.I.E.L.D, aseguramos la piedra y volvemos para ayudar a nuestros hermanos.
Entre los frios pasillos y puertas del quinjet, sin que aquel duo se percatara, o al menos del todo, se paseaba a través, literalmente, de las paredes y puertas un espectro, no, espectro no, un fantasma. Este fantasma era aquel homónimo de su nombre, quien se internaba en búsqueda no sólo de la piedra, sino también en un cambio de curso radical ante la misión "exitosa" de los héroes.
—Je... je...— inicio entre susurros a la par que salía a través del muro; solo Man-Wolf noto esto, pero solo esbozo una sonrisa canina —, a decir verdad lo dudo...
—Florida.
Nightwing venía a la cabeza de dicha excursión a la par de Jack Russell, quien solo veía a su alrededor con arma en mano, sintiendo una creciente tensión. Llegaban lentamente hacia la fuente de dicha rara energía que emanaba la piedra en lo profundo del pantano. Magik miraba a su alrededor, mientras sacaba un mango de espada cuya llama se encendió y se formó una hoja llameante de flama color azul, detectando una energía mágica desconocida hasta para ella; finalmente estaba Lloyd que, a diferencia de sus hermanos en el spinjitzu, y del mismo modo que Nya, no tenía un arma dorada que evocara a algún elemento en particular, cosa que para Nightwing, como digno aprendiz del murciélago decidió investigar.
—Así que, Lloyd, ¿puedo llamarte así o tienes un alias?— pregunto Nightwing, sin mirar hacia atrás y solo avanzando con firme agarre a sus bastones
—Soy el ninja verde pero bueno, mi identidad es de conocimiento público así que descuida— expresó Lloyd con una sonrisa alivianada y su katana en mano —¿Qué ocurre?
—Note que de los seis ninjas, tu y la ninja hidrokinetica no tienen armas— Nightwing ahora si se giro hacia Lloyd, del mismo modo que Magik, pues incluso en ella se había despertado dicha curiosidad; Lloyd suspiro con tenue humor
—Bueno, es más por que solo existen cuatro armas doradas— inicio Lloyd, mientras se alzaba la máscara verde y se limpiaba el sudor del rostro —, maldito calor. En fin, esta la la espada de fuego, los nunchakus del rayo, los shurikens de hielo y la guadaña de tierra, Nya y yo no somos exactamente parte de el grupo inicial, o al menos no de la primer saga de pergaminos que nos mostró el Sensei Wu, que es mi tío también...
—¿Su tío también es su maestro?— pregunto Magik, girandose con temor al ver como la corriente cambió por unos segundos, casi pareciendo que el agua se había percatado de su atención —Extraño...
—Técnicamente solo es mi tío, solo Kai Nya son hermanos, fuego y agua, irónico— declaró entre bromas Lloyd, mientras trataba de sentir la tierra bajo él apenas pozo su mano sobre la tierra bajo el agua —, ellos me entrenan por que, bueno, algún día podré controlar los cuatro elementos, así como ellos pero en conjunto...
—Entonces, joven verde— inició esta vez Jack, notando de modo extraño como aquel brillo se apagaba lentamente —¿Entrenas con hermanos que no son tus hermanos?
—Sip. Los quiero demasiado, nunca se rindieron conmigo— susurro con una sonrisa nostalgica Lloyd; Nightwing sonrió de igual modo al tener una fugaz imagen mental de su sucesor como Robin: Jason Todd —, aunque son muy protectores a veces...
—Spoiler, Batgirl y Robin— declaró tajante Nightwing
—¿Cómo?— pregunto extrañado Lloyd
—Son mis hermanos y novia, son familia, bueno, ellos y los Titanes, y Batman, y a veces Gatubela— decía Nightwing con una sonrisa para —, actúan protectores por quien puedes ser, y temen que no lo seas, Ninja Dorado
—¿T-Tú sabes de la profecia?— pregunto impactado Lloyd, sin poder decir más
—Una de las leyendas que Batman me contaba para dormir, la aprendió de Ra's Al Ghul— expresó sonriente Nightwing, logrando incluso hacer sonreír a Magik, quien se mantenía a la distancia
—Al Ghul...— susurro Magik —wow...
—¿¡Oigan que le pasa al agua!?— pregunto con temor Jack, logrando ver como es que el agua del pantano empezaba a ser jalada hacia el frente de ellos, terminando por empezar a formar una cúpula de agua —Eso no es bueno ¿Verdad...?
Aquella cúpula de agua se abrió cual féretro acuoso, dejando ver a su dueña y presente amenaza para los héroes: Siren de Atlantis. Siren portaba una llamativa cabellera púrpura que era decorada con una diadema de oro en su rostro; su escultural y musculado cuerpo yacía cubierto por un escamoso traje rojo y detalles en un esculpido de oro que sólo podía verse como un elegante conjunto de violencia, cuyo centro relucia con peculiar piedra de luz amarilla
—Veo que el canto de la sirena finalmente atrajo a las presas— susurro Siren, quien portaba la piedra lunar amarilla en el pecho —. Hola, terrosos...
—La hermana de Mera— susurro Nightwing, buscando batarangs en su cinturón
—Querido, si antes era mucho más que eso, ahora soy mucho más con la piedra — tras decir esto, Siren hizo brillar la piedra lunar y una especie de onda de energía amarilla se extendió por debajo del agua, cual orden
Del agua, y de un salto digno de película de terror, una criatura de aspecto intermedio entre un hombre y una especie de pez abismal salto y con sus afilados dientes dio un pequeño mordisco al brazo de Jack Russell, logrando hacer que su sangre chorreara hacia el agua a sus pies, manchando el pantano de rojo, y mientras está criatura miraba a medio sumergir con sus ojos reflectantes cuál espejo. Siren sólo sonrió y los miró atenta a lo que estuvieran por hacer.
—¡Ese hijo de perra me mordió!— decía Jack, envuelto en una aterrada cólera, justo antes de ver como un kunai lanzado por Lloyd directo a la cabeza de dicha criatura, matándola antes de que se revelará un pequeño grupo alrededor de Siren
—No está sola... ¡Equipo!— gritaba Nightwing, mientras se ponía en guardia para pelear
—Ni nosotros... ¡Ted!— grito Jack, extrañando a los héroes justo antes de que el movimiento de los árboles se hiciera presente con violencia y luego cesara —¿Ted?
—La piedra lunar tal vez no hace más que alejar a tu amigo, Sherrif— declaró burlona Siren, dando de un grito atlante la orden a sus súbditos, cuyos ojos brillaron en amarillo antes de comenzar su ataque
—¡Aquí vienen!— exclamó con una sonrisa Magik, corriendo hacia los Man-fish en compañía de Lloyd
—¡Esperen!— grito Nightwing, buscando detenerlos mientras mantenía aún de pie a Jack
Lloyd, entre grito que indicaba mucho esfuerzo, estiro la mano y lanzó una ráfaga de hielo que logró apenas cubrir el rostro de uno de estos Man-fish con escarcha, justo antes de repetir aquel grito, y sacar una intesa flama de su puño, logrando prender en llamas a otro mientras que veía a Magik formar una especie de armadura sobre uno de sus brazos, poco antes de decapitar a tres Man-fish que estaban juntos; Magik noto la mirada de impresión y respeto de Lloyd, y la sonrisa de este solo se lo confirmo; entonces la rubia sobrio en respuesta y le guiño el ojo. Más su pelea se vio interrumpida cuando una enorme y pastosa mano, aparentemente hecha de musgo, atrapó a un Man-fish que iba hacia ella, estallando en llamas entre apenas vio a su captor, que anunció su presencia ante los héroes entre un gogoteo que por alguna razón, a todos les pareció oír: amigable.
Saliendo de los árboles, y asustando incluso a la villana, Man-thing se hizo presente con los restos de carne carbonizado aún cayendole de la palma con la que lo había atrapado; su aspecto a plena vista logró extrañar a casi todos los presentes, pues era una mezcla que solo podía asemejarse a un Hulk hecho de musgo y plantas, y la probóscide de un mosquito en el rostro, reemplazando su boca y nariz. Con unos ojos de intenso color rojo que, para aquellos que eran sus enemigos, eran como dos bolas infernales de fuego, y para sus aliados, eran como dos esferas navideñas.
—¿¡Qué demonios!?— pregunto Lloyd con temor al ver a Man-thing, quien solo lo saludo con el menear de su mano; ante tal bizarra situación, y no saber como reaccionar, Lloyd devolvió el saludo
—¿No has oído la leyenda eh?— pregunto Magik, justo antes de partir en dos a un Man-fish, poco antes de que ambas mitades estallará en llamas
—¿Qué leyenda es esa?— pregunto Nightwing, buscando lanzar sus bastones hacia la piedra en el pecho de Siren
—Todo aquel que siente miedo, arde ante el toque de Man-thing— añadió finalmente Jack, sonriente y sacando empezando a dispararles a los Man-fish
—En algún lugar de Rumania.
Nova surcaba entre todas las tumbas, disparando sus rayos cósmicos y ocasionalmente usando su visión calorífica en contra de todos los zombies que buscaban huir y ya no podían ser contenidos por la unión de las fuerzas rumanas y un escuadrón especial enviado por los mismísimos altos mandos rusos. En tierra, Elsa comandaba a las fuerzas militares, coordinandolas y dirigiendolas con fiereza y poder de fuego, ganándose casi al instante la admiración de los armados; más adelante, y como una fuerza bruta que de a poco se abrían paso hacia el enorme mausoleo al centro del colosal cementerio, donde sabían se encontraba la piedra rosa. Blade usaba sus fuerzas vampiricas sin contención alguna contra los no muertos, destrozando cabezas incluso con las manos; a sus espaldas, estaba Kai, cada vez más enfermo, pero tan fiero como la reputación del Ninja Rojo clamaba; grandes llamaradas eran expulsadas desde su espada dorada, limpiando con fuerza el camino hacia el mausoleo.
—¡Avancen ya, Elsa!— grito Nova desde los cielos, tras hacer arder a los pocos zombies que quedaban entre ellos y el mausoleo cuyas ventanas y puertas expulsaba una intensa luz rosa —¡Antes de que más se junten!
—¡En eso estamos, maldito pelirrojo espacial!— gritaba Elsa, destrozando cabezas con su escopeta al haberse quedado ya sin balas ante las hordas
—¿De donde salen tantos malditos?— pregunto un soldado ruso que se acercó con una macana y su ametralladora hacia un grupo que se acercaba lentamente, siendo rápidamente rodeado —¡Ayuda!— gritaba mientras golpeaba cabezas y desmembraba zombies con el fuego de su ametralladora, aunque siendo esto inútil —¡Ayúdenme!— clamaba desesperado, mientras sentía los dientes de los muertos abriéndose pasó entre su ropa y llegando de a poco entre rasguños y mordidas hasta su carne, arrancando trozos de la misma entre un violento y macabro espectáculo que no hacia más que salpicar a los muertos que cada vez lo rodeaban
—¡Alto, Señorita Bloodstone!— exclamó un soldado, que sujeto a Elsa del brazo y le impidió ir a ayudarle —¡No puede hacer nada!
—Me de tuviste, suka, ya no sabré si habría ayudado— respondió tras jalar su brazo y liberarse del agarre del soldado, justo antes de sacar su revolver de emergencia y disparar a la cabeza de aquel soldado
—¿Están aquí?— pregunto un soldado ruso al radio, llamando la atención de Elsa y de Nova, debido a su super oído —¿¡Enserió!?— más su expresión no era de temor o preocupación, era de alegría
—¿Con quien esta...?— pero la pregunta de Elsa fue interrumpida por el mismo Nova
—¡Un jet se acerca!— exclamó Nova, buscando atento el descubrir a sus nuevos posibles aliados, o enemigos —¿Llamaron a alguien?
—¡Fonar' i yego komanda zdes'!— grito emocionado un soldado ruso, en su idioma natal
—¿Trajeron a un Green Lantern?— pregunto Nova, gracias a que su casco le permitía la traducción
Pero su respuesta fue, no sólo corregida, sino insultada, cuando una estela de llameante luz rojo salió disparada del jet, moviéndose con elegancia pura de un artista; aquella estela no hacía más que disparar chorros de energía hacia los zombies y crear elevadores para que los soldados pudieran escapar.
—Ese no es un Green Lantern...— susurro Blade, extrañado de ver aquella estela similar a una estrella fugaz roja
—¡Es Red Lantern para ustedes, americanos!— gritaba este héroe carmesí, mientras de su anillo emergían enormes armas de todos calibres hechas de pura llameante luz dura
—¡Y no vengo solo!— grito justo antes de crear enormes cuchillas rojas que lanzó hacia las hordas de zombies —¡Winter Guard! ¡A mi!— exclamó con gran orgullo en su voz el veterano linterna
Basto con tal llamado para que, tras estacionarse aquel jet, de este emergiera el mencionado equipo de Red Lantern, confirmado por una variedad de Héroes carmesí, pero todos bien preparados para hacer el bien. Estos eran: Red Guardian, el super solado ruso; Ursa Major, mutante capaz de volverse un enorme oso humanoide y peso pesado del equipo; Darkstar II, capaz de manipular la gravedad; y finalmente El Dinamo Carmesí, un super genio mecánico dentro de una enorme armadura carmesí. Juntos, bajo el mando de su sabio y viejo mentor, Red Lantern, eran la Winter Guard, vulgarmente llamados por el mundo como la Justice League, o los Vengadores, rusos, y hoy habían venido a salvar a su nación y alrededores.
—¿Winter Guard?— pregunto Nova, quien aterrizaba junto a Elsa
—Vengadores rusos— contestó Elsa, justo antes de cargar su arma y nuevamente apuntar hacia los zombies —Me das una mano ¿Chico espacial?— tras la pregunta, el Nova Corp solo asintio y uso su energía cósmica para abrir más y más paso hacia la piedea
—Mientras la Winter Guard se encarga de los zombies, creo que nosotros podemos...— decía Blade, poco antes de verse interrumpido por un rayo carmesí que cayó del cielo, mismo rayo, que Nova corrió a bloquear con ambos brazos cruzados —¡Es ella! ¡Es la kryptoniana!
—Debo tener algunas balas de kryptonita por aquí— decía Elsa, buscando con desesperación en su mochila mientras era cubierta por Kai
—¡Está no eres tú, prima!— gritaba Nova, buscando hacer entrar en razón a la fémina, poco antes de que Darkstar y el Dinamo Carmesí volarán hacia ella —¡No! ¡Esperen!
Tras el cargar de los rayos repulsores del Dinamo, ambos héroes rusos se perdieron entre las nubes grises; la visión calorífica cesó en y los cielos grises se iluminaron de rojo y amarillo entre los fuertes gritos y órdenes de Darkstar en su idioma natal, y el rechinar de la armadura del Dinamo Carmesí entre los quejidos que la kryptoniana emitía durante su lucha, la pelea no hizo más que tornarse aún más tensa, sobretodo cuando Nova lo escucho, un cuarto que se unió a tal conflicto, pero por encima de las nubes, cayendole de sorpresa a la kryptoniana desde el cielo.
—¡Hay alguien más!— gritaba Nova, mientras veía hacia las nubes, tratando de usar su visión de rayos x, no logrando nadab—Un amigo o al menos alguien que quiere fuera a mi prima...
—Como que un amigo o alguien ¿No puedes verla con tu visión de rayos láser?— pregunto Elsa, tras dispararle una bengala a un zombie en la cara
—Visión de rayos x— corrigió Nova, justo antes de ser alcanzado por un zombie que se le lanzó al cuello, destrozandose se pasó la dentadura —. Esto pudo ser peligroso...— susurro al verse ileso se aquel intento de mordida, lanzando al zombie lejos con un simple empujón, derribando muchos más de paso
—¡Vengan, anden!— pedía Kai entre gritos, cortando y quemando con su espada, pero ahora más tambaleante que antes y con una vista que fugazmente se tornaba borrosa; Kai cayó al suelo tras tropezar con una tumba —. Argh, carajo...— dijo para si mismo mientras que, con gran dolor, buscaba ponerse de pie usando su espada de apoyo mientras una pequeña horda de zombies se le acercaba —, no sobreviví días mordido para morir devorado por ustedes, malnacidos decerebrad...
Su fraseo "glorioso" entonces fue frenado por el estruendoso caer del Dinamo Carmesí frente a él, sólo siendo este salvado de la onda expansiva de dicha caída por Red Guardian; fue entonces cuando ambos héroes se percataron de que tras la caída, la enorme armadura del Dinamo Carmesí se veía dañada, pero resistió la caída y de paso aplastó a varios zombies. Red Guardian apretó las correas de su escudo y corrió en apoyo de su compañero, alejando a los zombies de este con su escudo y ametralladora.
—¡Vanko, de pie ahora, soldat!— ordenó Red Guardian tras llegar hasta y ver nuevamente un pulso de luz en las nubes, pero esta vez verde
De las nubes dos figuras salieron disparadas, la más lejana, y quien caía en picada hacia las tumbas, era una mujer rubia y de traje negro que caía sin freno alguno hacia tierra firme; mientras que la otra era un hombre en colorida armadura, mucho más pequeña que la del Dinamo Carmesí, en cuyos brazos llevaba a una inconsciente Darkstar. Tras dejar a Darkstar en brazos de su compañero super soldado, que de brillante armadura de blanco y verde se lucia en un ágil disparar de sus rayos repulsores rojos y un certero rayo láser que disparaba desde la muñeca, rebanando a los zombies a diestra y siniestra hasta dejar limpio el campo de batalla como para el escape de los soldados.
—Su pelear es formidable— preguntaba Red Guardian, tras destrozar la cabeza de un zombie con un golpe frontal de su escudo y gritarles en ruso a los soldados que se fueran —¿¡Cuál es su nombre, camarada!?
—Mi nombre es Mr Sputnik, camarada.— se presentó cual glorioso caballero medieval de blanca armadura, con orgullo en su voz y, seguramente, una sonrisa en su rostro
—¿Y ese tipo de donde...?— pregunto un extrañado Blade, tras ver llegar a tan colorido héroe
—Yo saldré y estaré donde la gente lo necesite— explicó Mr Sputnik, dándose la vuelta para iniciar su lento a andar hacia el mausoleo
—¿En nuestros corazones?— pregunto Ursa Major, aplastando zombies con sus enormes manos de hombre oso
—Ahora, vamos por esa pied...— mas Mr Sputnik no pudo terminar su frase, pues un potente grito le interrumpió
—¡Cuidado!— advirtió Elsa, intentando dispararle a una estela de borroso gris oscuro que voló, atravesando el campo
—¡Kara, espera!— pidió de un grito Nova, poco antes de ver la inevitable tragedia por venir
—¡Alto ahí, villana!— ordenó Mr Sputnik, tras usar su cañón energético de pecho y dispararle a la kryptoniana, mas no pudiendo evitar lo inevitable
Kara cargo con su mano antes de llegar con Mr Sputnik, frenando de golpe frente a él y dejando que primero lo golpeara una fuerte ráfaga se viento, poco antes de finalmente usar su propia mano; atrapando con la palma cual chorro de agua la energía que Mr Sputnik disparaba desde su pecho, Kara lanzó ferozmente su mano hasta el pecho de Mr Sputnik, golpeando con una fuerza única de un kryptoniano, atravesando no sólo el pecho del héroe colorido ante el salpicar de su sangre, sino también atravesando su espalda y sacando su mano ensangrentada por la misma, poco antes de votar su cuerpo lejos cual basura, destrozando este muchas tumbas en su arrastre lejos de la pelea, poco antes de girarse con furia hacia los héroes.
—Mi Señor Drácula tiene razón— decía Kara con los ojos inyectados en carmesí no solo del uso de su visión calorífica, sino también como su se viera enferma o bajo algún tipo de trance —palabras, poco actuar...
—Kara, no...— susurro Nova, incrédulo de tal escena
—¡Mato a ese Mr Sputnik!— grito a como pudo Kai, aún recargado sobre su espada cual bastón
—¡Sukiny deti!— grito finalmente el Dinamo Carmesí, tras ver morir a su nuevo aliado, tan fácilmente, a manos de un ciervo de Drácula
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