Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

♤21♤RETO

Año 5
10Ka, 50Ma.
Bajo Mundo.

Forian odiaba el agua, lo tenía muy en claro. Pero no lo pensó dos veces antes de lanzarse al lago y nadar como no lo había visto antes.

Por supuesto que yo no me quedaría atrás.

También me lancé al agua y canalicé el susto y la frustración en el poder acuoso que tan bien se me daba. Me alcé sobre las aguas en una ola permanente, manteniéndome detrás de Forian para que la corriente le diera fuerzas y no se agotara. Pronto hubimos recortado la distancia y el alboroto de nuestra llegada consiguió que las Syrizas infestadas aplazaran el devorarse a Bastian por abalanzarse a nosotros. Forian se bajó algunas usando las garras y yo me concentré en sacar del peligro al descendiente en otra ola y mandarlo a la orilla.

Luego pude desatarme. Y vaya si me gustaba, oh sí.

Comencé a formar un temblor, diría que modesto, que pasmó a las pertenecientes del clan Lirne. Sus ojos que reflejaban inexistencia, la piel escamosa con cicatrices y sus uñas negras y puntiagudas quedaron hundidas en lo profundo pues me encargué que el agua las batiera con rapidez llevándolas a las más heladas profundidades.

Impulsé también al destroyador fuera del mar y yo me uní después. Me encantaba usar el poder sobre el H2O.

—Eso ha... ha sido... —dijo entre cortando las palabras el francés.

—¿Estás bien? —Me arrodillé a su lado nerviosa y con pánico.

Forian no perdió tiempo en excudriñarlo.

—Pues sí, gracias a ustedes —respondió Bastian todavía respirando agitado por la conmoción.

—No tiene arañazos o mordidas, ha corrido con buena fortuna —notó Forian inspeccionando también sus piernas mojadas.

—¿Entonces no se ha infestado del virus? —insistí sin creérmelo.

Habían sucedido tantas cosas malas que me costaba aceptar que hubiéramos burlado los alcances nefastos del virus.

—Está limpio —afirmó el Alfa y pude sentarme tranquila, dejando escapar el aire que tenía contenido.

—Estuvo cerca —aportó Bastian revisándose zonas de su cuerpo para comprobar—. Por las centellas de París, por unos segundos creí que jamás volvería a mi casa.

—Tranquilo amigo. —Lo tomé de las manos—. Verás que pronto estarás allá.

—No me perdonaría si fallaba en mi misión, si no encontraba a Adrián.

—Tranquilo, lo verás, lo veremos...

Apreté los labios sabiendo que ese momento llegaría, que podría volver a ver a Adrián. Luego abracé a Bastian con firmeza, el pobre aún temblaba.

—¿Sabes Khris? Es asombroso como cuando estás a punto de perder la vida añoras con fuerza las cosas que realmente te importan —expresó, devolviéndome el abrazo—. Aunque no lo creas a pesar de tener un grupo de Syrizas intentando ahogarme, Adrián, Alissa, mi madre, mis hermanas... Sus angelicales rostros estaban plasmados en mi mente y seguirían allí para ser lo último que viera.

—Bastian. —Me separé un poco para mirarlo a la cara—. Volverás a la Tierra como todo un héroe.

—No sé si como un héroe, pero sí como un descendiente que escapó de las garras de las terroríficas Syrizas. —Se arrascó el cuello—. Cuando se asomaron no imaginé que estuvieran infestadas. Pensé que sus características horrendas se debían a pertenecer a Bajo Mundo.

—No lo entiendo. —Forian se quedó mirando las aguas ahora tranquilas, reflexionando—. ¿Cómo pudieron contagiarse esas Sirysas? El virus siempre se ha mantenido en la ciudad de las Sombras olvidadas.

Hubo un silencio que reinó por unos minutos. Si él, que había vivido dos mil quinientos años en Irlendia no tenía respuestas, ¿cómo podía tenerlas yo?

Me gustaría decir que en ese momento en vista a todas las desgracias nos tomamos un tiempo de descanso, me gustaría decir que tuvimos un alto de ataques. Pero estaría totalmente equivocada, porque apenas estábamos acompasando las respiraciones en un ritmo normal cuando levantamos la vista y nos dimos cuenta que las perversas criaturas que antes habían asomado sus cabezas duplicaban el número de hace un rato. Por tierra estábamos bloqueados en todas las direcciones.

Los alces se limitaban a beber agua, los murciélagos a hacer estancia. Pero las liebres, esas con cuerpo medio humano y ojos voraces estaban planeando algo mortal, no tenía duda.

—Forian. —Tragué saliva, incorporándome.

—No hagan ningún movimiento brusco —pidió el destroyador, caminando despacio hacia el frente.

No obstante no nos dió tiempo más de soltar exclamaciones de asombro cuando nos sorprendieron con cuerdas y nos apresaron estrechando las mismas. Tenían nudos trabajados que nos dejaron inmóviles. Forian forcejeó pero en vista de ser el que contaba con más fuerza, le arrojaron el doble.

Un puñado de Caníriles de más estatura que el resto de su manada aparecieron sosteniendo las cuerdas. Caminaban erecto en dos patas pero tenían el pecho descubierto y cinturones de cuero de donde colgaban huesos. Tiraron de nosotros para indicarnos que camináramos y habiéndonos quedado indefensos no nos quedó más remedio que hacerlo.

Suspiré y miré al cielo. Indignada, frustrada.

Era como el cuento de nunca acabar.

¿Qué cosas terribles pensarían hacernos? ¿Cómo lograríamos escapar de esta nueva trampa?

Bajo Mundo parecía un sitio donde las pesadillas eran interminables y estaba completamente segura que todavía no había visto lo peor.

El recorrido se sintió más asfixiante que lo que habíamos pisado hasta el momento. Atravesamos un pantano que burbujeaba el más repulsivo hedor hasta llegar a un ensombrecido bosque. Yo tenía los músculos entumidos y esa pésima sensación en el pecho. Bastian intercambió una rápida mirada conmigo compartiendo mis temores.

—¿A dónde nos llevan? —susurré en inglés para que los captores no me entendieran.

—No tengo idea, nunca leí de estas criaturas en la Academia. Al parecer nuestros conocimientos del clan Zook también estaban bastante reducidos. ¿Forian? —apeló por los conocimientos del cazador.

No había que conocer mucho a Forian para interpretar que estaba cociendo algo en su mente veloz. Había entrado en un trance donde sus ojos se oscurecían, las garras estaban salidas de los nudillos y a pesar del sinnúmero de cuerdas que lo mantenían controlado, los instintos destroyadores relucían al máximo en su cuerpo y expresión, recordando la peligrosidad de su especie.

—Nos llevan con su líder para que dé su aprobación al sacrificio —contestó con una voz tan seca que me heló el alma.

—¿S-sacrificio? —Bastian abrió grande los ojos.

Sentí absoluta compasión por el francés. Acababa de escapar de la muerte y no habiendo pasado cinco minutos se encontraría nuevamente con ella. Pero, ¿qué consuelo podía darle yo que llevaba en el último tiempo vez tras vez escapando por poco de situación mortales?

No vi necesario articular palabra. Los del clan Zook siguieron tirando de nosotros en medio del bosque que resultó ser bastante siniestro. Los árboles torcidos y la vegetación suntuosa creaban sombras que parecían tener vida propia; danzando en los rincones intrincados como en un ritual perverso.

Luego empezaron asomar más cabezas de conejos. Trataba de no mirar sus ojos hundidos y sus ropas cocidas de piel. Después distinguí casas construidas a base de troncos con chimeneas funcionales de las que salía humo, y cuando nos detuvimos entendí que habíamos llegado finalmente a la aldea de los Caníriles.

Nos amarraron a los tres por la cintura a un árbol grueso quitándonos a Bastian y a mí las cuerdas que lastimaban nuestras manos. No obstante a Forian lo dejaron bien inmóvil por todos lados. Entonces empezó la verdadera pesadilla.

Recordarlo incluso ahora me es tormentoso.

El toque de tambores comenzó con redoble lentos que fueron tomando rapidez. Los cuernos se alzaron consistente, creando un sonido amenazante. El bosque se había sumido en una tarde roja que halaba los vientos de todas las direcciones y el vapor se extendió a cada zona, incluso las que estaban bajo árboles.

A pocos metros de nosotros se encendió una fogata y los caniriles bailaron alrededor de ella, cantando y avivando el fuego mientras el toque de tambores se acentuaba. Sentí un escalofrío cuando tres de ellos aparecieron con una cacerola inmensa donde cabían al menos cinco humanos: iban a comernos.

Apelé por el fuego. No me sería tan difícil si me concentraba en la fogata...

Fogata que ardía para consumir lo que le entregaran.

Fogata que nos devoraría.

Íbamos a morir...

—¡Maldición! —grité cerrando los ojos.

No podía concentrarme. No podía gestionar un desenvolvimiento adecuado...

—¿Khris? —Escuché a Bastian alarmado. — Vamos... vamos a salir de esta... —trepidó.

Las gotas de sudor le corrían por la frente demostrando que él mismo no se creía lo que articulaba con la boca.

Entonces el ruido cesó, también el movimiento alrededor de la fogata. Todos se quedaron en silencio y doblaron las rodillas. Un toque, dos toques pesados; los tambores anunciaron la entrada gloriosa de su líder. Alcé la cabeza para encontrarme la liebre más grande de la tribu y me sobrecogí por su espantosa apariencia.

Caminaba erecta en dos patas, pero su pecho se inflaba con cada paso, como demostrando orgullo propio y respeto para los demás. Su cuerpo musculoso estaba lleno de cicatrices y tiras de cuero cruzaban su espalda formando alrededor de la cintura un porta objetos. Allí llevaba toda clase de cosas, servibles o no. En la mano sujetaba con fuerza un mazo con la punta llena de púas y la expresión rabiosa que mantenía en la cara desfiguraba sus rasgos. Los dientes le sobresalían y las orejas estaban con agujeros y mordidas, pero aún así aquel caníril derrochaba brutalidad.

Me tensé entera cuando se acercó a nosotros. Un toque, dos toques... los tambores se escuchaban en intervalos uniformes. Las demás liebres bajaron la cabeza cuando él pasó por su lado y Bastian y yo nos vimos en la obligación de hacer lo mismo antes de tenerlo a centímetros. Pero cuando quedó a esa distancia de mí comprobé que si su figura atroz no me hubiese reverenciado respeto de seguro su aliento putrefacto lo hubiera hecho. Era insoportable sentir su respiración, tanto que de un momento a otro pensé que me desmayaría. Pero gracias a que su cerebro animal le indicó que pasara a inspeccionar a Bastian pude resistirme.

Cuando llegó el turno de Forian sin embargo, se escuchó un murmullo por todo el bosque. Confusión y sorpresa predominaron entre los peludos carnívoros: Forian no había bajado la cabeza, es más, lo desafiaba con la mirada. Fue cuestión de segundos que el líder rugiera exasperado pero el destroyador hizo de igual manera.

Lo estaba retando.

Entonces el Caníril torció el hocico en lo que interpreté como una sonrisa. Levantó el mazo que llevaba en su mano y por un instante se me paralizó el corazón, pero volví a tragar aire cuando vi que se trataba de una señal para su tribu. Ellos estallaron en jadeos salvajes y el toque de tambores recuperó su ritmo rápido, temerario.

Tanto Bastian como yo vimos boquiabiertos cómo desataban a Forian que por alguna razón lucía menos alto y musculoso.

—Forian qué haces. —Mi tono dejaba al descubierto lo asustada que estaba, pero él no respondió.

En verdad, ya no supe si fue susto, asombro o incredulidad lo que me sobrevino, porque no podía coordinar ninguna acción lógica. No me creía que Forian había acabado de retar a ese monstruo y el mismo hubiese aceptado gustoso. Sentí mi garganta seca, carente de saliva para volver a replicar.

La lucha de ambos retardaría nuestra muerte pero, ¿qué sucedería después? Dudé que la bestia alojara clemencia para dejarnos marchar. Luego pensé algo más terrible: ¿y si Forian no salía victorioso?

Quise deshacer dichos pensamientos, pero estaba tan aturdida como preocupada.

—Sabe lo que hace —dijo Bastian cuando el destroyador recortó la distancia y empezó a caminar en semicírculos frente al Caníril—. Después de todo es un cazador experto.

—En eso confío —expresé con un hilo de voz convenciéndome de mis propias palabras.

Solo me quedaba convencerme de las destrezas del Alfa.

Se quedaron así un rato, caminando en semicírculos y observándose, analizándose. Aposté que aquello significaba un acuerdo silencioso para dejarnos ilesos, un escape. Pero seguí sintiendo muchísimo miedo por Forian. ¿Y si le aplastaban el cráneo y usaban el mismo como trofeo?

El resto de los animales siguieron animando en su propia jerga, la música presagiaba muerte, y a mi visión la tarde se tiñó de un rojo más oscuro: la escena se pondría fea.

De un pestañazo a otro ocurrió el enfrentamiento, atacándose ambas partes con ferocidad.

Desearía afirmar que el combate transcurrió parejo, pero lo cierto es que contemplar a mi guardián en un plano de defenza mientras el Caníril mordía y agredía de manera intensa, me produjo un estado de tensión permanente. El combate ocurría a solo unos metros, pero ninguna de las liebres se metía. Todos estábamos expectantes, esperando un vencedor. Debo confesar que en varios momentos afinqué mi mano al brazo de Bastian y otra vez pensé que perdería la conciencia al ver la sangre en el cuerpo de Forian saliendo de las heridas que el monstruo le iba dejando.

No estaba usando sus poderes legendarios; era él cuerpo a cuerpo con el monstruo.

El contrincante del destroyador era fuertísimo. Le superaba en tamaño, complexión y maestría. Se notaba a leguas que llevaba centenas luchando contra enemigos, doblegando a los que se atrevían a retarlo. Forian en cambio llevaba dieciocho años oxidado (par de confrontamientos con descendientes en la Tierra no se comparaban con la situación en la que se encontraba en ese momento). Sin embargo era rápido y ágil, cosas que se le dificultaban a su contrincante por ser grande y pesado.

El altercado se fue volviendo cada vez más brutal y sangriento. Me descubrí a mí misma temblando, esperando la victoria que no llegaba. Así que cerré los ojos mordiéndome los labios hasta el punto de sentir dolor, esperando que terminara; y confiando, confiando en mi guardián...

El oxígeno de Bajo Mundo, aunque respirable, contenía ese toxicidad que reducía las fuerzas y aplastaba la determinación. Si yo me sentía agotada, hambrienta y abatida, Forian de seguro estaba peor. Los sonidos salvajes provenientes del combate, gemidos dolorosos, aullidos, garras contra piel, eran demasiado tormentosos...

El francés tuvo que percibir las precipitaciones de energía dentro de mi cuerpo, pues me tomó de la mano sin intención de soltarme hasta que pasara todo.

Y pasó...

La quietud que abarcó de repente me hizo abrir los ojos con un poco de temor. Mi palma izquierda ardía pues de forma inconsciente me había estado clavando las uñas en un gesto nervioso.

Levanté la cabeza.

Mi corazón se sacudió violentamente.

Una claridad extraña rompió el cielo rojo, consiguiendo que las nubes turbias se agrietaran y los rayos solares tocaran cada manglar retorcido, cada rincón que una vez perteneció a las tinieblas. Y bañó el perfil del vencedor que estaba con un pie arrodillado y la cabeza baja; respirando con dificultad, con los músculos tensos asimilando que ya no tenía que seguir defendiendo su vida.

Alzó la cabeza y mis miembros dejaron de contraerse ansiosos. Los ojos verdes más inigualables de toda la galaxia gritaban tantas cosas...

Forian, el Alfa de los destroyadores nacido en Drianmhar se puso de pie. Pero lo verdaderamente espectacular fue ver cómo los demás Caníriles se postraron ante el acto, rindiéndole homenaje, reconociéndolo como su superior.

—Ha ganado —anunció Bastian garantizando que no fuera un sueño. Incluso creo que se pellizcó en ese instante.

—Claro que ha ganado, es mi guardián. Es el guardián de la emperatriz de Irlendia —pronuncié segura, satisfecha, con miles de lágrimas de felicidad empapándome las mejillas.

Forian devolvió la honra que le estaban dedicando con un asentir de cabeza y se puso de pie. Su pecho mezclado con sangre, sudor y suciedad subía y bajaba con violencia, dando a entender que la adrenalina no lo abandonaba. Tenía el cabello revuelto y una expresión agresiva, pero a mis ojos pareció la cosa más perfecta de los mundos.

Había ganado y nos había salvado la vida.

Se acercó a desamarrarnos y las liebres no se lo impidieron; se mantuvieron perplejas y sumisas.

—Deja de temblar —mencionó cuando rompía con sus garras ensangrentadas las cuerdas que apretaban mi cintura.

—Tuve mucho miedo —sollocé al sentirlo tan cerca de mí.

—¿Miedo? —Las comisuras de sus labios se curvaron un poco y los ojos adquirieron ese brillo antinatural—. No has aprendido todavía que mi voluntad es indestructible —declaró y me estremecí sin remedio—. Te hice una promesa Khristenyara —susurró y las pupilas aumentaron.

—Y los destroyadores son los seres más leales de ambos universos —recordé con el cause incesante de lágrimas.

Forian asintió. Su rostro volvía a ser neutral pero un semblante glorioso iluminaba sus afiladas y perfectas facciones. Supe en ese instante que no importaba que estuviera en Drianmhar o en la Tierra porque él no necesitaba estar cerca de mí para cumplir lo que se propusiera respecto a la causa de Irlendia.

Él era imparable.

Sus ojos fueron despejando esa oscuridad que los enturbiaba, y la reiteración de la promesa que vino a continuación confirmó mi convencimiento que en toda la historia no había existido un Alfa así:

—Pretendo cumplir que te sientes en el trono supremo, aunque sea con mi último aliento.



Notas

¡¡¡FORIAN YO TE AMOOOOOO!!!
😭

Me había resistido durante muchísimos meses a escribir algo como eso, porque en esta saga no tengo favoritos. Amo a todos mis personajes casi por igual, porque conecto con todos de alguna manera.

Pero Forian esssssssss ¿cómo decirles? Es como un niño en varios aspectos porque no tiene ni idea de muchísimas cosas humanas pero a la vez es tan hombre por su madurez y responsabilidad...

Al mismo tiempo, a pesar de su fuerza y firmeza quieres cuidarlo, protegerlo para que no le suceda nunca más nada malo.

Aprovecho para decirles (que no lo había hecho en ningún apartado del libro), que en el mes de abril el youtuber mexicano conocido como Yisus me realizó una entrevista en el canal 'El lector de Piedra'. Ahí hablo sobre Forian de una manera bien personal, cómo fue que vino a mi mente y adelantándoles algo: me llegó por un sueño.

Porque él es un sueño hecho realidad (la realidad ficticia del jupitverso jjj)

Aquí se las dejo con enlace a mi canal por si desean verla:
(Porque como se habrán dado cuenta tengo un canal de YouTube y tal vez algún día suba contenido mío hablando y dando mis opiniones, quién sabe :)

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro