1.- Asunto de familia
Todos se encontraban sentados en el comedor de los Parker, incluso aquel hombre brillante, cuyo casco yacía sobre la barra y su cuerpo, al menos el traje, yacía cubierto por una gran gabardina que únicamente dejaba a la vista sus pies y manos; este comía con una prisa y disfrute increíbles para todos los presentes, como si nunca hubiera comido estofado, o lo hubiera hecho hace décadas. May Parker, más que todos los presentes, veía con atención especial, y una mezcla de ternura, como es que este joven pelirrojo devoraba su estofado con una prisa tal, que casi parecía estar haciéndolo a super velocidad, aunque en cuanto a Clark, podía ver atento como degustaba con increíble placer cada uno de los bocados a su platillo.
—Señora Parker, este estofado de carne es muy delicioso— decía él, sin terminar de masticar cuando ya se había llevado una cerveza a la boca y la bebía con suma rapidez y profundidad, terminando por acabar con la misma en tan solo unos segundos, sin rastro alguno de ebriedad o inicios de —, una disculpa— decía, mientras se limpiaba la poca cerveza que salió por las comisuras de sus labios —, la cerveza clara es mi debilidad, no había de esa en Krypto...
—¿Y oscura sí?— pregunto Peter, bastante extrañado
—Tampoco— contestó él, mientras presionaba con super fuerza la lata hasta dejarla del tamaño de una canica y desintegrarla con su visión calorífica —, pero lo que había, era más parecidas a esa
—Así que... hermano...— iniciaba algo incomodo, e intrigado, Clark; finalmente este se giro hacia él, aun con la boca llena tras otro bocado más
—Ron— se presentó el Nova Corp —, Ron-El.
—¿El?— pregunto extrañado Clark, acercándose a la mesa junto a su "hermano" —¿Tú nombre es Ron-El?
—Así es— expresó Ron-El, mientras miraba de reojo a su casco —. Somos los últimos descendientes de la casa de El, al menos directos claro.
—¿Entonces la S en tu traje no es por Superboy?— pregunto extrañado Sam, mientras vigilaba que el resto de visitantes no prestaran tanta atención
—Por cierto, buen detalle Kal-El, es un buen uso para nuestro emblema— felicito Ron-El, mientras terminaba de masticar —así es como te pude encontrar, de otro modo habría sido algo difícil, es un mundo muy grande y sobre poblado, es parecido a Krypton en ese aspecto, mucho cuidado.
—Si eres su "hermano" de verdad— inicio Peter, mientras se acercaba a la mesa —¿Por que no llegaste antes?
—No quería espatarlos, tal vez tarde unos años en acercarmeles, pero era para saber si necesitaba rescatar a mi hermano menor, o, bueno, secuestrar accidentalmente a un extraño, aunque he visto que son buenas personas, familia Parker— expresó Ron-El, con gran gratitud en su voz
—No, hablo de ¿Qué edad tenías exactamente cuando Krypton exploto?— pregunto Peter, insistente y protector ante su hermano adoptivo —. Por qué, bueno, te ves como de nuestra edad o un poco mayor.
—Tenía diecinueve años cuando me uní a los Nova Corps, era el primer kryptoniano en unirme a ellos— contestó Ron-El, viendo entonces a su hermano, inexpresivo ante su declaración —, poco después, Krypton exploto por un ataque de la Trinidad Cósmica. Quede congelado y me descongele hace un par de años, así que aquí estoy...— explicó con pesar Ron-El, mirando su casco con nostalgia —que estúpido nombre, Trinidad Cósmica ¿Pueden creerlo?
—¿Trinidad Cósmica?— pregunto Ava, viendo de pies a cabeza y con especial atención al kryptoniano mayor
—Fantasmas que escaparon de la zona fantasma, la unión de razas del sistema anur y los Serpentin, malditas víboras espaciales...— decía Ron-El, con molestia y tristeza al recordar la tragedia de Krypton —. Acabaron con nosotros sin tregua y, bueno, aquí estamos y...
—¿Anur? ¿Serpentin?— pregunto una extrañada, e incrédula, Lois Lane
—Si, los Serpentin son una especie de serpientes humanoides, casi diezmaron un sistema solar hace unos siglos— expresó Ron-El —, y en cuanto a los Anur, bueno, ya los conocerás...
—¿Cómo que ya los con...?— pero Clark fue interrumpido
—¿Clark?— pregunto May, tratando de ver a su alrededor, rápidamente tomando una postura nerviosa —¿Cariño que es?
—Yo también lo oigo, cinco camionetas— explicó Ron-El, llevando su mano sobre su casco en aras de tomarlo, pero siendo detenido así por Peter —¿Qué haces, Spider-man?
—No aquí viejo, hay civiles— explicó Peter, a lo que tras pensarlo un poco, Ron-El asintió
—¿No podría ser cualquier cosa?— pregunto extrañado Sam, mientras se dirigía con cuidado hacia la salida, siguiéndolos
Al salir de su hogar, estos pudieron ver cinco negras camionetas negras que venían por la calle, apagando sus luces y frenando con sumo cuidado frente a la humilde casa en Queens. De estas bajaron agentes de S.H.I.E.L.D, que llevaban en la solapa u hombros el símbolo de su agencia, siendo el único que contrastaba con la uniformidad del escuadrón, la camioneta del medio, que igualmente mostró a un agente, pero con símbolo distinto al del resto. En su hombro, al igual que a un costado de la camioneta al centro, portaban un círculo gris, con el dibujo simple de un lobo negro, rodeado de
ataúdes y dos estacas cruzadas en el centro de estos, a un estilo igual de simplista; a diferencia que el resto de las camionetas, una mujer pelirroja bajo del asiento de copiloto, portando un largo saco café que cubría un ceñido traje naranja con todo tipo de bolsillos en el, además de que lucia en su cuello una gargantilla negra con una gema roja en el centro.
—Queens, vaya basurero— decía la pelirroja tras tomar aire profundamente —, bueno, al menos no es New Jersey.
—¡Eso! ¡Optimismo!— explicó el agente con el logo distinto al resto —. Buenas tardes, jóvenes Parker y, bueno, compañía, me presento, soy Clay Quartermain, director temporal de S.T.A.K.E.
—¿S.T.A.K.E?— pregunto Sam, mientras contenia una carcajada —¿Estaca?
—S.H.I.E.L.D y S.W.O.R.D— dijo para su misma Ava, entre susurros —, supongo que Argus ahora es más original...
—Espero no me mal entiendan pero— intervino Clark, al frente del grupo y viéndose emparejado por Ron-El y Peter —¿Qué hacen en nuestro hogar?
—Por favor, Señor Parker, sabemos que ustedes son Superboy y Spider-man— dijo Clay, aunque bajando un poco la voz para así evitar ser oído por algún civil —, además de que los jóvenes presentes son White Tiger y Cannonball.
—¿Y por eso vienen aquí? ¿Exponiendo tentativamente nuestras identidades al público?— pregunto molestó Peter —. Por qué espero sepan que tenemos villanos que amarian tener esta información y...
—Pff... ¿¡Van a escucharnos o no!?— pregunto tajante la pelirroja
—¿Y tu eres?— contestó en respuesta Lois Lane
—Elsa Bloodstone, cariño— contestó con orgullo la pelirroja, girandose de nuevo hacia Clark —¿Y?
—Qué salgan primero los cuatro que están dentro de las camionetas, y sin sus armas— pidió Clark, tras echar un vistazo a las camionetas con su visión de rayos x
—Una guadaña, unos chacos, un par de shuriken y una espada, todas cargadas con magia— contestó tajante Ron-El, tras ver a través de los vehículos —, una antigua, debo admitir, además de que el corazón de uno de ellos, está latiendo peligrosamente rápido.
—¿Armas mágicas?— pregunto extrañada May, mientras intentaba ver más allá de los vidrios polarizados
—Los kryptonianos somos susceptibles a ella, a la magia— condes Ron-El, tras ponerse su casco —. Kal-El, es una trampa.— susurro alerta, tras ponerse su casco y elevarse envuelto en energía cósmica
—Tienen poco tiempo para explicarse, Quartermain— declaró Clark, iluminando sus ojos de una tenue capa rojiza —, somos héroes, pero si nos atacan, vamos a responder.
—¡Chicos! ¡Salgan ya!— pidió Quartermain, con las manos al aire y una sonrisa de tenue orgullo —, aunque debo admitir que quería probar el límite de sus... capacidades, realmente ellos también vienen por que necesitan su ayuda— confesó el director de S.T.A.K.E —, algo pasa, lejos de aquí, en Europa y creo que tú, Superboy— susurro su alias —, deberían saberlo.
—¿Saber que?— pregunto extrañado Clark
—Es algo de lo que también querían hablarte Kal— confesó el Nova Corp, descendiendo y perdiendo tal amenazador brillo —. Los del Sistema Anur están aquí también, y no están exactamente solos...
—Están con una maldita kryptoniana, si es lo que tú y el líder de los fantasmas son— explicó de un grito y tono de superioridad Cole, saliendo con la guadaña dorada en su espalda
—Cole tiene razón— exclamó Jay, con un tono más energético, pero amigable; llevaba los chacos en el cinturón —, es como una película viejita de terror, los monstruos están saliendo y vienen por todos...
—¿Qué?— pregunto Peter, bastante confundido —. Estas diciendo ¿Monstruos ¡monstruos!? Como cosas que no tienen forma o así, o monstruos como...
—¿Vampiros y esa mierda?— añadió Ava, aún más extrañada
—Y todo es real— confirmó Elsa
—De cierta forma— corrigió entre susurros Ron-El
—¡Por favor!— exclamó una voz extra, siendo un joven de sudadera roja que llevaba una espada dorada en la espalda; este era Kai, que era ayudado a caminar rápidamente por su hermana, Nya, ya que su estado no era el mejor —¿¡Podemos solo pasar por sus cosas e irnos al Hellicarrier para acelerar esto!? ¿¡Por favor!?— pedía Kai, tratando de cubrirse los ojos de la luz del sol; Ron-El lo miro acusatoriamente
—Por favor— pedía Nya, un poco triste; rápidamente Lloyd y Zane, los últimos dos en salir de sus vehículos, corrieron en ayuda de Kai; solo Zane llevaba armas doradas, y estas eran los shuriken
—Será mucho pedir si... ¿Nos deja recostarlo un momento adentro?— pedía con calma y amabilidad Lloyd, a lo que May asintió
—Pasen por favor, todos— pedía May, más a fuerza que por voluntad; todos al fin la siguieron, aunque con los héroes déjando pasar a casi todos los agentes —, hay un botiquín y medicina bajo el fregadero.
—No sabe como se lo agradecemos, señora— decía entre suspiros Kai, dándole una cansada sonrisa a May; solo Elsa quedó fuera
—Disculpe señora— llamó Elsa antes de entrar a la casa, deteniendo a May en la entrada —¿Tiene cerveza?
—Alguna parte de Rumania.
En un ya totalmente silencioso y quieto pueblo de Rumania, algunos zombies caminaban por las calles, alimentándose de los habitantes del pueblo que yacian muertos, heridos o drenados de sangre en los suelos de dicho lugar. Sobrevolando el nocturno lugar, había una especie de manada de enormes y humanoides murciélagos, sobrevolando el pueblo en círculos y en búsqueda de más víctimas para su almuerzo o seguir con su masacre. Saliendo por las puertas de la alcaldia de la aldea, una sombría figura emergía respirando con una tranquilidad única de un ser como él, en un ambiente como el que presenciaba; una larga y negra capa con interior del carmesí más intenso de las telas, cubriendo un elegante traje de tintes victorianos y una roja gema en el pecho, rodeada de oro puro y colgando de una cadena hecha a base de finos eslabones de obsidiana dándole un aspecto todavía más místico a su portador; su portador, un hombre de aspecto mayor y "frágil", con una platinado cabellera peinada con cuidado hacia atrás, por detrás de sus puntiagudas orejas vampiricas y cayendo sobre su pecho y espalda. Su nombre era Vlad III de Valaquia, el empalador, el Conde Drácula. A su lado, y dueña del sonoro par de tacones chocando con elegancia entre cadáveres, y el ronco respirar de su enorme mascota infernal, Lily Cromwell, la Baroness Blood, veía hacia los cielos nocturnos, mientras terminaba de beber las últimas gotas de sangre en su copa de vidrio, poco antes de lanzarla al suelo y quebrarla sonoramente, llamando, por unos segundos, la atención de las fuerzas oscuras.
—Fue la última, quien lo diría, sabe a un toque de tomate, mi señor— decía Baroness Blood, mientras miraba de reojo hacia un edificio que tenía una pancarta de "iglesia pastafarista". —, ojalá alguien pudiera decírselos. ¿A bastado?
—No lo haría, Lady Cromwell— decía Drácula, girandose hacia Baroness Blood, notando su ceñido y casi prostetica vestimenta negra brillante, quizás una combinación de tela y látex —, cientos de años dormido y tan cerca de la meta que mi querido Lord Transyl solo pudo soñar hace tanto...
—Entonces deberíamos movernos, mi señor— decía Baroness Blood, tras acariciar a su infernal sabueso; similar a un enorme pitbull americano de tamaño más acercado al de un pony que de un perro; su cabeza era alargada y en lugar de un rostro animalesco, tenía el cráneo expuesto en casi toda la cabeza, dejando solamente sus orejas "intactas" —¿Su mascota ya ayudó con el siguiente pueblo?
—Mi mascota no es como tu sabueso o un licantropo, mi Lady, esa joven es parte del equipo y en su momento, la haremos parte total de nuestro clan, como toda una vampira y no una...
—¿Alienígena?— pregunto B-Negative, un joven vampiro de moicano rosa chicle y de una vestimenta "rockera", común de los años ochentas; las frías miradas de Baroness Blood y Drácula lo mandaron a callar —M-Mis disculpas, no quise...
—¿Por qué no callas a tu mestizo lacayo?— pregunto Drácula, reduciendo energético "vampiro"
—Oye, Cullen— llamo Baroness Blood; ante tal termino, B-Negative se vio entristecido —. Peina la zona y busca a la kryptoniana, grita su nombre o algo ¡Ve!— ordenó Baroness Blood, a lo que este desapareció entre un borrón negro y rosado —. Mi lord— retomó —¿esta seguro de que su mascota será una buena idea como futura vampira?
—Explícate— pidió Drácula con total calma, mientras veía a Baroness Blood acercarse hacia una especie de iglesia, la cual abrió de un golpe en seco de su suela
—Esto fue hecho por un par de vampiros antiguos y bien controlados— explicó Baroness Blood, tras señalar hacia el baño de sangre en su interior, con todavía más cuerpos en el interior
—, éramos humanos, mi lord, ahora piense ¿Qué podría esperarse con una neofita, con cualidades como las de la joven Zor-El?— finalizó Baroness Blood, que se acercaba hacia Drácula, viéndose bañada por un reflector apenas colgado del muro, casi desapareciendo su blanca cabellera ante el brillo de la luz
—¿Duda de mi voluntad, Lady Cromwell?— pregunto con suma elegancia Drácula, avanzando al frente mientras levantaba los brazos con una fineza meramente orquestal
—Poco falta, mi bella y oscura dama— expresaba Drácula, tras tomar aire y le permitía a sus puntiagudas orejas, el captar el silencio del pueblo—, este mundo será nuestro edén, nuestro penumbral paraíso, tras tantos años.— termino, bajando sus brazos tras su emocional hablar —, así como Lord Transyl lo vio al llegar a este mundo...
—Ya vio la hora ¿Mi señor?— pregunto la baronesa, señalando hacia la torre del reloj y rompiendo finalmente aquel sepulcral silencio
—¿Qué hay con la hora, Cromwell?— pregunto Drácula, con molestia ante la escena, evitando manchar su capa de sangre
—Es hora de atender nuestra cita. Son las tres treinta y tres, mi señor— explicó la Baronesa, mientras se giraba hacia el creciente sonido del silbido de un tren aproximándose; mas algo estaba mal con aquel silbido, pues más que un típico anunciar de la llegada de un tren, parecían cientas de personas gritando en agonía, en un bien logrado intento de imitar el silbar de un tren
El lugar quedó incluso más callado, como si la próxima llegada de dicho tren absorbierá el sonido; ésto, entre el pronto temblar del suelo bajo todos, llamó la atención del dueto de vampiros, logrando ver hacia la avenida central frente a la alcaldía, viendo venir un enorme faro de pálida luz verde, misma que pronto baño a ambos y sus lacayos. Pronto, entre una fuerte ráfaga de neblina de brillante color verde, se reveló una enorme locomotora a vapor de un color negro tan intenso, que parecía robar la misma luz; el faro que poseía al frente, era una especie de vórtice donde se veían girando las lúgubres almas de aquellos que quizá, habían sido víctimas de este tren, que generaba su propia vía conforme avanzaba. Apenas el tren freno, no sólo reveló varios vagones para pasajeros, llenos de siluetas en las ventanas que apenas eran humanas, sino que también contenía un par de vagones que parecían enormes jaulas de circo.
—Estación ¡Transilvania!— gritaba con emoción un hombre totalmente blanco en vestimenta, que venía acompañando a una especie de fantasmal conductor, cuyo translúcido aspecto, dejaba ver una carcomida piel bajo sus sucias ropas —. Mi Lady Cromwell, los rumores parecen ser ciertos, usted su vampiresa, es de exquisitez a la vista..— aquel hombre, lucia una elegante vestimenta típica del siglo XIX, además de carecer de rostro y solo mostrar un monóculo y sombrero de copa, ambos blancos, flotando en la nada
—Mi Lady. Mi Lord— decía este, mientras hacía una reverencia tras flotar desde la cabina hasta el suelo firme frente a los vampiros, alzando su bastón y el sombre de su "cabeza"
—Usted debe ser ese hombre fantasma ¿O no?— pregunto Drácula, intentado ver el rostro inexistente del blanco caballero
—Gentleman Ghost, mi Conde, pero no se preocupe— explicó calmado Gentleman Ghost, mientras estiraba la mano y desde aquel fantasmagórico tren, una cajita fue lanzada hacia su mano, cual acto de magia —. Había oído leyendas de usted, Vlad el empalador, Drácula, The Bram Stoker— aquel último "título", hizo a Baroness Blood rodar los ojos —, y no sabe, no sabe como me complace servirle y no sólo eso, hacerle entrega de su pedido, Conde Drácula...
—¿Tan rápido la has conseguido?— pregunto Drácula, legítimamente impresionado
—Por supuesto mi lord, un caballero siempre cumple su palabra— decía Gentleman Ghost, mientras se arodillaba y extendía aquella caja ante la mano de Drácula, quien la tomó y con una enorme sonrisa, la abrió.
—La piedra lunar de los fantasmas...— susurro extasiado y autenticamente alegre Drácula —¿Donde la ha encontrado?— el contenido de aquel cofre era una brillante piedra celeste, misma que emitía luz propia
—En el Bosque Aokigahara, en Japón— explicó Gentleman Ghost —, sospeche de ese lugar y su incesante deseo de ¿crear fantasmas?— dijo entre una sonrisa, o al menos eso día a entender su tono —, es un bosque tétrico si me lo pregunta, es como si...
—Como si tuviera mente propia, lo se, es un bosque peculiar— completo Drácula, cerrando la caja y dándosela a Gentleman Ghost, extrañandolo —, sin duda ese bosque fue creación de esta piedra, o al menos su esencia.
—¿Conde Drácula?— pregunto extrañada Baroness Blood
—Colócala en la cabina de conductor del tren— pidió Drácula —, el tren y sus pasajeros están a su cargo, Ghost, solo procure acudir a mi cuando haga el llamado, pues necesitaré la piedra para mi maquina...
—S-Será un placer, Conde Drácula...— termino Gentleman Ghost, poco antes de levitar hacia la cabina del tren, colocando la caja sobre la misma, que se integro como un adorno de joyeria al medio del techo de la cabina, poco antes de hacer sonar el silbato entre lo que se podría interpretar únicamente, como el potente grito de alguna banshee —, no saldré de Rumania, mi Conde, es un mundo lleno de "héroes"allá afuera que podrían venir, y una mano caballerosa nunca estará de más...— termino Gentleman Ghost, mientras accionaba la locomotora y el tren empezaba de nuevo su marcha
—Hacerlo uno de nuestros generales fue bastante generoso de su parte, Conde Drácula— declaró al aire Baroness Blood, mientras miraba alejarse al tren
—Es un mundo grande, Lady Cromwell, incluso si la krytoniana se volviera vampira, tienen los números y medios de detenernos— explicó el Conde Drácula, mientras se giraba hacia donde el cielo crujía con el sonar de la barrera del sonido siendo rota, su aliada espacial había llegado
—Hellicarrier de S.H.I.E.L.D, division de S.T.A.K.E.
En una de las habitaciones adecuadas para habitarse, al menos por un tiempo, el actual director de S.T.A.K.E y compañía recibían el informe ante la situación que tenían en manos. No sólo los jóvenes que estaban en Queens, que ya tenían sus trajes puestos, a excepción de Clark, además de estar viendo hacia una pantalla en blanco en el medio del cuarto, mostrándose un tanto extrañados y, en el caso de Ron-El, alertas de cualquier posible trampa. Clay Quartermain miraba con entusiasmo a su "equipo", mientras que Elsa sólo se encargaba de fumar un puro, haciendo sonreír a Cannonball, pues este recordaba con nostalgia a su maestro de defensa personal en la Escuela para jóvenes talentos de Charles Xavier.
—Lo que sea que te haya hecho esa herida, no creo que sea curable aquí en la tierra— declaró Ron-El, rompiendo aquel silencio de ya minutos mientras esperaban por el resto de la misión —, huele a que se te está pudriendo el brazo, debieron cortarlo, ninja de fuego
—Se llama Kai— contestó molesto Lloyd
—Y mi alias es Ninja Rojo, no de fuego— explicó Kai, mientras que un médico revisaba su cuello; sus venas marcaban un oscurecimiento preocupante —¿Cómo estoy, doc?
—Yo... creo que hay esperanza de que tu sistema lo rechace— explicó con pesar el medico, antes de retirarse con rapidez del lugar
—No debieron descuidarse de los contaminados por la piedra de los Ormerowons, aunque admito que es fuerte, durante la guerra vi a kryptonianos ceder a sus mordidas en horas— declaró Ron-El, mientras intentaba acercarse a Kai, pero todos los ninjas se pusieron entre ambos
—Bueno, no estaría así, su tu estúpida novia, hermana o lo que sea no estuviera con los monstruos— contestó con molestia Kai, antes de escupir en un cesto —. Por amor del primer maestro del spinjitzu... ¿Alguien puede darme una maldita aspirina?
—¿Tenemos una hermana?— pregunto extrañado Clark
—No— contestó tajante Ron-El, pero fue interrumpido por los demás antes de continuar
—¿Y por la sexy y rubia loca usaba la S de Superboy en el pecho?— pregunto confundido Zane
—Es sobre lo que quería hablarte, Kal— declaró Ron-El —, nuestra prima Kara vino con nosotros cuando Krypton exploto, nunca supe que fue de ella hasta que hace como un año terrestre. Kara Zor-El apareció del lado de ese tal, Conde Drácula...
—¿Conde Drácula?— pregunto sonriente Spider-man —¿¡Es broma no!? Nos quieren enviar a pelear contra monstruos y leyendas que...
—Son muy reales, Spider-man...— expresó una pasiva voz que venía en compañía de las puertas abriéndose, era un viejo conocido
—¿Pete? ¿Ese no es...?— pero Clark ni pudo terminar de hablar, pues este se presento
—Doctor Michael Morbius, para servirles— se presentó calmado mientras que, a sus espaldas, entraban el astronauta John Jameson y Blade, el cazador de vampiros. La situación era sería.
—Carajo...— susurro Spider-man mientras se llevaba las manos a la cabeza—¿Morbius? ¿¡Q-Qué haces aquí!?— mas Spider-man se sentía confundido, pues su sentido arácnido no le advertía de nada
—Spider-man, es un gusto verte del mismo lado mi amigo héroe— confesó con honestidad Morbius, mientras tomaba la mano de un confundido Spider-man, con ambas manos y las apretaba
—Caballeros— iniciaba Clay, mientras veía con una sonrisa a su nuevo aliado recién llegado —, les presento a Blade, el cazador de vampiros.
—¿No eras una leyenda urbana?— pregunto extrañada White Tiger
—Batman lo era, jovencita— declaró con amabilidad Blade, mientras veía con recelo a Morbius y Kai, poco antes de desviar la mirada hacia Ron-El, logrando dejarle salir una risotada —¿Quién eres tú? ¿"Golden Bucket"?— aquello hizo reír a casi todos, menos Clark y Ron-El
—Yo soy...
—Él es Ron-El, se llama Nova— confesó Clark, interrumpiendo y "bautizando" a su nuevo hermano
—Un momento ¿Eres el hijo de J.J Jameson? ¿El astronauta?— pregunto Spider-man, extrañado de verlo ahí —¿También es un agente de S.T.A.K.E?
—Una disculpa, caballeros, el Sargento Astronauta John Jameson— presentó Clay, con respeto al astronauta
—Spider-man, de antemano una disculpa de parte mía por los tratos de mi padre a tu persona en los periódicos— trataba de decir un apenado John Jameson, mientras miraba a todos los héroes y los saludaba con respeto
—Con el también hubo una situación en su zona de trabajo— explicó Quartermain, mientras daba tres golpes al la pantalla que tenía por mesa —, ahora solo falta nuestra pequeña brujita.
—¿Ahora vamos de vampiros y astronautas a bruja...?— pero White Tiger se vio callada rápidamente por una mujer que apareció de un momento a otro detrás de todos
—Shh...— decía la mujer rubia que había aparecido entre aquella azulada llama; aquella joven, portaba un traje de amarillo y oscuro azul, con una "X" en la solapa y también tenía un brazo cubierto con una armadura —. Si hablas del diablo, se te puede aparecer.
—Caballeros— decía Clay, mientras se acercaba a la joven mutante—. Ella es Ilyana Rasputina, en los X-men le dicen Magik.
—Creo que ya estando todos, podemos empezar— decía Clay, poco antes de ver una ráfaga de viento que, sin siquiera terminar, una nueva ráfaga de viento se dio y de un momento a otro, Superboy, con un traje de color negro y brillantes tonos rojos, había llegado a la habitación
—Bueno...
—...no podríamos dejar a Superboy fuera, ¿O si?— confesó finalmente Clark, ya con su nuevo traje de Superboy
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